1/31/2021

El Monte y el guía de Munietsus 53

 

Tramo en la Vatsina Entrambuscampus de la vieja pista maderera a Las Tablizas. 27-julio-2018.

En Tsaciana y el Alto Sil, al ingenio de madera para desviar agua del río y regar los praus también se le llama "vallada" y como hemos visto en poco o nada difieren de las de Mual y el resto del Narcea. Tal vez no sean tan monumentales y no hay ninguna, o yo no la conozco, tan colosal como la del Palenque y ello hay que relacionarlo con el menor caudal y menor fiereza de sus ríos.

El vatse de Caguatses aprovecha el agua proveniente de La Collada (Cutsada) o puerto de Cerredo (Zarréu) y la de La Veiga´l Palu, y a partir del puente de Caguatses d´Abaxu la que viene del Puertu de Tseitariegos y el largo vatse de Valdepila.

Lus Caguatses con sus vegas, con praus también regados mediante valladas. Foto Google.

En Caguatses la modernidad llegó antes que a Mual. Las minas de carbón aquí llegaron mucho antes que a la cuenca del Narcea. Ello provocó que las valladas de madera se alteraran antes que las de Mual, provocando un nuevo problema, aumentado con la casi total desaparición de este ingenio.

A pesar de la desaparición de la economía tradicional, eminentemente ganadera en el caso de toda Tsaciana, el colapso total de la minería, la base económica de la zona, no ha hecho que se vuelva a ella, pero sí ha conseguido una cierta reactivación de algo que no había desaparecido del todo. Algunos vecinos han aumentado el número de cabezas de ganado y, en lo que ahora nos interesa, muchos praus se siguen segando y recolectando. Los que tenían praus regados gracias a las valladas, quieren seguir teniéndolos regados porque la producción de yerba no admite comparación con la de un prau sin regar.

Ya hace un tiempo que se recurrió a desviar el agua de los ríos donde antes estaban las valladas, algo lógico como ya hemos visto porque era allí donde nacía la presa y toda su infraestructura, a través de piedras y la utilización de barras de hierro, plásticos, sacos llenos de grava o piedras, telas plásticas, hormigón, láminas metálicas y cualquier cosa que se os pase por la cabeza capaz de interceptar el paso del agua. Como ya vimos la rotura de las valladas o de las presas está llevando a la utilización de tuberías metálicas...

Enorme acumulación de plásticos en el inicio de una presa. Julio 2020.


Plásticos y metal en la compuerta de una presa.


Plásticos y sacos rellenos de grava o de piedras para evitar su dispersión, en una de las valladas nuevas.


Plásticos, telas y cables tanto sobre la vieja como sobre la nueva vallada.


Cables sujetando el varal de un palenque.


Chapas metálicas en una presa.


Metales y más metales.


Hasta ruedas de coches.

En realidad el proceso ha acabado siendo similar al que se ha dado en Mual, por lo que ambas zonas comparten el mismo problema. El impacto de todo ello sobre el río es evidente, contaminándolo con plásticos, metales...y que no cesa porque cada vez que haya una riada, un año sí y al siguiente también debido al cambio climático, habrá que reponerlos de nuevo. Por no hablar de la contaminación visual de esa "basura" quieta o en movimiento. 

Parece que estemos retrocediendo en vez de avanzar en el tema de la protección medioambiental. El río, por si alguien no lo sabe, es un ecosistema más del Medio. No esta ahí para llevarse nuestros desechos, ni para ser utilizado como nos venga en gana y es además muy sensible al impacto que podamos ejercer sobre él. No solo es algo físico lleno de fuerza o de tranquilidad, o un bello y refrescante paisaje con el que deleitarnos. Es todo eso y más, un complejo sistema lleno de vida, capaz además de prodigarla por doquier.

Hace ya unos cuantos años, con mis hermanos Carlos y Naciu y la colaboración del Cuelmu Ecoloxista Pésico, organizamos una limpieza del Ríu Mual en el tramo que pasa por el pueblo, con el fin no solo de limpiarlo si no también para remover la conciencia del personal y hacerlos más críticos y sensatos sobre este tema, algo que algunos parece que se lo han pasado por sus partes. No os podéis imaginar la cantidad de "mierda" que sacamos del río, sobre todo en el entorno de las nuevas valladas de piedra. Pero es que si hoy se repitiera tal actividad seguramente saldría más cantidad que entonces.

Legalmente el tema es muy sencillo, es una colisión entre intereses particulares e intereses sociales. El prau es de su propietario pero el río es de utilidad pública, nos pertenece a todos. Además Tsaciana y Mual son Reservas de la Biosfera, donde el uso de esos materiales en los nuevos desvíos casi se puede considerar como un atentado ecológico.

Pero por otra parte el propietario del prau tenía derecho (el Derecho consuetudinario también está reconocido legalmente) a la utilización de agua de ese río a través de la vallada. Habría que encontrar una solución que tuviera en cuenta ambas cuestiones.

Pienso yo, que ya que el Ayuntamiento de Vitsablino organiza todos los veranos cursillos sobre actividades artesanales a los que acude gente de muy variada procedencia con la que se dedican a restaurar "cabanas", corrales...podría organizar unos sobre restauración de valladas. Cada verano restaurar una, revisando y arreglando su presa. La mano de obra la constituirían los asistentes al cursillo y el propietario del prau y la madera necesaria se podría extraer de los numerosos árboles arrancadas por la última ventolera y por otras que están por venir.

