11/24/2025

La Ruta a Las Tsagunas 45 Los enemigos del teixu. Factores ambientales y biológicos. El Tixidal de Valdebóis.

Teixu metiéndose por debajo de la Braña de Penavelosa en dirección al Counio, no muy lejos del cauce, antes de los caídos. 1987.

Los actuales teixus (taxus baccata L) ya existían cuando se inició la última de las grandes glaciaciones: la glaciación Würm, que comenzó hace unos 110.000 años. De hecho su familia (taxaceas) ya estaba muy difundida desde el Jurásico, iniciado hace la friolera de 201 millones de años.

Como el resto de árboles tuvo que refugiarse en enclaves situados a bajas altitudes cuando la nieve y el hielo se asentaron en nuestros montes. Para volver a salir y expandirse cuando estos desaparecían.

Cuando llegó el Holoceno (en números redondos para no complicároslo, hace 12.000 años, en el 10.000 a.C.), el teixu, como el resto de las coníferas, ya se hallaba situado a mayor altitud que el resto de árboles por su capacidad de aguantar mejor el frío.

Esto le dio ventaja para colonizar los lugares que más le convenían: Zonas montañosas húmedas y frescas, normalmente en los avesius a partir de los 800 m. de altitud.

También le benefició, ya que al menos no lo desplazó, la inicial dominancia del bedul (abedul). Un árbol que deja pasar mucha de la insolación existente y que puede convivir perfectamente con él.

De todas formas el teixu era un árbol de épocas pasadas, incapaz ya de crear bosques en los que fuera dominante. Más que nada porque aparecieron árboles más adaptados a los nuevos tiempos.

La expansión y preponderancia de los robles a partir del Optimo Climático del Holoceno, no le benefició lo más mínimo ya que los robles pueden formar bosques compactos que limitan, no la presencia de tejos, si no su expansión y mantenimiento.

El tejo, a diferencia del resto de coníferas, no tiene resina, pero su savia parece ser muy resistente al frío. Algo que se constata con su tipo de hoja, que permanece asida a la rama durante todo el año, incluido el frío invierno (hoja perenne).

Puede crecer sin excesivos problemas a la sombra de árboles que le dejen pasar algo de luz. Y si esos árboles son caducifolios, cuando se les caen las hojas, las hojas del yeixu se aprovechan ya que pueden seguir fotosintetizando durante los meses fríos. Obviamente a mucho menor ritmo que cuando las temperaturas son más benignas.

Los robles no acaban con los tejos que ya han nacido y están en pleno crecimiento, pero sí que pueden evitar la instalación de nuevos tejos, sobre todo porque no les dejan sitio donde poder hacerlo.

Constriñen el tejedal y no lo dejan expandirse. Sobre todo el roble albar, el roble típico de Munietsus, que puede colonizar los mismos enclaves que el teixu, aparte de otros más secos.

¿Habéis oído hablar del llamado Evento árido 4.100 cal. BP?. Se trata de un episodio que afectó a todo el planeta entre el 2.450 y el 1950 cal. a.C. en el que el clima se volvió de pronto más seco y frío. Supuso el colapso de numerosas culturas a lo largo de toda la Tierra y a los tejos les sentó francamente mal, desapareciendo en muchos sitios y reduciéndose en otros. 

Curiosamente ese pequeño cambio climático vino a coincidir con el inicio de la expansión de las fayas (fagus sylvatica). Curioso porque la fayas, como los tejos, necesitan terrenos húmedos.

Al compartir el mismo nicho ecológico las fayas acabaron llegando a muchas tejedas. Si mal le había ido al teixu con el albar y otros robles, peor le iba a resultar con las fayas, que los acabarían desalojando o constriñendo aún más en numerosos lugares. 

Teniendo en cuenta todo lo anterior no resulta tan extraño que en Munietsus haya pocos teixus y además recluidos en un solo lugar.

Pero solo hemos mencionado los factores, llamémosles ambientales, que han ido contra el teixu. Veamos el resto de factores. Unos son de tipo biológico y otros antrópicos.

Los factores biológicos son lo que podríamos considerar como las debilidades que posee el teixu en relación con el resto de árboles autóctonos de nuestros montes.

Hay quien dice que el árbol al crecer de forma muy lenta (20-30 Cm de altura como máximo cada año) tarda muchos años en alcanzar la madurez sexual, produciendo semillas, en árboles aislados o lugares abiertos, a partir de los 20-30 años de edad.

A mí, la verdad, no me parece tanto tiempo ya que nuestros albares y fayas oscilan entre los 40-60 años de edad para emitir las suyas. Si bien es cierto que en climas más de interior como la Submeseta Norte, lo hacen con mayor prontitud.

Pero en masas densas esa producción de semillas se retrasa hasta los 70-120 años. Una barbaridad de años que le restan competitividad con el resto de especies.

En condiciones favorables los teixus no presentan vecería, produciendo frutos todos los años, pero si el entorno les es hostil pueden presentarla cada dos o tres años. Recordad que nuestros albares producen tsande (bellota) un año y luego están hasta tres años sin hacerlo.

La mayor debilidad del teixu es que es una especie dioica. Quiere decir esto que hay tejos hembra y tejos macho. Nuestros robles, fayas y bedules son monoicos, o sea en cada uno de ellos están presentes los dos sexos.

Si los teixus formaran extensos bosques, como hacen los otros árboles mencionados, ello no supondría mayores problemas.

Pero esos tiempos ya pertenecían al pasado. Durante todo el Holoceno los teixus ya no formaban bosques. Formaban grupos o se encontraban diseminados entre otros árboles, pero siempre en minoría.

Y como vimos, primero los robles y más tarde la fayas les fueron recluyendo a núcleos aislados y es entonces cuando lo de ser dioico cobra mayor protagonismo.

No penséis que un solo roble puede reproducirse sexualmente (en teoría podría hacerlo ya que tiene flores masculinas y flores femeninas) pero por norma general prefiere cruzarse con otro u otros robles.

Pero para la reproducción de los teixus se necesita la presencia, al menos, de un tejo macho y un tejo hembra. No la presencia de dos tejos si no que ambos sean de sexos distintos y esto en poblaciones reducidas es una gran desventaja.

Sí por los motivos que fuera faltara uno de los sexos, aunque hubiera multitud del otro sexo, el tixidal acabaría desapareciendo ya que no nacerían nuevos teixus. El tixidal seguiría estando mientras vivieran los teixus que allí hay, pero cuando murieran el tixidal se extinguiría.

No se si alguno-a de vosotros-as conocéis el Monte Valdebóis, que actualmente está unido al Monte Munietsus y que junto al Monte La Vilietsa forman la Reserva Natural Integral de Muniellos.

Tiene muchas cosas importantes, pero para mí lo más valioso de este Monte son sus teixus. Estos no están concentrados en un solo punto. Si es cierto que son muy abundantes en O Rigueiro As Teixeiras, pero hay teixus sueltos en otros muchos lugares del avesíu. 

Detalle del mapa original que utilicé para los estudios del Monte Valdebóis con la mayor concentración de teixus. Cada punto verde es un ejemplar.

Debajo mismo de la Braña de Pena Belosa (o velosa) he visto los restos de un descomunal teixu. Ya solo tenía la cascara de un lado de la base del tronco, sobresaliendo muy poco del suelo. Imaginar su corpulencia (prolongando su contorno) desafiaba toda lógica ya que superaría holgadamente el grosor de cualquier albar que yo haya visto en mi vida.

A veces pienso que los teixus del tixidal de La Candanosa de Munietsus proceden de este lugar.

En realidad ambos lugares no están tan alejados entre si, y comparten además una mayor tendencia hacia la sequedad, sobre todo comparándola con el resto del Monte Munietsus. La Vatsina Tixidal está en la ladera solana y el Rigueiro As Teixeiras en el avesíu de la misma sierra.

Quizás la fauna de la zona llevó a esa zona de Munietsus, semillas tragadas en el Vale Pena Belosa o en el Vale Pena Belosia, los dos afluentes del Rigueiro As Teixeiras. Pájaros pero también zorros, mustelidos y hasta los mismos osos contribuyen a su dispersión ya que se tragan el arilo y su contenido, la semilla, sin masticarlas. Los jugos gástricos no son capaces de digerirlos pero les inhiben el letargo que poseen y cuando llegan al suelo germinan con facilidad. 

Valdebóis. Vale PenaBelosía. 1987.


Valdebóis. Vale de PenaVelosa. 1987.

En Valdebóis he visto, quizás, los más bellos fustes de teixus de todos los lugares en los que los he visto. Me sobrecogen los troncos añosos de los milenarios teixus, sobre todo porque me sumen en profundas cavilaciones, pero en realidad no me parecen bellos.

Es cuestión de gustos y cada uno tiene los suyos. Un solo fuste de varias centenas de años, alzándose recto sobre el suelo, limpio de ramas laterales y con casi el mismo grosor durante diez o doce metros. Y luego la forma cónica de la copa. 

Alto teixu con doble guía por debajo de la Braña de Penavelosa. 28 julio 2.017.

Ese sería mi "tipo" de teixu, y allí en Valdebóis los había. Y seguramente hubo muchos más y que fue seguramente ese "tipo" el causante  de la muerte de muchos de ellos.

Teixus totalmente sanos, en la flor de la vida, que embelesaban con su porte. Pero también teixus con mucha madera. Mucha y de excelente calidad en cada teixu.

Y luego muchos teixus con esa estampa, algo que no era frecuente en las tejedas que entonces existían y que fueron la causa de su perdición. A saber donde ha ido a parar su preciosa madera.

