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Solano del Ríu Las Fayonas. Foto original. 23 septiembre 2.000. |
Antes de despedirnos del gran valle del Ríu Las Fayonas os voy a mostrar y comentar algunas de las grandes vistas de las que podemos disfrutar cuando lo recorremos.
La mayoría de ellas están hechas desde el tramo final del valle, ya que desde allí se veía una gran parte del Monte y además se hacían desde lugares que estaban, y lo seguirán estando durante bastante tiempo, despejados, libres de obstáculos que nos lo impidan.
Cuando existía la Ruta circular por todo el Monte, era una auténtica delicia poder realizarla. Pero para poder hacerla en solo un día había que tener un gran estado físico. Los 30 km. que había que andar podían dejar exhausto a cualquiera.
Yo, en mi lejana juventud, he realizado 30 y más km en un solo día, ya que podía estar andando e incluso corriendo algunos tramos, desde poco antes del amanecer hasta la noche cerrada. Solo necesitaba un buen bocata y algún sitio donde poder saciar la sed. El resto del tiempo lo empleaba en andar, parando de vez en cuando para ver y para sentir.
Pero no recuerdo haber hecho todo el trayecto de la Ruta circular de una tacada, o sea en un solo día. Yo no salía al Monte para batir ningún récord, ni siquiera para andar mucho. Andar era solo un medio para acceder a una realidad diferente a la que nos rodea a diario.
Un mundo alejado del mundanal ruido, que dirían algunos. Un remanso de paz, "el sitio de mi recreo" que cantaba Antonio Vega, lleno de belleza y de vida, donde no había ni reyes ni vasallos, ni tuyo ni mío, ni violencia gratuita. Todo en orden sin necesidad de imposición alguna.
Andaba y andaba, pero cuando encontraba un lugar que, por lo que fuera, me atraía y donde me encontraba como en la gloria, no me importaba pararme y pasar el tiempo que fuera necesario allí, sin necesidad de andar más.
Pero también me gustaba hacer grandes rutas, para conocer y extasiarme con lo que veía y con lo que sentía. El bosque además de ser algo dinámico que cambia y evoluciona con el paso del tiempo, también cambia y es diferente dependiendo desde donde lo veamos.
Recorrer la Ruta circular servía para ver los mismos lugares, pero desde perspectivas nuevas y diferentes. Recorrer el alargado valle del Ríu Tixeirúa era algo maravilloso, podías ver la vatsina por la que andabas, primero desde el teso que la precedía y luego desde el teso posterior.
Y luego ver esa vatsina, en su conjunto, desde la ladera del otro lado del valle. Laderas, vallinas, tesos, picos, que iban cambiando de aspecto a medida que te internabas por el valle.
Ya antes de entrar en este valle, desde Penas Negras, podías ver una gran parte del Monte. Allí, acurrucándome entre algunas penas despejadas o trepando hasta coronar alguna de las rocas que parecían estar clavadas en el suelo y del que sobresalían unos seis o siete metros, me pasaba mucho tiempo contemplando la profundidad de Decutsada, el tsombu de su teso hasta coronar en el Pico La Mesa, el roquedo de Fonculebrera... Todo formando parte de un gigantesco puzle que tardé bastante en ordenar en mi mente.
Desde La Tseirona, sentado sobre aquellas grandes lascas quedaba boquiabierto admirando el grandioso Sestu Gordu, viendo como ascendía poco a poco hasta perderse en la distancia.
Y que decir de las vistas desde lo más alto de Pico Tsuis, que entonces estaba despejado. Su gran altitud (sobre 1.340 m.) y localización dentro del Monte, le permitía ser el mejor mirador de la vasta Reserva. De hecho se pensó en hacer allí un Mirador, aunque más tarde se desechó la idea al estar cerca de los cantaderos de urogallo de Bisnuevo.
Desde allí se veía el fondo del largo valle del Ríu Tixeirúa y toda su progresión, El Cutsau y la subida al Pico La Crespona, las partes altas de las vatsinas de Bisnuevo y la progresión de la sierra, tanto hasta El Cabrón como hasta el fondo de Tixeirúa. Lugares todos ellos difíciles de ver desde otros puntos de la Reserva por donde había caminos.
