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Viejos carteles en madera en el cruce de Vatsina´l Piélago. 26-7-2.016 |
En las subidas a Las Tsagunas había mucho menos tiempo para hacer comentarios. Aprovechaba las pequeñas paradinas que hacíamos para descansar o hacer fotos desde lugares despejados, con buenas vistas. Al predominar la diversidad de grupos abundaban los diálogos por separado. Obviamente cuanta menos personas hubiera, grupos con dos, cuatro o seis personas en total, más fácil era entablar diálogos.
Pero siempre tuve claro que el Guía tenía que hablar e informar, motivar a la gente sobre lo que ve y sobre lo que se transita. Por qué cuál es la función de un Guía en un recorrido en el que es muy difícil que alguien se pierda. Guiar aquí apenas si tiene sentido pues solo hay una ruta circular con un único apéndice, que una vez hecho hay que recorrerlo en sentido contrario y continuar. Cualquiera con un mínimo de experiencia es difícil que se pierda, pues también hay algún indicador en la Vatsina´l Piélago donde está el único cruce. Allí la ruta circular comienza el descenso a Las Tablizas y allí nace el apéndice a las lagunas y allí debemos volver tras haberlas visto.
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Nuevos carteles indicativos en el cruce de Vatsina´l Piélago. 26-7-2.016. |
Si acaso la subida a la segunda y tercera laguna sí necesitaría que alguien guiase. Pero la inmensa mayoría tienen más que suficiente con la primera y ni siquiera se les pasa por la cabeza subir a las otras, y sospecho que la ruta permitida en la actualidad termine en la primera, claro que tampoco hay nadie allí para frenar al que lo intente. Yo con gente solo subí allí dos o tres veces, pero no recuerdo si fue en los ochenta o en este dos mil.
El papel del Guía aquí en Munietsus es más bien de tipo pedagógico, como ya os habréis dado cuenta. El que más y el que menos sabe algo de Muniellos y si no lo sabe eso se consigue en poco tiempo. Eso solo es información, que cada uno puede adquirir tranquilamente en su casa con solo disponer de un ordenador o de un móvil. Pero la visita física supone el contacto con un medio natural, con un ecosistema en el que predomina el bosque. Del Guía depende que los visitantes lo puedan entender, al tiempo que lo disfruten porque cualquier salida al monte debe de ser festiva, jovial. Uno debe de pasarlo bien, si no no tiene sentido.
Puede que algunos lo pasen bien andando o andando mucho, yo mismo lo he hecho, eso sí con los ojos siempre abiertos. Pero para entrar en contacto con el bosque, empezar a entenderlo y disfrutar con todo lo que nos puede ofrecer, no exige aquí en Munietsus disponer de un gran fondo físico.
Que un Guía guíe la ruta no tiene, como decíamos, mucho sentido en Muniellos y eso fue lo que pensaron los que ocupan las poltronas de la Consejería, que no tardaron en suprimir esta opción. Igual que suprimieron los guardas que patrullaban la Reserva. En realidad la Consejería gasta muy poco dinero en la Reserva. Si existe un Centro de Interpretación se debe a que este tipo de instalación pasó a ser algo habitual en cualquier lugar con algo de interés, pero el lugar está bastante a desmano de los visitantes y es poco dinámico.
Sí, no cabe duda que Munietsus está bastante dejado de la mano de Dios. La supuesta joya de la corona no reluce como debería hacerlo. Quienes visitan la Reserva no llegan a exprimir las posibilidades que esta posee. Ir a Muniellos y subir a Las Lagunas, sin más, es como otra de las infinitas rutas que jalonan nuestro territorio y no se trata de menospreciar a ninguna pero Munietsus es algo más, mucho más.
Y no es un tema baladí, cuanto más reluzca esta joya más se revitalizará todo su entorno. No digo yo que la Reserva se abra a más visitantes, Si se dejara vía libre sería "la acabose".
No hace mucho, con dos amigos, hice una pequeña ruta a El Faedo de Ciñera. Varias personas me habían hablado de ella y en internet había información. Decían que había sido elegido como el hayedo más bonito de España o algo por el estilo. Un faéu tan al sur, alejado de la cordillera Cantábrica, podía ser interesante.
