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Las Tsamas de Burducéu vistas desde el prau pegado a la vallada, coronadas por un prometedor bosque en expansión. 29-julio-2020. |
Los fornus de El Caleiru d´Oubachu aparte de producir cal también emitían muchas escorias y cenizas. Las piedras calizas no siempre se calcinaban del todo y había que deshacerse de esas partes. Lo mismo ocurría en la cantera donde no toda la piedra arrancada era apropiada para ser tostada. Los estériles no eran evacuados, simplemente se arrojaban hacia abajo, favorecido por una ladera bastante pendiente, era más cómodo y sin duda más económico, Algo que también se hizo posteriormente en muchas bocaminas de carbón de pequeñas dimensiones, creando a sus pies horrorosas escombreras, como las que se podían ver en el bedular-faéu de Monesteriu d´Ermu cerca de su braña del Narcea, o en el inicio del valle del Ríu Gillón, por solo citar algunos casos.
En los hoyos, fosos y tajos que hay en la ladera por debajo del circo central aún se insinuaban entonces todos esos derrubios y algunos en el pueblo decían que parecían "carboneras", seguramente por el color oscuro dejado por las cenizas y pedruscos a medio quemar. Lo anterior sirve para pensar que estos desmontes, como en el caso de los de la minería aurífera, se hicieran empezando por abajo y prosiguiendo hacia arriba, para no inutilizar con los vertidos las partes inferiores. Estos vertidos seguro que provocaron una contaminación química en la que no voy a entrar pues no soy yo el más cualificado para hacerlo.
Pero la contaminación visual y la alteración del paisaje natural es algo que cualquiera puede evaluar. La gran extensión de la cantera ha dejado unas huellas, unas heridas en la piel del terreno que el tiempo no ha sido capaz de borrar, al menos de momento. También es evaluable el tema de la deforestación, aunque conviene matizar algunas cuestiones.
Hay quien dice que las ferrerías tradicionales, las encargadas de producir y transformar en útiles el mineral de fierro (hierro), fueron las principales causantes de la desaparición de muchos de nuestros bosques, cuya madera se transformó en carbón vegetal con el que alimentarlas. En Oubachu y su entorno inmediato parece ser que no las había, aunque si hay noticias de alguna "fragua", pero estas no fundían mineral, solo transformaban hierro suministrado por las auténticas ferrerías de fundición, como las que había en el vecino Bisuyu. Pero además de la ferrerías los antiguos caleirus también consumían mucha madera, directamente sin necesidad de transformación alguna.
Pero la deforestación del entorno de El Caleiru ya venía de tiempos anteriores al de su puesta en funcionamiento, por temprano que esta hubiera sido. Derivada de las actividades agropastoriles de las generaciones precedentes. Una de las características de la naturaleza es su capacidad de regenerarse, de volver a su estado óptimo que aquí, como venimos insistiendo, es el bosque. Pero las"grandas" sometidas a una explotación continuada pueden quedar ancladas en esa etapa serial o incluso empeorar. Los caleirus seguro que recurrieron a madera de zonas algo alejadas, pero también a un uso masivo, dada su cercanía, de los ganzos, sobre todo de sus cepas de las que ya os hablaré otro día, no despreciando los pocos arboluchos que conseguían rebrotar y hasta es posible que se excavara algo en busca de sus raíces más superficiales, igual que se hacía con los ganzos para extraer sus cepas.
Este uso, repetido en el tiempo, hizo imposible la regeneración natural. Sin fuentes de semillas sobre el terreno los árboles no pueden surgir y la regeneración solo puede provenir de zonas cercanas donde los haya. Pero recorrer esas distancias sabemos que puede llevar mucho tiempo y eso sin tener en cuenta el efecto devastador de los incendios. Lo que El Caleiru propició fue el mantenimiento de esas superficies desarboladas, aún presentes a día de hoy. El paisaje de esta parte de Sierra Ventana es heredero directo de tales actividades y de otras más antiguas, antes de las grandes talas madereras iniciadas a finales del siglo XVIII.
El "Calero de Obaio", sin duda uno de los más importantes, si no el mayor, de la parroquia de Vega de Rengos y por ende de todo el concejo de Cangas, injustamente olvidado y con una larga historia. Es probable que su andadura comenzara ya en el siglo XVII, como los de Fontes de Corveiru y posiblemente relacionado, entre otra clientela, también con el Monasterio de Courias. Beneficiado por la buena salida (transporte) que tenía por la sierra, como mínimo tan rápida como la de Corveiru que sin duda utilizaba la Sierra del Acebo para hacerlo. La mejora, a la que aludíamos en otra parte, de los caminos de la vega del ríu Rengos hicieron tan competitivos los caleirus de El Pueblo de Rengos y otros de la vega que afectaron a El Caleiru d´Oubachu, que vería reducirse progresivamente su demanda pasando a depender solo de la local y cercanías. Su abandono o poco uso tuvo que ser temprano lo que dio tiempo para que sobre sus ruinas se tejiera la preciosa leyenda de la encantada.
