11/24/2025

La Ruta a Las Tsagunas 45 Los enemigos del teixu. Factores ambientales y biológicos. El Tixidal de Valdebóis.

Teixu metiéndose por debajo de la Braña de Penavelosa en dirección al Counio, no muy lejos del cauce, antes de los caídos. 1987.

Los actuales teixus (taxus baccata L) ya existían cuando se inició la última de las grandes glaciaciones: la glaciación Würm, que comenzó hace unos 110.000 años. De hecho su familia (taxaceas) ya estaba muy difundida desde el Jurásico, iniciado hace la friolera de 201 millones de años.

Como el resto de árboles tuvo que refugiarse en enclaves situados a bajas altitudes cuando la nieve y el hielo se asentaron en nuestros montes. Para volver a salir y expandirse cuando estos desaparecían.

Cuando llegó el Holoceno (en números redondos para no complicároslo, hace 12.000 años, en el 10.000 a.C.), el teixu, como el resto de las coníferas, ya se hallaba situado a mayor altitud que el resto de árboles por su capacidad de aguantar mejor el frío.

Esto le dio ventaja para colonizar los lugares que más le convenían: Zonas montañosas húmedas y frescas, normalmente en los avesius a partir de los 800 m. de altitud.

También le benefició, ya que al menos no lo desplazó, la inicial dominancia del bedul (abedul). Un árbol que deja pasar mucha de la insolación existente y que puede convivir perfectamente con él.

De todas formas el teixu era un árbol de épocas pasadas, incapaz ya de crear bosques en los que fuera dominante. Más que nada porque aparecieron árboles más adaptados a los nuevos tiempos.

La expansión y preponderancia de los robles a partir del Optimo Climático del Holoceno, no le benefició lo más mínimo ya que los robles pueden formar bosques compactos que limitan, no la presencia de tejos, si no su expansión y mantenimiento.

El tejo, a diferencia del resto de coníferas, no tiene resina, pero su savia parece ser muy resistente al frío. Algo que se constata con su tipo de hoja, que permanece asida a la rama durante todo el año, incluido el frío invierno (hoja perenne).

Puede crecer sin excesivos problemas a la sombra de árboles que le dejen pasar algo de luz. Y si esos árboles son caducifolios, cuando se les caen las hojas, las hojas del yeixu se aprovechan ya que pueden seguir fotosintetizando durante los meses fríos. Obviamente a mucho menor ritmo que cuando las temperaturas son más benignas.

Los robles no acaban con los tejos que ya han nacido y están en pleno crecimiento, pero sí que pueden evitar la instalación de nuevos tejos, sobre todo porque no les dejan sitio donde poder hacerlo.

Constriñen el tejedal y no lo dejan expandirse. Sobre todo el roble albar, el roble típico de Munietsus, que puede colonizar los mismos enclaves que el teixu, aparte de otros más secos.

¿Habéis oído hablar del llamado Evento árido 4.100 cal. BP?. Se trata de un episodio que afectó a todo el planeta entre el 2.450 y el 1950 cal. a.C. en el que el clima se volvió de pronto más seco y frío. Supuso el colapso de numerosas culturas a lo largo de toda la Tierra y a los tejos les sentó francamente mal, desapareciendo en muchos sitios y reduciéndose en otros. 

Curiosamente ese pequeño cambio climático vino a coincidir con el inicio de la expansión de las fayas (fagus sylvatica). Curioso porque la fayas, como los tejos, necesitan terrenos húmedos.

Al compartir el mismo nicho ecológico las fayas acabaron llegando a muchas tejedas. Si mal le había ido al teixu con el albar y otros robles, peor le iba a resultar con las fayas, que los acabarían desalojando o constriñendo aún más en numerosos lugares. 

Teniendo en cuenta todo lo anterior no resulta tan extraño que en Munietsus haya pocos teixus y además recluidos en un solo lugar.