Afortunadamente aún sobrevivían teixus con esa fisonomía y era una auténtica gozada detenerse a contemplarlos, aunque para ello tuvieras que andar por sitios muy pendientes y difíciles de transitar. Sitios poco frecuentados por el ser humano y sus animales domésticos y en donde gracias a ello podían crecer a sus anchas. 

El mismo teixu anterior desde más cerca. 28 julio 2.017.

Me llevé un gran disgusto un día que vi a dos de estos teixus casi arrancados del suelo, inclinados y apoyados en otros teixus. Una buena putada que no solo amenazaba la vida de los medio tumbados si no también la de los que le servían de apoyo.

Lo ideal sería tratar de enderezar los inclinados y en caso de no poder conseguirlo habría que talarlos para que no causaran más daños. Informé de ello a la Consejería y ¿sabéis lo que hicieron?.

Nada, no hicieron nada. Era lo más cómodo de hacer y una idea de ciertos conservacionistas que propugnaban la necesidad de intervenir lo menos posible en la evolución natural de los espacios protegidos.

Dejar que la naturaleza evolucione a su libre albedrio es en principio una magnífica idea pero dejar morir a ejemplares de una especie casi en peligro de extinción y no intervenir para evitarlo no es de recibo, ¡en fin!.

Pero no todos los teixus de Valdebóis eran como estos que os he detallado. Ya he mencionado que en las camperas de la Braña de Penavelosa había instalados numerosos teixus. 

Braña de PenaVelosa, Valdebóis, encima mismo de la actual carretera. 1987.

La actual carretera desfigura bastante la realidad que esta zona siempre tuvo. Una zona bastante alejada del pueblo. La campera de esta braña comenzaba justo por encima de por donde pasa la carretera, aprovechando un buen rellano en torno al regueiro y ascendiendo después, siguiéndolo, en dirección a La Lagua.

La primera vez que visité la zona, y que fue pronto porque allí se iniciaba una ruta "pirata" a Las Tsagunas de La Candanosa, me llamaron mucho la atención los numerosos teixus que había por allí. Tanto que ya siendo Guía-Monitor se lo comente al encargado de mis actividades de la Consejería. Un chico más o menos de mi edad que estaba comenzando su carrera funcionarial y que acabaría "trepando" a puestos de mayor rango y responsabilidad. Su nombre me lo guardo para mí pues no es cosa de señalar a nadie.

Fuimos hasta allí en su coche y estuvimos un par de horas viéndolos. Mientras tanto él les fue midiendo su altura con un aparato que tenía. Parecía tan sorprendido como yo por la presencia de tantos teixus.

Todos los teixus superaban la centena de años, pero se notaba que estaban muy antropizados. Su altura era menor que la de los otros teixus, debido a las podas que habían recibido. Había leído en alguna parte que muchos pueblos se engalanaban, en sus festividades, con ramas de teixu y pensé que tal vez Valdebóis fuera uno de esos pueblos.

Hoy no pienso lo mismo. ¿Sabíais que las ramas de tejo fueron utilizadas como forraje para los rumiantes domésticos?. En algunos lugares donde su presencia era habitual se pelaban los teixus, llevándose sus ramas para las cortes del pueblo donde se seccionaban y se daba al ganáu.

Parece ser que las vacas, las ovejas y las cabras pueden tolerar cierta dosis de la taxina, aunque no es conveniente excederse en su uso. Dosis de 100 o 200 gramos de hojas son mortales para burros, mulas, yeguas o caballos. aunque como todos sabéis los equinos no son rumiantes.

En Valdebóis su uso no era exactamente ese. Se recurría a él en casos de necesidad

Había años, más habituales de lo que se pueda pensar, que los inviernos se alargaban y el ganáu no se podía sacar al monte. Cuando ya casi se habían agotado la yerba y el ramaje almacenado había que recurrir a otras fuentes alimentarias. Por aquel entonces no había acceso a piensos de compra, había que ingeniárselas con lo que el Medio local podía ofrecer.

Los únicos árboles con hojas durante esa época eran los xardones (acebos) y los teixus.

Los xardones son muy abundantes por todos nuestros montes y su uso esta contrastado en muchos lugares. Se salía al monte y se volvía con grandes ejemplares, que mayoritariamente ya no tenían pinchos y a cuyas hojas el ganáu no le hacía ascos. 

Hace poco un paisano de Ibias me comentaba que de Cecos y de otros pueblos subían al Counio, aquí en Valdebóis a buscar hojas de acebo, bajando carros y carros del ramaje. Se dejaban secar algo y luego se almacenaban para dárselo al ganáu (más bien menudo) durante el invierno.

Los teixus son más escasos y en muchos montes ya no los había y ello provoca que tengamos menos noticias sobres su uso. Pero donde sí había teixus sí que tenemos información sobre ello.

Se recolectaban, en esos inviernos alargados, no solo las ramas de Xardones si no también de teixus. A las cabras y las ovejas se les daban las ramas tal cual. Comían sus hojas e incluso mondaban las partes más blandas de las ramas.

Para las vacas y los bueis, las hojas y parte de las ramas se seccionaban y se mezclaban con la poca yerba que quedara, aderezado si acaso con algo de cereal.

Nuestros antepasados no eran tontos, sabían que el uso excesivo de las hojas de teixu podía ser perjudicial e incluso mortal para su ganáu, así que eran cautos con su uso

Pero había teixus más cercanos al pueblo que los de la Braña de Penavelosa, no habiendo necesidad de trasladarlos desde tan lejos. La poda de los teixus de esta braña está relacionada con la braña misma.

También solía ocurrir, de cuando en cuando, que el tiempo empeorara bruscamente estando el ganáu ya deambulando por la braña. Nevadas fuera de época o secas persistentes. Cuando el pasto escaseaba o quedaba tapado, para salir del paso se recurría a los teixus, podando algunas ramas y dándoselas directamente al ganáu.

Por ese motivo se respetaban los teixus en las camperas. No había en ellas ni robles ni bedules. Ni muchos ni pocos. Pero teixus sí, porque llegado el caso podían ser de gran utilidad.

Y esta práctica, repetida a lo largo del tiempo, era la que les daba a estos teixus su peculiar fisonomía.

Si visitáis Valdebóis es difícil que veáis estos teixus. Las camperas de la braña ya no existen, han sido invadidas por grandes subarbustos y matorral espinoso. Tan desarrollados que desaconsejan internarse entre ellos. 

Supongo que los teixus sigan allí, semitapados por la nueva vegetación. 

Solo aguzando mucho la vista y esforzándoos lograréis ver los yeixus desde lejos, en la actualidad. 28 julio 2.017.

Antes se podía aparcar, en la carretera tras haber cruzado el regueiro (bajando). Había espacio para ello. Y allí mismo había una buena senda que llevaba al rellano de la campera.

Hoy la carretera ya no tiene ese ensanchamiento, la senda ya no existe y la verdad es que acojona intentar meterse. Además creo que no está permitido andar por el monte, ya que está incluido dentro de la Reserva y los permisos de visita solo existen para la Ruta de Las Tsagunas desde Las Tablizas.

Había también otros teixus diferentes a esos que hemos mencionado, con formas variopintas, más irregulares y diseminados por el monte.

Lo que nunca he visto en el Monte Valdebóis, y eso es a lo que quería ir, son teixus jóvenes. No me refiero solo a recién nacidos, que a veces son difíciles de ver, si no a otros, de varios metros de altura.

Es cierto que cuando investigué a fondo este monte, mi relación con los teixus no era la que luego he llegado a tener. Podía distinguir las fayas de los robles desde largas distancias, porque estaba acostumbrado a verlos y luego a recorrerlos. Desde cerca distinguía sin problemas a nuestros árboles más abundantes. Por sus hojas, su corteza, su porte...

Siempre que salía al monte los tenía al alcance no solo de la vista si no también de mi mano. Pero al teixu no, pues su presencia era muy escasa o inexistente en muchos lugares.

Pero tampoco era un principiante es este aspecto. Había localizado jovencísimos teixus en la Braña de Saladín, por encima de Monasteriu del Couto. Otros algo mayores en Sucuetu d´Arbás...Incluso descubrí desde lejos y como ya os he contado, el porte del abuelo de los teixus de la Vatsina Tixidal, aquí en Munietsus.

Nunca vi jóvenes teixus en Valdebóis y ello es algo que siempre me ha preocupado, pues compromete seriamente el futuro de este gran tixidal.

Tal vez las cortas se cebaron con los teixus hembras, que son las que emiten las semillas. Sería necesario, dado su enorme valor, hacer un estudio detallado para saber si la falta de hembras es la causa del problema. O si son los masculinos los que fueron erradicados.

Y en el caso de que faltara un sexo proceder a plantar, estratégicamente situados sobre el terreno, teixus del otro sexo, para solucionar el problema a medio plazo. Hay muchos planes y mucho dinero invertido relacionados con la protección de los tejedales. Algunos creo que se hacen más por esnobismo y propaganda que por otra cosa.

Mucha propaganda pero poca efectividad. Aquí podemos revertir esta situación y pasar a la acción. No sería tan costoso ni el estudio ni la posible solución. ¿A qué esperamos?.

Para despedirnos de Valdebóis os dejo con otra foto histórica, una de las cinco que os muestro en este capitulo, hecha creo que en 1987. Son históricas porque están hechas en invierno, el bosque estaba empezando a recuperarse y los teixus eran muy visibles. Si no me creéis comparadla con la otra que os muestro hecha más recientemente.

