9/15/2021

El Monte y el guía de Munietsus 68

 

Luego estaban las brañas estivales, muy diferentes porque en estas había una o como mucho varias cabanas, siempre de pequeñas dimensiones, para uso del pastor que, por medio de veceras, quedaba al cuidado del ganáu. Además no había praus, eran pastos comunales y solían estar alejadas de los pueblos, a varias horas de distancia andando.

Aquí se subía al ganáu seco, las que tenían crías permanecían con ellas en la braña equinoccial o en el pueblo. Estas brañas de altura además de aportar pastos, libraban a buena parte del campesinado de las labores de vigilar y controlar al ganáu y dejaban tiempo para la recogida de la yerba de los praus y otras labores como la recogida de las cosechas agrícolas. 

La pareja de vacas tampoco podían subir a las brañas, tenían que permanecer en el pueblo y xuncidas tirar el carro para recoger las cosechas agrícolas, la yerba de los praus, la tseiña, el ramaje, el rozo...

Destacan, nuevamente, las de Naviegu y el cordal de la Cordillera (Valdecuelebre, Lus Vatses...). ¿Sabíais que Brañas d´Arriba y Brañas d´Abaxu fueron, en su origen, brañas estivales de Trescastru?. Supongo que El Puertu (Puerto de Tseitariegos) fuera un caso similar pero lo desconozco. Acabaron convirtiéndose en pueblos estables a raíz de la concesión en 1326 de un Coto independiente de los poderes señoriales (terrenos de realengo con jurisdicción propia) para mantener abierto el Camín Real Tsaciana-Cangas y ayudar a los viajeros. Manteniendo Trescastru, las dos Brañas y El Puertu (curiosamente Corros no, pues estaba apartado de la vía y seguramente fue fundado más tardíamente) su independencia hasta que en 1921 fueron unidos al Municipio de Cangas. 

Vatse de Valdecuélebre. 21 julio 2019.


Trescastru, centro neurálgico del Alto Naviegu, y ya desde época antigua como demuestra su enorme castro. 28 diciembre 2019.

Pero Trescastru ya pertenecía, desde el siglo XI, al Señorío eclesiástico del Monasterio de Courias, que puso bajo su dependencia, por las buenas o por las bravas, a la mayor parte de las comunidades campesinas de la zona, tras los procesos de colonización y reconquista iniciadas en el siglo VIII.

Poco había cambiado la situación de nuestros ancestros del medievo de la de los ástures de época Altoimperial. Estos últimos ya vimos que tenían que trabajar unos determinados días en las minas explotadas por el Estado romano. Los siervos de los señoríos, antes pequeños propietarios, no solo perdieron la propiedad de sus tierras si no que tenían que trabajar un número de días, en las tierras explotadas directamente por el señor. No penséis que esto no resultaba gravoso, los dependientes de Courias, en 1044, tenían que hacerlo dos días de cada semana, aportando además los aperos necesarios, recibiendo a cambio solo la manutención. La esclavitud no había terminado con la desaparición del Imperio romano.

Posteriormente, desde el siglo XIII, el trabajo se fue sustituyendo por el pago de arriendos e impuestos típicos del Señorío Jurisdiccional. Luego, desde el final del medievo, el señorío del Monasterio de Courias empezó a perder poder, siendo sustituido, en parte, por señores laicos, grandes familias nobiliarias como los Omaña, los Toreno...

Tres "pretendientes" para las apetitosas brañas del alto Naviegu, enzarzados en continuas disputas. Los señores, con el poder que da la fuerza armada, consiguieron el control de muchas brañas, alquilándolas a Vaqueiros de Alzada y a los propietarios de las merinas trashumantes de La Mesta.

En resumidas cuentas, los ricos pastos de la Cordillera estaban muy mediatizados por los señores. El pueblo llano no tenía acceso a todas ellas y ello explica que su situación fuera parecida a la que padecían los que vivían en zonas con menos recursos naturales. Sin acceso a los mejores pastos no les quedó más remedio que utilizar otras zonas más pobres, teniendo que acudir a ganáu menos exigente, de ahí que cabras y ovejas también formaran parte de su cabaña ganadera.

No nos debe confundir la imagen que tenemos de nuestra juventud en la que los pueblos de esta zona, Naviegu-Cibea (o de Xunqueras, Gillón y Monesteriu d´Ermu, similares en riqueza natural) poseían numerosas y potentes brañas, en comparación con las restantes del concejo.

