7/28/2025

La Ruta a Las Tsagunas 38 Meteorología.

Vistas desde el tseirón de Furmigueiros. 23 septiembre 2.000.

Vayamos ahora con vistas con mayor profundidad en las que aparecen otras partes de nuestro Monte.

Queda mal que lo diga yo pero muchas de las fotos que saqué en el año 2.000, con una vulgar cámara, parecen auténticas postales. Yo les tengo mucho cariño porque al verlas me asaltan recuerdos y sensaciones que ya creía perdidas, pero que guardo muy dentro del corazón. 

Cantaba el gran cantautor argentino León Gieco, con belleza poética y un lirismo cuajado de sensibilidad: "¿dónde quedó esta canción?, quizás adentro del corazón".

La canción a la que se refiere el León hace referencia a su juventud, cuando con 18 años llegó a Buenos Aires y participó en la revolución contracultural que se dio en buena parte del mundo a finales de los sesenta (Mayo francés, contracultura USA, Primavera de Praga...). Una época en la que "parecíamos hechos del mismo barro", "parecíamos esperanzas caminando" y que a pesar de que fracasó en su intento de cambiar las cosas, la nueva sensibilidad a la que se aspiraba quedó guardada en algunos corazones.

Estas fotos tienen bastante calidad, fueron hechas con delicadeza y ternura en un marco excepcional. Y son además un documento histórico para conocer el estado de buena parte de la Reserva al inicio del nuevo milenio.

La primera foto, la de la portada, está hecha desde el tseirón de Furmigueiros. Donde este estaba y sigue estando, de momento, desnudo, permitiendo amplias y despejadas vistas desde la senda.

En primer plano vemos como se va cerrando el embudo que forma el valle del Ríu Las Fayonas. Los cerros del Teso de Sestu Rapáu y de El Cotarrón de La Candanosa se acercan el uno al otro, dejando entre ellos un estrecho pasillo por el que el Ríu Las Fayonas evacúa el agua de sus vatsinas, aunque desde aquí el curso no se ve.

La foto está hecha a finales de septiembre y aquel año el verano había venido muy seco, lo que explica que la paleta de colores sea más variada que en pleno verano. Pero que algunos robles tengan la hoja ocre o marrón, que anuncia que están secándose o ya lo están del todo y que otros la tengan todavía verde y lozana precisa de una explicación algo más detallada. Pero primero permitidme que os hable un poco de meteorología.

Es de suponer que pocos-as de vosotros-as sepáis que en Las Tablizas había una estación de meteorología. 

Casa del guarda de Las Tablizas. A unos dos o tres metros de desnivel sobre la vega aluvial. Allí también estaba la estación. 29 julio 2.018.

Quizás os sorprendáis pensando en lo que eso suponía: un lugar lleno de cachivaches encargados de medir los diferentes meteoros atmosféricos. Pero nada más lejos de la realidad porque los artilugios que se usaban eran bastante sencillos.

Lo cierto es que yo no les presté mucha atención durante las diferentes etapas en que estuve de Monitor y de Guía de la Reserva.

Los vi alguna vez pero sin más o por lo menos no me acuerdo de ellos. Bastante tenía con lo que mi contacto directo con la naturaleza me deparaba los días que me dedicaba a andar.

Fue más tarde, estando de cartero rural en Villablino, cuando pude conocer otra estación meteorológica.

Los Bayos era uno de los pueblos de los que fui cartero durante los más de dos años que estuve por Tsaciana. Pertenece al municipio de Murias de Paredes pero está enclavado a 1.330 m. de altitud en un valle que vierte al Río Sil. Entre él y Murias está el Puerto de La Magdalena y tirando para Villablino se baja primero a Villar de Santiago y después a Rioscuro. 

Villar de Santiago, primer pueblo subiendo al Puerto de La Magdalena. 23 julio 2.023.

Los carteros rurales llevábamos el correo de cada pueblo al destinatario del envío. Si se necesitaba su firma y su DNI había que entregarlo en mano y si no se necesitaba se le metía en el buzón que cada casa tenía que tener  o en mano si no lo tenía o metiéndolo por debajo de la puerta si no había nadie en casa.

