1/31/2023

El Monte y el Guía de Munietsus 100. Las turberas, archivos medioambientales e históricos

Panera de La Casa de Asturias en León. La llegada del maíz supuso una revolución en el campo arquitectónico. Los orrius se ampliaron y se convirtieron en paneras. 25 enero 2023.


Nota- La ausencia de fotos relacionadas con lo que se trata me ha hecho echar mano de fotos de aquí de León, del Parque de Los Reyes y de La Casa de Asturias. Disculparme el atrevimiento.

 

Las turberas son un ecosistema único que acrecienta la biodiversidad y que regula positivamente el ciclo hidrológico, además de reducir la erosión y con sus integrantes cumplir con el papel de pioneros en la colonización de zonas muy degradadas, como ya hemos ido mencionando. Con todo su valor excede el puramente botánico. 

Curiosa y bella columna con un teixu hembra a su lado. 14 noviembre 2022.

Las turberas son auténticos archivos, muy detallados, de cambios vegetales y ambientales globales y locales a escala de miles de años. La amplitud de esta escala para los existentes en nuestra zona, con escasos metros de espesor, abarca desde el nacimiento del Holoceno hasta la actualidad. En ellas se han ido depositando muchas cosas que pululaban por su entorno y al evitar su descomposición las han preservado en óptimas condiciones para su análisis y estudio. 

Otro teixu, también hembra, como representante de nuestra flora autóctona.

Los que más se han acercado a las turberas son los palinólogos, en concreto los paleopalinólogos, es decir los estudiosos de la vegetación a partir de los granos del polen y de las esporas, que han llegado hasta la actualidad conservados en los sedimentos, siendo los de las turberas los mejores, dado el estado de conservación de dichos sedimentos.

En concreto los estudios de polen han sido enormes. Como se sabe la membrana del polen está formada por una materia orgánica muy dura que le permite conservarse durante muchos siglos. Primero venía el trabajo de campo: mediante tubos cilíndricos o sondas se extraían muestras de la turbera, desde su parte más superficial a la más profunda, en sentido vertical.

Ya en el laboratorio lo primero que se hacía era averiguar la edad de cada estrato, para lo cual se tomaban restos orgánicos de cada uno de ellos, evitando posibles contaminaciones, y se enviaban a los laboratorios de datación.

Luego había que analizar, con la ayuda de potentes microscopios, estrato por estrato, hasta diferenciar la especie a la que pertenece cada polen. Una ardua tarea en los orígenes de esta ciencia, que se fue facilitando gracias a la toma de fotografías microscópicas y su divulgación entre los palinólogos. Tras lo que venía la obtención del porcentaje de polen de cada especie en el estrato analizado. Por ejemplo, con 2.000 años BP hay un porcentaje de polen de roble albar del 15% (aquí 100 hace referencia al total de polen, sea de la especie que sea, que hay en dicho periodo).

Con estos datos se elaboran diagramas polínicos de cada especie, donde se ve su evolución a través del tiempo y su proporción respecto a otras especies. Luego viene la tarea de comparar lo obtenido con otros estudios palinológicos, para concluir con la obtención de la dinámica vegetal que ha experimentado la zona en el periodo analizado. 

Gigantescas secuoyas. Son foráneas pero que importa.

Conocida la dinámica vegetal se pueden deducir las condiciones climáticas que permitieron el desarrollo de dicha vegetación. Auxiliar de la paleobotánica (estudio de la flora del pasado) también lo es de la paleoclimatología (estudio de los climas del pasado), al menos para el periodo Holoceno, que a pesar de ser un estadio interglaciar conoció diferentes episodios climáticos. 

Una de las grandes secuoyas se ha secado y habrá que, con ayuda de una grúa, cortarla en pequeñas piezas para evitar posibles daños.

En España la palinología ha evolucionado de una forma espectacular. Partiendo de la idea de que el presente explica el pasado, se analizaron las deposiciones actuales de polen en 600 lugares distintos de la Península Ibérica, abarcando la totalidad de ecosistemas existentes y sus etapas de degradación.