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Mapa de El Faedo y entorno realizado por Cuatro Valles. |
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Cartel que reproduce el premio concedido al Faedo. |
El acceso era libre y la ruta estaba muy bien marcada, pero recorrerla era toda una proeza, era como andar por El Fontán de Uviéu y su entorno en pleno San Mateo. Una muchedumbre entraba en ella y otra lo hacía en sentido contrario. Incluso se veían familias con cochecitos para bebé, cuyo transito se beneficiaba de numerosos tramos adaptados y otros entablados. Y encima El Faedo es minúsculo, aunque eso sí, con una enorme faya, muy ancha en la base y poco alta. Prueba sin duda de desmoches y de podas.
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Demasiada gente para la quietud y silencio que El Faedo se merece. 3-11-2.018. |
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El espacio ocupado por el faéu es realmente pequeño. |
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Al lado de la gran Faya. |
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Entretenido cartel al lado de la gran faya. |
Tras el cortísimo tramo de faéu, el regueiro que luego baja hacia Ciñera creó un angosto desfiladero, fácil de salvar por unas pasarelas de madera creadas ex profeso.
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Pasarela para salvar este desfiladero. |
Con todo la visita no carece de interés. Para los que amamos los árboles autóctonos, podemos ver por aquí una buena variedad de ellos, aparte de las no muy numerosas fayas. Aunque las intensas actividades antrópicas las han reducido enormemente. últimamente el cese de muchas de ellas les han permitido iniciar una lenta recuperación.
Al abundar un sustrato rocoso de duras calizas y un clima seco, quizás sea la encina (Quercus ilex subsp. rotundifolia) el que más abunde, ocupando los solanos e instalándose incluso en las grietas del roquedo. Aquí no hay sabinas (sabina albar-juniperus thurifera) como en el embalse de Luna o en Crémenes y le toca a la encina ser el colonizador de esos espacios.
Cuando el terreno mejora algo en suelos y sobre todo en humedad, la encina cede su lugar a otros dos quercus: el quejigo (Quercus faginea) y el Quercus Pyrenaica, nuestro rebotsu sapiego.
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Los tres quercus de la zona. |
De camino al faéu y ya desde el mismo pueblo de Ciñera se veía, casi pegado a las fagus en un valle del mismo regueiro, un paisaje que me era conocido, relacionado con la minería del carbón a cielo abierto.
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Vista desde Ciñera. A la Izda El Faedo y a la dcha los estériles de carbón del cielo abierto. |
Luego se topaba uno con una bocamina, a la vera misma del camino, cerrada con una verja metálica y con una especie de altar en su interior. Un claro homenaje-recuerdo a la minería, completado con algún cachivache diseminado por el entorno.
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Bocamina. |
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Restos de una vagoneta para sacar el "oro negro". |
Yo ya sabía que la zona de Santa Lucía, Ciñera y su entorno había sido una zona minera de gran importancia. De ello daba fe la instalación, en sus cercanías, de la Central Térmica de La Robla. Todos sabréis que estas centrales se construían cerca de las fuentes de aprovisionamiento de la materia prima que usaban, carbón. Para minimizar gastos en su transporte, que suelen ser elevados debido a su peso y volumen. Además coincidía muchas veces, aquí en León, con Julio, un minero jubilado que había trabajado en esa zona. Para un hijo de minero, como era mi caso, era muy ameno oírlo hablar de cosas que sonaban tan familiares.
Pero las minas no son iguales en todos los sitios. En nuestro concejo de Cangas abundaban las bocaminas, perforaciones en las laderas de la montaña, horizontales y normalmente con un solo nivel. En otros sitios las más productivas eran las llamadas pozos (pozus en Asturias). Una perforación vertical en el subsuelo hasta llegar a los filones carboníferos y perforar entonces en horizontal, siguiendo su disposición y que suelen tener varios niveles o plantas.
El paisaje de los pozos difiere bastante del de las bocaminas. Necesitan de un castillete que accionara el ascensor o jaula en el que se desplazaban los mineros para entrar o salir de la mina. También necesitaban de una o varias salas de compresores. En estas minas toda la energía mecánica procede de esas plantas, no se pueden utilizar motores de combustión pues una simple chispa puede propiciar que el grisú, ese gas que siempre acompaña al carbón, pueda inflamarse o explotar.
