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Camino y praus bordeándolo en los inicios del Vatse La Cutsada. 31-julio-2020. |
Volviendo a Reiduz, en el desagüe del Vatse La Tsousera y favorecido por el ensanchamiento de la veiguina (en diminutivo para distinguirla de la vega del río Munietsus), también había grandes praus, ahora ya prácticamente desaparecidos.
Praus de Reiduz, Foto Google. |
Subiendo por el Vatse La Tsousera, pronto nos encontrábamos con un buen afluente suyo, que conformaba una buena vatsina, la de Las Poulonas, en donde aún subsiste un enorme prau. Este último topónimo da que pensar. Decir que un terreno está "en poula" hace referencia a un terreno que antes estaba cultivado y que, por los motivos que sean, ha dejado de estarlo, transformándose en una tierra en barbecho.
Pero "poula" también puede significar otra cosa. Si deriva del latín "pabulum" puede hacer referencia a un terreno productor de alimentos, sean estos con destino al ser humano o para el ganáu. En este segundo caso la traducción correcta sería la de pastizal, productor de pasto, pienso o forraje, o sea un prau. En Mual, que yo sepa, tenemos cuatro lugares con el topónimo poula y excepto uno de ellos el resto parecen adecuarse a este significado.
La Poula de Tachurrosu sí parece referirse a parte del antiguo curtinal que acabaría transformándose en praus de secano. Más dudosa parece ser La Poula, en el inicio de Reiduz, conformado en la actualidad como un prau más de los regados por este arroyo y tal parece que sería su función original.
De lo que no cabe duda es que tanto La Poula La Reguera, como la que tenemos aquí en Las Poulonas, solo pueden hacer referencia a su función de prau. Ambas están rodeadas o inmersas en el bosque, en terrenos sombríos y húmedos y formados por suelos más o menos pendientes y bastante alejados del pueblo, condiciones todas ellas que no las hacen viables para albergar terrenos cultivados. Nuestros antepasados no eran tontos y sabían sacarle rendimiento a cada zona en función de sus características naturales y aquellas zonas solo eran apropiadas para mantener bosques o a lo sumo praus, conseguidos tras arduos trabajos, como parece haber sucedido.
La Poula La Reguera ha quedado sumida en el bosque de la zona que pugna por recuperarse, habiéndolo logrado en buena medida. En Las Poulonas sobrevive al menos una de sus poulonas, pero el avance inexorable del bosque compromete su futuro, algo que me provoca sentimientos confrontados.
Prau de Las Poulonas rodeado de arbolado. Enfrente de la granda del Tesu La Valladina y la ladera izquierda del Vatse La Tsousera. Foto Google. |
Por un lado reconforta ver como la naturaleza se recupera de las heridas que las personas le provocamos, recuperando lo que le usurpamos y volviendo a recuperar su potencialidad natural. Pero también me duele ver como desaparecen testimonios dejados por nuestros "abuelos", logros que exigieron mucho sudor y que contribuyeron a paliar, al menos en parte, el hambre endémica que les amenazaba un día sí y otro también.
Hoy, el abandono ganadero ha hecho, o lo está haciendo, que muchos de estos praus se hayan abandonado, dejando de segarse y de recoger su yerba y que el bosque aumente sus dominios a su costa. Pero no creáis que la sustitución es "ipso facto", los praus se resisten a su sustitución, al igual que ocurre con las camperas de pastoreo de las brañas. El proceso lleva un tiempo y lo hace por fases, en lo que los botánicos llaman "dinámica forestal".
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Prau que ya ni se siega ni se pastorea siendo invadido por las leguminosas. Mientras los robles esperan pacientemente que llegue su hora. |
Aunque caiga tsande, fayucos o cualquier otra semilla arbórea, estas no logran enraizar, la yerba no se deja comer tan fácilmente el terreno. El árbol necesita ayuda y esta se la aportan los subarbustos, siendo las leguminosas de los géneros cytisus (escobas) y genista (piornos) los más apropiados. A medida que van ocupando estos buenos suelos y desalojando a la yerba, al tiempo que esponjándolo, van encontrando los árboles un lugar idóneo para instalarse. A veces incluso necesitan que estos subarbustos tengan un gran desarrollo, llegando algunos hasta los tres metros de altura, dando paso a una nueva fase, dentro de una dinámica que lo lleva a obtener su potencialidad máxima: la vegetación clímax (climácica climática) que en el entorno de Mual y Munietsus es el bosque.