Tsamera tenía tres grandiosas brañas en el largo valle que queda por encima del pueblo, coronadas por una parte de la Braña del Tsobornal, en la que una pared de piedra la separaba de la perteneciente a Vatsáu. Todas con grandes camperas (e incluso praus de siega y grandes cabañas que hacen difícil su catalogación pues están muy alejadas del pueblo) y un amplio monte, con todo el solano despejado y apto para el pastoreo, al menos de ganáu menudo. Viéndolas, uno podía pensar que en el pueblo todos deberían ser ricos, grandes ganaderos y con buenas tierras de labrantío alrededor del pueblo. Pero la mayoría de esas brañas nunca habían sido del pueblo, lo eran desde la década de los ochenta del siglo pasado, tras comprarlas a los señores propietarios. (4)

Hasta tres buenas brañas tiene Tsamera en el solano de La Serrantina. 2 enero 2019.

Hacia 1987 el pueblo de Gillón compró al "señorito" de Bimeda dos importantes brañas: La Filtrosa, que el señorío tenía alquilada a Vaqueiros de Alzada, y Chouchina, alquilada a pastores trashumantes. Hasta ese momento Gillón solo tenía derecho a compartir esos pastos. Gillón, también un potencial pueblo rico por sus abundantes recursos, tuvo primero que comprar sus tierras y sus casas, como el resto de pueblos campesinos, pues se las había "robado" el Señorío del Monasterio. Podía poner más casos pero sirvan estos como ejemplo.

Incluso en el Naviegu, aunque no en las partes más altas, contamos con unas peculiares brañas. La Sierra de San Tsuao, que divide el Cibea del Naviegu hasta la collada de Vatsáu, tiene altitudes relativamente bajas. Su máxima altitud es el Picu Sigueiru a 1504 m., mientras que su inicio (o final según se mire) en La Chabola de Vatsáu está sobre los 1100m. Los pueblos que ahora nos interesan: Vitsar de Naviegu, Vitsacibrán, La Tsinde, Caldevitsa d´Arbas, L´Outeiru y Tsindouta, están a la vera, o cerca, de la carretera que asciende a El Puertu. Situándose casi a media ladera. Sus brañas están por encima, a medio camino de la cima de la sierra, instaladas en cuencos dejados por la erosión glaciar y las explotaciones auríferas romanas, tan abundantes estas últimas en esta ladera. 

La Chabola y Vatsáu a la derecha de la foto, marcan el final de la Sierra de San Tsuao. 28 diciembre 2019.


Pisos altitudinales en la Sierra de San Tsuao, con sus respectivos aprovechamientos por los pueblos de veiga y los de media ladera. Solo faltan los agrícolas, desaparecidos por su reconversión hacia el sector ganadero. 28 diciembre 2019.

Las cortas distancias hacen que estas brañas sean al mismo tiempo equinocciales y estivales. Por debajo de ellas están los praus, en ellas también praus, camperas y cabañas y por encima, hasta la cresta serrana, los pastos del monte comunal, totalmente despejados de vegetación arbórea como no podía ser de otra manera. 

Sierra de San Tsuao coronada por el Pico Sigueiru. Por debajo las brañas y más abajo los pueblos a media ladera. 31 julio 2019.


Sierra de San Tsuao.31 julio 2019.

Estas brañas son un ejemplo perfecto de adaptación al medio, algo que es lo que predomina en cualquier tipo de braña, por mucho que nosotros intentemos encorsetarlas en unos u otros tipos, y al variar el medio, no nos cansaremos de repetirlo, también varía la tipología de las brañas.

Ya vimos en el capítulo 11 de este blog como las brañas de Munietsus eran diferentes al modelo considerado como normal. No eran equinocciales pues no tenían ni praus cercados ni variedad de cabañas, ni tampoco exclusivamente estivales porque al ser la mayoría de ellas brañas de veiga y situadas a poca altitud no solo se utilizarían en verano si no también en primavera y parte del otoño. Pero incluso dentro de ellas había una gran variedad en su utilización.

Las de los pueblos de Ibias (Villardecendias, Oumente, Alguerdo y Valdebóis) tenían una limitación especial: una sierra, con pasos (cutsaus) en torno a 1500 m. de altitud, se interponía entre los pueblos y las brañas que utilizaban en Munietsus. La utilización de estas brañas estaría limitada por la presencia de la nieve en esos pasos por los que se introducía y se sacaba el ganáu. No por la presencia de nieve en las zonas pastadas, si no arriba en las vías de acceso. 

Trozo de la sierra sobre el vatse del Ríu Tixeirúa por el que se accedía a La Boizuna. Foto Ástor. julio 2017.


