3/31/2022

El Monte y el guía de Munietsus 81

A la derecha solano del valle del Ríu Mual, la zona que necesita de una urgente repoblación, a pequeña escala y mantenida en el tiempo. 30 julio 2021.

Los escasos quercus rubra, populus o los más numerosos abetos Douglas plantados, no suponían ningún peligro para los bosques de Muniellos. Hasta daba gusto verlos. Para el que no entienda de árboles, eran un árbol más, con un aspecto algo diferente, y para el entendido suponían un aliciente, despertando su curiosidad. Esa curiosidad le llevaría a preguntarse las causas que originaban su presencia y podría llegar a indagar la historia del bosque. ¿queremos borrar nuestra historia pasada?, si lo hacemos podemos llegar a cometer los mismos errores que se cometieron entonces.

Con su presencia testimonian el pasado reciente de la Reserva y además su presencia estará ligada al ciclo vital de la generación actual. Nosotros no lo veremos, los árboles son más longevos que las personas, pero esos abetos acabarán muriéndose, sin tener descendencia pues los árboles propios de Munietsus, desarrollados en su entorno, no se lo permitirán.

No, no había necesidad alguna para extirpar los robles americanos, ni los chopos y tampoco la hay para hacer lo mismo con los ailanthus y los abetos.

Alguien de Oubachu me comentó, hace ya un tiempo de ello, que el pueblo había propuesto a la Consejería, talar los pinares que hay en su Monte, en la zona de Decutsada, y repoblarla con especies autóctonas y que la Consejería había denegado la propuesta. No sé si tal cosa llegó a producirse, pero si es cierta me parece acertada la decisión de la Administración. El mal ya está hecho y no tenemos que tomar otra decisión también negativa. 

Fotografía del mapa del Monte Oubachu consorciado


Leyenda del mapa del Monte Oubachu

La tala supondría una nueva agresión al Medio porque supongo que la corta llevaría aparejada la utilización de esa madera, teniendo que abrirse nuevas pistas forestales, o utilizar algunas de las ya existentes que ya están tomadas por la arboleda propia del lugar. Una herida que repercutiría sobre unos suelos ya muy degradados.

Pinares cercanos a La Veiga´l Pumar, por debajo de la carretera. Los del primer plano son los de debajo de Vuelta Cimera desde donde se ha hecho la foto (Nuño Gomez 2020). Monte Oubachu.


 

Pinar cercano a La Veiga´l Pumar. Monte Oubachu. 27 julio 2018.


Pinar por debajo de Vuelta Cimera. Monte Oubachu. 27 julio 2018.


Pinar y bosque autóctono (este último sobre la Vatsina La Mata, al pie del Pico La Mesa o Pico Valmayor), con alguna granda. ¿Quién perdurará?. 27 julio 2018.

Dejemos que los pinos retengan y mejoren esos suelos. Algunos estudiosos del tema opinan que los pinos del Pinar de Lillo, supuestamente autóctonos, ocuparon ese lugar porque el suelo era muy pobre. Las fayas, que eran en teoría los árboles más apropiados para estar allí, no lo colonizaron precisamente por eso. Pero esos pinos contribuyeron a mejorar esos enclaves y se ha comprobado que, desde hace ya unos cuantos años, las fayas están aumentando sus dominios gracias a ellos. 

Las Güérgolas, con suelos tan agreste tienen que lidiar nuestros rebotsus sapiegos, bedules y pinos. Mejor dejarlos que sigan protegiéndolo y mejorándolo. 27 julio 2018.


Pinares en Decutsada, en rojo las del Monte Oubachu y en violeta las del Monte Munietsus. Foto Google.


Pinar de Oubachu (rojo) y de Munietsus (violeta). ¿Sobra alguno en medios tan agrestes como el de Las Güérgolas?.

Dejemos que los pinos hagan su trabajo. Es probable que estas masas de pinos resistan durante bastante tiempo la presión de la vegetación autóctona, entre otras cosas porque nuestros robles y bedules aún escasean en esos lugares. Incluso pueden llegar a reproducirse, no olvidemos que el pinaster es una especie invasora y el albar es un pino que no tiene mayores problemas en adaptarse a un clima que no hace tanto tiempo era el suyo propio. Pero a la larga la naturaleza pondrá a cada uno en su lugar y con el tiempo estos pinares pasarán a formar parte de la historia pasada. 

Pinus sylvestris (pino albar) con su inconfundible tronco anaranjado y parcialmente descortezado. Vuelta Cimera, Monte Oubachu.

Eso sí la política de las llamadas repoblaciones tiene que cambiar al cien por cien. La idea de plantar resinosas de rápido crecimiento pertenece al pasado, un rancio planteamiento que algunos (por interés) se empecinan en mantener y que entre todos-as debemos cambiar.