También recogíamos el correo que nacía en cada pueblo, con destino a otros lugares. Te lo podían dar en mano o metiéndolo en un buzón que había en cada pueblo destinado a ese fin. Había que abrir, periódicamente, dicho buzón y extraer lo que contuviera para llevarlo a la oficina de Villablino y encaminarlo a su destino.

Un día al extraer el contenido del buzón de Los Bayos me llamó la atención una peculiar Tarjeta Postal. Ya sabéis que los carteros tenemos prohibido comentar con alguien ajeno al Servicio cualquier dato sobre el correo que llevamos o que recogemos. Ni quien lo escribe, ni a quien va dirigido, ni siquiera el tipo de envío: una carta, un certificado, un paquete postal... O sea nada. Obviamente tenemos que leer a quien va dirigido, para poder entregarlo.

Si el contenido va en un sobre cerrado nada se puede saber de él. Si se sospecha que este puede ser sospechoso o estar prohibido, tampoco lo podemos abrir nosotros. Hay que levantar un acta y entregarlo a la autoridad competente para que proceda a su apertura.

Pero las tarjetas postales llevan lo escrito al descubierto y se puede leer su contenido. Nunca me interesó leer lo escrito, allá cada cual con sus ideas o sus sentimientos. Pero aquella tarjeta era diferente a simple vista ya que solo reflejaba datos meteorológicos. 

Yo ya estoy jubilado y espero no cometer ningún delito al comentároslos.

Las tarjetas, que fueron apareciendo (una cada mes), eran siempre iguales, lo que variaba era el contenido de unos espacios en blanco donde se anotaba a mano, las precipitaciones y el tipo de meteoro que las originaba (lluvia, nieve, tormentas, niebla...). Todo ello durante un mes, día por día y algunos otros datos como el número de días de lluvia, de nieve..., la precipitación máxima en un día, señalando el día, etc.

Me llevé la tarjeta para casa para copiar sus datos.

Yo no sabía el tiempo que iba a estar de cartero haciendo el recorrido que hacía. Después de Los Bayos tenía que seguir subiendo y luego bajando a Vivero, pasar el Puerto de La Magdalena y bajar a Murias de Paredes. Ir a Montrondo, Senra, Villanueva de Omaña, Omañón. Subir a Valbueno y Villadepán y luego recorrer todo el Valle Chico (Sabugo, Rodicol, Villabandín y Lazado).  

Murias de Paredes. 27 diciembre 2.019.

Me interesaba saber cuando nevaba y la intensidad con que lo hacía y los datos de Los Bayos podían servir para saber a que atenerme el próximo invierno.

Al día siguiente llevé la tarjeta a la oficina para que llegara a su destino. Llevarse el correo, puntualmente, a la casa de uno no era ningún delito. También lo hacía cuando llegaban las cartas de la luz.

Estas venían a todos los vecinos que la tenían instalada, pero como muchos de ellos no estaban se las recogía un vecino. Tuve que hacer, en cada pueblo, un listado para saber que vecino recogía estas y otras cartas de los vecinos ausentes. Y ordenar ese mamotreto de cartas llevaba su tiempo.

Pronto supe que vecino de Los Bayos enviaba esos datos y un día que me topé con él, tras intercambiar unas palabras le pregunté que de donde obtenía los datos de la tarjeta que todos los meses enviaba. "Tengo una estación meteorológica en el jardín de mi casa, ¿quieres verla?". Así era la gente de los pueblos, directa, llana y muy hospitalaria.

La estación pluviométrica, que es así como se denomina, es un artilugio bastante sencillo: un pluviómetro, siendo el pluviómetro de Hellman el utilizado.

Es un tubo cilíndrico, terminado en su parte superior en una boca circular de 200 cm cuadrados de superficie. El agua recogida pasa a un embudo que la lleva a un colector, aislado del cilindro exterior por una capa de aire que evita la evaporación del agua recogida.

El pluviómetro se fija en un poste, quedando su boca mirando hacía el cielo y a 1´5 metros del suelo, que debe colocarse en un lugar despejado, libre de obstáculos que interfieran en la recogida de la precipitación. Si hay casas o árboles estos tienen que estar a una distancia mayor que la altura que posean.

El colector se puede extraer para medir su contenido, vertiéndolo en un recipiente especial: una probeta, que ha sido graduada teniendo en cuenta la relación entre la superficie de la boca del pluviómetro y la de la probeta, de manera que la lectura obtenida facilite directamente la medida de la precipitación en litros por metro cuadrado (o en mm-milímetros).