A cada uno de esos lugares donde se analizó su polen, se les asoció una serie de datos climatológicos contemporáneos: de temperaturas (valores termométricos mensuales del periodo más cálido, del periodo más frío y promedios anuales). De precipitaciones (valores pluviométricos mensuales del periodo más húmedo, del más seco y totales anuales).

Estos datos climatológicos se tomaron del impresionante Atlas Climático Digital de la Península Ibérica, publicado en 2.005 por un equipo de biólogos, botánicos y geógrafos catalanes. Con dicho Atlas se pueden obtener todos esos datos en cualquier lugar de nuestra "piel de toro", y de Portugal aunque estos con menor precisión. La Islas no aparecen.

El Atlas ha utilizado los datos de 2.285 estaciones meteorológicas que contaban con un mínimo de 15 años, y hasta 50 años, de toma de datos del periodo de 1950-1999. Para el entorno inmediato de las estaciones, los datos son los obtenidos por estas y para cualquier lugar situado fuera de este ámbito inmediato han utilizado programas informáticos que tienen en cuenta los datos de las estaciones más cercanas a dicho lugar y una serie de variables como la altitud, la latitud, la orientación...Cuando se publicó este Atlas fue todo un bombazo, no había nada en Europa con tanta precisión.

Los 600 lugares analizados y los datos climáticos asociados forman una base de datos al alcance de los palinólogos y del resto de la comunidad científica. El paso siguiente es muy sencillo, el estrato polínico que se esta estudiando, procedente de una turbera, se compara con los de la base de datos, informáticamente esto puede ser muy rápido, hasta conseguir el que más se le parezca (Técnica de los Modernos análogos) y ya está, ya tenemos el clima que lo propició. 

La panera, muy visible subiendo a La Casa de Asturias en Navatejera. Un elemento emblemático de esta sociedad sociocultural, ya que también lo es de la cultura asturiana.

Es increíble lo que nos pueden proporcionar las turberas. Últimamente se está prestando atención y análisis a restos de metales pesados. Metales utilizados por nuestros antepasados. 

Todo un acierto colocar este orriu en un lugar público, preservándolo de su inminente ruina en su lugar de origen. Estaba en Pedrosa del Rey, anegado por el pantano de Riaño en 1987.


Pegotsus de madera sustentando este pequeño orriu. Su menor tamaño hay que relacionarlo con una menor producción agraria ya que la zona era eminentemente ganadera.

En el proceso de combustión al que se sometían los minerales, previamente triturados y mezclados con carbón vegetal, hasta conseguir que se licuaran, se emitían a la atmósfera no solo impurezas si no también una pequeña parte el propio mineral, que acabaría depositándose en el suelo en un radio no superior por lo normal a los 10 km. En el suelo iría mezclándose y diluyéndose yendo a parar a las cadenas tróficas. Pero si el suelo era una turbera, esta lo acogería y preservaría del paso del tiempo.

En 2016 salió en un periódico regional, "La voz de Galicia", una interesante y amplia información sobre algunas conclusiones obtenidas en la turbera de La Molina, que ya se habían publicado en una revista científica internacional, así como declaraciones del director del estudio. Esta turbera está situada entre nuestro vecino concejo de Tineo y el de Salas y ya había sido utilizada como embalse de explotaciones auríferas romanas de esa zona.

Un equipo de edafólogos (estudiosos del suelo) de la Universidad de Santiago (de Compostela), en colaboración con Universidades inglesas y suecas, encontró restos de metales pesados asociados a la metalurgia del cobre, la primera metalurgia usada por los seres humanos, producidos en una fundición cercana, donde se había producido lo que se llama "reducción del cobre". Para reducir el volumen del mineral una vez extraído, cerca de la mina se realiza una primera fusión para separarlo del resto de metales e impurezas. La forma en la que quede, lingotes o tostas, no importa porque luego, en destino, se le puede volver a fundir las veces que se quiera para darle la forma deseada (el cobre se funde a temperaturas relativamente bajas, en torno a 1.000 grados centígrados).

