2/28/2021

El Monte y el guía de Munietsus 55

Camino y praus bordeándolo en los inicios del Vatse La Cutsada. 31-julio-2020.


Volviendo a Reiduz, en el desagüe del Vatse La Tsousera y favorecido por el ensanchamiento de la veiguina (en diminutivo para distinguirla de la vega del río Munietsus), también había grandes praus, ahora ya prácticamente desaparecidos.

Praus de Reiduz, Foto Google.


Subiendo por el Vatse La Tsousera, pronto nos encontrábamos con un buen afluente suyo, que conformaba una buena vatsina, la de Las Poulonas, en donde aún subsiste un enorme prau. Este último topónimo da que pensar. Decir que un terreno está "en poula" hace referencia a un terreno que antes estaba cultivado y que, por los motivos que sean, ha dejado de estarlo, transformándose en una tierra en barbecho.

Pero "poula" también puede significar otra cosa. Si deriva del latín "pabulum" puede hacer referencia a un terreno productor de alimentos, sean estos con destino al ser humano o para el ganáu. En este segundo caso la traducción correcta sería la de pastizal, productor de pasto, pienso o forraje, o sea un prau. En Mual, que yo sepa, tenemos cuatro lugares con el topónimo poula y excepto uno de ellos el resto parecen adecuarse a este significado.

La Poula de Tachurrosu sí parece referirse a parte del antiguo curtinal que acabaría transformándose en praus de secano. Más dudosa parece ser La Poula, en el inicio de Reiduz, conformado en la actualidad como un prau más de los regados por este arroyo y tal parece que sería su función original.

De lo que no cabe duda es que tanto La Poula La Reguera, como la que tenemos aquí en Las Poulonas, solo pueden hacer referencia a su función de prau. Ambas están rodeadas o inmersas en el bosque, en terrenos sombríos y húmedos y formados por suelos más o menos pendientes y bastante alejados del pueblo, condiciones todas ellas que no las hacen viables para albergar terrenos cultivados. Nuestros antepasados no eran tontos y sabían sacarle rendimiento a cada zona en función de sus características naturales y aquellas zonas solo eran apropiadas para mantener bosques o a lo sumo praus, conseguidos tras arduos trabajos, como parece haber sucedido.

La Poula La Reguera ha quedado sumida en el bosque de la zona que pugna por recuperarse, habiéndolo logrado en buena medida. En Las Poulonas sobrevive al menos una de sus poulonas, pero el avance inexorable del bosque compromete su futuro, algo que me provoca sentimientos confrontados.

Prau de Las Poulonas rodeado de arbolado. Enfrente de la granda del Tesu La Valladina y la ladera izquierda del Vatse La Tsousera. Foto Google.


Por un lado reconforta ver como la naturaleza se recupera de las heridas que las personas le provocamos, recuperando lo que le usurpamos y volviendo a recuperar su potencialidad natural. Pero también me duele ver como desaparecen testimonios dejados por nuestros "abuelos", logros que exigieron mucho sudor y que contribuyeron a paliar, al menos en parte, el hambre endémica que les amenazaba un día sí y otro también.

Hoy, el abandono ganadero ha hecho, o lo está haciendo, que muchos de estos praus se hayan abandonado, dejando de segarse y de recoger su yerba y que el bosque aumente sus dominios a su costa. Pero no creáis que la sustitución es "ipso facto", los praus se resisten a su sustitución, al igual que ocurre con las camperas de pastoreo de las brañas. El proceso lleva un tiempo y lo hace por fases, en lo que los botánicos llaman "dinámica forestal".

Prau que ya ni se siega ni se pastorea siendo invadido por las leguminosas. Mientras los robles esperan pacientemente que llegue su hora.


Aunque caiga tsande, fayucos o cualquier otra semilla arbórea, estas no logran enraizar, la yerba no se deja comer tan fácilmente el terreno. El árbol necesita ayuda y esta se la aportan los subarbustos, siendo las leguminosas de los géneros cytisus (escobas) y genista (piornos) los más apropiados. A medida que van ocupando estos buenos suelos y desalojando a la yerba, al tiempo que esponjándolo, van encontrando los árboles un lugar idóneo para instalarse. A veces incluso necesitan que estos subarbustos tengan un gran desarrollo, llegando algunos hasta los tres metros de altura, dando paso a una nueva fase, dentro de una dinámica que lo lleva a obtener su potencialidad máxima: la vegetación clímax (climácica climática) que en el entorno de Mual y Munietsus es el bosque.

En términos más vulgares la evolución (dinámica) sería como sigue: prau regáu - prau secano - pascón - bosque. Proceso que puede durar varias decenas de años, siempre que no haya intervención antrópica (humana).

Volvamos al sinuoso cauce del curso principal del vatse de Reiduz, que provoca la existencia de vatses y vatsinas con distinta orientación en toda su vertiente izquierda, provocando solanos y avesíus de una zona que está, no lo olvidemos, en el avesíu de la vega del Munietsus.

Al poco del desagüe de La Tsousera, el Tesu Gordu, en su ancho lomo, de ahí su nombre, posee un pronunciado espolón sobre el que se situaba el penúltimo gran prau, que se prolongaba hacia arriba y sobre la vertiente derecha del vatse.