En términos más vulgares la evolución (dinámica) sería como sigue: prau regáu - prau secano - pascón - bosque. Proceso que puede durar varias decenas de años, siempre que no haya intervención antrópica (humana).
Volvamos al sinuoso cauce del curso principal del vatse de Reiduz, que provoca la existencia de vatses y vatsinas con distinta orientación en toda su vertiente izquierda, provocando solanos y avesíus de una zona que está, no lo olvidemos, en el avesíu de la vega del Munietsus.
Al poco del desagüe de La Tsousera, el Tesu Gordu, en su ancho lomo, de ahí su nombre, posee un pronunciado espolón sobre el que se situaba el penúltimo gran prau, que se prolongaba hacia arriba y sobre la vertiente derecha del vatse.
Más arriba, por debajo de la unión del vatse principal con dos vatsinas procedentes de la sierra (de Lus Currales y el Cimbo d´Asturias) separadas por el Tesu Braña, se localizaba el último gran prau de Reiduz, en su vertiente derecha y pegado al regueiro y que llega hasta los 780 metros de altitud. No es descabellado pensar en la existencia de algún prau más por encima, aunque no tengo conocimiento de ello, porque el vatse se prolonga durante un gran tramo.
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El último prau de Reiduz ya está tomado por el matorral. |
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Este último prau ya es un auténtico bardal. |
Toda esa zona del desagüe, prolongándose vatse arriba y por las dos vatsinas se llama Braña Fundeira (o Fundera). Este topónimo hace que en muchos mapas al vatse de Reiduz le hayan puesto el nombre de Reguero Fondesa. Lo de Fondesa parece ser una mala traducción de Fundera y es totalmente falso.
En nuestra opinión, como ya dijimos en otro capítulo, Reiduz, el nombre de todo este vatse, procede de "Ríu d´Uz" (río de ganzos o ericas) aludiendo a las "grandas" donde abundan estos subarbustos y que fueron provocadas por el antiguo pastoreo que hubo en esta zona. Ya se le llamaba así cuando padeció las primeras talas, allá por 1772 y que no fueron las únicas. Las más recientes fueron las de los años sesenta del pasado siglo, de las que perdura, aún muy visible, la vía de acceso: de la Carril de Moncóu, también transformada (ampliada) en pista hasta La Veiga, su braña, Partía un ramal en el entorno del Muntecín (o Munticín como mi hermano Naciu me dijo habérselo oído alguna vez a Mamina, nuestra abuela). Iba casi en llano desde la pista, internándose en los faéus. La que se ve más baja desde el Cutsáu La Sietsa (la diminuta collada que hay en la espalda del Muntecín, ya que este no deja de ser un pequeño pico) es el final de la senda adaptada de la ruta del bosque de Mual. A diferencia de las cortas destinadas a El Ferrol que buscaban robles, estas últimas buscaban fayas.
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Pistas madereras creadas para la extracción de las fayas. Son dos, la que iba a La Veiga Moncóu y la de debajo que en llano se internaba en los faéus. Foto Google. |
Seguramente la gran granda, instalada desde más arriba del Muntecín y que se extiende por toda la ladera derecha del valle hasta un poco por encima de Las Brañuetas, fuera provocada por aquellas lejanas cortas del siglo XVIII. Esta ladera a granda sería un robledal, como pone de manifiesto el topónimo La Rebotsa, donde mi tío Gonzalo llevaba un cortín, el de las abejas, que como es sabido tienen predilección por las laderas soleadas. También apunta en esa dirección la presencia, muy aislada, de algunos rebotsus sapiegus que en la dinámica forestal de la zona pueden preceder a la instalación del rey de la zona, el roble albar, ya presente en las partes bajas, con mayor humedad.
