7/28/2025

La Ruta a Las Tsagunas 38 Meteorología.

Vistas desde el tseirón de Furmigueiros. 23 septiembre 2.000.

Vayamos ahora con vistas con mayor profundidad en las que aparecen otras partes de nuestro Monte.

Queda mal que lo diga yo pero muchas de las fotos que saqué en el año 2.000, con una vulgar cámara, parecen auténticas postales. Yo les tengo mucho cariño porque al verlas me asaltan recuerdos y sensaciones que ya creía perdidas, pero que guardo muy dentro del corazón. 

Cantaba el gran cantautor argentino León Gieco, con belleza poética y un lirismo cuajado de sensibilidad: "¿dónde quedó esta canción?, quizás adentro del corazón".

La canción a la que se refiere el León hace referencia a su juventud, cuando con 18 años llegó a Buenos Aires y participó en la revolución contracultural que se dio en buena parte del mundo a finales de los sesenta (Mayo francés, contracultura USA, Primavera de Praga...). Una época en la que "parecíamos hechos del mismo barro", "parecíamos esperanzas caminando" y que a pesar de que fracasó en su intento de cambiar las cosas, la nueva sensibilidad a la que se aspiraba quedó guardada en algunos corazones.

Estas fotos tienen bastante calidad, fueron hechas con delicadeza y ternura en un marco excepcional. Y son además un documento histórico para conocer el estado de buena parte de la Reserva al inicio del nuevo milenio.

La primera foto, la de la portada, está hecha desde el tseirón de Furmigueiros. Donde este estaba y sigue estando, de momento, desnudo, permitiendo amplias y despejadas vistas desde la senda.

En primer plano vemos como se va cerrando el embudo que forma el valle del Ríu Las Fayonas. Los cerros del Teso de Sestu Rapáu y de El Cotarrón de La Candanosa se acercan el uno al otro, dejando entre ellos un estrecho pasillo por el que el Ríu Las Fayonas evacúa el agua de sus vatsinas, aunque desde aquí el curso no se ve.

La foto está hecha a finales de septiembre y aquel año el verano había venido muy seco, lo que explica que la paleta de colores sea más variada que en pleno verano. Pero que algunos robles tengan la hoja ocre o marrón, que anuncia que están secándose o ya lo están del todo y que otros la tengan todavía verde y lozana precisa de una explicación algo más detallada. Pero primero permitidme que os hable un poco de meteorología.

Es de suponer que pocos-as de vosotros-as sepáis que en Las Tablizas había una estación de meteorología. 

Casa del guarda de Las Tablizas. A unos dos o tres metros de desnivel sobre la vega aluvial. Allí también estaba la estación. 29 julio 2.018.

Quizás os sorprendáis pensando en lo que eso suponía: un lugar lleno de cachivaches encargados de medir los diferentes meteoros atmosféricos. Pero nada más lejos de la realidad porque los artilugios que se usaban eran bastante sencillos.

Lo cierto es que yo no les presté mucha atención durante las diferentes etapas en que estuve de Monitor y de Guía de la Reserva.

Los vi alguna vez pero sin más o por lo menos no me acuerdo de ellos. Bastante tenía con lo que mi contacto directo con la naturaleza me deparaba los días que me dedicaba a andar.

Fue más tarde, estando de cartero rural en Villablino, cuando pude conocer otra estación meteorológica.

Los Bayos era uno de los pueblos de los que fui cartero durante los más de dos años que estuve por Tsaciana. Pertenece al municipio de Murias de Paredes pero está enclavado a 1.330 m. de altitud en un valle que vierte al Río Sil. Entre él y Murias está el Puerto de La Magdalena y tirando para Villablino se baja primero a Villar de Santiago y después a Rioscuro. 

Villar de Santiago, primer pueblo subiendo al Puerto de La Magdalena. 23 julio 2.023.

Los carteros rurales llevábamos el correo de cada pueblo al destinatario del envío. Si se necesitaba su firma y su DNI había que entregarlo en mano y si no se necesitaba se le metía en el buzón que cada casa tenía que tener  o en mano si no lo tenía o metiéndolo por debajo de la puerta si no había nadie en casa.

También recogíamos el correo que nacía en cada pueblo, con destino a otros lugares. Te lo podían dar en mano o metiéndolo en un buzón que había en cada pueblo destinado a ese fin. Había que abrir, periódicamente, dicho buzón y extraer lo que contuviera para llevarlo a la oficina de Villablino y encaminarlo a su destino.

Un día al extraer el contenido del buzón de Los Bayos me llamó la atención una peculiar Tarjeta Postal. Ya sabéis que los carteros tenemos prohibido comentar con alguien ajeno al Servicio cualquier dato sobre el correo que llevamos o que recogemos. Ni quien lo escribe, ni a quien va dirigido, ni siquiera el tipo de envío: una carta, un certificado, un paquete postal... O sea nada. Obviamente tenemos que leer a quien va dirigido, para poder entregarlo.