Pero solo hemos mencionado los factores, llamémosles ambientales, que han ido contra el teixu. Veamos el resto de factores. Unos son de tipo biológico y otros antrópicos.

Los factores biológicos son lo que podríamos considerar como las debilidades que posee el teixu en relación con el resto de árboles autóctonos de nuestros montes.

Hay quien dice que el árbol al crecer de forma muy lenta (20-30 Cm de altura como máximo cada año) tarda muchos años en alcanzar la madurez sexual, produciendo semillas, en árboles aislados o lugares abiertos, a partir de los 20-30 años de edad.

A mí, la verdad, no me parece tanto tiempo ya que nuestros albares y fayas oscilan entre los 40-60 años de edad para emitir las suyas. Si bien es cierto que en climas más de interior como la Submeseta Norte, lo hacen con mayor prontitud.

Pero en masas densas esa producción de semillas se retrasa hasta los 70-120 años. Una barbaridad de años que le restan competitividad con el resto de especies.

En condiciones favorables los teixus no presentan vecería, produciendo frutos todos los años, pero si el entorno les es hostil pueden presentarla cada dos o tres años. Recordad que nuestros albares producen tsande (bellota) un año y luego están hasta tres años sin hacerlo.

La mayor debilidad del teixu es que es una especie dioica. Quiere decir esto que hay tejos hembra y tejos macho. Nuestros robles, fayas y bedules son monoicos, o sea en cada uno de ellos están presentes los dos sexos.

Si los teixus formaran extensos bosques, como hacen los otros árboles mencionados, ello no supondría mayores problemas.

Pero esos tiempos ya pertenecían al pasado. Durante todo el Holoceno los teixus ya no formaban bosques. Formaban grupos o se encontraban diseminados entre otros árboles, pero siempre en minoría.

Y como vimos, primero los robles y más tarde la fayas les fueron recluyendo a núcleos aislados y es entonces cuando lo de ser dioico cobra mayor protagonismo.

No penséis que un solo roble puede reproducirse sexualmente (en teoría podría hacerlo ya que tiene flores masculinas y flores femeninas) pero por norma general prefiere cruzarse con otro u otros robles.

Pero para la reproducción de los teixus se necesita la presencia, al menos, de un tejo macho y un tejo hembra. No la presencia de dos tejos si no que ambos sean de sexos distintos y esto en poblaciones reducidas es una gran desventaja.

Sí por los motivos que fuera faltara uno de los sexos, aunque hubiera multitud del otro sexo, el tixidal acabaría desapareciendo ya que no nacerían nuevos teixus. El tixidal seguiría estando mientras vivieran los teixus que allí hay, pero cuando murieran el tixidal se extinguiría.

No se si alguno-a de vosotros-as conocéis el Monte Valdebóis, que actualmente está unido al Monte Munietsus y que junto al Monte La Vilietsa forman la Reserva Natural Integral de Muniellos.

Tiene muchas cosas importantes, pero para mí lo más valioso de este Monte son sus teixus. Estos no están concentrados en un solo punto. Si es cierto que son muy abundantes en O Rigueiro As Teixeiras, pero hay teixus sueltos en otros muchos lugares del avesíu. 

Detalle del mapa original que utilicé para los estudios del Monte Valdebóis con la mayor concentración de teixus. Cada punto verde es un ejemplar.

Debajo mismo de la Braña de Pena Belosa (o velosa) he visto los restos de un descomunal teixu. Ya solo tenía la cascara de un lado de la base del tronco, sobresaliendo muy poco del suelo. Imaginar su corpulencia (prolongando su contorno) desafiaba toda lógica ya que superaría holgadamente el grosor de cualquier albar que yo haya visto en mi vida.

A veces pienso que los teixus del tixidal de La Candanosa de Munietsus proceden de este lugar.

En realidad ambos lugares no están tan alejados entre si, y comparten además una mayor tendencia hacia la sequedad, sobre todo comparándola con el resto del Monte Munietsus. La Vatsina Tixidal está en la ladera solana y el Rigueiro As Teixeiras en el avesíu de la misma sierra.

