10/25/2025

La Ruta a Las Tsagunas 44 El Tixidal de La Candanosa.

Teixu de la iglesia de San Mamés de Mirantes de Luna (León). Se le calculan 300 años de vida. 27 agosto 2.023.

En algún panfleto sobre la Reserva he leído que se puede pasear por Muniellos al lado de robles, fayas, abedules y tejos. Algo que sin ser mentira, no se ajusta del todo con la realidad.

Lo de los robles es cierto ya que es el árbol más abundante de este lugar y excepto en el entorno inmediato de Las Tsagunas nos toparemos con ellos cada dos por tres durante el resto de la Ruta.

Las fayas no son tan abundantes como los robles, pero están muy presentes y se puede coquetear con ellas en numerosos enclaves con una orientación más o menos norteña.

La blanquecina y lisa piel del bedul no desaparece casi nunca de nuestra vista y cuando lo hace no tarda mucho en volver. Y eso sin tener en cuenta las zonas altas donde su dominancia es absoluta.

¿Pero lo de los tejos?...

Es muy probable que la inmensa mayoría de quienes visitan Munietsus se irán de la Reserva con la idea de no haber visto teixu alguno. Muchos es probable que no sepan distinguirlos y que incluso no sepan distinguir el resto de árboles.

Que nadie se ofenda por ello. Munietsus, y la naturaleza en general, se puede disfrutar de muy diferentes maneras. No es imprescindible tener conocimientos de biología, de botánica ni de otras ramas relacionadas con el Medio Ambiente.

La naturaleza ha estado ahí desde el origen de los tiempos, mucho antes de la aparición de los seres humanos. Y ha sido ella la que ha ido modelando la esencia de todas las formas de vida. La de los vegetales, la de los animales y por supuesto también la de los seres humanos. 

Por mucho que nos escondamos en grandes ciudades y nos rodeemos de tecnología y más tecnología, todos tenemos el don de poder conectar con la naturaleza.

Cuando vemos una bella puesta de sol nadie piensa en lo que físicamente está ocurriendo o en las propiedades lumínicas que la rodean. Es algo que te atrapa y que te hace sentir. Algo placentero que todos y todas podemos sentir. Da igual ser un crío que un centenario, que seas blanco o piel roja.

Yo se diferenciar algunos árboles pero no por ello dejo de admirar al resto. Cuando me topo con un bello ejemplar, disfruto viéndolo y si puedo sintiéndolo. Si se que árbol es pues mejor que mejor pero si no lo se ¿qué más da?.

Recuerdo cuando yo no sabía diferenciarlos, como dice el refrán "nadie nace aprendido". Pero eso no me impedía disfrutar en las numerosas salidas que realizaba y de admirar los árboles con los que me iba encontrando.

Enormes y grandiosos fustes de robles y fayas. Magníficas bóvedas capaces de crear ambientes semimágicos. Ejemplares que te sobrecogían y ante los que solo te quedaba rendirse y admirarlos por su vigor y su belleza. Laderas boscosas que sin árboles perderían la mayor parte de su encanto y que con ellos creaban paisajes de ensueño.

¿cómo no iba a acabar enamorándome de ellos?. Conocer luego sus nombres era lo menos que podía hacer cuando me acercaba a su lado. Una muestra de respeto y de agradecimiento ya que junto a ellos podía dar rienda suelta a todos los sentidos que la naturaleza ha tenido a bien concederme. A mí y al resto de los mortales.

Conocerlos y saber detalles de su existencia me ayudaban a intimar más con ellos. Conocerlos para amarlos más y para defenderlos contra viento y marea. Una postura egoísta y solidaria a la vez porque creo que la vida sería mucho más triste sin la existencia de bosques y de quienes los habitan.

Los bosques, santuarios de vida que nos ayudan a hermanarnos con la naturaleza y a respetar la tierra que nos ha visto crecer. A nosotros y  a nuestros ancestros.

Bueno, pues en el santuario de Munietsus la presencia de teixus es muy reducida y restringida a un área muy pequeña y concreta.

En este caso los topónimos no mienten. Nunca lo hacen, pero en ocasiones no son tan detallistas. La Veiga´l Tixidal y Vatsina Tixidal son los dos únicos topónimos relacionados con los teixus. Tixeirúa no tengo claro que este relacionada ya que es una derivación del topónimo original que es el galaico Tixeiroa. Y el Teso de la Veiga´l Tixidal es un derivado de la veiga. 

En el centro el tixidal de La Candanosa, con el trazado de la senda y los topónimos del lugar. Detalle del mapa de elaboración propia.

