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Panera de La Casa de Asturias en León. La llegada del maíz supuso una revolución en el campo arquitectónico. Los orrius se ampliaron y se convirtieron en paneras. 25 enero 2023. |
Nota- La ausencia de fotos relacionadas con lo que se trata me ha hecho echar mano de fotos de aquí de León, del Parque de Los Reyes y de La Casa de Asturias. Disculparme el atrevimiento.
Las turberas son un ecosistema único que acrecienta la biodiversidad y que regula positivamente el ciclo hidrológico, además de reducir la erosión y con sus integrantes cumplir con el papel de pioneros en la colonización de zonas muy degradadas, como ya hemos ido mencionando. Con todo su valor excede el puramente botánico.
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Curiosa y bella columna con un teixu hembra a su lado. 14 noviembre 2022. |
Las turberas son auténticos archivos, muy detallados, de cambios vegetales y ambientales globales y locales a escala de miles de años. La amplitud de esta escala para los existentes en nuestra zona, con escasos metros de espesor, abarca desde el nacimiento del Holoceno hasta la actualidad. En ellas se han ido depositando muchas cosas que pululaban por su entorno y al evitar su descomposición las han preservado en óptimas condiciones para su análisis y estudio.
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Otro teixu, también hembra, como representante de nuestra flora autóctona. |
Los que más se han acercado a las turberas son los palinólogos, en concreto los paleopalinólogos, es decir los estudiosos de la vegetación a partir de los granos del polen y de las esporas, que han llegado hasta la actualidad conservados en los sedimentos, siendo los de las turberas los mejores, dado el estado de conservación de dichos sedimentos.
En concreto los estudios de polen han sido enormes. Como se sabe la membrana del polen está formada por una materia orgánica muy dura que le permite conservarse durante muchos siglos. Primero venía el trabajo de campo: mediante tubos cilíndricos o sondas se extraían muestras de la turbera, desde su parte más superficial a la más profunda, en sentido vertical.
Ya en el laboratorio lo primero que se hacía era averiguar la edad de cada estrato, para lo cual se tomaban restos orgánicos de cada uno de ellos, evitando posibles contaminaciones, y se enviaban a los laboratorios de datación.
Luego había que analizar, con la ayuda de potentes microscopios, estrato por estrato, hasta diferenciar la especie a la que pertenece cada polen. Una ardua tarea en los orígenes de esta ciencia, que se fue facilitando gracias a la toma de fotografías microscópicas y su divulgación entre los palinólogos. Tras lo que venía la obtención del porcentaje de polen de cada especie en el estrato analizado. Por ejemplo, con 2.000 años BP hay un porcentaje de polen de roble albar del 15% (aquí 100 hace referencia al total de polen, sea de la especie que sea, que hay en dicho periodo).
Con estos datos se elaboran diagramas polínicos de cada especie, donde se ve su evolución a través del tiempo y su proporción respecto a otras especies. Luego viene la tarea de comparar lo obtenido con otros estudios palinológicos, para concluir con la obtención de la dinámica vegetal que ha experimentado la zona en el periodo analizado.
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Gigantescas secuoyas. Son foráneas pero que importa. |
Conocida la dinámica vegetal se pueden deducir las condiciones climáticas que permitieron el desarrollo de dicha vegetación. Auxiliar de la paleobotánica (estudio de la flora del pasado) también lo es de la paleoclimatología (estudio de los climas del pasado), al menos para el periodo Holoceno, que a pesar de ser un estadio interglaciar conoció diferentes episodios climáticos.
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Una de las grandes secuoyas se ha secado y habrá que, con ayuda de una grúa, cortarla en pequeñas piezas para evitar posibles daños. |
En España la palinología ha evolucionado de una forma espectacular. Partiendo de la idea de que el presente explica el pasado, se analizaron las deposiciones actuales de polen en 600 lugares distintos de la Península Ibérica, abarcando la totalidad de ecosistemas existentes y sus etapas de degradación.
A cada uno de esos lugares donde se analizó su polen, se les asoció una serie de datos climatológicos contemporáneos: de temperaturas (valores termométricos mensuales del periodo más cálido, del periodo más frío y promedios anuales). De precipitaciones (valores pluviométricos mensuales del periodo más húmedo, del más seco y totales anuales).
