8/05/2025

La Ruta a Las Tsagunas 39 Estrés hídrico. Vistas desde el final del Ríu Las Fayonas.

 

Vistas desde granda en teso Furmigueiros-Los Tsagozos, desde la senda. 23 septiembre 2.000.

La estación meteorológica de Las Tablizas está a cuatro o cinco metros por encima del punto más bajo de todo el Monte Munietsus, ya que se encuentra en su entrada.

A uno de sus lados, por Bisnuevo, y sobre todo a sus espaldas quedan larguísimos valles que van ascendiendo hasta llegar en algunas cimas a altitudes próximas a los 1.700 m. (L´Alto d´Astaca de la Bovia de Teleyerba a 1685. Entorno del Pico Candanosa sobre 1.670).

Las altitudes mínimas y máximas del Monte Munietsus casi coinciden con el Piso Bioclimático Montano, dentro de los establecidos para la Región Eurosiberiana. Con presencia del Piso Bioclimático Subalpino en las cotas más altas. 

El color blanco de las curvas de nivel Muestra las cotas del piso bioclimático subalpino en el Monte Munietsus.

Si no conocéis esos Pisos Bioclimáticos os voy a resumir los que afectan a la Península Ibérica en el Norte de esta:

Piso Bioclimático Termocolino- Puntos de la franja costera entre Galicia y Vizcaya.

Piso Bioclimático Colino- Situado entre el 0 y los 600 m. de altitud.

Piso Bioclimático Montano- Entre los 600 y los 1.600 m.

Piso Bioclimático Subalpino- Entre los 1.600 y los 2.200 m.

Piso Bioclimático Alpino- Por encima de los 2.200/2.300 m.

Los pisos bioclimáticos tienen diferencias notables entre si, tanto en lo relativo a su clima como en la vegetación.

Los cambios en las precipitaciones no se dan de golpe. A medida que se asciende, aún dentro del mismo piso bioclimático, estas aumentan y es más que probable que aquí en Munietsus a partir del medio de este Piso Bioclimático Montano, el Ombroclima sea ya Ultrahiperhúmedo.

Yo he subido algunas veces en verano a Las Tsagunas estando el tiempo completamente seco en Las Tablizas y llegar a la primera de las charcas totalmente empapado en agua. Con un nublo tan denso que era como si lloviera. Por no hablar de las temperaturas, que sufrían un notable descenso llegando a hacer frío. 

En el repecho de la primera tsaguna con un grupo de montaña. El más novato parece ser el Guía, vestido con una simple camisa. En Las Tablizas hacía bueno pero aquí ya veis. 1987

Lo mismo ocurre con las tormentas, las nevadas o cuando simplemente llueve, que cargan más cuando más arriba subas.

Queda pues constatado que en Munietsus llueve o precipita mucho o muchísimo. Lo que propicia la existencia de un bosque planocaducifolio, de frondosas, donde bedules, fayas y sobre todo robles albares son los más apropiados para colonizarlo y medrar en él de forma natural.

Pero también tiene mucha importancia para ese arbolado el suelo sobre el que se asienta y que le suministra parte de los nutrientes que le son indispensables para poder vivir.

Los suelos de Munietsus son, en su mayoría, bastante pobres. Son suelos de herencia glaciar en los que el arbolado lleva trabajándolo y haciéndolo mejor no más de unos 12.000 años. Poco tiempo para pedir milagros.

Y luego está el impacto que causamos nosotros, los seres humanos. El pastoreo, las talas y los incendios, de los que ya hemos hablado, lo esquilmaron y le hicieron retroceder varios peldaños dentro de la dinámica forestal.

Esos débiles suelos es muy probable que estén detrás de la aparición de los cándanus, esos robles que se secan sin motivos aparentes. Y quizás también, o al menos en parte, de la ruina de los rebrotes, que ya hemos comentado en varios capítulos de El Monte y el Guía de Munietsus, y de otros robles.

Árboles todos ellos que no viven todo el tiempo que deberían.

Al ser suelos tan estrechos no aportan los nutrientes necesarios para mantener sanos a tantos comensales y es entonces cuando aparecen los achaques.

El agua es fuente de vida y uno de los nutrientes más importantes para los árboles. Viendo los ombroclimas, Hiperhúmedo y Ultrahiperhúmedo, de Munietsus, podríamos pensar que es más que suficiente para dar de beber abundantemente a quienes (animales y plantas) viven en él. Pero es una verdad a medias.

En Munietsus predominan los relieves pendientes sobre los llanos. El agua que cae o se posa suavemente sobre el suelo (caso este último del nublo), siempre tiende a ir hacia abajo.

Si el terreno fuera más llano el proceso de drenaje y evacuación sería más lento. La pendiente es la que le mete prisa al agua.

Si los suelos de Munietsus fueran gordos y mullidos, tendrían la capacidad para retener mucha agua, llevándola a sus capas inferiores, donde permanecería durante bastante tiempo.

Pero aquí, en nuestro Monte, esto no se da en muchos lugares. El agua tiene prisa y es poca la que se retiene. Los arroyos, regueiros y ríus la recogen y evacúan, experimentando grandes crecidas cuando llueve mucho. 

Mientras hay aportes continuos del líquido elemento no hay problemas en ese sentido. Pero ya vimos que durante el verano el volumen de precipitaciones se reducía bastante.

Observando la media que se da, no hay ningún mes seco. Pero hay algún que otro año en el que los veranos son más secos de lo normal, o sea de la media.

Supongo que todos y todas sabéis que los árboles transpiran. Utilizan el agua en muchas de sus funciones vitales, pero la mayor cantidad es la que utilizan en esta actividad.

Para realizar la fotosíntesis, las hojas de los árboles aparte de la luz del sol necesitan absorber de la atmósfera CO2 (dióxido de carbono) y para tomarlo abren los pequeños poros que poseen, que se llaman estomas.

Al abrir los estomas expulsan agua en forma de vapor. Produciéndose entonces la transpiración. Es increíble la cantidad de agua que transpira un árbol. En algún lado he leído que un roble grande puede transpirar hasta 1.600 litros al día. Una auténtica barbaridad.

Ese continuo bombeo de vapor a la atmósfera (solo durante el día, cuando hay luz, porque de noche los estomas se cierran) es lo que explica la frescura que sentimos dentro del bosque y los árboles también lo necesitan para enfriarse cuando el sol aprieta de lo lindo.

Cuando un árbol no obtiene la suficiente cantidad de agua para realizar sus funciones vitales padece lo que se llama estrés hídrico. Para al menos seguir vivo decide prescindir de sus hojas, cortando así la transpiración y esperar a un nuevo periodo de actividad vegetal. Deja de enviarles sabia bruta y agua y las hojas comienzan a secarse.

Y esto es precisamente lo que pasaba en algunos lugares de Munietsus a finales de aquel verano tan seco del año 2.000 y que aparecen reflejadas en varias fotos hechas durante esa época. Por eso decía, entre otras cosas, que eran fotos históricas.

Cuando volví a Munietsus, casi veinte años después, los suelos no parecían estar tan descarnados, aunque aún les faltaba mucho y además cuando lo hice estábamos todavía en pleno verano, a finales de julio.

En la foto de la portada del capítulo anterior se ve claramente los efectos del estrés hídrico. Fijaros en el color de las hojas de los árboles que había al lado de donde hice la foto. Se han secado repentinamente y por eso siguen pegadas a las ramas.

Ni en otoño avanzado, que es cuando de forma natural cesa el periodo de actividad vegetal, duran tanto tiempo asidas al árbol. Van cayendo poco a poco y acaban secándose del todo sobre el acogedor suelo. Pero aquí todavía estábamos a finales del verano y su ciclo biológico ya se había terminado.

En este caso ha sido el árbol mismo el que ha "asesinado" a sus hojas. Mejor perder las hojas que morir el mismo. No puede seguir traspirando tanta agua porque ya no puede acceder a ella.

Al matar a sus hojas, cerrándoles las vías de suministro, también ha matado el alimento que le proporcionaba la fotosíntesis. Tendrá que echar mano de sus reservas y administrar la poca agua que puedan extraer sus raíces y esperar estoicamente la llegada de un nuevo ciclo vegetativo, que se iniciará en la próxima primavera.

En estas condiciones es lógica la presencia en estos lugares de los robles más especializados en defenderse de la seca. Los enclenques y poco valorados orocantabricos. que no solo sacrifican sus hojas si no que en ocasiones a partes de su propio cuerpo. Para luego rebrotar y seguir tirando para adelante. Toda una lección de perseverancia digna de ser tenida en cuenta.

Os mostraré una ampliación del entorno de la Granda de Sestu Rapáu, hecha durante el mismo día en el que saqué la que os comentaba, pero desde otro sitio, desde la granda del teso entre Furmigueiros y Los Tsagozos. 

La foto completa es la que aparece en la portada de este capítulo. Se ve prácticamente lo mismo que en la otra, pero en esta aparece el rellano y las penas que de este lado tiene Fontuteiro, una de las brañas estivales de Mual.

La ampliación del entorno de la Granda nos muestra los colores producidos en las hojas por el estrés hídrico, afectando en este caso también a los propios albares. 

La Granda de Sestu Rapáu y su entorno, ampliada. 23 septiembre 2.000.

En los bordes de la calva, la presencia casi a flor del suelo del sustrato rocoso hace que la tierra sea una delgada capa, y eso cuando la hay ya que no siempre es así, incapaz de retener el agua suficiente.