Si el contenido va en un sobre cerrado nada se puede saber de él. Si se sospecha que este puede ser sospechoso o estar prohibido, tampoco lo podemos abrir nosotros. Hay que levantar un acta y entregarlo a la autoridad competente para que proceda a su apertura.

Pero las tarjetas postales llevan lo escrito al descubierto y se puede leer su contenido. Nunca me interesó leer lo escrito, allá cada cual con sus ideas o sus sentimientos. Pero aquella tarjeta era diferente a simple vista ya que solo reflejaba datos meteorológicos. 

Yo ya estoy jubilado y espero no cometer ningún delito al comentároslos.

Las tarjetas, que fueron apareciendo (una cada mes), eran siempre iguales, lo que variaba era el contenido de unos espacios en blanco donde se anotaba a mano, las precipitaciones y el tipo de meteoro que las originaba (lluvia, nieve, tormentas, niebla...). Todo ello durante un mes, día por día y algunos otros datos como el número de días de lluvia, de nieve..., la precipitación máxima en un día, señalando el día, etc.

Me llevé la tarjeta para casa para copiar sus datos.

Yo no sabía el tiempo que iba a estar de cartero haciendo el recorrido que hacía. Después de Los Bayos tenía que seguir subiendo y luego bajando a Vivero, pasar el Puerto de La Magdalena y bajar a Murias de Paredes. Ir a Montrondo, Senra, Villanueva de Omaña, Omañón. Subir a Valbueno y Villadepán y luego recorrer todo el Valle Chico (Sabugo, Rodicol, Villabandín y Lazado).  

Murias de Paredes. 27 diciembre 2.019.

Me interesaba saber cuando nevaba y la intensidad con que lo hacía y los datos de Los Bayos podían servir para saber a que atenerme el próximo invierno.

Al día siguiente llevé la tarjeta a la oficina para que llegara a su destino. Llevarse el correo, puntualmente, a la casa de uno no era ningún delito. También lo hacía cuando llegaban las cartas de la luz.

Estas venían a todos los vecinos que la tenían instalada, pero como muchos de ellos no estaban se las recogía un vecino. Tuve que hacer, en cada pueblo, un listado para saber que vecino recogía estas y otras cartas de los vecinos ausentes. Y ordenar ese mamotreto de cartas llevaba su tiempo.

Pronto supe que vecino de Los Bayos enviaba esos datos y un día que me topé con él, tras intercambiar unas palabras le pregunté que de donde obtenía los datos de la tarjeta que todos los meses enviaba. "Tengo una estación meteorológica en el jardín de mi casa, ¿quieres verla?". Así era la gente de los pueblos, directa, llana y muy hospitalaria.

La estación pluviométrica, que es así como se denomina, es un artilugio bastante sencillo: un pluviómetro, siendo el pluviómetro de Hellman el utilizado.

Es un tubo cilíndrico, terminado en su parte superior en una boca circular de 200 cm cuadrados de superficie. El agua recogida pasa a un embudo que la lleva a un colector, aislado del cilindro exterior por una capa de aire que evita la evaporación del agua recogida.

El pluviómetro se fija en un poste, quedando su boca mirando hacía el cielo y a 1´5 metros del suelo, que debe colocarse en un lugar despejado, libre de obstáculos que interfieran en la recogida de la precipitación. Si hay casas o árboles estos tienen que estar a una distancia mayor que la altura que posean.

El colector se puede extraer para medir su contenido, vertiéndolo en un recipiente especial: una probeta, que ha sido graduada teniendo en cuenta la relación entre la superficie de la boca del pluviómetro y la de la probeta, de manera que la lectura obtenida facilite directamente la medida de la precipitación en litros por metro cuadrado (o en mm-milímetros).

Más latoso es averiguar los milímetros o litros de agua caída por metro cuadrado cuando el agua está en estado solido. Algunos métodos como medir su espesor (10 mm de nieve son 1 mm de agua) pueden ser indicativos pero no fiables al cien por cien.

El más fiable es verter una cantidad de agua caliente, cuidadosamente medida, sobre la boca para diluir la nieve recogida y luego desechar del colector la misma cantidad de agua que se vertió en caliente, midiendo únicamente el agua restante. 

Rebrotes de la mayor tsamera (ulmus glabra) que he visto en toda mi vida. Entre Senra y Villanueva de Omaña. 27 diciembre 2.019.

Otras estaciones meteorológicas, las termométricas, miden y anotan las temperaturas, usando  termómetros. Siendo el de Six-Bellani el utilizado. 

