10/06/2025

La Ruta a Las Tsagunas 43 La Vatsina Tixidal

Orocantabricos flanqueando la senda y colonizando la granda de la Vatsina Tixidal. 27 julio 2.018.

Con lo que llevamos visto y andado lo cierto es que se agradece el corto tramo por la granda de la Vatsina Tixidal.

Ante la ausencia de arbolado y de otros obstáculos de mayor envergadura, como grandes rocas o peñascas, quienes hicieron la senda pudieron darse un respiro. Es cierto que tuvieron que desbrozar el brezal y luego cavar en el blando suelo, donde solo las cepas de los ganzos y sus raíces ofrecían mayor resistencia. Pero a cambio el resultado agradaba a la vista. 

Desbrozar la vegetación, cavar echar la tierra hacia abajo para formar repecho y apisonar es lo que se hizo aquí. 26 julio 2.016.


Una delicia andar por esta senda. 26 julio 2.016.

La senda va completamente en llano hasta el centro de la vatsina, con un firme compacto y despejado. Algo que contribuyó a que su mantenimiento fuera más fácil de realizar, aunque el paso del tiempo y la reinstalación de la vegetación lo siguen haciendo necesario. 

Vista en perspectiva de la senda atravesando la granda. 26 julio 2.016.

En la granda cuando os paréis no miréis solo las excelentes vistas que se tienen, hacerlo también sobre lo que tenéis a vuestro alrededor, sobre la propia granda. Es un brezal rojo, llamado así porque el subarbusto dominante es el brezo rojo: erica australis subesp. aragonensis, al que nosotros , siguiendo el habla popular, llamaremos ganzo.

El ganzal, que así se llama por aquí, es muy frecuente en los terrenos secos que han sido previamente desarbolados. Abunda en todos nuestros montes y también en Munietsus, aunque aquí al alcanzar las sierras altitudes relativamente altas (cercanas a los 1.700 m.) pronto será desplazado por otro tipo de grandas: los matorrales turtófilos de brecina. Este ganzal del Tixidal es casi el último de los ganzales de este valle del Ríu La Candanosa.

Yo siempre conocí la existencia de esta granda. Suponemos que la zona fue talada a matarrasa, porque allí en pleno solano habría buenas matas de albares. No conozco cuando se realizó, aunque este tipo de cortas fueron muy utilizadas por la última empresa que asoló nuestro Monte.

Posiblemente el incendio de los ochenta se les escapo a quienes intentaron detenerlo en El Cotarrón, arrasando la granda, entrando en la Vatsina Tixidal y afectando el teso que precede a Vatsina da Eira. 

Huellas del incendio en el centro de la Vatsina Tixidal. 26 julio 2.016.

La Vatsina Tixidal es una vatsina relativamente corta, sobre todo si la comparamos con otras de nuestro Monte. No sube hasta la sierra ya que la corta El Cotarrón, que es donde nace. El cerro que vemos por encima de ella ya deslinda directamente la Vatsina da Eira de Los Tsagozos y ya es el cerro de El Cotarrón de La Candanosa.

Siempre me ha llamado la atención el cerro entre Tixidal y da Eira. En algunos puntos, como el de la senda, está muy poco arbolado y por encima presenta zonas bastante descarnadas, aflorando la roca madre. 

Detalle del cerro donde se ve su naturaleza rocosa. 27 julio 2.018.

Observándolo con el transcurso de los meses y de los años, me di cuenta de que él y la ladera derecha de la Vatsina Tixidal eran donde la seca primero aparecía.

En aquel verano tan seco del año 2.000 había otros muchos sitios donde se veía el fin de las hojas antes de tiempo, pero allí el espectáculo abarcaba un espacio más amplio que en el resto.

Hay una foto que ya os he mostrado en el capítulo anterior y que os vuelvo a mostrar aquí para que lo veáis por vosotros mismos.

Fijaros en la ladera derecha de la Vatsina Tixidal y en el teso. Estamos en septiembre pero su colorido ya es otoñal. 23 septiembre 2.000.

Ciertamente la mayoría de los veranos no son tan secos como lo fue aquel, pero de cuando en cuando sí que los hay.

Os muestro otras imágenes de esa zona hechas desde la granda en fechas más actuales. 