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Gran granda de la vertiente derecha del vatse de Reiduz. Foto Google. |
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Granda de la vertiente derecha por debajo del Montecín. |
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Granda de la vertiente derecha por encima del Montecín. |
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La Rebotsa con el cortín llevado por mi tío Gonzalo. Foto Google. |
Hace medio siglo, y "parece que aún fue ayer" como cantaban Los Suaves (un grupo de rock burdo pero con un puñado de preciosas canciones), cuando yo era asiduo de estos parajes, recuerdo que en el Cutsáu La Sietsa (collado La Silla sería su traducción al castellano) había cinco o seis pequeños rebotsus sapiegus, que destacaban en un entorno totalmente desarbolado donde solo crecían raquíticos ganzos. Hoy día y a pesar de los incendios tan frecuentes que padeció la zona hasta hace pocos años, hay instalado un coqueto bosquete de sapiegus, no muy grande pero bastante denso, capaz ya de dar buena sombra y de alegrar el espíritu. También anima comprobar como la granda va aumentando su composición florística y como en sus bordes se empiezan a instalar nuevos rebotsus. La granda es enorme y le llevará, si sigue sin quemarse, muchos años evolucionar, pero alegra y emociona ver sus progresos.
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Bosquete de sapiegos del Cutsáu La Sietsa. |
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El bosquete visto desde El Montecín. |
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El ganzo (erica) único subarbusto presente en la mayor parte de la granda ya comparte el terreno, en algunos lugares, con otras especies adaptadas a la sequedad (toxus, carqueixas y otras ericas. |
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La brecina (calluna vulgaris) también contribuye a enriquecer los suelos de la granda. |
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Rebotsus sapiegus (quercus pyrenaica) instalándose en los bordes de la granda. La cercanía de sus padres hace posible que lleguen hasta aquí. |
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Las partes altas están más avanzadas en su regeneración y pronto estarán cubiertas de pequeños árboles. |
Ríu d´Uz es muy complicado de pronunciar y si algo es característico de la "fala" popular es evitarlo y transformarlo en algo fácil de decir, quedando en Reiduz.
Reiduz, como La Cutsada, son los dos vatses más conocidos de Mual ya que por ellos discurre la Ruta del bosque de Moal, la PR.AS.-132, subiendo por Reiduz y bajando por La Cutsada, señalizada y realizada por bastantes visitantes pues a diferencia de Munietsus esta es de acceso libre, siendo además relativamente fácil de realizar. No tiene la magnificencia de La Reserva pero es interesante y sirve para "abrir boca".
El último gran vatse del avesíu es el de La Cutsada, más corto y menos extenso que Reiduz. Es también el más cercano al pueblo y el más afectado por la presión humana. Aquí como en el resto del avesíu también se cortaron fayas, quedando el bosque recluido a puntos muy concretos y además muy "chamuscáu" por incendios periódicos. La ausencia de incendios en estos últimos años le está viniendo de perlas, propiciando una lenta recuperación.
En esta lenta recuperación de los "faéus" (hayedos) está cobrando protagonismo la "fulgueira" o "folguera", el helecho común (pteridium aquilinum), una planta superior muy relacionada con la cultura de los nuestros. Muchos son los lugares que conservan su nombre. En Munietsus dos brañas lo tienen: La Fulgueirina en la sierra de bisnuevo y La Veiga La Folgueirosa en la vega del Ríu Tixeirúa, mientras que en Mual tenemos el Tesu La Fulgueirosa en el Ríu Calechu, entre dos de sus vatsinas (Vatsina Negra y Vatsina Tsonga), ya lindando con el Monte Oubachu, abundando en otros muchos sitios como componente, entre otras especies, de una etapa serial más , dentro de la dinámica forestal, ocupando zonas desarboladas ya que es el único helecho que necesita mucha luz, indiferente a suelos débiles y degradados o profundos y más ricos, pero necesitando mucha humedad.
Es una planta pionera ya que sus "soros" (el helecho no tiene semillas si no esporas, llamadas así) tienen muy poco peso y son dispersados a largas distancias por el viento y además es muy resistente a los incendios, que más que acabar con ella, contribuyen a su propagación. Otras plantas pueden morir chamuscadas pero la fulgueira no. La fronde, su parte aérea, que es la que vemos y que tiene un ciclo vital corto muriendo en invierno y naciendo en primavera, sí se quema y además muy fácil y rápidamente. Pero el rizoma, su parte subterránea que puede vivir durante muchos años, no se quema y enseguida emite nuevos tallos con frondes que se encuentran con muy poca o ninguna competencia de otras especies vegetales desalojadas por el fuego.
