El Chanu La Cutsada y La Carril de Moncóu cuyo trazado continuaba hasta La Veiga Moncóu por encima de El Cutsáu La Siecha y El Muntecín desde donde está hecha la foto. 31-julio 2020. |
En la Veiga Moncóu también pasé algún momento, cuanto menos incómodo. En el monte, como en cualquier otro sitio, siempre hay luces y sombras, es el sino de nuestra existencia y de la vida misma. Recuerdo una de mis últimas visitas, posiblemente la última pues después, ya de guía, las mejores sensaciones me las producía el interior del bosque y en eso Munietsus no tenía rival.
Estaba en Cangas y hacía un tiempo de perros, debía de ser primavera avanzada, no hacía frío pero no paraba de llover. Tenía unas ganas locas por salir al monte y como dice el refrán "nunca llovió que no estenara". Acordándome de la cabana que había en la Veiga Moncóu pensé que la podía utilizar como refugio y campo base de una excursión por su entorno. La cabana siempre estaba abierta y suponía que nadie me reprendiera por usarla.
Gogí comida para varios días, no más de tres, dos sacos de dormir, por si acaso, mi mochila, el frontal y alguna que otra cosa más y me pertreche lo mejor posible para aguantar la lluvia: otras botas militares negras, no tan suaves como las que había estropeado en otra excursión de la que ya os he hablado. En aquella no había botas de goretex, flexibles y a las que no les entra el agua, las había de montaña pero eran muy rígidas y lo más importante, muy caras, lejos de mi alcance. Utilicé también una amplia capa verde que mi hermano Naciu se había traído de la mili (como las botas), un cubre pantalones de plástico o goma y, por supuesto, un paraguas.
Monté en el autobús de ALSA que hacía el trayecto Cangas-Xedrez y le pedí al conductor que parara para apearme en la carretera junto a la pista de acceso al pueblo de Moncóu, entre La Venta y El Pueblo. No había parado de llover y lo seguía haciendo copiosamente. Me acoplé la mochila y desplegué la capa tapándome yo y también la mochila, abrí el paraguas y lentamente, como hay que hacer en cualquier subida, inicié la ascensión, primero al pueblo de Moncóu, luego al Chanu La Cutsada y finalmente hasta La Veiga.
La Carril de Moncóu en el faéu que precede al Cutsáu La Siecha, uno de los lugares más reconfortante de su recorrido y con acceso a La Fonte Lus Cantarinus, por debajo de ella. 31-julio 2020. |
Tras superar El Cutsáu La Siecha La Carril de Moncóu inicia un repecho camino de La Veiga, atravesando un faéu afectado por talas madereras (Pires) y aprovechamiento de leña. 32-julio 2020. |
No paré ni un momento en todo el recorrido, manteniendo aquel ritmo lento. Por suerte no hacía viento y la lluvia caía a plomo sobre el paraguas y parte de la capa. El mal tiempo hizo que me aislara del exterior, centrándome en mí mismo, en mi organismo y en pensamientos peregrinos. No miraba más allá del camino que recorría, pues si lo hacía la lluvia era como una cortina que lo tapaba todo. Iba como metido en un globo, pero lo cierto es que me encontraba muy a gusto. Cuando noté que mi cuerpo empezaba a sudar, reduje aún más el ritmo de la marcha para no acabar mojado por dentro.
En mis excursiones no suelo marcarme una meta, simplemente voy disfrutando de todo lo que me sale al paso, desde que salgo de casa hasta que vuelvo a esta. Incluso cuando tengo un destino marcado para analizarlo, estudiarlo o simplemente conocerlo, no menosprecio nunca el itinerario y despliego mis sentidos pues nunca sabes donde se agazapa la magia que esconde cada paisaje. Pero en esta ocasión sí que tenía marcado un lugar como meta.