La Veiga´l Tixidal es un punto muy concreto y era donde los de Pousada Rengos tenían una braña estival, compuesta por una buena campera en torno al desagüe de La Regueira Las Tsagunas en el Ríu La Candanosa, con mayor penetración hacia La Regueira que hacia el río.

Una cabana y mucha agua (la de los dos cursos fluviales, la de una vaguadina y la de algunas fuentes) completaban el campo base de la braña.

Que luego el ganáu irradiara por todo el entorno es cierto, pero La Vega del Tejedal (su nombre en castellano) estaba abajo, donde ya hemos dicho.

El desagüe de la Vatsina Tixidal en el Ríu La Candanosa está muy cerca de La Veiga y es su parte baja la que forma parte del tejedal, o tixidal como decían los nuestros. Vatsina arriba no había teixus o al menos no quedan restos de su presencia.

En la misma veiga, en la campera de la braña es posible que existieran algunos teixus. En la cercana braña de Penabelosa, entre sus jugosos pastos sí que los había. Serían en cualquier caso pocos y no existía regeneración natural porque los nuevos brotes serían ramoneados por el ganáu.

La mayoría de los teixus estarían exiliados a los bordes de La Veiga, donde las laderas pronto se empinaban, en ocasiones en agrestes farallones. Ahí los ya crecidos podían seguir haciéndolo y los nacidos tendrían más posibilidades de poder crecer gracias a la menor presencia de ganáu doméstico.

No sabemos si hubo alguna corta específica de los teixus en este tixidal. La madera del tejo posee un precioso veteado, por no hablar de su proverbial resistencia ante el paso del tiempo.

Quizás alguna empresa del ramo de la ebanistería y del mueble o un particular deseoso de adquirir madera de tejo, pudo encargar a la empresa que en aquel tiempo estuviera "beneficiándose" del bosque, la corta de algunos ejemplares.

No creáis que es una mera suposición ya que tiene su fundamento.

En el vecino Monte Valdebóis cuando finalizaron las cortas de sus monumentales robles, una empresa valenciana se llevó varios camiones de rollas de teixu.

Fue tal su avaricia que se cortaron más teixus de los que finalmente se llevaron. Cuando yo visité la zona por primera vez, a mediados de los ochenta del siglo pasado, aún se veían desde la misma carretera numerosos troncos cortados y abandonados a la intemperie, pudriéndose ante el paso del tiempo.

El teixu es un árbol totémico, para mí y para cualquier amigo de los árboles. Es un árbol de otros tiempos, lejanos, muy lejanos, que ha conseguido casi milagrosamente sobrevivir y seguir ahí, vivito y coleando, para endulzarnos la vista y los otros sentidos.

El árbol no se parece a ningún otro de nuestros árboles autóctonos, en parte porque es la única conífera con la que contamos en la vertiente cantábrica, con su triangular porte inconfundible.

Para quienes no lo conocen les puede parecer un pino más, con sus hojas lanceoladas y estrechas. Pero al tocarlas notamos que son mucho más duras, casi ásperas al roce. 

Ramas y hojas de un teixu macho en Caguatses d´Arriba. 25 diciembre de 2.019.

Su tronco es marrón y en los ejemplares añosos tira más al rojizo, llegando a descamarse en algunas partes. 

Tronco rojizo de un teixu adulto de Valdebóis. 1987.

Su dureza se puede experimentar si tocamos las pequeñas ramillas que se van secando sobre su tronco. Tratad de doblarlas y sabréis a que me refiero.

Tocar y acariciar su piel puede ser algo sobrecogedor, sobre todo si pensamos que estamos tocando un ser vivo con cientos y cientos de años, muchos años más que cualquiera de nuestros robles o fayas, incluso de los más ancianos.

En lo único que no pueden competir con estos otros gigantes es en su altura, ya que no suelen pasar de los 20 m., siendo por lo general de menor tamaño. 

El teixu es un árbol atractivo pero no es aconsejable apasionarse en demasía en nuestra relación con él. Podéis acercaros a su lado, tocarlo o abrazarlo, pero sin excesos.

Todas sus partes son venenosas para nosotros: sus hojas, sus ramas, su tronco, sus raíces. La causante es una sustancia tóxica llamada taxina, una mezcla de alcaloides que tienen un efecto cardiotóxico que produce parálisis en el corazón en dosis elevadas.

Decíamos que el teixu es una conífera. Pero sus conos femeninos están modificados, cada uno contiene una sola semilla, envuelta parcialmente por una especie de baya, blanda y rojiza, llamada arilo. 

