2/23/2019

El Monte y el guía de Munietsus 17

Nota inicial: en este y posteriores capítulos he decidido utilizar fotos aéreas de Google Maps para hacer más visibles las zonas de las que hablo y por no disponer de fotos propias de tales lugares.

Cuando yo empecé a interesarme por Muniellos las cosas no funcionaban como ahora; la Reserva era muy poco conocida y el Principado, y antes el ICONA, estaba interesado en promocionarla y darla a conocer, a pesar de ya fijar un máximo de veinte personas al día. Se daba un permiso para poder visitarla durante tres días seguidos y además podías entrar a las ocho de la mañana y salir cuando ya oscurecía.
En esas condiciones la gente diversificaba las excursiones: un día iban a las lagunas y los otros dos podían adentrarse lo que pudieran por la ruta larga o por Tixeirúa y Refuexu.
Cuando el permiso se redujo a un día, las pistas de Bisnuevo, Tixeirúa y Refuexu dejaron prácticamente de utilizarse, excepto, si acaso, por la guardería y por las cuadrillas que hacían y restauraban las sendas, que usaban cortos tramos de algunas se ellas para atajar y llegar antes al tajo. Además si se utilizaban había que volver por el mismo recorrido que se había utilizado en la ida. Contábamos entonces, en el 87 cuando estaba de guía, con tres sendas o rutas.
Las distancias en Munietsus son engañosas. Subiendo por el solano, por Fonculebrera, hasta la primera tsaguna y luego bajando por el río valle abajo hasta Las Tablizas había unos veinte kilómetros (once + nueve). Si lo hacíamos por el avesíu, por Penas Negras, y bajando de nuevo valle abajo, la distancia aumentaba a veintinueve km. (veinte + nueve).
Cuando yo les decía estas distancias a los visitantes, estos no se inmutaban; obviamente la de veintinueve km. imponía respeto, pero la de veinte km parecía más asequible. Es cierto que veinte km., por buen camino, aunque no sea llano, es una distancia aceptable para hacer a lo largo de un día entero y a pesar de que hay que andarlos parecía asumible.
Pero las sendas de Munietsus son difíciles de transitar, llenas de piedras sueltas y algún que otro obstáculo y con muchos desniveles, y en la realidad los veinte km. parecen el doble. Con las primeras visitas yo no tuve en cuenta este aspecto, además yo realizaba la ruta sin mayores problemas y pensaba que el resto de personas lo harían igual que yo. Yo podía hacer la ruta y después jugar un partido de fútbol sin encontrarme agotado, y hacer lo mismo los días siguientes.
Pero os contaré un secreto, durante los cuatro años que estuve en Muniellos siempre me pasaba lo mismo. Cuando empezaba, excepto el último año, lo hacía acompañando como monitor a las visitas de alumnos-as y los primeros días acababa la jornada realmente cansado y total era subir de Mual a Las Tablizas, viceversa y algún deplazamiento por el entorno de Las Tablizas. También es cierto que empezaba sin rodaje previo, viniendo de un ambiente más estático. Acababa cansado y a veces con alguna agujeta; situación que se repetía a lo largo de la primera semana. Luego, poco a poco, pasaba a convertirse en un simple paseo y el cuerpo me pedía más, por lo que muchos días tras acabar la labor me despedía de los alumnos en Las Tablizas y me perdía por algún valle poco conocido aún del bosque. La plenitud física comenzaba al mes de haber empezado, entonces podía estar todo el día andando sin cansarme.
Yo esperaba al grupo en Las Tablizas, adonde subía andando o en bicicleta desde Mual donde pernoctaba. Podía ser un grupo reducido, creo que los menores fueron de tres personas, pero por lo general superaban la decena y no faltaron los de aforo completo, o sea veinte, que era el máximo de visitantes permitido aunque, entre nosotros, recuerdo que en un par de ocasiones fueron veintiuno y veintidós, permitido para no romper el grupo.
Tras presentarnos y saludarnos les exponía las alternativas. Muchas personas ya llegaban a Muniellos con la idea de ir a las lagunas y entonces solo quedaba decidir que ruta elegirían; la de Penas Negras solía quedar descartada dada su longitud, quedando solo la de Fonculebrera y la del río.
Yo siempre he preferido, pensando sobre todo en el personal, ascender por Fonculebrera y descender por el río, con lo cual solo se repite el tramo del Piélago-tsagunas, siendo el resto del recorrido por sitios distintos.
Me parecía la opción más completa, pues abarcaba ambientes muy distintos entre si, que por ejemplo subir y bajar por el río, donde el ambiente ribereño es el más dominante.
Hacerlo al revés, o sea subir por el río y bajar por Fonculebrera, me parece peor idea por una razón básica: al principio de una excursión tanto la mente como el cuerpo están descansados y uno es más receptivo a lo que ve  y a las posibles indicaciones del guía. Subiendo por Fonculebrera pronto accedemos a lo que podríamos llamar ambientes de media ladera que presentan una ventaja respecto a los ribereños: las vistas.
