Cuando yo empecé a interesarme por Muniellos las cosas no funcionaban como ahora; la Reserva era muy poco conocida y el Principado, y antes el ICONA, estaba interesado en promocionarla y darla a conocer, a pesar de ya fijar un máximo de veinte personas al día. Se daba un permiso para poder visitarla durante tres días seguidos y además podías entrar a las ocho de la mañana y salir cuando ya oscurecía.
En esas condiciones la gente diversificaba las excursiones: un día iban a las lagunas y los otros dos podían adentrarse lo que pudieran por la ruta larga o por Tixeirúa y Refuexu.
Cuando el permiso se redujo a un día, las pistas de Bisnuevo, Tixeirúa y Refuexu dejaron prácticamente de utilizarse, excepto, si acaso, por la guardería y por las cuadrillas que hacían y restauraban las sendas, que usaban cortos tramos de algunas se ellas para atajar y llegar antes al tajo. Además si se utilizaban había que volver por el mismo recorrido que se había utilizado en la ida. Contábamos entonces, en el 87 cuando estaba de guía, con tres sendas o rutas.
Las distancias en Munietsus son engañosas. Subiendo por el solano, por Fonculebrera, hasta la primera tsaguna y luego bajando por el río valle abajo hasta Las Tablizas había unos veinte kilómetros (once + nueve). Si lo hacíamos por el avesíu, por Penas Negras, y bajando de nuevo valle abajo, la distancia aumentaba a veintinueve km. (veinte + nueve).
Cuando yo les decía estas distancias a los visitantes, estos no se inmutaban; obviamente la de veintinueve km. imponía respeto, pero la de veinte km parecía más asequible. Es cierto que veinte km., por buen camino, aunque no sea llano, es una distancia aceptable para hacer a lo largo de un día entero y a pesar de que hay que andarlos parecía asumible.
Pero las sendas de Munietsus son difíciles de transitar, llenas de piedras sueltas y algún que otro obstáculo y con muchos desniveles, y en la realidad los veinte km. parecen el doble. Con las primeras visitas yo no tuve en cuenta este aspecto, además yo realizaba la ruta sin mayores problemas y pensaba que el resto de personas lo harían igual que yo. Yo podía hacer la ruta y después jugar un partido de fútbol sin encontrarme agotado, y hacer lo mismo los días siguientes.
Pero os contaré un secreto, durante los cuatro años que estuve en Muniellos siempre me pasaba lo mismo. Cuando empezaba, excepto el último año, lo hacía acompañando como monitor a las visitas de alumnos-as y los primeros días acababa la jornada realmente cansado y total era subir de Mual a Las Tablizas, viceversa y algún deplazamiento por el entorno de Las Tablizas. También es cierto que empezaba sin rodaje previo, viniendo de un ambiente más estático. Acababa cansado y a veces con alguna agujeta; situación que se repetía a lo largo de la primera semana. Luego, poco a poco, pasaba a convertirse en un simple paseo y el cuerpo me pedía más, por lo que muchos días tras acabar la labor me despedía de los alumnos en Las Tablizas y me perdía por algún valle poco conocido aún del bosque. La plenitud física comenzaba al mes de haber empezado, entonces podía estar todo el día andando sin cansarme.
Yo esperaba al grupo en Las Tablizas, adonde subía andando o en bicicleta desde Mual donde pernoctaba. Podía ser un grupo reducido, creo que los menores fueron de tres personas, pero por lo general superaban la decena y no faltaron los de aforo completo, o sea veinte, que era el máximo de visitantes permitido aunque, entre nosotros, recuerdo que en un par de ocasiones fueron veintiuno y veintidós, permitido para no romper el grupo.
Tras presentarnos y saludarnos les exponía las alternativas. Muchas personas ya llegaban a Muniellos con la idea de ir a las lagunas y entonces solo quedaba decidir que ruta elegirían; la de Penas Negras solía quedar descartada dada su longitud, quedando solo la de Fonculebrera y la del río.
Yo siempre he preferido, pensando sobre todo en el personal, ascender por Fonculebrera y descender por el río, con lo cual solo se repite el tramo del Piélago-tsagunas, siendo el resto del recorrido por sitios distintos.
Me parecía la opción más completa, pues abarcaba ambientes muy distintos entre si, que por ejemplo subir y bajar por el río, donde el ambiente ribereño es el más dominante.
