6/18/2025

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018.

Nos preguntábamos en el capítulo anterior  cuál era el origen de la granda que hay al inicio de Los Tsagozos y hasta donde subían en altitud las talas madereras y creo que va siendo hora de responder a tales cuestiones.

Al segundo interrogante ya respondimos, al menos en parte, diciendo que la cortas subían hasta donde estas eran rentables. De nada servía cortar y cortar árboles si luego era imposible sacar los troncos troceados o si los esfuerzos necesarios para conseguirlo no resultaban rentables.

Aquí en Furmigueiros y Los Tsagozos las cortas superaron la cota 1.200 m. de altitud. Para que lo tengáis más claro, hasta un trozo por encima de la senda de la Ruta. Eso refiriéndonos a las realizadas por Muniellos S.A. ya que desconocemos si con anterioridad las diferentes empresas que se dedicaron a expoliar nuestro Monte llegaron o superaron esa altitud.

¿En qué me baso para decir esto?. En ningún lado he visto reflejada esa altitud, cercana a los 1.300 m. de altitud, pero sí que quedan huellas, en el propio terreno, que van en esa dirección.

Una de esas huellas es precisamente la existencia de la granda en el teso entre Furmigueiros y Los Tsagozos, con mayor progresión hacia la segunda que hacia la primera. 

Granda que viniendo de Los Tsagozos llega hasta el teso con Furmigueiros. 26 julio 2.016.

Sí, la granda es de origen maderero, una matarrasa a la que luego el incendio volvió a arrasar, cercenando el débil y joven arbolado que había vuelto a iniciar la regeneración.

Huellas del incendio son visibles no solo en la propia granda si no también en el interior de las vaguadas de Los Tsagozos. Delgados y secos mástiles dan fe de ello, manteniéndose aún en pie. 

Los mástiles secos atestiguan los efectos del último incendio. 26 julio 2.016.

Las laderas izquierdas de las vaguadas, como esta donde está la mayor parte de la granda, tienen una orientación más hacia el sur que el centro de la vaguada y las laderas derechas. En ellas habría instaladas espléndidas matas de robles albares. Robledales puros que no convivían con bedules, como si lo hacían en el centro y la ladera derecha de dicha vaguada.

Matas puras de robles de buen tamaño que darían gran cantidad de metros cúbicos de excelente madera. Algo a lo que la avariciosa empresa le fue imposible resistirse.

La matarrasa iniciada en las partes bajas, continuó por esa ladera izquierda hasta que las matas se fueron debilitando, realizando entonces entresacas por la parte superior, aprovechando los buenos troncos de robles aislados. 

Por el teso arriba continuó la matarrasa iniciada en las partes bajas. Fijaos como se va regenerando. 26 julio 2.016.

Sacar los troncos de estas cortas tampoco sería tan costoso porque no habría necesidad de que las pistas llegasen tan arriba. El terreno es bastante pendiente y las rollas se podrían echar a rodar o ser arrastradas hacia abajo.

Esta granda sigue siendo un lugar ideal para que recupere a sus antiguos inquilinos: los albares, pero su regeneración va muy despacio porque los robles fueron diezmados y los que quedaron o salieron desde después del incendio, son pocos y algunos no producen todavía tsande.

El terreno les sigue esperando ya que aquí el resto del arbolado, a diferencia del interior y las laderas derechas, lo tiene más crudo. excepto el roble orocantabrico. 

En la primera vaguadina de Los Tsagozos, con una orientación más sureña, el roble está más presente y regenerándose. 26 julio 2.016.

Otra huella evidente de estas talas lo constituyen los tocones y los rebrotes. Cuando un árbol es talado, a varios centímetros del suelo para no topar con alguna piedra engullida por la base del tronco, pueden ocurrir dos cosas.

Aquí en Munietsus la mayoría de las veces la tala provocaba la muerte de todo el árbol. Privado del tronco y la parte aérea la parte subterránea, compuesta por el tocón y las raíces, se acababa secando y muriendo.

Pero si el árbol estaba sano, sin achaques en la base, ese tocón tarda bastantes años en descomponerse, aunque como todo en esta vida lo acaba haciendo.

Si por el contrario el árbol tenía alguna oquedad, ahí en la base, la pudrición avanza rápidamente pues el proceso ya se había iniciado con anterioridad a la corta.

Por Munietsus se puede ver, todavía hoy, los restos de algunos de estos tocones, provenientes todos ellos de las cortas de Muniellos S.A. pues los anteriores hace ya mucho tiempo que han desaparecido.

Las cortas de Muniellos S.A. se sucedieron en la década de los cincuenta y del sesenta del siglo pasado, lo que evidencia la resistencia de estos tocones, siendo los de roble los más duraderos. Evidentemente cuando yo empecé a deambular por Munietsus se veían muchos más tocones de los que ahora se pueden ver.

Ya vimos los restos de un tocón en el borde del tseirón desnudo de Furmigueiros y otro en la ladera derecha de Los Tsagozos, ambos a la vera de la senda y si ampliáramos el análisis sobre el terreno, seguramente que veríamos más.

La segunda posibilidad que le puede ocurrir a un tocón es que el árbol rebrote. La proporción entre que el árbol rebrote o que se muera es bastante desigual, sobre todo en los robles, porque no siempre se respetaban las mejores épocas para talar, que como todos sabréis es cuando el árbol se halla en reposo vegetativo. Es decir cuando la savia detiene o ralentiza su circulación.

La empresa respetaba a veces esa normativa, pero la mayoría de las veces no lo hacía. Todo dependía de las necesidades de madera para que las sierras de Las Tablizas funcionasen a pleno rendimiento durante todo el año.

Es cierto que a veces lo que se cortaba se almacenaba en aparcaderos pegados a la pista general y que luego se llevaba a la serrería a medida que fuera necesario. Pero esto tiene más que ver con las condiciones meteorológicas que se suceden a lo largo del año que con la época correcta para cortar.

Cuando el tiempo se ponía crudo, a determinadas altitudes, era imposible realizar cortas en Munietsus. Las zonas más bajas del Monte están entre 600 y 700 m. sobre el nivel del mar. A esa altitud, antes, solía nevar durante bastante tiempo.

Durante el resto del año, con las potentes motosierras, cortar una determinada superficie era como coser y cantar y colocarla en grandes camiones lo mismo. Pero todo lo que se sacaba del Monte tenía que pasar por la serrería de Las Tablizas, para darle un valor añadido a la madera.