Estos datos climatológicos se tomaron del impresionante Atlas Climático Digital de la Península Ibérica, publicado en 2.005 por un equipo de biólogos, botánicos y geógrafos catalanes. Con dicho Atlas se pueden obtener todos esos datos en cualquier lugar de nuestra "piel de toro", y de Portugal aunque estos con menor precisión. La Islas no aparecen.
El Atlas ha utilizado los datos de 2.285 estaciones meteorológicas que contaban con un mínimo de 15 años, y hasta 50 años, de toma de datos del periodo de 1950-1999. Para el entorno inmediato de las estaciones, los datos son los obtenidos por estas y para cualquier lugar situado fuera de este ámbito inmediato han utilizado programas informáticos que tienen en cuenta los datos de las estaciones más cercanas a dicho lugar y una serie de variables como la altitud, la latitud, la orientación...Cuando se publicó este Atlas fue todo un bombazo, no había nada en Europa con tanta precisión.
Los 600 lugares analizados y los datos climáticos asociados forman una base de datos al alcance de los palinólogos y del resto de la comunidad científica. El paso siguiente es muy sencillo, el estrato polínico que se esta estudiando, procedente de una turbera, se compara con los de la base de datos, informáticamente esto puede ser muy rápido, hasta conseguir el que más se le parezca (Técnica de los Modernos análogos) y ya está, ya tenemos el clima que lo propició.
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La panera, muy visible subiendo a La Casa de Asturias en Navatejera. Un elemento emblemático de esta sociedad sociocultural, ya que también lo es de la cultura asturiana. |
Es increíble lo que nos pueden proporcionar las turberas. Últimamente se está prestando atención y análisis a restos de metales pesados. Metales utilizados por nuestros antepasados.
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Todo un acierto colocar este orriu en un lugar público, preservándolo de su inminente ruina en su lugar de origen. Estaba en Pedrosa del Rey, anegado por el pantano de Riaño en 1987. |
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Pegotsus de madera sustentando este pequeño orriu. Su menor tamaño hay que relacionarlo con una menor producción agraria ya que la zona era eminentemente ganadera. |
En el proceso de combustión al que se sometían los minerales, previamente triturados y mezclados con carbón vegetal, hasta conseguir que se licuaran, se emitían a la atmósfera no solo impurezas si no también una pequeña parte el propio mineral, que acabaría depositándose en el suelo en un radio no superior por lo normal a los 10 km. En el suelo iría mezclándose y diluyéndose yendo a parar a las cadenas tróficas. Pero si el suelo era una turbera, esta lo acogería y preservaría del paso del tiempo.
En 2016 salió en un periódico regional, "La voz de Galicia", una interesante y amplia información sobre algunas conclusiones obtenidas en la turbera de La Molina, que ya se habían publicado en una revista científica internacional, así como declaraciones del director del estudio. Esta turbera está situada entre nuestro vecino concejo de Tineo y el de Salas y ya había sido utilizada como embalse de explotaciones auríferas romanas de esa zona.
Un equipo de edafólogos (estudiosos del suelo) de la Universidad de Santiago (de Compostela), en colaboración con Universidades inglesas y suecas, encontró restos de metales pesados asociados a la metalurgia del cobre, la primera metalurgia usada por los seres humanos, producidos en una fundición cercana, donde se había producido lo que se llama "reducción del cobre". Para reducir el volumen del mineral una vez extraído, cerca de la mina se realiza una primera fusión para separarlo del resto de metales e impurezas. La forma en la que quede, lingotes o tostas, no importa porque luego, en destino, se le puede volver a fundir las veces que se quiera para darle la forma deseada (el cobre se funde a temperaturas relativamente bajas, en torno a 1.000 grados centígrados).
Lo sorprendente eran las dataciones que habían obtenido, de hace 4.980 años. El método de datación que utiliza este equipo no es el del carbono 14 calibrado, que ya explicaré a fondo más adelante, que es el más fiable y el utilizado por arqueólogos e historiadores. Sus dataciones son obtenidas mediante registros medioambientales, algo en lo que no puedo entrar pues desconozco sus bases. Pero son dataciones cronológicas, o sea adaptadas al calendario Gregoriano que es el que utilizamos los historiadores. En 2.016 decir que algo era de hace 4.980 años es lo mismo que datarlo en 2.964 a.C.