Hacerlo al revés, o sea subir por el río y bajar por Fonculebrera, me parece peor idea por una razón básica: al principio de una excursión tanto la mente como el cuerpo están descansados y uno es más receptivo a lo que ve y a las posibles indicaciones del guía. Subiendo por Fonculebrera pronto accedemos a lo que podríamos llamar ambientes de media ladera que presentan una ventaja respecto a los ribereños: las vistas.
No todo el terreno está cubierto por árboles, hay calvas; unas son naturales, como los tseirones (canchales) y los roquedos de roca madre que afloran ; otros son artificiales como las zonas de intenso pastoreo o taladas, ambas afectadas por sucesivos incendios, que han retardado la recolonización del bosque. Desde esas calvas tenemos amplias vistas del Monte. Aunque nos perdamos entre los numerosos vatses y vatsinas que se despliegan ante nuestros ojos, las imágenes son impagables, vemos el bosque en todo su esplendor y en toda su amplitud y además desde distintas perspectivas, si paramos cada poco simplemente a observar. Si además el guía se extiende en explicaciones sobre lo que se ve o el sitio en el que nos encontramos, es posible que más de uno-a preste atención y si no dejarnos llevar por el vértigo y flotar sobre ese mar arbolado y quedar ensimismados volando con la vista sobre crestas, valles, vallinas, bosques prietos o espaciados..
Es cierto que subiendo por el río también tenemos el tramo Vatsina Piélago-Las Tsagunas, a media ladera, aunque con menos vistas y perspectivas.
La bajada por el río es otra cuestión, el ambiente ribereño del Monte se caracteriza por su densidad, es como si el bosque te engullera , apenas si hay vistas amplias, los árboles te impiden ver el bosque. Además el cuerpo empieza a mostrar signos de cansancio y esto acaba afectando a la mente, pierdes concentración y capacidad de captación y aunque hubiera buenas vistas apenas les prestarías atención y si el guía explicara algo su voz te sonaría lejana y pesada. Si la sensación de cansancio aumenta, cada vez te centras más en ti mismo, es como si te envolvieras en una burbuja que te aísla del exterior del que casi nada percibes, solo con la vista fija en el suelo que vas a pisar y con el deseo de que la dichosa excursión termine cuanto antes.
Si el cansancio no aparece o es llevadero, la bajada es muy apropiada para sentir el bosque y fijarte en cosas pequeñas. El río y su sonido lo impregna todo y, finalizado el descenso más acusado, su lento discurrir y su sosiego son ideales para finalizar la visita.
Sea como fuere era el grupo el que decidía la ruta a seguir; yo les explicaba lo que había y ellos decidían. De todas formas, creo que en una primera visita a Muniellos, sería lamentable que no hubiera más, tampoco es excesivamente importante la ruta que elijas. Si subes y bajas por el río, no importa, jamás tendrás la sensación de repetir el itinerario, pronto te perderás en el paisaje y además las perspectivas que ves van cambiando al ir subiendo y bajando. Cada ruta tiene su propio encanto, solo hace falta tener abiertos los sentidos.
La ruta más aceptada era la que yo recomendaba, pero también hubo otras opciones; un par de grupos optaron por subir y bajar por el río, que tiene dos ventajas: reducir las distancias y salvar los desniveles de una forma más gradual, aunque los últimos tramos, antes de llegar al cruce de Vatsina Piélago, son de máxima dificultad. Hubo también un grupo que decidió subir por el río y bajar por Fonculebrera. Otro grupo subió por Fonculebrera y en la Vatsina Pielago decidió bajar sin ir a la primera tsaguna.