La Veiga Moncóu donde una cabana me esperaba con las puertas abiertas. |
Cuando llegué a La Veiga todavía seguía lloviendo. Rápidamente me metí en la cabana y me despojé de la capa, de la mochila y del cubre pantalones que al no ser transpirables mantienen la humedad corporal dentro. No había goteras y lo primero que intente fue hacer una foguera para que su calor me secara por dentro y por fuera e hiciese lo mismo con las partes de la ropa y del equipaje más expuestos a la lluvia. La cabana, de un solo habitáculo, era relativamente espaciosa, tanto en anchura como en altura y sin nada en su interior, pero no encontré absolutamente nada de leña o madera, así que me quedé con las ganas.
Cabana de La Veiga Moncóu, de jfccamina.es. |
El Cabrón desde una esquina de La Veiga Moncóu. Se accede a él por El Escanín, siguiendo la cresta serrana, de jfccamina.es |
Fuera el mal tiempo dio una tregua. Había llevado hasta un pequeño machete que Naciu se había agenciado y con él salí a buscar algo que pudiera arder, pero no había manera. Los subarbustos bajos estaban completamente mojados, empapados en agua. Busqué en los árboles cercanos alguna rama muerta (las vivas al circular por ellas la savia no sirven para encender, pueden mantener un fuego pero no iniciarlo) y con el machete corté algunas de ellas, pero estaban tan húmedas que desistí de hacerlas astillas finas.
No se me da mal hacer una foguera, pero con la materia prima mojada no hay nada que hacer. Aquello sí era un contratiempo importante y más cuando descubrí que uno de los sacos de dormir estaba húmedo. Por lo visto la capa militar no era totalmente impermeable. Este material te aísla muy bien siempre que haya un espacio entre ambos, pero habiendo contacto la humedad se acaba filtrando. Las modernas prendas, con una capa de goretex, sí te aíslan y es probable que en aquella época hubiera algo parecido, pero no al alcance de todos, al menos no del mío.
Lo peor fue para dormir. El otro saco también tenía húmeda la parte inferior y no me quedó más remedio que utilizar la parte cabecera del más húmedo para cubrirlo. Tardé en dormir y luego cada poco me despertaba y notaba fríos mis pies. Al día siguiente ya tenía tomada una decisión. Sin una fuente de calor con la que secar los sacos humedecidos de nada serviría colgarlos de palos, la humedad del ambiente era tan elevada que no se secarían absolutamente nada. Aquel mismo día acabé, de nuevo, delante de la cocina de mi tía Nieves en Mual, calentito y lamiéndome las heridas.
Cerca de El Cabrón está la braña más conocida y acaso la más importante de todas las de Mual. Si la conocierais seguramente os extrañaríais de considerarla tan importante, pero vayamos por partes.
Hasta hace muy poco tiempo creía que el nombre de esta braña estival era La Veiga Vieja de Fontuteiru, pero resulta que estaba equivocado. Ya he comentado en otra parte que la recopilación de topónimos me obligaba a rehacer una y mil veces los mapas donde los localizaba, tras comprobar más fehacientemente tanto su nombre como su localización y parece que lo tendré que seguir haciendo. "No me duelen prendas" tener que hacerlo pues lo que busco es ser fiel con la memoria de los que me precedieron.
La Veiga Vieja si existió, era una braña estival más que los de Mual tenían en esta zona serrana. Estaba en un pequeño rellano del Tesu´l Páxaru a una altitud en torno a los 1.330 metros. Una camperina, de ahí que algunos la llamaran veiguina en vez de veiga, con una cabana de piedra del tipo de las existentes en Munietsus. Por cierto. al estar en el deslinde con Munietsus, habrá que sumar esta braña a las cuatro catalogadas en sus bordes.