No todo el terreno está cubierto por árboles, hay calvas; unas son naturales, como los tseirones (canchales) y los roquedos de roca madre que afloran ; otros son artificiales como las zonas de intenso pastoreo o taladas, ambas afectadas por sucesivos incendios, que han retardado la recolonización del bosque. Desde esas calvas tenemos amplias vistas del Monte. Aunque nos perdamos entre los numerosos vatses y vatsinas que se despliegan ante nuestros ojos, las imágenes son impagables, vemos el bosque en todo su esplendor y en toda su amplitud y además desde distintas perspectivas, si paramos cada poco simplemente a observar. Si además el guía se extiende en explicaciones sobre lo que se ve o el sitio en el que nos encontramos, es posible que más de uno-a preste atención y si no dejarnos llevar por el vértigo y flotar sobre ese mar arbolado y quedar ensimismados volando con la vista sobre crestas, valles, vallinas, bosques prietos o espaciados..
Es cierto que subiendo por el río también tenemos el tramo Vatsina Piélago-Las Tsagunas, a media ladera, aunque con menos vistas y perspectivas.
La bajada por el río es otra cuestión, el ambiente ribereño del Monte se caracteriza por su densidad, es como si el bosque te engullera , apenas si hay vistas amplias, los árboles te impiden ver el bosque. Además el cuerpo empieza a mostrar signos de cansancio y esto acaba afectando a la mente, pierdes concentración y capacidad de captación y aunque hubiera buenas vistas apenas les prestarías atención y si el guía explicara algo su voz te sonaría lejana y pesada. Si la sensación de cansancio aumenta, cada vez te centras más en ti mismo, es como si te envolvieras en una burbuja que te aísla del exterior del que casi nada percibes, solo con la vista fija en el suelo que vas a pisar y con el deseo de que la dichosa excursión termine cuanto antes.
Si el cansancio no aparece o es llevadero, la bajada es muy apropiada para sentir el bosque y fijarte en cosas pequeñas. El río y su sonido lo impregna todo y, finalizado el descenso más acusado, su lento discurrir y su sosiego son ideales para finalizar la visita.
Sea como fuere era el grupo el que decidía la ruta a seguir; yo les explicaba lo que había y ellos decidían. De todas formas, creo que en una primera visita a Muniellos, sería lamentable que no hubiera más, tampoco es excesivamente importante la ruta que elijas. Si subes y bajas por el río, no importa, jamás tendrás la sensación de repetir el itinerario, pronto te perderás en el paisaje y además las perspectivas que ves van cambiando al ir subiendo y bajando. Cada ruta tiene su propio encanto, solo hace falta tener abiertos los sentidos.
La ruta más aceptada era la que yo recomendaba, pero también hubo otras opciones; un par de grupos optaron por subir y bajar por el río, que tiene dos ventajas: reducir las distancias y salvar los desniveles de una forma más gradual, aunque los últimos tramos, antes de llegar al cruce de Vatsina Piélago, son de máxima dificultad. Hubo también un grupo que decidió subir por el río y bajar por Fonculebrera. Otro grupo subió por Fonculebrera y en la Vatsina Pielago decidió bajar sin ir a la primera tsaguna.
Con la ruta más larga hubo varios intentos pero ninguno llegó a completarse. Me acuerdo de un grupo de cuatro personas: una pareja, su hijo y la novia de este, que la querían hacer, de la Consejería me habían avisado de su intención; "no problems", y la verdad es que posiblemente la hubiéramos podido hacer, eran buenos andarines y estaban animados. Pero cuando ya llevábamos doce o trece kilómetros, a la altura del majestuoso Sestu Gordu, comenzó a lloviznar, aceleré la marcha pero al poco empezó a caer una tromba de agua impresionante. Yo estaba dispuesto a continuar pues el agua nunca me había detenido; yo encabezaba la marcha, me llamaron y me dijeron que era mejor volver y así lo hicimos. ¿y sabéis qué?, a la hora volvió a lucir el sol y a quedar un día excelente. Cuando bajaba andando para el pueblo me encontré con los mozos del pueblo dispuestos para un partido de fútbol; yo era el capitán de un grupo, pero no tenía pensado jugar porque pensaba que la excursión larga nos llevaría todo el día. Jugué el partido con mi equipo y me pusieron el apodo de "Futre", no por mis habilidades técnicas sino por lo mucho que corría.
La ruta larga es, o mejor dicho era, la mejor de todas las rutas, porque se internaba por los mejores bosques de Muniellos; téngase en cuenta que ocupa las zonas más avesías y por tanto las más húmedas de la Reserva, en donde la potencia regenerativa es sencillamente impresionante y donde existían zonas no tocadas durante las últimas cortas; en Tixeirúa estas habían afectado, sobre todo a zonas bajas con algo de progresión  ladera arriba por la vertiente derecha; en el Ríu Refuexu las cortas se metieron por Refuexu, subiendo algo por Vatsina La Yerba y el propio valle de Refuexu. En ambos casos las cortas quedaban bastante por debajo de la senda.
Ya en su comienzo, la senda sale de la pista que iba a Bisnuevo a pocos metros de Las Tablizas, se nota la presencia de esa humedad, causante de la existencia de un gran faéu que junto a La Central (la hidroeléctrica) baja hasta el mismo río y que nos acompaña casi hasta el inicio de la dura ascensión.
A la Izda faéu de Las Tablizas. 2017
Tesu L ´Armadina, Penas Negras, Pico Tsuis y La Crespona. 2018
Pico Tsuis, detrás La Crespona y sierra delimitadora de la Reserva. 2018

