2/05/2019

El Monte y el guía de Munietsus 16

He dejado para el final, y no es casual, otra de las labores que tuve aquel año, sin duda la que más se acerca a la función de un guía y una de las más gratificantes a nivel personal. La Consejería ofreció, en los meses de julio, agosto y septiembre, periodo vacacional de los centros educativos, la posibilidad de contar con un guía durante la visita a la Reserva de visitantes, valga la redundancia, normales, preferentemente grupos, y ya os podéis imaginar quien era ese guía.
Existía, en aquel entonces, una red viaria dentro de la Reserva nada despreciable. Estaban, por un lado, los restos, más o menos practicables, de las antiguas pistas para bajar a la serrería de Las Tablizas la madera que se cortaba por el monte.
La que se internaba por Bisnuevo llegaba hasta más arriba de La Veiga, internándose un poco por Vatsina Ancha. Desde La Veiga le salían dos ramales contra las vatsinas Chanón y Chanón fundeiru y el Vatse La Veiga, llegando el ramal más largo hasta Vatsina La Vaca. Su trazado está perfectamente trazado en el mapa del ICONA del 79.

La que se metía por Tixeirúa, por la Ponte La Zreizal, subía por la vertiente izquierda, bastante pegada al río, hasta un poco por encima de La Veiga La Folgueirosa y disponía de numerosos ramales por la vertiente derecha del valle, desde el Vatse Las Varas hasta La Regueirona, que también aparecen trazados con nitidez en el mapa ya mencionado, en donde curiosamente no aparece dibujada la pista principal del valle.

La que lo hacía por Refuexu se conservaba en perfecto estado hasta enfrente de La Veiga Cruces, parecía continuar hacia La Veiga Las Gallegas pero ya era impracticable.

La que se metía por el Ríu La Candanosa lo hacía hasta muy arriba, hasta la Vatsina Bedulín y contaba con otra que penetraba en el Ríu Las Fayonas. Esta última también está plasmada en el mapa del ICONA: ascendía hasta donde el arroyo de Furmigueiros se junta con el de los Tsagozos, luego en llano pasaba al cauce de la Vatsina del Corno, por donde ascendía un buen tramo y del que partían tres ramales a diferente altitud hasta el cauce de la Vatsina´l Garabeño.

Entrada cerrada a la pista del Ríu Las Fayonas. 2018

En Decutsada la pista principal subía hasta La Brañina. En su parte baja, pero por la vertiente derecha, también había restos de pistas más antiguas, que no había necesidad de usar porque el excelente robledal, con algunas fayas, que existía, permitía desplazarse por él con gran comodidad. Sí había que utilizar un ramal, sin duda importante en su momento, que se acercaba al cauce del Ríu Munietsus y subía valle arriba un corto tramo hasta llegar al primer puente que hay por encima de Las Tablizas.
Que en el 87 estas pistas aún fueran practicables hay que relacionarlo con dos hechos: los ramales que aparecen dibujados en el mapa, que serían muy visibles cuando este se realizo en el 79, eran pistas recientes, que tendrían entonces doce o trece años de vida, construidas durante las últimas cortas (Bisnuevo, Tixeirúa, Las Fayonas, a la que habría que sumar la de Refuexu) que, obviamente, para llegar a Las Tablizas implicaban una mejoría de las pistas principales. Las primeras serían pistas de explotación y las otras lo serían de transporte.
Por otra parte las pistas de transporte fueron mantenidas y limpiadas periódicamente, con especial atención a los grandes puentes, cinco en total (más el de La Ponte Alta en Refuexu) que sin duda fueron reforzados, para permitir la entrada de vehículos pesados en caso de necesidad: alguna mente "preclara" del ICONA lo había dispuesto así para hacer frente a posibles incendios. El paso del tiempo demostró lo absurdo de este planteamiento, desde los setenta hasta la actualidad los incendios nunca se dieron en estas zonas, con una altitud relativamente baja y que cuentan con mayor humedad y con mayor vigilancia. Los incendios siempre se daban en las "grandas" que salpicaban el entorno de la sierra y de muchos montes colindantes. Por eso, cuando el río empezó a erosionarlas, y en algunos casos a borrarlas totalmente, la Consejería no las restauró.
Además de las pistas estaban las sendas, creadas ex profeso para las visitas y que también serían utilizadas por la guardería en sus labores de vigilancia.
Ya en otras partes (capitulo 5 y 12 de este mismo blog) he hablado de un camino, en realidad una senda ancha,creada en exclusiva para las labores de vigilancia, no solo de Munietsus sino también de Rengos. La senda iba desde el Counio hasta el Rañadoiro; en ambos puertos ya había carretera y la senda recorría un espacio donde no había ninguna, con la finalidad de facilitar la labor de la guardería del ICONA y que según creo se había realizado a fines de los años sesenta.
La senda salía de la Veiga´l Pumar y reutilizaba el viejo camino que iba a la Braña del Pradón de Bisulaz y luego continuaba, llaneando y con subidas y bajadas hasta la Tsaguna grande de La Candanosa, seguía por encima de la Veiga Las Gallegas y por debajo de La Boizuna hasta llegar a la Veiga La Roza, una braña de La Vilietsa, desde donde bajaba a Campubraña y atravesando Regueira Lus Praus y parte de Lus Pusadoiros salía a la carretera, un pelín por debajo del túnel del Puerto del Rañadoiro.
Por la zona de la niebla inicio camino Counio-Rañadoiro.2018