Cuando aparece la seca, los albares reaccionan de la misma manera que los orocantabricos y el resto de vegetales con hojas: les cortan el suministro para que dejen de transpirar y si la seca dura mucho tiempo puede incluso que se seque el tronco. Teniendo más difícil, aunque no imposible, la posibilidad de rebrotar.

Y aunque sobreviva, el albar queda debilitado y más indefenso ante la entrada de patógenos. Seres también vivos que aprovechan la mínima para hacer acto de presencia y acortar la vida de los árboles. Siendo más virulentos cuanto más se repitan en el tiempo estas secas.

Pero a la larga, Incluso dándose la muerte de esos árboles, su labor no habrá sido en vano ya que sus despojos, aparte de la actividad que han tenido, contribuyen a mejorar el suelo, aumentándolo y haciéndolo más esponjoso.

Esta otro foto del mismo sitio es más reciente y está hecha a finales de julio. Se ve como el robledal vuelve a estar presente y que incluso ha avanzado algo. 

No se nota estrés hídrico en el entorno de la Granda de Sestu Rapáu, claro que la foto es de finales de julio. 27 julio 2.018.

Es un tira y afloja, una lucha despiadada en la que poco a poco el bosque va colonizando esas zonas descarnadas.

Cuando visitéis vosotros y vosotras Munietsus, fijaros en los tesos que son los lugares más propensos a padecer estrés hídrico. Espero que estén menos presentes.

Y como estábamos con las vistas que había desde aquí, en el tramo final del Ríu Las Fayonas, vayamos con ellas.

Os reproduzco la primera foto, la sacada desde el tseirón de Furmigueiros, con los topónimos de los lugares que se ven. 

Lo que se ve: 1-Teso de Sestu Rapáu. 2-El Cabrón. 3-Tesu´l Páxaru. 4-La Veiga Vieja. 5-Vatse L´Infierno. 6-La Crespa. 7-La Granda de Sestu Rapáu. 8-Tesu L´Armadina. 9-Vatse Penas Negras. 10-La Chunal. 11-La Fulgueirina. 12-Pico Tsuis. 13-La Vaguada di Tsumbón. 14-El Veladeiru y La Buqueta La Zreizal. 15-Pico La Crespona. 16-La Tseirona. 17-La Queiruela. 18-Lus Pozus di Tsumbón. 20-Pico Las Varas. 21-Pico Acidietsu o Pico Tsumbón. 22-Tichabedul. 23Vatse Tseirón. 24-Los Castros del Serrón. 25- Regueiro Samartino. 26-(Pico) Chanu Alforxacu. 27-La Crespa Samartino. 28-Vatsina Fradalicos. 29-Sestu Gordu. 30-Teso Fradalicos. 31-La Regueirona. 32-Teso Los Ciervos. 33-Pico La Granda´l Fungudín (La Vilietsa). 34-La Grandina. 35-El Chanón. 36-Vatsina La Yerba. 37-Regueirona Sestu Gordu. 38-El Chanu Sestu Gordu. 39-Serrón del Níu L´Aigla. 40-Vatsina Los Fierros. 41-Pico Sestu Gordu.  Línea azul-Valle del Ríu Tixeirúa.  Línea verde-Valle del Ríu Refuexu.  Línea amarilla-Valle del Ríu La Candanosa.

Esta vez me he esmerado más en su confección y he conseguido, gracias a las instrucciones de mi hijo mayor, que las líneas que los señalan sean líneas rectas con una flecha, aunque los números que las independizan he tenido que seguir haciéndolas a mano pues no supimos hacerlas de forma automática. Es lo que tiene ser un analfabeto en este campo de la informática.

La sierra que se ve al fondo, recortándose sobre el cielo, en realidad son dos sierras. En el Chanu Alforxacu (en el medio de la foto) nace un ramal de la Sierra del Rañadoiro, la sierra general que divide el Río Ibias y sus afluentes, del Río Narcea y los suyos y que luego continuará bordeando el resto de Munietsus hasta el Picu´l Counio.

Este ramal sirve de deslinde a las aguas que vierten, unas a Pueblo-Ríu Rengos y otras a Munietsus-Mual. Hasta que muere en La Venta (Ventanueva) donde las aguas se unen.

La cota más alta de este ramal es El Cabrón, a 1.471 m. de altitud. Una cota tan ancha y llaneada que no merecía el apelativo de pico precediéndolo en su nombre.

El llamado Pico del Cabrón que se menciona en el deslinde del Monte Muniellos ("Pico del Cabrón aguas vertientes, por cuya parte pega con términos de las aldeas de Moncó y El Pueblo") es un nombre ficticio que no se corresponde con la cota de El Cabrón.

Si seguís con la vista el perfil de la sierra, en dirección a Munietsus, al poco de la cima de El Cabrón , notaréis un pequeño picueto, situado a 1.452 m. de altitud y al que le pusieron ese nombre de Pico Cabrón.

La confusión estaba servida porque en el mapa del ICONA, tanto  la cota como el picueto aparecen con el nombre de Pico Cabrón. Dos lugares distintos con el mismo nombre. ¿A cuál de ellos se refería el deslinde del Monte Munietsus?.

Afortunadamente y tras consultar con los pueblos, el ICONA y posteriormente la Consejería admitieron el real, el del picueto. Yo no le he puesto topónimo alguno porque en los pueblos, al menos en Mual, nadie lo llamaba con ese u otro nombre.

Del picueto salía un delgado teso que luego se iría haciendo más notorio: Tesu´l Páxaru, por donde deslinda el Monte Mual con el Monte Munietsus.

En este Teso a unos 1.330 m. de altitud, en un pequeño rellano, tenían los de Mual una, también pequeña, braña estival: La Veiga Vieja. Allí había una camperina de pasto y una cabana de piedra. De las que, tras ser abandonadas y el paso del tiempo, no queda resto alguno.

En la foto solo vemos, de refilón, las partes altas de esa zona y el nacimiento del Vatse L´Infierno, flanqueado por el cerro de La Crespa que lo separa del resto de Bisnuevo.

En esas altitudes el Vatse L´Infierno aún no hace honor a su nombre. Sus grandes farallones quedan más abajo y nos los tapa el Tesu L´Armadina, teso que nace en el Pico Tsuis y acaba al lado de Las Tablizas, en la misma entrada de la Reserva y que separa el valle del Regueiro Bisnuevo del resto del Monte Munietsus en sus laderas de avesíu.

Se ve, aunque sea mínimamente, la continuación de la sierra hacia Munietsus, con tres colladinas que hay en el fondo de Bisnuevo y en donde en su tiempo debieron de existir excelentes camperas. Sobre todo en la primera que hay yendo desde El Cabrón y que le valió el apelativo de La Veiga La Chunal.

En la segunda colladina tenían los de Mual la cabana de piedra de otra de sus brañas estivales: La Fulgueirina.

La tercera es la más pequeña de las tres y solo se nota estando allí, sobre el terreno. No aparece en los mapas pero en la foto se nota algo de su vaguadina y es precisamente ese su nombre: La Vaguada de Tsumbón.

Como vamos a ver es significativo este topónimo de Tsumbón, que aparece más veces asociado a formas del relieve; la ya dicha de La Vaguada, Lus Pozus y Pico y que se repite del lado que vierte hacia Ríumulín, en la doble cabecera que posee este valle, que tras unirse en Tramburríus baja hasta Pueblo de Rengos.

En la cabecera derecha, al Pico Tsumbón los de Pueblo de Rengos también le llamaban Pico Acidietsu, un lugar con una buena fonte.

En la cabecera izquierda, que es realmente la que se llama Riumulín porque en ella hay una braña que se llama así, su regueiro más largo se llama La Vatsina Lus Pozus de Tsumbón, que también cuenta con una buena fonte: La Fonte Tsumbón.

Los topónimos derivados de las formas del relieve, suelen variar dependiendo de quien los nombre. El mismo lugar puede llamarse de forma distinta por los pueblos de su entorno, ya que cada uno de ellos tiene una perspectiva diferente de dichos lugares.

Pero esto no ocurría con Tsumbón. Todos los pueblos, tanto los del Río Ibias (Tsarón, La Vilietsa, El Curralín, El Vilar de Cendias...) como los del Ríu Rengos (Pueblo, Mual, Pousada, Samartinu, Moncou...) llamaban Tsumbón a esa zona serrana que esta en el primer tramo de ese ramal de la sierra general del Rañadoiro, Entre Chanu Alforxacu y El Cabrón.

Es más, al pie del Chanu Alforxacu y saliendo de La Veiga La Roza de La Vilietsa estaba la que llamaban La Carril de Tsumbón, un camino ancho por el que bien que podría desplazarse hasta un carro.

Cuando yo anduve por esta zona durante los años ochenta aún se conservaba en buen estado durante un tramo, quizás porque iba muy en llano.

Bordeaba el Chanu Alforxacu y luego para seguir en llano hacia lo mismo con el Pico Tsumbón, ahora por el lado de Munietsus. Salía a la cima y continuaba llaneando por ella hasta Lus Pozus de Tsumbón.

A partir de ahí lo que yo conocí era ya una senda, que bordeaba por el lado de Riumulín el Pico La Crespona ya que del pico contra la Vaguada de Tsumbón el arbolado ya estaba colonizando la cima. Pasando luego por las tres colladinas de Bisnuevo.