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Del tallo de la fulgueira surgen grandes frondes. Al fondo Las Arbitsales de Oubachu y el Curtinal D´Espina de Mual. |
Una vez instalada, la fulgueira es muy competitiva, su rizoma puede alcanzar el metro de longitud y sus grandes frondes copan la luz hasta una altura de dos metros, formando comunidades monoespecíficas, fulgueirales, con muy poca presencia de otros vegetales.
Su vinculación con la cultura popular, aparte de la toponímica, radica en el hecho de que era utilizada para "muñir" (mullir) al ganáu. En las zonas de veiga los campesinos no utilizaban "toxu" (ulex europaeus) picado para hacerlo, porque no era tan abundante como lo era en zonas serranas.. Se recolectaba mucha folgueira cuando esta se secaba y se utilizaba para hacerle "la cama" a las vacas, haciéndola más mullida y seca y para esparcirla por la "corte" para tapar las "muñicas" y los orines que estas expulsaban, por comodidad e higiene y para producir "cuitu", el estiércol con el que se abonaban tanto las tierras de cultivo como los praus, algo fundamental en las economías tradicionales.
En las partes medias y altas de La Cutsada las fulgueiras han tenido un desarrollo realmente espectacular, ocupando en solitario amplias superficies. Yo nunca las he visto tan desarrolladas como lo están aquí. Es la orientación norteña, que permite una presencia de mayor humedad, y la repetición de los incendios la que ha provocado esta situación. Solo las partes más secas se ven libres de ellas. Su protagonismo en el resto es absoluto y no permiten la instalación de otros vegetales.
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Fulgueiral en las partes altas de La Cutsada. |
Pero los árboles no son un vegetal más, ocupan la cúspide de la evolución vegetal, al menos en nuestra zona donde no hay piso alpino, y están capacitados para desarrollarse sobre el resto. La faya, el árbol potencial de muchas de estas zonas umbrosas y húmedas de La Cutsada (como atestigua el topónimo La Vatsina Las Fayas) necesita sombra para nacer y crecer durante los primeros años de su vida, luego ya puede estar expuesta a cualquier tipo de insolación. Y es ahí donde la fulgueira puede convertirse en su mejor aliada, proporcionándole un suelo mas mullido, por la acumulación de frondes muertas, y la imprescindible sombra. Por lo que es de prever una expansión del faéu en estos helechales, algo que sin duda ya está ocurriendo.
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Fulgueiral con la silueta del Montecín al fondo. |
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En el fulgueiral ya están surgiendo pequeños arbolillos como los xardones y pronto lo harán las fayas. |
Este vatse de La Cutsada posee grandes praus en su cercanía al Ríu Mual. Sus aguas "empresadas" se unían a las provenientes de la Vallada de la Ponte La Zreizalina, regándolos en abundancia, sirviendo también para mover el mulín que, en sus días, hubo, pegado al Curtinal de Veiconde. Por la parte de abajo los praus llegan hasta cerca de La Ponte Fonsu.
Ya metidos en el vatse los praus se van estableciendo en torno al regueiro. Mi familia tenía un prau al poco de entrar en él. Al pie de su entrada el camino carretero se bifurcaba. El de la derecha se dirige a Muruecos y es el que se utiliza para realizar la Ruta del bosque de Moal en su ida. El otro camino, tras bordear durante un rato nuestro prau, prosigue adentrándose en La Cutsada y es por él por donde se realiza la vuelta de la citada ruta tras haber subido al Muntecín y al Chanu La Cutsada. Junto al prau y durante unos cien metros el camino es un auténtico regato ya que discurre sobre el curso del regueiro.