Penabelosía.


PenaBelosía en primer termino, detrás PenaVelosa. 28 julio 2.017.

  

10/25/2025

La Ruta a Las Tsagunas 44 El Tixidal de La Candanosa.

Teixu de la iglesia de San Mamés de Mirantes de Luna (León). Se le calculan 300 años de vida. 27 agosto 2.023.

En algún panfleto sobre la Reserva he leído que se puede pasear por Muniellos al lado de robles, fayas, abedules y tejos. Algo que sin ser mentira, no se ajusta del todo con la realidad.

Lo de los robles es cierto ya que es el árbol más abundante de este lugar y excepto en el entorno inmediato de Las Tsagunas nos toparemos con ellos cada dos por tres durante el resto de la Ruta.

Las fayas no son tan abundantes como los robles, pero están muy presentes y se puede coquetear con ellas en numerosos enclaves con una orientación más o menos norteña.

La blanquecina y lisa piel del bedul no desaparece casi nunca de nuestra vista y cuando lo hace no tarda mucho en volver. Y eso sin tener en cuenta las zonas altas donde su dominancia es absoluta.

¿Pero lo de los tejos?...

Es muy probable que la inmensa mayoría de quienes visitan Munietsus se irán de la Reserva con la idea de no haber visto teixu alguno. Muchos es probable que no sepan distinguirlos y que incluso no sepan distinguir el resto de árboles.

Que nadie se ofenda por ello. Munietsus, y la naturaleza en general, se puede disfrutar de muy diferentes maneras. No es imprescindible tener conocimientos de biología, de botánica ni de otras ramas relacionadas con el Medio Ambiente.

La naturaleza ha estado ahí desde el origen de los tiempos, mucho antes de la aparición de los seres humanos. Y ha sido ella la que ha ido modelando la esencia de todas las formas de vida. La de los vegetales, la de los animales y por supuesto también la de los seres humanos. 

Por mucho que nos escondamos en grandes ciudades y nos rodeemos de tecnología y más tecnología, todos tenemos el don de poder conectar con la naturaleza.

Cuando vemos una bella puesta de sol nadie piensa en lo que físicamente está ocurriendo o en las propiedades lumínicas que la rodean. Es algo que te atrapa y que te hace sentir. Algo placentero que todos y todas podemos sentir. Da igual ser un crío que un centenario, que seas blanco o piel roja.

Yo se diferenciar algunos árboles pero no por ello dejo de admirar al resto. Cuando me topo con un bello ejemplar, disfruto viéndolo y si puedo sintiéndolo. Si se que árbol es pues mejor que mejor pero si no lo se ¿qué más da?.

Recuerdo cuando yo no sabía diferenciarlos, como dice el refrán "nadie nace aprendido". Pero eso no me impedía disfrutar en las numerosas salidas que realizaba y de admirar los árboles con los que me iba encontrando.

Enormes y grandiosos fustes de robles y fayas. Magníficas bóvedas capaces de crear ambientes semimágicos. Ejemplares que te sobrecogían y ante los que solo te quedaba rendirse y admirarlos por su vigor y su belleza. Laderas boscosas que sin árboles perderían la mayor parte de su encanto y que con ellos creaban paisajes de ensueño.

¿cómo no iba a acabar enamorándome de ellos?. Conocer luego sus nombres era lo menos que podía hacer cuando me acercaba a su lado. Una muestra de respeto y de agradecimiento ya que junto a ellos podía dar rienda suelta a todos los sentidos que la naturaleza ha tenido a bien concederme. A mí y al resto de los mortales.

Conocerlos y saber detalles de su existencia me ayudaban a intimar más con ellos. Conocerlos para amarlos más y para defenderlos contra viento y marea. Una postura egoísta y solidaria a la vez porque creo que la vida sería mucho más triste sin la existencia de bosques y de quienes los habitan.

Los bosques, santuarios de vida que nos ayudan a hermanarnos con la naturaleza y a respetar la tierra que nos ha visto crecer. A nosotros y  a nuestros ancestros.

Bueno, pues en el santuario de Munietsus la presencia de teixus es muy reducida y restringida a un área muy pequeña y concreta.

En este caso los topónimos no mienten. Nunca lo hacen, pero en ocasiones no son tan detallistas. La Veiga´l Tixidal y Vatsina Tixidal son los dos únicos topónimos relacionados con los teixus. Tixeirúa no tengo claro que este relacionada ya que es una derivación del topónimo original que es el galaico Tixeiroa. Y el Teso de la Veiga´l Tixidal es un derivado de la veiga. 

En el centro el tixidal de La Candanosa, con el trazado de la senda y los topónimos del lugar. Detalle del mapa de elaboración propia.

La Veiga´l Tixidal es un punto muy concreto y era donde los de Pousada Rengos tenían una braña estival, compuesta por una buena campera en torno al desagüe de La Regueira Las Tsagunas en el Ríu La Candanosa, con mayor penetración hacia La Regueira que hacia el río.

Una cabana y mucha agua (la de los dos cursos fluviales, la de una vaguadina y la de algunas fuentes) completaban el campo base de la braña.

Que luego el ganáu irradiara por todo el entorno es cierto, pero La Vega del Tejedal (su nombre en castellano) estaba abajo, donde ya hemos dicho.

El desagüe de la Vatsina Tixidal en el Ríu La Candanosa está muy cerca de La Veiga y es su parte baja la que forma parte del tejedal, o tixidal como decían los nuestros. Vatsina arriba no había teixus o al menos no quedan restos de su presencia.

En la misma veiga, en la campera de la braña es posible que existieran algunos teixus. En la cercana braña de Penabelosa, entre sus jugosos pastos sí que los había. Serían en cualquier caso pocos y no existía regeneración natural porque los nuevos brotes serían ramoneados por el ganáu.

La mayoría de los teixus estarían exiliados a los bordes de La Veiga, donde las laderas pronto se empinaban, en ocasiones en agrestes farallones. Ahí los ya crecidos podían seguir haciéndolo y los nacidos tendrían más posibilidades de poder crecer gracias a la menor presencia de ganáu doméstico.

No sabemos si hubo alguna corta específica de los teixus en este tixidal. La madera del tejo posee un precioso veteado, por no hablar de su proverbial resistencia ante el paso del tiempo.

Quizás alguna empresa del ramo de la ebanistería y del mueble o un particular deseoso de adquirir madera de tejo, pudo encargar a la empresa que en aquel tiempo estuviera "beneficiándose" del bosque, la corta de algunos ejemplares.

No creáis que es una mera suposición ya que tiene su fundamento.

En el vecino Monte Valdebóis cuando finalizaron las cortas de sus monumentales robles, una empresa valenciana se llevó varios camiones de rollas de teixu.

Fue tal su avaricia que se cortaron más teixus de los que finalmente se llevaron. Cuando yo visité la zona por primera vez, a mediados de los ochenta del siglo pasado, aún se veían desde la misma carretera numerosos troncos cortados y abandonados a la intemperie, pudriéndose ante el paso del tiempo.

El teixu es un árbol totémico, para mí y para cualquier amigo de los árboles. Es un árbol de otros tiempos, lejanos, muy lejanos, que ha conseguido casi milagrosamente sobrevivir y seguir ahí, vivito y coleando, para endulzarnos la vista y los otros sentidos.

El árbol no se parece a ningún otro de nuestros árboles autóctonos, en parte porque es la única conífera con la que contamos en la vertiente cantábrica, con su triangular porte inconfundible.

Para quienes no lo conocen les puede parecer un pino más, con sus hojas lanceoladas y estrechas. Pero al tocarlas notamos que son mucho más duras, casi ásperas al roce. 

Ramas y hojas de un teixu macho en Caguatses d´Arriba. 25 diciembre de 2.019.

Su tronco es marrón y en los ejemplares añosos tira más al rojizo, llegando a descamarse en algunas partes. 

Tronco rojizo de un teixu adulto de Valdebóis. 1987.

Su dureza se puede experimentar si tocamos las pequeñas ramillas que se van secando sobre su tronco. Tratad de doblarlas y sabréis a que me refiero.

Tocar y acariciar su piel puede ser algo sobrecogedor, sobre todo si pensamos que estamos tocando un ser vivo con cientos y cientos de años, muchos años más que cualquiera de nuestros robles o fayas, incluso de los más ancianos.

En lo único que no pueden competir con estos otros gigantes es en su altura, ya que no suelen pasar de los 20 m., siendo por lo general de menor tamaño. 

El teixu es un árbol atractivo pero no es aconsejable apasionarse en demasía en nuestra relación con él. Podéis acercaros a su lado, tocarlo o abrazarlo, pero sin excesos.

Todas sus partes son venenosas para nosotros: sus hojas, sus ramas, su tronco, sus raíces. La causante es una sustancia tóxica llamada taxina, una mezcla de alcaloides que tienen un efecto cardiotóxico que produce parálisis en el corazón en dosis elevadas.

Decíamos que el teixu es una conífera. Pero sus conos femeninos están modificados, cada uno contiene una sola semilla, envuelta parcialmente por una especie de baya, blanda y rojiza, llamada arilo. 

Fruto con el arilo cubriendo la mayor parte de la semilla. Recogida del suelo de un teixu hembra de Caguatses d´Abaxu. 28 agosto 2.022.

El arilo es la única parte del teixu que no es venenosa y es el reclamo perfecto para que muchas aves la consuman, tragándose también la semilla, contribuyendo a dispersarla con sus deposiciones. También las consumen los ratones, siendo en este caso perjudicial ya que estos mastican la semilla, destruyéndola. 