A los que pueda interesar les diré que desde La Veiga La Chunal había dos opciones con senda. Una senda subía a El Cabrón y luego bajaba a La Veiga Moncou. La otra iba más en llano, se internaba por el faeu y luego pasaba por La Veiga Vieja y por Fontuteiro, para salir también a la Braña de Moncou.

De la braña La veiga Moncou, una buena pista, trazada sobre el viejo camino existente para sacar las fayas de Reiduz, bajaba a encima del Cutsáu La Sietsa y luego a La Cutsada, con un ramal a Moncou y una senda a Mual. 

Sendas y pistas-caminos que aún aparecían en el mapa del IGN de 1953.


7/28/2025

La Ruta a Las Tsagunas 38 Meteorología.

Vistas desde el tseirón de Furmigueiros. 23 septiembre 2.000.

Vayamos ahora con vistas con mayor profundidad en las que aparecen otras partes de nuestro Monte.

Queda mal que lo diga yo pero muchas de las fotos que saqué en el año 2.000, con una vulgar cámara, parecen auténticas postales. Yo les tengo mucho cariño porque al verlas me asaltan recuerdos y sensaciones que ya creía perdidas, pero que guardo muy dentro del corazón. 

Cantaba el gran cantautor argentino León Gieco, con belleza poética y un lirismo cuajado de sensibilidad: "¿dónde quedó esta canción?, quizás adentro del corazón".

La canción a la que se refiere el León hace referencia a su juventud, cuando con 18 años llegó a Buenos Aires y participó en la revolución contracultural que se dio en buena parte del mundo a finales de los sesenta (Mayo francés, contracultura USA, Primavera de Praga...). Una época en la que "parecíamos hechos del mismo barro", "parecíamos esperanzas caminando" y que a pesar de que fracasó en su intento de cambiar las cosas, la nueva sensibilidad a la que se aspiraba quedó guardada en algunos corazones.

Estas fotos tienen bastante calidad, fueron hechas con delicadeza y ternura en un marco excepcional. Y son además un documento histórico para conocer el estado de buena parte de la Reserva al inicio del nuevo milenio.

La primera foto, la de la portada, está hecha desde el tseirón de Furmigueiros. Donde este estaba y sigue estando, de momento, desnudo, permitiendo amplias y despejadas vistas desde la senda.

En primer plano vemos como se va cerrando el embudo que forma el valle del Ríu Las Fayonas. Los cerros del Teso de Sestu Rapáu y de El Cotarrón de La Candanosa se acercan el uno al otro, dejando entre ellos un estrecho pasillo por el que el Ríu Las Fayonas evacúa el agua de sus vatsinas, aunque desde aquí el curso no se ve.

La foto está hecha a finales de septiembre y aquel año el verano había venido muy seco, lo que explica que la paleta de colores sea más variada que en pleno verano. Pero que algunos robles tengan la hoja ocre o marrón, que anuncia que están secándose o ya lo están del todo y que otros la tengan todavía verde y lozana precisa de una explicación algo más detallada. Pero primero permitidme que os hable un poco de meteorología.

Es de suponer que pocos-as de vosotros-as sepáis que en Las Tablizas había una estación de meteorología. 

Casa del guarda de Las Tablizas. A unos dos o tres metros de desnivel sobre la vega aluvial. Allí también estaba la estación. 29 julio 2.018.

Quizás os sorprendáis pensando en lo que eso suponía: un lugar lleno de cachivaches encargados de medir los diferentes meteoros atmosféricos. Pero nada más lejos de la realidad porque los artilugios que se usaban eran bastante sencillos.

Lo cierto es que yo no les presté mucha atención durante las diferentes etapas en que estuve de Monitor y de Guía de la Reserva.

Los vi alguna vez pero sin más o por lo menos no me acuerdo de ellos. Bastante tenía con lo que mi contacto directo con la naturaleza me deparaba los días que me dedicaba a andar.

Fue más tarde, estando de cartero rural en Villablino, cuando pude conocer otra estación meteorológica.

Los Bayos era uno de los pueblos de los que fui cartero durante los más de dos años que estuve por Tsaciana. Pertenece al municipio de Murias de Paredes pero está enclavado a 1.330 m. de altitud en un valle que vierte al Río Sil. Entre él y Murias está el Puerto de La Magdalena y tirando para Villablino se baja primero a Villar de Santiago y después a Rioscuro. 

Villar de Santiago, primer pueblo subiendo al Puerto de La Magdalena. 23 julio 2.023.

Los carteros rurales llevábamos el correo de cada pueblo al destinatario del envío. Si se necesitaba su firma y su DNI había que entregarlo en mano y si no se necesitaba se le metía en el buzón que cada casa tenía que tener  o en mano si no lo tenía o metiéndolo por debajo de la puerta si no había nadie en casa.

También recogíamos el correo que nacía en cada pueblo, con destino a otros lugares. Te lo podían dar en mano o metiéndolo en un buzón que había en cada pueblo destinado a ese fin. Había que abrir, periódicamente, dicho buzón y extraer lo que contuviera para llevarlo a la oficina de Villablino y encaminarlo a su destino.

Un día al extraer el contenido del buzón de Los Bayos me llamó la atención una peculiar Tarjeta Postal. Ya sabéis que los carteros tenemos prohibido comentar con alguien ajeno al Servicio cualquier dato sobre el correo que llevamos o que recogemos. Ni quien lo escribe, ni a quien va dirigido, ni siquiera el tipo de envío: una carta, un certificado, un paquete postal... O sea nada. Obviamente tenemos que leer a quien va dirigido, para poder entregarlo.

Si el contenido va en un sobre cerrado nada se puede saber de él. Si se sospecha que este puede ser sospechoso o estar prohibido, tampoco lo podemos abrir nosotros. Hay que levantar un acta y entregarlo a la autoridad competente para que proceda a su apertura.

Pero las tarjetas postales llevan lo escrito al descubierto y se puede leer su contenido. Nunca me interesó leer lo escrito, allá cada cual con sus ideas o sus sentimientos. Pero aquella tarjeta era diferente a simple vista ya que solo reflejaba datos meteorológicos. 

Yo ya estoy jubilado y espero no cometer ningún delito al comentároslos.

Las tarjetas, que fueron apareciendo (una cada mes), eran siempre iguales, lo que variaba era el contenido de unos espacios en blanco donde se anotaba a mano, las precipitaciones y el tipo de meteoro que las originaba (lluvia, nieve, tormentas, niebla...). Todo ello durante un mes, día por día y algunos otros datos como el número de días de lluvia, de nieve..., la precipitación máxima en un día, señalando el día, etc.

Me llevé la tarjeta para casa para copiar sus datos.

Yo no sabía el tiempo que iba a estar de cartero haciendo el recorrido que hacía. Después de Los Bayos tenía que seguir subiendo y luego bajando a Vivero, pasar el Puerto de La Magdalena y bajar a Murias de Paredes. Ir a Montrondo, Senra, Villanueva de Omaña, Omañón. Subir a Valbueno y Villadepán y luego recorrer todo el Valle Chico (Sabugo, Rodicol, Villabandín y Lazado).  

Murias de Paredes. 27 diciembre 2.019.

Me interesaba saber cuando nevaba y la intensidad con que lo hacía y los datos de Los Bayos podían servir para saber a que atenerme el próximo invierno.

Al día siguiente llevé la tarjeta a la oficina para que llegara a su destino. Llevarse el correo, puntualmente, a la casa de uno no era ningún delito. También lo hacía cuando llegaban las cartas de la luz.

Estas venían a todos los vecinos que la tenían instalada, pero como muchos de ellos no estaban se las recogía un vecino. Tuve que hacer, en cada pueblo, un listado para saber que vecino recogía estas y otras cartas de los vecinos ausentes. Y ordenar ese mamotreto de cartas llevaba su tiempo.

Pronto supe que vecino de Los Bayos enviaba esos datos y un día que me topé con él, tras intercambiar unas palabras le pregunté que de donde obtenía los datos de la tarjeta que todos los meses enviaba. "Tengo una estación meteorológica en el jardín de mi casa, ¿quieres verla?". Así era la gente de los pueblos, directa, llana y muy hospitalaria.

La estación pluviométrica, que es así como se denomina, es un artilugio bastante sencillo: un pluviómetro, siendo el pluviómetro de Hellman el utilizado.

Es un tubo cilíndrico, terminado en su parte superior en una boca circular de 200 cm cuadrados de superficie. El agua recogida pasa a un embudo que la lleva a un colector, aislado del cilindro exterior por una capa de aire que evita la evaporación del agua recogida.

El pluviómetro se fija en un poste, quedando su boca mirando hacía el cielo y a 1´5 metros del suelo, que debe colocarse en un lugar despejado, libre de obstáculos que interfieran en la recogida de la precipitación. Si hay casas o árboles estos tienen que estar a una distancia mayor que la altura que posean.

El colector se puede extraer para medir su contenido, vertiéndolo en un recipiente especial: una probeta, que ha sido graduada teniendo en cuenta la relación entre la superficie de la boca del pluviómetro y la de la probeta, de manera que la lectura obtenida facilite directamente la medida de la precipitación en litros por metro cuadrado (o en mm-milímetros).