Hace ya unos cuantos años, con mis amigos del Cuelmu Ecoloxista Pésicu, Quique y Juan (nuestro añorado "Chana") fundamos una Sociedad (Touzaque, quisimos ponerle Muniellos pero este nombre ya estaba siendo utilizado por otra empresa) para poder presentarnos a unos concursos que ofertaba la Consejería de Medio Ambiente del Principado. Algunas eran para realizar repoblaciones forestales en diversos concejos asturianos. Había que presentar una Memoria sobre cómo se iban a realizar, las especies que se iban a utilizar y algunas cuestiones más.

Incidimos, aparte de los pinos y ocalitos entonces tan en boga, en la necesidad de reservar ciertas áreas para plantar especies autóctonas, las propias de cada lugar, que acabaran formando bosquetes libres de futuras talas madereras y que testimoniaran la presencia de una flora propia y singularizada frente a las anodinas plantaciones de pinares y ocalitares destinados a la obtención de madera. También insistíamos en la necesidad, donde se plantaran pinos y ocalitos, de reducir la densidad de esas plantaciones, unas densidades tan elevadas que contribuyen a esquilmar y acidificar los suelos y que dejan estos, tras las talas, en unas condiciones muy precarias.

Nuestra propuesta parece ser que era muy avanzada para una Administración anclada en los modelos del tardofranquismo, así que no se nos concedió ninguna, siguiendo utilizándose los viejos modelos.

Sigo sin hacerme muchas ilusiones. Aquí en León y en toda esta Comunidad  Autónoma siguen plantando resinosas por todas partes, incluso en las restauraciones realizadas en las horrorosas oquedades y los ingentes estériles de las explotaciones de carbón. Y todavía, de vez en cuando, salen artículos en los medios de comunicación alabando la política de estas repoblaciones, con más de un 80% de especies resinosas y menos de un 20% de arbolado autóctono, ¡para echarse a llorar!. 

También se plantan chopos en áreas apropiadas para su cultivo, en las vegas de los ríos, para la obtención de chapeado, de buena salida en el mercado regional donde hay varias fábricas destinadas a su transformación. Plantaciones consorciadas o en vías de serlo, eso sí con animo de lucro, con empresas semipúblicas dependientes de la Administración. Sin olvidarnos de las plantaciones, también de chopo, para producir pellets para ser quemados en gigantescas calderas para obtener agua caliente (usada para calefacciones o uso normal en instalaciones públicas como el hospital, instalaciones de las Delegaciones de la Junta, e incluso viviendas particulares), propiedad, ¿qué casualidad? de esa empresa semipública.

Dicen que la quema de biomasa, una materia prima ciertamente renovable, es compatible con la protección del Medio Ambiente y con una economía sostenible. ¡A otro perro con ese hueso!, preguntárselo si no  a los vecinos de Navatejera que se han opuesto, con éxito, a la instalación de una de esas calderas en las inmediaciones del pueblo, entre este y el Hospital de León. ¿Qué respeto al Medio Ambiente, y sobre todo a la propia salud de esas personas, supondría el notable aumento del tráfico rodado de vehículos pesados y especialmente la continua emisión de humos por la chimenea de la caldera?. Y de los beneficios ¿qué?, ¿quién se forraría con las ganancias obtenidas?. De eso no suele hablarse.

Los intereses particulares y las relaciones entre la Administración (o entidades dependientes de ella, como en este caso) y las empresas privadas saltan a la vista de cualquiera que quiera enterarse de por donde van los tiros. Y mientras, las cátedras relacionadas con las repoblaciones forestales, siguen en su mayoría copadas por "sesudos" científicos que siguen enseñando aspectos ya caducos, negándose a admitir una nueva sociedad que clama por la restauración de lo nuestro, de lo propio de cada lugar. Esos "senactus" y algunos de nueva generación siguen haciendo honor de aquel eslogan de "la voz de su amo", meros lacayos de quienes detentan el poder.

En Mual y Oubachu el tema de las repoblaciones podría orientarse con un nuevo enfoque. Las Juntas Vecinales podrían solicitar a las Administraciones públicas (Ayuntamiento, Consejería de Medio Ambiente e incluso algunos Ministerios) la concesión de unas subvenciones para realizar, periódicamente y a través de sucesivos años, repoblaciones en las calvas o grandas de sus montes comunales, en especial del solano que precede a la Reserva. Justificándolas precisamente en eso, en estar pegadas a la "joya de la Corona". De algún beneficio deben disfrutar los vecinos de tan singular enclave y más cuando uno de los fines sea incrementar el paisaje arbolado y conseguir un cortafuegos natural del propio Munietsus.

Otra vista de la zona solana que necesita ayuda. 31 julio 2020.