Localización ,en el puntín, de La Veiga Vieja. Foto del mapa topográfico de Asturias de Escala 1: 5.000 |
La Veiga Vieja, justo en el deslinde Munietsus-Mual, en un rellano de El Tesu´l Páxaru antes de llegar a la cima de El Cabrón. 27-julio 2018. |
Los deslindes de Muniellos siempre han sido polémicos. Sus propietarios antiguos, los Señores condes de Toreno, siempre trataron de ensancharlos lo máximo posible, algo favorecido porque tenían muchas partes (varas) en los montes comunales de los pueblos colindantes. En la zona que ahora nos interesa el "coto redondo de Muniellos" de 1559 decía que el deslinde iba por El Pontigo de Rucavo, Braña de Fonte Otero, Pico Cabrón aguas vertientes, por cuya parte pega con términos de las aldeas de Moncó y El Pueblo de Rengos.
El deslinde era erróneo y robaba un buen trozo al Monte Mual. El verdadero fue el reconocido por el ICONA cuando compró el Monte Munietsus y el seguido por la actual Consejería del Principado de Asturias: sube por el Tesu´l Páxaru y deslinda con el Monte Mual, no en la Braña Fontuteru si no en La Veiga Vieja, continuando por el teso arriba, ahora ya muy difuminado, hasta un picueto poco marcado al que le pusieron el nombre de Pico Cabrón (1.454 m.) pero algo alejado de la cota geodésica de El Cabrón (1.471 m.) al que el ICONA también llamó Pico Cabrón.
El Tesu´l Paxáru (puntos rojos) el auténtico deslinde, culminado en un picueto alejado de El Cabrón |
Aunque se sale algo del Tesu´l Páxaru y de la línea de cumbres (curiosamente siempre en beneficio de Muniellos) el deslinde de este mapa se acerca más al real |
Es curioso, en el mapa del ICONA de agosto de 1.979 en el lugar ocupado por La Veiga Vieja, no aparece esta, pero sí aparece el nombre de "Chabaña de los Barredoiros". Buscando información en la red (internet) sobre las brañas de Mual me encontré con un trabajo de Jose Manuel Collar Álvarez para el Tous pa Tous, un interesante y meritorio catálogo de las brañas de nuestro concejo (lleva ya 217 censadas). En él aparecen dos brañas asignadas a Mual: Los Barradoiros y Folgueirosa. La llamada Folgueirosa supongo que se refiera a donde estaba la cabana de la Veiga La Chunal, solo que su topónimo auténtico es La Fulgueirina (sí hay una braña con el otro topónimo, La Veiga La Fulgueirosa, pero muy lejos de aquí, en el Ríu Tixeirúa del propio Munietsus).
Foto del mapa del ICONA. Esacala 1: 10.000 |
Por su parte Los Barradoiros se acercan, en lo que a su nombre se refiere, a la Chabaña de los Barredoiros del mapa. Chabaña seguramente fue un desliz de la persona que realizó el trabajo de campo para el mapa o más posiblemente del que lo trasladó a este, por lo que Cabaña de los Barredoiros sería lo correcto ya que allí si existía una cabana, la de La Veiga Vieja. Pero el topónimo "Barradoiros" me es desconocido, el único que se le parece es Esbarradoirus, un vatse de Reiduz que llega hasta El Cabrón. El nombre correcto de esta braña sería La Veiga Vieja del Tesu´l Páxaru.
La Braña (o Veiga) de Fontuteiru está situada en el cerro que divide las partes altas de Reiduz de las del Vatse Lus Putseirus, en un gran rellano entre los 1.230 y los 1.290 metros de altitud. Una franja estrecha y alargada donde la roca aflora en numerosas partes. Un terreno "bueno pa cabras", que sin duda serían sus principales usuarios si retrocediéramos en el tiempo.