Lo sorprendente eran las dataciones que habían obtenido, de hace 4.980 años. El método de datación que utiliza este equipo no es el del carbono 14 calibrado, que ya explicaré a fondo más adelante, que es el más fiable y el utilizado por arqueólogos e historiadores. Sus dataciones son obtenidas mediante registros medioambientales, algo en lo que no puedo entrar pues desconozco sus bases. Pero son dataciones cronológicas, o sea adaptadas al calendario Gregoriano que es el que utilizamos los historiadores. En 2.016 decir que algo era de hace 4.980 años es lo mismo que datarlo en 2.964 a.C. 

Mapa aparecido en el periódico con las minas de cobre y su datación por los edafólogos.

Decía el director del equipo en el periódico que esta metalurgia del entorno de La Molina era 1.000 años anterior a la de Los Millares-Vilanova en el Sudoeste Hispano, considerada la más antigua de la Península Ibérica y originada por la influencia de pueblos mediterráneos. Según ellos y a partir de sus propias dataciones, las minas del Sudoeste tenían una antigüedad de hace 3.900 años. Todo ello les llevaba a pensar que la metalurgia del cobre habría llegado a la Península no solo por el Mediterráneo si no también a través de Los Pirineos. Hacían un llamamiento a la comunidad de historiadores para que tuvieran en cuenta estas novedades y sugerían la necesidad de hacer retroceder el periodo Calcolítico (Edad del Cobre) a fechas más antiguas. 

Esta interpretación contiene varios errores que es preciso aclarar, pero antes me gustaría exponer algunas consideraciones que conviene tener en cuenta. 

Práctico banco de madera conmemorando las Cortes de León que según algunos historiadores son las primeras de la Historia.

La división tradicional de la Prehistoria reciente ha contribuido a exagerar el papel de los metales en el desarrollo de las comunidades humanas. Al Neolítico le sucede la Edad de los Metales: la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Divisiones que aún se siguen utilizando en la actualidad pero vaciadas de la preeminencia original de estos metales. Nadie puede negar la importancia que supuso la sucesiva utilización de estos metales, pero en definitiva no fueron más que innovaciones técnicas que, junto a muchas otras, fueron surgiendo con el paso del tiempo y desarrolladas gracias a cambios que se iban sucediendo en los grupos humanos: grupos depredadores, grupos productores, aparición de las clases sociales, las jefaturas y el Estado.

Ahora bien, dónde surgieron esas innovaciones. Se produjeron en un solo lugar y desde allí fueron extendiéndose por el resto. O se produjeron en distintos lugares, fruto de su propia evolución. Difusionismo cultural o tesis poligenista. Hay para todos los gustos e incluso una posición intermedia que admite las dos y que a mí es la que más me convence.

Ejemplos de lo que defiende la tesis poligenista no faltan, siendo el paso de sociedades cazadoras-recolectoras a sociedades productoras el más paradigmático. La agricultura y la ganadería, las bases de la revolución neolítica, surgen de forma totalmente independiente en diferentes lugares del Planeta: Oriente Próximo, Varios lugares de Asia, América. Parece ser que el ser humano respondió de la misma manera, o de forma parecida, ante los nuevos retos provocados por los grandes cambios medioambientales surgidos con el Holoceno.

Tampoco faltan ejemplos claros de difusionismo. En Europa la base de su agricultura (los cereales como el trigo y la cebada, las leguminosas...) y parte de su ganadería (como el caprino, el lanar...) proceden de Oriente Próximo ya que no había en ella, en Europa, parientes silvestres que hicieran posible su domesticación. El Neolítico europeo es una intrincada mezcla de impulsos autóctonos y de difusión desde Oriente Próximo.

Predominan las especies foráneas en este Parque pero la verdad es que no quedan nada mal.

 Con la innovación del cobre ocurre algo parecido. Habla el Director del estudio de La Molina de difusionismo del cobre en la Península Ibérica. El del Sur debido a pueblos mediterráneos y el del Norte, sugerido por ellos, venido desde Francia. Pero ya hace muchos decenios que las tesis difusionistas (ligadas a migraciones de gentes venidas del Mediterráneo Egeo) han sido desmanteladas.