Habría que darle publicidad al asunto en los medios de comunicación y colocar carteles cerca de la vallada y de una vía pública transitada como la Vía Verde, con información para que cualquier caminante o visitante descubra la belleza y funcionalidad de esta construcción.

Esta contaminación, como ya hemos dicho, también se ve en muchas de las valladas de Mual y es igualmente inaceptable. Tendremos que aceptar el uso de muros de piedra, pero nunca el de hormigón, cemento, plásticos o metales.

La vallada de La Ponte Fonsu está totalmente cubierta de plástico gordo. 1-agosto-2020.


Desaguadero manual cuyas piedras están cubiertas de plástico grueso, en la presa que va a Muruecos.

La piedra, a fin de cuentas, es un producto natural más y su uso no altera para nada el paisaje natural. Las casas y sus anexos eran de piedra, las "sebes" de murias otro tanto, los "cortines" más de lo mismo, las "corripas" idéntico. Su construcción es ancestral y estaba en armonía con el medio pues era otro recurso que este ofrecía y sigue ofreciendo.

La piedra no contamina el Medio, ni química ni visualmente, así que las nuevas valladas, de origen maderero, si podían rehacerse utilizándola. Incluso se podrían utilizar piedras de mayor volumen que resistieran la rabia del río. Extraídas de canteras, como la del Poleiro de encima de pueblo de Rengos (por cierto ¿cuándo se restaurará esta herida en tan bella zona?), transportadas por camiones y colocadas con ayuda de palas mecánicas y otros artilugios modernos. Nuestros abuelos no utilizaron mucho la piedra en las valladas, me refiero a grandes bloques, por lo dificultoso que resultaría el proceso de encontrarlos, extraerlos, transportarlos y colocarlos. Pero para nosotros no es tan complicado y con una buena colocación no se necesitarían muchos bloques.

Ni que decir tiene que todos los objetos contaminantes tienen que ser retirados de las valladas y abstenerse sus propietarios de utilizarlos en el futuro. Las valladas que aún siguen activas en Mual están llenas de ellos, sobre todo de plásticos y no faltan las tuberías como veremos más adelante.

Y ¿qué hacer con las viejas valladas?, las que todavía conservan los varales originarios: la de Burducéu, la Ponte Rocabo o la del Pozu del Prau Pinche, con muy poca funcionalidad, excepto la de permitir un remanso en el río que facilita la colocación de muretes o regar unos praus que pronto se abandonarán. Si no hacemos nada el agua los arrasará y pasarán a formar parte del baúl de los recuerdos. Una pena porque estas valladas creaban preciosos saltos de agua, enriqueciendo el paisaje del río y haciéndolo más atractivo.

La vallada del Palenque, al igual que muchos banzáus, estacadas y valladas menores, ha acabado sucumbiendo a la rabia del río, culminando su ruina con la gran crecida de finales de 2019. Al no realizarse las restauraciones periódicas y necesarias para su mantenimiento, debido a la descomposición del modo de vida tradicional y a la inutilidad de muchos elementos que lo conformaban, el agua acabó horadando su interior hasta conseguir abrir un gran boquete, salvándose solo el varal superior que no tardara en acompañar, río abajo, a los que el agua se llevó.

El mayor problema con el que se enfrentan los varales actuales que aún subsisten, no viene derivado del agua de una forma directa. De hecho al estar las valladas colmatadas el agua apenas si los roza. Siguiendo la ley de la gravedad todo tiende a ir hacia abajo, atraída por el centro de la tierra, y las arenas y gravas retenidas en la vallada no son una excepción, ejerciendo una enorme presión sobre esos varales.

La presión se multiplica cuando el río aumenta su caudal. La rapidez y el peso que llevan las crecidas transmiten al lecho sobre el que discurren una mayor tendencia a moverse, pero incluso sin esas crecidas la presión ejercida es tal que lo normal es que los varales se acaben rompiendo, como ocurrió con el de Caguatses que ya hemos comentado.

Los varales de las valladas de Mual ya están bastante combados, doblados, por esa presión que comentábamos . La madera, sobre todo si está humedecida, no es un material completamente rígido y sometida a presiones puede combarse sin llegar a romperse. Pero todo tiene un límite y estos varales están justo en él y en cualquier momento pueden sobrepasarlo y quebrarse.

Curiosamente el varal superior de la vallada del Palenque que aún subsiste no está combado, es recto como una vela. Tal vez por haberse colocado mas recientemente y no tener que soportar tanto tiempo como los otros esa presión. No fue él quien se quebró si no alguno de los inferiores y el agua que siempre encuentra cualquier hueco, pronto haría aumentar esa "herida".

Además la madera tampoco es eterna, como toda la materia orgánica, también ella se acaba descomponiendo. El tiempo desterró a lo eterno en el momento mismo en el que surgió la vida. Desde entonces el tiempo puede con todo. "Con el tiempo, todo se va" canta el berciano Amancio Prada, una de las voces más liricas y preciosas del panorama musical y que toma prestadas de Leo Ferré su compositor original. La profundidad de su letra permite numerosas lecturas pero en esencia trata de la condición humana, de su fragilidad, de su temporalidad, algo igualmente aplicable al resto de seres vivos.