También se veían partes de los otros dos grandes valles del Monte, el del Ríu Refuexu y el del Ríu La Candanosa, incluyendo la esquina occidental del Ríu Las Fayonas, donde ahora nos encontramos haciendo la Ruta a Las Tsagunas.
Desde Sestu Gordu lo cierto es que había pocas vistas. Allí había que disfrutar de otra manera. Era un lugar más propicio para sentir que para ver el Monte. Ya sé que viendo también se siente pero supongo que sabréis a que me refiero. La densa arboleda que se iniciaba en el fondo del Tixeirúa, con sus elevadas bóvedas arbóreas, no te dejaban ver nada del exterior.
Perdías el sentido de la orientación, no sabías si ibas o si volvías. Pero que importaba eso, lo mejor era dejarse llevar sin dejar de caminar, abandonarse y dejar que la magia del lugar empapara todos los poros de tu piel.
Lo que entonces había que hacer era darle mayor protagonismo a otros sentidos. Oler todo lo que te rodea y el aire que envuelve todas las cosas. Oler tu piel resecada por el sudor. Oler para darte cuenta de que estas vivo y que lo puedes hacer. Respirar profundamente oliendo y sintiendo ese aire fresco o tibio que te llena los pulmones.
Y tocar, tocar esas pieles, tan diferentes a las nuestras pero llenas de vida y energía. Recuéstate, apoyando tu espalda sobre el tronco de alguno de los colosales robles o fayas que te envuelven. El árbol no te hablará y tú tampoco tampoco lo harás con él. Pero las palabras no son la única forma que existe para comunicarse, incluso entre los seres humanos.
Lo saben muy bien los amantes, que para dar y recibir solo necesitan entrelazar sus cuerpos, sin necesidad de emitir palabra alguna. Y el recién nacido que con sus manitas agarra y no suelta el dedo que se le tiende. Nada dice él ni nada dices tú, pero os estáis transmitiendo sentimientos y sensaciones.
Y harás bien en desembotar tus oídos, tenerlos abiertos como cuando después de atravesar un alto puerto, al bajar y esbozar un bostezo se te abren de par en par.
En la "selva de Munietsus", salvo en su preámbulo de la Vatsina Riusecu, no oiréis el murmullo del agua (¡curioso no!), pero el gran bosque atesora miles de sonidos: la brisa siseante que mueve las hojas, el trino de algún pájaro cantor o el repiquetear del picatueros, el paso silencioso de alguna "bestia" que te observa sin ser vista, el crepitar de las semillas en su madurez o el silencio absoluto que se palpa en algunos enclaves.
Los sentidos son la parte que nos toca por ser un simple animal más, y para relacionarnos con la naturaleza son algo indispensable, Todos los poseemos (bueno casi todos) y de nosotros depende activarlos o no.
Solo si los activas llegarás a sentir todo lo que te rodea. Sentir, algo que en el mundo artificioso en el que sobrevivimos, vale más que su peso en oro.
Vuelven las grandes vistas, con diferentes perspectivas, durante el trayecto por el Ríu Refuexu y sobre todo desde el saliente Serrón del Níu L´Aigla, donde gracias a ello y debido a su estrechez y el estar desarbolado, moviéndote solo un poco podías otear la mayor parte del valle del Ríu Refuexu, del Ríu La Candanosa y de la entrada de la Reserva.
Era el mejor lugar para ver el solano del Ríu Munietsus y del Ríu La Candanosa, quedando la zona que ahora andamos casi enfrente de él, pudiendo apreciar lo descarnado que está en algunos puntos.
Desde allí se podía ver casi toda la Pena Candanosa, esa enorme masa rocosa situada cerca del final del Cotarrón de La Candanosa. La pena no es un lugar concreto, ya que se extiende por una amplia superficie, progresando mucho por la entrada del Ríu Las Fayonas, donde conformaba dos vatsigatos, tan inhóspitos, pequeños y rocosos que no merecieron tener nombre alguno y que desde aquí apenas si intuimos.