Este termómetro tiene forma de U y cada brazo mide , uno la temperatura máxima y el otro la mínima. Sobre unas escalas visibles a simple vista. Las expansiones del mercurio que contiene el termómetro arrastran dos cilindro de hierro que quedan fijados sobre la escala. uno en la máxima temperatura alcanzada y otro en la mínima. Con lo que solo queda anotar los grados señalados por los dos cilindros. Así como la temperatura que en ese momento hay.

El termómetro no puede colocarse dentro de una casa, de una cuadra o de cualquier otra estancia, porque entonces lo que mediría sería las temperaturas de tales lugares. Tiene que estar fuera para medir la temperatura que ahí existe. 

Pero tampoco se puede dejar a la intemperie. Hay que construirle un habitáculo especial que no altere las temperaturas que se van sucediendo al aire libre. Tiene que estar a la sombra y dentro de una especie de cajón de madera, preparado para no interrumpir la circulación del aire entre su interior y el exterior.

A 1´20 m. del suelo, apoyado en dos o cuatro postes. Con paredes dobles de listones inclinados hacia abajo, con un tejado a una sola vertiente y una chimenea en su centro que facilite aún más la aireación del interior.

Una puerta, también con dobles listones, permite abrirlo para ver y anotar las mediciones.

El mercurio es altamente contaminante y su uso fue prohibido en la UE (Unión Europea) a partir del 2.007. Desde entonces este tipo de termómetro (y el resto de ellos) utiliza otro tipo de líquido que actúa de la misma forma que el mercurio.

Las mediciones en estas estaciones son diarias y abarcan las 24 horas que van desde las 8 de la mañana del día inicial, hasta las 8 de la mañana del día siguiente.

Tras las mediciones y su anotación, se vacía el colector y con el toque de un imán se desactivan los cilindros.

Como veis, cualquiera con dos dedos de frente puede anotar estos datos de forma diaria. Lo que hay que destacar es que las personas que lo hacían y que lo siguen haciendo son colaboradores y lo hacen de forma desinteresada. La estación no es suya, actualmente pertenecen al AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) y antes al Instituto Nacional de Meteorología. Remitiendo los datos a la Delegación Territorial correspondiente.

Estas estaciones, atendidas por colaboradores, forman parte de la Red Climatológica Secundaria. Hasta hace poco había 1.276 estaciones termométricas y 2.758 pluviométricas, repartidas por el Estado español, pero su número se va reduciendo ya que al estar ligadas al medio rural se ven afectadas por los males que afectan a este (envejecimiento y éxodo de su población).

Una lastima porque algunas de ellas llevaban bastante más de un siglo aportando los datos, dándole mayor fiabilidad a los estudios climáticos que se hacían con ellos. Ya sabéis que para delimitar un tipo de clima y ver como evoluciona se necesitan estos y otros datos durante bastantes años.

Sí, solo se trata de ciencia. La meteorología, la climatología...son ramas científicas. La ciencia, algo que los zoquetes negacionistas son incapaces de entender, dado lo menguado de su conocimiento.

Es curioso que la negación de la ciencia se extienda tanto entre la gente, porque cuando alguien necesita una operación quirúrgica ¿a quién acude?, ¿a un vulgar carnicero o a un cirujano médico con conocimientos científicos?. ¡Pues eso!.

Dejad que los que saben desempeñen su labor y huid de los cantos de sirena.

La dana de Valencia nos mostró lo que ocurre cuando los negacionistas ocupan los puestos que gestionan nuestra propia seguridad. No haciendo caso de las advertencias de la AEMET y desmantelando esos servicios de seguridad. ¡Así les luce el pelo a los valencianos!. 

Vivero. 1 julio 2.024.

Las estaciones que mencionaremos tienen muchos menos años de observación: 10 años Las Tablizas, 13 años Mual y 8 años Coto Cortés. Pocos años pero que nos indican por donde van los tiros. Todas eran termopluviométricas, pero en lo que ahora nos interesa solo nos fijaremos en los datos de sus precipitaciones.

Munietsus, como el resto del Norte Penínsular, está dentro de la Región Biogeográfica Eurosiberiana, que se caracteriza por no tener un déficit hídrico acusado, aunque las precipitaciones descienden durante el verano.

La cuantía de las precipitaciones anuales totales en litros por metro cuadrado, define los cuatro ombroclimas de esta Región:

Subhúmedo- Entre 500 y 900.

Húmedo- Entre 900 y 1.400.

Hiperhúmedo- Entre 1.400 y 2.100.

Ultrahiperhúmedo- Por encima de los 2.400.

En Asturias, nuestra tierra, el ombroclima Subhúmedo no existe pues las precipitaciones nunca descienden de los 900.