Obviamente en el largo valle de Tixeirúa o en los dos del Riú Refuexu también hay laderas orientadas al sur, pero en su mayoría predominan más los avesíus.
Sin esa humedad sería difícil entender la espléndida regeneración, por ejemplo de Penas Negras, donde el arbolado parece salir hasta de las rocas y de las piedras de los tseirones; si estuviera en solano la imagen sería muy diferente, mas descarnada y desarbolada y en donde el poco arbolado existente sería achaparrado y de ello en Munietsus tenemos varios ejemplos: Penas de Fonculebrera, Los Sagraos, La Hozquina, La Hozcona...
General de Penas Negras, coronadas por el Pico Tsuis. 2017
Penas Negras irisado. 2017
Penas Negras desde Penas de Fonculebrera. 2018

Dentro de los recuerdos más antiguos que poseo de Muniellos se encuentran los de Penas Negras, de bastante antes de ser yo guía. De pequeño en el pueblo los chavales comentábamos que si en el monte te encontrabas con un oso, lo mejor era hacerse el muerto, aguantando la respiración; el oso se acercaba a ti, te olía y pegaba la vuelta; si no lo hacías así el oso te podía devorar. Más tarde oí una anécdota de que en una ocasión un hombre de Mual se encontró de frente, tras un recodo en la senda por la que caminaba, con un oso que venía en dirección contraria, los dos se llevaron un susto de muerte y echaron a correr en direcciones opuestas.
No sé por qué pero cuando empecé a recorrer Penas Negras tenía presente esa anécdota; la senda que la recorre cuenta con recodos cada poco y yo pensaba que podía encontrarme con algún oso tras doblar alguno de ellos. También recuerdo la presencia de enormes piedras, mejor sería decir rocas, enhiestas sobre el terreno, como grandes menhires y que intenté escalar alguna, consiguiéndolo con una de ellas, que tal vez fuera la Pena La Lata, que presenta esa forma.
Mapa con la toponimia de la zona de Penas Negras.

De izda a dcha: Vatsina La Central, Vatsina Cuartel, Vatsina y Pena Castietsu y Vatsina y Pena La Lata. 2018
De izda a decha: Pena La Lata, Vatsina Fonculebrera, Pena Cuelgaloscuras y Vatse Penas Negras.2016
Pena Castietsu y Pena La Lata. 2018
Centro de Penas Negras: Vatsina Fonculebrera de Penas Negras (izda) y Vatse Penas Negras (dcha). 2018

Acercándose al farallón rocoso, donde esta la Pena Cuelgaloscuras, pero por encima de él había buenas vistas, pues por aquel entonces la regeneración natural estaba en sus inicios y había bastantes claros; me sentaba sobre alguna peña y en silencio observaba el bosque y volaba cual águila sobre él.
Pena Cuelgaloscuras. 2018
De izda a dcha: Vatse Penas Negras, Vatsina La Zreizal y Vatsina Veladeiru. 2018

Era cuando entraba "de estranjis" en Muniellos y andaba ojo avizor a que no me descubrieran los guardas, que a pesar de ser de la zona, Aumente de Oubachu y Aladino Farruco, que había sucedido al difunto Chiquito, de Mual, te podían echar una buena regañina, incluso se decía que te podían denunciar. Por eso muchas veces continuaba por la senda y cogía un ramal de esta que subía al Cutsáu y ya desde allí me metía monte a través para descender por el valle de Bisnuevo y salir al Monte Mual por debajo de Las Tablizas.
Esta senda que se desviaba de la principal y que se había hecho cuando aquella, continuaba hasta el Pico Tsuis, ¡hombre, un nombre como el mío!, aunque en bable occidental; yo mantengo Luis porque siempre me llamaron así, al menos de pequeño, y así me llamaba incluso mi abuela, aunque luego de adulto muchos amigos me llamaban Tsuis, así que vosotros mismos.
No tengo datos concretos, pero creo que este ramal se hizo con la intención de hacer un mirador desde dicho pico, con vistas realmente espléndidas. Cuando yo visité por primera vez el pico aún era posible ver algo, pero los robles ya estaban creciendo y en poco tiempo impedirían totalmente las vistas.
La idea creo que se abandono cuando algún biólogo de la Consejería descubrió lo que muchos furtivos conocían y me habían comentado, la existencia de un gran cantadero de urogallos, o faisanes como por aquí les llaman, a la vera misma del pico en las vatsinas superiores del Regueiro Bisnuevo (Cutsao, Dormitoriu...).
Monte Munietsus vista general: 1-Regueiro Bisnuevo. 2-Regueiru Decutsada. 3-Ríu Tixeirúa. 4-Ríu Refuexu. 5-Ríu La Candanosa. 6-Ríu Munietsus. Foto google 