Dicen que si se traga una semilla, sin masticarla, su envoltura que posee una cutícula muy resistente, evita su alteración en su paso por el tubo digestivo. O sea que no hay intoxicación. Se expulsa entera y punto. Pero es preferible abstenerse de su ingesta. 

Semillas liberadas del arilo de un teixu de Caguatses d´Abaxu. 28 agosto 2.022.

Lo que sí podéis hacer es comeros el arilo, separándolo cuidadosamente de la semilla, algo muy fácil de conseguir. Yo lo he hecho en más de una ocasión y no he sufrido intoxicación alguna, aunque tengo que confesaros que su fuerte dulzor llegó a empalagarme algo.

Cuando comencé a trabajar en Munietsus de Guía-Monitor, ya tenía constancia de la existencia de teixus en esta zona. Entonces este árbol era algo exótico para mí. En todo el Monte Mual y en las penetraciones "piratas" (o sea sin permiso) por Munietsus, nunca me topé con él.

Fue haciendo la Ruta que ahora os vengo detallando cuando los vi por primera vez. Desde la senda que atraviesa la granda y la Vatsina Tixidal. Mirando hacia abajo, donde la Vatsina desagua en el Ríu La Candanosa, se veía su inconfundible silueta.

Era a comienzos de los años ochenta y entonces la vegetación estaba iniciando su regeneración, lo que hacía que los teixus resaltaran sobre el resto del arbolado.

Juraría que se veían dos enormes teixus, uno a cada lado del curso de la Vatsina. Aunque posteriormente, al menos desde el año 2.000 que es cuando empecé a hacer fotos, solo se veía uno, el de la ladera derecha.

Los veía pero nunca estuve a su lado. Por eso cuando estuve de Guía decidí enmendar mi tardanza. Lo tuve bastante fácil ya que la senda del río en el tramo de esta vatsina va por ese lado. Solo se necesitaba algo de tiempo y entonces disponía de él.

Me salí de la senda un poco antes del centro de la vatsina (bajando) y fui ascendiendo poco a poco. Me fui topando con jóvenes teixus, no muchos esa es la verdad, hasta llegar al milenario ejemplar que veía desde arriba.

Lo cierto es que me decepcionó bastante la imagen que ofrecía aquel ser con tantísimos años y que luego he vuelto a ver en algunos de los grandes tixidales a los que he ido "peregrinando" a lo largo de mi vida. 

Imagen típica de un teixu viejo, con un tronco gordo o muy gordo que pronto se deshilachaba manteniendo una o varias guías. Tixidal de Brañarronda. 31 julio 2.016.

Un gordísimo tronco que pronto se deshilachaba en numerosas ramas-guía, con una más prominente que se alzaba sobre el resto, que le servía de copa, con su inconfundible forma cónica.

Por suerte también he tenido la oportunidad de ver teixus con una estampa más lozana, gruesos troncos que se elevaban pujantes durante unos cuantos metros, aunque sin comparación posible con los que se pueden ver en algunos grandes albares o majestuosas fayas. Pero eso no se daba aquí, en el fondo de la Vatsina Tixidal. 

Imagen de un teixu esbelto y lozano. Caguatses d´Abaxu. 25 julio 2.025.

Pero lo más importante es que estaba vivo y que en sus entrañas atesoraba un largo periodo de nuestra historia. Seguro que durante su juventud había sentido deambular cerca de él a algún ástur-romano, atareado en labores de caza o de ganadería o comprobando si en los regatos de agua había arenas auríferas.

Si pudiera hablar ¿cuántas serían las historias que nos pondría contar?. De sus congéneres los árboles, de los animales que al pasar a su lado lo olisqueaban o de los seres humanos que se habían sentado a su lado, disfrutando del frescor que sus grandes copas prodigaban.

Un lugar sombrío, oscuro, como el de la mayoría de los templos de las grandes religiones, donde habitaba la divinidad. Un lugar propicio para reflexionar, para sondear nuestro interior, tratando de encontrar la luz que todos llevamos dentro.

Me decepcionó la imagen pero me emocionaron las sensaciones que experimenté, sentado allí junto a aquel "matusalen" arbóreo. Probablemente el ser con más edad del gran bosque de Munietsus.

La senda, en algunos tramos pista, por la que se hace la Ruta a Las Tsagunas no pasa por la Veiga´l Tixidal. Al poco de pasar el centro de la Vatsina Tixidal, bajando, un puente la pasa a la vertiente derecha del Ríu La Candanosa, que antes de llegar a la Veiga vuelve a pasar por otro puente a la vertiente izquierda, por donde durante un tramo se aleja bastante del curso fluvial. Desde la senda, la Veiga queda entonces abajo y del otro lado del río. 

El trazado de una ruta mediatiza bastante la idea que nos hacemos de los lugares que vamos visitando. Cuando va a media ladera las vistas nos permiten ver los diferentes ambientes existentes. Pero andando pegado a ríos de laderas pendientes las vistas no existen, están tapadas por la vegetación que nos envuelve.

A mí siempre me gustó salirme de la senda trazada. Husmear por lugares donde el relieve se abría algo y que no conocía. Estando de Monitor finalizaba mi jornada no mas tarde de las cuatro de la tarde. A veces me despedía de los grupos que hacían el Itinerario de la Naturaleza en el pueblo de Mual.

Pero la mayoría de las veces lo hacía en Las Tablizas, ya que en la vuelta al pueblo no había ninguna actividad programada. Yo pernoctaba entonces en Mual. Bajaba de vez en cuando a Cangas o me desplazaba a Uviéu o a León para estar con mi familia.

Muchos días me quedaba en Mual y cuando despedía a los grupos tenía toda la tarde para hacer lo que me viniera en gana durante ese tiempo.

Era entonces cuando aprovechaba para deambular por Munietsus. Hasta que oscureciera quedaban muchas horas. Las suficientes como para poder ir a cualquier sitio del Monte. Incluso a los más alejados.

Descubrí unos teixus un poco por debajo de la Veiga´l Tixidal. Los vi desde la senda, estaban del otro lado del río, no muy lejos de este, en un lugar pendiente y peñascoso.

No tardé en ir a visitarlos, aprovechando una de esas tardes que os mencionaba. Allí disfruté trepando y acercándome a cada uno de los veinte o treinta teixus que se habían refugiado en aquel arisco lugar. Medí el perímetro y calculé la altura que tenían, que iba anotando en un simple papel.

Me alegraba con cada uno de los que iban apareciendo. Su presencia atestiguaba la supervivencia del tixidal. Eran jóvenes pero todos eran bastante más altos que yo. Seguro que aún les faltaba algo de tiempo para llegar a la madurez sexual para poder reproducirse pero lo importante es que estaban allí, el resto es cuestión de tiempo.

Ellos, otros que no vi y los más jóvenes aún de La Veiga y del fondo de la Vatsina Tixidal, aseguraban la regeneración del tixidal, algo que es la mejor noticia que podemos dar sobre este tixidal de La Candanosa.

Obviamente para que pudieran surgir todos estos jóvenes teixus es necesaria la presencia de teixus adultos. Unos machos y otros hembras. Al anciano teixu de la Vatsina Tixidal se uniría otro precioso teixu situado a la entrada de La Veiga y que vemos por debajo de la senda y del que hablaremos a su debido tiempo. Así como otros que son más difíciles de localizar, pero que seguramente están por ahí.

No he vuelto a visitar al venerable teixu de la Vatsina Tixidal, pero sigue ahí porque se sigue viendo desde arriba, desde la senda por donde ahora transitamos. En mis últimas visitas he visto en el entorno de la senda, abajo cerca de La Veiga, jóvenes teixus que antes no conocía.

Lo que quiero decir es que el tixidal de La Candanosa tiene el futuro asegurado, al menos a corto plazo.

A largo plazo su aislamiento puede acabar pasándole factura. Como ocurre con los animales, el urogallo es el mejor ejemplo, las poblaciones reducidas y separadas de otros congéneres al no recibir nuevos genes pueden tener serios problemas de cara a su reproducción. 

Dicen los entendidos que para que una población aislada de teixus tenga el futuro asegurado, en condiciones naturales, debe contar con unos 400 ejemplares. Ese número no existe aquí, en este tixidal, aunque no descarto del todo que el tixidal de Valdebóis pueda tener alguna relación con él. Tal vez algunas aves o incluso el osu puedan visitar ambas zonas, contribuyendo así a que llegue aquí sabia (genes) nueva. Claro que este tixidal, más o menos cercano, tiene sus propios problemas.

El peligro está ahí, pendiendo sobre el tixidal. Los teixus que hay seguirán ahí durante mucho tiempo pero sin regeneración acabarán desapareciendo cuando les llegue su hora. Habría que "seguirles la Pista" y si fuera necesario tomar medidas al respecto. Pero dudo que la actual gestora del Monte esté por la labor.

En el vecino Monte La Vilietsa, que ya forma parte de la Reserva, debieron existir también teixus. Yo logré recopilar cinco topónimos relacionados con ellos (Chano´l Teixu, Fonte´l Teixu, Reguera´l Tichidal, Teso´l Teixu y Vatsina´l Teixu) pero no logré ver ningún ejemplar durante mis visitas a la zona.

Debían ser poblaciones reducidas o ejemplares sueltos que acabaron desapareciendo.