Más latoso es averiguar los milímetros o litros de agua caída por metro cuadrado cuando el agua está en estado solido. Algunos métodos como medir su espesor (10 mm de nieve son 1 mm de agua) pueden ser indicativos pero no fiables al cien por cien.

El más fiable es verter una cantidad de agua caliente, cuidadosamente medida, sobre la boca para diluir la nieve recogida y luego desechar del colector la misma cantidad de agua que se vertió en caliente, midiendo únicamente el agua restante. 

Rebrotes de la mayor tsamera (ulmus glabra) que he visto en toda mi vida. Entre Senra y Villanueva de Omaña. 27 diciembre 2.019.

Otras estaciones meteorológicas, las termométricas, miden y anotan las temperaturas, usando  termómetros. Siendo el de Six-Bellani el utilizado. 

Este termómetro tiene forma de U y cada brazo mide , uno la temperatura máxima y el otro la mínima. Sobre unas escalas visibles a simple vista. Las expansiones del mercurio que contiene el termómetro arrastran dos cilindro de hierro que quedan fijados sobre la escala. uno en la máxima temperatura alcanzada y otro en la mínima. Con lo que solo queda anotar los grados señalados por los dos cilindros. Así como la temperatura que en ese momento hay.

El termómetro no puede colocarse dentro de una casa, de una cuadra o de cualquier otra estancia, porque entonces lo que mediría sería las temperaturas de tales lugares. Tiene que estar fuera para medir la temperatura que ahí existe. 

Pero tampoco se puede dejar a la intemperie. Hay que construirle un habitáculo especial que no altere las temperaturas que se van sucediendo al aire libre. Tiene que estar a la sombra y dentro de una especie de cajón de madera, preparado para no interrumpir la circulación del aire entre su interior y el exterior.

A 1´20 m. del suelo, apoyado en dos o cuatro postes. Con paredes dobles de listones inclinados hacia abajo, con un tejado a una sola vertiente y una chimenea en su centro que facilite aún más la aireación del interior.

Una puerta, también con dobles listones, permite abrirlo para ver y anotar las mediciones.

El mercurio es altamente contaminante y su uso fue prohibido en la UE (Unión Europea) a partir del 2.007. Desde entonces este tipo de termómetro (y el resto de ellos) utiliza otro tipo de líquido que actúa de la misma forma que el mercurio.

Las mediciones en estas estaciones son diarias y abarcan las 24 horas que van desde las 8 de la mañana del día inicial, hasta las 8 de la mañana del día siguiente.

Tras las mediciones y su anotación, se vacía el colector y con el toque de un imán se desactivan los cilindros.

Como veis, cualquiera con dos dedos de frente puede anotar estos datos de forma diaria. Lo que hay que destacar es que las personas que lo hacían y que lo siguen haciendo son colaboradores y lo hacen de forma desinteresada. La estación no es suya, actualmente pertenecen al AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) y antes al Instituto Nacional de Meteorología. Remitiendo los datos a la Delegación Territorial correspondiente.

Estas estaciones, atendidas por colaboradores, forman parte de la Red Climatológica Secundaria. Hasta hace poco había 1.276 estaciones termométricas y 2.758 pluviométricas, repartidas por el Estado español, pero su número se va reduciendo ya que al estar ligadas al medio rural se ven afectadas por los males que afectan a este (envejecimiento y éxodo de su población).

Una lastima porque algunas de ellas llevaban bastante más de un siglo aportando los datos, dándole mayor fiabilidad a los estudios climáticos que se hacían con ellos. Ya sabéis que para delimitar un tipo de clima y ver como evoluciona se necesitan estos y otros datos durante bastantes años.

Sí, solo se trata de ciencia. La meteorología, la climatología...son ramas científicas. La ciencia, algo que los zoquetes negacionistas son incapaces de entender, dado lo menguado de su conocimiento.

Es curioso que la negación de la ciencia se extienda tanto entre la gente, porque cuando alguien necesita una operación quirúrgica ¿a quién acude?, ¿a un vulgar carnicero o a un cirujano médico con conocimientos científicos?. ¡Pues eso!.

Dejad que los que saben desempeñen su labor y huid de los cantos de sirena.