Desde Pico Tsuis y desde los sucesivos picos de la sierra que delimita el Monte, se podía observar el largo valle del Ríu Tixeirúa, donde resaltaban a simple vista los enormes "cortados" del terreno de su fondo. Las cortas comienzan después de la granda del Pico La Guvia, primero un tanto enmascaradas por el arbolado allí reinstalado, pero muy visibles por sus paredes verticales cercanas al Pico Tixeirúa.
Mapa con la toponimia y deslindes de montes del fondo del Ríu Tixeirúa

Continúan tras este pico, donde la sierra posee algo de vaguada: la Boqueta de Tixeirúa, por donde se internaba antes la peligrosa senda que, superando cortados y tseirones, era una vía rápida para acceder a la Braña La Boizuna, perteneciente al pueblo de Villar.
La corta, que llega hasta la misma cima de la sierra, lo seguía haciendo por la Bovia de Riusecu. Luego la sierra se eleva en la Bovia de Teleyerba y la Cimeira de Sestu Gordu, permaneciendo estas alturas libres de cortas, continuando estas últimas, con entrantes y salientes en el fondo de la
Vatsina´l Cándanu.
Cortados del circo graciar de Tixeirúa. Foto Google

En la época en que recorría la sierra la verdad es que no me sorprendía o me llamaban la atención estos cortados ya que llevaba la mente abierta a todo lo que mis ojos pudieran ver, y eran tantas las maravillas que iba descubriendo, que estas eran una más. Entonces no trataba de explicarme las formas del relieve, simplemente las disfrutaba, sobre todo si estaban vinculadas con el bosque.
Pero ese tramo de cortados, que recorrí unas tres o cuatro veces y que llegaban a la cima de la sierra, por donde yo siempre procuraba andar buscando la mayor visibilidad posible a ambos lados de la sierra, había que recorrerlo con algo de cuidado; allí no se podía correr, había que ir con tiento pues un mal paso o un tropiezo podían llevarte al precipicio; por suerte la otra vertiente de la sierra, la que da contra el valle del río Ibias era más suave, aunque enfrente, en la ladera derecha del Regueirón,por cuyo cauce va el deslinde entre los montes de La Vilietsa y del Corralín, había también grandes cortados, por encima de La Fonte de Riusecu, en donde existía un rellano amplio y despejado formado por el circo glaciar allí instalado, en su tiempo, y en donde los del Corralín tenían una braña: la Braña de Riusecu. Sé que había otra braña con ese nombre pero de momento desconozco su ubicación exacta. En este valle del Regueirón, a mas altitud, también había alguna pequeña laguna, más bien charcos, de clara herencia glaciar.
Había que detenerse de vez en cuando a disfrutar calmadamente de las vistas; hacía Munietsus, aparte del bosque, resaltaba mucho la gran campera de la braña La Boizuna y su Tsaguna que refulgía con la luz del sol.
Para el lado de Ibias, después del Pico Tixeirúa (o Pico Riusecu), la sierra tenía un ramal a bastante altura y culminado por un pico: el Miro y que luego descendía hasta el Río Ibias por un teso que servía de deslinde entre los Montes del Corralín y los de Villar, se abría el principal valle del Villar, el regueiro donde tenían instalados sus molinos de grano, y en donde en su parte alta o media, pero alejado aún de La Boqueta (o Buqueta) de Tixeirúa, había otro rellano, también la base de otro circo glaciar, aunque menos marcado que todos los anteriores por su enclave en pleno solano, y en donde, igualmente, los del Villar tenían otra braña.
Cabecera y ladera dcha del ríu Tixeirúa, a la izda Cimera de Sestu Gordu y a la dcha, en los tseirones, el pico de la zona de Bovia de Teleyerba. Foto Google

En realidad estos fondos del valle de Tixeirúa y el valle mismo son un ejemplo perfecto de la actividad glaciar que afectó a Muniellos. Hace unos 50.000 años la glaciación Wurm llegó a su máximo apogeo; la nieve caída, compactada y convertida en un río de hielo cubría la mayor parte de este valle e iba modelando su relieve superficial. El glaciar de valle posiblemente modeló este hasta los 900 m., justo hasta el viraje que tiene el valle en el Teso Los Ciervos, o incluso hasta más abajo, hasta los 800 m. de altitud, donde está la Vatsina La Fonte, igualando así el que se sugiere para el valle de Degaña por los geólogos.
Valle de Ríu Tixeirúa ocupado por el glaciar de valle. Foto Google