Fruto con el arilo cubriendo la mayor parte de la semilla. Recogida del suelo de un teixu hembra de Caguatses d´Abaxu. 28 agosto 2.022.

El arilo es la única parte del teixu que no es venenosa y es el reclamo perfecto para que muchas aves la consuman, tragándose también la semilla, contribuyendo a dispersarla con sus deposiciones. También las consumen los ratones, siendo en este caso perjudicial ya que estos mastican la semilla, destruyéndola. 

Dicen que si se traga una semilla, sin masticarla, su envoltura que posee una cutícula muy resistente, evita su alteración en su paso por el tubo digestivo. O sea que no hay intoxicación. Se expulsa entera y punto. Pero es preferible abstenerse de su ingesta. 

Semillas liberadas del arilo de un teixu de Caguatses d´Abaxu. 28 agosto 2.022.

Lo que sí podéis hacer es comeros el arilo, separándolo cuidadosamente de la semilla, algo muy fácil de conseguir. Yo lo he hecho en más de una ocasión y no he sufrido intoxicación alguna, aunque tengo que confesaros que su fuerte dulzor llegó a empalagarme algo.

Cuando comencé a trabajar en Munietsus de Guía-Monitor, ya tenía constancia de la existencia de teixus en esta zona. Entonces este árbol era algo exótico para mí. En todo el Monte Mual y en las penetraciones "piratas" (o sea sin permiso) por Munietsus, nunca me topé con él.

Fue haciendo la Ruta que ahora os vengo detallando cuando los vi por primera vez. Desde la senda que atraviesa la granda y la Vatsina Tixidal. Mirando hacia abajo, donde la Vatsina desagua en el Ríu La Candanosa, se veía su inconfundible silueta.

Era a comienzos de los años ochenta y entonces la vegetación estaba iniciando su regeneración, lo que hacía que los teixus resaltaran sobre el resto del arbolado.

Juraría que se veían dos enormes teixus, uno a cada lado del curso de la Vatsina. Aunque posteriormente, al menos desde el año 2.000 que es cuando empecé a hacer fotos, solo se veía uno, el de la ladera derecha.

Los veía pero nunca estuve a su lado. Por eso cuando estuve de Guía decidí enmendar mi tardanza. Lo tuve bastante fácil ya que la senda del río en el tramo de esta vatsina va por ese lado. Solo se necesitaba algo de tiempo y entonces disponía de él.

Me salí de la senda un poco antes del centro de la vatsina (bajando) y fui ascendiendo poco a poco. Me fui topando con jóvenes teixus, no muchos esa es la verdad, hasta llegar al milenario ejemplar que veía desde arriba.

Lo cierto es que me decepcionó bastante la imagen que ofrecía aquel ser con tantísimos años y que luego he vuelto a ver en algunos de los grandes tixidales a los que he ido "peregrinando" a lo largo de mi vida. 

Imagen típica de un teixu viejo, con un tronco gordo o muy gordo que pronto se deshilachaba manteniendo una o varias guías. Tixidal de Brañarronda. 31 julio 2.016.

Un gordísimo tronco que pronto se deshilachaba en numerosas ramas-guía, con una más prominente que se alzaba sobre el resto, que le servía de copa, con su inconfundible forma cónica.

Por suerte también he tenido la oportunidad de ver teixus con una estampa más lozana, gruesos troncos que se elevaban pujantes durante unos cuantos metros, aunque sin comparación posible con los que se pueden ver en algunos grandes albares o majestuosas fayas. Pero eso no se daba aquí, en el fondo de la Vatsina Tixidal. 

Imagen de un teixu esbelto y lozano. Caguatses d´Abaxu. 25 julio 2.025.

Pero lo más importante es que estaba vivo y que en sus entrañas atesoraba un largo periodo de nuestra historia. Seguro que durante su juventud había sentido deambular cerca de él a algún ástur-romano, atareado en labores de caza o de ganadería o comprobando si en los regatos de agua había arenas auríferas.

Si pudiera hablar ¿cuántas serían las historias que nos pondría contar?. De sus congéneres los árboles, de los animales que al pasar a su lado lo olisqueaban o de los seres humanos que se habían sentado a su lado, disfrutando del frescor que sus grandes copas prodigaban.

Un lugar sombrío, oscuro, como el de la mayoría de los templos de las grandes religiones, donde habitaba la divinidad. Un lugar propicio para reflexionar, para sondear nuestro interior, tratando de encontrar la luz que todos llevamos dentro.

Me decepcionó la imagen pero me emocionaron las sensaciones que experimenté, sentado allí junto a aquel "matusalen" arbóreo. Probablemente el ser con más edad del gran bosque de Munietsus.