Inicios camino Counio-Rañadoiro.2018

Tras la adquisición del Monte Munietsus por el ICONA en 1973 se prohibio no solo las talas madereras sino también la caza; pero en todo el entorno existían numerosos furtivos que seguían cazando, con permiso o sin él. Sin duda el aumento del poder adquisitivo propiciado por la minería del carbón había sacado la caza con armas de fuego del ámbito de las clases acomodadas, cualquiera podía acceder a un rifle, una carabina o una escopeta.
Los furtivos siempre cazaban a rececho: buscaban al animal y luego lo abatían, podían actuar en solitario o en grupos (partida o cuadrilla), con perro, para levantar las piezas, o sin él y casi todos conocían bastante bien el terreno. Las partidas solían utilizar las carreteras para acercarse lo más posible y luego acarrear más facilmente las piezas abatidas; un vehículo los dejaba en el lugar elegido y a una hora determinada volvía a pasar por dicho lugar, así evitaban las sospechas que podía provocar el estacionamiento de un vehículo en esos parajes durante mucho tiempo.
Por su parte la guardería patrullaba el monte a pie y a veces ellos, o la Guardia Civil, lo hacía por las carreteras.
El punto débil del furtivo era que las armas provocan mucho ruido y su sonido puede ser oído en un radio bastante amplio. Escuchado este la guardería se ponía en marcha; desde Las Tablizas, donde había un radio transmisor se comunicaban con un centro que hacía llegar a la Guardia Civil la orden de controlar las carreteras cercanas, realizando inspecciones de todos los vehículos que transitaran por ellas. Mientras, los guardas forestales trataban de localizar a los furtivos y retenerlos para que la Guardia Civil se hiciera cargo de ellos. Estos Guardas Forestales iban armados y como él que anda con fuego siempre acaba quemándose, la tragedia acabó apareciendo.
En agosto de 1980 una partida penetró en Munietsus, probablemente por la zona del Counio del lado de Valdebóis; eran tres adultos y un crío de quince años. Mataron un corzo, le vaciaron los intestinos y se ocultaron un rato entre unas rocas por si alguien los había oído, después continuaron y abatieron otra pieza.
Los dos guardas de Munietsus habían oído los tiros y se separaron para tratar de dar con ellos. Eran los dos de Oubacho, "Chiquito" y "Aumente". Chiquito utilizó la senda que antes mencionábamos y por ella penetro rápidamente en el Monte y acabó dando con los furtivos; les dio el alto pero estos se echaron monte abajo; Chiquito realizó dos disparos al aire como advertencia para que se detuvieran y lo que consiguió fue que esos le respondieran con sus armas, causándole la muerte en el acto.
En el tiroteo solo participaron dos miembros, ambos familiares, un tío y su sobrino que era el menor de edad; los otros dos venían algo rezagados y alertados por los disparos lograron llegar a la carretera, donde, a la hora convenida, fueron recogidos por el mismo vehículo que los había llevado, conducido por un quinto miembro; no esperaron a sus compañeros y huyeron precipitadamente.
Fue una noche de terror para tío y sobrino que tuvieron que pasar la noche en la espesura del bosque, temiendo que tras cada ruido escuchado pudiera haber un Guardia Civil que los buscara y rumiando lo que habían hecho. Tal vez no eran conscientes de lo ocurrido realmente y dudo que se hubieran acercado a Chiquito para conocer su estado, tras dispararle se habían precipitado a huir del lugar.
En estas situaciones extremas uno actúa de forma instintiva, sin pensar; el asesinato no fue a sangre fría, fue la fuerza del instinto, en donde lo único que importa es la supervivencia, la que les impelió a responder a unos disparos que eran de advertencia pero que fueron interpretados como realizados contra ellos. Es lo que suele ocurrir cuando teniendo un arma a mano ocurren situaciones irracionales que escapan de nuestro control. Por eso un consejo: las armas, cuanto más lejos, mejor.
Al final toda la partida fue identificada, detenida y juzgada, pero entre ellos decidieron que las culpas recayeran sobre el menor de edad, con su consentimiento, que tras pasar una temporada en un reformatorio fue puesto en libertad; pero quedó marcado de por vida, siendo acusado posteriormente  de numerosos atentados contra la naturaleza, como el incendio, en realidad fueron varios, que proveniente de Moncóu, donde vivía, arrasó La Pena, pasando al Paramio de Mual y extendiéndose por La Cutsada, El Montecín y contra La Venta (Ventanueva) por encima de La Chalga. Este desgraciado personaje creo que murió en 2009.