Más latoso es averiguar los milímetros o litros de agua caída por metro cuadrado cuando el agua está en estado solido. Algunos métodos como medir su espesor (10 mm de nieve son 1 mm de agua) pueden ser indicativos pero no fiables al cien por cien.

El más fiable es verter una cantidad de agua caliente, cuidadosamente medida, sobre la boca para diluir la nieve recogida y luego desechar del colector la misma cantidad de agua que se vertió en caliente, midiendo únicamente el agua restante. 

Rebrotes de la mayor tsamera (ulmus glabra) que he visto en toda mi vida. Entre Senra y Villanueva de Omaña. 27 diciembre 2.019.

Otras estaciones meteorológicas, las termométricas, miden y anotan las temperaturas, usando  termómetros. Siendo el de Six-Bellani el utilizado. 

Este termómetro tiene forma de U y cada brazo mide , uno la temperatura máxima y el otro la mínima. Sobre unas escalas visibles a simple vista. Las expansiones del mercurio que contiene el termómetro arrastran dos cilindro de hierro que quedan fijados sobre la escala. uno en la máxima temperatura alcanzada y otro en la mínima. Con lo que solo queda anotar los grados señalados por los dos cilindros. Así como la temperatura que en ese momento hay.

El termómetro no puede colocarse dentro de una casa, de una cuadra o de cualquier otra estancia, porque entonces lo que mediría sería las temperaturas de tales lugares. Tiene que estar fuera para medir la temperatura que ahí existe. 

Pero tampoco se puede dejar a la intemperie. Hay que construirle un habitáculo especial que no altere las temperaturas que se van sucediendo al aire libre. Tiene que estar a la sombra y dentro de una especie de cajón de madera, preparado para no interrumpir la circulación del aire entre su interior y el exterior.

A 1´20 m. del suelo, apoyado en dos o cuatro postes. Con paredes dobles de listones inclinados hacia abajo, con un tejado a una sola vertiente y una chimenea en su centro que facilite aún más la aireación del interior.

Una puerta, también con dobles listones, permite abrirlo para ver y anotar las mediciones.

El mercurio es altamente contaminante y su uso fue prohibido en la UE (Unión Europea) a partir del 2.007. Desde entonces este tipo de termómetro (y el resto de ellos) utiliza otro tipo de líquido que actúa de la misma forma que el mercurio.

Las mediciones en estas estaciones son diarias y abarcan las 24 horas que van desde las 8 de la mañana del día inicial, hasta las 8 de la mañana del día siguiente.

Tras las mediciones y su anotación, se vacía el colector y con el toque de un imán se desactivan los cilindros.

Como veis, cualquiera con dos dedos de frente puede anotar estos datos de forma diaria. Lo que hay que destacar es que las personas que lo hacían y que lo siguen haciendo son colaboradores y lo hacen de forma desinteresada. La estación no es suya, actualmente pertenecen al AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) y antes al Instituto Nacional de Meteorología. Remitiendo los datos a la Delegación Territorial correspondiente.

Estas estaciones, atendidas por colaboradores, forman parte de la Red Climatológica Secundaria. Hasta hace poco había 1.276 estaciones termométricas y 2.758 pluviométricas, repartidas por el Estado español, pero su número se va reduciendo ya que al estar ligadas al medio rural se ven afectadas por los males que afectan a este (envejecimiento y éxodo de su población).

Una lastima porque algunas de ellas llevaban bastante más de un siglo aportando los datos, dándole mayor fiabilidad a los estudios climáticos que se hacían con ellos. Ya sabéis que para delimitar un tipo de clima y ver como evoluciona se necesitan estos y otros datos durante bastantes años.

Sí, solo se trata de ciencia. La meteorología, la climatología...son ramas científicas. La ciencia, algo que los zoquetes negacionistas son incapaces de entender, dado lo menguado de su conocimiento.

Es curioso que la negación de la ciencia se extienda tanto entre la gente, porque cuando alguien necesita una operación quirúrgica ¿a quién acude?, ¿a un vulgar carnicero o a un cirujano médico con conocimientos científicos?. ¡Pues eso!.

Dejad que los que saben desempeñen su labor y huid de los cantos de sirena.

La dana de Valencia nos mostró lo que ocurre cuando los negacionistas ocupan los puestos que gestionan nuestra propia seguridad. No haciendo caso de las advertencias de la AEMET y desmantelando esos servicios de seguridad. ¡Así les luce el pelo a los valencianos!. 

Vivero. 1 julio 2.024.

Las estaciones que mencionaremos tienen muchos menos años de observación: 10 años Las Tablizas, 13 años Mual y 8 años Coto Cortés. Pocos años pero que nos indican por donde van los tiros. Todas eran termopluviométricas, pero en lo que ahora nos interesa solo nos fijaremos en los datos de sus precipitaciones.

Munietsus, como el resto del Norte Penínsular, está dentro de la Región Biogeográfica Eurosiberiana, que se caracteriza por no tener un déficit hídrico acusado, aunque las precipitaciones descienden durante el verano.

La cuantía de las precipitaciones anuales totales en litros por metro cuadrado, define los cuatro ombroclimas de esta Región:

Subhúmedo- Entre 500 y 900.

Húmedo- Entre 900 y 1.400.

Hiperhúmedo- Entre 1.400 y 2.100.

Ultrahiperhúmedo- Por encima de los 2.400.

En Asturias, nuestra tierra, el ombroclima Subhúmedo no existe pues las precipitaciones nunca descienden de los 900.

Pues bien, la media anual de precipitaciones recogida en la estación de Las Tablizas es de 1.856 litros de agua por metro cuadrado. Lo que la situaría en el ombroclima Hiperhúmedo. 

Pero estas precipitaciones no se distribuyen uniformemente a lo largo del año, ya que sufren un descenso estival importante. El mes con mayores precipitaciones es noviembre, que llega a los 300 litros por metro cuadrado. Seguido de febrero y abril, que casi llegan a esa cantidad.

Por contra el mes con menores precipitaciones es agosto, que solo recoge 40 litros por metro cuadrado. Seguido de septiembre (sobre 55), Julio (sobre 60) y junio (sobre 80). Luego mayo y octubre ya llegan a los 100 litros por metro cuadrado y el resto de los meses muy por encima de esa cantidad.

Supongo que todos entendéis lo que significa "la media anual de precipitaciones". Por si alguien no lo tiene claro os lo voy a explicar. No todos los años cae la misma cantidad de precipitaciones. Hay años más lluviosos que otros. y lo mismo ocurre con el nublo, que no deja de ser una precipitación más ya que también precipita, depositándose tanto sobre el suelo como sobre la boca del pluviómetro.

Obtener la media de las precipitaciones de los 10 años de observaciones habidas es muy sencillo. Hay que sumar las 10 cantidades obtenidas cada año y el resultado hay que dividirlo entre 10. El cociente de esa operación es la media.

Esa cantidad de la media anual de litros por metro cuadrado, 1.856, es bastante elevada. Pensad , por ejemplo, que la separación entre la España húmeda (o verde) y la España seca se sitúa en torno a los 700 litros por metro cuadrado al año. Por debajo de esa cantidad estamos en la seca y por encima de esta en la húmeda.

Hay quienes aplican esa media anual al conjunto del Monte, sin tener en cuenta que hay otro factor que también interviene: el relieve.

Que la altitud modifica la cantidad de las precipitaciones queda de manifiesto haciendo una comparación entre las tres estaciones meteorológicas.

En el mismo valle de este afluente del Narcea está Mual, el pueblo donde nací yo. En una preciosa vega aluvial. Allí hubo una estación meteorológica que durante 13 años arrojó una media anual de 1.480 litros por metro cuadrado. Estando situado a 610 m. de altitud. 

Vista de Mual cuya estación meteorológica estaba a 610 metros de altitud. 31 julio 2.018.

En solo 60 metros de desnivel y a menos de 4 km de distancia en recto, en Las Tablizas (670 m. de altitud) se recogieron 376 litros más que en Mual.

La estación de Coto Cortés, en el vecino concejo de Degaña, situada a 1.325 m. de altitud, obtuvo durante 8 años de observación una media de 2.243 litros por metro cuadrado.

7/14/2025

La Ruta a Las Tsagunas 37 vistas

 

Solano del Ríu Las Fayonas. Foto original. 23 septiembre 2.000.

Antes de despedirnos del gran valle del Ríu Las Fayonas os voy a mostrar y comentar algunas de las grandes vistas de las que podemos disfrutar cuando lo recorremos.

La mayoría de ellas están hechas desde el tramo final del valle, ya que desde allí se veía una gran parte del Monte y además se hacían desde lugares que estaban, y lo seguirán estando durante bastante tiempo, despejados, libres de obstáculos que nos lo impidan.

Cuando existía la Ruta circular por todo el Monte, era una auténtica delicia poder realizarla. Pero para poder hacerla en solo un día había que tener un gran estado físico. Los 30 km. que había que andar podían dejar exhausto a cualquiera.

Yo, en mi lejana juventud, he realizado 30 y más km en un solo día, ya que podía estar andando e incluso corriendo algunos tramos, desde poco antes del amanecer hasta la noche cerrada. Solo necesitaba un buen bocata y algún sitio donde poder saciar la sed. El resto del tiempo lo empleaba en andar, parando de vez en cuando para ver y para sentir. 

Pero no recuerdo haber hecho todo el trayecto de la Ruta circular de una tacada, o sea en un solo día. Yo no salía al Monte para batir ningún récord, ni siquiera para andar mucho. Andar era solo un medio para acceder a una realidad diferente a la que nos rodea a diario.