Pero mientras los varales estén ahí quizás deberíamos echarles una mano para que resistieran lo máximo posible. Estas construcciones y otras pueden revalorizar los atractivos paisajísticos y medioambientales del valle de Mual. Debidamente conservadas se pueden organizar excursiones para que los visitantes las puedan ver mientras alguien les explica su funcionalidad. La Ruta de las valladas, la Ruta de los cortines, la Ruta... o bien todas ellas fundidas en una sola.

En Mual no solo tenemos un buen monte, con buenos robledales, fayéus, abedulares, castañaléus...si no también variadas construcciones tradicionales que ya va siendo hora de poner en alza. No creo que sea yo el único que disfruta con su contemplación.

Sería necesario sujetar el último varal que queda de la Vallada´l Palenque como testimonio de la enorme altura que alcanzó esta y limpiar de maleza la zona del palenque, el desaguadero y la presa, un rincón realmente mágico, en medio de un precioso bosque de ribera con esplendidos umeirus, la belleza del río y el sosiego o la bravura de sus limpias aguas. Una visita que merece la pena y en la que utilizaríamos para realizarla el borde exterior de la presa, desde el camino de Tachurrosu.

Inicio del borde de la presa desde la pista de Tachurrosu. 29-julio-2020. 

El varal superviviente visto desde la presa de Prau Nuevo.


El rincón mágico del palenque, el desaguadero y el inicio de la presa.


El precioso Ríu Mual unos metros por debajo de la Vallada.

También habría que reforzar los varales que quedan en las viejas valladas, tal vez con pilastras de piedra, separadas unas de otras a lo largo de su longitud, para asegurar su mantenimiento y que permitieran observar la disposición original.

Es posible que la recién creada cooperativa de Mual esté interesada en hacer suya esta idea. Se que además de su intención de cultivar arándanos en los curtinales, planean hacer visitas guiadas por la Ruta del Bosque de Moal. Tan interesante sería otra visita, también guiada, a estas y otras joyas de nuestra arquitectura popular, para que propios y extraños valoraran parte de la herencia dejada por nuestros predecesores.

Sería imprescindible que alguno de los más jóvenes miembros de la cooperativa, que quisiera vivir de ello, obtuviera el título de Guía, requisito que la Administración exige para poder ejercerlo y para acceder a posibles subvenciones y difusión pública del proyecto.

Incluso sugeriría el posible trazado de esta nueva e innovadora ruta. A mí no me gusta detallar rutas para evitar que estas se masifiquen y alteren, otra cosa que si vengo haciendo es analizar en detalle rutas o itinerarios en lugares protegidos que controlan la afluencia de visitantes, como es el caso de Munietsus. Pero Mual es el pueblo en el que nací y al que supongo que le debo algo, así que haré una excepción.

Eso sí, la ruta tiene que ser guiada y el guía estar muy instruido sobre lo que se va a ver, ya que tiene que informar de ello. Estará sujeta al pago de un precio razonable, para el mantenimiento de los caminos, las construcciones visitadas y los guías.

La ruta, evidentemente, podrá ser utilizada, sin coste alguno, por cualquiera, en solitario o en grupo, pero al ir sin el asesoramiento y explicaciones del guía, perderá gran parte de su contenido y tal vez así no resulte tan atractivo. En este caso no solo se trata de ver si no de entender aquello que se ve y sacarle más partido al andar por un medio natural ya interesante de por si.

Se evitará la masificación, estableciéndose dos turnos con un máximo de quince personas en cada uno de ellos. La visita se realizará previa inscripción vía informática, o por correo para seguir defendiendo mi profesión, siempre que haya sitio, pudiendo agruparse a personas de distinta procedencia pues el monte es el sitio ideal para conocer a otras personas y establecer lazos humanos.

En realidad la nueva ruta no sería tan nueva ya que no habría que hacerla ex profeso. Excepto algunos ramales la ruta discurrirá por caminos ya abiertos y aún en uso.

Partiendo de la plaza de la Ponte Fonsu, lugar de recepción, utilizará durante un buen tramo el inicio de la Ruta del Bosque de Moal: la PR-AS.132. Ya en Reiduz dejará la anterior y cogerá la PR-AS.132.1 dirigiéndose a Tachurrosu y su fonte. Aquí tras el ramal a la vallada´l Palenque, con una posible ampliación hasta la presa de enfrente de Burducéu, continuará por la vieja pista maderera que iba a Las Tablizas, finalizando la ida junto al Pradón de L´Armadina.

La vuelta se haría bajando por la pista de tierra que baja a la actual pista de Munietsus, al lado de Valmayor. Siguiendo por ella hacia abajo, en Burducéu se utilizaría el prau que hay debajo de la pista, entrando por su preciosa carril, para ver la espléndida vallada que hay allí y su llamativa presa. Ya en Prau Nuevu se podría hacer un ramal que recorriera su presa hasta la vallada´l Palenque. Luego se vería el Cortín de Cadenas y se utilizaría la zona de descanso que hay a su lado.