Cerro entre Vatsina Tixidal y Vatsina da Eira y fondos del valle. 29 julio 2.017.


Cerro rocoso y con grandas entre Vatsina Tixidal y Vatsina da Eira. 26 julio 2.016.

Las hojas de los árboles aún están verdes y lozanas, claro que las fotos son de finales de julio y todavía quedaba por delante mucho verano.

Hay una diferencia de 16 a 18 años entre las fotos. Poco tiempo para apreciar grandes cambios. Ya sabemos que en estas altitudes las cosas van lentas, muy lentas y aquí más aún por los suelos existentes.

Pero las cosas sí han mejorado gracias al avance de la vegetación, que engorda y asegura los suelos existentes. Algo que, como ya hemos comentado en otras partes, es esencial para que la humedad permanezca durante más tiempo a disposición de los vegetales.

Eso sin tener en cuenta que los suelos más gordos también aumentan los nutrientes del suelo y permiten que los árboles, por ejemplo, puedan vivir durante más años.

Pero mejorar los malos suelos de aquí y de la mayor parte de Munietsus no se consigue de la noche a la mañana, tendrán que pasar muchos decenios para conseguirlo, pero por lo menos el proceso ya ha comenzado.

También ha mejorado la granda en la que todavía permanecemos. Los ganzos no han dejado de crecer y aquí los suelos son mejores, mucho más gordos y terrosos.

De hecho los bordes de la granda, los que están más cerca del arbolado, ya hace unos años que han empezado a mejorar y a poblarse de algunos ejemplares.

Al ser un solano tan marcado, el bedul tiene poca participación y solo aparece cuando otros árboles ya lo han hecho, aunque también lo hace donde los ganzos son muy altos. 

Bedules surgiendo junto a otros árboles o donde los ganzos son muy grandes y les dan sombra en sus inicios. 26 julio 2.016.

 Los albares adultos, capaces de producir tsande, están un poco alejados, recluidos en el interior de la Vatsina Tixidal o por encima y debajo de los bordes de la granda. Mientras que por el lado del Cotarrón ya vimos que su presencia era más bien escasa.

Con poquísimos albares adultos al resto aún les faltan algunos años para poder reproducirse.

Esta tardanza de los albares ha sido aprovechado por sus primos los orocantabricos que ya se han instalado en los bordes y que tratan de hacerlo en el resto de la granda.

Los robles que rodean a Ástor son orocantabricos, que ya colonizan los bordes de la granda. 29 julio 2.017.


En esta ampliación se ve claramente que los robles son orocantabricos. Granda de la Vatsina Tixidal. 27 julio 2.018.

Con sus formas de arbustos e incluso de subarbustos van poco a poco colonizando el terreno, aunque a ellos también les cuesta hacerlo y les lleva su tiempo.  

Es probable que procedan del entorno del cerro rocoso donde abundan y de algunos ya instalados aquí tras los incendios y las talas. O puede que ya los  hubiera desde siempre, dado lo seco del terreno.

Lo que demuestran es que son unos excelentes colonizadores y que su presencia es mucho más amplia de lo que se venía creyendo.

Y entre estos orocantabricos, donde son más abundantes y pujantes, ya empiezan a aparecer otros árboles. Yo mismo he visto algún que otro capudre, desde la misma senda y sin rebuscar a fondo. 

Posiblemente acabe llegando el albar para adueñarse de un terreno que siempre le perteneció. Pero eso se prevee a largo plazo ya que lo primero que debe hacer el bosque es rellenar esa herida con alguno de sus miembros, siendo el orocantabrico el mejor capacitado para realizarlo.

La granda ocupa la mitad, más o menos, de la ladera izquierda de la Vatsina Tixidal. En su inicio, en el entorno de la senda, solo hay ganzos. Luego, poco a poco, empiezan a aparecer orocantabricos, primero de forma suelta y desaliñada y después ya más agrupados y con mejor aspecto.

Con este panorama sorprende la parte central de la Vatsina Tixidal, un auténtico oasis tras la calentura de la granda. Lo único negativo es su poca anchura.

Por fin aparecen los albares, con sus alargados y blanquecinos fustes. Da gusto volver a verlos tras un tramo sin su presencia. 

Albares cerca del centro de la vatsina. 26 julio 2.016.