Sierra sobre el vatse del Ríu Refuexu, el del medio de la Reserva, por el que se accedía a las Brañas de Los Pradallos y a La Veiga Las Gallegas. foto Ástor. Julio 2017.


Parte del tramo de la sierra del Ríu La Candanosa (el de Las Tsagunas) por el que se accedía a La Veiga Los Trabóis. Foto Ástor. Julio 2017.


Otra parte del tramo de la sierra del Ríu La Candanosa, la que linda con Valdebóis, en donde se encontraba la Braña de Furmigueirus y por donde se accedía a la de Los Tsagozos. Julio 2017.

Buena parte de la primavera les estaría vedado el uso de todas esas brañas. Presencia de nieve en los pasos, posibles nevadas tardías, ausencia de pastos, brotes y hojas, explicarían la tardanza.

Cuatro de los seis "campos base", a los que tendría que regresar el ganáu todas las tardes para protegerse de los depredadores, funcionaban más como brañas estivales, debido a su elevada altitud (La Boizuna, Los pradallos, Furmigueiros y Tsagozos) pero podían usarse antes del verano al aprovecharse terrenos situados por debajo de ellas.

Mas precoz sería la utilización de las brañas de veiga (A Veiga as Galegas y A Veiga os Trabóis) que utilizarían pastos de primavera y luego pastos de verano, acompañados del ramoneo correspondiente.

Pero en ambos casos todo el ganáu tenía que sacarse antes de las primeras nevadas postveraniegas, no pudiendo aprovecharse a fondo los frescos pastos de la otoñada.

Todos estos pueblos disponían de sus propias brañas, situadas ya en su vertiente, con al menos una equinoccial por cada pueblo y alguna estival, pero que debido a los pobres suelos que posee la zona, las hacían insuficientes para el desarrollo de la ganadería bovina que llegaron a poseer. Moelos, como ellos llamaban a Muniellos, solventó en parte ese problema y junto a sus ancestrales rebaños de cabras y ovejas se desarrolló una importante ganadería bovina. Para estos pueblos, excepto Valdebóis del que ya nos ocuparemos a su debido tiempo, las brañas arrendadas de Munietsus eran brañas estivales, aunque de amplio espectro pues conocían sus peculiaridades, a donde solo llevaban el ganáu seco, aunque en los últimos años de su existencia (años cincuenta e inicio de los sesenta del pasado siglo) tengo constancia de que se llevaban todas las posibles, sin importar su estado. (13)

La imagen habla por si sola. Fijaros en las enormes parras existentes. Todos los caminos y el pueblo, no solo el de Alguerdo si no el de El Villar y otros, estaban emparrados, sujetadas por buenos varales de castaño y con la suficiente altura para que por debajo pudieran circular los carros, que cuando llevaban la yerba podían alzarse bastante. 

También era diferente el uso de las brañas utilizadas por los pueblos de la vertiente del Narcea. Las de los pueblos colindantes con la Reserva eran claramente estivales, como Los Sagráus y el Pradón de Bisulaz, ambas de Oubachu, o La Veiga Vieja, La Veiga La Chunal-La Fulgueirina, El Cutsau y la zona de Tsumbón de Mual. Aunque aquí también variaba la tipología con dos brañas de veiga, La Brañina de Decutsada y la Veiga de Bisnuevo susceptibles de ser aprovechadas antes y después del verano.

El resto de Brañas, llevadas por pueblos más alejados (Vega del Ríu Rengos) eran todas de veiga. Por debajo de los 1000m. de altitud o en ese límite. En la Veiga´l Tixidal, la Veiga Samartinu, la Veiga La Folgueirosa, la Veiga Las Varas y la Veiga Cruces, el ganáu se llevaba cuando el tiempo lo permitiera y cuando hubiera ya alimento para su sustento, en torno al mes de iniciarse la primavera. Era el que más tiempo permanecía en ellas ya que no se sacaba hasta las primeras nevadas sobre sus altitudes, mediado el otoño o incluso más tarde si se podía. Aquí una fuerte nevada era menos peligrosa porque el ganado siempre se sacaba hacia abajo.

En Munietsus, salvo las brañas de altura situadas en la sierra o en sus inmediaciones, el resto de ellas tenían una ventaja y es la de estar entremezcladas con masas boscosas. El arbolado tiene un poderoso impacto sobre variables climatológicas, no solo atrae las precipitaciones si no que regula la disponibilidad de agua y humedad en todo su entorno. Este aumento de la humedad favorece el aumento no solo de la hierba si no de otros productos susceptibles de ser consumidos por nuestros herbívoros domésticos y lo hace además en momentos estacionales más diversificados, sobre todo si lo comparamos con montes más desarbolados. Aquí el sol nunca llega a "calcinar" los suelos. Las brañas de veiga y sus zonas semi aclaradas poseían comida para el ganáu durante casi todo el año, a excepción del frío invierno, lo que explica que se pudieran utilizar durante ese largo periodo de tiempo. Son primaverales, estivales y otoñales, todo en uno, algo que las hace especiales.