La vega aluvial de Las Tablizas puede parecer grande y en ella también se almacenaban rollas para ser tronzadas y trabajadas. Pero entre el espacio que ocupaban las sierras, los talleres y los almacenes de madera ya trabajada, este no era el suficiente, de ahí la necesidad de estos almacenes temporales.

Pero incluso cortando en la época correcta, el roble tiene dificultades para rebrotar, siendo el entorno de Las Tablizas (Valmayor, Bisnuevo, Decutsada...), quizás debido a su altitud, el mejor lugar para conseguirlo.

Aquí en las laderas del Ríu Las Fayonas y a la altitud de la que ahora hablamos (sobre los 1.2000 m.) serían pocos los rebrotes habidos, pero alguno sí que hay.

El rebrote en el roble albar suele darse en los bordes del tocón, o sea en la base misma del tronco y en casos excepcionales en la parte aún gorda del tronco subterráneo y sus raíces cercanas. 

Ejemplo de tocón de albar que rebrotó de su base. 26 julio 2.016.

En ambos casos surgen muchas ramas de tales lugares. Algunas no acaban prosperando pero otras sí lo hacen, constituyendo cada una de ellas una nueva guía. La selección natural sigue actuando y al final quedan unas pocas.

Mientras tanto los nuevos troncos van creciendo hacia los lados, o sea engordando, y no tardan mucho en tapar el tocón. En este proceso el roble no consigue expulsar del todo las partes muertas del tocón (otros árboles si lo consiguen) que quedan adheridas en algún lado y que le acabarán pasando factura, provocando lo que en varios capítulos de "El Monte y el Guía de Munietsus" llamábamos la ruina de los rebrotes, que acarrean la muerte prematura del roble.

Hay casos en los que del tocón solo sale un rebrote, que se diferencia de los nacidos de tsande en que en el tronco, al lado del tocón ya absorbido, se produce un repentino adelgazamiento de su grosor. Lógicamente esto solo se puede apreciar cuando el rebrote es relativamente joven, ya que luego al ir engordando acaba desapareciendo.

Los rebrotes son más importantes de lo que puede parecer a simple vista, ya que aceleran la regeneración en un robledal talado. Por un lado crecen muy deprisa y evitan la instalación de otras especies arbóreas.

Y crecen más deprisa y con mayor pujanza que un roble nacido de bellota, porque utilizan, para aprovisionarse del agua y las sales minerales indispensables para mantenerlos y desarrollarlos, las raíces del árbol talado. De esas raíces proviene la savia que les ha hecho rebrotar y aunque algunas se hayan perdido las restantes vuelven a bombearla a toda pastilla.

El roble no pierde el tiempo en crear tan compleja estructura porque esta ya está ahí, a su plena disposición, centrando toda su energía, que ahora es enorme, en desarrollar su parte aérea.

A este acelerado crecimiento se le une la capacidad de producir tsande a los pocos años de iniciarse el rebrote. Parece que el nuevo roble le hace más caso a la madura parte del sistema de anclaje y de las raíces que a la jovencísima parte aérea. Ya no necesita esperar, como si lo tienen que hacer los robles nacidos de tsande, a los 50 o 60 años de edad para emitir bellotas fecundas y esto a la hora de regenerar el robledal es algo que no tiene precio.

No se ven muchos rebrotes por donde andamos ahora, pero sí que hay alguno. Aparte del tocón de Furmigueiros que rebrotó en uno de sus lados, también hay alguno en Los Tsagozos, en la vaguada que precede al curso principal. 

Buenos robles se debieron criar a la altitud de la senda (en torno a 1.200 m.). Se talaron y alguno rebrotó. 26 julio 2.016.

En poco se parece el actual bosque mixto de Furmigueiros y Los Tsagozos al robledal que presumiblemente había con anterioridad a las talas y esto se puede aplicar a otros muchos lugares de Munietsus.

El poderoso robledal del Monte Munietsus ha visto reducirse el número de robles debido a las cortas madereras y esto es algo que nadie puede discutir. Es más, en algunos lugares es el abedul quien mejor está colonizando el terreno. No solo en altitudes altas de umbría donde es lógico que lo haga si no en altitudes medias, como estas de la esquina oeste del Ríu Las Fayonas.

Al bosque en esta parte del Monte, aún le queda un largo camino por recorrer si quiere parecerse algo al que en su día fue. Primero tiene que seguir creciendo, porque es un bosque  todavía bastante joven con algunas especies como el roble albar que están en las vísperas de la madurez para poder procrear.

Luego tiene que seguir colonizando los muchos claros que hay, no solo en sus bordes si no también en su interior. Todavía quedan muchas grandas, muchos clareados, muchos tesos donde el arbolado se acabe de consolidar, muchos tseirones desnudos que debe tapar...

Y es seguro que lo conseguirá, aunque le llevará su tiempo. Antes de enfrentarse al último reto que consiste nada más y nada menos que cambiar la composición del mismo bosque, o sea de si mismo.

La dinámica forestal nos dice que la siguiente fase de este bosque mixto será la reinstalación del robledal. Ya veremos, nosotros seguro que no, si es capaz de conseguirlo, porque el clima está cambiando a pasos agigantados.

El tan cacareado y cierto cambio climático, a escala planetaria, puede beneficiar al robledal. El aumento de la temperatura que se está dando y que no tiene visos de detenerse, puede beneficiarlo más a él que por ejemplo al abedul. 

Pero luego está el otro elemento significativo del clima, que es el referido a las precipitaciones. Un aumento de estas también lo beneficiaría, ya que entonces las condiciones climáticas se parecerían más a las del óptimo climático del Holoceno que supusieron su expansión.

Pero aún es una incógnita la dirección que tomará el cambio climático. Lo que sí se está dando es un aumento de las condiciones extremas. Cuando llueve lo hace de forma copiosa y cuando no lo hace las sequías son de más larga duración. Esos vaivenes extremos no beneficiarán a nuestros bosques ya que ninguno de nuestros árboles está adaptado para ellos.

Una incógnita es también el destino de la misma especie humana. Los locos de atar se están haciendo con los resortes del poder y las consecuencias bien nos pueden llevar a nuestra propia extinción. Malos tiempos, no solo para la lírica como cantaban Golpes Bajos, si no también para toda la humanidad.

Y antes de terminar este capítulo os comentaré algo del último tramo de la Ruta, aquí en el Ríu Las Fayonas.

La senda atraviesa en llano la granda instalada en la ladera izquierda de la primera vaguada de Los Tsagozos y pronto nos encontramos con las primeras avanzadas de la colonización arbórea. Algún árbol suelto que se ha atrevido a hacerlo, al que no tardarán en unírsele otros. 

¿Veis la senda llaneando por la granda?. 26 julio 2.016.