Quizás la fauna de la zona llevó a esa zona de Munietsus, semillas tragadas en el Vale Pena Belosa o en el Vale Pena Belosia, los dos afluentes del Rigueiro As Teixeiras. Pájaros pero también zorros, mustelidos y hasta los mismos osos contribuyen a su dispersión ya que se tragan el arilo y su contenido, la semilla, sin masticarlas. Los jugos gástricos no son capaces de digerirlos pero les inhiben el letargo que poseen y cuando llegan al suelo germinan con facilidad. 

Valdebóis. Vale PenaBelosía. 1987.


Valdebóis. Vale de PenaVelosa. 1987.

En Valdebóis he visto, quizás, los más bellos fustes de teixus de todos los lugares en los que los he visto. Me sobrecogen los troncos añosos de los milenarios teixus, sobre todo porque me sumen en profundas cavilaciones, pero en realidad no me parecen bellos.

Es cuestión de gustos y cada uno tiene los suyos. Un solo fuste de varias centenas de años, alzándose recto sobre el suelo, limpio de ramas laterales y con casi el mismo grosor durante diez o doce metros. Y luego la forma cónica de la copa. 

Alto teixu con doble guía por debajo de la Braña de Penavelosa. 28 julio 2.017.

Ese sería mi "tipo" de teixu, y allí en Valdebóis los había. Y seguramente hubo muchos más y que fue seguramente ese "tipo" el causante  de la muerte de muchos de ellos.

Teixus totalmente sanos, en la flor de la vida, que embelesaban con su porte. Pero también teixus con mucha madera. Mucha y de excelente calidad en cada teixu.

Y luego muchos teixus con esa estampa, algo que no era frecuente en las tejedas que entonces existían y que fueron la causa de su perdición. A saber donde ha ido a parar su preciosa madera.

Afortunadamente aún sobrevivían teixus con esa fisonomía y era una auténtica gozada detenerse a contemplarlos, aunque para ello tuvieras que andar por sitios muy pendientes y difíciles de transitar. Sitios poco frecuentados por el ser humano y sus animales domésticos y en donde gracias a ello podían crecer a sus anchas. 

El mismo teixu anterior desde más cerca. 28 julio 2.017.

Me llevé un gran disgusto un día que vi a dos de estos teixus casi arrancados del suelo, inclinados y apoyados en otros teixus. Una buena putada que no solo amenazaba la vida de los medio tumbados si no también la de los que le servían de apoyo.

Lo ideal sería tratar de enderezar los inclinados y en caso de no poder conseguirlo habría que talarlos para que no causaran más daños. Informé de ello a la Consejería y ¿sabéis lo que hicieron?.

Nada, no hicieron nada. Era lo más cómodo de hacer y una idea de ciertos conservacionistas que propugnaban la necesidad de intervenir lo menos posible en la evolución natural de los espacios protegidos.

Dejar que la naturaleza evolucione a su libre albedrio es en principio una magnífica idea pero dejar morir a ejemplares de una especie casi en peligro de extinción y no intervenir para evitarlo no es de recibo, ¡en fin!.

Pero no todos los teixus de Valdebóis eran como estos que os he detallado. Ya he mencionado que en las camperas de la Braña de Penavelosa había instalados numerosos teixus. 

Braña de PenaVelosa, Valdebóis, encima mismo de la actual carretera. 1987.

La actual carretera desfigura bastante la realidad que esta zona siempre tuvo. Una zona bastante alejada del pueblo. La campera de esta braña comenzaba justo por encima de por donde pasa la carretera, aprovechando un buen rellano en torno al regueiro y ascendiendo después, siguiéndolo, en dirección a La Lagua.