La senda, en algunos tramos pista, por la que se hace la Ruta a Las Tsagunas no pasa por la Veiga´l Tixidal. Al poco de pasar el centro de la Vatsina Tixidal, bajando, un puente la pasa a la vertiente derecha del Ríu La Candanosa, que antes de llegar a la Veiga vuelve a pasar por otro puente a la vertiente izquierda, por donde durante un tramo se aleja bastante del curso fluvial. Desde la senda, la Veiga queda entonces abajo y del otro lado del río. 

El trazado de una ruta mediatiza bastante la idea que nos hacemos de los lugares que vamos visitando. Cuando va a media ladera las vistas nos permiten ver los diferentes ambientes existentes. Pero andando pegado a ríos de laderas pendientes las vistas no existen, están tapadas por la vegetación que nos envuelve.

A mí siempre me gustó salirme de la senda trazada. Husmear por lugares donde el relieve se abría algo y que no conocía. Estando de Monitor finalizaba mi jornada no mas tarde de las cuatro de la tarde. A veces me despedía de los grupos que hacían el Itinerario de la Naturaleza en el pueblo de Mual.

Pero la mayoría de las veces lo hacía en Las Tablizas, ya que en la vuelta al pueblo no había ninguna actividad programada. Yo pernoctaba entonces en Mual. Bajaba de vez en cuando a Cangas o me desplazaba a Uviéu o a León para estar con mi familia.

Muchos días me quedaba en Mual y cuando despedía a los grupos tenía toda la tarde para hacer lo que me viniera en gana durante ese tiempo.

Era entonces cuando aprovechaba para deambular por Munietsus. Hasta que oscureciera quedaban muchas horas. Las suficientes como para poder ir a cualquier sitio del Monte. Incluso a los más alejados.

Descubrí unos teixus un poco por debajo de la Veiga´l Tixidal. Los vi desde la senda, estaban del otro lado del río, no muy lejos de este, en un lugar pendiente y peñascoso.

No tardé en ir a visitarlos, aprovechando una de esas tardes que os mencionaba. Allí disfruté trepando y acercándome a cada uno de los veinte o treinta teixus que se habían refugiado en aquel arisco lugar. Medí el perímetro y calculé la altura que tenían, que iba anotando en un simple papel.

Me alegraba con cada uno de los que iban apareciendo. Su presencia atestiguaba la supervivencia del tixidal. Eran jóvenes pero todos eran bastante más altos que yo. Seguro que aún les faltaba algo de tiempo para llegar a la madurez sexual para poder reproducirse pero lo importante es que estaban allí, el resto es cuestión de tiempo.

Ellos, otros que no vi y los más jóvenes aún de La Veiga y del fondo de la Vatsina Tixidal, aseguraban la regeneración del tixidal, algo que es la mejor noticia que podemos dar sobre este tixidal de La Candanosa.

Obviamente para que pudieran surgir todos estos jóvenes teixus es necesaria la presencia de teixus adultos. Unos machos y otros hembras. Al anciano teixu de la Vatsina Tixidal se uniría otro precioso teixu situado a la entrada de La Veiga y que vemos por debajo de la senda y del que hablaremos a su debido tiempo. Así como otros que son más difíciles de localizar, pero que seguramente están por ahí.

No he vuelto a visitar al venerable teixu de la Vatsina Tixidal, pero sigue ahí porque se sigue viendo desde arriba, desde la senda por donde ahora transitamos. En mis últimas visitas he visto en el entorno de la senda, abajo cerca de La Veiga, jóvenes teixus que antes no conocía.

Lo que quiero decir es que el tixidal de La Candanosa tiene el futuro asegurado, al menos a corto plazo.

A largo plazo su aislamiento puede acabar pasándole factura. Como ocurre con los animales, el urogallo es el mejor ejemplo, las poblaciones reducidas y separadas de otros congéneres al no recibir nuevos genes pueden tener serios problemas de cara a su reproducción. 

Dicen los entendidos que para que una población aislada de teixus tenga el futuro asegurado, en condiciones naturales, debe contar con unos 400 ejemplares. Ese número no existe aquí, en este tixidal, aunque no descarto del todo que el tixidal de Valdebóis pueda tener alguna relación con él. Tal vez algunas aves o incluso el osu puedan visitar ambas zonas, contribuyendo así a que llegue aquí sabia (genes) nueva. Claro que este tixidal, más o menos cercano, tiene sus propios problemas.