Luego en esta primera vaguada la senda comienza a ascender suavemente y lo hace sobre un terreno rocoso donde aflora la roca madre y aunque luego vuelve a llanear sigue siendo muy estrecha.

Antes del teso siguiente reaparece el bosque. En esta primera vaguada, que es bastante pequeña y orientada más al Sur, era el roble quien llevaba la voz cantante. Un precioso robledal, con magníficos ejemplares que fueron la causa de su perdición. 

Fue salvajemente, talado pero algunos robles consiguieron rebrotar y pronto comenzaron a aportar tsande para que el robledal se regenerase. Su importancia es incalculable porque los robles nacidos de bellota aún no han llegado a su madurez. 

Dos robles talados y rebrotados, cada uno con dos guías. Ladera izquierda de la primera vaguada de Los Tsagozos. 26 julio 2.018.

 Pero el maldito incendio de mediados de los ochenta también afectó a estos rebrotes, aparte de a los más jóvenes que estaban saliendo, y algunos están en las últimas. 

A pesar de estar muy afectados por el incendio, estos robles siguen tenazmente aportando su mayor regalo a la vida, la tsande para perpetuar su especie. 26 julio 2.016.


Posiblemente se trate de un roble orocantabrico que se resiste a morir pese a tener el tronco prácticamente quemado. ¡Increíble!. 26 julio 2.016.

Tras el pronunciado teso entramos en el más marcado curso de Los Tsagozos y la senda experimenta una corta pero pronunciada bajada, hasta llegar a su centro.

Aquí también habría robles, pero fueron talados. En su ladera izquierda algunos rebrotaron pero la mayoría no y su lugar fue ocupado por otros árboles y arbustos, aprovechándose de la mayor presencia de sombra y de humedad.

Zona de transición entre el robledal y el bosque mixto, antes de llegar al curso de agua. 26 julio 2.016.

 

Ablanos y bedules testimoniando el cambio de la vegetación. 26 julio 2.016.

Finaliza la bajada en el curso de Los Tsagozos, que como los anteriores tampoco baja agua en verano aunque cuando cae una proverbial tormenta o el tiempo se mantiene hosco durante varios días, sí que la tiene. 

Cauce de Los Tsagozos, el principal, seco en verano. 26 julio 2.016.

No sé si os habéis dado cuenta que cuando la senda atraviesa un curso fluvial, esta lo hace por un terreno arrellanado, por una especie de terraza, que contrasta con la nítida pendiente que el curso posee tanto por encima como por debajo.

Quienes trazaron la senda no eran tontos. Sabían de la briosa fuerza que poseen estos cursos fluviales cuando el agua corre por ellos. y como por aquí no se construyeron pontes o pontigos, había que crear alguna medida correctora, porque si no se hacía, la senda podía quedar borrada en las estaciones lluviosas.

Se aterrazaba el terreno por donde pasaba la senda para que el agua perdiera parte de la fuerza que llevaba. Se colocaban piedras, no para pasar sobre ellas evitando la corriente, si no para estabilizar el terreno y evitar que se escarcabonara.

Y si ello no bastaba se construía algo de muro de piedra, en el mismo curso, por encima de la senda. El muro pronto se llenaba de piedras arrastradas por el agua y favorecidas por la pendiente, pero conseguía reducir la velocidad del líquido elemento, que luego más calmado llegaba a la terraza y proseguía cauce abajo, nuevamente acelerado.

Sin duda crear la terraza y el murete requería mayor trabajo y esfuerzo que trazar la senda sin más. Pero así se evitaba tener que rehacerla cada año.

Los Tsagozos es la mayor vatsina, junto a La Candanosa, de todo el valle del Ríu Las Fayonas y por tanto es la que mayor agua puede acumular en su curso. Si os fijáis un poco veréis ese muro por encima de la senda, ya muy transformado pero que sigue ahí. 

Muro por encima de la senda. 26 julio 2.016.

Al ser una buena vatsina, Los Tsagozos aún tiene algo de vega a esta altitud, aunque ciertamente esta es mínima. En ella se ven los claros de las entresacas en grupo, colonizadas todavía por las folgueras que brotaron tras el incendio y que aprovecharon la mayor humedad del terreno. 

Fulgueiral de Los Tsagozos. 26 julio 2.016.

Tras llanear por la vega, la senda, comienza a ascender suavemente hasta salir al Cotarrón de La Candanosa, no sin antes atravesar una vaguadina, cerca de su nacimiento, que va marcándose más hacia abajo. 

El tramo es muy bonito, aunque nadie diría que estamos en el robledal de Munietsus, pues estos son minoritarios. Veréis preciosos ablanus y curiosos xardones, capudres y bedules, muchos bedules. Y algún que otro roble, cuya presencia aumentará al ir saliendo al Cotarrón que ya anuncia la existencia de otro "mundo".

¡Disfrutad del bosque mixto de Munietsus!.

5/30/2025

La Ruta a Las Tsagunas 35 El bosque mixto.

 

Desde la granda de Los Tsagozos vista de este y del Cotarrón, con Las Tsagunas al fondo. 29 julio 2.017.

Al salir al teso entre Furmigueiros y Los Tsagozos nos damos cuenta de por qué la luz brillaba con tanta intensidad. El teso está desarbolado y como quien dice "a la tiesta´l sol". Incluso cuando el astro rey está oculto la luz es allí más fuerte.

Un potente ganzal cubre el teso, con mucha más penetración hacia Los Tsagozos que hacia Furmigueiros. Y lo hace tanto por debajo como por encima de la senda.

El teso, luego más arriba, recupera un débil arbolado, con un farallón alargado del lado de Los Tsagozos, que luego se reproduce cerca del alto. Por esas zonas altas abundan otras muchas pequeñas grandas.

Las grandas superiores son claramente de origen ganadero, siendo camperas, en su tiempo, de A Braña dos Furmigueiros. Pero está granda del teso, a media ladera ¿también lo sería?.

Antes de responder, o al menos de intentar hacerlo, me gustaría plantearos otra cuestión que tiene mucho que ver con todo esto. Sabemos que el Monte Muniellos fue talado en toda su extensión. Algunos y algunas podéis pensar que pudo haber alguna zona, dada su enorme extensión, donde las hachas, los tronzadores o las motosierras no hicieran acto de presencia.

Tal vez algún vallecillo o rincón con topografía muy accidentada pudo librarse de las cortas. Siento desilusionaros pero la respuesta es no. 200 años con esta actividad dan para mucho. Es cierto que hubo periodos de inactividad pero las talas fueron inmisericordes con el buen arbolado, no dejando libre ninguna zona.