Esto explica la gran anchura que posee la vega en toda esta zona y un valle con forma más de "U" que de "V", aunque la posterior erosión fluvial (la de los ríos y arroyos) resaltara más esta última.
Posteriormente la nieve permanente iría desapareciendo de las partes bajas, persistiendo durante mucho tiempo aún en las partes altas en forma de circo glaciar. Aquí se formó uno bastante grande: por su parte del Regueiro La Boizuna el cauce había sido muy erosionado por el glaciar de valle preexistente, no permitiendo ningún rellano y acentuando su pendiente y la de todo el entorno de la Vatsina Riusecu y en el perduraría una lengua glaciar del circo que acentuaría aún más esos desniveles y dejando un paisaje repleto de tseirones. Pero contra la Vatsina´l Cándanu el circo si permitió su forma más típica, un rellano con forma de silla, en donde se instalaría la braña y perduraría una fosa, o cubeta, de dicho circo, la actual Tsaguna La Boizuna.
Zona ocupada por el circo glaciar del Ríu Tixeirúa. Foto Google

Pero los cortados que llegan hasta lo alto de la sierra no fueron creados directamente ni por el glaciar de valle ni por el circo glaciar: el hielo en movimiento de estos se separó del fijo adherido a la roca, en verano esa roca queda al desnudo y los cambios bruscos de temperatura que se dan favorece la formación de cuñas de hielo que hacen que la roca se vaya desprendiendo, dejando esos cortados casi verticales y numerosos tseirones a sus pies. Esta erosión periglaciar comenzó a producirse a partir del 36.000 a.C., cuando el nivel de las cumbres de nieve perpetua subieron de cota.


2/05/2019

El Monte y el guía de Munietsus 16

He dejado para el final, y no es casual, otra de las labores que tuve aquel año, sin duda la que más se acerca a la función de un guía y una de las más gratificantes a nivel personal. La Consejería ofreció, en los meses de julio, agosto y septiembre, periodo vacacional de los centros educativos, la posibilidad de contar con un guía durante la visita a la Reserva de visitantes, valga la redundancia, normales, preferentemente grupos, y ya os podéis imaginar quien era ese guía.
Existía, en aquel entonces, una red viaria dentro de la Reserva nada despreciable. Estaban, por un lado, los restos, más o menos practicables, de las antiguas pistas para bajar a la serrería de Las Tablizas la madera que se cortaba por el monte.
La que se internaba por Bisnuevo llegaba hasta más arriba de La Veiga, internándose un poco por Vatsina Ancha. Desde La Veiga le salían dos ramales contra las vatsinas Chanón y Chanón fundeiru y el Vatse La Veiga, llegando el ramal más largo hasta Vatsina La Vaca. Su trazado está perfectamente trazado en el mapa del ICONA del 79.

La que se metía por Tixeirúa, por la Ponte La Zreizal, subía por la vertiente izquierda, bastante pegada al río, hasta un poco por encima de La Veiga La Folgueirosa y disponía de numerosos ramales por la vertiente derecha del valle, desde el Vatse Las Varas hasta La Regueirona, que también aparecen trazados con nitidez en el mapa ya mencionado, en donde curiosamente no aparece dibujada la pista principal del valle.

La que lo hacía por Refuexu se conservaba en perfecto estado hasta enfrente de La Veiga Cruces, parecía continuar hacia La Veiga Las Gallegas pero ya era impracticable.

La que se metía por el Ríu La Candanosa lo hacía hasta muy arriba, hasta la Vatsina Bedulín y contaba con otra que penetraba en el Ríu Las Fayonas. Esta última también está plasmada en el mapa del ICONA: ascendía hasta donde el arroyo de Furmigueiros se junta con el de los Tsagozos, luego en llano pasaba al cauce de la Vatsina del Corno, por donde ascendía un buen tramo y del que partían tres ramales a diferente altitud hasta el cauce de la Vatsina´l Garabeño.