Más abajo nuevas paradas en la vallada de debajo de la Ponte Rucabo, en la de debajo del Pozu´l Prau Pinche y también los cortines de Panzaleitsas. Se cruzará luego la Ponte La Zreizalina y volveremos a coger el camino de la Ruta del Bosque para regresar a la plaza, viendo los contrastes entre los curtinales y los praus.

Sería muy positivo, tras comprobar su potabilidad, habilitar un pozu artesiano para obsequiar a los visitantes con un refrescante vaso de agua mientras se observa y explica su funcionamiento, así como la visita a algún orriu y panera de las que se conservan en el pueblo. El colofón sería poder visitar el Mulín de Casa Roque, aún en activo aunque solo a nivel particular, único por la excavación tan profunda que hubo que hacer para la instalación de la palas que hacían girar la piedra de molienda. Todo ello requerirá la colaboración de todo el pueblo y el permiso de los dueños de los lugares que se visiten.

Una ruta muy interesante que combina naturaleza con construcciones tradicionales, algunas muy poco divulgadas. Por no hablar de las impresionantes vistas que se tienen desde algunos lugares, descollando las que hay desde la pista vieja en el entorno del Tesu La Granda´l Campu.

Diferentes ecosistemas y algunos de ellos muy variados como el de los bosques, donde el menos divulgado es el pujante castañaléu (castanea Sativa) que bordea la ruta durante un gran rato. Aquí se mezclan castaños mansos, los más viejos con grandiosos ejemplares, con otros bravos, los más jóvenes pero con excelentes fustes en algunos casos, que por su elevado número constituyen un auténtico bosque. Habrá que cruzar los dedos para que el chancro, la avispa y otras plagas mortales no lo acaben diezmando. Mientras sería recomendable rehabilitar en su totalidad, al menos, una "corripa" de las que aún subsiste la base, respetando su disposición original, siendo un lugar de parada obligatoria y de explicación del guía.

No sería menos interesante habilitar algún pozo del río, donde los visitantes pudieran bañarse en sus frías aguas, una gratificante manera de terminar tan bella excursión. Aunque, quizás, se podría realizar a mitad de recorrido. Estoy pensando en el prau de debajo de la pista en Burducéu, con un bonito muro separándolo del río, amén de su vallada, su presa y su carril. Se podría facilitar el acceso al agua, para bañarse en el pozu creado al pie de la vallada o "chapuzarse" en el remanso que la precede, utilizando el prau para secarse y tomar el sol. Uno de los lugares más bellos de todo el Ríu Mual.

Y si nada de lo anterior llega a cuajar y las valladas de madera acaban desapareciendo, algo que de todas formas acabará ocurriendo, ello no supone un drama ya que el bosque de ribera, libre de la presión antrópica que viene soportando desde hace ya muchos siglos, volverá a "campar a sus anchas". Solo se perderá y ello no es poco, una huella más de las dejadas por nuestros abuelos.

Y para finalizar con buen sabor de boca y olvidar las sucias imágenes del principio, os dejo con otras del precioso tramo de la pista vieja maderera. Pista que merece la pena y que constituye, por si sola, una bella y agradable excursión. Además la pista está muy despejada pues por ella discurre una de las carreras que se celebran en Mual. No creo que los corredores disfruten plenamente de este tramo, pero el caminante no tiene prisas ni compite contra nadie y puede detenerse en los numerosos miradores naturales que hay en su recorrido y extasiarse con sus vistas.

Eso sí, para los que no sean de la zona, la ida y la vuelta serán por el mismo sitio, no podrán coger la pista de tierra que baja a Valmayor ya que allí hay una cancilla metálica cerrada y solo los que tienen praus en Lus Putseiros tienen llave para abrirla.

Aspecto del bosque de ribera entre Prau Nuevo y Tachurrosu, nada que ver con el de Muruecos y más contra el pueblo. 29-julio-2018.


Entre los dos cierres comienza la ascensión por la vieja pista maderera. La carril en llano lleva a los praus regados por la vallada de Burducéu


La Reguera, en plena ascensión.


Continúa la ascensión por La Poula La Reguera.


Un último repecho antes de llanear, en la agreste y humeda Infiesta.


Vatsina Entrambuscampus. A finales de los ochenta cuando acompañaba a los alumnos se la veía, desde la pista de abajo, como un cañón rocoso totalmente desarbolado, emociona su recuperación


Vertiente dcha de la Vatsina Entrambuscampus, la zona más peligrosa de la vieja pista por su estrechamiento en anchura. La dura roca obligó a hacerle una pared, reforzada por otra más baja, parcialmente derruida, por la parte de abajo que da a un auténtico depeñadero.


Zona de mayor estrechamiento.


Las Chastras a la izda pegadas a Valmayor y Pena Tsarga a la derecha, precioso relieve quebrado. Fijaros como el arbolado se ha instalado ya en la hondonada entre ambas


El mejor robledal de Mual, Valmayor, en pleno proceso de recuperación.


Especie de menhir en el Tesu La Granda´l Campu. Al fondo la abertura de la vega (Tachurrosu y Prau Nuevo) tras el desfiladero.