Ahora bien, ¿hasta donde ascenderían las talas?, ¿hasta que altitud llegaron?. Dado que las altitudes máximas de la sierra que bordea Munietsus no llegan a  los 1.700 m. cabe suponer que el arbolado también llegara a esas zonas, cubriéndolo todo salvo las zonas encharcadas, algún tseirón y las áreas de puro roquedo.

La altitud no supondría ningún problema y no evitaría la presencia de árboles incluso en las zonas más elevadas. Claro que eso sería fruto de la evolución natural, de la naturaleza dejada a su libre albedrio.

"Libre albedrío para regirse" cantaban los Comuneros de Castilla, o mejor dicho del León antiguo (todavía nosotros estudiábamos en el colegio que León tenía cinco provincias: León, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia) cuando se alzaron contra un Rey-Emperador, Carlos I de España y V de Alemania, que no sabía hablar castellano, que nombraba para los altos cargos a extranjeros y que quería instaurar una monarquía autoritaria, acabando con los poderes locales de las asambleas de vecinos que decidían sobre su destino.

La rebelión que al principio contó con el apoyo de algunos nobles, pronto se convirtió en una auténtica revolución social, deseosa de derribar cualquier privilegio y en donde se luchaba por "el bien común", de ahí lo de Comuneros. Una pena su trágico final.

Pero al libre albedrío de la naturaleza también le salió un competidor, el propio ser humano, que fue transformándola y domesticándola.

Munietsus en vísperas del inicio de las talas ya difería bastante del antaño bosque primigenio. Prácticamente toda su orla serrana estaba desarbolada, transformada en zona de pastos para el ganáu de los pueblos del entorno.

Pero incluso el bosque primigenio tenía sus limitaciones. A medida que se asciende en altitud aumenta el frío y las precipitaciones, al tiempo que disminuyen los nutrientes del suelo y hasta este mismo suelo.

En términos económicos el volumen maderable de un árbol no es el mismo en un valle que en el entorno serrano, siendo mucho mayor los del primero que los del segundo. Y tampoco son iguales los árboles dominantes ya que en el entorno serrano son más abundantes aquellos que necesitan menos recursos.

El impacto de los aprovechamientos tradicionales y de las cortas madereras que se sucedieron en el tiempo, a los que se suman las características naturales del terreno, han modificado la distribución del arbolado en función de la altitud.

Estoy convencido de que los robles albares y las fayas llegaban a mayores altitudes en el pasado de lo que lo hacen en la actualidad. Fueron eliminados de las zonas altas por el pastoreo y les está costando un mundo volver a instalarse en ellos.

El gran beneficiado fue el abedul, amén de los brezos y de algunos árboles y arbustos que hay en nuestros montes, que a la que se descuidaban algo los pastores, invadían sus zonas de pasto.

El abedul, uno de nuestros árboles emblemáticos, es un caso curioso. Fue el árbol dominante en el Monte Munietsus durante mucho tiempo y ya estaba presente en él durante los últimos coletazos de la glaciación Wurm.

Su resistencia al frío es enorme y puede crecer en suelos con pocos nutrientes. Claro que cuando las condiciones son extremas su figura es más la de arbusto que la de un árbol. Pero cuando esas condiciones mejoran, crece rápidamente y llega a ser lo que es: un árbol.  Bastante bonito por la albura de su lisa corteza.

Al bedul le gustan los terrenos húmedos y hasta los sombríos y es muy tímido en los solanos, aunque tampoco los rehuye del todo. Necesita que otros se instalen primeo para luego hacerlo él, aprovechándose de la sombra que proyectan. Eso ocurre en los solanos plenos o sea en laderas que miran directamente al Sur. Ahí al bedul le resulta imposible surgir en solitario.

Pero a poco que se desvíe el solano, el abedul abandona su timidez y se puede asentar, sobre todo cuando tiene pocos competidores. Aunque por lo general y como decimos, en esos solanos desviados también prefiere hacerlo en compañía de otros árboles.

Cuando comenzaron las cortas en Munietsus, el bedul estaba presente en todos los lugares, excepto en los solanos plenos, y a partir de una determinada altitud, en las umbrías, era el árbol dominante, constituyendo lo que llamamos abedulares altimontanos. 

En Munietsus la madera que se buscaba era sobre todo la de roble. De roble era la destinada a La Marina y la que se utilizaba para duela. La madera de faya y de bedul, al ser más porosa, permitía la filtración del agua y de líquidos como el vino, y no servía para tales menesteres.

La cosa cambió cuando en Las Tablizas se instalaron las serrerías, que no le hacían ascos a ningún tipo de madera. Si entre los robles, que seguían siendo los preferidos, aparecían fayas y bedules, también se aprovechaban estos.

Pero el bedul tiene mucho menor volumen maderable que los robles y las fayas y los que hay en los abedulares altimontanos muchísimo menos, lo que explica que nunca fueran talados.

Las cortas subían en altitud hasta donde resultaba rentable la explotación. El trazado de pistas y caminos por donde extraer lo cortado era muy costoso dada la orografía de Munietsus. Así que cortar los abedulares altimontanos, con poca madera aprovechable, no resultaba rentable.

La primera serrería data de principios del siglo XX cuando la Bosna compró el Monte a los Condes. y la segunda de los años cincuenta, que fue la más importante porque en los montes ya se empezó a utilizar la matarrasa que arramblaba con todo lo que produjera madera, sin importar la especie a la que perteneciera.

Hasta la aparición de las serrerías el abedul se benefició de las continuadas entresacas de los albares. En muchos sitios estos no rebrotaron y su sitio fue ocupado por ellos o por otros arbustos.

El robledal fue variando en su composición, en beneficio de un bosque más variado. Seguía siendo un gran bosque donde el roble todavía era el árbol más abundante, pero en menor número que el que había antes de las cortas.

Con la segunda serrería las cosas se nivelaron entre robles, fayas y bedules. Ya que se aprovechaban los tres, amén del resto de árboles y arbustos maderables.

Los que se beneficiaron a partir de entonces fueron los vegetales no maderables: acebos (aunque los muy gordos si se cortaban), madroños, avellanos, serbales, ganzos, escobas, folgueiras, toxus...El bosque se fue degenerando y desapareciendo en algunos lugares.

Pero también se beneficio el bedul (lo ponemos de cuando en cuando sin la "a" inicial porque así lo llamaban nuestros paisanos), el árbol que antes coloniza en el fondo de las vaguadas, con mayor humedad, gracias a que sus semillas son dispersadas fácilmente por el viento y porque crece más rápido.