La Granda Espina por debajo y por encima de la pista que va desde el Centro de Interpretación al pueblo de Oubachu. 31 julio 2021.

 

Vertiente izquierda y partes altas de Valmayor. En suelos tan áridos como estos habrá que extremar las precauciones y elegir cuidadosamente los lugares donde plantar. 29 julio 2018.

Repoblaciones a pequeña escala, desconfío y me da miedo una gran repoblación y creo como Schumacher que "lo pequeño es hermoso", supervisadas por las propias Juntas y con mano de obra local. Jóvenes y adultos en paro, evidentemente pagados con un jornal decente.

Estas pequeñas repoblaciones estarían diseminadas por nuestras grandas, prestando especial atención a los lugares más alejados del arbolado que ya ha empezado a recuperarse, así como a los lugares donde la erosión pueda provocar "fanas" (corrimientos del suelo) durante las grandes y persistentes tormentas que se acentuarán merced al cambio climático en el que estamos inmersos. Con los años, bastantes por cierto, estos árboles con sus semillas contribuirán a completar la regeneración del bosque. 

El Tesu´l Cumarón deslindando la vertiente izquierda del Regueiro Calechu, un buen lugar para repoblar y para, con el tiempo, ayudar a la repoblación natural. 29 julio 2019.

No se utilizaría maquinaria pesada ni para desbrozar (las máquinas no distinguen un arbolillo renacido de un subarbusto y arrasan con todo) ni para hacer el hoyo. Se harían a mano por las cuadrillas de los mozos contratados, al menos dos una para los montes de Oubachu y otra para los de Mual, por lo que el impacto medioambiental provocado por estas labores sería inexistente, algo que no se puede decir de las hechas con maquinaria. A fin de cuentas esta forma de repoblar, con picones y rozones, era la que se utilizaba no hace tanto tiempo, antes de la aparición de las desbrozadoras accionadas y remolcadas por un tractor y de las retroexcavadoras (excavadora de araña o de oruga), capaces de engaramarse en terrenos de máxima pendiente para realizar los huecos. No, nada de maquinaria, nuestros montes merecen un trato más suave y artesanal. 

El solano de Oubachu contra Larna también nececita una ayuda para recuperarse cuanto antes. 30 julio 2021.


Las faldas de La Pena Moncóu necesitan de una auténtica repoblación con robles autóctonos.

Se utilizarían como vías de acceso las que ya existen: la carretera del Counio y las pistas de Oubachu y bajo ningún concepto se abrirán nuevas pistas, si acaso se mejorarían las ya existentes, como el camino que desde la Ponte Rocabo se interna por el Regueiru Calecho. El resto simples sendas por las que se pueda transitar.

Los árboles que se fueran a plantar serían, por supuesto, autóctonos, sobremanera rebotsus, tanto albares como sapiegus, estos últimos en las zonas más secas, añadiendo algunos orocantabrica para las zonas más escabrosas y peñascosas.. También bedules y fayas para los pocos lugares más umbrosos o húmedos y los pequeños avesíus que existen. Y un puñado de otras especies propias de la zona que contribuyeran a aumentar la biodiversidad propia de nuestros bosques: xardones, pládanos, capudres...

La Granda La Rebotsa y sus ampliaciones contra La Cutsada necesitan una buena ayuda."Aledaños de Muniellos" del blog Crónicas Vagabundas 12 septiembre 2013.


La Granda´l Campu necesitaría también una pequeña ayudita en las partes más alejadas del arbolado. 27 julio 2018.

Los viveros de estos árboles habría que construirlos en los propios pueblos, uno en cada "tsugar" y se surtirían con semillas de la zona. Hace poco tiempo, husmeando por las restauraciones que mi hermano Carlos realiza en su casa de Oubachu, una enorme casa tradicional, tan grande que solo lo puede hacer por fases, me encontré con los restos de unos semilleros, unas simples bandejas con alveolos que Carlos ya no utilizaba. Me sorprendió la facilidad con la que mi hermano había conseguido, plantando una tsande en cada hueco, hacer que brotara un nuevo rebotsu y además todos ellos estaban ocupados, no había fallado ninguno. Carlinos obsequiaba con un arbolillo a los clientes que le compraban algún producto de su antiguo taller de madera, o a los que lo visitaban y le caían bien. Un arbolillo inserto aún en su capsula, para que pudiera sobrevivir al traslado al que se vería sometido. Todo un detalle que demuestra el cariño que Carlinos les tiene a los robles. Pese al abandono todavía sobrevivían, en varias planchas de alveolos, una enorme cantidad de rebotsus albares.