Vista de Munietsus desde el Tesu La Granda ´l Campu. De dcha a izda Tesu Porciles, Regueiru Porciles, Regueiru Decutsada, Vatse de Fonculebrera y el agreste Serrón del Níu L´Aigla que separa el Ríu La Candanosa (el de Las Tsagunas) del Ríu Refuexu (el del medio de la Reserva). A la izda el final del Tesu L´Armadina.


Pena L´Armadina deslindando los montes de Mual y Munietsus. Al fondo se ve la casa de Tablizas.


pista reforzada por pared sustentadora pero sin precipicios en la bajada del Vatse Lus Putseirus, tras el Tesu.


Tesu L´Armadina, coronado por Pico Tsuis.


Partes altas del Regueiru Bisnuevo, en el centro El Cutsáu.


Vertiente izquierda del Regueiru Bisnuevo donde se ven claramente los abetos plantados por el ICONA cuando pensaba convertir nuestro Monte en una plantación de resinosas.


Enlace de la vieja pista maderera con la pista de tierra que baja a Valmayor


El Vatse Lus Putseirus desde El Pradón de L´Armadina.29-julio-2018.


La cancilla vista desde la pista de Las Tablizas. 27-julio 2018.

                        

1/15/2021

El Monte y el guía de Munietsus 52

 


Hacia el medio del pueblo siguen los praus. Junto a la Ponte Fonsu hay dos presas, una a cada lado del río, que salen de una vallada situada algo más arriba. La vallada actual esta conformada por piedras y algún que otro varal suelto, aprovechando una zona donde el río baja un poco más calmo y que explica su supervivencia y que siga en activo en la actualidad.


Vallada por encima de La Ponte Fonsu. Fijaros en la derecha por donde está el desaguadero de la presa izquierda vertiendo agua al río. 31-julio 2020.

La presa derecha se encuentra muy a la vista pues está pegada a la plaza y al camino por donde se inician las excursiones al Monte Mual. A pesar de estar muy modernizada es muy pedagógica a la hora de entender como eran las presas de las valladas. En su inicio aún conserva el viejo palenque, ya muy deteriorado, que aprovechaba un umeiru para apoyar uno de sus lados.

Palenque de la presa derecha, presa totalmente hormigonada.

La zona de las compuertas del desaguadero y la continuación de la presa está totalmente hormigonado, con unos surcos laterales muy marcados donde se inserta una tabla hecha de varias piezas para permitir  cerrar el paso del agua. La presa ahí mismo se hace subterránea y solo vuelve a la superficie tras cruzar el entorno de la ponte y llegar al prau que riega.

Prau de Mateo, regado por la presa derecha.


Compuertas presa derecha


Ranuras de la compuerta del desaguadero, perfectamente realizadas al hacerse con hormigón.


Tabla reforzada insertada en la ranura de la compuerta de la presa derecha

La otra presa, de la que no puedo mostrar ninguna imagen porque se me agotó la batería del móvil con el que hago las fotos, es aún mayor, como demuestra su gran palenque que además está en mejor estado. Esta si era como un pequeño río ya que alimentaba, y todavía lo sigue haciendo, los grandes praus de Lus Pradones y el mulín de Casa Roque.

Gran palenque de la presa izquierda.

Una de las presas también alimentaría al mulín que en su día hubo, como testimonia el topónimo "la Vera´l Mulín", al lado mismo de La Ponte Fonsu.

Terminado el alargado prau de Mateo, regado por la presa derecha está la Vallada de Saturno, a la que le debo una detallada visita, que había creado un gran pozu donde se iban a bañar los mozos del pueblo cuando yo era un guaje. Sacaba agua para regar al último gran prau de ese lado: el Prau de Saturno, enfrente de Casa Abel, a los pies del Curtinal de La Chalga. Este prau y el anterior no eran muy anchos porque la vega, el espacio llano y regable, tampoco lo es.

Prau de Saturno, llano pero con tramos y otros praus en pendiente que no podían recibir el agua de la vallada.

Pero por la vertiente izquierda la vega es amplia, quizás la más ancha de todo el valle, atravesada por el camino del pueblo, que lo hace más o menos por su centro. Aquí destacan los praus de Lus Pradones, entre el camino y el río, que haciendo honor a su nombre son grandes y anchos, regados por una tupida red de presas secundarias y presinas. Resaltaban mucho desde el camino porque no había casas que los ocultasen.

Lus Pradones. entre el camino y el ríu. Antes no había ninguna casa ahora hay una.

Incluso del camino contra el lado de arriba había praus, no tan anchos porque están a la vera del Curtinal de La Veiga ni tan largos como esta y que constituyen una localización nueva de los praus en el paisaje y la utilización de la vega, donde siempre lo hacen entre el camino y el río.

La razón hay que buscarla en la surgencia de la fonte de la plaza de las casas de Mingo y de Campo y creo que a la llegada de una presa, desviada de la de Lus Pradones. Los sobrantes de esta fuente se desviaban hacia ese lado y se unían a otras surgencias menores, regando varios praus, hasta que al lado de Casa Roque se empresaba, cruzaba el camino y se unía a las aguas que alimentaban el mulín de esta familia, una de las más ricas del pueblo.

Praus entre el camino y el curtinal de La veiga, detrás Lus Pradones.