El final del pastoreo, de las talas y esperemos que de los incendios, iniciaron el lento proceso de regeneración natural del bosque. Un proceso en el que aún estamos a día de hoy y que se prolongará durante bastante tiempo.

Todo esto que os cuento sirve para explicar el estado actual de la vegetación de todo el Monte y en particular del valle del Ríu Las Fayonas, por el que ahora transitamos, donde el bosque es aún muy joven. 

Bosque muy joven aún en Fumigueiros. 26 julio 2.016.

Llama la atención la gran presencia de bedules en las vaguadas del Ríu Las Fayonas, sobre todo en Furmigueiros y Los Tsagozos. Se sitúan en el fondo de ellas, algo por encima de los avellanares mesofíticos secundarios y asciende casi hasta las cumbres, conviviendo ahí con los orocantabricos que colonizan los espacios más secos. 

Los bedules son muy abundantes cerca de los cursos de agua. Primera vaguada de Furmigueiros. 26 julio 2.016.


Aún se aprecia el inicio del avellanar mesofítico secundario en la ladera izquierda de Furmigueiros. 26 julio 2.016.

El robledal del Ríu Las Fayonas debió de contar siempre con una buena proporción de bedules. En las cortas del 68 el roble supuso sobre el 90% de los metros cúbicos extraídos y el bedul el 10% restante. Pero habría que hacer una corrección para saber el número de pies cortados de cada especie pues el bedul proporciona menos metros cúbicos que el roble.

Pongamos que tres bedules dan los mismos metros cúbicos que un roble, con lo que tendríamos un 30% de pies (árboles) de bedules talados y un 70% de pies de robles.

Supongo que el robledal primigenio tendría una proporción menor de bedules, lo que nos lleva a pensar que la zona había sido talada con anterioridad y que el bedul se benefició de ello, aumentando sus efectivos.

Pero si hoy se repitieran las cortas (¿Dios no lo quiera!) la proporción entre robles y bedules sería equiparable. El robledal es a día de hoy un bosque mixto, sobre todo en Furmigueiros y Los Tsagozos. Donde los robles conviven con Xardones, ablanos, bedules y algunos espacios huecos de arbolado. 

Bosque mixto de Furmigueiros. 26 julio 2.016.


Bosque mixto con muchos bedules por encima de la senda en Los Tsagozos. 26 julio 2.016.

Los robles tienden a ocupar los relieves más salientes y más expuestos al sol y al viento, es decir en los tesos, que aquí pese a ser muy numerosos, escarpados y pronunciados son de poca envergadura. Aunque tampoco faltan dentro de las también numerosas vaguadas, y sobre todo en las laderas con una orientación más sureña. 

Los robles abundan más en las partes cercanas a los tesos. 26 julio 2.016.

Junto a los pujantes albares abundan los más modestos orocantabricos, ocupando como siempre los lugares menos favorecidos, dándonos muestras de su resistencia y tenacidad. Con ejemplares que parecen tener el tronco seco pero con ramas y hojas. 

No todos los robles son albares, en las partes más ariscas y secas también hay orocantabricos. Furmigueiros. 27 julio 2.018.

Luego a más altitud y cerca de la cima de la sierra, pasarán a ser los robles dominantes, pareciendo hallarse en plena expansión, llegando en algunos puntos a instalarse en los altos del Pico Los Tsagozos y su entorno, donde la sequedad existente les impide tener la competencia de otros árboles.

En Furmigueiros, en los surcos que llegan a la collada, forman parte del bosque mixto que ha conseguido llegar a darse la mano con el bedular altimontano de Valdebóis. Sin duda una gran noticia para un bosque que aspira a ocupar sus antiguos dominios. 

El bosque mixto llega hasta la misma collada de Furmigueiros, donde enlaza con el bedular altimontano de Valdebóis. 27 julio 2.018

La empresa Muniellos S.A. no cortó solo en la tala mencionada del 68. Con anterioridad a esta realizó alguna más en el área ahora analizada (Furmigueiros-Los Tsagozoas). Probablemente utilizó una pista que más tarde se utilizaría, aunque solo una parte de ella, para la matarrasa del 68. El tramo que ascendía por Los Tsagozos continuaría por este curso hasta algo más arriba, con algún ramal hacia la ladera derecha (contra el Cotarrón) y hacia la ladera izquierda (Furmigueiros).

La ladera derecha fue totalmente arrasada, utilizando también la matarrasa. Desde los bordes de la Pena Candanosa hasta algo por debajo de por donde discurre la senda que ahora utilizamos para hacer la Ruta, con esporádicas incursiones de entresacas hasta algo por encima de dicha senda. Las huellas están ahí para quien sepa verlas.

La matarrasa dejó un espacio desarbolado, que luego el incendio de mediados de los Ochenta volvió a remarcar y que a partir de entonces empezó a colonizarse de nuevo, siendo precisamente los bedules quienes llevan la voz cantante.

La parte del Cotarrón que vierte contra Los Tsagozos y los bordes de la Pena Candanosa, son como un repentino socavón en el terreno, como si el terreno se hundiera de pronto, conformando una ladera (la derecha de Los Tsagozos) con una orientación más hacia el Norte.

Del otro lado del Cotarrón está la granda de la Vatsina Tixidal, por lo que las fuentes semilleras de tsande quedan muy alejadas de aquí. Todo ello es lo que provoca que sean los bedules quienes se estén instalando en la zona, con algún esporádico roble, rebrotado de raíz o de tsande llegada milagrosamente desde lejos, y otros árboles y arbustos propios del monte.

Al bedul aún le queda por colonizar un tramo cerca del borde de la Pena Candanosa para llegar a su Pico, donde finalizará su periplo ya que la granda de la Vatsina Tixidal le está vedada, lo mismo que el roquedo de la Pena Candanosa.

Tramo del borde de La Pena Candanosa aún por colonizar en el año 2.000.


Al Pico La Pena La Candanosa aún no ha llegado la colonización del abedul en el año 2.000.

 

La colonización va muy lenta en el borde y el Pico La Pena La Candanosa. foto de 2.018.


Detalle de la colonización del Pico La Pena La Camdanosa del lado de Los Tsagozos. 27 julio 2.018.

Por encima de la matarrasa las entresacas debieron cebarse sobre los albares, aunque si había bedules con buenos fustes también se abatirían. Muchos no consiguieron rebrotar y la vegetación que no se cortó no dejó de crecer y de multiplicarse, provocando su menor presencia. 

Restos de un tocón de roble entresacado, sustituido por bedules.

El bosque mixto es aquí espectacular y visto desde lejos conforma una de las imágenes más bellas de la Ruta. Se parece un poco al avesíu de Fonculebrera, pero es mucho más ancho. 