Con la ruta más larga hubo varios intentos pero ninguno llegó a completarse. Me acuerdo de un grupo de cuatro personas: una pareja, su hijo y la novia de este, que la querían hacer, de la Consejería me habían avisado de su intención; "no problems", y la verdad es que posiblemente la hubiéramos podido hacer, eran buenos andarines y estaban animados. Pero cuando ya llevábamos doce o trece kilómetros, a la altura del majestuoso Sestu Gordu, comenzó a lloviznar, aceleré la marcha pero al poco empezó a caer una tromba de agua impresionante. Yo estaba dispuesto a continuar pues el agua nunca me había detenido; yo encabezaba la marcha, me llamaron y me dijeron que era mejor volver y así lo hicimos. ¿y sabéis qué?, a la hora volvió a lucir el sol y a quedar un día excelente. Cuando bajaba andando para el pueblo me encontré con los mozos del pueblo dispuestos para un partido de fútbol; yo era el capitán de un grupo, pero no tenía pensado jugar porque pensaba que la excursión larga nos llevaría todo el día. Jugué el partido con mi equipo y me pusieron el apodo de "Futre", no por mis habilidades técnicas sino por lo mucho que corría.
La ruta larga es, o mejor dicho era, la mejor de todas las rutas, porque se internaba por los mejores bosques de Muniellos; téngase en cuenta que ocupa las zonas más avesías y por tanto las más húmedas de la Reserva, en donde la potencia regenerativa es sencillamente impresionante y donde existían zonas no tocadas durante las últimas cortas; en Tixeirúa estas habían afectado, sobre todo a zonas bajas con algo de progresión ladera arriba por la vertiente derecha; en el Ríu Refuexu las cortas se metieron por Refuexu, subiendo algo por Vatsina La Yerba y el propio valle de Refuexu. En ambos casos las cortas quedaban bastante por debajo de la senda.
Ya en su comienzo, la senda sale de la pista que iba a Bisnuevo a pocos metros de Las Tablizas, se nota la presencia de esa humedad, causante de la existencia de un gran faéu que junto a La Central (la hidroeléctrica) baja hasta el mismo río y que nos acompaña casi hasta el inicio de la dura ascensión.
A la Izda faéu de Las Tablizas. 2017 |
Tesu L ´Armadina, Penas Negras, Pico Tsuis y La Crespona. 2018 |
Pico Tsuis, detrás La Crespona y sierra delimitadora de la Reserva. 2018 |
Obviamente en el largo valle de Tixeirúa o en los dos del Riú Refuexu también hay laderas orientadas al sur, pero en su mayoría predominan más los avesíus.
Sin esa humedad sería difícil entender la espléndida regeneración, por ejemplo de Penas Negras, donde el arbolado parece salir hasta de las rocas y de las piedras de los tseirones; si estuviera en solano la imagen sería muy diferente, mas descarnada y desarbolada y en donde el poco arbolado existente sería achaparrado y de ello en Munietsus tenemos varios ejemplos: Penas de Fonculebrera, Los Sagraos, La Hozquina, La Hozcona...
General de Penas Negras, coronadas por el Pico Tsuis. 2017 |
Penas Negras irisado. 2017 |
Penas Negras desde Penas de Fonculebrera. 2018 |
Dentro de los recuerdos más antiguos que poseo de Muniellos se encuentran los de Penas Negras, de bastante antes de ser yo guía. De pequeño en el pueblo los chavales comentábamos que si en el monte te encontrabas con un oso, lo mejor era hacerse el muerto, aguantando la respiración; el oso se acercaba a ti, te olía y pegaba la vuelta; si no lo hacías así el oso te podía devorar. Más tarde oí una anécdota de que en una ocasión un hombre de Mual se encontró de frente, tras un recodo en la senda por la que caminaba, con un oso que venía en dirección contraria, los dos se llevaron un susto de muerte y echaron a correr en direcciones opuestas.
No sé por qué pero cuando empecé a recorrer Penas Negras tenía presente esa anécdota; la senda que la recorre cuenta con recodos cada poco y yo pensaba que podía encontrarme con algún oso tras doblar alguno de ellos. También recuerdo la presencia de enormes piedras, mejor sería decir rocas, enhiestas sobre el terreno, como grandes menhires y que intenté escalar alguna, consiguiéndolo con una de ellas, que tal vez fuera la Pena La Lata, que presenta esa forma.
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Mapa con la toponimia de la zona de Penas Negras. |
De izda a dcha: Vatsina La Central, Vatsina Cuartel, Vatsina y Pena Castietsu y Vatsina y Pena La Lata. 2018 |
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De izda a decha: Pena La Lata, Vatsina Fonculebrera, Pena Cuelgaloscuras y Vatse Penas Negras.2016 |
Pena Castietsu y Pena La Lata. 2018 |
Centro de Penas Negras: Vatsina Fonculebrera de Penas Negras (izda) y Vatse Penas Negras (dcha). 2018 |
Acercándose al farallón rocoso, donde esta la Pena Cuelgaloscuras, pero por encima de él había buenas vistas, pues por aquel entonces la regeneración natural estaba en sus inicios y había bastantes claros; me sentaba sobre alguna peña y en silencio observaba el bosque y volaba cual águila sobre él.