Hoy se admite que la metalurgia del cobre surge de forma independiente en distintos lugares: primero en Oriente Próximo, más tarde en Los Balcanes (desde donde irradiará al Egeo) y algo después en el Sur de la Península Ibérica. Ciertos pueblos ya se hallaban en el umbral tecnológico que permitiría su descubrimiento. El desarrollo de la cerámica les había permitido adquirir un dominio sobre técnicas asociadas al fuego y la extracción de sílex en canteras les hacía poseer técnicas extractivas. Solo se necesitaba la presencia en esos lugares de minerales de cobre para proceder a su elaboración.

A ello habría que añadir la creciente búsqueda por las comunidades humanas de la adquisición de materias de mayor calidad y vistosidad. Los motores del cambio ya no se buscan en la llegada de grupos del Mediterráneo Oriental sino en cambios socioeconómicos internos: relaciones entre diferentes grupos, intercambios de productos de alta calidad, incluso exóticos, deseos de emulación, competitividad... 

Dos altas coníferas engalanando este bello Parque.


1/15/2023

El Monte y el guía de Munietsus 99. Vatsina Tixidal. Las Grandas de altura.

 

Pujante y esbelto teixu superando el arbolado que le rodea en el Regueiro El Vatse. Caguatses d´Abaxu. 1 enero 2018.

Hace ya muchos años, a principios de la década de los ochenta, el grupo ecologista ANA (Asociación Asturiana d´Amigos de la Naturaleza) se propuso conocer los árboles monumentales del Principado para que la gente y las Instituciones Públicas los conocieran y velaran por su conservación. De aquella yo estaba en Uviéu estudiando y mi hermano Carlos llevaba el bar de Biológicas, donde se enteró de la iniciativa. Carlinos, mi otro hermano Naciu y yo mismo estábamos en el Cuelmo Ecoloxista Pésicu y nos pareció una interesante idea.

Pensando en que árbol de Cangas podía considerarse monumental, me acordé de los teixus que se veían, abajo en el fondo de la VatsinaTixidal, desde la senda que sube a Las Tsagunas de La Candanosa en la Reserva de Munietsus. Yo no los conocía de tú a tú, pero que se vieran desde tanta distancia y que destacaran tanto me hacían pensar que eran, cuando menos, muy grandes. Yo todavía no conocía los roblones de Las Varas, sin duda los más monumentales no solo del Monte Munietsus si no de toda Asturias (y parte del extranjero que dirían algunos). 

Fondo de la Vatsina Tixidal donde se encontraban los grandes teixus, aunque yo solo logré dar con uno de ellos. 27 julio 2018.

Así que allá fuimos los tres hermanos, con la idea de acercarnos a ellos, tomar algunas medidas y supongo que hacerles algunas fotos, pero ya no me acuerdo de ello porque entonces yo desconocía el uso de tal artilugio. Lo de disfrutar con su presencia ya lo damos por supuesto. 

Los teixus son árboles dioicos, unos pies son masculinos y producen polen, como este de la imagen. 7 abril 2022.


Solo los pies femeninos, como este, producen semillas. 27 julio 2022.


Semillas de teixu con el arilo o fruto carnoso que la envuelve, la única parte no tóxica de este árbol y de sabor muy dulzón. 28 agosto 2022.


Semillas de teixu. 28 agosto 2022.

No tuvimos suerte porque ese día Jaminón (Benjamín) estaba de guardia en Las Tablizas, supervisando las entradas a la Reserva. Benjamín vivía en Las Tablizas, pero libraba, al menos, un día a la semana, ocupando su puesto otro de los guardas que normalmente patrullaban por el Monte. Si estuviera Aladino Farruco seguramente las cosas fueran de otro modo, pues era de Mual y conocido nuestro.

Yo ya me había enfrentado a su negativa de permitirme la entrada sin disponer del permiso para hacerlo. Entonces tampoco disponíamos de él pero pensaba que siendo nuestras intenciones las que eran no habría mayores problemas. Ya os he comentado en otros capítulos la tozudez de Benjamín en estos asuntos. Por mucho que intentáramos convencerlo de que era por una buena causa, Jaminón, fiel al viejo estilo, no simpatizaba con los grupos ni el pensamiento ecologista, no dio su brazo a torcer. Así que nos quedamos con las ganas.