Ladera derecha de Los Tsagozos, tapada en parte por el teso de la primera vaguada de este. 29 julio 2.017.

Es una delicia verlo desde la granda del teso entre Los Tsagozos y Furmigueiros, sobre todo en otoño donde con la variedad de especies arbóreas existentes despide un cromatismo enigmático, sugestivo y profundamente bello. 

No es otoño pero la seca adelanta sus colores. Ladera derecha de Los Tsagozos y Cotarrón de La Candanosa. Desde senda en granda en teso. 23 septiembre 2.000.

Y para que ese cromatismo sea todavía más intenso parece que hay alguna faya cercana al Cotarrón. Son solo algunos pies sueltos pero contribuyen a realzarlos.

Una postal de ensueño que luego al recorrerlo pierde algo de esa magnificencia. Lo que parecía ser un grandioso y maduro bosque, con grandes ejemplares, se ve ahora suplantado por un bosque algo más achaparrado.

Quizás la ausencia de robles se deba a que la senda transita por donde no los hay, aunque mucho me temo que el resto de este avesíu sea parecido. Las grandes bóvedas repletas de enhiestos mástiles que se elevan perdiéndose en las alturas, con su piel cubierta de blanquecinos colores llenos de matices, con grosores que elevan el ánimo, brillan aquí por su ausencia.

Dice un refrán que no es oro todo lo que reluce y así es aquí. La ladera reluce vista desde enfrente pero en su interior el árbol más bello de Munietsus, su portaestandarte el gran roble albar no aparece por ningún lado.

Pero no por eso la ladera, aparte de relucir, deja de tener su propio encanto. Como en el resto del Ríu Las Fayonas el arbolado es bastante joven, apareciendo también los típicos huecos dejados por los árboles que se entresacaron, cubiertos de folgueras. 

Avesíu de Los Tsagozos. Huecos dejados por las entresacas. 26 julio 2.016.


Muchos huecos aún. 26 julio 2.016.

No es un avellanar, ya que quien predomina es el bedul, pero podéis conocer en persona hermosos ejemplares de este singular arbusto, con sus múltiples guías saliendo desde su base, siempre muy abundantes, pero que aquí lo son más aún, como respuesta al paso del incendio de mediados de los Ochenta del siglo pasado. 

Precioso avellano con numerosas guías. Detrás maraña de jóvenes bedules surgidos tras las entresacas y el incendio. 26 julio 2.016.

También veréis hermosos xardones con bellas figuras, adaptadas por el impacto de la quema, con troncos retorciéndose sobre si mismo y con copas espectaculares con infinitas ramas. 

Xardón con una bella imagen. 25 julio 2.016.

Y sobre todo bedules, muchos bedules, de muchos tamaños. Unos deben de ser de cuando las entresacas y otros de la expansión que conocieron tras el incendio. 

Bedules de buen tamaño. 26 julio 2.016.

Son contados los pequeños robles que tratan de recuperar un terreno que antes también les pertenecía, al menos en parte. Ya cerca del Cotarrón y gracias a un aumento de la luz que tanto aman, se ven algunos adultos que no fueron cortados por padecer secuelas y que garantizan el aporte de tsande para iniciar una recuperación que se prevee que será muy lenta. 

En la salida al Cotarrón de La Candanosa aparecen algunos albares. 26 julio 2.016.


5/16/2025

La Ruta a Las Tsagunas 34 Furmigueiros.

Vista del Cotarrón de La Candanosa, el Serrón del Níu L´Aigla, Sestu Gordu y de la sierra. Desde senda en Furmigueiros. 23 septiembre 2.000. 

El nombre de esta vatsina, ya que no deja de ser eso, una vatsina más, no lleva delante este nombre de una unidad de relieve (vallina). Nadie decía Vatsina Furmigueiros si no que simplemente la llamaban Furmigueiros.

Furmigueiros es la versión en bable occidental de su nombre originario que sería Furnigueiros. Si la zona era utilizada por personas de fala galega es lógico suponer que los nombres originarios fueran los de esta lengua.

Furnigueiros se deriva del nombre dado a la importante braña de Valdebóis; A Braña dos Furnigueiros, asentada en la colada (collada) de la sierra (os Furnigueiros).

La sierra es bastante accidentada en este tramo, recuérdese el topónimo de Sierramala (Abedulín de Sierramala) y en la collada había una boqueta (buqueta); Boqueta Furnigueiros, que era una hendidura en la cresta serrana, que facilitaba el paso entre dos valles de Munietsus y Valdebóis. Más en concreto entre Furmigueiros y A Bedulía.

Supongo que todos y todas sabréis lo que es un furmigueiro (hormiguero), ese pequeño montículo construido por las formigas (hormigas), donde viven, procrean y se protegen de las inclemencias del tiempo y de sus depredadores.

En los pueblos, antes y todavía en la actualidad, todos eran crueles con las moradas de estos insectos. Pequeños y mayores se esforzaban por borrarlos del mapa, incluyéndome yo mismo.

Recuerdo que con un palo hurgaba sus entrañas, esparciendo todo el termitero por el entorno. El furmigueiro era entonces un auténtico hervidero. Las formigas obreras se afanaban recogiendo las larvas y los huevos para tratar de llevarlas a un lugar seguro.

Las formigas soldado recorrían derecha e izquierda a la búsqueda del atacante. Trepaban por tu calzado, tu pantalón, tu jersey y cuando llegaban a tu piel te mordían o te picaban, inyectándote un producto químico irritante.

Normalmente no pasaba nada porque te picaran una o más hormigas, pero había que tener cuidado con unas que eran "roxas" y pequeninas, cuya picadura provocaba bastante escozor.

Estas solían tener el furmigueiro bajo el suelo y a veces sin darte cuenta te sentabas sobre él o demasiado cerca. Pronto te dabas cuenta de ello al notar el primer quemazón. Había entonces que salir pitando de allí y sacudirte toda la ropa y el calzado hasta desprenderte de ellas. 

Era lógico que no se permitieran furmigueiros en la tierras cultivadas y en los praus, pues podían ser muy molestos. Pero los guajes, furmigueiro que veíamos, furmigueiro que deshacíamos, sin importarnos donde estuviesen situados.

A veces nos entreteníamos viéndolas, recorriendo el mismo camino en ambas direcciones o sorprendiéndonos cuando les salían alas y echaban a volar o cuando las veíamos trepando por el tronco de los árboles.