Precisamente un violento escape de grisú fue el que acabó con la vida de seis mineros en el Pozo Emilio del Valle, en 2.013. Un asesinato, en opinión de muchos pues ya en los días anteriores se habían detectado niveles de grisú muy alarmantes, sin que la empresa tomara medida preventiva alguna. Los mineros fueron enviados a la muerte.
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Denuncia de lo sucedido en Ciñera. En el Honenaje a los mineros. |
La Hullero Vasco Leonesa, la empresa minera de esta zona, como la MSP, Victorino u otras empresas del ramo, solo se preocupaban por el beneficio inmediato. Ni la tierra, ni las personas, les importaban lo más mínimo.
En la planta catorce del pozo minero
de la tarde amarilla tres hombres no volvieron.
Hay sirenas, lamentos, acompasados ayes
a la boca del pozo.
Dos mujeres de luto anhelando los cuerpos
y una madre que rumia su agonía en silencio
es el tercero.
A las diez la luna clara
se refleja en la sortijas del patrón recién llegado
con sombrero, gravedad y su aburrido gesto.
El ha sido el primero, vendrán gobernadores,
alcaldes, ingenieros.
Tratarán de calmar
la presentida viuda que se muerde el pañuelo
no sabrán acercarse a la madre que les mira
con los ojos resecos.
A las doce el patrón mirará su reloj
los otros ya se fueron
y en un punto y aparte esbozará un fastidio
mientras piensa ¿pero dónde están estos?
Ha llegado otro relevo de bomberos
y a la una menos diez verá la noche
el primer muerto.
Sentados en el suelo, los mineros
se hacen cruces y reniegan de Dios
que un día les pillara de sorpresa la tragedia repetida.
A veces el más bravo se le queda
mirando fijamente al patrón
con dientes apretados
y el patrón con sombrero
tiene dos policías a su lado, no hay cuidado.
Tres horas lentas pasan
y a la luz de las linternas asustadas
el cura con los ojos arrasados
al segundo le va uniendo sobre el pecho las manos
y un chaval de quince años
mientras llora impotente se abraza contra un árbol
y el chofer del patrón con su gorra de plato
se siente desplazado, es un hombre prudente,
bien domado.
El rocío ha calado hasta los huesos cuando sale el tercero
que recibe con sonrisa gris azul la madrugada
y con voces los mineros
mientras se abrazan todos y uno de ellos,
el más fiero, por no irse al patrón
llora en el suelo.
La letra es, por si alguien no lo sabe de nuestro paisano Víctor Manuel, de su canción "en la planta catorce", la más lograda, junto al abuelo Víctor, de su larga y fructífera carrera musical.
Hubo un tiempo, que se prolongó durante gran parte de un verano, en el que en compañía de mis hermanos y hermanas, una cuadrilla de la construcción de Xixón que estaba trabajando en Cangas y varios amigos, algunos jóvenes mineros, cantábamos a coro otra canción, también interpretada por Víctor, la grandiosa "Asturias". La letra no es de Víctor si no del poeta Pedro Garfias. La oyó recitada en una visita que realizó a Méjico y quedó tan impresionado que decidió musicalizarla y añadirla a su repertorio.
"Asturias" es para muchos, entre los que nos encontramos, el auténtico himno de nuestra región, muy por encima de la oficial "Asturias, patria querida". La palabra patria me suena a algo hueco, vacío de significado. Ya lo decía Carlos Cano en uno de sus tangos: "la madre patria, menudo cuento che" y lo resaltaban La Polla Records con su "un patriota, un idiota".
Solíamos reunirnos casi todos los días en la discoteca Zaycor en El Regueirón, al lado de Cangas, que entonces estaba en sus inicios y tenía muy poca asistencia. Justo antes de que se cerrara el local, le pedíamos al pinchadiscos que pusiera esta canción. Nos colocábamos en el centro de la pista formando un gran corro, cogidos de la mano, y a grito pelao acompañábamos la voz del cantor. Al final nos aplaudíamos los unos a los otros y también al cantaor.