 Sobresalía el primer prau de este espacio, pegado a la Casa Mingo, siempre verde y que producía una excelente "ceba", para disfrute de las estabuladas vacas de Carlos de Mingo, uno de los pocos papudos que resistió la llamada del carbón y que siguió viviendo exclusivamente de su ganáu y su hacienda. Daba gusto ver a Carlos segar, con precisión milimétrica y sin aparente esfuerzo, aquella ceba, que debido a la abundancia de humedad no tardaba en rebrotar.

Siempre se veía a Carlos ocupado en sus quehaceres, sin tiempo siquiera de ir a tomar un vaso al bar, donde nunca lo vi excepto para utilizar el teléfono público que había en él. Me topaba con él muchas veces cuando me desplazaba a Las Tablizas, porque tenía un excelente prau con cabaña, como ya vimos, en Prau Nuevo y siempre nos saludábamos. Desde aquí mis respetos.

De Casa Roque para abajo solo había praus del lado del camino contra el río, hasta ser cortados por la carretera, no sin antes ascender por el Regueiru San Xulianu, pegados a su curso. y ahí finalizan los praus de vega regados.

Todavía recuerdo perfectamente cuando las fiestas del pueblo se celebraban en el prau llano que había enfrente de Casa Abel, el de Saturno, del otro lado del río. Para acceder a él yo siempre le vi un puente, bien armado con vigas de hierro que permitían el paso de personas y de vehículos.

También recuerdo otras fiestas, aún más antiguas, que se hacían en otro prau, en el de Casa Francos, que alguna vez creo que se realizaban en la plaza de casa Silvestre. Por aquella yo era un guaje, un tierno infante, y lo que más me gustaba era meterme a toda pastilla entre las parejas de jóvenes y adultos que bailaban animadamente, revoloteando entre faldas y piernas que procuraban no pisarme. Era toda una gozada porque allí era muy difícil que me encontraran mis compañeros de juegos.

Hasta que un día una pareja de adultos me sujetaron, no recuerdo si eran el pueblo o de fuera, pero si recuerdo lo que me dijeron: "¡Guaje, ya no tienes edad para hacer estas cosas!". Aquello fue como un mazazo y estuve varios días rumiando sus palabras, parecía que la inocente infancia tocaba a su fin y en adelante me abstuve de realizarlas porque ya me daba vergüenza.

Pero ya hacía tiempo que había otra cosa que me atraía tanto o más de aquellas fiestas: la música. No tocaban entonces orquestas con varios músicos. En la plataforma, algo elevada sobre el prau y hecha con simples maderos y tablas, solo había una persona con un único instrumento: un acordeón, acompañado en alguna ocasión por otro que tocaba una batería.

Me quedaba embelesado oyendo los sonidos que salían de aquel aparato. Era algo mágico porque los sonidos me llenaban de energía, de ganas de saltar, correr, moverme sin parar y arrasarlo todo como hacen los torbellinos. Pero también, aquellos sonidos en alguna ocasión, me agarraban y me llevaban de viaje, experimentando profundas emociones donde se mezclaban la dulzura con la tristeza. Yo procuraba reproducir aquellos sonidos con mi boca y me pasaba horas enteras farfullando aquella musiquilla o algo que se le parecía.

Era tal mi afición que mis padres le encargaron a los Reyes Magos un acordeón de juguete. Fue uno de los días más felices de mi vida cuando el día de Reyes, tras abrir nerviosamente el envoltorio, lo vi. El juguete era de cartón pero al presionar una tecla se levantaba una lengüeta y emitía un sonido. Tenía varios y hasta se plegaba como los de verdad. Me pasé todo el días sacándole sonidos hasta que por la noche, de tanto usarlo, se estropeó, el cartón se agrietó por algún sitio y dejó de sonar. Tuve un gran disgusto pero en las fiestas yo seguía embriagándome con la música. 

De ahí me viene mi profundo amor por la música, aunque mis gustos fueron evolucionando. Yo soy hijo de mi tiempo, en realidad todos lo somos, y por aquel entonces, ya en Cangas, lo que escuchábamos los chavales y jóvenes era música rock, cuyas letras y sonidos se acercaban más a nuestras inquietudes y aspiraciones. "No consigo satisfacción" cantaban los Stones, algo que todos sentíamos en aquella sociedad de consumo, la misma a día de hoy. Es esta música, en sus múltiples manifestaciones, la que he seguido escuchando y degustando el resto de mis días, sin hacerle ascos a otros géneros musicales como el blues, el jazz e incluso la clásica donde mi preferida es la música de Cámara.

Este último verano del 2.020 he ampliado algo el área de estudio de las valladas, no mucho debido a la actual pandemia que nos está afectando a todos. Aprovechando una visita a Cangas me detuve un rato a observar la vallada de mi amigo Jose, en Bimeda, la que riega su enorme prau. No tenía un recuerdo muy claro de ella, solo que era grande y aglutinaba un buen amasijo de maderos y ramas.