También las brañas de Mual eran especiales, como veremos a continuación. Mual no tenía muchas opciones a la hora de la instalación de sus brañas. El solano del pueblo no tenía, como ya vimos, monte con diferentes altitudes pues donde estas se dan ya pertenecen al Monte Oubachu, siendo el de Mual básicamente de vega. En la única zona con desniveles altos, Valmayor, no había brañas, por ahí se llevaría la vecera de cabras, y tal vez de ovejas, sobre todo cuando hubiera tsande, pero estas regresaban todos los días al pueblo. En el avesíu, el Vatse La Cutsada, El Funtanón, el Vatse Cogotsu y el Vatse Xuanbifa tenían poca altitud y además están muy cerca del pueblo por lo que el ganado que se llevaba a pastar, volvía en el mismo día a las cortes del pueblo

Reiduz ya es harina de otro costal. Su irregular curso, con numerosas curvas y quiebros, provoca en toda su vertiente izquierda numerosos afluentes, vatsinas separadas por imponentes "tsombus", tesos no muy pendientes, salvo los primeros tramos pegados a la vega y los últimos cercanos a El Cabrón. Además donde confluyen dos de esos tesos se conformaba un espacio llaneado de cierta envergadura.

Los tsombus de Reiduz. Foto Google.

Es precisamente en esos tsombus y rellanos, y en otros menos marcados de la vertiente derecha, relativamente alejados del pueblo, donde estarían unas brañas que podríamos llamar de primavera, porque utilizaban los pastos y brotes de esa época, aunque también los pastos otoñales. Serían el equivalente a las brañas equinocciales, pero sin prados cercados ni cabañas , habiendo como mucho una cabana muy modesta y hecha con materiales perecederos, unos tablones con escobas donde pudiera cobijarse el pastor cuando las condiciones climatológicas fueran adversas y donde pudiera también pernoctar. Eso cuando había pastor porque este no estaba todo el tiempo con el ganáu. 

En lo que respecta al terreno pastado, este no estaría conformado por una gran campera, si no que estas eran más bien pequeñas, salpicando un monte donde de vez en cuando habría un árbol o un grupo de ellos, que servirían para ser ramoneados. Una de ellas, acaso la de mejor tamaño, más llaneada y preferentemente dotada de una fuente, mínimamente adaptada para que el ganáu pudiera beber, era la que servía de campo base, en el que se procuraba reunir, al final de cada jornada, a todos los animales, para poder controlarlos y defenderlos de posibles depredadores, en especial del temido tsobu.

Era, en numerosas ocasiones, la existencia de una fuente, con limpias aguas, la que determinaba la ocupación del campo base, tanto de las de primavera como de las estivales. El ganáu y la gente no podía beber agua en cualquier lugar. Decía mi padre, Sabino, que el único animal que podía beber en aguas estancadas era el caballo ya que, según él, tenía en su boca algo para filtrarla. El agua tenía que estar limpia y sin ningún tipo de contaminación, algo que los regatos y cursos más o menos permanentes de agua, no siempre cumplían ya que las vacas en su continuo deambular, orinaban y defecaban en cualquier lugar. Si el agua fluía lentamente había que hacer algo de pozo para que el agua se pudiera acumular, y algo elevado o delimitado para que el ganáu no lo pudiera pisotear. En A Veiga os Trabóis, pegado al regato de la Vatsina La Penona La Veiga Los Trabóis, en la misma veiga había uno de estos pozos.

Sería en ese campo base donde se construiría la modesta cabana del pastor, en ocasiones un viejo roble, u otro gran árbol, ahuecado por su interior podía servir para refugiarse en caso necesario. Desde ese punto el ganáu irradiaría hacia arriba, hacia abajo o hacia los lados, buscando las zonas donde pudiera pastar y ramonear. El ganáu, como las personas, tampoco es "tonto" y pronto se daba cuenta del rumbo a seguir, eso sí, siempre sin prisas y luego cuando tuviera llena la panza, tumbarse a rumiar lo ingerido y refrescarse a la sombra o en un lugar donde corriera la brisa. Por eso a las vacas les disgustaba tener que abandonar el monte, en él podían sentirse plenamente libres.


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