Los nuevos semilleros para las repoblaciones podían ser algo parecido, solo que los arbolillos tendrían que permanecer algo más de tiempo en ellos, en macetas de mayor tamaño, durante tres o cuatro años, para que crecieran y garantizaran su éxito al ser trasplantados.

No hacen falta ingenieros ni biólogos expertos en la manipulación se semillas para conseguir lo que mi hermano había conseguido: seleccionar buenas semillas, ampliadas ahora a más especies, obtenidas de buenos ejemplares que aún subsisten por nuestros montes. Se buscará obtener buenas semillas de diferentes árboles, para favorecer una variabilidad genética, siempre necesaria para favorecer una mayor resistencia ante las nuevas plagas que se avecinan derivadas del calentamiento global del planeta. 

En los claros de las partes altas de Decutsada también se podría ayudar algo a la pujante regeneración natural. 27 agosto 2018.


Partes altas de Decutsada, aquí mejor no tocar nada pues la repoblación natural parece bastarse por si sola. 28 julio 2018. 

Asimismo las bandejas de semilleros con alveolos, las macetas y los protectores de árboles, que se puedan utilizar, serán, todos ellos, de materiales biodegradables, libres de plásticos, para no contaminar de ninguna manera al Medio Ambiente. Y los abonos que se usen serán orgánicos: cúitu o compost, nunca químicos o artificiales, y si tenemos que utilizar fungicidas ante la aparición de hongos en el vivero, estos deberán ser también naturales.

Tras las plantaciones habría que hacer un seguimiento de su evolución, aportándoles algo de agua durante el enraizamiento del arbolado en periodos de gran sequía y replantando nuevos árboles allí donde los primeros se hayan secado, siempre que sea factible su desarrollo.

Si se llevara a la práctica, iniciativas como esta sin duda que dinamizarían la vida de nuestros pueblos, sumidos en un futuro incierto por la falta de puestos de trabajo. Como decíamos Mual y Oubachu tienen que beneficiarse por compartir la misma tierra que el famoso bosque de Muniellos.

Incidiendo más en este asunto incluso se podrían organizar campamentos internacionales de voluntarios para las repoblaciones durante los meses de climatología más benigna. Seguro que acudirían numerosas personas, atraídas no solo por el lugar donde se celebrarían si no también por las tareas a realizar. Alojamiento y manutención gratuitos donde pasar unas "vacaciones diferentes", con unos "trabajos manuales" también diferentes, nada menos que propagar vida, con unos métodos de absoluto respeto por la naturaleza. 

Tal vez el Teso Porciles, deslinde Munietsus Mual, necesite un empujón para cerrar la herida de la granda. Del lado del pueblo pues dentro de la Reserva las repoblaciones parecen estar prohibidas. 20 julio 2018.

Solo necesitamos imaginación, el mencionado respeto por la naturaleza e involucrarnos en la tarea de salvar nuestros pueblos, protegiendo y ampliando nuestros recursos naturales. Pero habrá que darse prisa y coger el toro por los cuernos. Hace poco vi, en el blog Cantabricus del ecólogo de la Universidad D´Uviéu Mario Quevedo, una foto (que espero que no se moleste por reproducirla) en la que se ven dos desbroces recientes, del 2020, sobre dos de nuestras grandas de solano, ¡qué nadie se nos adelante en esta labor!

Subida al Counio, desbroce del brezal, el primero sobre el Tesu La Fulgueirosa y un poco de Granda Redonda y el del fondo sobre parte de La Granda´l Mangueiru. 2020. Foto Mario Quevedo, Cantabricus jpg.

 

Grandas desbrozadas (con una x), la mayor es la instalada en el Tesu La Fulgueirosa y la de más atrás la situada sobre parte de la Granda´l Mangueiru. En la foto de Google aún no estaban rozadas.


Grandas desbrozadas. Julio 2020.


Granda Redonda sigue manteniendo su forma entre el Tesu La Fulgueirosa y Vatsinatsonga. Obsérvese la proliferación de grandas en el Regueiro Calechu. Julio 2020.


Granda de Reiduz que quedaría como testimonio de la existencia de grandas, además seguro que regenera antes que las de solano repobladas. 31 julio 2020.


3/15/2022

El Monte y el guía de Munietsus 80

Pinar de Decutsada. Monte Munietsus. 27 julio 2018.


La finalidad del consorcio para la repoblación de Muniellos era conseguir una masa mixta de frondosas y resinosas, con una visión puramente productivista. La rápida adquisición, en febrero de 1973, del Monte por el ICONA anuló el consorcio y por tanto las plantaciones. Y luego, ¡por fin!, y gracias a la presión de la opinión pública, acabaron triunfando las ideas conservacionistas.