Al regar una superficie tan grande suponía que la vallada tenía que ser enorme, quizás a la altura, nunca mejor dicho, de nuestra vallada´l Palenque, pero no fue así. Actualmente de esta gran vallada ya no queda ningún resto. La construcción de un gran puente sobre ella, el de la carretera general, la ha borrado del mapa. Pero esta construcción, bastante elevada sobre el río, propició la instalación de una nueva vallada, hecha con nuevos materiales: piedra y hormigón.

Donde estaba la vallada y aprovechando el desnivel que poseía a sus pies se construyó un potente muro sustentador para evitar corrimientos y allanar el espacio sobre el que se iban a levantar las pilastras. Se hormigonó todo a conciencia y hasta se hicieron espolones (salientes hacia el cauce), todo para evitar la erosión del agua que a corto y medio plazo pudiera comprometer la estabilidad del puente.


Interesante foto donde se ve el potente muro sustentador del espacio allanado y el inicio de la presa. Bimeda 30-julio-2020.

  Es muy discreta pues aprovecha el gran remanso creado, que se prolonga aguas arriba hasta un poco por encima del antiguo puente. Un área en la que además el Ríu Naviegu ha perdido parte de su fiereza y discurre un poco más calmo.

Un simple y pequeño murete, ladeado como es costumbre en estas nuevas valladas con una sola conducción, que encauza el agua, ayudado por un saliente de la propia presa, hacia ella, esta sí reforzada con hormigón. No se le ve palenque alguno y su desaguadero, al poco de iniciarse el conducto, tiene la particularidad de ir por debajo del suelo mediante una canalización subterránea que tiene pinta de ser antigua.


Saliente de la presa contra el río en su inicio, prolongada con un grueso morrillo.

Inicio de la presa vista desde el prau. El palenque parece haberse sustituido por una compuerta metálica.


Desaguadero con conducción subterránea hasta el río.


Precioso el embudo creado por el agua al sumirse por el desaguadero, a pesar de estar cerrado este.


La presa lleva tanta agua como el río tras la vallada.

Recluido en Caguatses durante julio, el mes de mis vacaciones, hice varias salidas "a pata" para localizar alguna vallada en la vega del vatse. Por los paseos de años anteriores conocía una pegada a la Ruta Verde y una ancha y larga presa que solo tuve que seguir hasta su conexión con el río para dar con su vallada.

En esta última la vieja vallada de madera está inutilizada, el agua se la ha llevado casi en su totalidad, pero lo que subsiste sigue manteniendo algo de rellano por encima de ella y ahí, de nuevo, se ha construido un murete ladeado que desvía el agua hacia el margen derecho del valle.

Vieja vallada de Caguatses d´Arriba. 11-julio-2020.


La vieja y la nueva vallada.



Tramo llaneado por encima de las valladas.

Al poco de iniciarse la presa tiene el desaguadero, con compuertas hormigonadas y dotada de una tubería cubierta que expulsa el agua hacia el río. Es seguro que contara con un palenque aunque este ya no subsiste completo.

Compuerta de la presa tras el desaguadero.


Desaguadero abierto, compuesto por una tubería cubierta.


Restos del palenque.

La presa es larguísima y allí mismo, tras un tramo subterráneo, alimentaba un pequeño prau donde aún se notan las compuertas que desviaban el caudal para regarlo. Continuaba durante un largo trecho con un ancho surco reforzado por la parte de abajo con paredes de piedra y el terreno extraído durante su excavación, marcando un ancho repecho.

Puerta moderna de una compuerta en el primer prau, ya fuera de uso. 11-julio 2020.


Un tramo en el inicio de la larga presa. 4-enero-2020.


Otro tramo de la presa. Fijaros en el amplio repecho que la bordeaba por el lado de abajo. 4-enero-2020.

 Una gran presa que ante los corrimientos del terreno pendiente que tiene por encima posee partes subterráneas, algunas antiguas y otras más modernas donde ya se utilizó tubería. Tiene luego un desaguadero o un ramal con compuertas, antes de un terreno que en su día sería un prau pero que lleva ya un tiempo abandonado y tomado por un tupido "bardal".

Tramo subterráneo.


Desaguadero o ramal de la presa

Más adelante la presa debió de deteriorarse en su base y le pusieron una sucesión de chapas, aprovechando su forma combada y obtenidas de grandes barriles, desprovistos de tapa y culo y serrados de arriba a abajo, para que el agua no se sumiera. Y luego, por fin, unos grandes praus que la presa bordea por su parte superior para regarlos. La presa parece que no está abandonada de momento, pero su deterioro augura un fin próximo.

Chapas combadas para que no se sumiera el agua en el suelo deteriorado de la presa.


Destino final de la presa.

La otra vallada recuerdo haberla visto cuando aún existía pero las grandes crecidas del 2.019 se la han llevado por delante. Subsiste como testimonio un gran varal, largo y grueso, sin duda el cabecero, que al estar tendido en la dirección del río permanece todavía a los pies de donde originalmente estuvo.

Gran varal. 15-julio-2020

Era de umeiru y cuando estuve midiéndolo me percaté de que se había roto. Está quebrado pero aún unido entre si, ayudado por unas cuerdas que le anudaron para que aguantara un poco más en la vallada. Se le notan algunos palos atados en él, algo que ya habíamos visto en la vallada de Burducéu de Mual, en una posición totalmente vertical y que seguramente fueron puestos a última hora para conseguir que la vallada siguiera embalsando y desviando agua. La colmatación del embalse o la rotura de alguna de sus partes inferiores hizo que fuera más fácil colocarlos así, para aumentar la altura de la vallada o cerrar la brecha existente. Pero esa disposición seguramente ayudo a la rotura del varal, enfrentarse directamente al agua, con esos recursos, es una batalla perdida a corto plazo.