Pues bien, la media anual de precipitaciones recogida en la estación de Las Tablizas es de 1.856 litros de agua por metro cuadrado. Lo que la situaría en el ombroclima Hiperhúmedo. 

Pero estas precipitaciones no se distribuyen uniformemente a lo largo del año, ya que sufren un descenso estival importante. El mes con mayores precipitaciones es noviembre, que llega a los 300 litros por metro cuadrado. Seguido de febrero y abril, que casi llegan a esa cantidad.

Por contra el mes con menores precipitaciones es agosto, que solo recoge 40 litros por metro cuadrado. Seguido de septiembre (sobre 55), Julio (sobre 60) y junio (sobre 80). Luego mayo y octubre ya llegan a los 100 litros por metro cuadrado y el resto de los meses muy por encima de esa cantidad.

Supongo que todos entendéis lo que significa "la media anual de precipitaciones". Por si alguien no lo tiene claro os lo voy a explicar. No todos los años cae la misma cantidad de precipitaciones. Hay años más lluviosos que otros. y lo mismo ocurre con el nublo, que no deja de ser una precipitación más ya que también precipita, depositándose tanto sobre el suelo como sobre la boca del pluviómetro.

Obtener la media de las precipitaciones de los 10 años de observaciones habidas es muy sencillo. Hay que sumar las 10 cantidades obtenidas cada año y el resultado hay que dividirlo entre 10. El cociente de esa operación es la media.

Esa cantidad de la media anual de litros por metro cuadrado, 1.856, es bastante elevada. Pensad , por ejemplo, que la separación entre la España húmeda (o verde) y la España seca se sitúa en torno a los 700 litros por metro cuadrado al año. Por debajo de esa cantidad estamos en la seca y por encima de esta en la húmeda.

Hay quienes aplican esa media anual al conjunto del Monte, sin tener en cuenta que hay otro factor que también interviene: el relieve.

Que la altitud modifica la cantidad de las precipitaciones queda de manifiesto haciendo una comparación entre las tres estaciones meteorológicas.

En el mismo valle de este afluente del Narcea está Mual, el pueblo donde nací yo. En una preciosa vega aluvial. Allí hubo una estación meteorológica que durante 13 años arrojó una media anual de 1.480 litros por metro cuadrado. Estando situado a 610 m. de altitud. 

Vista de Mual cuya estación meteorológica estaba a 610 metros de altitud. 31 julio 2.018.

En solo 60 metros de desnivel y a menos de 4 km de distancia en recto, en Las Tablizas (670 m. de altitud) se recogieron 376 litros más que en Mual.

La estación de Coto Cortés, en el vecino concejo de Degaña, situada a 1.325 m. de altitud, obtuvo durante 8 años de observación una media de 2.243 litros por metro cuadrado.

7/14/2025

La Ruta a Las Tsagunas 37 vistas

 

Solano del Ríu Las Fayonas. Foto original. 23 septiembre 2.000.

Antes de despedirnos del gran valle del Ríu Las Fayonas os voy a mostrar y comentar algunas de las grandes vistas de las que podemos disfrutar cuando lo recorremos.

La mayoría de ellas están hechas desde el tramo final del valle, ya que desde allí se veía una gran parte del Monte y además se hacían desde lugares que estaban, y lo seguirán estando durante bastante tiempo, despejados, libres de obstáculos que nos lo impidan.

Cuando existía la Ruta circular por todo el Monte, era una auténtica delicia poder realizarla. Pero para poder hacerla en solo un día había que tener un gran estado físico. Los 30 km. que había que andar podían dejar exhausto a cualquiera.

Yo, en mi lejana juventud, he realizado 30 y más km en un solo día, ya que podía estar andando e incluso corriendo algunos tramos, desde poco antes del amanecer hasta la noche cerrada. Solo necesitaba un buen bocata y algún sitio donde poder saciar la sed. El resto del tiempo lo empleaba en andar, parando de vez en cuando para ver y para sentir. 

Pero no recuerdo haber hecho todo el trayecto de la Ruta circular de una tacada, o sea en un solo día. Yo no salía al Monte para batir ningún récord, ni siquiera para andar mucho. Andar era solo un medio para acceder a una realidad diferente a la que nos rodea a diario.

Un mundo alejado del mundanal ruido, que dirían algunos. Un remanso de paz, "el sitio de mi recreo" que cantaba Antonio Vega, lleno de belleza y de vida, donde no había ni reyes ni vasallos, ni tuyo ni mío, ni violencia gratuita. Todo en orden sin necesidad de imposición alguna.

Andaba y andaba, pero cuando encontraba un lugar que, por lo que fuera, me atraía y donde me encontraba como en la gloria, no me importaba pararme y pasar el tiempo que fuera necesario allí, sin necesidad de andar más.