Algunos tienen huellas del incendio y también los hay que son rebrotes de robles talados. La pena es que aún son bastante jóvenes y pocos deben ser capaces de producir tsande fértil. Pero su presencia es fundamental para garantizar la regeneración del robledal.

A no tardar mucho producirán grandes cantidades de tsande que irán completando la colonización de la granda.

En el centro el curso está, por supuesto, seco en verano dada la poca longitud de la vatsina. Pero es donde mayor humedad hay ya que las aguas caídas del cielo escurren hacia ahí y además porque al estar más hundido sobre el terreno, el sol no lo castiga tanto, abundando más las sombras.

Esta es la gran ventaja que tiene el centro de las vaguadas, por donde a veces discurren los regatos. Se puede ver en todos los montes: en el entorno del curso el arbolado está más desarrollado y si la zona ha sido talada o quemada es donde antes se inicia la regeneración.

Es el poder milagroso del agua, un elemento indispensable y vital para cualquier forma de vida. Lo podéis ver claramente si miráis la Vatsina Las Tsagunas, por poner un ejemplo que tenemos a vista de pájaro desde la granda.

Se pondría pensar que en el Monte Munietsus las cosas fueran distintas. El terreno está mayormente dominado por el bosque y las precipitaciones, como ya hemos visto en capítulos anteriores, son muy abundantes.

Tal vez en Munietsus el contraste entre los cerros o tesos y el curso de las vatsinas sea menos marcado y ejemplos de ello no faltan. Como el del cerro más importante de todo el Monte: el incomparable Sestu Gordu, el corazón de Munietsus.

Si Munietsus fuera un bosque virgen, el caso de Sestu Gordu se repetiría en muchos de los otros tesos. Incluso los ariscos y rocosos serrones tendrían más y mejor arbolado que el que ahora tienen.

Pero todos sabemos que el bosque estuvo muy humanizado durante mucho tiempo. Primero fueron las actividades ganaderas y más tarde las forestales las que cambiaron su fisonomía y su esencia y a día de hoy las huellas dejadas por estas siguen siendo muy visibles.

Los tesos son los lugares más delicados de nuestros montes, ya que son los más expuestos a los fenómenos meteorológicos adversos y destructores. Los vientos huracanados pueden arrasarlos y la falta de lluvias durante el verano puede provocar la muerte de muchos árboles.

Los tesos son los lugares más secos de nuestros montes, por ellos no circula ningún regato y al ser prominentes sobre el terreno son los lugares más soleados y aireados.

Salta a la vista aquí en Munietsus como en los tesos la regeneración va más lenta que en las laderas y que muchos tesos la han iniciado desde un estado regresivo.

Esto que comentamos lo hacemos ahora porque la Vatsina Tixidal es un fiel reflejo de ello. En lo más profundo de su interior, o sea en torno a su curso nos encontramos con buenos pladanus y xardones, bastante raleados entre si. 

Xardones y pládanus del centro de la Vatsina Tixidal. 26 julio 2.017.

No busquéis pladanus (arce-acer Pseudoplatanus) en los tesos ya que es un árbol muy amante de la humedad. Tampoco busquéis bosquetes donde sea el árbol dominante porque no los encontraréis. Lo suyo es crecer en solitario o como mucho formando pequeñas agrupaciones.

A pesar de no ser muy abundante en Munietsus, tampoco es raro encontrárnoslo de cuando en cuando. Ejemplares muy viejos y con muchos signos de decrepitud.

Los de aquí, en la Vatsina Tixidal, no son tan ancianos y parecen estar en plena forma, con buenos troncos y altas copas. 

Alzado de los pládanus. 26 julio 2.016.

Si no nos fijáramos a fondo podían pasar por unos albares más, sobre todo por el espeso mofo que camufla su cobriza corteza. Pero su palmeada hoja los delata.

En castellano a este arce también le llaman falso plátano, que recibe este nombre para diferenciarlo del auténtico plátano (platanus X hispanica).

Antes que nada convendría matizar que lo de plátano nada tiene que ver con el plátano de canarias ya que son especies completamente diferentes que lo único que tienen en común parece ser el nombre.

Siempre me ha llamado la atención el nombre de falso plátano y en mi juventud dudaba de que fuera un árbol autóctono de la tierra donde vivimos. Pero en todos nuestros montes, hasta en los lugares más recónditos, se les veía nacer, crecer y como en el resto de seres vivos también morir.