El peligro está ahí, pendiendo sobre el tixidal. Los teixus que hay seguirán ahí durante mucho tiempo pero sin regeneración acabarán desapareciendo cuando les llegue su hora. Habría que "seguirles la Pista" y si fuera necesario tomar medidas al respecto. Pero dudo que la actual gestora del Monte esté por la labor.

En el vecino Monte La Vilietsa, que ya forma parte de la Reserva, debieron existir también teixus. Yo logré recopilar cinco topónimos relacionados con ellos (Chano´l Teixu, Fonte´l Teixu, Reguera´l Tichidal, Teso´l Teixu y Vatsina´l Teixu) pero no logré ver ningún ejemplar durante mis visitas a la zona.

Debían ser poblaciones reducidas o ejemplares sueltos que acabaron desapareciendo.

Podríamos preguntarnos por qué en el extenso Monte Munietsus no existen más tixidales. El resto de especies autóctonas que hay dentro de él, están presentes, en mayor o menor número, a lo largo de toda su extensión. ¿por qué el teixu no?.

Trataremos de dar algunas razones en los capítulos siguientes. 

10/06/2025

La Ruta a Las Tsagunas 43 La Vatsina Tixidal

Orocantabricos flanqueando la senda y colonizando la granda de la Vatsina Tixidal. 27 julio 2.018.

Con lo que llevamos visto y andado lo cierto es que se agradece el corto tramo por la granda de la Vatsina Tixidal.

Ante la ausencia de arbolado y de otros obstáculos de mayor envergadura, como grandes rocas o peñascas, quienes hicieron la senda pudieron darse un respiro. Es cierto que tuvieron que desbrozar el brezal y luego cavar en el blando suelo, donde solo las cepas de los ganzos y sus raíces ofrecían mayor resistencia. Pero a cambio el resultado agradaba a la vista. 

Desbrozar la vegetación, cavar echar la tierra hacia abajo para formar repecho y apisonar es lo que se hizo aquí. 26 julio 2.016.


Una delicia andar por esta senda. 26 julio 2.016.

La senda va completamente en llano hasta el centro de la vatsina, con un firme compacto y despejado. Algo que contribuyó a que su mantenimiento fuera más fácil de realizar, aunque el paso del tiempo y la reinstalación de la vegetación lo siguen haciendo necesario. 

Vista en perspectiva de la senda atravesando la granda. 26 julio 2.016.

En la granda cuando os paréis no miréis solo las excelentes vistas que se tienen, hacerlo también sobre lo que tenéis a vuestro alrededor, sobre la propia granda. Es un brezal rojo, llamado así porque el subarbusto dominante es el brezo rojo: erica australis subesp. aragonensis, al que nosotros , siguiendo el habla popular, llamaremos ganzo.

El ganzal, que así se llama por aquí, es muy frecuente en los terrenos secos que han sido previamente desarbolados. Abunda en todos nuestros montes y también en Munietsus, aunque aquí al alcanzar las sierras altitudes relativamente altas (cercanas a los 1.700 m.) pronto será desplazado por otro tipo de grandas: los matorrales turtófilos de brecina. Este ganzal del Tixidal es casi el último de los ganzales de este valle del Ríu La Candanosa.

Yo siempre conocí la existencia de esta granda. Suponemos que la zona fue talada a matarrasa, porque allí en pleno solano habría buenas matas de albares. No conozco cuando se realizó, aunque este tipo de cortas fueron muy utilizadas por la última empresa que asoló nuestro Monte.

Posiblemente el incendio de los ochenta se les escapo a quienes intentaron detenerlo en El Cotarrón, arrasando la granda, entrando en la Vatsina Tixidal y afectando el teso que precede a Vatsina da Eira. 

Huellas del incendio en el centro de la Vatsina Tixidal. 26 julio 2.016.

La Vatsina Tixidal es una vatsina relativamente corta, sobre todo si la comparamos con otras de nuestro Monte. No sube hasta la sierra ya que la corta El Cotarrón, que es donde nace. El cerro que vemos por encima de ella ya deslinda directamente la Vatsina da Eira de Los Tsagozos y ya es el cerro de El Cotarrón de La Candanosa.

Siempre me ha llamado la atención el cerro entre Tixidal y da Eira. En algunos puntos, como el de la senda, está muy poco arbolado y por encima presenta zonas bastante descarnadas, aflorando la roca madre. 

Detalle del cerro donde se ve su naturaleza rocosa. 27 julio 2.018.

Observándolo con el transcurso de los meses y de los años, me di cuenta de que él y la ladera derecha de la Vatsina Tixidal eran donde la seca primero aparecía.