 Más arriba, por debajo de la unión del vatse principal con dos vatsinas procedentes de la sierra (de Lus Currales y el Cimbo d´Asturias) separadas por el Tesu Braña, se localizaba el último gran prau de Reiduz, en su vertiente derecha y pegado al regueiro y que llega hasta los 780 metros de altitud. No es descabellado pensar en la existencia de algún prau más por encima, aunque no tengo conocimiento de ello, porque el vatse se prolonga durante un gran tramo.

El último prau de Reiduz ya está tomado por el matorral.


Este último prau ya es un auténtico bardal.


Toda esa zona del desagüe, prolongándose vatse arriba y por las dos vatsinas se llama Braña Fundeira (o Fundera). Este topónimo hace que en muchos mapas al vatse de Reiduz le hayan puesto el nombre de Reguero Fondesa. Lo de Fondesa parece ser una mala traducción de Fundera y es totalmente falso.

En nuestra opinión, como ya dijimos en otro capítulo, Reiduz, el nombre de todo este vatse, procede de "Ríu d´Uz" (río de ganzos o ericas) aludiendo a las "grandas" donde abundan estos subarbustos y que fueron provocadas por el antiguo pastoreo que hubo en esta zona. Ya se le llamaba así cuando padeció las primeras talas, allá por 1772 y que no fueron las únicas. Las más recientes fueron las de los años sesenta del pasado siglo, de las que perdura, aún muy visible, la vía de acceso: de la Carril de Moncóu, también transformada (ampliada) en pista hasta La Veiga, su braña, Partía un ramal en el entorno del Muntecín (o Munticín como mi hermano Naciu me dijo habérselo oído alguna vez a Mamina, nuestra abuela). Iba casi en llano desde la pista, internándose en los faéus. La que se ve más baja desde el Cutsáu La Sietsa (la diminuta collada que hay en la espalda del Muntecín, ya que este no deja de ser un pequeño pico) es el final de la senda adaptada de la ruta del bosque de Mual. A diferencia de las cortas destinadas a El Ferrol que buscaban robles, estas últimas buscaban fayas.

Pistas madereras creadas para la extracción de las fayas. Son dos, la que iba a La Veiga Moncóu y la de debajo que en llano se internaba en los faéus. Foto Google.


Seguramente la gran granda, instalada desde más arriba del Muntecín y que se extiende por toda la ladera derecha del valle hasta un poco por encima de Las Brañuetas, fuera provocada por aquellas lejanas cortas del siglo XVIII. Esta ladera a granda sería un robledal, como pone de manifiesto el topónimo La Rebotsa, donde mi tío Gonzalo llevaba un cortín, el de las abejas, que como es sabido tienen predilección por las laderas soleadas. También apunta en esa dirección la presencia, muy aislada, de algunos rebotsus sapiegus que en la dinámica forestal de la zona pueden preceder a la instalación del rey de la zona, el roble albar, ya presente en las partes bajas, con mayor humedad. 

Gran granda de la vertiente derecha del vatse de Reiduz. Foto Google.


Granda de la vertiente derecha por debajo del Montecín.


Granda de la vertiente derecha por encima del Montecín.


La Rebotsa con el cortín llevado por mi tío Gonzalo. Foto Google.


Hace medio siglo, y "parece que aún fue ayer" como cantaban Los Suaves (un grupo de rock burdo pero con un puñado de preciosas canciones), cuando yo era asiduo de estos parajes, recuerdo que en el Cutsáu La Sietsa (collado La Silla sería su traducción al castellano) había cinco o seis pequeños rebotsus sapiegus, que destacaban en un entorno totalmente desarbolado donde solo crecían raquíticos ganzos. Hoy día y a pesar de los incendios tan frecuentes que padeció la zona hasta hace pocos años, hay instalado un coqueto bosquete de sapiegus, no muy grande pero bastante denso, capaz ya de dar buena sombra y de alegrar el espíritu. También anima comprobar como la granda va aumentando su composición florística y como en sus bordes se empiezan a instalar nuevos rebotsus. La granda es enorme y le llevará, si sigue sin quemarse, muchos años evolucionar, pero alegra y emociona ver sus progresos.

Bosquete de sapiegos del Cutsáu La Sietsa.


El bosquete visto desde El Montecín.


El ganzo (erica) único subarbusto presente en la mayor parte de la granda ya comparte el terreno, en algunos lugares, con otras especies adaptadas a la sequedad (toxus, carqueixas y otras ericas. 


La brecina (calluna vulgaris) también contribuye a enriquecer los suelos de la granda.


Rebotsus sapiegus (quercus pyrenaica) instalándose en los bordes de la granda. La cercanía de sus padres hace posible que lleguen hasta aquí.


Las partes altas están más avanzadas en su regeneración y pronto estarán cubiertas de pequeños árboles.


Ríu d´Uz es muy complicado de pronunciar y si algo es característico de la "fala" popular es evitarlo y transformarlo en algo fácil de decir, quedando en Reiduz.

Reiduz, como La Cutsada, son los dos vatses más conocidos de Mual ya que por ellos discurre la Ruta del bosque de Moal, la PR.AS.-132, subiendo por Reiduz y bajando por La Cutsada, señalizada y realizada por bastantes visitantes pues a diferencia de Munietsus esta es de acceso libre, siendo además relativamente fácil de realizar. No tiene la magnificencia de La Reserva pero es interesante y sirve para "abrir boca".