En el lapso de tiempo en que funcionó el consorcio solo dio tiempo a realizar la plantación de un pinar de pinus pinaster (pino gallego) en parte del teso existente entre Las Güérgolas y Porciles, en una extensa granda, tan amplia que no llegó a plantarse en su totalidad, sobre unos suelos bastante buenos, sobre todo si los comparamos con los más rocosos de Las Güérgolas. Lo que nos demuestra el fin productivista de la plantación ya que si fuera con fines proteccionistas los pinos se hubieran instalado sobre los peñascosos y pelados suelos de Las Güérgolas. 

Gran pinar dentro de la Reserva por debajo de La Pena de Las Güérgolas (señalada en rojo), con ejemplares sueltos por debajo, en una granda, contribuyendo a retener y mejorar el suelo. Foto Google.


Esquina del pinar (pinus pinaster) plantado en el teso que separa Vatsina Porciles de la primera vatsina de Las Güérgolas, por debajo de La Pena de Las Güérgolas. 27 julio 2018

Nuestros árboles autóctonos, en especial los rebotsus sapiegus (o los orocantabrica) no necesitan ayuda para colonizar esas áreas, como nos demuestra la evolución reciente de la zona, en donde los pyrenaica la están repoblando. Les llevará un tiempo ya que el suelo es muy malo y muy seco, y para lograrlo cuentan con la ayuda de bedules en zonas más húmedas y sombrías y de subarbustos como el ganzo, el toxo y la carqueixa, esperando el posterior asentamiento del Señor de la zona: el roble albar. Solo hay que dejarlos en paz y evitar incendios, que en estos débiles suelos pueden retardar enormemente el proceso y degradarlos aún más.

Esta plantación tiene dos zonas diferenciadas, una, la superior, cercana a la carretera del Counio es la típica de las plantaciones del Patrimonio, con una densidad (pies por hectárea) muy elevada, formando una abigarrada y compacta masa de pinos. Por debajo de ella y basculando algo contra Las Güérgolas los pinos están bastante raleados (posiblemente debido a algunos incendios) llegando algunos de ellos hasta la pista-senda de Decutsada que se encamina a Las Tsagunas e incluso un poco por debajo de ella.

Parte superior del pinar de Decutsada del Monte Munietsus. detrás de él la granda del Teso Porciles. 27 julio 2018.


El pinar bascula bastante del teso contra Las Güégolas. 27 julio 2018.


Parte inferior del pinar de Decutsada del Monte Munietsus. 27 julio 2018.
 

También le dio tiempo al Patrimonio para plantar numerosos abetos Douglas (pseudotsuga menziesii) en la zona de Bisnuevo, en las partes bajas de sus vatses y vatsinas, justo donde se habían realizado las últimas y voraces talas a matarrasa. Al no encontrar competencia en esas áreas, igual que los pinos en la granda, los abetos fueron creciendo y todavía se ven hoy día salpicando muchos trozos del bosque autóctono, que ha logrado recuperarse merced a  buenos suelos y una mayor presencia de humedad, sin olvidarnos de la presencia, por encima de la zona talada, de fuentes de semillas que aceleraron la regeneración (colonizar hacia abajo siempre es más sencillo, gracias a la ley de la gravedad que permite un mayor desplazamiento de tsande y fayucos) y el posible rebrote de algunos tocones.

Quedan aún algunos otros árboles, también foráneos, plantados aquí en Muniellos. Su escaso número y el hallarse circunscritos al área de Las Tablizas parecen indicar que eran árboles ornamentales. Sería el caso del ailanthus altissima y del quercus rubra.

El primero es un exótico árbol de rápido crecimiento que como su nombre indica alcanza alturas de vértigo. Todavía quedan uno o dos junto a la verja de la entrada de la Reserva y otro justo donde se inicia la ruta por Decutsada a Las Tsagunas, en el atajo que sube a la antigua pista, a pocos metros de la casa del guarda. Son difíciles de identificar porque solo se les ve el tronco y pueden pasar por un roble más, pero si no tenemos prisa y nos fijamos más a fondo veremos que su piel es mucho más lisa, sin los típicos surcos de nuestros rebotsus. 

El tema de los ailanthus me hace pensar que en Las Tablizas llegó  a haber una especie de jardín. Los ailanthus al crecer tan rápido producen una madera de muy baja calidad, siendo su aprovechamiento forestal algo totalmente desaconsejable. Algunos lo llaman "árbol del cielo", por su rápido crecimiento hacia las alturas, y otros "árbol del infierno", por su facilidad para crecer en ambientes con suelos muy pobres, secos e incluso contaminados y que una vez instalados en un lugar son muy difíciles de erradicar, pues producen miles de semillas y además rebrotan una y otra vez tras ser talados. Encima segregan unas toxinas para evitar que en su entorno se instalen otros vegetales. Están considerados como "especie exótica invasora", estando prohibida su plantación y comercio en muchos lugares, como en el caso de España. Son oriundos de Asia y se expandieron a raíz de la "moda asiática" que se desarrolló en Europa y América del Norte desde finales del siglo XVIII. Era un árbol exótico y su plantación en jardines particulares daba a sus propietarios un estatus de distinción social, algo que ocurre con todos los árboles exóticos plantados por las clases pudientes como signo de ostentación y que aún perdura en la actualidad, ampliándose su clientela a las clases medias con aspiraciones burguesas.