En aquel verano tan seco del año 2.000 había otros muchos sitios donde se veía el fin de las hojas antes de tiempo, pero allí el espectáculo abarcaba un espacio más amplio que en el resto.

Hay una foto que ya os he mostrado en el capítulo anterior y que os vuelvo a mostrar aquí para que lo veáis por vosotros mismos.

Fijaros en la ladera derecha de la Vatsina Tixidal y en el teso. Estamos en septiembre pero su colorido ya es otoñal. 23 septiembre 2.000.

Ciertamente la mayoría de los veranos no son tan secos como lo fue aquel, pero de cuando en cuando sí que los hay.

Os muestro otras imágenes de esa zona hechas desde la granda en fechas más actuales. 

Cerro entre Vatsina Tixidal y Vatsina da Eira y fondos del valle. 29 julio 2.017.


Cerro rocoso y con grandas entre Vatsina Tixidal y Vatsina da Eira. 26 julio 2.016.

Las hojas de los árboles aún están verdes y lozanas, claro que las fotos son de finales de julio y todavía quedaba por delante mucho verano.

Hay una diferencia de 16 a 18 años entre las fotos. Poco tiempo para apreciar grandes cambios. Ya sabemos que en estas altitudes las cosas van lentas, muy lentas y aquí más aún por los suelos existentes.

Pero las cosas sí han mejorado gracias al avance de la vegetación, que engorda y asegura los suelos existentes. Algo que, como ya hemos comentado en otras partes, es esencial para que la humedad permanezca durante más tiempo a disposición de los vegetales.

Eso sin tener en cuenta que los suelos más gordos también aumentan los nutrientes del suelo y permiten que los árboles, por ejemplo, puedan vivir durante más años.

Pero mejorar los malos suelos de aquí y de la mayor parte de Munietsus no se consigue de la noche a la mañana, tendrán que pasar muchos decenios para conseguirlo, pero por lo menos el proceso ya ha comenzado.

También ha mejorado la granda en la que todavía permanecemos. Los ganzos no han dejado de crecer y aquí los suelos son mejores, mucho más gordos y terrosos.

De hecho los bordes de la granda, los que están más cerca del arbolado, ya hace unos años que han empezado a mejorar y a poblarse de algunos ejemplares.

Al ser un solano tan marcado, el bedul tiene poca participación y solo aparece cuando otros árboles ya lo han hecho, aunque también lo hace donde los ganzos son muy altos. 

Bedules surgiendo junto a otros árboles o donde los ganzos son muy grandes y les dan sombra en sus inicios. 26 julio 2.016.

 Los albares adultos, capaces de producir tsande, están un poco alejados, recluidos en el interior de la Vatsina Tixidal o por encima y debajo de los bordes de la granda. Mientras que por el lado del Cotarrón ya vimos que su presencia era más bien escasa.

Con poquísimos albares adultos al resto aún les faltan algunos años para poder reproducirse.

Esta tardanza de los albares ha sido aprovechado por sus primos los orocantabricos que ya se han instalado en los bordes y que tratan de hacerlo en el resto de la granda.

Los robles que rodean a Ástor son orocantabricos, que ya colonizan los bordes de la granda. 29 julio 2.017.


En esta ampliación se ve claramente que los robles son orocantabricos. Granda de la Vatsina Tixidal. 27 julio 2.018.

Con sus formas de arbustos e incluso de subarbustos van poco a poco colonizando el terreno, aunque a ellos también les cuesta hacerlo y les lleva su tiempo.  

Es probable que procedan del entorno del cerro rocoso donde abundan y de algunos ya instalados aquí tras los incendios y las talas. O puede que ya los  hubiera desde siempre, dado lo seco del terreno.

Lo que demuestran es que son unos excelentes colonizadores y que su presencia es mucho más amplia de lo que se venía creyendo.

Y entre estos orocantabricos, donde son más abundantes y pujantes, ya empiezan a aparecer otros árboles. Yo mismo he visto algún que otro capudre, desde la misma senda y sin rebuscar a fondo. 

Posiblemente acabe llegando el albar para adueñarse de un terreno que siempre le perteneció. Pero eso se prevee a largo plazo ya que lo primero que debe hacer el bosque es rellenar esa herida con alguno de sus miembros, siendo el orocantabrico el mejor capacitado para realizarlo.

La granda ocupa la mitad, más o menos, de la ladera izquierda de la Vatsina Tixidal. En su inicio, en el entorno de la senda, solo hay ganzos. Luego, poco a poco, empiezan a aparecer orocantabricos, primero de forma suelta y desaliñada y después ya más agrupados y con mejor aspecto.