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Nada más doblar el Tesu La Purida ya aparecen los praus de La Cutsada. |
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Praus por encima y por debajo del camino en los inicios del Vatse La Cutsada. |
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Prau de mi familia en el cruce de la senda de la ruta del bosque de Mual. |
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La carril de nuetro prau, así como este, ya está abandonada. Al fondo los faéus de La Cutsada. |
Hay muchos visitantes que calzados con deportivas piensan que a la vuelta se acabarán mojando en ese tramo y no son pocos los que tras subir al Muntecín, un auténtico mirador natural de todo el entorno, hacen la vuelta por el tramo por el que ascendieron, perdiéndose La Carril de Moncóu y los dos preciosos faéus que atraviesa, así como El Chanu La Cutsada y la tentación de ascender a La Pena Moncóu, un mirador aún más deslumbrante que El Muntecín y con encanto propio, con su alargada cima rocosa de pura caliza y algunas fayas desafiando a los vientos. Desde El Muntecín, El chanu o La Pena se pueden ver perfectamente las impresionantes cortas mineras auríferas de época romana de Samartino, cuyas dimensiones reales están aún por determinar. Yo, en un detallado análisis realizado con posterioridad a la presentación de la tesina, las había dividido en tres grandes conjuntos mientras que en el inventario arqueológico las agrupan en uno solo, siendo en este caso la mayor explotación conocida de todo el concejo, mayor aún que Monterrosu o las grandes cortas del Naviegu. Pero las cosas no son tan claras pues el Inventario no ha tenido en cuenta la opinión de algunos geólogos que consideran la zona como muy inestable y propensa a deslizamientos naturales. Pero que hay restos de explotaciones es indudable, posiblemente instaladas sobre terrenos corridos con anterioridad que pusieron al descubierto la riqueza mineralógica del sustrato, algo que supieron ver los hábiles técnicos prospectores romanos, al menos eso es lo que pienso yo. En Google maps podemos apreciar claramente la enorme extensión de la zona deslizada y los "encetes" hechos con posterioridad, así como otras cortas en el inicio del río Gillón que no están catalogadas aún.
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Desde el Muntecín ya se ven dos de los tres conjuntos de cortas auríferas de Samartino, la que no se ve es La Cabuerca. La vaguada del primer término es el Chanu La Cutsada. |
Según la carta arqueológica del concejo la corta aurífera de Samartino engloba todo su valle y parte de contra Pueblo. Foto Google. |
Otra vista de la supuesta y enorme corta de Samartino. Foto Google. |
Las líneas indican las grandes cortas de todo el valle de Samartino con progresiones hacia Pueblo de Rengos y de las aún no catalogadas de inicios del río Gillón. Foto Google. |
Volviendo al tramo inundado este no supone ningún obstáculo porque en Julio y agosto, que es cuando más gente realiza la ruta, se puede sortear aprovechando las numerosas piedras sueltas que lo jalonan, sin mojar más que la suela de su calzado.
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Tramo inundable pero facílmente transitable. |
Enfrente de nuestro prau, en la vertiente derecha hay unos praus bastante pendientes, que como el nuestro y otros que hay más arriba, iban a buscar el agua a la Fonte Elcano, en donde había un distribuidor de ella, por llamarlo de alguna manera. Nada del otro mundo, un sitio llaneado donde cerrabas, con arenas y algún terrón, unas presas y abrías la que conducía al prau que deseabas regar. Cuando el caudal era abundante los praus no eran capaces de absorberlo todo y el agua acababa volviendo a su cauce natural, que era por donde transitaba también el camino.
Este tramo estaba empedrado y, como decíamos, cubierto de piedras sueltas, para evitar que el agua lo desfigurara del todo y era muy raro encontrarlo seco. Los carros, cargaos o "valeirus" tenían que circular sobre él. Pero los peatones teníamos una alternativa para no mojarnos los pies cuando bajaba muy cargado. Cogíamos durante unos metros el otro camino y luego por una senda bordeábamos por arriba el prau de mi casa, saliendo a otro tramo alejado del cauce y ya seco.
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La senda que bordeaba nuestro prau ya es impracticable. |
Por encima de los praus pendientes de la zona encharcada también había praus, no les llegaba agua del regueiro porque estaban altos. Comenzaban cerca del Tesu La Purida, que divide La Cutsada del Funtanón, y progresaban por La Cutsada en la zona de Las Vinadas, donde anteriormente es casi seguro que hubiera tierras cultivadas o al menos el sistema de rozas. Este sistema propició, en bastantes casos, la división de terrenos comunales entre los vecinos, pasando así a ser terrenos de propiedad privada.