Un mundo alejado del mundanal ruido, que dirían algunos. Un remanso de paz, "el sitio de mi recreo" que cantaba Antonio Vega, lleno de belleza y de vida, donde no había ni reyes ni vasallos, ni tuyo ni mío, ni violencia gratuita. Todo en orden sin necesidad de imposición alguna.

Andaba y andaba, pero cuando encontraba un lugar que, por lo que fuera, me atraía y donde me encontraba como en la gloria, no me importaba pararme y pasar el tiempo que fuera necesario allí, sin necesidad de andar más.

Pero también me gustaba hacer grandes rutas, para conocer y extasiarme con lo que veía y con lo que sentía. El bosque además de ser algo dinámico que cambia y evoluciona con el paso del tiempo, también cambia y es diferente dependiendo desde donde lo veamos.

Recorrer la Ruta circular servía para ver los mismos lugares, pero desde perspectivas nuevas y diferentes. Recorrer el alargado valle del Ríu Tixeirúa era algo maravilloso, podías ver la vatsina por la que andabas, primero desde el teso que la precedía y luego desde el teso posterior. 

Y luego ver esa vatsina, en su conjunto, desde la ladera del otro lado del valle. Laderas, vallinas, tesos, picos, que iban cambiando de aspecto a medida que te internabas por el valle.

Ya antes de entrar en este valle, desde Penas Negras, podías ver una gran parte del Monte. Allí, acurrucándome entre algunas penas despejadas o trepando hasta coronar alguna de las rocas que parecían estar clavadas en el suelo y del que sobresalían unos seis o siete metros, me pasaba mucho tiempo contemplando la profundidad de Decutsada, el tsombu de su teso hasta coronar en el Pico La Mesa, el roquedo de Fonculebrera... Todo formando parte de un gigantesco puzle que tardé bastante en ordenar en mi mente. 

Desde La Tseirona, sentado sobre aquellas grandes lascas quedaba boquiabierto admirando el grandioso Sestu Gordu, viendo como ascendía poco a poco hasta perderse en la distancia.

Y que decir de las vistas desde lo más alto de Pico Tsuis, que entonces estaba despejado. Su gran altitud (sobre 1.340 m.) y localización dentro del Monte, le permitía ser el mejor mirador de la vasta Reserva. De hecho se pensó en hacer allí un Mirador, aunque más tarde se desechó la idea al estar cerca de los cantaderos de urogallo de Bisnuevo. 

Desde allí se veía el fondo del largo valle del Ríu Tixeirúa y toda su progresión, El Cutsau y la subida al Pico La Crespona, las partes altas de las vatsinas de Bisnuevo y la progresión de la sierra, tanto hasta El Cabrón como hasta el fondo de Tixeirúa. Lugares todos ellos difíciles de ver desde otros puntos de la Reserva por donde había caminos.

También se veían partes de los otros dos grandes valles del Monte, el del Ríu Refuexu y el del Ríu La Candanosa, incluyendo la esquina occidental del Ríu Las Fayonas, donde ahora nos encontramos haciendo la Ruta a Las Tsagunas.

Desde Sestu Gordu lo cierto es que había pocas vistas. Allí había que disfrutar de otra manera. Era un lugar más propicio para sentir que para ver el Monte. Ya sé que viendo también se siente pero supongo que sabréis a que me refiero. La densa arboleda que se iniciaba en el fondo del Tixeirúa, con sus elevadas bóvedas arbóreas, no te dejaban ver nada del exterior.

Perdías el sentido de la orientación, no sabías si ibas o si volvías. Pero que importaba eso, lo mejor era dejarse llevar sin dejar de caminar, abandonarse y dejar que la magia del lugar empapara todos los poros de tu piel.

Lo que entonces había que hacer era darle mayor protagonismo a otros sentidos. Oler todo lo que te rodea y el aire que envuelve todas las cosas. Oler tu piel resecada por el sudor. Oler para darte cuenta de que estas vivo y que lo puedes hacer. Respirar profundamente oliendo y sintiendo ese aire fresco o tibio que te llena los pulmones.

Y tocar, tocar esas pieles, tan diferentes a las nuestras pero llenas de vida y energía. Recuéstate, apoyando tu espalda sobre el tronco de alguno de los colosales robles o fayas que te envuelven. El árbol no te hablará y tú tampoco tampoco lo harás con él. Pero las palabras no son la única forma que existe para comunicarse, incluso entre los seres humanos.

Lo saben muy bien los amantes, que para dar y recibir solo necesitan entrelazar sus cuerpos, sin necesidad de emitir palabra alguna. Y el recién nacido que con sus manitas agarra y no suelta el dedo que se le tiende. Nada dice él ni nada dices tú, pero os estáis transmitiendo sentimientos y sensaciones.

Y harás bien en desembotar tus oídos, tenerlos abiertos como cuando después de atravesar un alto puerto, al bajar y esbozar un bostezo se te abren de par en par.

En la "selva de Munietsus", salvo en su preámbulo de la Vatsina Riusecu, no oiréis el murmullo del agua (¡curioso no!), pero el gran bosque atesora miles de sonidos: la brisa siseante que mueve las hojas, el trino de algún pájaro cantor o el repiquetear del picatueros, el paso silencioso de alguna "bestia" que te observa sin ser vista, el crepitar de las semillas en su madurez o el silencio absoluto que se palpa en algunos enclaves.

Los sentidos son la parte que nos toca por ser un simple animal más, y para relacionarnos con la naturaleza son algo indispensable, Todos los poseemos (bueno casi todos) y de nosotros depende activarlos o no.

Solo si los activas llegarás a sentir todo lo que te rodea. Sentir, algo que en el mundo artificioso en el que sobrevivimos, vale más que su peso en oro.

Vuelven las grandes vistas, con diferentes perspectivas, durante el trayecto por el Ríu Refuexu y sobre todo desde el saliente Serrón del Níu L´Aigla, donde gracias a ello y debido a su estrechez y el estar desarbolado, moviéndote solo un poco podías otear la mayor parte del valle del Ríu Refuexu, del Ríu La Candanosa y de la entrada de la Reserva.

Era el mejor lugar para ver el solano del Ríu Munietsus y del Ríu La Candanosa, quedando la zona que ahora andamos casi enfrente de él, pudiendo apreciar lo descarnado que está en algunos puntos.

Desde allí se podía ver casi toda la Pena Candanosa, esa enorme masa rocosa situada cerca del final del Cotarrón de La Candanosa. La pena no es un lugar concreto, ya que se extiende por una amplia superficie, progresando mucho por la entrada del Ríu Las Fayonas, donde conformaba dos vatsigatos, tan inhóspitos, pequeños y rocosos que no merecieron tener nombre alguno y que desde aquí apenas si intuimos.

Mejor se ve su pequeña progresión hacia el Ríu La Candanosa, donde el roquedo ha sido muy erosionado y donde abundan los tseirones.

El poco tendido pero muy marcado Cotarrón se desploma bruscamente hacia la continuación del cerro. Estando ahí, antes de hacerlo, el Pico la Pena Candanosa, que de pico poco tiene pero que visto desde abajo sí que lo parece ya que se recorta nítidamente sobre el azul del cielo.  

Desde el Ríu Las Fayonas solo se ven los bordes que preceden por arriba a los dos vatsigatos y el Pico, pero nada de esta pena.

También se ve la tortuosa zona baja de Tonante, La Vatsigata´l Xardón y Sestu Rapáu, en donde la vegetación sigue luchando por hacerse sitio.

La granda de la ladera izquierda de la Vatsina Tixidal la tenemos enfrente, a tiro de piedra, viéndose muy bien la zona por la que transitaremos camino de Las Tsagunas. 

Son vistas donde lo que más resalta es quizás lo retrasada que va la regeneración del bosque y que contrastan vivamente con las que tenemos desde donde ahora nos encontramos y vamos a comentar. Incluso las que os mostraré del solano del Ríu Las Fayonas son poco significativas ya que están bastante ladeadas y no se aprecia claramente la sequedad que se ve desde El Serrón.

El resto de vistas solo nos muestran los avesius del Monte, sus lugares más privilegiados, donde gracias a la mayor sombra y humedad el arbolado progresa de manera admirable.

Así que puede que os marchéis de Munietsus con una idea equivocada, pensando que el bosque de robles ocupa todo el Monte. Ojalá fuera de esa manera, pero para que ocurra eso queda un largo espacio de tiempo.

Comenzaremos primero con vistas del propio Ríu Las Fayonas. Están casi todas hechas desde el teso de la granda entre Furmigueiros y Los Tsagozos, que era desde donde más terreno se abarcaba. 

Nombres de lo que vemos: 1-Primera Vatsina Furmigueiros. 2-Abedulín de Sierramala. 3-Vatsina del Corno. 4 Pico Las Penas del Garabeño. 5-Picos D´Avenida. 6-Vatsina´l Garabeño. 7-Pico´l Counio. 8 -Las Penas del Garabeño. 9- La Candanosa. 10-Pico La Mesa.

 Esta foto que os muestro es una ampliación de la que aparece en la portada y en ella he localizado aquellos elementos que poseen nombre y para que lo tengáis más claro os muestro otra, también ampliada, del mapa por mí elaborada de la zona. 