Pero también me gustaba hacer grandes rutas, para conocer y extasiarme con lo que veía y con lo que sentía. El bosque además de ser algo dinámico que cambia y evoluciona con el paso del tiempo, también cambia y es diferente dependiendo desde donde lo veamos.

Recorrer la Ruta circular servía para ver los mismos lugares, pero desde perspectivas nuevas y diferentes. Recorrer el alargado valle del Ríu Tixeirúa era algo maravilloso, podías ver la vatsina por la que andabas, primero desde el teso que la precedía y luego desde el teso posterior. 

Y luego ver esa vatsina, en su conjunto, desde la ladera del otro lado del valle. Laderas, vallinas, tesos, picos, que iban cambiando de aspecto a medida que te internabas por el valle.

Ya antes de entrar en este valle, desde Penas Negras, podías ver una gran parte del Monte. Allí, acurrucándome entre algunas penas despejadas o trepando hasta coronar alguna de las rocas que parecían estar clavadas en el suelo y del que sobresalían unos seis o siete metros, me pasaba mucho tiempo contemplando la profundidad de Decutsada, el tsombu de su teso hasta coronar en el Pico La Mesa, el roquedo de Fonculebrera... Todo formando parte de un gigantesco puzle que tardé bastante en ordenar en mi mente. 

Desde La Tseirona, sentado sobre aquellas grandes lascas quedaba boquiabierto admirando el grandioso Sestu Gordu, viendo como ascendía poco a poco hasta perderse en la distancia.

Y que decir de las vistas desde lo más alto de Pico Tsuis, que entonces estaba despejado. Su gran altitud (sobre 1.340 m.) y localización dentro del Monte, le permitía ser el mejor mirador de la vasta Reserva. De hecho se pensó en hacer allí un Mirador, aunque más tarde se desechó la idea al estar cerca de los cantaderos de urogallo de Bisnuevo. 

Desde allí se veía el fondo del largo valle del Ríu Tixeirúa y toda su progresión, El Cutsau y la subida al Pico La Crespona, las partes altas de las vatsinas de Bisnuevo y la progresión de la sierra, tanto hasta El Cabrón como hasta el fondo de Tixeirúa. Lugares todos ellos difíciles de ver desde otros puntos de la Reserva por donde había caminos.

También se veían partes de los otros dos grandes valles del Monte, el del Ríu Refuexu y el del Ríu La Candanosa, incluyendo la esquina occidental del Ríu Las Fayonas, donde ahora nos encontramos haciendo la Ruta a Las Tsagunas.

Desde Sestu Gordu lo cierto es que había pocas vistas. Allí había que disfrutar de otra manera. Era un lugar más propicio para sentir que para ver el Monte. Ya sé que viendo también se siente pero supongo que sabréis a que me refiero. La densa arboleda que se iniciaba en el fondo del Tixeirúa, con sus elevadas bóvedas arbóreas, no te dejaban ver nada del exterior.

Perdías el sentido de la orientación, no sabías si ibas o si volvías. Pero que importaba eso, lo mejor era dejarse llevar sin dejar de caminar, abandonarse y dejar que la magia del lugar empapara todos los poros de tu piel.

Lo que entonces había que hacer era darle mayor protagonismo a otros sentidos. Oler todo lo que te rodea y el aire que envuelve todas las cosas. Oler tu piel resecada por el sudor. Oler para darte cuenta de que estas vivo y que lo puedes hacer. Respirar profundamente oliendo y sintiendo ese aire fresco o tibio que te llena los pulmones.

Y tocar, tocar esas pieles, tan diferentes a las nuestras pero llenas de vida y energía. Recuéstate, apoyando tu espalda sobre el tronco de alguno de los colosales robles o fayas que te envuelven. El árbol no te hablará y tú tampoco tampoco lo harás con él. Pero las palabras no son la única forma que existe para comunicarse, incluso entre los seres humanos.

Lo saben muy bien los amantes, que para dar y recibir solo necesitan entrelazar sus cuerpos, sin necesidad de emitir palabra alguna. Y el recién nacido que con sus manitas agarra y no suelta el dedo que se le tiende. Nada dice él ni nada dices tú, pero os estáis transmitiendo sentimientos y sensaciones.

Y harás bien en desembotar tus oídos, tenerlos abiertos como cuando después de atravesar un alto puerto, al bajar y esbozar un bostezo se te abren de par en par.

En la "selva de Munietsus", salvo en su preámbulo de la Vatsina Riusecu, no oiréis el murmullo del agua (¡curioso no!), pero el gran bosque atesora miles de sonidos: la brisa siseante que mueve las hojas, el trino de algún pájaro cantor o el repiquetear del picatueros, el paso silencioso de alguna "bestia" que te observa sin ser vista, el crepitar de las semillas en su madurez o el silencio absoluto que se palpa en algunos enclaves.