El último gran vatse del avesíu es el de La Cutsada, más corto y menos extenso que Reiduz. Es también el más cercano al pueblo y el más afectado por la presión humana. Aquí como en el resto del avesíu también se cortaron fayas, quedando el bosque recluido a puntos muy concretos y además muy "chamuscáu" por incendios periódicos. La ausencia de incendios en estos últimos años le está viniendo de perlas, propiciando una lenta recuperación.

En esta lenta recuperación de los "faéus" (hayedos) está cobrando protagonismo la "fulgueira" o "folguera", el helecho común (pteridium aquilinum), una planta superior muy relacionada con la cultura de los nuestros. Muchos son los lugares que conservan su nombre. En Munietsus dos brañas lo tienen: La Fulgueirina en la sierra de bisnuevo y La Veiga La Folgueirosa en la vega del Ríu Tixeirúa, mientras que en Mual tenemos el Tesu La Fulgueirosa en el Ríu Calechu, entre dos de sus vatsinas (Vatsina Negra y Vatsina Tsonga), ya lindando con el Monte Oubachu, abundando en otros muchos sitios como componente, entre otras especies, de una etapa serial más , dentro de la dinámica forestal, ocupando zonas desarboladas ya que es el único helecho que necesita mucha luz, indiferente a suelos débiles y degradados o profundos y más ricos, pero necesitando mucha humedad.

Es una planta pionera ya que sus "soros" (el helecho no tiene semillas si no esporas, llamadas así) tienen muy poco peso y son dispersados a largas distancias por el viento y además es muy resistente a los incendios, que más que acabar con ella, contribuyen a su propagación. Otras plantas pueden morir chamuscadas pero la fulgueira no. La fronde, su parte aérea, que es la que vemos y que tiene un ciclo vital corto muriendo en invierno y naciendo en primavera, sí se quema y además muy fácil y rápidamente. Pero el rizoma, su parte subterránea que puede vivir durante muchos años, no se quema y enseguida emite nuevos tallos con frondes que se encuentran con muy poca o ninguna competencia de otras especies vegetales desalojadas por el fuego.

Del tallo de la fulgueira surgen grandes frondes. Al fondo Las Arbitsales de Oubachu y el Curtinal D´Espina de Mual.


Una vez instalada, la fulgueira es muy competitiva, su rizoma puede alcanzar el metro de longitud y sus grandes frondes copan la luz hasta una altura de dos metros, formando comunidades monoespecíficas, fulgueirales, con muy poca presencia de otros vegetales.

Su vinculación con la cultura popular, aparte de la toponímica, radica en el hecho de que era utilizada para "muñir" (mullir) al ganáu. En las zonas de veiga los campesinos no utilizaban "toxu" (ulex europaeus) picado para hacerlo, porque no era tan abundante como lo era en zonas serranas.. Se recolectaba mucha folgueira cuando esta se secaba y se utilizaba para hacerle "la cama" a las vacas, haciéndola más mullida y seca y para esparcirla por la "corte" para tapar las "muñicas" y los orines que estas expulsaban, por comodidad e higiene y para producir "cuitu", el estiércol con el que se abonaban tanto las tierras de cultivo como los praus, algo fundamental en las economías tradicionales.

En las partes medias y altas de La Cutsada las fulgueiras han tenido un desarrollo realmente espectacular, ocupando en solitario amplias superficies. Yo nunca las he visto tan desarrolladas como lo están aquí. Es la orientación norteña, que permite una presencia de mayor humedad, y la repetición de los incendios la que ha provocado esta situación. Solo las partes más secas  se ven libres de ellas. Su protagonismo en el resto es absoluto y no permiten la instalación de otros vegetales.

Fulgueiral en las partes altas de La Cutsada.


Pero los árboles no son un vegetal más, ocupan la cúspide de la evolución vegetal, al menos en nuestra zona donde no hay piso alpino, y están capacitados para desarrollarse sobre el resto. La faya, el árbol potencial de muchas de estas zonas umbrosas y húmedas de La Cutsada (como atestigua el topónimo La Vatsina Las Fayas) necesita sombra para nacer y crecer durante los primeros años de su vida, luego ya puede estar expuesta a cualquier tipo de insolación. Y es ahí donde la fulgueira puede convertirse en su mejor aliada, proporcionándole un suelo mas mullido, por la acumulación de frondes muertas, y la imprescindible sombra. Por lo que es de prever una expansión del faéu en estos helechales, algo que sin duda ya está ocurriendo.

Fulgueiral con la silueta del Montecín al fondo.


En el fulgueiral ya están surgiendo pequeños arbolillos como los xardones y pronto lo harán las fayas.


Este vatse de La Cutsada posee grandes praus en su cercanía al Ríu Mual. Sus aguas "empresadas" se unían a las provenientes de la Vallada de la Ponte La Zreizalina, regándolos en abundancia, sirviendo también para mover el mulín que, en sus días, hubo, pegado al Curtinal de Veiconde. Por la parte de abajo los praus llegan hasta cerca de La Ponte Fonsu.

Ya metidos en el vatse los praus se van estableciendo en torno al regueiro. Mi familia tenía un prau al poco de entrar en él. Al pie de su entrada el camino carretero se bifurcaba. El de la derecha se dirige a Muruecos y es el que se utiliza para realizar la Ruta del bosque de Moal en su ida. El otro camino, tras bordear durante un rato nuestro prau, prosigue adentrándose en La Cutsada y es por él por donde se realiza la vuelta de la citada ruta tras haber subido al Muntecín y al Chanu La Cutsada. Junto al prau y durante unos cien metros el camino es un auténtico regato ya que discurre sobre el curso del regueiro.