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Mapa aparecido en el periódico con las minas de cobre y su datación por los edafólogos. |
Decía el director del equipo en el periódico que esta metalurgia del entorno de La Molina era 1.000 años anterior a la de Los Millares-Vilanova en el Sudoeste Hispano, considerada la más antigua de la Península Ibérica y originada por la influencia de pueblos mediterráneos. Según ellos y a partir de sus propias dataciones, las minas del Sudoeste tenían una antigüedad de hace 3.900 años. Todo ello les llevaba a pensar que la metalurgia del cobre habría llegado a la Península no solo por el Mediterráneo si no también a través de Los Pirineos. Hacían un llamamiento a la comunidad de historiadores para que tuvieran en cuenta estas novedades y sugerían la necesidad de hacer retroceder el periodo Calcolítico (Edad del Cobre) a fechas más antiguas.
Esta interpretación contiene varios errores que es preciso aclarar, pero antes me gustaría exponer algunas consideraciones que conviene tener en cuenta.
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Práctico banco de madera conmemorando las Cortes de León que según algunos historiadores son las primeras de la Historia. |
La división tradicional de la Prehistoria reciente ha contribuido a exagerar el papel de los metales en el desarrollo de las comunidades humanas. Al Neolítico le sucede la Edad de los Metales: la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Divisiones que aún se siguen utilizando en la actualidad pero vaciadas de la preeminencia original de estos metales. Nadie puede negar la importancia que supuso la sucesiva utilización de estos metales, pero en definitiva no fueron más que innovaciones técnicas que, junto a muchas otras, fueron surgiendo con el paso del tiempo y desarrolladas gracias a cambios que se iban sucediendo en los grupos humanos: grupos depredadores, grupos productores, aparición de las clases sociales, las jefaturas y el Estado.
Ahora bien, dónde surgieron esas innovaciones. Se produjeron en un solo lugar y desde allí fueron extendiéndose por el resto. O se produjeron en distintos lugares, fruto de su propia evolución. Difusionismo cultural o tesis poligenista. Hay para todos los gustos e incluso una posición intermedia que admite las dos y que a mí es la que más me convence.
Ejemplos de lo que defiende la tesis poligenista no faltan, siendo el paso de sociedades cazadoras-recolectoras a sociedades productoras el más paradigmático. La agricultura y la ganadería, las bases de la revolución neolítica, surgen de forma totalmente independiente en diferentes lugares del Planeta: Oriente Próximo, Varios lugares de Asia, América. Parece ser que el ser humano respondió de la misma manera, o de forma parecida, ante los nuevos retos provocados por los grandes cambios medioambientales surgidos con el Holoceno.
Tampoco faltan ejemplos claros de difusionismo. En Europa la base de su agricultura (los cereales como el trigo y la cebada, las leguminosas...) y parte de su ganadería (como el caprino, el lanar...) proceden de Oriente Próximo ya que no había en ella, en Europa, parientes silvestres que hicieran posible su domesticación. El Neolítico europeo es una intrincada mezcla de impulsos autóctonos y de difusión desde Oriente Próximo.
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Predominan las especies foráneas en este Parque pero la verdad es que no quedan nada mal. |
Con la innovación del cobre ocurre algo parecido. Habla el Director del estudio de La Molina de difusionismo del cobre en la Península Ibérica. El del Sur debido a pueblos mediterráneos y el del Norte, sugerido por ellos, venido desde Francia. Pero ya hace muchos decenios que las tesis difusionistas (ligadas a migraciones de gentes venidas del Mediterráneo Egeo) han sido desmanteladas.
Hoy se admite que la metalurgia del cobre surge de forma independiente en distintos lugares: primero en Oriente Próximo, más tarde en Los Balcanes (desde donde irradiará al Egeo) y algo después en el Sur de la Península Ibérica. Ciertos pueblos ya se hallaban en el umbral tecnológico que permitiría su descubrimiento. El desarrollo de la cerámica les había permitido adquirir un dominio sobre técnicas asociadas al fuego y la extracción de sílex en canteras les hacía poseer técnicas extractivas. Solo se necesitaba la presencia en esos lugares de minerales de cobre para proceder a su elaboración.
A ello habría que añadir la creciente búsqueda por las comunidades humanas de la adquisición de materias de mayor calidad y vistosidad. Los motores del cambio ya no se buscan en la llegada de grupos del Mediterráneo Oriental sino en cambios socioeconómicos internos: relaciones entre diferentes grupos, intercambios de productos de alta calidad, incluso exóticos, deseos de emulación, competitividad...
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Dos altas coníferas engalanando este bello Parque. |