Podríamos preguntarnos por qué en el extenso Monte Munietsus no existen más tixidales. El resto de especies autóctonas que hay dentro de él, están presentes, en mayor o menor número, a lo largo de toda su extensión. ¿por qué el teixu no?.

Trataremos de dar algunas razones en los capítulos siguientes. 

10/06/2025

La Ruta a Las Tsagunas 43 La Vatsina Tixidal

Orocantabricos flanqueando la senda y colonizando la granda de la Vatsina Tixidal. 27 julio 2.018.

Con lo que llevamos visto y andado lo cierto es que se agradece el corto tramo por la granda de la Vatsina Tixidal.

Ante la ausencia de arbolado y de otros obstáculos de mayor envergadura, como grandes rocas o peñascas, quienes hicieron la senda pudieron darse un respiro. Es cierto que tuvieron que desbrozar el brezal y luego cavar en el blando suelo, donde solo las cepas de los ganzos y sus raíces ofrecían mayor resistencia. Pero a cambio el resultado agradaba a la vista. 

Desbrozar la vegetación, cavar echar la tierra hacia abajo para formar repecho y apisonar es lo que se hizo aquí. 26 julio 2.016.


Una delicia andar por esta senda. 26 julio 2.016.

La senda va completamente en llano hasta el centro de la vatsina, con un firme compacto y despejado. Algo que contribuyó a que su mantenimiento fuera más fácil de realizar, aunque el paso del tiempo y la reinstalación de la vegetación lo siguen haciendo necesario. 

Vista en perspectiva de la senda atravesando la granda. 26 julio 2.016.

En la granda cuando os paréis no miréis solo las excelentes vistas que se tienen, hacerlo también sobre lo que tenéis a vuestro alrededor, sobre la propia granda. Es un brezal rojo, llamado así porque el subarbusto dominante es el brezo rojo: erica australis subesp. aragonensis, al que nosotros , siguiendo el habla popular, llamaremos ganzo.

El ganzal, que así se llama por aquí, es muy frecuente en los terrenos secos que han sido previamente desarbolados. Abunda en todos nuestros montes y también en Munietsus, aunque aquí al alcanzar las sierras altitudes relativamente altas (cercanas a los 1.700 m.) pronto será desplazado por otro tipo de grandas: los matorrales turtófilos de brecina. Este ganzal del Tixidal es casi el último de los ganzales de este valle del Ríu La Candanosa.

Yo siempre conocí la existencia de esta granda. Suponemos que la zona fue talada a matarrasa, porque allí en pleno solano habría buenas matas de albares. No conozco cuando se realizó, aunque este tipo de cortas fueron muy utilizadas por la última empresa que asoló nuestro Monte.

Posiblemente el incendio de los ochenta se les escapo a quienes intentaron detenerlo en El Cotarrón, arrasando la granda, entrando en la Vatsina Tixidal y afectando el teso que precede a Vatsina da Eira. 

Huellas del incendio en el centro de la Vatsina Tixidal. 26 julio 2.016.

La Vatsina Tixidal es una vatsina relativamente corta, sobre todo si la comparamos con otras de nuestro Monte. No sube hasta la sierra ya que la corta El Cotarrón, que es donde nace. El cerro que vemos por encima de ella ya deslinda directamente la Vatsina da Eira de Los Tsagozos y ya es el cerro de El Cotarrón de La Candanosa.

Siempre me ha llamado la atención el cerro entre Tixidal y da Eira. En algunos puntos, como el de la senda, está muy poco arbolado y por encima presenta zonas bastante descarnadas, aflorando la roca madre. 

Detalle del cerro donde se ve su naturaleza rocosa. 27 julio 2.018.

Observándolo con el transcurso de los meses y de los años, me di cuenta de que él y la ladera derecha de la Vatsina Tixidal eran donde la seca primero aparecía.

En aquel verano tan seco del año 2.000 había otros muchos sitios donde se veía el fin de las hojas antes de tiempo, pero allí el espectáculo abarcaba un espacio más amplio que en el resto.

Hay una foto que ya os he mostrado en el capítulo anterior y que os vuelvo a mostrar aquí para que lo veáis por vosotros mismos.

Fijaros en la ladera derecha de la Vatsina Tixidal y en el teso. Estamos en septiembre pero su colorido ya es otoñal. 23 septiembre 2.000.

Ciertamente la mayoría de los veranos no son tan secos como lo fue aquel, pero de cuando en cuando sí que los hay.

Os muestro otras imágenes de esa zona hechas desde la granda en fechas más actuales. 

Cerro entre Vatsina Tixidal y Vatsina da Eira y fondos del valle. 29 julio 2.017.


Cerro rocoso y con grandas entre Vatsina Tixidal y Vatsina da Eira. 26 julio 2.016.

Las hojas de los árboles aún están verdes y lozanas, claro que las fotos son de finales de julio y todavía quedaba por delante mucho verano.

Hay una diferencia de 16 a 18 años entre las fotos. Poco tiempo para apreciar grandes cambios. Ya sabemos que en estas altitudes las cosas van lentas, muy lentas y aquí más aún por los suelos existentes.

Pero las cosas sí han mejorado gracias al avance de la vegetación, que engorda y asegura los suelos existentes. Algo que, como ya hemos comentado en otras partes, es esencial para que la humedad permanezca durante más tiempo a disposición de los vegetales.

Eso sin tener en cuenta que los suelos más gordos también aumentan los nutrientes del suelo y permiten que los árboles, por ejemplo, puedan vivir durante más años.

Pero mejorar los malos suelos de aquí y de la mayor parte de Munietsus no se consigue de la noche a la mañana, tendrán que pasar muchos decenios para conseguirlo, pero por lo menos el proceso ya ha comenzado.

También ha mejorado la granda en la que todavía permanecemos. Los ganzos no han dejado de crecer y aquí los suelos son mejores, mucho más gordos y terrosos.

De hecho los bordes de la granda, los que están más cerca del arbolado, ya hace unos años que han empezado a mejorar y a poblarse de algunos ejemplares.

Al ser un solano tan marcado, el bedul tiene poca participación y solo aparece cuando otros árboles ya lo han hecho, aunque también lo hace donde los ganzos son muy altos. 

Bedules surgiendo junto a otros árboles o donde los ganzos son muy grandes y les dan sombra en sus inicios. 26 julio 2.016.

 Los albares adultos, capaces de producir tsande, están un poco alejados, recluidos en el interior de la Vatsina Tixidal o por encima y debajo de los bordes de la granda. Mientras que por el lado del Cotarrón ya vimos que su presencia era más bien escasa.

Con poquísimos albares adultos al resto aún les faltan algunos años para poder reproducirse.

Esta tardanza de los albares ha sido aprovechado por sus primos los orocantabricos que ya se han instalado en los bordes y que tratan de hacerlo en el resto de la granda.

Los robles que rodean a Ástor son orocantabricos, que ya colonizan los bordes de la granda. 29 julio 2.017.


En esta ampliación se ve claramente que los robles son orocantabricos. Granda de la Vatsina Tixidal. 27 julio 2.018.

Con sus formas de arbustos e incluso de subarbustos van poco a poco colonizando el terreno, aunque a ellos también les cuesta hacerlo y les lleva su tiempo.  

Es probable que procedan del entorno del cerro rocoso donde abundan y de algunos ya instalados aquí tras los incendios y las talas. O puede que ya los  hubiera desde siempre, dado lo seco del terreno.

Lo que demuestran es que son unos excelentes colonizadores y que su presencia es mucho más amplia de lo que se venía creyendo.

Y entre estos orocantabricos, donde son más abundantes y pujantes, ya empiezan a aparecer otros árboles. Yo mismo he visto algún que otro capudre, desde la misma senda y sin rebuscar a fondo. 

Posiblemente acabe llegando el albar para adueñarse de un terreno que siempre le perteneció. Pero eso se prevee a largo plazo ya que lo primero que debe hacer el bosque es rellenar esa herida con alguno de sus miembros, siendo el orocantabrico el mejor capacitado para realizarlo.

La granda ocupa la mitad, más o menos, de la ladera izquierda de la Vatsina Tixidal. En su inicio, en el entorno de la senda, solo hay ganzos. Luego, poco a poco, empiezan a aparecer orocantabricos, primero de forma suelta y desaliñada y después ya más agrupados y con mejor aspecto.

Con este panorama sorprende la parte central de la Vatsina Tixidal, un auténtico oasis tras la calentura de la granda. Lo único negativo es su poca anchura.

Por fin aparecen los albares, con sus alargados y blanquecinos fustes. Da gusto volver a verlos tras un tramo sin su presencia. 

Albares cerca del centro de la vatsina. 26 julio 2.016.

Algunos tienen huellas del incendio y también los hay que son rebrotes de robles talados. La pena es que aún son bastante jóvenes y pocos deben ser capaces de producir tsande fértil. Pero su presencia es fundamental para garantizar la regeneración del robledal.

A no tardar mucho producirán grandes cantidades de tsande que irán completando la colonización de la granda.

En el centro el curso está, por supuesto, seco en verano dada la poca longitud de la vatsina. Pero es donde mayor humedad hay ya que las aguas caídas del cielo escurren hacia ahí y además porque al estar más hundido sobre el terreno, el sol no lo castiga tanto, abundando más las sombras.

Esta es la gran ventaja que tiene el centro de las vaguadas, por donde a veces discurren los regatos. Se puede ver en todos los montes: en el entorno del curso el arbolado está más desarrollado y si la zona ha sido talada o quemada es donde antes se inicia la regeneración.