Entrada cerrada a la pista del Ríu Las Fayonas. 2018

En Decutsada la pista principal subía hasta La Brañina. En su parte baja, pero por la vertiente derecha, también había restos de pistas más antiguas, que no había necesidad de usar porque el excelente robledal, con algunas fayas, que existía, permitía desplazarse por él con gran comodidad. Sí había que utilizar un ramal, sin duda importante en su momento, que se acercaba al cauce del Ríu Munietsus y subía valle arriba un corto tramo hasta llegar al primer puente que hay por encima de Las Tablizas.
Que en el 87 estas pistas aún fueran practicables hay que relacionarlo con dos hechos: los ramales que aparecen dibujados en el mapa, que serían muy visibles cuando este se realizo en el 79, eran pistas recientes, que tendrían entonces doce o trece años de vida, construidas durante las últimas cortas (Bisnuevo, Tixeirúa, Las Fayonas, a la que habría que sumar la de Refuexu) que, obviamente, para llegar a Las Tablizas implicaban una mejoría de las pistas principales. Las primeras serían pistas de explotación y las otras lo serían de transporte.
Por otra parte las pistas de transporte fueron mantenidas y limpiadas periódicamente, con especial atención a los grandes puentes, cinco en total (más el de La Ponte Alta en Refuexu) que sin duda fueron reforzados, para permitir la entrada de vehículos pesados en caso de necesidad: alguna mente "preclara" del ICONA lo había dispuesto así para hacer frente a posibles incendios. El paso del tiempo demostró lo absurdo de este planteamiento, desde los setenta hasta la actualidad los incendios nunca se dieron en estas zonas, con una altitud relativamente baja y que cuentan con mayor humedad y con mayor vigilancia. Los incendios siempre se daban en las "grandas" que salpicaban el entorno de la sierra y de muchos montes colindantes. Por eso, cuando el río empezó a erosionarlas, y en algunos casos a borrarlas totalmente, la Consejería no las restauró.
Además de las pistas estaban las sendas, creadas ex profeso para las visitas y que también serían utilizadas por la guardería en sus labores de vigilancia.
Ya en otras partes (capitulo 5 y 12 de este mismo blog) he hablado de un camino, en realidad una senda ancha,creada en exclusiva para las labores de vigilancia, no solo de Munietsus sino también de Rengos. La senda iba desde el Counio hasta el Rañadoiro; en ambos puertos ya había carretera y la senda recorría un espacio donde no había ninguna, con la finalidad de facilitar la labor de la guardería del ICONA y que según creo se había realizado a fines de los años sesenta.
La senda salía de la Veiga´l Pumar y reutilizaba el viejo camino que iba a la Braña del Pradón de Bisulaz y luego continuaba, llaneando y con subidas y bajadas hasta la Tsaguna grande de La Candanosa, seguía por encima de la Veiga Las Gallegas y por debajo de La Boizuna hasta llegar a la Veiga La Roza, una braña de La Vilietsa, desde donde bajaba a Campubraña y atravesando Regueira Lus Praus y parte de Lus Pusadoiros salía a la carretera, un pelín por debajo del túnel del Puerto del Rañadoiro.
Por la zona de la niebla inicio camino Counio-Rañadoiro.2018