Mejor se ve su pequeña progresión hacia el Ríu La Candanosa, donde el roquedo ha sido muy erosionado y donde abundan los tseirones.
El poco tendido pero muy marcado Cotarrón se desploma bruscamente hacia la continuación del cerro. Estando ahí, antes de hacerlo, el Pico la Pena Candanosa, que de pico poco tiene pero que visto desde abajo sí que lo parece ya que se recorta nítidamente sobre el azul del cielo.
Desde el Ríu Las Fayonas solo se ven los bordes que preceden por arriba a los dos vatsigatos y el Pico, pero nada de esta pena.
También se ve la tortuosa zona baja de Tonante, La Vatsigata´l Xardón y Sestu Rapáu, en donde la vegetación sigue luchando por hacerse sitio.
La granda de la ladera izquierda de la Vatsina Tixidal la tenemos enfrente, a tiro de piedra, viéndose muy bien la zona por la que transitaremos camino de Las Tsagunas.
Son vistas donde lo que más resalta es quizás lo retrasada que va la regeneración del bosque y que contrastan vivamente con las que tenemos desde donde ahora nos encontramos y vamos a comentar. Incluso las que os mostraré del solano del Ríu Las Fayonas son poco significativas ya que están bastante ladeadas y no se aprecia claramente la sequedad que se ve desde El Serrón.
El resto de vistas solo nos muestran los avesius del Monte, sus lugares más privilegiados, donde gracias a la mayor sombra y humedad el arbolado progresa de manera admirable.
Así que puede que os marchéis de Munietsus con una idea equivocada, pensando que el bosque de robles ocupa todo el Monte. Ojalá fuera de esa manera, pero para que ocurra eso queda un largo espacio de tiempo.
Comenzaremos primero con vistas del propio Ríu Las Fayonas. Están casi todas hechas desde el teso de la granda entre Furmigueiros y Los Tsagozos, que era desde donde más terreno se abarcaba.
Esta foto que os muestro es una ampliación de la que aparece en la portada y en ella he localizado aquellos elementos que poseen nombre y para que lo tengáis más claro os muestro otra, también ampliada, del mapa por mí elaborada de la zona.
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Detalle del mapa con los topónimos de la zona fotografiada. |
Puede que se nos escape algún topónimo pero aparecen todos los que he sido capaz de localizar y de los que tengo constancia fehaciente. Los topónimos reales siempre los escribo, en su inicio, con una letra mayúscula, ya que son nombres propios. Cuando veáis que una realidad física va escrita en minúscula habréis de entender que ese no es su nombre propio si no que solo hace referencia a qué es lo que se está viendo, siendo por lo tanto un nombre común.
No sé si me explico, así que os pondré un ejemplo: quizás lo que más destaque de la imagen sea la granda que hay en el teso entre la Vatsina´l Garabeño y la Vatsina del Corno, con mayor penetración en la segunda vatsina que en la primera. Aquí granda va en minúscula porque si bien es una realidad física, no es este su nombre propio ya que realmente no tiene ninguno. Sin embargo cuando veáis escrito La Granda de Sestu Rapáu notaréis que ahí Granda va con letra mayúscula. Es otra realidad física que en este caso tiene nombre propio.
Cuando un arbetsón (los nacidos en Oubachu) le decía a otro: "el ganáu ta na Granda de Sestu Rapáu", el otro entendía perfectamente a que granda se estaba refiriendo.
En la foto los dos picos más altos de la zona apenas si se ven, con la suave concavidad que los une, que desde aquí parece ser más larga de lo que es en realidad.
Tened cuidado con las imágenes, a veces pueden engañarnos. Esta al estar tan ladeada no nos deja ver mucho del terreno existente. No vemos ni los centros de las vaguadas, ni sus laderas derechas. Solo vemos una parte de sus laderas zurdas, las cercanas a los tesos. Y a veces dos laderas pueden parecernos una sola pues no se distingue claramente, por que no se ve, el cauce que las separa.