Detalle del mapa con los topónimos de la zona fotografiada.

Puede que se nos escape algún topónimo pero aparecen todos los que he sido capaz de localizar y de los que tengo constancia fehaciente. Los topónimos reales siempre los escribo, en su inicio, con una letra mayúscula, ya que son nombres propios. Cuando veáis que una realidad física va escrita en minúscula habréis de entender que ese no es su nombre propio si no que solo hace referencia a qué es lo que se está viendo, siendo por lo tanto un nombre común.

No sé si me explico, así que os pondré un ejemplo: quizás lo que más destaque de la imagen sea la granda que hay en el teso entre la Vatsina´l Garabeño y la Vatsina del Corno, con mayor penetración en la segunda vatsina que en la primera. Aquí granda va en minúscula porque si bien es una realidad física, no es este su nombre propio ya que realmente no tiene ninguno. Sin embargo cuando veáis escrito La Granda de Sestu Rapáu notaréis que ahí Granda va con letra mayúscula. Es otra realidad física que en este caso tiene nombre propio.

Cuando un arbetsón (los nacidos en Oubachu) le decía a otro: "el ganáu ta na Granda de Sestu Rapáu", el otro entendía perfectamente a que granda se estaba refiriendo.

En la foto los dos picos más altos de la zona apenas si se ven, con la suave concavidad que los une, que desde aquí parece ser más larga de lo que es en realidad.

Tened cuidado con las imágenes, a veces pueden engañarnos. Esta al estar tan ladeada no nos deja ver mucho del terreno existente. No vemos ni los centros de las vaguadas, ni sus laderas derechas. Solo vemos una parte de sus laderas zurdas, las cercanas a los tesos. Y a veces dos laderas pueden parecernos una sola pues no se distingue claramente, por que no se ve, el cauce que las separa.  

Eso es lo que ocurre con la vertiente izquierda de la Vatsina´l Garabeño y su homónima de la Vatsina del Corno. Las encantadoras piedras hincadas de Las Penas del Garabeño parecen estar en la misma vertiente que la granda del Corno. ¿A que sí?. Pero es una pura ilusión óptica, ambas están en distintas vertientes.

Pero, ¡que bonitas eran las rocas de Las Penas del Garabeño!, diseminadas por esa vertiente izquierdosa de su vatsina y algunas ya instaladas en el teso que la separa de La Candanosa. En el año 2.000 la arboleda estaba iniciando su colonización y se veían hermosas y pujantes, apuntando hacia el azul del cielo, como si ellas también necesitasen la luz del astro rey.

Cuando hagáis esta Ruta echadles un vistazo pues aún se siguen viendo. Las más bajas, en el mismo teso, ya casi están tapadas por el arbolado, pero las medianas y las superiores se siguen viendo perfectamente. Están en una zona muy seca, un solano pleno y luego su propia constitución y la existencia de canchales hacen que el arbolado se vaya instalando con mucha lentitud.

Pero no tardéis "toda una vida" ya que entonces las veréis como las que se ven en el teso entre Vatsina del Corno y Furmigueiros. Ahí los árboles están más desarrollados y ya están empezando a camuflarlas. Son dos estadios diferentes dentro de la regeneración forestal. Dos peldaños hacia la recuperación del bosque, uno más atrasado y otro algo más avanzado.

Privilegiada queda en la foto la gran granda del Corno, que ya empezaba a estar partida en dos partes gracias a una vaguadina que se mete contra el teso. En una zona tan seca el arbolado ha colonizado la zona que recauda y evacua el agua caída del cielo.

Pero parece que los albares nunca faltaron en esta zona. Lo realmente nuevo son las progresiones en sus lados y la instalación de matas aún rastreras de orocantabricos en muchas partes.

En primer plano, en la primera vatsina de Furmigueiros, se ven algunas manchas de color blanquecino entre el arbolado, que son la avanzadilla hacia ese lado del gran tseirón de Furmigueiros, el tercero en extensión del valle del Ríu Las Fayonas, que prácticamente ya está colonizado por el bosque. 

Misma zona desde cerca del Cotarrón. 29 julio 2.017.

Esta otra foto es de la misma zona y abarca algo más de espacio. Está hecha desde la ladera derecha de Los Tsagozos, en un clarín cerca ya del Cotarrón. Seguramente El Cotarrón de La Candanosa era el lugar más adecuado para hacer fotos más amplias de este solano, pero el caso es que no se podían hacer desde allí porque el arbolado llegaba hasta el mismo teso por donde pasaba la senda y el ramaje tapaba esas vistas.

Han pasado 17años entre ambas fotos y es una buena muestra de lo lenta que es la regeneración natural en estos parajes. Es cierto que la orla boscosa se ha corrido un poco hacia arriba y que su densidad ha aumentado algo.

También lo es que han aumentado en la granda unos bultitos que son nuevos arbolitos, que han surgido hiladas de emisarios de la arboleda, que entre Las Penas del Garabeño hayan aumentado algo en su tamaño y en su número.

Que la línea arbolada, que cortaba la granda en dos, esté más consolidada y que haya llegada al teso contra el Garabeño.

Pero que lento transcurre todo esto. Habrá que esperar a que los arbolitos se hagan mayores y alcancen la edad reproductiva para que la recolonización vaya más rápida. Eso siempre y cuando los incendios no vuelvan a hacer acto de presencia. Un nuevo incendio daría al traste con todos estos lentos y pequeños avances.

En la foto se ve la granda del teso desde donde hacíamos la primera foto. Ese teso entre Furmigueiros y Los Tsagozos nos ocultan totalmente la Vatsina del Corno. Los picos más altos de la zona ya se ven más claramente y las vistas de La Candanosa han aumentado.

No sé si os habréis dado cuenta de algo que aparece en una esquina de la foto, semitapado por las hojas de un capudre y un xardón. Os lo voy a ampliar para que lo tengáis más claro.

Ampliación del Tseirón de La Candanosa.

Sí, es el tseirón de La Candanosa, que todavía impone por su amplia superficie al descubierto. Si bien es cierto que también se ve el avance del verde sobre su blanca superficie.

Para que apreciéis mejor el área con una arboleda más desarrollado os voy a mostrar dos imágenes. 

Vatsina del Garabeño con sus Penas inferiores. La Candanosa con su tseirón y la fayona de la Vatsina Las Fayonas. 29 julio 2.017.

La primera está sacada desde cerca de esa masa arbórea. En primer plano se ve la Vatsina´l Garabeño con las penas de su teso totalmente engullidas por la vegetación arbolada. Detrás se ve una pequeña porción del tseirón desnudo y una buena parte de La Candanosa, cresteada por el Teso de Sestu Rapáu, que llega por abajo hasta la Vatsina Las Fayonas, casi inapreciable, con su monumental faya. Ahí los robles albares y las fayas siguen siendo los reyes del mambo.

Teso de Sestu Rapáu y su ladera que vierte contra el Ríu Las Fayonas. 27 julio 2.018.

La segunda foto está hecha desde donde las primeras y abarca la parte que no se veía en la anterior del Teso de Sestu Rapáu y su ladera hacia el Ríu Las Fayonas. Se ve su espeso robledal, la Granda de Sestu Rapáu y las placas rocosas y como por debajo los robles vuelven a instalarse.

Fijaros como las partes más metidas contra la Vatsina Las Fayonas tienen mejor arbolado (aunque viejo y decrépito) al no ser víctimas de las cortas de los años sesenta de Muniellos S.A.  

Lo de detrás, Penas Negras, Pico Tsuis y los picos de la sierra del fondo, ya os lo comentaré en otra foto en el capítulo siguiente. 

Furmigueiros, Vatsina del Corno, Vatsina´l Garabeño, Penas. Se ve como la granda queda partida en dos. 27 julio 2.018.

Esta foto es para que valoréis el estado de tres tesos de este valle. El primero que se ve es el de Furmigueiros-Vatsina del Corno, un cerro rocoso donde los robles han conseguido ya instalarse y siguen progresando poco a poco.

El segundo es el del Corno-Garabeño, hasta él llega la granda y esta, como esta, pelado de arbolado. La parte que vemos aquí es la inferior, la cortada por el arbolado y será la primera en regenerarse, al quedar rodeada por todos lados por este. Sus buenos suelos auguran un futuro buen robledal.

El tercer teso, el del Garabeño-La Candanosa, está ocupado por parte de Las Penas del Garabeño y está a medio camino de los dos anteriores. Aquí las rocas son mayores y forman un relieve más quebrado. Pero es precisamente eso lo que aprovechan los árboles, lugares donde el sol no los achicharre.

Aquí, como en el de la granda, los orocantabricos van a ser los árboles dominantes durante mucho tiempo.

Y os dejo con dos imágenes, no muy nítidas pero que ilustran claramente lo que la mayor parte de las veces se puede ver de este solano  del Ríu Las Fayonas.

Vista hacia atrás de Furmigueiros, Corno, Garabeño (apenas perceptible) y La Candanosa. 26 julio 2.016.


Aquí ya aparece La Candanosa y el Teso de Sestu Rapáu con su ladera. 26 junio 2.016.

Hay días en verano en los que el nublo lo invade todo. Esos días las grandes vistas están veladas y habrá que conformarse con lo que te vaya saliendo a cada paso que des. 