Pena Cuelgaloscuras. 2018 |
De izda a dcha: Vatse Penas Negras, Vatsina La Zreizal y Vatsina Veladeiru. 2018 |
Era cuando entraba "de estranjis" en Muniellos y andaba ojo avizor a que no me descubrieran los guardas, que a pesar de ser de la zona, Aumente de Oubachu y Aladino Farruco, que había sucedido al difunto Chiquito, de Mual, te podían echar una buena regañina, incluso se decía que te podían denunciar. Por eso muchas veces continuaba por la senda y cogía un ramal de esta que subía al Cutsáu y ya desde allí me metía monte a través para descender por el valle de Bisnuevo y salir al Monte Mual por debajo de Las Tablizas.
Esta senda que se desviaba de la principal y que se había hecho cuando aquella, continuaba hasta el Pico Tsuis, ¡hombre, un nombre como el mío!, aunque en bable occidental; yo mantengo Luis porque siempre me llamaron así, al menos de pequeño, y así me llamaba incluso mi abuela, aunque luego de adulto muchos amigos me llamaban Tsuis, así que vosotros mismos.
No tengo datos concretos, pero creo que este ramal se hizo con la intención de hacer un mirador desde dicho pico, con vistas realmente espléndidas. Cuando yo visité por primera vez el pico aún era posible ver algo, pero los robles ya estaban creciendo y en poco tiempo impedirían totalmente las vistas.
La idea creo que se abandono cuando algún biólogo de la Consejería descubrió lo que muchos furtivos conocían y me habían comentado, la existencia de un gran cantadero de urogallos, o faisanes como por aquí les llaman, a la vera misma del pico en las vatsinas superiores del Regueiro Bisnuevo (Cutsao, Dormitoriu...).
Monte Munietsus vista general: 1-Regueiro Bisnuevo. 2-Regueiru Decutsada. 3-Ríu Tixeirúa. 4-Ríu Refuexu. 5-Ríu La Candanosa. 6-Ríu Munietsus. Foto google |
Desde Pico Tsuis y desde los sucesivos picos de la sierra que delimita el Monte, se podía observar el largo valle del Ríu Tixeirúa, donde resaltaban a simple vista los enormes "cortados" del terreno de su fondo. Las cortas comienzan después de la granda del Pico La Guvia, primero un tanto enmascaradas por el arbolado allí reinstalado, pero muy visibles por sus paredes verticales cercanas al Pico Tixeirúa.
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Mapa con la toponimia y deslindes de montes del fondo del Ríu Tixeirúa |
Continúan tras este pico, donde la sierra posee algo de vaguada: la Boqueta de Tixeirúa, por donde se internaba antes la peligrosa senda que, superando cortados y tseirones, era una vía rápida para acceder a la Braña La Boizuna, perteneciente al pueblo de Villar.
La corta, que llega hasta la misma cima de la sierra, lo seguía haciendo por la Bovia de Riusecu. Luego la sierra se eleva en la Bovia de Teleyerba y la Cimeira de Sestu Gordu, permaneciendo estas alturas libres de cortas, continuando estas últimas, con entrantes y salientes en el fondo de la
Vatsina´l Cándanu.
Cortados del circo graciar de Tixeirúa. Foto Google |
En la época en que recorría la sierra la verdad es que no me sorprendía o me llamaban la atención estos cortados ya que llevaba la mente abierta a todo lo que mis ojos pudieran ver, y eran tantas las maravillas que iba descubriendo, que estas eran una más. Entonces no trataba de explicarme las formas del relieve, simplemente las disfrutaba, sobre todo si estaban vinculadas con el bosque.