La "paraza" permite identificar el varal como de umeiru.


Varal quebrado, con cuerdas anudadas para evitar que se separara del todo.


Palos atados o clavados al varal.

Teniendo el varal tan a mano, no pude resistir la tentación de medirlo, tal vez mañana se habrá mudado de sitio, algo que no había podido hacer con los de Mual por su mayor dificultad. De largo medía la friolera de 15,56 metros y los perímetros iban de los 84cm. en la punta más estrecha a los 130cm. cerca de la punta más ancha. Solo lo pude medir a 246 cm. de esa punta, mas cerca estaba muy pegado al suelo y si el agua no había podido arrastrarlo ya me diréis que iba a hacer yo con solo mis manos. Me abstuve de intentar moverlo y en mi defensa debo decir que la mucha maleza existente me lo habría puesto difícil, muy difícil.

Las comparaciones suelen ser engañosas pero creo que sería un pelín más largo y grueso que el de la Vallada´l Palenque, pero probablemente menor que los de la vallada de Burducéu y los de la Ponte Rucabo. En esta última aún subsisten los restos de una rolla colosal.

Restos de un varal realmente impresionante, Vallada de debajo de La Ponte Rocabo, Mual.

La erosión subsiguiente a la desaparición de la vallada también ha hecho desaparecer el rellano existente, quedando el actual lecho del río muy por debajo de la presa que recogía el agua. Para aprovisionarla de nuevo el propietario está colocando una larga y ancha tubería metálica (125 cm. de perímetro por el exterior con aprovechamiento interior algo menor) que recoge el agua unos cuantos metros más arriba en una especie de pozo creado mediante una simple acumulación de palos y piedras.

Tubería a nivel entrando en la parte subterránea de la presa. Fijaros en el desnivel creado por la erosión en el lecho del río.


Tubería metálica con varios empalmes y varios metros de larga.


Pozo al que va surtirse de agua la tubería.

No le pronostico a este método una larga vida. El pozo seguramente será borrado con la próxima gran crecida, que también puede hacerlo con la tubería ya que esta va pareada al curso del río, aparte de que se puede rellenar con gravas y ramas.

La vieja vallada no tenía palenque y nada más internarse en el prau la presa tenía un tramo subterráneo que en su inicio hacia subir el nivel del suelo en altura para evitar que pasaran las gravas y se retuvieran las ramas y hojarasca, que cada poco tenían que ser retiradas. Luego, al poco, ya tenía el desaguadero, dotado como todos con compuertas cuyas tapas o puertas son en la actualidad, desde ya hace muchos años, metálicas, de chapa, que luego también abundan a lo largo de la presa para repartir el riego y que presentan un curioso sistema: para que carros o tractores pudieran atravesar la presa y desplazarse por el prau se colocaron tuberías prefabricadas de hormigón anchas, repartidas por diferentes puntos de la presa, a intervalos. Por ellas circulaba el agua de la presa y permitían desplazamientos sobre ella, pero también servían para distribuir el agua, bastaba con colocar una tapa en la entrada de la tubería y hacerle una pequeña salida a la presa en ese punto, Era como una compuerta pero más fácil de hacer por que la tapa de la presa no necesitaba de jambas ya que se sujetaba apoyándose en la tubería.

Salida de la presa de la parte subterránea en cuya entrada eleva algo su nivel para retener todo lo que no era agua.


Desaguadero y presa con tapas de chapa.


Surco en piedra de una compuerta del desaguadero, algo único pues casi todas están hechas o ayudadas de hormigón.

 

Gruesos trozos de  tubería de hormigón prefabricado jalonan la presa dentro del prau para cruzarla y distribuir el agua de riego.


Chapa cerrando la presa para distribuir el agua que circulaba por ella.

Incluso llegué a ver los restos de una vallada rehecha con materiales más modernos y resistentes: viguetas de hierro y hormigón que no fueron capaces de soportar la furia de la última gran riada. Aún se ve por allí, desperdigadas, las pesadas viguetas. Dicen que el arte marcial del judo fue descubierto y desarrollado por un monje mientras observaba como los abetos se comportaban ante la caída de la nieve: sus ramas, siempre con hojas, al ir cubriéndose de nieve, acababan doblándose hacia abajo para librarse de ella. No enfrentarse directamente a una fuerza superior a su grado de resistencia. Algo parecido es lo que perseguían las viejas valladas, embalsar el agua pero sin enfrentarse directamente a su descomunal fuerza. Me hablaron de una vallada en la zona del Naviegu (Tabláu-Vitsacibrán) hecha con hormigón que tampoco resistió el poder de las crecidas y acabó desapareciendo.

Restos (hormigón, varales de madera, viguetas...) de una vallada en Caguatses d´Arriba arrasada por una crecida.

 

Viguetas dispersadas tras la rotura de la vallada.


La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

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