En color más claro la campera de La Braña Fontuteiru. según fotos de vuelo de 1996, reducida por el paso del tiempo. Un poco por debajo el resto del rellano. |
Pero no creáis que a las vacas de aquella época les disgustaban los terrenos quebrados, con pocos pero jugosos pastos y donde el ramoneo era casi tan importante como el pasto. Tenían que ser "vacas secas", llamadas así porque no daban leche y con una orientación hacia la producción de carne. Vacas que si pudieran elegir entre una vega repleta de abundante pasto y una zona más quebrada y arisca, habría ocasiones en que preferirían esta última, lo que provocaba que de cuando en cuando alguna se despeñara cuando se aventuraba demasiado. Vacas del país, seguramente más pequeñas y flexibles que las actuales, adaptadas al terreno en el que les había tocado vivir. Nada que ver con las torpes vacas lecheras importadas de fuera, que fueron cobrando protagonismo cuando la leche pasó a ser el producto estrella.
La toponimia nos ayudará a entender mejor esta zona. La braña tiene a cada lado del cerro una vatsina. La que vierte hacia el Vatse Esbarradoirus, de Reiduz, se llama Vatse La Veiga y la que lo hace hacia el Vatse Lus Putseirus recibe el nombre de Vatsina La Veiga. Nombres que remarcan y resaltan la importancia de la braña.
La parte superior del rellano estaba ocupado por la veiga, la campera de pastos, que se prolongaba un poco cerro arriba donde el terreno es más pendiente. Ocupaba el espacio más llaneado y con mejores suelos. En el borde del rellano contra Lus Putseirus está La Furcadietsa, una palabra derivada de "forcáu". No creo que aquí se utilizara este apero, tan relacionado con la yerba, pues la campera lo que ofrecía era hierba de pasto, no de siega. Su significado es más bien de tipo metafórico, de semejanza, relacionado con la forma del terreno. La Vatsina La Veiga, en su final en la braña, tiene dos o tres ramales, marcados por imponentes farallones rocosos, y Furcadietsa puede hacer alusión a ello: dos o tres puntas que confluyen más abajo. Es como El Forcadín del Regueiro Caborno, una explotación aurífera de Las Montañas, estrecha y alargada en la base que arriba se bifurca.
La Furcadietsa nombre de La Vatsina La Veiga en su parte superior ya rozando con Fontuteiru y que tiene forma de forcáu con tres o cuatro puntas. 27-julio 2018. |
Más abajo, ya en los bordes del rellano está Fontuteiru, una contracción de Fonte Outeiru (Fuente del Otero). Nuestros predecesores acostumbrados a tener que ahorrar en todo no iban a hacer una excepción con la lengua hablada, siendo muy frecuentes las reducciones y uniones entre varias palabras, buscando además una más fácil pronunciación.
Lo de Outeiru ya lo hemos visto líneas atrás. Visto desde abajo el rellano resalta en la silueta del cerro aparentando ser un altozano, un otero. A ello también contribuyen las fuertes caídas de los farallones del lado de Lus Putseirus y algo de repecho en la parte de abajo del rellano. De las fontes también hemos hablado, a estas alturas eran muy importantes y a veces determinaban la ubicación de la braña.
Outeiru de Fontuteiru, un simple rellano en el cerro, como viene siendo normal en la aplicación de este topónimo ya que visto desde abajo sí lo parece. 27-julio 2018. |
La campera de esta braña era de auténtica yerba y aún se la ve claramente desde la distancia. Dentro de Munietsus solo queda una braña tan remarcada como esta respecto a su entorno: La Boizuna, la veiga de El Villar (Villardecendias), y si acaso La Veiga Bisnuevo. El resto ya están ocultas en el paisaje, invadidas por los subarbustos, el matorral y algunas ya por el arbolado. Resaltan aún estas diminutas islas, con un verde más claro y una textura que las diferencia. Todavía estáis a tiempo de echarles un último vistazo antes de que desaparezcan del todo.