Pero ese tramo de cortados, que recorrí unas tres o cuatro veces y que llegaban a la cima de la sierra, por donde yo siempre procuraba andar buscando la mayor visibilidad posible a ambos lados de la sierra, había que recorrerlo con algo de cuidado; allí no se podía correr, había que ir con tiento pues un mal paso o un tropiezo podían llevarte al precipicio; por suerte la otra vertiente de la sierra, la que da contra el valle del río Ibias era más suave, aunque enfrente, en la ladera derecha del Regueirón,por cuyo cauce va el deslinde entre los montes de La Vilietsa y del Corralín, había también grandes cortados, por encima de La Fonte de Riusecu, en donde existía un rellano amplio y despejado formado por el circo glaciar allí instalado, en su tiempo, y en donde los del Corralín tenían una braña: la Braña de Riusecu. Sé que había otra braña con ese nombre pero de momento desconozco su ubicación exacta. En este valle del Regueirón, a mas altitud, también había alguna pequeña laguna, más bien charcos, de clara herencia glaciar.
Había que detenerse de vez en cuando a disfrutar calmadamente de las vistas; hacía Munietsus, aparte del bosque, resaltaba mucho la gran campera de la braña La Boizuna y su Tsaguna que refulgía con la luz del sol.
Para el lado de Ibias, después del Pico Tixeirúa (o Pico Riusecu), la sierra tenía un ramal a bastante altura y culminado por un pico: el Miro y que luego descendía hasta el Río Ibias por un teso que servía de deslinde entre los Montes del Corralín y los de Villar, se abría el principal valle del Villar, el regueiro donde tenían instalados sus molinos de grano, y en donde en su parte alta o media, pero alejado aún de La Boqueta (o Buqueta) de Tixeirúa, había otro rellano, también la base de otro circo glaciar, aunque menos marcado que todos los anteriores por su enclave en pleno solano, y en donde, igualmente, los del Villar tenían otra braña.
Cabecera y ladera dcha del ríu Tixeirúa, a la izda Cimera de Sestu Gordu y a la dcha, en los tseirones, el pico de la zona de Bovia de Teleyerba. Foto Google |
En realidad estos fondos del valle de Tixeirúa y el valle mismo son un ejemplo perfecto de la actividad glaciar que afectó a Muniellos. Hace unos 50.000 años la glaciación Wurm llegó a su máximo apogeo; la nieve caída, compactada y convertida en un río de hielo cubría la mayor parte de este valle e iba modelando su relieve superficial. El glaciar de valle posiblemente modeló este hasta los 900 m., justo hasta el viraje que tiene el valle en el Teso Los Ciervos, o incluso hasta más abajo, hasta los 800 m. de altitud, donde está la Vatsina La Fonte, igualando así el que se sugiere para el valle de Degaña por los geólogos.
Valle de Ríu Tixeirúa ocupado por el glaciar de valle. Foto Google |
Esto explica la gran anchura que posee la vega en toda esta zona y un valle con forma más de "U" que de "V", aunque la posterior erosión fluvial (la de los ríos y arroyos) resaltara más esta última.
Posteriormente la nieve permanente iría desapareciendo de las partes bajas, persistiendo durante mucho tiempo aún en las partes altas en forma de circo glaciar. Aquí se formó uno bastante grande: por su parte del Regueiro La Boizuna el cauce había sido muy erosionado por el glaciar de valle preexistente, no permitiendo ningún rellano y acentuando su pendiente y la de todo el entorno de la Vatsina Riusecu y en el perduraría una lengua glaciar del circo que acentuaría aún más esos desniveles y dejando un paisaje repleto de tseirones. Pero contra la Vatsina´l Cándanu el circo si permitió su forma más típica, un rellano con forma de silla, en donde se instalaría la braña y perduraría una fosa, o cubeta, de dicho circo, la actual Tsaguna La Boizuna.
Zona ocupada por el circo glaciar del Ríu Tixeirúa. Foto Google |
Pero los cortados que llegan hasta lo alto de la sierra no fueron creados directamente ni por el glaciar de valle ni por el circo glaciar: el hielo en movimiento de estos se separó del fijo adherido a la roca, en verano esa roca queda al desnudo y los cambios bruscos de temperatura que se dan favorece la formación de cuñas de hielo que hacen que la roca se vaya desprendiendo, dejando esos cortados casi verticales y numerosos tseirones a sus pies. Esta erosión periglaciar comenzó a producirse a partir del 36.000 a.C., cuando el nivel de las cumbres de nieve perpetua subieron de cota.
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