La primera vez que visité la zona, y que fue pronto porque allí se iniciaba una ruta "pirata" a Las Tsagunas de La Candanosa, me llamaron mucho la atención los numerosos teixus que había por allí. Tanto que ya siendo Guía-Monitor se lo comente al encargado de mis actividades de la Consejería. Un chico más o menos de mi edad que estaba comenzando su carrera funcionarial y que acabaría "trepando" a puestos de mayor rango y responsabilidad. Su nombre me lo guardo para mí pues no es cosa de señalar a nadie.

Fuimos hasta allí en su coche y estuvimos un par de horas viéndolos. Mientras tanto él les fue midiendo su altura con un aparato que tenía. Parecía tan sorprendido como yo por la presencia de tantos teixus.

Todos los teixus superaban la centena de años, pero se notaba que estaban muy antropizados. Su altura era menor que la de los otros teixus, debido a las podas que habían recibido. Había leído en alguna parte que muchos pueblos se engalanaban, en sus festividades, con ramas de teixu y pensé que tal vez Valdebóis fuera uno de esos pueblos.

Hoy no pienso lo mismo. ¿Sabíais que las ramas de tejo fueron utilizadas como forraje para los rumiantes domésticos?. En algunos lugares donde su presencia era habitual se pelaban los teixus, llevándose sus ramas para las cortes del pueblo donde se seccionaban y se daba al ganáu.

Parece ser que las vacas, las ovejas y las cabras pueden tolerar cierta dosis de la taxina, aunque no es conveniente excederse en su uso. Dosis de 100 o 200 gramos de hojas son mortales para burros, mulas, yeguas o caballos. aunque como todos sabéis los equinos no son rumiantes.

En Valdebóis su uso no era exactamente ese. Se recurría a él en casos de necesidad

Había años, más habituales de lo que se pueda pensar, que los inviernos se alargaban y el ganáu no se podía sacar al monte. Cuando ya casi se habían agotado la yerba y el ramaje almacenado había que recurrir a otras fuentes alimentarias. Por aquel entonces no había acceso a piensos de compra, había que ingeniárselas con lo que el Medio local podía ofrecer.

Los únicos árboles con hojas durante esa época eran los xardones (acebos) y los teixus.

Los xardones son muy abundantes por todos nuestros montes y su uso esta contrastado en muchos lugares. Se salía al monte y se volvía con grandes ejemplares, que mayoritariamente ya no tenían pinchos y a cuyas hojas el ganáu no le hacía ascos. 

Hace poco un paisano de Ibias me comentaba que de Cecos y de otros pueblos subían al Counio, aquí en Valdebóis a buscar hojas de acebo, bajando carros y carros del ramaje. Se dejaban secar algo y luego se almacenaban para dárselo al ganáu (más bien menudo) durante el invierno.

Los teixus son más escasos y en muchos montes ya no los había y ello provoca que tengamos menos noticias sobres su uso. Pero donde sí había teixus sí que tenemos información sobre ello.

Se recolectaban, en esos inviernos alargados, no solo las ramas de Xardones si no también de teixus. A las cabras y las ovejas se les daban las ramas tal cual. Comían sus hojas e incluso mondaban las partes más blandas de las ramas.

Para las vacas y los bueis, las hojas y parte de las ramas se seccionaban y se mezclaban con la poca yerba que quedara, aderezado si acaso con algo de cereal.

Nuestros antepasados no eran tontos, sabían que el uso excesivo de las hojas de teixu podía ser perjudicial e incluso mortal para su ganáu, así que eran cautos con su uso

Pero había teixus más cercanos al pueblo que los de la Braña de Penavelosa, no habiendo necesidad de trasladarlos desde tan lejos. La poda de los teixus de esta braña está relacionada con la braña misma.

También solía ocurrir, de cuando en cuando, que el tiempo empeorara bruscamente estando el ganáu ya deambulando por la braña. Nevadas fuera de época o secas persistentes. Cuando el pasto escaseaba o quedaba tapado, para salir del paso se recurría a los teixus, podando algunas ramas y dándoselas directamente al ganáu.