Es el poder milagroso del agua, un elemento indispensable y vital para cualquier forma de vida. Lo podéis ver claramente si miráis la Vatsina Las Tsagunas, por poner un ejemplo que tenemos a vista de pájaro desde la granda.

Se pondría pensar que en el Monte Munietsus las cosas fueran distintas. El terreno está mayormente dominado por el bosque y las precipitaciones, como ya hemos visto en capítulos anteriores, son muy abundantes.

Tal vez en Munietsus el contraste entre los cerros o tesos y el curso de las vatsinas sea menos marcado y ejemplos de ello no faltan. Como el del cerro más importante de todo el Monte: el incomparable Sestu Gordu, el corazón de Munietsus.

Si Munietsus fuera un bosque virgen, el caso de Sestu Gordu se repetiría en muchos de los otros tesos. Incluso los ariscos y rocosos serrones tendrían más y mejor arbolado que el que ahora tienen.

Pero todos sabemos que el bosque estuvo muy humanizado durante mucho tiempo. Primero fueron las actividades ganaderas y más tarde las forestales las que cambiaron su fisonomía y su esencia y a día de hoy las huellas dejadas por estas siguen siendo muy visibles.

Los tesos son los lugares más delicados de nuestros montes, ya que son los más expuestos a los fenómenos meteorológicos adversos y destructores. Los vientos huracanados pueden arrasarlos y la falta de lluvias durante el verano puede provocar la muerte de muchos árboles.

Los tesos son los lugares más secos de nuestros montes, por ellos no circula ningún regato y al ser prominentes sobre el terreno son los lugares más soleados y aireados.

Salta a la vista aquí en Munietsus como en los tesos la regeneración va más lenta que en las laderas y que muchos tesos la han iniciado desde un estado regresivo.

Esto que comentamos lo hacemos ahora porque la Vatsina Tixidal es un fiel reflejo de ello. En lo más profundo de su interior, o sea en torno a su curso nos encontramos con buenos pladanus y xardones, bastante raleados entre si. 

Xardones y pládanus del centro de la Vatsina Tixidal. 26 julio 2.017.

No busquéis pladanus (arce-acer Pseudoplatanus) en los tesos ya que es un árbol muy amante de la humedad. Tampoco busquéis bosquetes donde sea el árbol dominante porque no los encontraréis. Lo suyo es crecer en solitario o como mucho formando pequeñas agrupaciones.

A pesar de no ser muy abundante en Munietsus, tampoco es raro encontrárnoslo de cuando en cuando. Ejemplares muy viejos y con muchos signos de decrepitud.

Los de aquí, en la Vatsina Tixidal, no son tan ancianos y parecen estar en plena forma, con buenos troncos y altas copas. 

Alzado de los pládanus. 26 julio 2.016.

Si no nos fijáramos a fondo podían pasar por unos albares más, sobre todo por el espeso mofo que camufla su cobriza corteza. Pero su palmeada hoja los delata.

En castellano a este arce también le llaman falso plátano, que recibe este nombre para diferenciarlo del auténtico plátano (platanus X hispanica).

Antes que nada convendría matizar que lo de plátano nada tiene que ver con el plátano de canarias ya que son especies completamente diferentes que lo único que tienen en común parece ser el nombre.

Siempre me ha llamado la atención el nombre de falso plátano y en mi juventud dudaba de que fuera un árbol autóctono de la tierra donde vivimos. Pero en todos nuestros montes, hasta en los lugares más recónditos, se les veía nacer, crecer y como en el resto de seres vivos también morir.

Su origen autóctono también se reflejaba en su nombre popular, con un nombre propio de nuestra tierra. Los paisanos y paisanas no lo llamaban arce o falso plátano. Le llamaban pládanu y en algunos lugares pláganu. y hasta un pueblo de nuestro concejo de Cangas se llama así: El Pládanu.

También el plátano está muy presente en nuestros pueblos y ciudades. Pero su origen no es autóctono, están ahí porque fueron plantados. Su nombre popular en castellano nos hará entender su origen. Plátano de paseo y plátano de sombra se le aplica al platanus X hispanica.

Antes de la aparición de los vehículos de motor, el transporte de mercancías y de personas se realizaba en vehículos de tracción animal, en carros, carretas y similares.

Era un transito lento y sometido a las inclemencias del tiempo. Frente a la lluvia poco se podía hacer, aparte de mejorar el piso y los sistemas de evacuación del agua.

Para evitar el excesivo calor que fatigaba tanto a los animales como a las personas, sí que se podía hacer algo. Se empezaron a plantar líneas de árboles en los dos bordes de las carreteras para que dieran sombra.

Durante "la francesada", siendo rey de España José Bonaparte, este ordenó por indicación de su hermano Napoleón Bonaparte, la plantación de olmos (negrillo-Ulmus minor) en las principales carreteras existentes, con la finalidad de que su ejercito pudiera desplazarse "a la Fresca".

Se eligieron los negrillos por su rápido crecimiento y la gran sombra que proyectaban sus enormes copas.

Más tarde le llegó la hora al árbol del que ahora hablamos. En muchas avenidas y paseos, tanto dentro de las ciudades como en muchas de sus entradas, se plantaron plátanos de paseo, por su gran resistencia a las podas, a la contaminación del tráfico rodado, el hollín proveniente de las cocinas y calefacciones o el derivado de instalaciones industriales, sin olvidarnos de las buenas sombras que proyectaban.

Recuerdo un buen paseo de entrada o salida de la otra Cangas asturiana, Cangas de Onís, con dos preciosas hileras de plátano, que supongo que sigan ahí. Así como algunas en Uviéu. Y, ¡cómo no!, las que hay en León, mi ciudad adoptiva, donde destaca la que bordea la calle del Río Bernesga por su margen derecha, la que pasa por delante de la estación de autobuses.

Esas mismas características del plátano le han servido para que fuera muy plantado en los jardines de villas y ciudades. Es el plátano de sombra que nos refresca de los ardores del astro rey.

Recuerdo el gran plátano que había en el cuartel de El Milán. en Uviéu, que fue salvajemente eliminado cuando el cuartel se readaptó como centro universitario.

Tiene narices, por no decir otra cosa, que los "hombres de armas" lo respetaran y que los "hombres de letras" lo eliminaran. Una pena porque era un gran ejemplar, gordo y alto. donde se veía como su blanca corteza se iba desconchando cada cierto tiempo y como cada año emitía unas preciosas bolitas que albergaban sus semillas.

Yo nunca pude acercarme a él pues cuando era cuartel la entrada estaba prohibida. Me contentaba viéndolo desde la ventana de la cocina de un piso donde vivía mi compañera.

Es muy fácil diferenciar ambas especies y cualquiera lo puede hacer. Las hojas son muy grandes y palmeadas, con cinco venas que conforman cinco lóbulos. En el pládano sus bordes y las puntas son algo redondeadas mientras que en el platano los bordes son rectos y terminados en punta.

Y por si alguien alberga dudas que se fije en sus frutos. En el pládano nacen en parejas unidas y están provistas de alas, para que el aire las disemine hasta largas distancias. Las semillas del plátano son más pequeñas y están dentro de una especie de pelotilla, muy llamativa y vistosa.

Y para terminar volvamos a la Vatsina Tixidal. A partir de su centro y atravesando dos vaguadinas, la senda empeora notablemente, se vuelve irregular y tiene algún repecho, como la subidina que hay al teso con Vatsina da Eira. 

Repecho saliendo al teso contra Vatsina da Eira. 26 julio 2.016.

Los árboles van menguando y acabarán finalmente desapareciendo. 

9/27/2025

La Ruta a Las Tsagunas 42 Vistas desde la granda de la Vatsina Tixidal (continuación).

Centro de las cabeceras del Ríu La Candanosa. 29 julio 2.017.

Seguimos en el inicio de la granda de la Vatsina Tixidal, observando ahora el fondo del valle que se alza ante nosotros. Es un lugar privilegiado para poder hacerlo ya que el Cotarrón de La Candanosa es un gran saliente que se acerca al centro de este valle del Ríu La Candanosa que nos permite contemplarlo casi en toda su extensión.

Lo que más llama la atención es la gran anchura que somos capaces de abarcar. Vemos no solo un valle si no los dos grandes valles que conforman el nacimiento del Ríu La Candanosa, si bien uno es afluente del otro.

La Regueira Las Tsagunas y el Ríu La Candanosa que culmina en el Vatse La Candanosa, se abren en paralelo, mostrándonos las cimas y las laderas de ambos valles. Solo se nos escapa de la vista parte de las últimas vatsinas del solano, tapadas por el gran cerro que hay tras la Vatsina Tixidal.

Una gran extensión de terreno que luego haciendo la Ruta recorreremos en toda su extensión, aunque eso sí, solo por la senda.

Todos los altos que se ven, exceptuando los del cerro de El Serrón pertenecen a la sierra del Rañadoiro, que no solo deslinda la mayor parte de Munietsus si no las cuencas hidrográficas del Narcea y del Navia (supongo que sabréis que el Río Ibias es un afluente del Río Navia).

Aquí la sierra alcanza algunas de sus máximas altitudes, cercanas a los 1.700 m. en el entorno del Pico Candanosa (1.680 m.). Pico que, como ya he matizado en otro lado, no está dentro del Monte Munietsus. Y que no vemos en las fotos hechas desde el interior, ya que al hacerlas a baja altitud el Pico queda tapado por otro pico que sí forma parte de nuestro Monte (al menos una de sus partes ya que está en el deslinde), la Piedra Valcarcel, a la que los de Alguerdo llamaban Pico do Angarisal. 