En otras ocasiones el nublo tapa las partes altas y deja brumosas el resto. Hay vistas pero estas son un tanto fantasmagóricas. Al no verse las partes altas peladas y enmascarar parte de las otras, parece que el gran bosque lo engulle todo, a lo que contribuye que lo estemos viendo de forma ladeada.

Si no conocemos Munietsus y realizamos una sola vez la Ruta, con esas condiciones climatológicas, nos llevaremos una idea equivocada, no solo del valle del Ríu Las Fayonas, si no de toda la Reserva: alta humedad atmosférica y un bosque denso y profundo que parece no tener fin. Sensación que se puede notar viendo las dos anteriores fotos.

6/18/2025

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018.

Nos preguntábamos en el capítulo anterior  cuál era el origen de la granda que hay al inicio de Los Tsagozos y hasta donde subían en altitud las talas madereras y creo que va siendo hora de responder a tales cuestiones.

Al segundo interrogante ya respondimos, al menos en parte, diciendo que la cortas subían hasta donde estas eran rentables. De nada servía cortar y cortar árboles si luego era imposible sacar los troncos troceados o si los esfuerzos necesarios para conseguirlo no resultaban rentables.

Aquí en Furmigueiros y Los Tsagozos las cortas superaron la cota 1.200 m. de altitud. Para que lo tengáis más claro, hasta un trozo por encima de la senda de la Ruta. Eso refiriéndonos a las realizadas por Muniellos S.A. ya que desconocemos si con anterioridad las diferentes empresas que se dedicaron a expoliar nuestro Monte llegaron o superaron esa altitud.

¿En qué me baso para decir esto?. En ningún lado he visto reflejada esa altitud, cercana a los 1.300 m. de altitud, pero sí que quedan huellas, en el propio terreno, que van en esa dirección.

Una de esas huellas es precisamente la existencia de la granda en el teso entre Furmigueiros y Los Tsagozos, con mayor progresión hacia la segunda que hacia la primera. 

Granda que viniendo de Los Tsagozos llega hasta el teso con Furmigueiros. 26 julio 2.016.

Sí, la granda es de origen maderero, una matarrasa a la que luego el incendio volvió a arrasar, cercenando el débil y joven arbolado que había vuelto a iniciar la regeneración.

Huellas del incendio son visibles no solo en la propia granda si no también en el interior de las vaguadas de Los Tsagozos. Delgados y secos mástiles dan fe de ello, manteniéndose aún en pie. 

Los mástiles secos atestiguan los efectos del último incendio. 26 julio 2.016.

Las laderas izquierdas de las vaguadas, como esta donde está la mayor parte de la granda, tienen una orientación más hacia el sur que el centro de la vaguada y las laderas derechas. En ellas habría instaladas espléndidas matas de robles albares. Robledales puros que no convivían con bedules, como si lo hacían en el centro y la ladera derecha de dicha vaguada.

Matas puras de robles de buen tamaño que darían gran cantidad de metros cúbicos de excelente madera. Algo a lo que la avariciosa empresa le fue imposible resistirse.

La matarrasa iniciada en las partes bajas, continuó por esa ladera izquierda hasta que las matas se fueron debilitando, realizando entonces entresacas por la parte superior, aprovechando los buenos troncos de robles aislados. 

Por el teso arriba continuó la matarrasa iniciada en las partes bajas. Fijaos como se va regenerando. 26 julio 2.016.

Sacar los troncos de estas cortas tampoco sería tan costoso porque no habría necesidad de que las pistas llegasen tan arriba. El terreno es bastante pendiente y las rollas se podrían echar a rodar o ser arrastradas hacia abajo.

Esta granda sigue siendo un lugar ideal para que recupere a sus antiguos inquilinos: los albares, pero su regeneración va muy despacio porque los robles fueron diezmados y los que quedaron o salieron desde después del incendio, son pocos y algunos no producen todavía tsande.

El terreno les sigue esperando ya que aquí el resto del arbolado, a diferencia del interior y las laderas derechas, lo tiene más crudo. excepto el roble orocantabrico. 

En la primera vaguadina de Los Tsagozos, con una orientación más sureña, el roble está más presente y regenerándose. 26 julio 2.016.

Otra huella evidente de estas talas lo constituyen los tocones y los rebrotes. Cuando un árbol es talado, a varios centímetros del suelo para no topar con alguna piedra engullida por la base del tronco, pueden ocurrir dos cosas.

Aquí en Munietsus la mayoría de las veces la tala provocaba la muerte de todo el árbol. Privado del tronco y la parte aérea la parte subterránea, compuesta por el tocón y las raíces, se acababa secando y muriendo.

Pero si el árbol estaba sano, sin achaques en la base, ese tocón tarda bastantes años en descomponerse, aunque como todo en esta vida lo acaba haciendo.

Si por el contrario el árbol tenía alguna oquedad, ahí en la base, la pudrición avanza rápidamente pues el proceso ya se había iniciado con anterioridad a la corta.

Por Munietsus se puede ver, todavía hoy, los restos de algunos de estos tocones, provenientes todos ellos de las cortas de Muniellos S.A. pues los anteriores hace ya mucho tiempo que han desaparecido.

Las cortas de Muniellos S.A. se sucedieron en la década de los cincuenta y del sesenta del siglo pasado, lo que evidencia la resistencia de estos tocones, siendo los de roble los más duraderos. Evidentemente cuando yo empecé a deambular por Munietsus se veían muchos más tocones de los que ahora se pueden ver.

Ya vimos los restos de un tocón en el borde del tseirón desnudo de Furmigueiros y otro en la ladera derecha de Los Tsagozos, ambos a la vera de la senda y si ampliáramos el análisis sobre el terreno, seguramente que veríamos más.

La segunda posibilidad que le puede ocurrir a un tocón es que el árbol rebrote. La proporción entre que el árbol rebrote o que se muera es bastante desigual, sobre todo en los robles, porque no siempre se respetaban las mejores épocas para talar, que como todos sabréis es cuando el árbol se halla en reposo vegetativo. Es decir cuando la savia detiene o ralentiza su circulación.

La empresa respetaba a veces esa normativa, pero la mayoría de las veces no lo hacía. Todo dependía de las necesidades de madera para que las sierras de Las Tablizas funcionasen a pleno rendimiento durante todo el año.

Es cierto que a veces lo que se cortaba se almacenaba en aparcaderos pegados a la pista general y que luego se llevaba a la serrería a medida que fuera necesario. Pero esto tiene más que ver con las condiciones meteorológicas que se suceden a lo largo del año que con la época correcta para cortar.

Cuando el tiempo se ponía crudo, a determinadas altitudes, era imposible realizar cortas en Munietsus. Las zonas más bajas del Monte están entre 600 y 700 m. sobre el nivel del mar. A esa altitud, antes, solía nevar durante bastante tiempo.

Durante el resto del año, con las potentes motosierras, cortar una determinada superficie era como coser y cantar y colocarla en grandes camiones lo mismo. Pero todo lo que se sacaba del Monte tenía que pasar por la serrería de Las Tablizas, para darle un valor añadido a la madera.

La vega aluvial de Las Tablizas puede parecer grande y en ella también se almacenaban rollas para ser tronzadas y trabajadas. Pero entre el espacio que ocupaban las sierras, los talleres y los almacenes de madera ya trabajada, este no era el suficiente, de ahí la necesidad de estos almacenes temporales.

Pero incluso cortando en la época correcta, el roble tiene dificultades para rebrotar, siendo el entorno de Las Tablizas (Valmayor, Bisnuevo, Decutsada...), quizás debido a su altitud, el mejor lugar para conseguirlo.

Aquí en las laderas del Ríu Las Fayonas y a la altitud de la que ahora hablamos (sobre los 1.2000 m.) serían pocos los rebrotes habidos, pero alguno sí que hay.

El rebrote en el roble albar suele darse en los bordes del tocón, o sea en la base misma del tronco y en casos excepcionales en la parte aún gorda del tronco subterráneo y sus raíces cercanas. 

Ejemplo de tocón de albar que rebrotó de su base. 26 julio 2.016.

En ambos casos surgen muchas ramas de tales lugares. Algunas no acaban prosperando pero otras sí lo hacen, constituyendo cada una de ellas una nueva guía. La selección natural sigue actuando y al final quedan unas pocas.

Mientras tanto los nuevos troncos van creciendo hacia los lados, o sea engordando, y no tardan mucho en tapar el tocón. En este proceso el roble no consigue expulsar del todo las partes muertas del tocón (otros árboles si lo consiguen) que quedan adheridas en algún lado y que le acabarán pasando factura, provocando lo que en varios capítulos de "El Monte y el Guía de Munietsus" llamábamos la ruina de los rebrotes, que acarrean la muerte prematura del roble.

Hay casos en los que del tocón solo sale un rebrote, que se diferencia de los nacidos de tsande en que en el tronco, al lado del tocón ya absorbido, se produce un repentino adelgazamiento de su grosor. Lógicamente esto solo se puede apreciar cuando el rebrote es relativamente joven, ya que luego al ir engordando acaba desapareciendo.

Los rebrotes son más importantes de lo que puede parecer a simple vista, ya que aceleran la regeneración en un robledal talado. Por un lado crecen muy deprisa y evitan la instalación de otras especies arbóreas.

Y crecen más deprisa y con mayor pujanza que un roble nacido de bellota, porque utilizan, para aprovisionarse del agua y las sales minerales indispensables para mantenerlos y desarrollarlos, las raíces del árbol talado. De esas raíces proviene la savia que les ha hecho rebrotar y aunque algunas se hayan perdido las restantes vuelven a bombearla a toda pastilla.