La Vatsina Tixidal es la última de la que vamos a decir algo de las de solano del Ríu La Candanosa, al menos de momento. Es una vatsina corta en longitud ya que no sube hasta la sierra, el Cotarrón de La Candanosa corta su progresión. Este pronunciado cerro, de ahí lo contundente de su nombre, se suaviza por encima del corte y se allana un poco, lugar en el que estaba instalada la Veiga Los Tsagozos, una pequeña braña del pueblo de Valdebóis. Pueblo que pasa a sustituir a Alguerdo en el pastoreo de las partes altas del Ríu Las Fayonas.

Su ladera derecha está poco arbolada contra su cerro con Da Eira, porque este es algo rocoso y su ladera izquierda, que tiene mucho mejor suelo, tiene una buena granda de la que ya hemos hablado y que es heredera de los lugares desarbolados con fuego para obtener lugares de pasto por los lugareños. 

Roquedo y suelos desarbolados en el teso de Vatsina Tixidal con Vatsina da Eira. 27 julio 2018.


Granda de la vertiente izquierda de la Vatsina Tixidal. 27 julio 2018.

Pero volvamos a las cabeceras más importantes del Ríu La Candanosa para ver un paisaje vegetal que también se repite en las cabeceras de los otros dos grandes valles de Munietsus, el del Ríu Tixeirúa y el doble o triple del Ríu Refuexu. Nos referimos a las grandas de altura que difieren bastante de las vistas con anterioridad. 

Grandas de altura del Ríu La Candanosa. 27 julio 2018.

En las grandas de altura el protagonismo pasa a ser ocupado por la brecina (calluna vulgaris), un brezo que no llega a alcanzar las alturas del rojo o del blanco pero que si se le deja evolucionar puede alcanzar, más o menos, un metro. En todas las grandas suele haber brecinas pero es aquí donde llegan a ser mayoritarias.

La granda de brecina más extensa es la que ocupa toda la ladera izquierda del Vatse La Candanosa, llegando hasta el teso que divide las dos vatsinas del Piélago por sus partes altas. Hacia abajo se va retrayendo hasta llegar a un tseirón que hay en el Vatse (enfrente justo del que hay a los pies del Miradoiro) por donde se prolonga algo por su ladera derecha. En esta zona convive con los tseirones existentes, algunas xiniestas, un gran ganzal de brezo rojo y algún abedul suelto. También domina la brecina en una banda que hay por debajo de la segunda y tercera tsaguna y en la granda que hay por encima del picueto del Teso La Veiga´l Tixidal. En resumidas cuentas ocupa las partes más soleadas, aquellas más orientadas al sur.

Esfagnales y brecinales del Vatse La Candanosa. 27 julio 2018.

 

Las brecinas ya han colonizado el espacio entre la primera tsaguna y el resto de ellas. Ahora le toca el turno a los bedules. 27 julio 2018.

En las zonas más umbrosas la brecina sigue siendo dominante, pero lo hace sobre un sustrato diferente, el constituido por los esfagnos. Ya se que a muchos este nombre no les diga nada así que os diré que se trata de un musgo, o de un mofo como se llama por aquí. Es Increíble el mundo de los musgos, se dice de ellos que fueron los primeros vegetales que colonizaron la tierra firme, hace la friolera de 480 millones de años y que su evolución permitió la aparición de los vegetales superiores.

Estos vegetales merecen todos nuestros respeto porque en tiempos más recientes ellos fueron los primeros habitantes de los suelos, por llamarlos de alguna manera, dejados por los glaciares y la erosión periglaciar, en donde predominaba la roca desnuda o desmenuzada y suelos muy pobres. Su colonización fue básica ya que por un lado detuvieron la erosión provocada por los impactos de las gotas de lluvia y su posterior arrastre y por otro contribuyeron a la creación de suelo y a la retención, en su propio organismo, del agua.