La BOSNA Asturiana, los nuevos propietarios de Muniellos desde principios del siglo XX, construyeron dos casas en Las Tablizas, que perduraron hasta no hace mucho tiempo. Una fue derribada y enterrada y otra remodelada siendo la que aún perdura. Eran de estilo alpino, supongo que por presentar un tejado muy pendiente. Una era para el guarda y los obreros de la serrería y la otra para el administrador de la Empresa. Este último fue el que presumiblemente mandó habilitar una parte de Las Tablizas a modo de jardín, plantando los ailanthus cerca de su casa como símbolo de que no era un vulgar obrero. Además en esta casa también se hospedaban los hermanos Velasco, socios mayoritarios de la Empresa (más tarde Velasco Herrero) ricos banqueros y comerciantes gijoneses, cuando con sus selectos "amigotes" se desplazaban al Monte a realizar cacerías. Tan distinguidos personajes no se podían hospedar en cualquier sitio y la casa y el jardín de Las Tablizas no lo eran en absoluto.

Con el tiempo el jardín acabaría desapareciendo, al reanudarse las cortas madereras a gran escala, pero los ailanthus simplemente mudaron de lugar, estableciéndose en los bordes de una pista cada vez más transitada y resistiendo el polvo y los vertidos que otros árboles no podrían soportar. Pero los ailanthus no pudieron ir más lejos, los robles y otros árboles y arbustos del lugar no se lo permitieron. Y ahí están, en corto número, sin posibilidad de crear descendencia, como un elemento más de los que nos permiten conocer la historia de nuestra tierra.

El quercus rubra (roble americano) también es exótico pues a finales del otoño sus hojas adquieren vistosos tonos dorados que los hacen muy atractivos. Es un árbol plenamente maderable y de mucha calidad, pero tan escaso en Las Tablizas que su función parece ser más de ornamento que de un ensayo para valorar su aclimatación al terreno. Incluso hay un ejemplar aislado de platanus x hispanica, aunque aguas arriba de Las Tablizas, de gran belleza y colorido, especialmente durante todo el otoño.

En una de mis últimas visitas a Munietsus me acerqué a ver un roble americano que había al comienzo de la ruta larga a Las Tsagunas, detrás del "suteitu" para escolares, al poco de iniciarse la vieja pista a Bisnuevo. Pero me quedé con las ganas, del rubra no había resto alguno excepto un tocón bastante reciente. Hay quien opina que habría que eliminar todos los árboles foráneos que se han plantado en Munietsus, que ensucian el paisaje de nuestro robledal, ¿qué opináis vosotros?.

Yo he sido el primero que, en caliente, ha pateado, pisoteado y tratado de arrancar jóvenes e indefensos pinos que se habían plantado en zonas que no les pertenecían. Pero pensándolo detenidamente, los pinos no tienen ninguna culpa, son sencillamente un árbol más y hacen lo que es propio de cualquier ser vivo: crecer y tratar de multiplicar su especie. ¿Acaso hay alguien que se meta con el teixu porque todas sus partes (excepto el arilo de sabor empalagoso por su tremendo dulzor que envuelve la semilla) sean tóxicas?. Hace poco se conoció el caso de una joven que había fallecido en el monte por haber ingerido una infusión con sus hojas. ¿habría que talar todos los teixus para evitar tales sucesos?.

No, la culpa no la tienen los pinos, o los tiexus en el caso que mencionábamos. La culpa es de los seres humanos que los utilizan en función de sus intereses. Los pinos, en sus lugares de origen, ocupan y protegen los suelos más desfavorecidos y contribuyen a mantener y expandir formas de vida vegetal y animal y cuando crecen lo suficiente también forman interesantes y bellos paisajes. No tenéis más que visitar el Pinar de Lillo, reducto de pinares autóctonos (pinus sylvestris), que conviven con robles y sobre todo fayas en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica o los inmensos bosques de pinos de la misma especie en el Sistema Central, tanto en la vertiente norteña (Segovia..) como en la más orientada al sur (Madrid...).