Los sentidos son la parte que nos toca por ser un simple animal más, y para relacionarnos con la naturaleza son algo indispensable, Todos los poseemos (bueno casi todos) y de nosotros depende activarlos o no.

Solo si los activas llegarás a sentir todo lo que te rodea. Sentir, algo que en el mundo artificioso en el que sobrevivimos, vale más que su peso en oro.

Vuelven las grandes vistas, con diferentes perspectivas, durante el trayecto por el Ríu Refuexu y sobre todo desde el saliente Serrón del Níu L´Aigla, donde gracias a ello y debido a su estrechez y el estar desarbolado, moviéndote solo un poco podías otear la mayor parte del valle del Ríu Refuexu, del Ríu La Candanosa y de la entrada de la Reserva.

Era el mejor lugar para ver el solano del Ríu Munietsus y del Ríu La Candanosa, quedando la zona que ahora andamos casi enfrente de él, pudiendo apreciar lo descarnado que está en algunos puntos.

Desde allí se podía ver casi toda la Pena Candanosa, esa enorme masa rocosa situada cerca del final del Cotarrón de La Candanosa. La pena no es un lugar concreto, ya que se extiende por una amplia superficie, progresando mucho por la entrada del Ríu Las Fayonas, donde conformaba dos vatsigatos, tan inhóspitos, pequeños y rocosos que no merecieron tener nombre alguno y que desde aquí apenas si intuimos.

Mejor se ve su pequeña progresión hacia el Ríu La Candanosa, donde el roquedo ha sido muy erosionado y donde abundan los tseirones.

El poco tendido pero muy marcado Cotarrón se desploma bruscamente hacia la continuación del cerro. Estando ahí, antes de hacerlo, el Pico la Pena Candanosa, que de pico poco tiene pero que visto desde abajo sí que lo parece ya que se recorta nítidamente sobre el azul del cielo.  

Desde el Ríu Las Fayonas solo se ven los bordes que preceden por arriba a los dos vatsigatos y el Pico, pero nada de esta pena.

También se ve la tortuosa zona baja de Tonante, La Vatsigata´l Xardón y Sestu Rapáu, en donde la vegetación sigue luchando por hacerse sitio.

La granda de la ladera izquierda de la Vatsina Tixidal la tenemos enfrente, a tiro de piedra, viéndose muy bien la zona por la que transitaremos camino de Las Tsagunas. 

Son vistas donde lo que más resalta es quizás lo retrasada que va la regeneración del bosque y que contrastan vivamente con las que tenemos desde donde ahora nos encontramos y vamos a comentar. Incluso las que os mostraré del solano del Ríu Las Fayonas son poco significativas ya que están bastante ladeadas y no se aprecia claramente la sequedad que se ve desde El Serrón.

El resto de vistas solo nos muestran los avesius del Monte, sus lugares más privilegiados, donde gracias a la mayor sombra y humedad el arbolado progresa de manera admirable.

Así que puede que os marchéis de Munietsus con una idea equivocada, pensando que el bosque de robles ocupa todo el Monte. Ojalá fuera de esa manera, pero para que ocurra eso queda un largo espacio de tiempo.

Comenzaremos primero con vistas del propio Ríu Las Fayonas. Están casi todas hechas desde el teso de la granda entre Furmigueiros y Los Tsagozos, que era desde donde más terreno se abarcaba. 

Nombres de lo que vemos: 1-Primera Vatsina Furmigueiros. 2-Abedulín de Sierramala. 3-Vatsina del Corno. 4 Pico Las Penas del Garabeño. 5-Picos D´Avenida. 6-Vatsina´l Garabeño. 7-Pico´l Counio. 8 -Las Penas del Garabeño. 9- La Candanosa. 10-Pico La Mesa.

 Esta foto que os muestro es una ampliación de la que aparece en la portada y en ella he localizado aquellos elementos que poseen nombre y para que lo tengáis más claro os muestro otra, también ampliada, del mapa por mí elaborada de la zona. 

Detalle del mapa con los topónimos de la zona fotografiada.

Puede que se nos escape algún topónimo pero aparecen todos los que he sido capaz de localizar y de los que tengo constancia fehaciente. Los topónimos reales siempre los escribo, en su inicio, con una letra mayúscula, ya que son nombres propios. Cuando veáis que una realidad física va escrita en minúscula habréis de entender que ese no es su nombre propio si no que solo hace referencia a qué es lo que se está viendo, siendo por lo tanto un nombre común.

No sé si me explico, así que os pondré un ejemplo: quizás lo que más destaque de la imagen sea la granda que hay en el teso entre la Vatsina´l Garabeño y la Vatsina del Corno, con mayor penetración en la segunda vatsina que en la primera. Aquí granda va en minúscula porque si bien es una realidad física, no es este su nombre propio ya que realmente no tiene ninguno. Sin embargo cuando veáis escrito La Granda de Sestu Rapáu notaréis que ahí Granda va con letra mayúscula. Es otra realidad física que en este caso tiene nombre propio.