Durante mucho tiempo ellos fueron los únicos seres presentes en estas zonas, hasta que crearon las condiciones necesarias para que otros vegetales, más desarrollados, pudieran asentarse, reproduciendo así el papel que les había tocado representar en los orígenes de la vida sobre las tierras continentales. Ellos fueron el primer peldaño, el imprescindible para la reconstrucción de la vida vegetal y como habíamos titulado una foto donde se veía el mofo colonizando el tseirón de La Candanosa (la vatsina del Ríu Las Fayonas): "el origen de todo". ¡Gloria y respeto para ellos!. Antes de arrancarlos y utilizarlos para adornar nuestros belenes o para dejar "limpias" las piedras, deberíamos pensar en ello.  Es mucho lo que les debemos y merecen otro trato.

Los esfagnos suelen desarrollarse en forma de pequeños cojines de una gran densidad y poseen una característica peculiar. Las duras condiciones en las que viven, con suelos pobres, muy poco oxigenados, con poquísimos nutrientes minerales, mucha humedad y bajas temperaturas, provocan que al morirse se acumulen en capas por debajo de los nuevos esfagnos, y lo hacen sin descomponerse, formando lo que llamamos turberas.

En castellano su nombre popular es tremedal y hace referencia al hecho de que al andar sobre él, este retiemble. Desconozco su nombre en bable occidental. Algunos le llaman tsamuerga pero este nombre, que procede de "tsama" (lodo), solo hace referencia a barrizal, pudiendo este tener o no tener turba. Además el tipo de turbera más presente en Muniellos no se da sobre esos suelos fangosos.

La turbera más abundante aquí, en Munietsus, es la denominada turbera de cobertura. Este tipo de turbera, igual que el resto de turberas, necesita un aporte elevado de agua para vivir y propagarse. Pero el agua no le viene del suelo si no de la atmósfera, en forma de continuas lluvias y de otros fenómenos atmosféricos, como las nieblas, que mantienen un alto grado de humedad en el ambiente. Y estas condiciones las encuentra en los fondos de valle de Munietsus, en laderas más húmedas y frescas con poca insolación. Aquí las precipitaciones son muy altas, superando de largo los 2.000 mm. anuales (o 2.000 litros que es lo mismo) y la falta de lluvias en verano se ven compensadas con las frecuentes nieblas que a menudo cubren estas zonas.

En la zona que estamos analizando encontramos esfagnos y turberas de cobertura en la mayor parte de la ladera derecha del Vatse La Candanosa, por todo el espacio que hay por encima de la segunda y tercera laguna (después de los trozos rocosos) llegando hasta el Pico´l Serrón del Niu L´Aigla y continuando hasta el Pico Carril del Carro, desde el que bajaba hasta cerca de La Regueira Las Tsagunas. Con enclaves como el de debajo de la primera laguna y la granda que hay debajo del Miradoiro, con algo de progresión hacia el Teso de La Veiga´l Tixidal. 

Esfagnales en La Regueira Las Tsagunas. 27 julio 2018.

Por lo general el grosor de este tipo de turberas en Munietsus no es muy destacable, rondando los 30 cm. en el mejor de los casos y ello hay que relacionarlo con su propia evolución histórica. Tras el paso de los glaciares y durante mucho tiempo los esfagnos fueron los únicos habitantes de estas altas y desarboladas zonas. La situación probablemente se mantendría así hasta el cambio climático acaecido hace unos 5.000 años BP. Después de un largo periodo muy húmedo que duró unos 2.000 años (desde hace 7.000 años hasta hace 5.000 años BP), hubo un descenso notable de las precipitaciones que propiciaron un clima más seco.

Ello no solo repercutió en los esfagnos si no que provocó que el abedul, amante de entornos más fríos y húmedos, empezara a ascender en altitud (a medida que se asciende aumentan las precipitaciones y se reduce la temperatura) y acabara instalándose sobre estas turberas, que habían conseguido crear algo de suelo y hacer algo más habitable su entorno, transformándolas en turberas boscosas.

Un hecho más destructivo para las turberas fue la aparición de actividades humanas relacionadas con el pastoreo. La búsqueda de nuevos pastos, reactivada posiblemente tras el colapso de la minería aurífera romana (siglo III) que obligó a la población de la zona a buscarse otras formas de vida, y que no haría más que aumentar a lo largo de la Edad Media y periodos históricos posteriores, tuvo un impacto enorme. Estos pastores tuvieron en el fuego al mejor aliado para desalojar a los abedules. Las frecuentes quemas también afectaron, obviamente, a los esfagnales y muchas turberas desaparecieron o se redujeron  notablemente.