Eran especialmente molestas las que lograban entrar en las casas, porque luego no había manera de eliminarlas, encontrándotelas una y otra vez. A las muy "cucas" les atraía mucho el azucar y la miel y eso nos molestaba mucho, sobre todo a los nenos, muy aficionados también a estos productos.

Sorprendente el mundo de las formigas, que a pesar de su pequeño tamaño son tan interesantes como cualquier otro ser vivo. 

Quienes estudian a estos pequeños animales dicen que son insectos eusociales, que es el nivel más alto de organización social que se da entre los animales, excluido el ser humano.

En realidad todo el furmigueiro funciona como una sola unidad, por lo que se le llama superorganismo. Quizás lo que mejor las caracteriza es la distribución y reparto de funciones dentro de cada furmigueiro.

Aquí nadie vive a costa del sudor ajeno. Cada miembro pertenece a un grupo especializado en ciertas tareas, que siempre debe realizar. No hay grupos con privilegios. La individualidad desaparece en beneficio de la comunidad.

Esta compleja organización social les ha permitido colonizar y prosperar en la mayor parte de los ecosistemas de la tierra y formar el 20% de la biomasa de los animales terrestres.

Sería bueno que la sociedad humana tomara en consideración algunas de sus características, eliminando a todos los parásitos y listillos que viven del cuento y de la explotación de los demás.

Los nombres que se aplican a cada grupo especializado son los que existen en las sociedades humanas, pero distan mucho de asemejarse a estos.

La llamada reina es probablemente el miembro más importante de la comunidad. Pero eso no le otorga privilegio alguno ya  que se pasa toda la vida poniendo huevos y más huevos, que garantizan la supervivencia del grupo. Es la única formiga fértil y la más cuidada, con la finalidad de que siga produciendo descendencia.

Las formigas soldado son las encargadas de proteger el furmigueiro frente a enemigos externos. Sacrifican su vida para defenderlo ya que, como ocurre con las abejas, cuando clavan su aguijón acaban pereciendo. Ellas no realizan golpes de Estado para defender los intereses de los grupos pudientes porque estos no existen.

Las llamadas obreras son las más numerosas y se subdividen en numerosos grupos, especializados en tareas concretas. Unas se encargan de buscar la comida, otras de conseguir que el furmigueiro este higienizado. Otras de cuidar los huevos y cuando estos eclosionan, a las larvas...

Nadie está libre de realizar alguna tarea. Aquí no hay políticos ("políticos estafadores, juegan a vivir de ti" cantaba La Polla Récords en su célebre "Delincuencia"), ni empresarios, ni burgueses ("explotadores profesionales).

Una sociedad sin clases sociales y sin los privilegios que estas otorgan a un grupo muy reducido de sus miembros, que viven a costa de los demás... Si, deberíamos aprender de estos minúsculos animales.

Los mayores nos decían a los peques que a los osos les gustaba mucho "fozar" en los furmigueiros y no se referían al oso hormiguero porque este no existe por aquí. Se referían a nuestros plantígrados, y debe de ser cierto ya que lo mismo que los osos buscan en las colmenas también lo encuentran en los furmigueiros.

El oso no buscaba la miel, ni las abejas o las formigas para saciar su apetito y atiborrarse de proteínas. Lo que en realidad buscaban y devoraban eran las larvas y los huevos, aunque ya puestos, a nadie le amarga un dulce en el caso de la miel.

Bueno a lo que íbamos es que aquí, en la collada de la sierra, debieron de existir grandes y visibles furmigueiros, que llamaron la atención de los pastores de Valdebóis, que pasaron a llamar a la zona con ese nombre. En realidad sería os Furnigueiros (con "n") que luego pasó a ser Furmigueiros (con "m"), propia del bable occidental.

Furmigueiros, la vatsina, tiene un relieve muy quebrado, con numerosas vaguadas y vaguadinas, todas ellas profundas y estrechas. Solo la ladera que asciende a mayor altitud cuando la sierra comienza a subir por encima del cutsáu en dirección al Pico Los Tsagozos, es más suave y permite la existencia de claros con pastos.

Ello explica la existencia de camperas algo lejos de la braña, como las que debieron existir en las grandas que ya hemos visto. Pero incluso aquí, en los tesos de las vaguadas parece que hubo claros ya que la vegetación arbórea está menos desarrollada 

En los tesos de las vaguadinas el arbolado está menos desarrollado. 27 julio 2.018.

.El arbolado no deja nunca de crecer cuando se le deja en paz y el bosque es tan dinámico que no sé yo si cuando visitéis Munietsus y hagáis esta Ruta veréis lo que se veía cuando yo la recorría.

Entonces desde el teso Corno-Furmigueiros, entre las ramas y huecos que había, se veían las vaguadas de Furmigueiros. Vaguadas que acaban juntándose, unas por debajo de la senda y otras por encima de ella, para formar un único curso que acabará desembocando en la última vatsina de este valle, en Los Tsagozos, que por cierto también se ve desde aquí, recortada por el, desde esta vista, delicado Cotarrón de La Candanosa. 

Desde el teso vemos las vaguadas de Furmigueiros. La última ya es Los Tsagozos. 26 julio 2.016.

 

El Pico La Pena La Candanosa (el que está desarbolado) y el Cotarrón de La Candanosa nos muestran su cara amable desde esta vista. 27 julio 2.018.

.Tras el teso y ya entrando en Furmigueiros hay una pequeña bajada, para equilibrar con la subidina anterior y continuar en llano. Pero la senda es muy irregular durante toda la vatsina, con alguna que otra subida pero de poca importancia.

Furmigueiros está formada, por donde discurre la senda, por tres vaguadas.

La primera es la más importante y es la que sube hasta la Boqueta Furmigueiros, aunque más arriba de la senda se subdivide en varias vaguadinas en torno a ella, que contribuyen, ayudadas por la pendiente, a darle ese aspecto agreste que mencionábamos antes.

Al poco y antes de llegar al centro de esta primera vaguada, la senda atraviesa un tseirón, que se prolonga hacia abajo y sobre todo hacia arriba por donde casi llega a la cima, pero que está muy tapado por la vegetación que ya lo ha colonizado.

Solo se ve una parte del enorme tseirón de Furmigueiros, el resto está tapado por la vegetación. 26 julio 2.016.

Lo que se ve de él no guarda relación con la extensión que realmente tiene, como podéis comprobar en el mapa que me había copiado mi amigo Víctor y que nos sirve para comprobar, de nuevo, el poder de la vegetación arbórea, que acaba colonizando todo o casi todo el terreno con el que se va encontrando, incluidos los canchales. 

Tserones del valle del Ríu Las Fayonas. Señalizado el de Furmigueiros.