Nada más doblar el Tesu La Purida ya aparecen los praus de La Cutsada.


Praus por encima y por debajo del camino en los inicios del Vatse La Cutsada.


Prau de mi familia en el cruce de la senda de la ruta del bosque de Mual.


La carril de nuetro prau, así como este, ya está abandonada. Al fondo los faéus de La Cutsada.


Hay muchos visitantes que calzados con deportivas piensan que a la vuelta se acabarán mojando en ese tramo y no son pocos los que tras subir al Muntecín, un auténtico mirador natural de todo el entorno, hacen la vuelta por el tramo por el que ascendieron, perdiéndose La Carril de Moncóu y los dos preciosos faéus que atraviesa, así como El Chanu La Cutsada y la tentación de ascender a La Pena Moncóu, un mirador aún más deslumbrante que El Muntecín y con encanto propio, con su alargada cima rocosa de pura caliza y algunas fayas desafiando a los vientos. Desde El Muntecín, El chanu o La Pena se pueden ver perfectamente las impresionantes cortas mineras auríferas de época romana de Samartino, cuyas dimensiones reales están aún por determinar. Yo, en un detallado análisis realizado con posterioridad a la presentación de la tesina, las había dividido en tres grandes conjuntos mientras que en el inventario arqueológico las agrupan en uno solo, siendo en este caso la mayor explotación conocida de todo el concejo, mayor aún que Monterrosu o las grandes cortas del Naviegu. Pero las cosas no son tan claras pues el Inventario no ha tenido en cuenta la opinión de algunos geólogos que consideran la zona como muy inestable y propensa a deslizamientos naturales. Pero que hay restos de explotaciones es indudable, posiblemente instaladas sobre terrenos corridos con anterioridad que pusieron al descubierto la riqueza mineralógica del sustrato, algo que supieron ver los hábiles técnicos prospectores romanos, al menos eso es lo que pienso yo. En Google maps podemos apreciar claramente la enorme extensión de la zona deslizada y los "encetes" hechos con posterioridad, así como otras cortas en el inicio del río Gillón que no están catalogadas aún.

Desde el Muntecín ya se ven dos de los tres conjuntos de cortas auríferas de Samartino, la que no se ve es La Cabuerca. La vaguada del primer término es el Chanu La Cutsada.


Grandes desmontes de minería aurífera romana por encima de Samartinu. La Veiga las Cabenas (la superior) y La Excavancina 1 y 2, en disposición ladeada unas sobre otras. Vistas desde el Chanu La Cutsada.


Según la carta arqueológica del concejo la corta aurífera de Samartino engloba todo su valle y parte de contra Pueblo. Foto Google.

Otra vista de la supuesta y enorme corta de Samartino. Foto Google.


Las líneas indican las grandes cortas de todo el valle de Samartino con progresiones hacia Pueblo de Rengos y de las aún no catalogadas de inicios del río Gillón. Foto Google.


Volviendo al tramo inundado este no supone ningún obstáculo porque en Julio y agosto, que es cuando más gente realiza la ruta, se puede sortear aprovechando las numerosas piedras sueltas que lo jalonan, sin mojar más que la suela de su calzado.

Tramo inundable pero facílmente transitable.


Enfrente de nuestro prau, en la vertiente derecha hay unos praus bastante pendientes, que como el nuestro y otros que hay más arriba, iban a buscar el agua a la Fonte Elcano, en donde había un distribuidor de ella, por llamarlo de alguna manera. Nada del otro mundo, un sitio llaneado donde cerrabas, con arenas y algún terrón, unas presas y abrías la que conducía al prau que deseabas regar. Cuando el caudal era abundante los praus no eran capaces de absorberlo todo y el agua acababa volviendo a su cauce natural, que era por donde transitaba también el camino.

Este tramo estaba empedrado y, como decíamos, cubierto de piedras sueltas, para evitar que el agua lo desfigurara del todo y era muy raro encontrarlo seco. Los carros, cargaos o "valeirus" tenían que circular sobre él. Pero los peatones teníamos una alternativa para no mojarnos los pies cuando bajaba muy cargado. Cogíamos durante unos metros el otro camino y luego por una senda bordeábamos por arriba el prau de mi casa, saliendo a otro tramo alejado del cauce y ya seco.

La senda que bordeaba nuestro prau ya es impracticable.

Por encima de los praus pendientes de la zona encharcada también había praus, no les llegaba agua del regueiro porque estaban altos. Comenzaban cerca del Tesu La Purida, que divide La Cutsada del Funtanón, y progresaban por La Cutsada en la zona de Las Vinadas, donde anteriormente es casi seguro que hubiera tierras cultivadas o al menos el sistema de rozas. Este sistema propició, en bastantes casos, la división de terrenos comunales entre los vecinos, pasando así a ser terrenos de propiedad privada.

   

2/16/2021

El Monte y el guía de Munietsus 54

 

El Vatse Lus Putseirus (Mual) y el Regueiru Bisnuevo (Munietsus). 28-julio-2018.