Por ese motivo se respetaban los teixus en las camperas. No había en ellas ni robles ni bedules. Ni muchos ni pocos. Pero teixus sí, porque llegado el caso podían ser de gran utilidad.

Y esta práctica, repetida a lo largo del tiempo, era la que les daba a estos teixus su peculiar fisonomía.

Si visitáis Valdebóis es difícil que veáis estos teixus. Las camperas de la braña ya no existen, han sido invadidas por grandes subarbustos y matorral espinoso. Tan desarrollados que desaconsejan internarse entre ellos. 

Supongo que los teixus sigan allí, semitapados por la nueva vegetación. 

Solo aguzando mucho la vista y esforzándoos lograréis ver los yeixus desde lejos, en la actualidad. 28 julio 2.017.

Antes se podía aparcar, en la carretera tras haber cruzado el regueiro (bajando). Había espacio para ello. Y allí mismo había una buena senda que llevaba al rellano de la campera.

Hoy la carretera ya no tiene ese ensanchamiento, la senda ya no existe y la verdad es que acojona intentar meterse. Además creo que no está permitido andar por el monte, ya que está incluido dentro de la Reserva y los permisos de visita solo existen para la Ruta de Las Tsagunas desde Las Tablizas.

Había también otros teixus diferentes a esos que hemos mencionado, con formas variopintas, más irregulares y diseminados por el monte.

Lo que nunca he visto en el Monte Valdebóis, y eso es a lo que quería ir, son teixus jóvenes. No me refiero solo a recién nacidos, que a veces son difíciles de ver, si no a otros, de varios metros de altura.

Es cierto que cuando investigué a fondo este monte, mi relación con los teixus no era la que luego he llegado a tener. Podía distinguir las fayas de los robles desde largas distancias, porque estaba acostumbrado a verlos y luego a recorrerlos. Desde cerca distinguía sin problemas a nuestros árboles más abundantes. Por sus hojas, su corteza, su porte...

Siempre que salía al monte los tenía al alcance no solo de la vista si no también de mi mano. Pero al teixu no, pues su presencia era muy escasa o inexistente en muchos lugares.

Pero tampoco era un principiante es este aspecto. Había localizado jovencísimos teixus en la Braña de Saladín, por encima de Monasteriu del Couto. Otros algo mayores en Sucuetu d´Arbás...Incluso descubrí desde lejos y como ya os he contado, el porte del abuelo de los teixus de la Vatsina Tixidal, aquí en Munietsus.

Nunca vi jóvenes teixus en Valdebóis y ello es algo que siempre me ha preocupado, pues compromete seriamente el futuro de este gran tixidal.

Tal vez las cortas se cebaron con los teixus hembras, que son las que emiten las semillas. Sería necesario, dado su enorme valor, hacer un estudio detallado para saber si la falta de hembras es la causa del problema. O si son los masculinos los que fueron erradicados.

Y en el caso de que faltara un sexo proceder a plantar, estratégicamente situados sobre el terreno, teixus del otro sexo, para solucionar el problema a medio plazo. Hay muchos planes y mucho dinero invertido relacionados con la protección de los tejedales. Algunos creo que se hacen más por esnobismo y propaganda que por otra cosa.

Mucha propaganda pero poca efectividad. Aquí podemos revertir esta situación y pasar a la acción. No sería tan costoso ni el estudio ni la posible solución. ¿A qué esperamos?.

Para despedirnos de Valdebóis os dejo con otra foto histórica, una de las cinco que os muestro en este capitulo, hecha creo que en 1987. Son históricas porque están hechas en invierno, el bosque estaba empezando a recuperarse y los teixus eran muy visibles. Si no me creéis comparadla con la otra que os muestro hecha más recientemente.

Penabelosía.


PenaBelosía en primer termino, detrás PenaVelosa. 28 julio 2.017.

  

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