Cuando un arbetsón (los nacidos en Oubachu) le decía a otro: "el ganáu ta na Granda de Sestu Rapáu", el otro entendía perfectamente a que granda se estaba refiriendo.

En la foto los dos picos más altos de la zona apenas si se ven, con la suave concavidad que los une, que desde aquí parece ser más larga de lo que es en realidad.

Tened cuidado con las imágenes, a veces pueden engañarnos. Esta al estar tan ladeada no nos deja ver mucho del terreno existente. No vemos ni los centros de las vaguadas, ni sus laderas derechas. Solo vemos una parte de sus laderas zurdas, las cercanas a los tesos. Y a veces dos laderas pueden parecernos una sola pues no se distingue claramente, por que no se ve, el cauce que las separa.  

Eso es lo que ocurre con la vertiente izquierda de la Vatsina´l Garabeño y su homónima de la Vatsina del Corno. Las encantadoras piedras hincadas de Las Penas del Garabeño parecen estar en la misma vertiente que la granda del Corno. ¿A que sí?. Pero es una pura ilusión óptica, ambas están en distintas vertientes.

Pero, ¡que bonitas eran las rocas de Las Penas del Garabeño!, diseminadas por esa vertiente izquierdosa de su vatsina y algunas ya instaladas en el teso que la separa de La Candanosa. En el año 2.000 la arboleda estaba iniciando su colonización y se veían hermosas y pujantes, apuntando hacia el azul del cielo, como si ellas también necesitasen la luz del astro rey.

Cuando hagáis esta Ruta echadles un vistazo pues aún se siguen viendo. Las más bajas, en el mismo teso, ya casi están tapadas por el arbolado, pero las medianas y las superiores se siguen viendo perfectamente. Están en una zona muy seca, un solano pleno y luego su propia constitución y la existencia de canchales hacen que el arbolado se vaya instalando con mucha lentitud.

Pero no tardéis "toda una vida" ya que entonces las veréis como las que se ven en el teso entre Vatsina del Corno y Furmigueiros. Ahí los árboles están más desarrollados y ya están empezando a camuflarlas. Son dos estadios diferentes dentro de la regeneración forestal. Dos peldaños hacia la recuperación del bosque, uno más atrasado y otro algo más avanzado.

Privilegiada queda en la foto la gran granda del Corno, que ya empezaba a estar partida en dos partes gracias a una vaguadina que se mete contra el teso. En una zona tan seca el arbolado ha colonizado la zona que recauda y evacua el agua caída del cielo.

Pero parece que los albares nunca faltaron en esta zona. Lo realmente nuevo son las progresiones en sus lados y la instalación de matas aún rastreras de orocantabricos en muchas partes.

En primer plano, en la primera vatsina de Furmigueiros, se ven algunas manchas de color blanquecino entre el arbolado, que son la avanzadilla hacia ese lado del gran tseirón de Furmigueiros, el tercero en extensión del valle del Ríu Las Fayonas, que prácticamente ya está colonizado por el bosque. 

Misma zona desde cerca del Cotarrón. 29 julio 2.017.

Esta otra foto es de la misma zona y abarca algo más de espacio. Está hecha desde la ladera derecha de Los Tsagozos, en un clarín cerca ya del Cotarrón. Seguramente El Cotarrón de La Candanosa era el lugar más adecuado para hacer fotos más amplias de este solano, pero el caso es que no se podían hacer desde allí porque el arbolado llegaba hasta el mismo teso por donde pasaba la senda y el ramaje tapaba esas vistas.

Han pasado 17años entre ambas fotos y es una buena muestra de lo lenta que es la regeneración natural en estos parajes. Es cierto que la orla boscosa se ha corrido un poco hacia arriba y que su densidad ha aumentado algo.

También lo es que han aumentado en la granda unos bultitos que son nuevos arbolitos, que han surgido hiladas de emisarios de la arboleda, que entre Las Penas del Garabeño hayan aumentado algo en su tamaño y en su número.

Que la línea arbolada, que cortaba la granda en dos, esté más consolidada y que haya llegada al teso contra el Garabeño.

Pero que lento transcurre todo esto. Habrá que esperar a que los arbolitos se hagan mayores y alcancen la edad reproductiva para que la recolonización vaya más rápida. Eso siempre y cuando los incendios no vuelvan a hacer acto de presencia. Un nuevo incendio daría al traste con todos estos lentos y pequeños avances.