Escribía Mario Gómez en el número 27 de La Maniega, agosto/septiembre de 1930: "y vamos a Moal, pueblo grande, de grandes tierras llanas y, sobre todo, de rica y muy regada pradería, escalonada por todas las vallinas que estriban en Muniellos. Al ver esta gran pradería, doy por hecho que este pueblo sea muy rico, pero me dicen que no, y no lo entiendo".

Mario describe en muy pocas palabras como era el paisaje agrario de hace casi un siglo: grandes tierras llanas, que se corresponderían con los curtinales, y pradería regada, que lo haría sobre los praus. La ganadería de vacuno ya era la principal riqueza y había desplazado al cultivo a un segundo plano, algo que históricamente hablando suponía una novedad pues más hacia atrás en el tiempo sería la agricultura la actividad más importante.

La "rica y muy regada pradería" de Mario también nos informa de la existencia de las valladas, el ingenio que propiciaba el riego, y que nos puede servir para una datación relativa de ellas en Mual. Las que aún sobreviven de madera y las otras, ya transformadas o desaparecidas, probablemente fueran levantadas muy a principios del siglo XX, pongamos 1.900 por poner una fecha concreta, con reparaciones periódicas a lo largo de su historia. Obviamente el riego ya sería utilizado con anterioridad, aunque a menor escala, y es lógico suponer que los desvíos de agua también se realizaran con madera

A continuación, vista ya la pradería de la vega, vamos a analizar la "pradería escalonada por todas las vallinas que estriban en Muniellos" que decía el bueno de Mario.

Surcando todas las vatsinas y vatses secundarios y bordeando el cauce de arroyos y regueiros dignos de tal nombre, o sea que llevaran agua, había infinidad de praus, también regados. Aquí no hacia falta construir valladas pues el volumen de agua y su poder destructivo era menor. A lo sumo podía haber alguna valladina, similar a la vallada pero de menor envergadura, aunque lo más normal era allanar algo el cauce, en ocasiones reforzado por una represa, un muro de piedra sustentador por la parte de abajo, para que el agua redujera su velocidad, se embalsara algo y se pudiera derivar por una presa que la llevaba al prau. 

Restos de una valladina para sacar agua para El Pradón. 2018.


Un simple rellano y un obstáculo natural bastaban para desviar el agua hacia una presa. Vatse Lus Putseirus. 2018.


Como los praus estaban inclinados y cada uno tenía diferentes altitudes, era necesario construir más de una represa para que el agua llegara a toda su superficie, funcionando el propio cauce del regueiru como si de una presa general se tratara, del que cada poco salía un emisario. El emisario o presa más importante era sin duda el superior,  a veces solo existía este, pues las presas situadas por debajo de él también recogían y dispersaban el agua que se iba recudiendo de esa parte superior. Aquí como en el río general, esa agua sobrante no constituía un problema porque gracias a la gravedad acabaría yendo a parar al cauce, que siempre circula por las partes más bajas, pudiendo ser reutilizada por los praus de más abajo.

Por debajo de Munietsus este ríu tiene varios afluentes, regueiros que conforman vatses y vatsinas más o menos grandes, pero no toda su superficie pertenecía a Mual. Las partes más altas del avesíu pertenecen a Moncóu y una parte del solano es de Oubachu. 

Las vatsinas de la vertiente derecha, el avesíu, eran las mejores para los praus de Mual pues es en esa parte donde su monte tiene más terreno, más espacio, incluyendo las partes inferiores, que al ser más llanas, o mejor dicho las menos pendientes porque llanas no son, son las más apropiadas para la instalación de praus, que se regaban y cuya yerba se segaba y se recogía, igual que los de vega.

Por su localización estos praus contaban con tres ventajas: un ambiente más húmedo al estar rodeados por masas arboladas que primero retenían el agua de lluvia, evitando su erosión, pero que luego la iban soltando poco a poco. Por su orientación norteña que le hacía recibir menor insolación y por el hecho de estar en las partes bajas de las vatsinas hacia las que recude toda el agua caída. 

La zona más alejada del pueblo de esta vertiente derecha es la que deslinda con el Monte Munietsus, formada por el Vatse Lus Putseirus de Mual y el Regueiru Bisnuevo, perteneciente a la Reserva pero utilizado, seguramente bajo arriendo, por los papudos.

De los praus de Bisnuevo ya hemos hablado en otra parte, pero os los recordaré. De abajo hacia arriba teníamos: Campo L´Armadietsa, Pradín Nuevo y Prau Santiago, el más grande de todos, en su vertiente derecha y Prau La Vega, Prau Pichón y los de la Vatsina La Fonte y Vatsina La Vaca, en la vertiente izquierda. Coronados, bastante más arriba, por el extenso prau de La Veiga Bisnuevo, que tiempo atrás es probable que fuera parte de una braña, del estilo de las del resto de Muniellos. 

Toponimia con los praus de Bisnuevo.


El topónimo Vatse La Veiga, una vatsina cercana a ese prau, alude no solo a su cercanía si no también a un posible uso ganadero, ya que en el entorno son varias las vatsinas que desembocan y solo a esta se le añade "Veiga". Posteriormente coincidiendo con el auge de la pradería que decía Mario, el pastoreo en esa vatsina y su entorno se abandonaría, convirtiéndose la Veiga en un enorme y bien regado prau, con una cabaña de origen posiblemente anterior. Su productividad debía de ser excelente porque incluso durante las cortas a matarrasa que se hicieron, de las últimas realizadas en Munietsus, era segado y recolectado por el encargado de Las Tablizas, que además de una especie de "chigre" también tenía ganáu.