Su origen autóctono también se reflejaba en su nombre popular, con un nombre propio de nuestra tierra. Los paisanos y paisanas no lo llamaban arce o falso plátano. Le llamaban pládanu y en algunos lugares pláganu. y hasta un pueblo de nuestro concejo de Cangas se llama así: El Pládanu.

También el plátano está muy presente en nuestros pueblos y ciudades. Pero su origen no es autóctono, están ahí porque fueron plantados. Su nombre popular en castellano nos hará entender su origen. Plátano de paseo y plátano de sombra se le aplica al platanus X hispanica.

Antes de la aparición de los vehículos de motor, el transporte de mercancías y de personas se realizaba en vehículos de tracción animal, en carros, carretas y similares.

Era un transito lento y sometido a las inclemencias del tiempo. Frente a la lluvia poco se podía hacer, aparte de mejorar el piso y los sistemas de evacuación del agua.

Para evitar el excesivo calor que fatigaba tanto a los animales como a las personas, sí que se podía hacer algo. Se empezaron a plantar líneas de árboles en los dos bordes de las carreteras para que dieran sombra.

Durante "la francesada", siendo rey de España José Bonaparte, este ordenó por indicación de su hermano Napoleón Bonaparte, la plantación de olmos (negrillo-Ulmus minor) en las principales carreteras existentes, con la finalidad de que su ejercito pudiera desplazarse "a la Fresca".

Se eligieron los negrillos por su rápido crecimiento y la gran sombra que proyectaban sus enormes copas.

Más tarde le llegó la hora al árbol del que ahora hablamos. En muchas avenidas y paseos, tanto dentro de las ciudades como en muchas de sus entradas, se plantaron plátanos de paseo, por su gran resistencia a las podas, a la contaminación del tráfico rodado, el hollín proveniente de las cocinas y calefacciones o el derivado de instalaciones industriales, sin olvidarnos de las buenas sombras que proyectaban.

Recuerdo un buen paseo de entrada o salida de la otra Cangas asturiana, Cangas de Onís, con dos preciosas hileras de plátano, que supongo que sigan ahí. Así como algunas en Uviéu. Y, ¡cómo no!, las que hay en León, mi ciudad adoptiva, donde destaca la que bordea la calle del Río Bernesga por su margen derecha, la que pasa por delante de la estación de autobuses.

Esas mismas características del plátano le han servido para que fuera muy plantado en los jardines de villas y ciudades. Es el plátano de sombra que nos refresca de los ardores del astro rey.

Recuerdo el gran plátano que había en el cuartel de El Milán. en Uviéu, que fue salvajemente eliminado cuando el cuartel se readaptó como centro universitario.

Tiene narices, por no decir otra cosa, que los "hombres de armas" lo respetaran y que los "hombres de letras" lo eliminaran. Una pena porque era un gran ejemplar, gordo y alto. donde se veía como su blanca corteza se iba desconchando cada cierto tiempo y como cada año emitía unas preciosas bolitas que albergaban sus semillas.

Yo nunca pude acercarme a él pues cuando era cuartel la entrada estaba prohibida. Me contentaba viéndolo desde la ventana de la cocina de un piso donde vivía mi compañera.

Es muy fácil diferenciar ambas especies y cualquiera lo puede hacer. Las hojas son muy grandes y palmeadas, con cinco venas que conforman cinco lóbulos. En el pládano sus bordes y las puntas son algo redondeadas mientras que en el platano los bordes son rectos y terminados en punta.

Y por si alguien alberga dudas que se fije en sus frutos. En el pládano nacen en parejas unidas y están provistas de alas, para que el aire las disemine hasta largas distancias. Las semillas del plátano son más pequeñas y están dentro de una especie de pelotilla, muy llamativa y vistosa.

Y para terminar volvamos a la Vatsina Tixidal. A partir de su centro y atravesando dos vaguadinas, la senda empeora notablemente, se vuelve irregular y tiene algún repecho, como la subidina que hay al teso con Vatsina da Eira. 

Repecho saliendo al teso contra Vatsina da Eira. 26 julio 2.016.

Los árboles van menguando y acabarán finalmente desapareciendo. 

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