Cerca de Oubachu y Mual pero ya en La Venta, en terrenos de Pousada de Rengos (ya sabréis que Ventanueva no era un pueblo), tenemos otra curiosa "cantera". Ya en la tesina la mencionaba como posible explotación aurífera en primario pero aún no la había inspeccionado. Lo hice al poco de visitar El Caleiru d´Oubachu y también la relacioné en un primer momento con la minería romana. Igualmente los que realizaron la carta arqueológica la vieron y la catalogaron como explotación aurífera romana, con el número 124 de los bienes inventariados. Se encuentra en la ladera baja de Tseireo, ladera que asciende hacia la Sierra de Pena Ventana, a la salida misma de Ventanueva yendo para Mual, por encima de una caudalosa fuente pegada a la carretera, del lado de arriba de esta.
La Pena La Turria, topónimo concreto de la zona, se encuentra en una ladera de fuerte pendiente y ya desde lejos destaca su profundo y ancho frente de corta, con un buen rellano a sus pies. El rellano presenta diferentes niveles que van basculando mayoritariamente contra el lado de Larna. El rellano antes de caer en pendiente posee un alargado repecho que en su centro es más elevado, con un tajo atravesándolo, con otros tajos en sus lados que se prolongan hacia abajo. Todo labrado en roca pura y dura. Tanto en el rellano como en el repecho existe mucha roca suelta, alguna de considerable tamaño, que pueden ser derrumbes del vertical y alto frente de corta superior.
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El Cheiréu-Pena La Turria. Espacio ocupado por la cantera, justo enfrente del Castro de La Venta. Foto Google. |
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Profundo frente de corta, encima mismo de La Pena La Turria. Foto Google. |
A la altura del rellano contra el lado de Mual hay un potente tajo-zanja que baja algo ladeado. Por debajo y ya en terreno pendiente sigue habiendo grandes tajos en la roca, predominando su forma ladeada y en donde destaca una gran corta del lado de contra Larna, con un profundo frente de corta.
Sin duda estamos ante una cantera, pero ¿de qué?, ¿aurífera, de caliza para caleirus, de piedra de construcción...?. Predominan las cortas verticales, en seco sin utilizar agua. La única parte que presenta dudas en este sentido es el gran frente de corta superior, tal vez de época romana y demolido con agua procedente de La Fonte Las Andolinas, que queda contra el lado de Larna por donde creo que había una presa o canal de agua. Pero incluso este se pudo abrir en seco, socavando la base y utilizando cuñas desde arriba que provocaran el desplome de grandes lascas, reducidas y aprovechadas posteriormente.
Pero los tajos que se ven en la actualidad son de una cantera moderna o contemporánea (siglos XVII a XX). Se parece en muchas cosas a la de El Caleiru d´Oubachu, pero la falta de más datos me impide adscribirla al 100% a la producción de cal.
Habrá que extremar al máximo las precauciones a la hora de catalogar las explotaciones mineras auríferas. Al lado de hoyos y deslizamientos de origen puramente natural: fanas, argayos, erosión de origen glaciar y periglaciar...no todas las explotaciones artificiales de origen humano son de época romana. Desde esa época las comunidades rurales han utilizado diferentes tipos de excavaciones sobre el terreno, como areneras, tejeras, canteras de caliza para surtir los caleirus, canteras de piedra para hacer casas y otros tipos de construcciones, canteras de pizarra para obtener tsousas o pizarra fina, canteras de mármol... y eso sin tener en cuenta las más recientes vinculadas al carbón, claro que estas poco o nada tenían que ver con las comunidades rurales.
Mucho me temo, aunque me falta comprobarlo, que una pequeña explotación aurífera de época romana, catalogada como tal en la Carta Arqueológica, por encima de Moncóu, esté relacionada con la cantera de caliza de La Pena´l Caleiru. Lo dicho habrá que hilar fino para no falsear nuestra historia.