A Chiquito se le hizo un pequeño homenaje en Las Tablizas al que tuve la oprtunidad de asistir y en su memoria se le aplicó su apellido Lago a una nueva especie de liquen identificado en 2009 en Muniellos (Xylographa lagoi), no presente en otros lugares y ligada a robledales maduros, una bonita manera de recordarle.
Poco después se creó el SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza), una unidad especializada de la Guardia Civil que sustituiría a la guardería en las labores de persecución y detención de los furtivos, entre otras labores. Además la guardería dejó de llevar y utilizar armas, lo que, sin duda, supuso un gran avance.
Estando en Las Tablizas vi aparecer, al menos en dos ocasiones, a dos o tres miembros del SEPRONA de Cangas, que además de hacerse ver por las carreteras y pueblos para que se les tuviera en cuenta, pasaban a darse una vuelta por Muniellos, para conocerlo algo y saludar a Benjamín, que además de controlar las entradas de visitantes de la Reserva, era el Guarda Mayor de la guardería de la zona, al menos de Cangas, Ibias y Degaña. Era 1988 y el cuerpo acababa de ser fundado.
Lo cierto es que impresionaban bastante, montados en "briosos corceles", unas motos todoterreno que manejaban habilmente y con las que circulaban por lugares inverosímiles; eran jóvenes pero muy fornidos, embutidos en sus trajes verdes, pertrechados y más o menos armados.
Tenían un aspecto chulesco y distante, pero luego coincidí con ellos durante las fiestas del Carmen en Cangas; iban de paisano y estaban alternando en una de las múltiples barras al aire libre que hay en esas fechas en la Villa, flirteaban con una amiga mía que parecía estar interesada en uno de ellos. Sí, fuera de servicio parecían unos chicos normales mas.
En todo superaban a los furtivos, excepto en una cosa: el conocimiento exhaustivo del terreno, que permitía, según me comentaba un furtivo de Mual, obviamente anónimo, poder escabullirse o entrar sigilosamente en una zona aparentemente controlada por ellos,claro que esta habilidad y sangre fría no la poseían todos los furtivos.
El SEPRONA contribuyó a frenar el furtivismo, pero este ha ido perdiendo protagonismo con el paso del tiempo porque los furtivos más activos se han acabado haciendo mayores y también porque las nuevas generaciones masculinas rurales cuentan con otras formas de entretenimiento y algo más de conciencia medioambiental.
La senda Counio-Rañadoiro dejo de usarse y en muchos sitios su rastro ha sido totalmente borrado. La guardería utilizaría en adelante, las mismas sendas que los visitantes.
No sé quien diseñó las nuevas sendas pero estoy seguro de que conocía tanto la Reserva como yo puedo conocer, pongamos por caso, el Amazonas. Se había establecido como fin de la ruta las Tsagunas de La Candanosa. Tiene narices, por no decir otra palabra malsonante, que la visita al más importante robledal de España y posiblemente de Europa, culminase en las Tsagunas, algo insignificante comparado con aquello que le da valor a Munietsus y que es su bosque, o mejor dicho sus bosques.
Para más inri este diseñador había trazado las sendas sentado en la butaca de su oficina y solo preocupándose de que su trazado se fuera adaptando al desnivel que debían salvar: Las Tablizas, el punto más bajo, esta a 670 m. y la primera laguna a 1325m. Luego en la práctica, sobre el terreno, se descubría que por donde debía ir el trazado de la senda era imposible desarrollarla, debido a la existencia de farallones inexpugnables o accidentes geográficos similares. Todo dependía entonces de la pericia del capataz, labor que desempeñaban los guardas forestales, y de los operarios de la senda,en un principio gente adulta de la zona, como mi tío Gonzalo, que en mayor o menor medida conocían el Monte. Lo hicieron lo mejor que pudieron.
Una buena senda es aquella que adaptándose al terreno evita que esta esté continuamente subiendo o bajando, cuanto más tiempo vaya llaneando o con ligeras inclinaciones, mejor.
El Monte Munietsus tiene zonas muy agrestes, a veces parcialmente ocultas y camufladas por la vegetación. Con gran tino trazaron los mayores desniveles cerca del principio, cerca de Las Tablizas.
Por el avesíu y para salvar los roquedos de Penas Negras concentraron los desniveles antes de llegar a ellos, mediante una serie de zigzags seguidos, con hasta ocho vueltas, entre la Vatsina La Lata y la Vatsina Fonculebrera de Penas Negras, hasta quedar, más o menos, por encima de los farallones. Es duro afrontar este tramo pero fue la mejor opción pues meterse de lleno en los farallones era una tarea suicida y además al ganar rápidamente altura las vistas desde media ladera mejoraban mucho.
Por el centro de la ladera de enfrente estaban los zigzags de Penas Negras.2018