El Prau Santiago, El Prau Pichón y algún otro de los existentes dentro de Munietsus provocaron un pleito entre los propietarios del Monte y los herederos de los Condes de Toreno, reclamando estos últimos su propiedad al considerar que estos praus no formaban parte del terreno vendido, el monte sí pero los praus no. Pero la reclamación no prosperó y están, en la actualidad, plenamente adscritos a la Reserva y tomados o en proceso de estarlo por el monte arbolado.

Los del Vatse Lus Putseiros están todos a menor altitud porque el vatse es pequeño, no deja de ser un afluente del Regueiro Bisnuevo, y enseguida empina pronunciadamente su curso y sus laderas, haciendo inviable la existencia de praus. Entre ellos destaca el Pradón de L´Armadina, en la vertiente derecha de Lus Putseiros, pegado a su cauce y propiedad de varias casas. 

El Pradón y los praus de más abajo, o sus restos. 2018.


Como su nombre indica, el Pradón es un extenso prau, tal vez el mayor de los habidos en los vatses y vatsinas tributarios del Muniellos. Este prau tenía un doble sistema de aprovisionamiento de agua. La mitad de él, la superior, se beneficiaba del agua de su propio regueiro, que en verano se acababa secando, como pude comprobar cuando hace poco lo visité. Era a finales de julio y el cauce, por encima de la braña ya tenía un corto tramo seco. 

El alargado El Pradón de L´Armadina, conformado por tres praus de diferentes propietarios. En la foto solo se ven dos. 2018.


Cuando el Tesu Lus Paxarus, que divide Lus Putseirus de Bisnuevo, empieza a llanear, permitiendo trasvasar agua, venía una presa del Regueiro Bisnuevo que está a pocos metros, al que se unía una surgencia de agua existente a la vera de la braña, para regar profusamente y durante todo el año la mitad inferior del Pradón.  

Presa que riega la mitad inferior del Pradón, alimentada con la surgencia pegada a la braña. 2018.


Pista maderera tras cruzar la braña y acercarse al Regueiru Bisnuevo. Por debajo de ella salía una presa para regar las partes bajas del Pradón. 2018.


Una presa en el Pradón de L´Armadina. 2018.


Justo por encima de la presa estaba la antigua pista maderera que al pasar por la braña estaba delimitada por muros de piedra, continuando hasta el Regueiro y luego hasta Las Tablizas, distante unos quinientos metros, más o menos. La parte de la pista que atravesaba el Pradón ha sido incomprensiblemente borrada del mapa, o mejor dicho del terreno y ha sido unida al prau superior. Y digo incomprensiblemente porque la pista, como cualquier vía de comunicación, es siempre de utilidad y utilización pública y nunca propiedad de un particular. 

La pista continuaba tras el cierre que se ve al fondo. 2018.


Cierre al paso de la pista maderera. 2018.


Cierre de alambre de puas y restos de la pista anexionada al prau superior. 2018.


Afea y resulta muy peligrosa para la fauna autóctona de Mual y Munietsus, que no entiende de las separaciones arbitrarias que hacemos los humanos, el moderno cierre del prau superior del Pradón. La ley prohíbe la instalación de defensas dañinas (cristales, cuchillos, pinchos y otro tipo de dispositivos cortantes) salvo en instalaciones militares y de alta seguridad. La alambrada de púas figura entre las prohibidas, pero hay personas que siguen haciendo "oídos sordos" a esta normativa y la siguen utilizando, siendo además muy fácil de conseguir pues su venta no está prohibida y se puede conseguir en cualquier tienda de material de construcción. Las he visto instaladas como cierres, que es para lo que lo usan, recientemente y en lugares apartados.

Quienes la colocan se exponen, en caso de ser denunciados, no solo a su retirada si no también al pago de una multa y si alguien resulta herido por estos cierres, deberán correr con los gastos médicos derivados de ello.

Aquí en El Pradón, los alambres con pincho se sostienen en buenas estacas de madera clavadas en el suelo, a cortos intervalos entre si. Son de instalación reciente como se deduce de la gran tensión que aún tienen los hilos y a que todavía no están oxidados.

La actual cabaña en el interior del prau superior es una construcción reciente, ya que la primitiva estaría en la braña de Mual. El termino braña es aquí, cuando menos, discutible. Su relación con los praus del entorno es un hecho irrefutable, me refiero a sus cabañas, pero por otra parte la existencia de posibles corrales para guardar el ganáu en el entorno de las cabañas y de espacios abiertos para el pastoreo, a la que se une la existencia cercana de zonas desarboladas, como la extensa Granda´l Campu y algo del Tesu´l Paxaru, aptas para el pastoreo, pueden apuntar en esa dirección. Volveremos sobre el tema en el apartado de las brañas. 

Cabaña actual dentro del prau superior de El Pradón. 2018.