Eso es lo que ocurre con la vertiente izquierda de la Vatsina´l Garabeño y su homónima de la Vatsina del Corno. Las encantadoras piedras hincadas de Las Penas del Garabeño parecen estar en la misma vertiente que la granda del Corno. ¿A que sí?. Pero es una pura ilusión óptica, ambas están en distintas vertientes.
Pero, ¡que bonitas eran las rocas de Las Penas del Garabeño!, diseminadas por esa vertiente izquierdosa de su vatsina y algunas ya instaladas en el teso que la separa de La Candanosa. En el año 2.000 la arboleda estaba iniciando su colonización y se veían hermosas y pujantes, apuntando hacia el azul del cielo, como si ellas también necesitasen la luz del astro rey.
Cuando hagáis esta Ruta echadles un vistazo pues aún se siguen viendo. Las más bajas, en el mismo teso, ya casi están tapadas por el arbolado, pero las medianas y las superiores se siguen viendo perfectamente. Están en una zona muy seca, un solano pleno y luego su propia constitución y la existencia de canchales hacen que el arbolado se vaya instalando con mucha lentitud.
Pero no tardéis "toda una vida" ya que entonces las veréis como las que se ven en el teso entre Vatsina del Corno y Furmigueiros. Ahí los árboles están más desarrollados y ya están empezando a camuflarlas. Son dos estadios diferentes dentro de la regeneración forestal. Dos peldaños hacia la recuperación del bosque, uno más atrasado y otro algo más avanzado.
Privilegiada queda en la foto la gran granda del Corno, que ya empezaba a estar partida en dos partes gracias a una vaguadina que se mete contra el teso. En una zona tan seca el arbolado ha colonizado la zona que recauda y evacua el agua caída del cielo.
Pero parece que los albares nunca faltaron en esta zona. Lo realmente nuevo son las progresiones en sus lados y la instalación de matas aún rastreras de orocantabricos en muchas partes.
En primer plano, en la primera vatsina de Furmigueiros, se ven algunas manchas de color blanquecino entre el arbolado, que son la avanzadilla hacia ese lado del gran tseirón de Furmigueiros, el tercero en extensión del valle del Ríu Las Fayonas, que prácticamente ya está colonizado por el bosque.
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Misma zona desde cerca del Cotarrón. 29 julio 2.017. |
Esta otra foto es de la misma zona y abarca algo más de espacio. Está hecha desde la ladera derecha de Los Tsagozos, en un clarín cerca ya del Cotarrón. Seguramente El Cotarrón de La Candanosa era el lugar más adecuado para hacer fotos más amplias de este solano, pero el caso es que no se podían hacer desde allí porque el arbolado llegaba hasta el mismo teso por donde pasaba la senda y el ramaje tapaba esas vistas.
Han pasado 17años entre ambas fotos y es una buena muestra de lo lenta que es la regeneración natural en estos parajes. Es cierto que la orla boscosa se ha corrido un poco hacia arriba y que su densidad ha aumentado algo.
También lo es que han aumentado en la granda unos bultitos que son nuevos arbolitos, que han surgido hiladas de emisarios de la arboleda, que entre Las Penas del Garabeño hayan aumentado algo en su tamaño y en su número.
Que la línea arbolada, que cortaba la granda en dos, esté más consolidada y que haya llegada al teso contra el Garabeño.
Pero que lento transcurre todo esto. Habrá que esperar a que los arbolitos se hagan mayores y alcancen la edad reproductiva para que la recolonización vaya más rápida. Eso siempre y cuando los incendios no vuelvan a hacer acto de presencia. Un nuevo incendio daría al traste con todos estos lentos y pequeños avances.
En la foto se ve la granda del teso desde donde hacíamos la primera foto. Ese teso entre Furmigueiros y Los Tsagozos nos ocultan totalmente la Vatsina del Corno. Los picos más altos de la zona ya se ven más claramente y las vistas de La Candanosa han aumentado.
No sé si os habréis dado cuenta de algo que aparece en una esquina de la foto, semitapado por las hojas de un capudre y un xardón. Os lo voy a ampliar para que lo tengáis más claro.