El Pico Candanosa está dentro del Monte Alguerdo y en ese pueblo no lo llamaban así, lo llamaban Pico Cazarnoso. Pico afeado por el mojón encementado que hicieron allí, como testigo de ser la cota geodésica de la zona. 

Deberían tener algo más de tacto quienes se dedican a esas labores. Podrían utilizar piedras del entorno para hacer la base y el mojón, o al menos forrarlos con ese material.

Os reproduzco de nuevo la foto de la panorámica con los topónimos y el mapa elaborado por mí para que los tengáis más a mano. 

Mapa con los topónimos y la senda del Ríu La Candanosa.


Nombres de lo que vemos: 1-Vatsina Curonzu. 2-Pico Sestu Gordu. 3-Vatsina Los Castros. 4-Cimeira Sestu Gordu. 5-El Serrón del Níu L´Aigla. 6-Regueira Las Tsagunas. 7-Vatsina Carril del Carro. 8-Teso La Veiga´l Tixidal. 9-Vatsina Carril. 10-Pico Carril del Carro. 11-Pico Serrón del Níu L´Aigla. 12-Cuarta tsaguna de La Candanosa. 13-El Penón de Las Tsagunas. 14-Tercera tsaguna de La Candanosa. 15-Primera tsaguna de La Candanosa. 16-Segunda tsaguna de La Candanosa. 17-Vatsina Las Tsagunas. 18-El Serrapo. 19-El Miradoiro de Las Tsagunas. 20-Piedra Valcárcel (Pico do Angarisal). 21-A Veiga dos Trabóis. 22-Vatse La Candanosa. 23-Ríu La Candanosa. 24-Vatsina Piélago. 25-Orriu Valcárcel. 26-O Pélago (Aguayu d´Alguerdo) 27-Pico Reguera d´Ovella. 28-Vatsina Tixidal. 29-Vatsina Bovia. 30-Os Serrapos. 31-Vatsina Bedulín. 

Dada la relativa baja altitud desde la que se hizo la foto, nos engaña visualmente el pico achatado que parece ser el más alto de la sierra y que corona la zona de Las Tsagunas de La Candanosa. El Penón de Las Tsagunas no se eleva por encima de la sierra como parece, pero su enorme corpulencia nos la tapa, no viéndose como la ladera sigue subiendo tras él hasta llegar a la sierra donde culmina en el Pico Las Tsagunas.

En el primer golpe de vista lo que vemos son tres valles, flanqueados por El Serrón del Níu L´Aigla y el contorno de la Sierra del Rañadoiro.

A nuestra izquierda La Regueira Las Tsagunas, que como su nombre indica es la que posee las cuatro grandes "pozas" que desaguan en ella.

El Teso La Veiga´l Tixidal separa este valle del que hay en el centro de la imagen, que aparece muy resaltado por esa razón pero que no deja de ser una simple vaguada: Vatsina Las Tsagunas, que no logra llegar a la sierra ya que la prolongación hacia abajo de El Serrapo corta su progresión, muriendo o mejor dicho naciendo, al pie de El Miradoiro de Las Tsagunas. 

En esta bonita e histórica foto la Vatsina Las Tsagunas aparece muy resaltada, aparentando llegar a la sierra, que no se ve, tapada por el nublo. 4 noviembre 2.000.

A nuestra derecha se abre el tercer valle de la zona, el más importante ya que por él discurre el río principal: el Ríu La Candanosa. El caudal que llevan los cursos de agua son los que determinan su jerarquización.

Supongo que conoceréis un dicho popular que dice: "el Sil lleva el agua y el Miño la fama". Hace referencia a que el nombre del río en su conjunto es el de Río Miño y que el Sil, mucho más largo y caudaloso que aquel pasa por ser un afluente suyo (longitud de 234 Km. y caudal medio de 5.492 hectómetros cúbicos frente a los 135 Km. y 2.762,9 hm cúbicos del Río Miño).

No es un caso aislado y ocurre con otros ríos, como con el Río Esla (el antiguo Río Ástura de época romana) y el Río Pisuerga que pasan por ser afluentes del Río Duero pero que superan a este tanto en longitud como en caudal.

El Río Sil no es un río más, ya que nace no muy lejos de donde ahora nos encontramos, aquí en Munietsus. Nace en plena Cordillera Cantábrica, en su vertiente meridional. Se dice que nace en La Cueta de Babia, pero hace millones de años, durante el cuaternario (iniciado hace 259 millones de años), esto no era así ya que por ese lado nacía cerca de Piedrafita, siendo más corto que otros de sus actuales afluentes.

Todos los ríos de Tsaciana que nacen en la Cordillera Cantábrica, al que habría que añadir el que sube al Puerto de La Magdalena, lo superarían en longitud.

Pero por ese lado (Piedrafita de Babia), igual que por la zona del Puerto de La Magdalena, el río tenía una fuerza erosiva tremenda en su nacimiento y fue reptando hacia arriba hasta captar el río que nacía en La Cueta y el Puerto de Somiedo, que hasta ese momento desembocaba hacia la zona de Babia, o sea hacia el Río Luna, aumentando así de forma notable tanto su longitud como su caudal. Fenómeno conocido con el nombre de captura fluvial.

Son sorprendentemente largos esos valles que llegan hasta la Cordillera Cantábrica desde los pueblos de Tsaciana. Son relativamente estrechos y en su mayoría son rectos, con una clara orientación norteña.

Yo me di cuenta de ello cuando con mi compi hicimos una pequeña excursión con nuestros amigos de Bimeda, Jose (carnicero) y Carmen. Con su coche nos internamos por la pista que va a Valdepila, donde se encuentra la braña más importante de Caguatses d´Abaxu.

La entrada se encuentra en el Puente de Las Cuendias, el único puente existente en el tramo de la carretera entre Caguatses d´Abaxu y El Puerto (Tseitariegos).

Quienes no conocen la zona pueden pensar que el valle más importante es el que sube a El Puerto. No los culpo porque a mí me pasó lo mismo. Pero no, el valle más importante, por su longitud y su caudal, es este otro.

El desvío de la carretera, subiendo, se halla antes del mismo puente, con un suelo perfectamente trazado y asfaltado, con algo de subida y puede dar lugar a confusiones. Mi hermano Carlos volviendo de León pasó por aquí cuando ya era de noche y tomó el desvío pensando que era la carretera, hasta que se dio cuenta de que se había equivocado, teniendo que dar la vuelta hasta el puente para coger el que subía al Puerto.

El tramo asfaltado se mantiene durante un buen rato, aunque no recuerdo hasta donde. La existencia de bocaminas de carbón fue la causante de que se asfaltara, para hacer más segura y rápida la extracción y traslado del "oro negro".

Bastante más arriba dejamos a nuestra izquierda un buen valle, continuando por el general. Ese valle es el de Valdepila, el de la braña, así como una bocamina de Carbón.

Tras otro buen tramo, completamente recto en dirección Norte-Sur, paramos el coche cerca de La Tsaguna de Viveiro. El valle continuaba ascendiendo, perdiéndose en la lejanía, no pudiendo ver el nacimiento del Río Tuerto, nombre que aparece en los mapas pero que no se si es el correcto.

Ya andando nos fuimos acercando a una collada que hay en la vertiente derecha del valle (la que quedaba a nuestra izquierda subiendo): el Cutsau Chano, que ya avista contra Asturias.

Ya cerca del cutsau, tras doblar una mata de escobas, salimos justo detrás de un raposu. El zorro estaba de espaldas y nosotros en aquel momento íbamos en completo silencio, por lo que no se dio cuenta de nuestra presencia.

Tan cerca estaba que me parecía que de un salto podría asirme a su lustrosa y larga cola, pero obviamente me abstuve de intentarlo. Siempre he procurado respetar no solo a la arboleda si no también a quienes viven en ella. Pero fue un momento entrañable caminar un ratín detrás mismo de él, como si formáramos un grupo: cuatro personas y un raposu. Claro que no tardó mucho en notarnos y esfumarse en un abrir y cerrar de ojos.

Hacen bien los animales salvajes en rehuir nuestra presencia. De sobra saben como nos las gastamos los seres humanos. En un vallecillo del otro Caguatses (Caguatses d´Arriba) que los mapas llaman Reguera Cabada y que desagua en el de La Veiga´l Palo, en un corral de una cabaña, vi una imagen que me horrorizó y que demuestra la crueldad a la que son capaces de llegar ciertas personas: de una soga pendían los restos de un raposu, salvajemente ahorcado y expuesto a la vista de quien se acercara por allí.

Probablemente lo tenían expuesto para que lo vieran sus congéneres para hacerles ver lo que les podía ocurrir también a ellos si seguían merodeando por allí, cerca del ganáu, aunque que yo sepa los zorros poco daño pueden hacerle a este, que es en su totalidad vacuno.

Así que lo expuesto era también una amenaza para las personas que aspiramos  tener otro trato con la naturaleza y con todo lo que la integra. Viendo lo que le habían hecho al desdichado raposu, yo también me sentí no solo amenazado si no asimismo agredido.

El Cutsau Chano ya avista hacia nuestro concejo de Cangas, hacia el Arroyo de La Serrantina, de Tsamera. Allí por la ladera del avesíu está El Monte´l Sil. Un espectacular y desconocido bosque donde la fayas son las que llevan la voz cantante.

Jose o carnicero como le llamábamos sus amigos (el apodo le venía por ser hijo de un carnicero) conocía algo la zona porque subía parte de su ganáu desde Bimeda a la Braña del Tsobornal, situada por encima del bosque.