Ya solo subsiste un trocín de la antigua campera de Fontuteiru. Foto Google |
Pese a reducirse también, la campera de la Braña La Boizuna aún es perfectamente visible, igual que la tsaguna del mismo nombre. Foto Google |
A veces, hablando con algún paisano sobre la localización concreta de una braña de Munietsus, tras algunas dudas por mi parte, me decían: "¡sí home sí, donde hay como un prau grande!", pero "el prau" (la campera) ya hacía tiempo que se había transformado.
La campera de Fontuteiru era muy pequeña si la comparamos con su "prima" de La Boizona de Tixeiroa y no digamos si lo hacemos con las del Alto Naviegu y su entorno, pero no era la única zona donde pastaba el ganáu. Cerro abajo el terreno era más inclinado y se llama Lus Xardunzones, aunque los no tan viejos ya le llaman Los Sardones. Xardunzones es un aumentativo de xardón (acebo, ilex aquifolium) por lo que estos debían ser de buen tamaño, algo relativamente frecuente en los montes de la zona.
Me contaba mi padre, que estuvo trabajando, como tantos otros jóvenes de los pueblos cercanos a Munietsus, en la serrería de Las Tablizas, que a veces llegaban "rollas de sardones" de grosores increíbles y plenamente maderables y yo mismo he visto en Decutsada, por encima de La Brañina, algunos bestiales, con unos grosores de varios metros que luego se ramificaban enseguida en numerosos y más delgados ramales. Por no hablar del de Vatsina Da Eira, pegado a la senda de Las Tsagunas, que en 2018 perdió uno de sus múltiples "brazos".
Uno de sus numerosos "brazos" se desgajó en 2018, favorecido por algo de pudrición interna. Julio 2018. |
"Brazo" arrancado. Al mantener las hojas durante todo el año, el peso de la nieve pudo más que él. |
Estos xardones prueban una utilización por los pastores de las ramas superiores donde las hojas ya no tienen pinchos. Fueron desmochados para darles su hoja al ganado cuando el pasto y el ramoneo escaseaba o cuando venía una racha de tiempo malo o muy malo, incluso con nevadas, que inmovilizaba a las vacas o que retrasaba la producción de alimentos.
Pero xardones crecidos de forma natural, sin impacto antrópico, también debieron darse en áreas poco aptas para el pastoreo, llegando a alcanzar grosores y alturas realmente espectaculares, como los que mi padre recordaba haber serrado en Las Tablizas.
Ya he comentado en otras partes que los xardones salen en abundancia en zonas muy castigadas por el pastoreo, al ser el único árbol que el ganado respeta, no por ninguna consideración especial si no por los punzantes pinchos de sus hojas, que las protegen del ramoneo. Robles, abedules, fayas y demás árboles no corren la misma suerte y nunca llegan a prosperar aunque nazcan, en zonas de pastoreo abusivo.
Sin olvidarnos de los contornos a ambos lados del cerro, también la zona superior a la camperina era pastoreada por el ganáu de la braña a pesar de que el terreno ya pertenece al Monte Moncóu. Se beneficiaba de unos rellanos llamados Lus Chanetus d´Abaxu y Lus Chanetus d´Arriba, existentes antes de la cima de El Cabrón, la cota geodésica de la zona, que no terminaba en un pico como otras cimas serranas si no que era una elevación amplia, muy ancha, en donde haciendo honor a su nombre ya pastaban antiguamente rebaños de cabras y ovejas de Moncóu y sustituidas posteriormente por vacas del mismo pueblo y de Mual.
Este cambio ganadero acabó favoreciendo la existencia de un monte bajo, con árboles rebrotados de poco tamaño y predominio de pasto. Las vacas a pesar de ramonear no ejercieron un papel tan negativo sobre el arbolado pues solo acceden hasta una determinada altura. Las cabras sí arramblaban con todo, pueden trepar por las ramas y ampliar el área de ramoneo y en momentos de escasez pueden llegar a mordisquear los propios troncos de los árboles, siempre que la "paraza" (corteza) esté tierna, royéndola en toda su circunferencia y comprometiendo la supervivencia del arbolillo afectado.