La pista maderera atravesando El Pradón y la braña de Mual. Obsérvese lo despejada que estaba la parte de debajo de la braña. 2000


La extensa Granda´l Campu a ambos lados de su Tesu y el inicio del Tesu´l Paxaru, zonas desarboladas aptas para el pastoreo. 2018


Más abajo del Pradón, justo donde el Putseiros desagua en el Bisnuevo, había otro prau de buen tamaño, que se prolongaba hacia abajo pegado al Regueiru Bisnuevo del que se alimentaba. Si alguien se acerca a él seguramente se sorprenderá del sistema de captación del agua de riego. Un rellano en el regueiro desviaba parte de su caudal hacia una presa hormigonada dotada en su inicio de una compuerta metálica con un sistema mecánico para subirla o bajarla simplemente girando un volante (similar a la que ya vimos en la presa de La Ponte La Zreizalina). Algo descomunal para tan poca cosa, utilizándose además una pala mecánica (excavadora) para hacerlo y para poder acceder al prau desde abajo, desde la nueva pista que va a Las Tablizas. 

La represa en el regueiru, un rellano y una acumulación de piedras, más lo sacado del rellano servían para desvíar el agua hacia la presa. 2018.


La compuerta regularía la cantidad de agua que el prau necesitaba. 2018.


Vista desde arriba de la compuerta. 2018.


Presa hormigonada ya tomada por la vegetación. 2018.


La compuerta y sus accesorios seguro que proceden del banzáu de Munietsus donde regulaban la entrada de agua que circulaba por el canal de madera en dirección a la central hidroeléctrica de Las Tablizas, que alguien se llevó y que nadie reclamó al dejar de utilizarse.

Incluso hay, o había, otro pradín un poco por debajo del desagüe del Bisnuevo en el Ríu Munietsus y pegado a este último, enfrente de la actual pista. Y no nos olvidemos de otros praus enclavados dentro de Munietsus pero llevados por los papudos, como el Prau Silvestre y el Prau de Decutsada, cuyo abandono debió de ser muy antigua porque ya son una parte más del bosque.

El segundo gran vatse del avesíu es el de Reiduz, el más grande de todos y el de mayor importancia a nivel ganadero, como veremos más adelante en el apartado que le dedicaremos a las brañas. 

Restos actuales de los praus de Reiduz. Foto Google.


Idem anterior. Foto Google.


Los praus aquí comienzan ya en su desagüe en el Ríu Mual. Bordeando el comienzo de su vertiente izquierda había varios, el más grande se prolonga vega arriba y disponía de un puente para cruzar el río y acceder a ellos. Enfrente de él, en la vertiente derecha había otro que tenía una parte pegada al río, llana, pero en el que su yerba había que sacarla a "forcadáus" para la parte de arriba, que a pesar de ser más pendiente disponía de un acceso al camino carretero que se metía por Reiduz.

Pozu´l Prau Pinche y prau de la derecha que bordea la entrada de Reiduz, con sus presas superpuestas de agua procedente de este Regueiro. 31-julio-2020. 


Puente cruzando el Ríu Mual para acceder a los praus de la derecha, por encima del Pozu´l Pinche. 2020.

 

Primer gran prau de Reiduz, de casa Cadenas, que tenía una parte llana y pegada al río que ya se ha abandonado. 2020.


En el prau de abajo había que sacarle a forcadáus la yerba para la parte de arriba a la que ya se podía acceder desde el camino de Reiduz.


Presa por la parte alta de este prau. 31-julio-2020.


Cerca del desagüe, pero aún en el Ríu Mual, está el Pozu´l Pinche, vinculado a la vallada que hay más abajo. Es un buen pozu, pegado al prau del mismo nombre, que se aprovecha no solo del rellano de la vallada si no también de una curvinas del río que propician que las aguas discurran más suavemente. Además un trozo del borde es rocoso y permite entrar y salir de él en un instante. Y sobre todo el pozu está totalmente despejado de vegetación, lo que permitía bañarse y secarse al sol, algo que no todos los pozus grandes pueden ofrecer pues muchos están en la sombra, y claro, no es lo mismo. No hacía falta llevar toalla, en un momento te secaba el sol. Pero el bañador si era necesario pues estaba bastante frecuentado por la mocedad del pueblo, tanto chicos como chicas, y a no todos-as les parecía bien bañarse desnudos y, como es obvio hay que respetar todas las opciones. 

El prau del Pozu´l Pinche y su entorno. 2020.


Desde el puente se ve el Pozu´l Pinche y el desagüe del regueiro Reiduz con los praus que lo bordean. 2020.


Prau del Pinche. 2020.


Una parte del Pozu´l Pinche. 2020.


Una vez acompañé a una pareja a Las Tsagunas de La Candanosa. Eran un hombre y una mujer solo algo mayores que yo, muy abiertos y comunicativos y buenos andarines porque fueron de los pocos con los que visité las tres grandes tsagunas que hay allí. La segunda que aparenta ser la más profunda y que sin duda lo es, permite acceder a ella sin levantar los posos y lodos que rodean al resto y que se mueven y levantan con cada paso que das. Posee algún borde rocoso y más o menos llano y puedes entrar y salir del agua sin esa molestia.

Allí no nos hizo falta ponernos de acuerdo hablando del tema. Llegábamos sudorosos por el duro repecho sobre el tseirón que hay entre la primera y esta tsaguna, costoso de recorrer pues es de piedra fina y se mueve mucho, retardando el ascenso. Hacía además un sol de justicia. Alguien se quitó la camiseta, nos miramos los tres a los ojos y a continuación nos desnudamos del todo y nos bañamos. Luego dejamos que el sol nos secara y nos volvimos a poner la ropa, sintiendo un gran bienestar corporal y encima no tuvimos que cargar con ninguna prenda mojada. ¿Veis algún problema en todo ello?, yo, ni el más mínimo.