Farallones de Penas Negras.2018

Salvado este obstáculo, el trazado mejora mucho y llanea durante casi todo el largo tramo del valle del Ríu Tixeirúa. Vuelven los problemas en el valle del Ríu Refuexu, aquí debido a las prisas que les metieron para terminar las obras, un desconocimiento mayor de la zona y un peor terreno con cerros muy rocosos dieron como resultado un trazado mucho peor, muy irregular con muchas subidas y bajadas, siendo además algunas muy pronunciadas.
Cuando yo empece de guía todavía andaba una cuadrilla tratando de acabar y de mejorar esta zona y adecentar el resto; eran seis o siete chavales de pueblos cercanos a los que siempre acompañaba, al menos, un guarda, encargado de vigilar y encauzar el trabajo. Admiraba la labor que desarrollaban, no solo por el trabajo con picos, azadones, palas y rozones sino también por las grandes distancias que tenían que recorrer todos los días, primero para llegar al "tajo" y luego para volver a Las Tablizas. Un trabajo ímprobo y sin duda mal pagado .
El último tramo, desde el Serrón del Níu l´Aigla hasta la primera tsaguna es mucho más llevadero y corto.
Por el solano el inicio, por el Regueiro Decutsada, no era problemático, se utilizo la antigua pista forestal, al menos hasta que se cruzaba el arroyo, siguiendo por senda; el problema venía al salir al valle general. Decidieron acometer los mayores desniveles en el Vatse de Fonculebrera, para evitar las zonas bajas que había después, francamente muy agrestes. Pero Fonculebrera es también bastante agreste, sobre todo su ladera izquierda donde están las Penas.
Hasta cerca del primer rellano asciende la senda en Fonculebrera.2018

Ascensión al pie de las Penas de Fonculebrera.2018

Senda muy agreste en Fonculebrera.2018

Me gustaría, antes de continuar, hacer una aclaración para evitar confusiones; los términos ladera derecha o izquierda son términos geográficos, para discernirlos nos colocaremos mentalmente siempre en el fondo del valle, donde nace el río o arroyo y mirando hacia abajo, hacia donde corre el agua; en esa posición tenemos la izquierda y la derecha en torno al cauce.
El tramo de Fonculebrera es exigente, sobre todo si hace sol, que se va salvando mediante fuertes repechos y un zigzag, sobre suelos muy rocosos con muy poca vegetación arbórea. Un poco más allá de la Fonte de Fonculebrera termina esta fuerte ascensión y comienza una senda que va más o menos llaneando, con alguna subida y bajada inevitable, hasta el fondo del valle solano de La Candanosa. En la Vatsina´l Piélago está el cruce con la senda que viene desde Las Tablizas subiendo pegada al río y luego tras algún repecho pronto se llega a la primera laguna.
Tramo de la senda muy llano en la Vatsina Tixidal.2018

Centro de Vatsina Piélago. Cruce de sendas.2016

Cruce de sendas en Vatsina Piélago.2016

Fuerte repecho antes de la Vatsina Las Tsagunas.2018

La senda del río les resultó más fácil de hacer, ya que muchísimos tramos se hacen por la antigua pista forestal de este valle, la pista que podemos denominar como central, pues a ella van vertiendo el resto de pistas, excepto la de Bisnuevo que está más abajo de Las Tablizas y la de Decutsada que lo hace en su inicio. Solo hubo que hacer alguna senda nueva donde la pista estaba destruida y el último tramo entre Bedulín y Piélago donde no había pista.
Hasta la Vatsina Bedulín llegaba la pista forestal.2018

Tramos pindios y agrestes debajo de a Veiga os Trabóis.2018


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