En la foto se ve la granda del teso desde donde hacíamos la primera foto. Ese teso entre Furmigueiros y Los Tsagozos nos ocultan totalmente la Vatsina del Corno. Los picos más altos de la zona ya se ven más claramente y las vistas de La Candanosa han aumentado.

No sé si os habréis dado cuenta de algo que aparece en una esquina de la foto, semitapado por las hojas de un capudre y un xardón. Os lo voy a ampliar para que lo tengáis más claro.

Ampliación del Tseirón de La Candanosa.

Sí, es el tseirón de La Candanosa, que todavía impone por su amplia superficie al descubierto. Si bien es cierto que también se ve el avance del verde sobre su blanca superficie.

Para que apreciéis mejor el área con una arboleda más desarrollado os voy a mostrar dos imágenes. 

Vatsina del Garabeño con sus Penas inferiores. La Candanosa con su tseirón y la fayona de la Vatsina Las Fayonas. 29 julio 2.017.

La primera está sacada desde cerca de esa masa arbórea. En primer plano se ve la Vatsina´l Garabeño con las penas de su teso totalmente engullidas por la vegetación arbolada. Detrás se ve una pequeña porción del tseirón desnudo y una buena parte de La Candanosa, cresteada por el Teso de Sestu Rapáu, que llega por abajo hasta la Vatsina Las Fayonas, casi inapreciable, con su monumental faya. Ahí los robles albares y las fayas siguen siendo los reyes del mambo.

Teso de Sestu Rapáu y su ladera que vierte contra el Ríu Las Fayonas. 27 julio 2.018.

La segunda foto está hecha desde donde las primeras y abarca la parte que no se veía en la anterior del Teso de Sestu Rapáu y su ladera hacia el Ríu Las Fayonas. Se ve su espeso robledal, la Granda de Sestu Rapáu y las placas rocosas y como por debajo los robles vuelven a instalarse.

Fijaros como las partes más metidas contra la Vatsina Las Fayonas tienen mejor arbolado (aunque viejo y decrépito) al no ser víctimas de las cortas de los años sesenta de Muniellos S.A.  

Lo de detrás, Penas Negras, Pico Tsuis y los picos de la sierra del fondo, ya os lo comentaré en otra foto en el capítulo siguiente. 

Furmigueiros, Vatsina del Corno, Vatsina´l Garabeño, Penas. Se ve como la granda queda partida en dos. 27 julio 2.018.

Esta foto es para que valoréis el estado de tres tesos de este valle. El primero que se ve es el de Furmigueiros-Vatsina del Corno, un cerro rocoso donde los robles han conseguido ya instalarse y siguen progresando poco a poco.

El segundo es el del Corno-Garabeño, hasta él llega la granda y esta, como esta, pelado de arbolado. La parte que vemos aquí es la inferior, la cortada por el arbolado y será la primera en regenerarse, al quedar rodeada por todos lados por este. Sus buenos suelos auguran un futuro buen robledal.

El tercer teso, el del Garabeño-La Candanosa, está ocupado por parte de Las Penas del Garabeño y está a medio camino de los dos anteriores. Aquí las rocas son mayores y forman un relieve más quebrado. Pero es precisamente eso lo que aprovechan los árboles, lugares donde el sol no los achicharre.

Aquí, como en el de la granda, los orocantabricos van a ser los árboles dominantes durante mucho tiempo.

Y os dejo con dos imágenes, no muy nítidas pero que ilustran claramente lo que la mayor parte de las veces se puede ver de este solano  del Ríu Las Fayonas.

Vista hacia atrás de Furmigueiros, Corno, Garabeño (apenas perceptible) y La Candanosa. 26 julio 2.016.


Aquí ya aparece La Candanosa y el Teso de Sestu Rapáu con su ladera. 26 junio 2.016.

Hay días en verano en los que el nublo lo invade todo. Esos días las grandes vistas están veladas y habrá que conformarse con lo que te vaya saliendo a cada paso que des. 

En otras ocasiones el nublo tapa las partes altas y deja brumosas el resto. Hay vistas pero estas son un tanto fantasmagóricas. Al no verse las partes altas peladas y enmascarar parte de las otras, parece que el gran bosque lo engulle todo, a lo que contribuye que lo estemos viendo de forma ladeada.

Si no conocemos Munietsus y realizamos una sola vez la Ruta, con esas condiciones climatológicas, nos llevaremos una idea equivocada, no solo del valle del Ríu Las Fayonas, si no de toda la Reserva: alta humedad atmosférica y un bosque denso y profundo que parece no tener fin. Sensación que se puede notar viendo las dos anteriores fotos.

La Ruta a Las Tsagunas 38 Meteorología.

Vistas desde el tseirón de Furmigueiros. 23 septiembre 2.000. Vayamos ahora con vistas con mayor profundidad en las que aparecen otras parte...