.Queda claro que la cantera del tseirón, aparte de algo del subsuelo rocoso de la vaguada, estaba en el teso Corno-Furmigueiros. Por encima de la senda afloran unos curiosos y bellos picuetos rocosos, alineados de arriba a abajo, y más arriba farallones rocosos. Restos de la erosión periglaciar que afecto a la zona y que provocaría la aparición de los tseirones.

Vista hacia atrás desde el teso entre la primera y la segunda vaguada de Furmigueiros con los picuetos del teso Corno-Furmigueiros. 27 julio 2.018.

 

El teso Corno-Furmigueiros sería la cantera de los tseirones. Vista hacia atrás desde el ganzal de Los Tsagozos. 27 julio 2.018.

Dejemos que el arbolado siga estabilizando esos movedizos pedregales con sus poderosas raíces y que vaya creando y mejorando el suelo existente.

Si dejáramos al Monte a su libre albedrío seguramente que la mayor parte de los tseirones serían engullidos por el gran bosque. Si lo han conseguido en algunas partes, pese a los rivales con los que  se ha ido topando a lo largo del tiempo (pastoreo, talas e incendios), por que no iba a hacerlo en el resto. 

Fijáos en el suelo antes de llegar al tseirón desnudo. El tseirón está ahí pero ha sido engullido por el bosque. 27 julio 2.018.

Incluso en los canchales hubo, en su tiempo, grandes robles, que fueron salvajemente talados, retardando o parando este proceso de colonización.

El ser humano necesita, sí o sí, madera para seguir sobreviviendo, pero ninguna corta responsable se debería realizar en sitios como estos.

Los costes superan a los beneficios y no me refiero a los costes necesarios para cortarlos y extraerlos si no a los que se derivan de su impacto medioambiental, que en ocasiones llevan a la ruina de amplias zonas.

Mal negocio transformar en desiertos pedregosos estos terrenos a cambio de la madera que nos puedan dar en un momento concreto.

Pero esa perspectiva de explotación renovable: solo cortar en zonas donde la renovación sea viable, nunca se aplicó, ni en Munietsus ni en el resto de bosques de nuestros montes.

Aquí, tras el tseirón desnudo y donde vuelve a aflorar el arbolado, tenemos un ejemplo palmario de una tala maderera: los restos de un buen tocón que sobresalía unos cuantos centímetros sobre el suelo. y a su lado otro que había corrido mejor suerte y que había conseguido emitir rebrotes. Se nota que ha habido rebrotes porque son varios los que han salido del tocón.

Restos de antiguas talas: un tocón y un roble rebrotado tras ser cortado. 26 julio 2.016.

Aunque tal vez se trate de un solo tocón que se correspondería con un gigantesco albar. Si os fijáis el tocón tiene un buen agujero del lado que da para la senda, por lo que el árbol estaría afectado, pero no lo suficiente porque fue talado.

Tras la corta esa parte del tocón quedó inutilizada debido a su estado avanzado de descomposición. Pero la de abajo, que estaría en mejor estado, consiguió rebrotar. 

Sigue habiendo tseirón en esta zona pero la callada labor del robledal ya había conseguido no solo taparla si no crear una nueva capa de suelo en el que medrarían excelentes albares.

Seguro que antes de la aparición de los rivales del bosque, todos de origen antrópico, los tseirones estarían todos colonizados. Eso sí, hasta determinada altitud, ya que los más altos, a pesar de estarlo o en vías de serlo tendrían un arbolado más escuálido o vacíos de ellos.

Las talas en esas zonas supusieron un enorme retroceso, ya que el posible rebrote sería algo excepcional. Sin raíces que sujetaran el canchal, las tseras volverían a desplazarse hacia abajo, la erosión hídrica marcharía con los nutrientes e incluso con el suelo mismo, volviendo a aparecer las piedras al desnudo.

Tras el tseirón desnudo pronto llegamos al centro de la vaguada, que posee un curso muy marcado y en donde abundan las piedras sueltas.

Cauce de Furmigueiros, primera vatsina. 26 julio 2.016.

En verano suele bajar seco, pero si ha llovido mucho y durante el resto del año sí que baja agua. Aunque es preferible que no la uséis para beber. 

En esta ocasión el curso bajaba algo de agua. 27 julio 2.018.

A mí se me quitaron las ganas de beberla porque durante una de las primeras subidas en solitario a Las Tsagunas vi algo desagradable en el mismo curso, por encima de la senda, donde este se encajona entre la roca madre del subsuelo. 

Primer cauce de Furmigueiros, por encima de la senda. 26 julio 2.016.

Se me erizaron los pelos del cogote cuando vi allí los restos de un desdichado corzo, despedazado seguramente por los tsobus. Desde entonces aunque tuviera sed y no llevara agua al pasar por aquí, me abstenía de beber en el regato.

Me venía a la cabeza la escena imaginada del pobre corzo, absorto bebiendo agua, sin darse cuenta de los lobos que lo acechaban, pues el murmullo del regueiro cantarín ahogarían los ruidos del exterior. Hasta que estos se abalanzaron sobre él, dándole muerte.

Además el agua podía bajar contaminada al ir descomponiéndose sobre ella los restos del desvalido corcín.

Y en un plis plas llegamos al teso entre la primera y la segunda vaguada de Furmigueiros, precedido como el de Corno-Furmigueiros de una corta subida, casi tan bonita como aquella. ¿A ver quién es el guapo que se atreve , por muy cansado que se encuentre y haya renunciado a continuar, a no asomarse a ese encantador balcón?. 

Teso entre primera y segunda vatsina de Furmigueiros. Otro imán para la vista y el cuerpo. 26 julio 2.016.

Tras el pronunciado y estrecho cerro entramos en la segunda vaguada, muy marcada y poco ancha. Lo curioso de ella es que en su centro no está el curso fluvial. Este se halla un poco más allá y además no cruza la senda.

El agua, inexistente en verano , excepto si ha diluviado o lo esta haciendo en ese momento, se sume un poco por encima de ella. 

Entrando en la segunda vaguada, con el farallón de la tercera. El teso del fondo ya es el Cotarrón de La Candanosa. 26 julio 2.016.

La tercera vaguada está muy cerca de la anterior y es la menos marcada de las tres. Con un farallón rocoso en su centro, por encima de la senda. 

La estrecha e irregular senda se acerca a la tercera vaguada. 27 julio 2.016.

Y allí mismo iniciamos el pindio ascenso al teso con Los Tsagozos, tras el que la luz brilla con fuerza. 

Empinada cuestina antes de salir al teso con Tsagozos. 26 julio 2.016.


La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...