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Ampliación del Tseirón de La Candanosa. |
Sí, es el tseirón de La Candanosa, que todavía impone por su amplia superficie al descubierto. Si bien es cierto que también se ve el avance del verde sobre su blanca superficie.
Para que apreciéis mejor el área con una arboleda más desarrollado os voy a mostrar dos imágenes.
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Vatsina del Garabeño con sus Penas inferiores. La Candanosa con su tseirón y la fayona de la Vatsina Las Fayonas. 29 julio 2.017. |
La primera está sacada desde cerca de esa masa arbórea. En primer plano se ve la Vatsina´l Garabeño con las penas de su teso totalmente engullidas por la vegetación arbolada. Detrás se ve una pequeña porción del tseirón desnudo y una buena parte de La Candanosa, cresteada por el Teso de Sestu Rapáu, que llega por abajo hasta la Vatsina Las Fayonas, casi inapreciable, con su monumental faya. Ahí los robles albares y las fayas siguen siendo los reyes del mambo.
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Teso de Sestu Rapáu y su ladera que vierte contra el Ríu Las Fayonas. 27 julio 2.018. |
La segunda foto está hecha desde donde las primeras y abarca la parte que no se veía en la anterior del Teso de Sestu Rapáu y su ladera hacia el Ríu Las Fayonas. Se ve su espeso robledal, la Granda de Sestu Rapáu y las placas rocosas y como por debajo los robles vuelven a instalarse.
Fijaros como las partes más metidas contra la Vatsina Las Fayonas tienen mejor arbolado (aunque viejo y decrépito) al no ser víctimas de las cortas de los años sesenta de Muniellos S.A.
Lo de detrás, Penas Negras, Pico Tsuis y los picos de la sierra del fondo, ya os lo comentaré en otra foto en el capítulo siguiente.
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Furmigueiros, Vatsina del Corno, Vatsina´l Garabeño, Penas. Se ve como la granda queda partida en dos. 27 julio 2.018. |
Esta foto es para que valoréis el estado de tres tesos de este valle. El primero que se ve es el de Furmigueiros-Vatsina del Corno, un cerro rocoso donde los robles han conseguido ya instalarse y siguen progresando poco a poco.
El segundo es el del Corno-Garabeño, hasta él llega la granda y esta, como esta, pelado de arbolado. La parte que vemos aquí es la inferior, la cortada por el arbolado y será la primera en regenerarse, al quedar rodeada por todos lados por este. Sus buenos suelos auguran un futuro buen robledal.
El tercer teso, el del Garabeño-La Candanosa, está ocupado por parte de Las Penas del Garabeño y está a medio camino de los dos anteriores. Aquí las rocas son mayores y forman un relieve más quebrado. Pero es precisamente eso lo que aprovechan los árboles, lugares donde el sol no los achicharre.
Aquí, como en el de la granda, los orocantabricos van a ser los árboles dominantes durante mucho tiempo.
Y os dejo con dos imágenes, no muy nítidas pero que ilustran claramente lo que la mayor parte de las veces se puede ver de este solano del Ríu Las Fayonas.
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Vista hacia atrás de Furmigueiros, Corno, Garabeño (apenas perceptible) y La Candanosa. 26 julio 2.016. |
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Aquí ya aparece La Candanosa y el Teso de Sestu Rapáu con su ladera. 26 junio 2.016. |
Hay días en verano en los que el nublo lo invade todo. Esos días las grandes vistas están veladas y habrá que conformarse con lo que te vaya saliendo a cada paso que des.
En otras ocasiones el nublo tapa las partes altas y deja brumosas el resto. Hay vistas pero estas son un tanto fantasmagóricas. Al no verse las partes altas peladas y enmascarar parte de las otras, parece que el gran bosque lo engulle todo, a lo que contribuye que lo estemos viendo de forma ladeada.
Si no conocemos Munietsus y realizamos una sola vez la Ruta, con esas condiciones climatológicas, nos llevaremos una idea equivocada, no solo del valle del Ríu Las Fayonas, si no de toda la Reserva: alta humedad atmosférica y un bosque denso y profundo que parece no tener fin. Sensación que se puede notar viendo las dos anteriores fotos.
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