Los impresionantes restos de las canteras de cal, que han hecho que muchos, entre los que me cuento, las confundan con cortas auríferas, nos habla bien a las claras de su importancia. Para hacer buena cal no servía cualquier piedra caliza, la roca caliza suelta se hallaba muy lavada por el agua de lluvia y alterada por su contacto con el oxígeno. Había que arrancarla del subsuelo y encontrar una veta pura y lo suficientemente ancha que garantizara su explotación y además había que hacerlo a mano, sin la ayuda de dinamita u otros medios de explosión. Desgajar grandes lascas, reducidas a piedras más pequeñas a fuerza de golpes de maza, ¡casi nada!. Y ahí están, diseminadas y perdidas por nuestros montes, esperando que alguien las descubra y se sorprenda y admire con los trabajos realizados por los que nos precedieron e hicieron posible nuestra misma existencia. Tenemos que procurar que no se olviden porque es de necios olvidar las raíces que nos sustentan.
Hecho este apartado sobre los caleirus volvamos a lo que teníamos entre manos.
El otro gran vatse del solano es el Regueiru La Veicietsa, Con vertientes bastante pendientes en sus inicios por encima de la carretera. Su vertiente derecha, por donde sube la empinada, corta y peligrosa (por su poca visibilidad en las curvas) pista hormigonada a Oubachu, está ocupada por un precioso bosquete de castaños y rebotsus sapiegus y los praus solo aparecen algo más arriba, ya en terrenos de Oubachu. Por cierto era en este regueiro donde los de este pueblo tenían varios pequeños mulines.
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Praus de Florín e inicio de la pista hormigonada que sube a Oubachu. 29-julio-2020. |
Los terrenos de Mual suben poco por ese lado, pero por el otro van subiendo mucho más y tras los pindios praus de Florín, el terreno se suaviza a partir de los Castrinos de Niceto, un posible castro de pequeño tamaño. El castro es difícil de prospectar pues está cubierto de matorral espinoso que tapa las piedras sueltas y las oquedades de la roca madre caliza.
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Los Castrinos de Niceto vistos desde abajo, con el inicio del Camino Real desde la carretera. |
Por esta zona y en torno al Camino Real que subía a Oubachu, se desperdigaba el antiguo Curtinal de Las Curradas y el posterior de La Viña. Terrenos que yo siempre vi a praus de secano o de cultivos herbáceos forrajeros, que se beneficiaban de su pasado agrícola, siendo bastante productivos.
No había más praus en el resto del solano. El Regueiru La Fervienza es como un barranco, mayormente rocoso y luego el curso principal del río se encajona en el desfiladero del Trabanco, con paredes verticales y muy altas en la vertiente derecha y un terreno algo más tendido en la izquierda pero también muy rocoso, aunque creo que había algo parecido a un prau por encima mismo de la carretera, aprovechando el agua de otro regueiro barrancoso.
Era precisamente este desfiladero el que provocaba que la salida del valle de Mual se hiciera por la zona de La Chalga, siendo el actual relativamente reciente y vinculado a la explotación forestal del Monte Munietsus y de todo el valle.
Seguro que a un visitante avezado y observador le sorprenderá gratamente la disposición del relieve. Si viene de la Villa recorrerá un valle bastante estrecho y en el desfiladero de Sasturrasu-La Venta, si no ve el caudal del río pero sí la cascada, pensará que está llegando a la cabecera del valle, pero en La Venta el valle se abre en la amplia vega de Rengos.
Metiéndose en dirección a Mual, pensará que sí, que allí ya comienza el fondo del pequeño valle que solo se insinúa. Al llegar a Mual otra sorpresa, de nuevo el valle se abre en una alargada y preciosa vega, rodeada de altas montañas. Si su temperatura fuera algo más elevada y no cayeran tantas heladas sería un auténtico vergel, pero claro todo no se puede pedir, aunque como decían los activistas del Mayo francés, allá por 1968, "seamos realistas, pidamos lo imposible", ahí es nada el ingenio que tenían.
Y para terminar con el catálogo de los praus incluso los había, o hubo, en zonas o lugares de los que nadie se acordaba cuando yo era aún un niño. Ni siquiera mi abuela "Mamina" tenía constancia de su existencia y eso que ella había nacido a principios del siglo XX, una época de cambio en la composición de la cabaña ganadera: auge del bovino en perjuicio del cabrío y lanar.
Pero la toponimia, la real no la inventada, tiene más memoria que las personas concretas, ni punto de comparación, porque en esencia la toponimia es la memoria de todo un pueblo. En Mual tenemos, que yo sepa, tres casos con el topónimo "tsamas" y de ellos solo uno se mantiene fiel a su significado original. Tsama procede del latín "lama", que significa terreno húmedo y que se aplicaba a praus que poseían un manantial propio.