Con este panorama sorprende la parte central de la Vatsina Tixidal, un auténtico oasis tras la calentura de la granda. Lo único negativo es su poca anchura.

Por fin aparecen los albares, con sus alargados y blanquecinos fustes. Da gusto volver a verlos tras un tramo sin su presencia. 

Albares cerca del centro de la vatsina. 26 julio 2.016.

Algunos tienen huellas del incendio y también los hay que son rebrotes de robles talados. La pena es que aún son bastante jóvenes y pocos deben ser capaces de producir tsande fértil. Pero su presencia es fundamental para garantizar la regeneración del robledal.

A no tardar mucho producirán grandes cantidades de tsande que irán completando la colonización de la granda.

En el centro el curso está, por supuesto, seco en verano dada la poca longitud de la vatsina. Pero es donde mayor humedad hay ya que las aguas caídas del cielo escurren hacia ahí y además porque al estar más hundido sobre el terreno, el sol no lo castiga tanto, abundando más las sombras.

Esta es la gran ventaja que tiene el centro de las vaguadas, por donde a veces discurren los regatos. Se puede ver en todos los montes: en el entorno del curso el arbolado está más desarrollado y si la zona ha sido talada o quemada es donde antes se inicia la regeneración.

Es el poder milagroso del agua, un elemento indispensable y vital para cualquier forma de vida. Lo podéis ver claramente si miráis la Vatsina Las Tsagunas, por poner un ejemplo que tenemos a vista de pájaro desde la granda.

Se pondría pensar que en el Monte Munietsus las cosas fueran distintas. El terreno está mayormente dominado por el bosque y las precipitaciones, como ya hemos visto en capítulos anteriores, son muy abundantes.

Tal vez en Munietsus el contraste entre los cerros o tesos y el curso de las vatsinas sea menos marcado y ejemplos de ello no faltan. Como el del cerro más importante de todo el Monte: el incomparable Sestu Gordu, el corazón de Munietsus.

Si Munietsus fuera un bosque virgen, el caso de Sestu Gordu se repetiría en muchos de los otros tesos. Incluso los ariscos y rocosos serrones tendrían más y mejor arbolado que el que ahora tienen.

Pero todos sabemos que el bosque estuvo muy humanizado durante mucho tiempo. Primero fueron las actividades ganaderas y más tarde las forestales las que cambiaron su fisonomía y su esencia y a día de hoy las huellas dejadas por estas siguen siendo muy visibles.

Los tesos son los lugares más delicados de nuestros montes, ya que son los más expuestos a los fenómenos meteorológicos adversos y destructores. Los vientos huracanados pueden arrasarlos y la falta de lluvias durante el verano puede provocar la muerte de muchos árboles.

Los tesos son los lugares más secos de nuestros montes, por ellos no circula ningún regato y al ser prominentes sobre el terreno son los lugares más soleados y aireados.

Salta a la vista aquí en Munietsus como en los tesos la regeneración va más lenta que en las laderas y que muchos tesos la han iniciado desde un estado regresivo.

Esto que comentamos lo hacemos ahora porque la Vatsina Tixidal es un fiel reflejo de ello. En lo más profundo de su interior, o sea en torno a su curso nos encontramos con buenos pladanus y xardones, bastante raleados entre si. 

Xardones y pládanus del centro de la Vatsina Tixidal. 26 julio 2.017.

No busquéis pladanus (arce-acer Pseudoplatanus) en los tesos ya que es un árbol muy amante de la humedad. Tampoco busquéis bosquetes donde sea el árbol dominante porque no los encontraréis. Lo suyo es crecer en solitario o como mucho formando pequeñas agrupaciones.

A pesar de no ser muy abundante en Munietsus, tampoco es raro encontrárnoslo de cuando en cuando. Ejemplares muy viejos y con muchos signos de decrepitud.

Los de aquí, en la Vatsina Tixidal, no son tan ancianos y parecen estar en plena forma, con buenos troncos y altas copas. 

Alzado de los pládanus. 26 julio 2.016.

Si no nos fijáramos a fondo podían pasar por unos albares más, sobre todo por el espeso mofo que camufla su cobriza corteza. Pero su palmeada hoja los delata.

En castellano a este arce también le llaman falso plátano, que recibe este nombre para diferenciarlo del auténtico plátano (platanus X hispanica).

Antes que nada convendría matizar que lo de plátano nada tiene que ver con el plátano de canarias ya que son especies completamente diferentes que lo único que tienen en común parece ser el nombre.