El roble no pierde el tiempo en crear tan compleja estructura porque esta ya está ahí, a su plena disposición, centrando toda su energía, que ahora es enorme, en desarrollar su parte aérea.

A este acelerado crecimiento se le une la capacidad de producir tsande a los pocos años de iniciarse el rebrote. Parece que el nuevo roble le hace más caso a la madura parte del sistema de anclaje y de las raíces que a la jovencísima parte aérea. Ya no necesita esperar, como si lo tienen que hacer los robles nacidos de tsande, a los 50 o 60 años de edad para emitir bellotas fecundas y esto a la hora de regenerar el robledal es algo que no tiene precio.

No se ven muchos rebrotes por donde andamos ahora, pero sí que hay alguno. Aparte del tocón de Furmigueiros que rebrotó en uno de sus lados, también hay alguno en Los Tsagozos, en la vaguada que precede al curso principal. 

Buenos robles se debieron criar a la altitud de la senda (en torno a 1.200 m.). Se talaron y alguno rebrotó. 26 julio 2.016.

En poco se parece el actual bosque mixto de Furmigueiros y Los Tsagozos al robledal que presumiblemente había con anterioridad a las talas y esto se puede aplicar a otros muchos lugares de Munietsus.

El poderoso robledal del Monte Munietsus ha visto reducirse el número de robles debido a las cortas madereras y esto es algo que nadie puede discutir. Es más, en algunos lugares es el abedul quien mejor está colonizando el terreno. No solo en altitudes altas de umbría donde es lógico que lo haga si no en altitudes medias, como estas de la esquina oeste del Ríu Las Fayonas.

Al bosque en esta parte del Monte, aún le queda un largo camino por recorrer si quiere parecerse algo al que en su día fue. Primero tiene que seguir creciendo, porque es un bosque  todavía bastante joven con algunas especies como el roble albar que están en las vísperas de la madurez para poder procrear.

Luego tiene que seguir colonizando los muchos claros que hay, no solo en sus bordes si no también en su interior. Todavía quedan muchas grandas, muchos clareados, muchos tesos donde el arbolado se acabe de consolidar, muchos tseirones desnudos que debe tapar...

Y es seguro que lo conseguirá, aunque le llevará su tiempo. Antes de enfrentarse al último reto que consiste nada más y nada menos que cambiar la composición del mismo bosque, o sea de si mismo.

La dinámica forestal nos dice que la siguiente fase de este bosque mixto será la reinstalación del robledal. Ya veremos, nosotros seguro que no, si es capaz de conseguirlo, porque el clima está cambiando a pasos agigantados.

El tan cacareado y cierto cambio climático, a escala planetaria, puede beneficiar al robledal. El aumento de la temperatura que se está dando y que no tiene visos de detenerse, puede beneficiarlo más a él que por ejemplo al abedul. 

Pero luego está el otro elemento significativo del clima, que es el referido a las precipitaciones. Un aumento de estas también lo beneficiaría, ya que entonces las condiciones climáticas se parecerían más a las del óptimo climático del Holoceno que supusieron su expansión.

Pero aún es una incógnita la dirección que tomará el cambio climático. Lo que sí se está dando es un aumento de las condiciones extremas. Cuando llueve lo hace de forma copiosa y cuando no lo hace las sequías son de más larga duración. Esos vaivenes extremos no beneficiarán a nuestros bosques ya que ninguno de nuestros árboles está adaptado para ellos.

Una incógnita es también el destino de la misma especie humana. Los locos de atar se están haciendo con los resortes del poder y las consecuencias bien nos pueden llevar a nuestra propia extinción. Malos tiempos, no solo para la lírica como cantaban Golpes Bajos, si no también para toda la humanidad.

Y antes de terminar este capítulo os comentaré algo del último tramo de la Ruta, aquí en el Ríu Las Fayonas.

La senda atraviesa en llano la granda instalada en la ladera izquierda de la primera vaguada de Los Tsagozos y pronto nos encontramos con las primeras avanzadas de la colonización arbórea. Algún árbol suelto que se ha atrevido a hacerlo, al que no tardarán en unírsele otros. 

¿Veis la senda llaneando por la granda?. 26 julio 2.016.

Luego en esta primera vaguada la senda comienza a ascender suavemente y lo hace sobre un terreno rocoso donde aflora la roca madre y aunque luego vuelve a llanear sigue siendo muy estrecha.

Antes del teso siguiente reaparece el bosque. En esta primera vaguada, que es bastante pequeña y orientada más al Sur, era el roble quien llevaba la voz cantante. Un precioso robledal, con magníficos ejemplares que fueron la causa de su perdición. 

Fue salvajemente, talado pero algunos robles consiguieron rebrotar y pronto comenzaron a aportar tsande para que el robledal se regenerase. Su importancia es incalculable porque los robles nacidos de bellota aún no han llegado a su madurez. 

Dos robles talados y rebrotados, cada uno con dos guías. Ladera izquierda de la primera vaguada de Los Tsagozos. 26 julio 2.018.

 Pero el maldito incendio de mediados de los ochenta también afectó a estos rebrotes, aparte de a los más jóvenes que estaban saliendo, y algunos están en las últimas. 

A pesar de estar muy afectados por el incendio, estos robles siguen tenazmente aportando su mayor regalo a la vida, la tsande para perpetuar su especie. 26 julio 2.016.


Posiblemente se trate de un roble orocantabrico que se resiste a morir pese a tener el tronco prácticamente quemado. ¡Increíble!. 26 julio 2.016.

Tras el pronunciado teso entramos en el más marcado curso de Los Tsagozos y la senda experimenta una corta pero pronunciada bajada, hasta llegar a su centro.

Aquí también habría robles, pero fueron talados. En su ladera izquierda algunos rebrotaron pero la mayoría no y su lugar fue ocupado por otros árboles y arbustos, aprovechándose de la mayor presencia de sombra y de humedad.

Zona de transición entre el robledal y el bosque mixto, antes de llegar al curso de agua. 26 julio 2.016.

 

Ablanos y bedules testimoniando el cambio de la vegetación. 26 julio 2.016.

Finaliza la bajada en el curso de Los Tsagozos, que como los anteriores tampoco baja agua en verano aunque cuando cae una proverbial tormenta o el tiempo se mantiene hosco durante varios días, sí que la tiene. 

Cauce de Los Tsagozos, el principal, seco en verano. 26 julio 2.016.

No sé si os habéis dado cuenta que cuando la senda atraviesa un curso fluvial, esta lo hace por un terreno arrellanado, por una especie de terraza, que contrasta con la nítida pendiente que el curso posee tanto por encima como por debajo.

Quienes trazaron la senda no eran tontos. Sabían de la briosa fuerza que poseen estos cursos fluviales cuando el agua corre por ellos. y como por aquí no se construyeron pontes o pontigos, había que crear alguna medida correctora, porque si no se hacía, la senda podía quedar borrada en las estaciones lluviosas.

Se aterrazaba el terreno por donde pasaba la senda para que el agua perdiera parte de la fuerza que llevaba. Se colocaban piedras, no para pasar sobre ellas evitando la corriente, si no para estabilizar el terreno y evitar que se escarcabonara.

Y si ello no bastaba se construía algo de muro de piedra, en el mismo curso, por encima de la senda. El muro pronto se llenaba de piedras arrastradas por el agua y favorecidas por la pendiente, pero conseguía reducir la velocidad del líquido elemento, que luego más calmado llegaba a la terraza y proseguía cauce abajo, nuevamente acelerado.

Sin duda crear la terraza y el murete requería mayor trabajo y esfuerzo que trazar la senda sin más. Pero así se evitaba tener que rehacerla cada año.

Los Tsagozos es la mayor vatsina, junto a La Candanosa, de todo el valle del Ríu Las Fayonas y por tanto es la que mayor agua puede acumular en su curso. Si os fijáis un poco veréis ese muro por encima de la senda, ya muy transformado pero que sigue ahí. 

Muro por encima de la senda. 26 julio 2.016.

Al ser una buena vatsina, Los Tsagozos aún tiene algo de vega a esta altitud, aunque ciertamente esta es mínima. En ella se ven los claros de las entresacas en grupo, colonizadas todavía por las folgueras que brotaron tras el incendio y que aprovecharon la mayor humedad del terreno. 

Fulgueiral de Los Tsagozos. 26 julio 2.016.

Tras llanear por la vega, la senda, comienza a ascender suavemente hasta salir al Cotarrón de La Candanosa, no sin antes atravesar una vaguadina, cerca de su nacimiento, que va marcándose más hacia abajo. 

El tramo es muy bonito, aunque nadie diría que estamos en el robledal de Munietsus, pues estos son minoritarios. Veréis preciosos ablanus y curiosos xardones, capudres y bedules, muchos bedules. Y algún que otro roble, cuya presencia aumentará al ir saliendo al Cotarrón que ya anuncia la existencia de otro "mundo".

¡Disfrutad del bosque mixto de Munietsus!.

La Ruta a Las Tsagunas 39 Estrés hídrico. Vistas desde el final del Ríu Las Fayonas.

  Vistas desde granda en teso Furmigueiros-Los Tsagozos, desde la senda. 23 septiembre 2.000. La estación meteorológica de Las Tablizas está...