Esta braña es una excelente braña de verano que está dividida en dos partes. Una pertenece al pueblo de Tsamera y la otra a diferentes pueblos de la zona (Sonande, Vatsáu...). Jose podía subir su ganáu porque su padre había comprado las casas y la hacienda del "Señorito de Bimeda", un pequeño noble de Cibea-Naviego que tenía derecho a usar dicha braña.

Al final creo que no visitamos la Tsaguna de Viveiro, algo que por otra parte tampoco es que nos interesara en exceso. 

Siempre me ha sorprendido el nombre de El Monte´l Síl. Querrá indicarnos que se halla en una de las puertas de entrada a la cuenca del Río Sil. Aunque lo más probable es que el nombre derive de la palabra latina "sil" que significa ocre. Un color frecuente en los terrenos que contienen oro y todos sabemos que en Tsamera hubo grandes explotaciones auríferas de época romana.

Si os fijáis en el mapa y en las fotos, como está que os mostraré, veréis como el curso más largo es el del Vatse La Candanosa. 

El Vatse La Candanosa desemboca en el Ríu La Candanosa casi en el centro de la foto pero luego, por encima, está desplazada hacia su izquierda. 29 julio 2.017.

Pero ¡ojo!, no está muy remarcado sobre el terreno y visualmente podéis pensar que es el que ocupa el centro de este valle. Pero no es así porque el vatse La Candanosa llega bastante ladeado y el que parece ser el centro es la Vatsina Piélago.

Es el más largo porque es el que accede a las cotas más altas de esta zona, naciendo a los pies de la Piedra Valcarcel y porque esta parte es la que se halla más al fondo de la doble cabecera del Ríu La Candanosa.

El Vatse La Candanosa engaña a la vista. Al estar muy desarbolado parece ser más corto de lo que en realidad es. Poseyendo dos grandes rellanos en su ascensión. El mayor se intuye algo por encima de un tseirón, pero el más alto no se ve desde aquí.

En lo que no engaña este vatse es en su caudal, mucho más abundante en cualquier época del año que el de otros regatos. Ni siquiera el que sale por una esquina de la primera Tsaguna se le puede comparar. Y eso que recoge toda el agua del resto de tsagunas y de todo el terreno que hay en la alta cabecera de La Regueira Las Tsagunas.

Por no hablar de la calidad del agua. La que sale de la Tsaguna es mucho más turbia y las burbujas que forma desaconsejan beberla. La del Vatse, a la altura de la senda, corre rauda y cristalina y es un gusto poder degustarla.

Llama poderosamente la atención el marcado contraste entre esas dos grandes cabeceras. Para que lo veáis más claro ahí va otra foto histórica. 

Parte alta del Ríu La Candanosa.

Es una pena que no disponga de fotos anteriores al año 2.000 porque en ellas el contraste era aún mayor.

La cabecera de La Regueira es tan rocosa o más que El Serrón del Níu L´Aigla. Una sucesión de paredes verticales y de rellanos labrados en la dura cuarcita.

La roca no debía tener la misma consistencia y dureza en toda su extensión y reaccionó de forma diferente a la acción demoledora del gran circo glaciar, y de otros más pequeños que lo sucedieron en el tiempo, asentado en toda la cabecera de La Regueira.

El hielo, en continuo movimiento hacia abajo, siguiendo los dictados de la ley de la gravedad, profundizó más en aquellas partes que le ofrecieron menor resistencia. Creando los diferentes escalones que hay , en los que siguió profundizando hasta crear las cubetas que albergan las diferentes tsagunas.

El promontorio rocoso que cierra la primera Tsaguna y el que hace lo mismo con las otras tres, era donde la cuarcita resultó ser más dura y donde el hielo no pudo desmontarla del todo. 

Por su parte la erosión periglaciar contribuyó a acentuar las paredes existentes, descamándolas y haciéndolas más verticales, con desniveles en algunos puntos realmente impresionantes.

Es de perogrullo decirlo pero para que exista una laguna, aparte de la forma, la cubeta tiene que estar impermeabilizada. Si existe algún punto por donde el agua pueda filtrarse, la laguna solo existirá cuando el aporte de agua que recibe sea constante y caudaloso. Secándose cuando este se reduzca y cuando el calor del sol contribuya a su evaporación.

Ya vimos que en Munietsus llueve mucho y que el nublo también contribuye a incrementar esa humedad, sobre todo en esas partes altas. Pero igualmente vimos que su distribución a lo largo de todo el año es muy irregular, con meses donde el aporte de agua a Las Tsagunas se ve muy reducido.

De las cuatro tsagunas de La Candanosa solo la cuarta, la más pequeña y la que a mayor altitud se encuentra, tiene problemas en este sentido, habiendo algunos años en que se seca por completo.

El resto de las tsagunas nunca se secan, las duras cuarcitas que albergan el agua no tienen fisuras o estas son tan pequeñas que no afectan a su contenido.

Las Tsagunas no están al mismo nivel altitudinal y creo que evacuan el agua sobrante las unas sobre las otras. La cuarta desagua sobre la tercera que es la más grande. Esta lo hace sobre la segunda, la más profunda, que a su vez lo hace sobre la primera.

La primera, que es la que mejor conozco, tiene el desagüe pegado a la senda, en una esquina. Una suave hondonada de ese lado le permite salvar el encintado rocoso que la bordea por abajo.

Creo que nunca vi seco del todo ese canal de evacuación. En los veranos en los que aparecía "la seca" solo se veía un hilillo de agua, pero cuando llovía mucho y durante el resto del año el agua corría a raudales. El agua saliente se precipitaba entonces por un curso bastante marcado y luego se despeñaba sobre la gran hondonada que hay por debajo de esta primera tsaguna, cuyo curso ya es lo bastante marcado como para formar un gran valle.

Pero por encima de la primera tsaguna y de las restantes, no existe ningún curso lo suficientemente marcado sobre el terreno.

Sin embargo el Vatse La Candanosa es perfectamente visible sobre el terreno. Es cierto que no llega a formar un gran valle pero su curso si que está marcado.

Aquí también hubo circos glaciares, que formaron dos rellanos que no llegaron a constituir cubetas y por lo tanto a posibilitar lagunas y que se propagaron con varios circos más sobre el solano del valle.

Lo que sí hubo y que más resalta dentro de este valle es que en él hubo instalado un glaciar de valle, que curiosamente no sigue la disposición que luego tomaría el Vatse La Candanosa, ya que sube un poco por la Vatsina Piélago.

El valle con forma de "U" se prolonga hacia abajo, ya en el Ríu La Candanosa, siendo muy discernible hasta algo por debajo de La Veiga Los Trabóis.

A Veiga os Trabóis era la braña que llevaban los de Alguerdo, que tenían la suya propia del otro lado de la sierra, en Valcárcel, una braña equinoccial con numerosas cabañas, praus y una excelente fonte, comunicada con el pueblo de Alguerdo por un camino carretero.

Por contra A Veiga era una gran campera, según recuerdan los chocarelos (gentilicio de los nacidos en Alguerdo), "como un prau grande". Al que le suceden, valle arriba, multitud de otras camperas algo más pequeñas. El terreno estaba adehesado, con grandiosos robles y pláganus (arces) dispersos entre los claros.

La zona fue talada y hoy está cubierta por un bosque mixto, joven pero muy denso, como podéis apreciar en las fotos, que contrasta con las zonas superiores, totalmente desarboladas donde los bedules ya han iniciado la que suponemos lenta, muy lenta regeneración.

Poco es lo que se ve del solano del Ríu La Candanosa, pues el cerro que precede a la Vatsina Da Eira nos tapa la mayor parte de él.

La sierra, después de La Piedra Valcárcel (pegada al Pico Candanosa) inicia una pronunciada bajada, que finaliza en O Pélago, que en su tiempo sería una buena veiga, o sea una braña estival, que contaba con al menos una cabana y una pequeña Tsaguna: O Aguayo d´Alguerdo, donde el ganáu podía saciar su sed.

Desde donde estamos se aprecia l´Orriu Valcárcel, un pequeño penón, con dos o tres pilastras unidas, que sobresale de su entorno visto desde abajo. 

O Pélago, donde resalta el Orriu Valcárcel. 27 julio 2.018. 

Luego la sierra vuelve a elevarse, aunque no tanto como hacía el Pico Candanosa, hasta culminar en el Pico Regueira d´Ovella, que en los mapas aparece con el nombre de Pena Velosa, pero que no es este su verdadero nombre ya que Pena Velosa no se ve desde donde estamos. 

Pico Regueira d´Ovella. 27 julio 2.018.

Pena Velosa, nombre que sí existe, no está en el cordal serrano que delimita el Monte Munietsus. Está cerca, pero ya en el Monte Valdebóis ya que es la gran peña en la que culminan las paredes traseras del circo glaciar ahí instalado. Circo que también creó una tsaguna: A Lagua de Pena Velosa, a la que llamaban L´Aguayu de Valdebóis porque está parcialmente colmatada. La turbera causante de esa colmatación tiene en algunos puntos un gran espesor, lo que ha permitido, al menos, un estudio palinológico del polen depositado en ella.

La Ruta a Las Tsagunas 45 Los enemigos del teixu. Factores ambientales y biológicos. El Tixidal de Valdebóis.

Teixu metiéndose por debajo de la Braña de Penavelosa en dirección al Counio, no muy lejos del cauce, antes de los caídos. 1987. Los actuale...