Allí en los praus del antaño Curtinal de Panzaleitsas, a la vera misma del pozu pero separados por el camino-pista, jugábamos los mozos, grandes partidos de fútbol cuando la yerba ya se había segado y recolectado. Al acabar, empapados de sudor pues nos podía faltar técnica pero corríamos y nos esforzábamos como condenados, nos tirábamos al pozu, donde "ipso facto" se nos iba la calentura. 

Praus de secano donde jugábamos partidos de fútbol. 2020.

Precioso umeiru en la desembocadura del regueiro de Reiduz. 2020.


Tras subir la cuesta Las Brañuetas, topónimo que ya anuncia parte de la utilización que se hizo de este vatse de Reiduz, en donde he "apañáu" infinidad de castañas con Gonzalo y Nieves, mi familia de Mual, ya aparecían, pegados al regueiru, los propios praus de Reiduz, como El Campón y otros, situados mayoritariamente en la vertiente derecha que es por donde discurre el camino carretero, que luego pasa a la izquierda pero muy cerca del cauce y los praus, algo imprescindible para que los carros pudieran entrar y sacar la yerba. Aunque también había uno, el primero del vatse, en la vertiente de enfrente, al que se accedía por el ramal del camino que iba a Tachurrosu. 

Praus aún en buen estado en Entrambus Caminos de Reiduz. 2020


Detalle de uno de los praus en buen estado, Entrambus Caminos de Reiduz. 2020.


Allí, enfrente de los pies de Vatsina Outeiru, El Rudetsón y La Valladina (topónimo este último que, como ya hemos visto, alude al tipo de construcción utilizada para sacar agua del arroyo y regar los praus, una vallada pero más pequeña) estaban estos grandes praus, que como casi todos los de la zona pertenecían a diferentes vecinos pero que aparecían unidos unos a otros, conformando unidades separadas por el arbolado. 

Restos de represas para sacar agua para los praus de Entrambus Caminos. 2020.


La vegetación ya se ha instalado en muchos praus. Reiduz por encima de Entrambus Caminos. 2020.

 

Más arriba la vertiente izquierda del vatse tiene un gran arroyo, un afluente que en muchos mapas aparece como el Reguerón pero que no es este su nombre real. En Mual le llaman al primer tramo el Vatse La Tsousera, y al segundo que ya sube al pico de El Cabrón, Vatse Esbarradoirus.

El nombre de Vatse La Tsousera parece deberse a la existencia de una tsousera, una pequeña cantera donde se extrajeron lajas de tsousa (losas de pizarra) para las cubriciones o tejados de las casas y otras construcciones, cuando este material comenzó a sustituir a los arcaicos "teitus de patsa" (tejados de paja). 

Las tsousas extraídas eran bastante toscas: irregulares, gordas y de grandes dimensiones, lo que les confería un gran peso. El entramado de vigas y madera que los sustentaba tuvo que aumentarse y hacerse más complejo y los muros hacerse más anchos para poder soportar ese enorme peso. A cambio, las tsousas lograban, bien colocadas, una impermeabilización total y evitaban que un posible incendio en una casa se avivase y se propagase por el entorno gracias al buen combustible que suponía la patsa antes utilizada.

En Mual las casas estaban bastante desperdigadas por la vega, pero también había zonas o partes de barrios en las que estaban más juntas y en las que un posible incendio podía devastarlas en su totalidad. No creáis que es un tema baladí, hubo pueblos como La Vilietsa, con un hábitat más concentrado, que fueron calcinados en su conjunto, y en más de una ocasión.

La patsa, gracias a su interior hueco y a su piel relativamente impermeable y dura, había sido un excelente aislante desde tiempos inmemoriales, que se remontan, como poco, al primer milenio antes de Cristo, testimoniadas, ya claramente, con el surgimiento de la cultura castreña.

La paja utilizada era la de centeno, el cereal panificable más utilizado por los papudos, ya que antiguamente el trigo, que necesita mejores y más abonados suelos, era cosa de ricos y se semaba, más que nada, para pagar en especie las rentas a los Señores, propietarios de parte de su ganado y de las tierras que ellos trabajaban.

También habría arcaicos teitus de escoba (citysus spp), pero estos se utilizaban en lugares alejados de los pueblos y de los centenales, en zonas donde el centeno, pese a su rusticidad, lo tenía "crudo", teniendo que utilizarse lo que más a mano se tuviese, o sea las escobas. Estas y el recinto que cubrían ya estaban ligadas a las brañas y al pastoreo.

Las escobas, conformadas por multitud de delgados y alargados tallos, posibilitaban que el agua de lluvia se deslizara sobre ellas, sin atravesarlas, al tiempo que mantenía mucho del calor que se generaba dentro del recinto que cubrían, permitiendo también que el humo de la fuente de calor se disipara sobre ellas y saliera al exterior. Su capacidad de aislamiento era lo que la hacía ser un buen sustituto de la patsa. Además su colocación no era muy compleja y su liviano peso se adaptaba a la perfección a las delgadas paredes de piedra de las cabanas, incapaces de sostener cubriciones más pesadas. 

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

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