La dana de Valencia nos mostró lo que ocurre cuando los negacionistas ocupan los puestos que gestionan nuestra propia seguridad. No haciendo caso de las advertencias de la AEMET y desmantelando esos servicios de seguridad. ¡Así les luce el pelo a los valencianos!. 

Vivero. 1 julio 2.024.

Las estaciones que mencionaremos tienen muchos menos años de observación: 10 años Las Tablizas, 13 años Mual y 8 años Coto Cortés. Pocos años pero que nos indican por donde van los tiros. Todas eran termopluviométricas, pero en lo que ahora nos interesa solo nos fijaremos en los datos de sus precipitaciones.

Munietsus, como el resto del Norte Penínsular, está dentro de la Región Biogeográfica Eurosiberiana, que se caracteriza por no tener un déficit hídrico acusado, aunque las precipitaciones descienden durante el verano.

La cuantía de las precipitaciones anuales totales en litros por metro cuadrado, define los cuatro ombroclimas de esta Región:

Subhúmedo- Entre 500 y 900.

Húmedo- Entre 900 y 1.400.

Hiperhúmedo- Entre 1.400 y 2.100.

Ultrahiperhúmedo- Por encima de los 2.400.

En Asturias, nuestra tierra, el ombroclima Subhúmedo no existe pues las precipitaciones nunca descienden de los 900.

Pues bien, la media anual de precipitaciones recogida en la estación de Las Tablizas es de 1.856 litros de agua por metro cuadrado. Lo que la situaría en el ombroclima Hiperhúmedo. 

Pero estas precipitaciones no se distribuyen uniformemente a lo largo del año, ya que sufren un descenso estival importante. El mes con mayores precipitaciones es noviembre, que llega a los 300 litros por metro cuadrado. Seguido de febrero y abril, que casi llegan a esa cantidad.

Por contra el mes con menores precipitaciones es agosto, que solo recoge 40 litros por metro cuadrado. Seguido de septiembre (sobre 55), Julio (sobre 60) y junio (sobre 80). Luego mayo y octubre ya llegan a los 100 litros por metro cuadrado y el resto de los meses muy por encima de esa cantidad.

Supongo que todos entendéis lo que significa "la media anual de precipitaciones". Por si alguien no lo tiene claro os lo voy a explicar. No todos los años cae la misma cantidad de precipitaciones. Hay años más lluviosos que otros. y lo mismo ocurre con el nublo, que no deja de ser una precipitación más ya que también precipita, depositándose tanto sobre el suelo como sobre la boca del pluviómetro.

Obtener la media de las precipitaciones de los 10 años de observaciones habidas es muy sencillo. Hay que sumar las 10 cantidades obtenidas cada año y el resultado hay que dividirlo entre 10. El cociente de esa operación es la media.

Esa cantidad de la media anual de litros por metro cuadrado, 1.856, es bastante elevada. Pensad , por ejemplo, que la separación entre la España húmeda (o verde) y la España seca se sitúa en torno a los 700 litros por metro cuadrado al año. Por debajo de esa cantidad estamos en la seca y por encima de esta en la húmeda.

Hay quienes aplican esa media anual al conjunto del Monte, sin tener en cuenta que hay otro factor que también interviene: el relieve.

Que la altitud modifica la cantidad de las precipitaciones queda de manifiesto haciendo una comparación entre las tres estaciones meteorológicas.

En el mismo valle de este afluente del Narcea está Mual, el pueblo donde nací yo. En una preciosa vega aluvial. Allí hubo una estación meteorológica que durante 13 años arrojó una media anual de 1.480 litros por metro cuadrado. Estando situado a 610 m. de altitud. 

Vista de Mual cuya estación meteorológica estaba a 610 metros de altitud. 31 julio 2.018.

En solo 60 metros de desnivel y a menos de 4 km de distancia en recto, en Las Tablizas (670 m. de altitud) se recogieron 376 litros más que en Mual.

La estación de Coto Cortés, en el vecino concejo de Degaña, situada a 1.325 m. de altitud, obtuvo durante 8 años de observación una media de 2.243 litros por metro cuadrado.

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Vistas desde el tseirón de Furmigueiros. 23 septiembre 2.000. Vayamos ahora con vistas con mayor profundidad en las que aparecen otras parte...