Inicios camino Counio-Rañadoiro.2018

Tras la adquisición del Monte Munietsus por el ICONA en 1973 se prohibio no solo las talas madereras sino también la caza; pero en todo el entorno existían numerosos furtivos que seguían cazando, con permiso o sin él. Sin duda el aumento del poder adquisitivo propiciado por la minería del carbón había sacado la caza con armas de fuego del ámbito de las clases acomodadas, cualquiera podía acceder a un rifle, una carabina o una escopeta.
Los furtivos siempre cazaban a rececho: buscaban al animal y luego lo abatían, podían actuar en solitario o en grupos (partida o cuadrilla), con perro, para levantar las piezas, o sin él y casi todos conocían bastante bien el terreno. Las partidas solían utilizar las carreteras para acercarse lo más posible y luego acarrear más facilmente las piezas abatidas; un vehículo los dejaba en el lugar elegido y a una hora determinada volvía a pasar por dicho lugar, así evitaban las sospechas que podía provocar el estacionamiento de un vehículo en esos parajes durante mucho tiempo.
Por su parte la guardería patrullaba el monte a pie y a veces ellos, o la Guardia Civil, lo hacía por las carreteras.
El punto débil del furtivo era que las armas provocan mucho ruido y su sonido puede ser oído en un radio bastante amplio. Escuchado este la guardería se ponía en marcha; desde Las Tablizas, donde había un radio transmisor se comunicaban con un centro que hacía llegar a la Guardia Civil la orden de controlar las carreteras cercanas, realizando inspecciones de todos los vehículos que transitaran por ellas. Mientras, los guardas forestales trataban de localizar a los furtivos y retenerlos para que la Guardia Civil se hiciera cargo de ellos. Estos Guardas Forestales iban armados y como él que anda con fuego siempre acaba quemándose, la tragedia acabó apareciendo.
En agosto de 1980 una partida penetró en Munietsus, probablemente por la zona del Counio del lado de Valdebóis; eran tres adultos y un crío de quince años. Mataron un corzo, le vaciaron los intestinos y se ocultaron un rato entre unas rocas por si alguien los había oído, después continuaron y abatieron otra pieza.
Los dos guardas de Munietsus habían oído los tiros y se separaron para tratar de dar con ellos. Eran los dos de Oubacho, "Chiquito" y "Aumente". Chiquito utilizó la senda que antes mencionábamos y por ella penetro rápidamente en el Monte y acabó dando con los furtivos; les dio el alto pero estos se echaron monte abajo; Chiquito realizó dos disparos al aire como advertencia para que se detuvieran y lo que consiguió fue que esos le respondieran con sus armas, causándole la muerte en el acto.
En el tiroteo solo participaron dos miembros, ambos familiares, un tío y su sobrino que era el menor de edad; los otros dos venían algo rezagados y alertados por los disparos lograron llegar a la carretera, donde, a la hora convenida, fueron recogidos por el mismo vehículo que los había llevado, conducido por un quinto miembro; no esperaron a sus compañeros y huyeron precipitadamente.
Fue una noche de terror para tío y sobrino que tuvieron que pasar la noche en la espesura del bosque, temiendo que tras cada ruido escuchado pudiera haber un Guardia Civil que los buscara y rumiando lo que habían hecho. Tal vez no eran conscientes de lo ocurrido realmente y dudo que se hubieran acercado a Chiquito para conocer su estado, tras dispararle se habían precipitado a huir del lugar.
En estas situaciones extremas uno actúa de forma instintiva, sin pensar; el asesinato no fue a sangre fría, fue la fuerza del instinto, en donde lo único que importa es la supervivencia, la que les impelió a responder a unos disparos que eran de advertencia pero que fueron interpretados como realizados contra ellos. Es lo que suele ocurrir cuando teniendo un arma a mano ocurren situaciones irracionales que escapan de nuestro control. Por eso un consejo: las armas, cuanto más lejos, mejor.
Al final toda la partida fue identificada, detenida y juzgada, pero entre ellos decidieron que las culpas recayeran sobre el menor de edad, con su consentimiento, que tras pasar una temporada en un reformatorio fue puesto en libertad; pero quedó marcado de por vida, siendo acusado posteriormente  de numerosos atentados contra la naturaleza, como el incendio, en realidad fueron varios, que proveniente de Moncóu, donde vivía, arrasó La Pena, pasando al Paramio de Mual y extendiéndose por La Cutsada, El Montecín y contra La Venta (Ventanueva) por encima de La Chalga. Este desgraciado personaje creo que murió en 2009.
A Chiquito se le hizo un pequeño homenaje en Las Tablizas al que tuve la oprtunidad de asistir y en su memoria se le aplicó su apellido Lago a una nueva especie de liquen identificado en 2009 en Muniellos (Xylographa lagoi), no presente en otros lugares y ligada a robledales maduros, una bonita manera de recordarle.
Poco después se creó el SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza), una unidad especializada de la Guardia Civil que sustituiría a la guardería en las labores de persecución y detención de los furtivos, entre otras labores. Además la guardería dejó de llevar y utilizar armas, lo que, sin duda, supuso un gran avance.
Estando en Las Tablizas vi aparecer, al menos en dos ocasiones, a dos o tres miembros del SEPRONA de Cangas, que además de hacerse ver por las carreteras y pueblos para que se les tuviera en cuenta, pasaban a darse una vuelta por Muniellos, para conocerlo algo y saludar a Benjamín, que además de controlar las entradas de visitantes de la Reserva, era el Guarda Mayor de la guardería de la zona, al menos de Cangas, Ibias y Degaña. Era 1988 y el cuerpo acababa de ser fundado.
Lo cierto es que impresionaban bastante, montados en "briosos corceles", unas motos todoterreno que manejaban habilmente y con las que circulaban por lugares inverosímiles; eran jóvenes pero muy fornidos, embutidos en sus trajes verdes, pertrechados y más o menos armados.
Tenían un aspecto chulesco y distante, pero luego coincidí con ellos durante las fiestas del Carmen en Cangas; iban de paisano y estaban alternando en una de las múltiples barras al aire libre que hay en esas fechas en la Villa, flirteaban con una amiga mía que parecía estar interesada en uno de ellos. Sí, fuera de servicio parecían unos chicos normales mas.
En todo superaban a los furtivos, excepto en una cosa: el conocimiento exhaustivo del terreno, que permitía, según me comentaba un furtivo de Mual, obviamente anónimo, poder escabullirse o entrar sigilosamente en una zona aparentemente controlada por ellos,claro que esta habilidad y sangre fría no la poseían todos los furtivos.
El SEPRONA contribuyó a frenar el furtivismo, pero este ha ido perdiendo protagonismo con el paso del tiempo porque los furtivos más activos se han acabado haciendo mayores y también porque las nuevas generaciones masculinas rurales cuentan con otras formas de entretenimiento y algo más de conciencia medioambiental.
La senda Counio-Rañadoiro dejo de usarse y en muchos sitios su rastro ha sido totalmente borrado. La guardería utilizaría en adelante, las mismas sendas que los visitantes.
No sé quien diseñó las nuevas sendas pero estoy seguro de que conocía tanto la Reserva como yo puedo conocer, pongamos por caso, el Amazonas. Se había establecido como fin de la ruta las Tsagunas de La Candanosa. Tiene narices, por no decir otra palabra malsonante, que la visita al más importante robledal de España y posiblemente de Europa, culminase en las Tsagunas, algo insignificante comparado con aquello que le da valor a Munietsus y que es su bosque, o mejor dicho sus bosques.
Para más inri este diseñador había trazado las sendas sentado en la butaca de su oficina y solo preocupándose de que su trazado se fuera adaptando al desnivel que debían salvar: Las Tablizas, el punto más bajo, esta a 670 m. y la primera laguna a 1325m. Luego en la práctica, sobre el terreno, se descubría que por donde debía ir el trazado de la senda era imposible desarrollarla, debido a la existencia de farallones inexpugnables o accidentes geográficos similares. Todo dependía entonces de la pericia del capataz, labor que desempeñaban los guardas forestales, y de los operarios de la senda,en un principio gente adulta de la zona, como mi tío Gonzalo, que en mayor o menor medida conocían el Monte. Lo hicieron lo mejor que pudieron.
Una buena senda es aquella que adaptándose al terreno evita que esta esté continuamente subiendo o bajando, cuanto más tiempo vaya llaneando o con ligeras inclinaciones, mejor.
El Monte Munietsus tiene zonas muy agrestes, a veces parcialmente ocultas y camufladas por la vegetación. Con gran tino trazaron los mayores desniveles cerca del principio, cerca de Las Tablizas.
Por el avesíu y para salvar los roquedos de Penas Negras concentraron los desniveles antes de llegar a ellos, mediante una serie de zigzags seguidos, con hasta ocho vueltas, entre la Vatsina La Lata y la Vatsina Fonculebrera de Penas Negras, hasta quedar, más o menos, por encima de los farallones. Es duro afrontar este tramo pero fue la mejor opción pues meterse de lleno en los farallones era una tarea suicida y además al ganar rápidamente altura las vistas desde media ladera mejoraban mucho.
Por el centro de la ladera de enfrente estaban los zigzags de Penas Negras.2018