¿Habéis visitado algún jardín botánico?. yo conozco dos, el de Madrid y el de Las Palmas de Gran Canarias y no he visitado más por falta de tiempo. En ellos se pueden ver y admirar ejemplares botánicos de muy diversa procedencia. No soy excluyente con nada y menos con los árboles, no solo me atraen los que he tenido la suerte de ver y conocer desde pequeño. Cuando un árbol, sea de donde sea, muestra toda la potencialidad que es capaz de adquirir, no puedo más que rendirme ante su belleza y majestuosidad. Los grandes árboles son como un santuario natural en donde podemos pararnos y reflexionar sobre nuestra propia vida, un lugar donde hermanarnos con nuestros parientes, tengan estos raíces en la tierra o se desplacen sobre ella y con otros más pequeños que apenas si podemos percibir. Todos hijos e hijas de una misma madre. Y si el árbol es aún pequeño no tenemos más que dejarlo crecer.

Seguro que muchos de vosotros-as conozcáis o hayáis oído hablar del Parque de San Francisco, un remanso de paz y verdor en medio de la urbe Carbayona. Durante mi etapa de estudiante en la Universidad d´Uviéu, muchas fueron las veces que lo recorrí de "cabo a rabo", disfrutando de su frescor y de los buenos ejemplares arbóreos que atesora. Visitas que se acentuaron a raíz de un hecho ocurrido motivado por la elección de Uviéu como uno de los campos de fútbol donde se celebró la copa mundial del 82. Alguien tuvo la feliz idea de colocar al pie de algunos árboles un letrerillo con los nombres (el vulgar y el científico) del sujeto en cuestión. Era hasta pedagógico admirar un bello árbol y saber de que especie se trataba, haciendo así que el recorrido fuera más entretenido. Si lo recorréis a ver si os topáis con una bella y esbelta faya que entonces existía en lo más frondoso del parque. 

Parque de San Francisco a principios del siglo XX, de propiedad pública desde las desamortizaciones del XIX. Tarjeta postal. 


El pasado del parque como jardín botánico nos permite disfrutar de su gran arboleda. Tarjeta postal de principios del siglo XX

También aquí en León, donde vivo, hay buenos parques (igualmente con los interesantes letrerillos): Quevedo, La Granja, Papalaguinda, El Cid... y dos que podríamos calificar de excepcionales. 

Añoso, bien se podría decir que centenario, olivo (el mayor de los que conozco en León) que por si solo merece la pena visitar el Parque del Cid. detrás de palacio de Botines de Gaudí, otra joya en este caso arquitectónica. 11 febrero 2019.


Otra joya del Parque del Cid, un achaparrado teixu macho, en pleno centro de León capital. 11 febrero 2019.


Parque de La Granja, para solaz del populoso barrio del Polígono 10 de León, un amplio espacio de verdor con numerosas calles arboladas. 9 octubre 2019.

El Parque de La Candamia es bastante amplio y cuenta con una ampliación hacia el monte, todo en las afueras, en el borde Este de León. 

Enormes chopos en la parte llana del parque, al lado del Río Torío. 10 octubre 2019.

El Pinar de La Candamia o Los Pinos como aquí le llaman es, como su nombre indica, un pinar, con tres o cuatro masas de diferentes especies. También hay esbeltos abetos e impresionantes cipreses y alguna que otra especie autóctona, predominando las encinas.

Preciosos pinares de La Candamia. 12 julio 2018.


Panel sobre el pino gallego en La Candamia.

 

Los pinos ayudan a sujetar los pendientes cantiles terrosos erosionados por el Río Torío, evitando su corrimiento. La Candamia. 12 julio 2018.


Grandioso pino albar en la base del monte de La Candamia. 16 noviembre 2018.


Panel explicativo de los árboles de La Candamia.


Cipreses en penumbra debido a la corpulencia de sus grandes copas. 15 julio 2018.


Encinas en La Candamia, pugnando por recuperar sus antiguos hogares. 12 julio 2018.

La zona está protegida y libre de las mortíferas talas. Era una plantación destinada a ese fin pero ahora ya no, algo que desafortunadamente no comparte todo su entorno. Da gusto pasear por debajo de esa abigarrada masa de pinos que se alzan como velas, con los fustes totalmente rectos y limpios hacia el cielo, sabiendo que mañana seguirán ahí, o ver como progresa, lentamente, su descendencia de forma natural y como las encinas o los robles quejigos renacen, reclamando al menos una parte de sus antiguos dominios.

Interior de un pinar de La Candamia. 18 noviembre 2017.


Panel explicativo de los árboles existentes en La Candamia. 12 julio 2018.


Joven sapiegu saliendo en los suelos del pinar de La Candamia. 16 noviembre 2017.


Jovencísimo quercus faginea creciendo sobre un suelo mejorado y retenido por los pinos de La Candamia. 18 noviembre 2017.