Desde principios de los años sesenta la actividad ganadera desapareció de Muniellos, pero los incendios tardaron algo más. Por fin los esfagnales tuvieron el campo libre para medrar a sus anchas, pero la vocación forestal de esta zona ha hecho que los bedules vuelvan a ir colonizando el terreno, después de que lo haya hecho la brecina. Y es en esta penúltima fase en la que nos encontramos a día de hoy. 

Brecinas, esfagnos y bedules pugnan por expandirse por el Vatse La Candanosa. Fijaros por donde va la senda. 27 julio 2018.

Las brecinas y los bedules oxigenarán algo el suelo y el aporte de hojas y otros restos aportarán nutrientes que promoverán la actividad microbiana que a la larga provoca una descomposición de la superficie del suelo orgánico, pasando la turbera a mejor vida, siendo esta la última fase de esta peculiar dinámica forestal.

Es probable que en suelos más húmedos de Munietsus se desarrolle otro tipo de turbera, que necesita precisamente eso: suelos encharcados. En ellos las necesidades de agua les vienen satisfechas por el suelo, aunque a medida que aumentan de grosor combinan el agua del suelo, que asciende por capilaridad hacia los esfagnos superiores vivos con la proporcionada por la lluvia y las nieblas. A estas turberas las denominan "mires de transición", "turberas elevadas" o "turberas altas", instaladas en antiguas lagunas, colmatadas por sedimentos y por los propios esfagnos.

Estos esfagnos inician su colonización desde los márgenes o creando alfombrillas que flotan sobre el agua. Parece que la primera laguna de La Candanosa esté en los inicios de este proceso. En un proceso mucho más evolucionado se encuentra la laguna de Pena Belosa, dentro de la actual Reserva pero fuera del Monte Munietsus, en el Monte Valdebóis, donde las capas de turba comprenden varios metros. 

Brecinas bordeando la primera tsaguna. 27 julio 2018.


Zona de la primera tsaguna donde parecen aflorar capas de esfagnos. 27 julio 2018.

Ciertamente las turberas de montaña no pueden competir con las que se desarrollan en humedales de zonas llanas situadas por lo general, aunque no exclusivamente, en zonas climáticas más frías, pongamos por caso Escocia o Escandinavia en el Hemisferio Norte o Chile en el Hemisferio Sur, donde los espesores de turba son espectaculares y que ha provocado su explotación industrial como fuente energética o de otro tipo.

Estas enormes acumulaciones de carbono (en total se estima que almacenan el doble que el de todos los bosques del planeta) corren el riesgo de iniciar procesos de combustión cuando el humedal es drenado, como ocurrió en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real). Este humedal empezó a secarse en 2.009. Al secarse el suelo la turba perdió agua, se encogió y agrietó el terreno, permitiendo así que el oxigeno entrara en contacto con la turba. Esta turba se había formado por la acumulación de materia orgánica, sobre todo de origen vegetal, que al estar cubierta permanentemente por el agua no tenía relación alguna con el oxígeno. Al entrar en contacto la turba comenzó a oxidarse y a calentarse y al superar cierta temperatura entró en autocombustión, ardiendo bajo el suelo. Hubo que realizar trasvases de agua hacia la zona y por suerte llovió mucho, llenándose toda la superficie inundable en los primeros meses del 2.010, apagándose el incendio.

Otro peligro al secarse las turberas es que la materia vegetal empiece a descomponerse emitiendo gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano...) que calientan la temperatura terrestre acelerando el cambio climático. En este contexto, más peligroso aún que la descomposición de las turberas es la descomposición del permafrost, el suelo helado permanentemente donde reposan toneladas y toneladas de restos orgánicos, que si llegan a descongelarse, como parece que ya empieza a ocurrir, liberarán tal cantidad de gases que harán imparable el cambio climático, con efectos catastróficos. 


La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

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