El que pervive es el situado en Burducéu, los penúltimos traus que hay yendo para Las Tablizas, después del cortín de Cadenas, encima de la pista y de la vallada de la que tanto hemos hablado. Era y es muy llamativo por su forma de riego, una goma con un sistema de aspersión que se va cambiando periódicamente de lugar. Tiene una buena cabaña en una esquina y los restos de una importante fonte de la que sigue saliendo agua.
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Riego por aspersión en Las Tsamas de Burducéu. 27-julio-2017. |
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Esquina inferior de Las Tsamas donde hay una cabaña restaurada recientemente. |
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Fonte de Las Tsamas. |
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En Las Tsamas parece ser que el agua surgía por varios puntos, como sugieren los bultos del terreno. |
Burducéu, como pronto veremos con Valmayor, seguramente estuvo más antropizado de lo que está en la actualidad. A Las Tsamas hay que sumar dos topónimos que aluden a una utilización agrícola: Lus Chanus de Burducéu, que parecen referirse a tierras cultivadas y La Carril Lus Chanus, que sería la vía de acceso carretero a dichas tierras. Terrenos hoy totalmente tomados por el bosque, un bosque joven que pugna por expandirse y que en buena medida lo está consiguiendo, hasta casi unirse a la masa de Valmayor por las partes bajas y progresando mucho por su vatsina (Vatsina Burducéu), incluso por encima de la carretera, reduciendo poco a poco las extensas grandas que todavía dominan el paisaje. Burducéu se beneficia de la alta humedad existente gracias a lo ondulado de su relieve, a la desaparición de la presión antrópica y a la ausencia de incendios desde hace algunos años.
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Vatsina Burducéu con la extraordinaria regeneración natural que está teniendo lugar. |
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Progresión del arbolado en la parte superior de la Vatsina Burducéu. En pugna con las grandas y los secos tseirones. |
Las otras tsamas no tienen una situación tan privilegiada como la de Burducéu, lo que acabaría provocando su abandono. Las Tsamas, de Valmayor están por este vatse arriba, en una vatsina que bordea la parte superior de Las Chastras, una curiosa zona con rocas planas que parecen hincadas en el suelo.
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Posible localización de Las Tsamas, entre Las Chastras y el curso principal del Valmayor. |
Este vatse, como Burducéu, conoció una época de mayor aprovechamiento por parte de los papudos. A la arcaica utilización de su bosque: vigas para casas y otras construcciones nuevas, madera para determinados aperos y útiles agroganaderos, utilización de la tsande, recolectada para usos humanos y de los animales y pastoreo con ganáu menudo que también se aprovecharía de la ingente producción de bellotas de este robledal. Se unía la de Las Tsamas y la existencia de dos cortines para la producción de miel, uno algo metido en el vatse y el otro del lado de allá del río Munietsus, que requeriría un pontigo de madera para acceder a él y a un pequeño prau cercano. Ya antes de la actual pista de acceso a Las Tablizas existiría una vía de acceso hasta Valmayor. Más reciente es la construcción del puente y de la pista de tierra para acceder por esta zona a los praus de Lus Putseirus.
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Restos del cortín de Valmayor, situado en un tseirón, a la tiesta´l sol, y difuminado por una colonización vegetal en continuo aumento. |
La brutal tala que sufrió este robledal tuvo graves repercusiones. Desde la antigua pista maderera que discurre por la otra ladera del valle se puede apreciar la enorme erosión que padeció. Se nota un gran tramo en torno a su curso principal, hundido, vaciado de parte de su contenido y que afortunadamente hoy está estabilizado gracias a un potente muro sustentador por encima de la pista en su zona de desagüe, y a la recolonización arbórea en la que es el quercus petraea el que lleva la voz cantante.
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Valmayor en julio de 2018. Fijaros en la hondonada creada por el corrimiento del suelo. |
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En Valmayor los albares aún son jóvenes y faltan zonas por colonizar, pero solo es cuestión de tiempo que esté a la altura de Munietsus. |
Tsamas del Gatu Montés está en el Vatse La Cutsada, en la falda del Muntecín, alejado un tanto de los praus que aún subsisten por su cercanía al curso principal. De las Tsamas no queda resto alguno.
Sin relación con los praus, pero sí con el terreno húmedo y el lodo, tenemos en Mual un topónimo derivado de lama: El Tsamazo, nombre de uno de los barrios del alargado pueblo, el que va desde Casa del Zapatero hasta Casa Francos y cuyo nombre alude a un suelo que cuando llueve se convierte en un lodazal, favorecido por la humedad derivada de la fonte y su desagüe de la plaza de las casas Mingo y Campos y de la de los praus de Los Pradones en torno al camino del pueblo, camino que con el tránsito de personas, carros y ganáu contribuía a la formación de ese tsamazo.