Ulmus minor, negrillo, adulto, sobreviviendo de momento los ataques de la grafiosis. 29 julio 2019.


Milagroso que este negrillo aún sobreviva cuando otros a su lado han perecido, pero no me hago muchas ilusiones porque la grafiosis sigue ahí amenazándolo. 5 marzo 2019.


Hojas de tsamera en mi mano que atestiguan su presencia en La Candamia. 15 octubre 2019

 

Una sorpresa, un castaño en La Candamia. 18 noviembre 2017.

Más interesante aún es el otro parque, de más reciente creación, en las afueras de Eras de Renueva y antes de Carbajal, al oeste de León está el Monte de San Isidro. En realidad el Parque solo ocupa una parte de este monte, una pena porque en todo él sigue habiendo un bonito espacio arbolado (no me atrevo a llamarlo bosque porque salvo algún núcleo aislado en el resto hay abundantes intrusiones humanas). 

Vista parcial del Parque y de la vega del Río Bernesga. 4 octubre 2019.


Borde del Parque contra Carbajal donde sigue habiendo arboleda entre algunas urbanizaciones. 7 octubre 2019.

En él son los árboles autóctonos los que campan a sus anchas. Es joven aún pero es una gozada recorrerlo, es amplio y lleva su tiempo hacerlo, rodeado de rebotsus sapiegos (quercus pyrenaica), quejigos (quercus faginea), encinas (quercus ilex ballota) y uno o varios "mestos" (híbridos) de entre los diferentes quercus existentes. ¡Olé! al que tuvo la genial idea de preservar este espacio y librarlo de la rapiña y voracidad de las urbanizaciones del entorno. Salvo un penacho de su parte más elevada, pegada a la carretera de Asturias, donde hay alguna masa de pinos, el resto de su espacio, ligeramente inclinado al ocupar una ladera, está ocupado por los quercus, distribuyéndose estos de acuerdo a sus necesidades.

La increíble producción de tsande por la quercíneas provoca una bestial reproducción, que alguien procura mantener a raya. 4 octubre 2019.


Joven aún este parque pero con un futuro prometedor. 4 octubre 2019.

 

Algunos árboles ya son de medianas dimensiones. 4 octubre 2019.


Apenas si hay claros en el Parque del Monte de San Isidro. 4 octubre 2019.


El otoño ya dora los bellos faginea. 7 octubre 2019.


Un faginea de mediano tamaño que destaca entre su parentela aún muy joven. 7 octubre 2019.


Una encina solitaria sobresaliendo entre los quejigos. 8 octubre 2019.


Zona superior cercana a la carretera de Asturias con restos de plantaciones de pinos como la que se ve al fondo. 4 octubre 2019.

Así, en la parte más llana y cercana a la vega del Bernesga son los pyrenaica los preponderantes, con una gran masa a la entrada del parque. Luego al ir elevándose la ladera son los quejigos los que empiezan a dominar el espacio, salpicados en las partes más secas por algunas encinas, un pequeño resto de las masas de encinas que dominarían las partes más altas, cambiadas por simples pinos. Perdura todavía, aunque fuera ya del parque, un grupo de monumentales ejemplares, bordeando el Hospital del Monte de San Isidro.

Zona llana, a la entrada del parque, donde predominan los sapiegos. 7 octubre 2019.

 

Entre los sapiegus de la zona llana hay una exposición permanente de esculturas, algunas tan atractivas como la de la foto. 8 octubre 2019.


Zonas medias del parque con un aspecto más naturalizado. 7 octubre 2019.


Aspecto boscoso en algunas partes del parque. 7 octubre 2019.


Arriba en el hospital del Monte San Isidro, fuera del parque, hay monumentales encinas. 4 octubre 2019.


Pistas y pistas, demasiado grandes para mi gusto, bordeadas de quercineas. 4 octubre 2019.

Podría hablar igualmente de avenidas o incluso de jardines privados donde existen bellos árboles, dando igual de donde procedan. Los árboles siempre alegran la vista, los demás sentidos y también el espíritu. Ciertamente estas plantaciones son, en el mejor de los casos, un sucedáneo de un bosque auténtico, pero con su presencia hacen que el hábitat urbano sea más habitable y como decía Joaquín Araujo, no solo se trata de preservar los espacios naturales, si no también de acercar la naturaleza a esos hábitats urbanos.

Pero hay que tener cuidado a la hora de plantar árboles, sobre todo en espacios abiertos, evitando aquellas especies que puedan contagiar algunas enfermedades a los propios de cada lugar y evitar especialmente a los considerados "especies exóticas invasoras", que se adaptan a la nueva zona y que incluso pueden reproducirse y acabar destruyendo la vegetación autóctona de cada lugar, con las repercusiones que eso pueda tener en el resto de los seres vivos.

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