Farallones de Penas Negras.2018

Salvado este obstáculo, el trazado mejora mucho y llanea durante casi todo el largo tramo del valle del Ríu Tixeirúa. Vuelven los problemas en el valle del Ríu Refuexu, aquí debido a las prisas que les metieron para terminar las obras, un desconocimiento mayor de la zona y un peor terreno con cerros muy rocosos dieron como resultado un trazado mucho peor, muy irregular con muchas subidas y bajadas, siendo además algunas muy pronunciadas.
Cuando yo empece de guía todavía andaba una cuadrilla tratando de acabar y de mejorar esta zona y adecentar el resto; eran seis o siete chavales de pueblos cercanos a los que siempre acompañaba, al menos, un guarda, encargado de vigilar y encauzar el trabajo. Admiraba la labor que desarrollaban, no solo por el trabajo con picos, azadones, palas y rozones sino también por las grandes distancias que tenían que recorrer todos los días, primero para llegar al "tajo" y luego para volver a Las Tablizas. Un trabajo ímprobo y sin duda mal pagado .
El último tramo, desde el Serrón del Níu l´Aigla hasta la primera tsaguna es mucho más llevadero y corto.
Por el solano el inicio, por el Regueiro Decutsada, no era problemático, se utilizo la antigua pista forestal, al menos hasta que se cruzaba el arroyo, siguiendo por senda; el problema venía al salir al valle general. Decidieron acometer los mayores desniveles en el Vatse de Fonculebrera, para evitar las zonas bajas que había después, francamente muy agrestes. Pero Fonculebrera es también bastante agreste, sobre todo su ladera izquierda donde están las Penas.
Hasta cerca del primer rellano asciende la senda en Fonculebrera.2018

Ascensión al pie de las Penas de Fonculebrera.2018

Senda muy agreste en Fonculebrera.2018

Me gustaría, antes de continuar, hacer una aclaración para evitar confusiones; los términos ladera derecha o izquierda son términos geográficos, para discernirlos nos colocaremos mentalmente siempre en el fondo del valle, donde nace el río o arroyo y mirando hacia abajo, hacia donde corre el agua; en esa posición tenemos la izquierda y la derecha en torno al cauce.
El tramo de Fonculebrera es exigente, sobre todo si hace sol, que se va salvando mediante fuertes repechos y un zigzag, sobre suelos muy rocosos con muy poca vegetación arbórea. Un poco más allá de la Fonte de Fonculebrera termina esta fuerte ascensión y comienza una senda que va más o menos llaneando, con alguna subida y bajada inevitable, hasta el fondo del valle solano de La Candanosa. En la Vatsina´l Piélago está el cruce con la senda que viene desde Las Tablizas subiendo pegada al río y luego tras algún repecho pronto se llega a la primera laguna.
Tramo de la senda muy llano en la Vatsina Tixidal.2018

Centro de Vatsina Piélago. Cruce de sendas.2016

Cruce de sendas en Vatsina Piélago.2016

Fuerte repecho antes de la Vatsina Las Tsagunas.2018

La senda del río les resultó más fácil de hacer, ya que muchísimos tramos se hacen por la antigua pista forestal de este valle, la pista que podemos denominar como central, pues a ella van vertiendo el resto de pistas, excepto la de Bisnuevo que está más abajo de Las Tablizas y la de Decutsada que lo hace en su inicio. Solo hubo que hacer alguna senda nueva donde la pista estaba destruida y el último tramo entre Bedulín y Piélago donde no había pista.
Hasta la Vatsina Bedulín llegaba la pista forestal.2018

Tramos pindios y agrestes debajo de a Veiga os Trabóis.2018


La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...