Siempre me ha llamado la atención el nombre de falso plátano y en mi juventud dudaba de que fuera un árbol autóctono de la tierra donde vivimos. Pero en todos nuestros montes, hasta en los lugares más recónditos, se les veía nacer, crecer y como en el resto de seres vivos también morir.

Su origen autóctono también se reflejaba en su nombre popular, con un nombre propio de nuestra tierra. Los paisanos y paisanas no lo llamaban arce o falso plátano. Le llamaban pládanu y en algunos lugares pláganu. y hasta un pueblo de nuestro concejo de Cangas se llama así: El Pládanu.

También el plátano está muy presente en nuestros pueblos y ciudades. Pero su origen no es autóctono, están ahí porque fueron plantados. Su nombre popular en castellano nos hará entender su origen. Plátano de paseo y plátano de sombra se le aplica al platanus X hispanica.

Antes de la aparición de los vehículos de motor, el transporte de mercancías y de personas se realizaba en vehículos de tracción animal, en carros, carretas y similares.

Era un transito lento y sometido a las inclemencias del tiempo. Frente a la lluvia poco se podía hacer, aparte de mejorar el piso y los sistemas de evacuación del agua.

Para evitar el excesivo calor que fatigaba tanto a los animales como a las personas, sí que se podía hacer algo. Se empezaron a plantar líneas de árboles en los dos bordes de las carreteras para que dieran sombra.

Durante "la francesada", siendo rey de España José Bonaparte, este ordenó por indicación de su hermano Napoleón Bonaparte, la plantación de olmos (negrillo-Ulmus minor) en las principales carreteras existentes, con la finalidad de que su ejercito pudiera desplazarse "a la Fresca".

Se eligieron los negrillos por su rápido crecimiento y la gran sombra que proyectaban sus enormes copas.

Más tarde le llegó la hora al árbol del que ahora hablamos. En muchas avenidas y paseos, tanto dentro de las ciudades como en muchas de sus entradas, se plantaron plátanos de paseo, por su gran resistencia a las podas, a la contaminación del tráfico rodado, el hollín proveniente de las cocinas y calefacciones o el derivado de instalaciones industriales, sin olvidarnos de las buenas sombras que proyectaban.

Recuerdo un buen paseo de entrada o salida de la otra Cangas asturiana, Cangas de Onís, con dos preciosas hileras de plátano, que supongo que sigan ahí. Así como algunas en Uviéu. Y, ¡cómo no!, las que hay en León, mi ciudad adoptiva, donde destaca la que bordea la calle del Río Bernesga por su margen derecha, la que pasa por delante de la estación de autobuses.

Esas mismas características del plátano le han servido para que fuera muy plantado en los jardines de villas y ciudades. Es el plátano de sombra que nos refresca de los ardores del astro rey.

Recuerdo el gran plátano que había en el cuartel de El Milán. en Uviéu, que fue salvajemente eliminado cuando el cuartel se readaptó como centro universitario.

Tiene narices, por no decir otra cosa, que los "hombres de armas" lo respetaran y que los "hombres de letras" lo eliminaran. Una pena porque era un gran ejemplar, gordo y alto. donde se veía como su blanca corteza se iba desconchando cada cierto tiempo y como cada año emitía unas preciosas bolitas que albergaban sus semillas.

Yo nunca pude acercarme a él pues cuando era cuartel la entrada estaba prohibida. Me contentaba viéndolo desde la ventana de la cocina de un piso donde vivía mi compañera.

Es muy fácil diferenciar ambas especies y cualquiera lo puede hacer. Las hojas son muy grandes y palmeadas, con cinco venas que conforman cinco lóbulos. En el pládano sus bordes y las puntas son algo redondeadas mientras que en el platano los bordes son rectos y terminados en punta.

Y por si alguien alberga dudas que se fije en sus frutos. En el pládano nacen en parejas unidas y están provistas de alas, para que el aire las disemine hasta largas distancias. Las semillas del plátano son más pequeñas y están dentro de una especie de pelotilla, muy llamativa y vistosa.

Y para terminar volvamos a la Vatsina Tixidal. A partir de su centro y atravesando dos vaguadinas, la senda empeora notablemente, se vuelve irregular y tiene algún repecho, como la subidina que hay al teso con Vatsina da Eira. 

Repecho saliendo al teso contra Vatsina da Eira. 26 julio 2.016.

Los árboles van menguando y acabarán finalmente desapareciendo. 

La Ruta a Las Tsagunas 45 Los enemigos del teixu. Factores ambientales y biológicos. El Tixidal de Valdebóis.

Teixu metiéndose por debajo de la Braña de Penavelosa en dirección al Counio, no muy lejos del cauce, antes de los caídos. 1987. Los actuale...