8/10/2022

El Monte y el guía de Munietsus 89

 

La tercera granda en extensión es la que mejor se ve desde donde estamos oteando, dada su cercanía. Llega hasta el Cotarrón de La Candanosa y ocupa parte de la ladera izquierda de la Vatsina Tixidal. En altura va desde encima mismo del Pico La Pena Candanosa hasta un trozo por encima de la senda de Las Tsagunas. La granda ya existía antes de las últimas cortas en Munietsus y era mucho más grande, pero se ha ido repoblando de una forma acelerada y lo sigue haciendo en la actualidad, encontrándose ya rota en dos partes.

Granda Vatsina Tixidal, senda, Pico La Pena La Candanosa. 26 julio 2016.


Granda de la Vatsina Tixidal. Foto Google.

La parte de arriba está atravesada por la senda. Por debajo de la senda el proceso está muy avanzado, con numerosos capudres surgiendo entre los altos ganzos. Por encima de la senda va algo más lento al tener suelos más secos. La parte inferior es más pequeña y es la que llega hasta el Pico La Pena Candanosa, volteando el Cotarrón y ocupando una alargada y estrecha franja en el lado de los Tsagozos, que impide que desde ese lado llegue tsande ya que el arbolado está por debajo del cerro y no puede superarlo. Los suelos son más secos y algo más rocosos por lo que su repoblación se prevee algo más lenta.
La senda de Las Tsagunas atraviesa la granda de la Vatsina Tixidal. Foto Google.


El Pico La Pena La Candanosa y la granda.

 
El Pico La Pena La Candanosa y su entorno del lado de Los Tsagozos.

Por debajo de la granda destaca la parte final del Cotarrón de La Candanosa, ocupada por la Pena Candanosa, un gran risco rocoso que se prolonga incluso contra el Ríu Las Fayonas, con dos ramales que conforman dos profundas aunque cortas vatsinas, que no tienen nombre o que yo no conseguí descubrirlo. En general la zona está bastante desarbolada pero parece que va mejorando al estar colonizada por un extenso ganzal de brezo blanco.

Zonas realmente agrestes las de estos ganzales de brezo blanco que hay por debajo de las grandas que hemos descrito, que a pesar de estar cerca de las vegas fluviales, disponiendo por tanto de mayor humedad (proveniente de la escorrentía y de una menor insolación), nos muestran otra de las múltiples caras que nos ofrecen los bosques de Munietsus. Pero a pesar de todo la naturaleza es muy pródiga en milagros y con cada año que pasa su aspecto mejora notablemente y es muy probable que en un futuro, incluso aquí, anide algún árbol, como sin duda ocurrió en el pasado, antes de que las hachas y las sierras los extirparan.

Hay alguna granda más en dirección a Las Tsagunas como la del tramo de cerro rocoso que hay entre Vatsina Tixidal y Vatsina Da Eira, pero son de menor entidad. Incluso perduran algunas minúsculas por entre el arbolado, que solo poco a poco van siendo colonizados. Llevamos cinco décadas de regeneración y vemos que las heridas del bosque, tanto las derivadas del uso ganadero como las de las talas madereras, aún no han cicatrizado del todo y es de preveer que tarden en hacerlo. De todas formas el proceso es imparable. 

Cerro rocoso entre Vatsina Tixidal y Vatsina Da Eira.

La persistencia de las grandas es incluso evidente en zonas de umbría, como el Ganzal de Samartino, aún muy amplio y otra más pequeña junto a la sierra en esa zona del Ríu Tixeirúa.

Existen en Munietsus y en todos nuestros montes, otros subarbustos leñosos que también constituyen grandas, aunque siempre menos extensas en tamaño que los ganzales. Ya hemos hablado de ellos en el apartado de los praus y pertenecen a la familia de las leguminosas. La característica principal de esta gran familia es la de presentar sus semillas en el interior de una vaina, semillas a las que llamamos legumbres. Pensad en las fabas o en los arveitsos para visualizarlo mejor, aunque en este caso son de mucho menor tamaño y no son comestibles.

La especie más abundante y mejor conocida a nivel popular es la "siñesta" (xiniesta) o "escoba" de la que todos seguramente habéis oído hablar ya que uno de sus usos era la de servir precisamente de escoba, para barrer, eso sí muy por encima, cualquier estancia. Su nombre en castellano, escoba negra, puede confundirnos ya que sus flores son de un atractivo color amarillento. Lo de negra parece derivarse de la vaina que atesora sus diminutas semillas, vaina que es la más alargada de todas las de sus congéneres, cubierta de pelos y de un color negruzco. Las bolitas (también negras) que constituyen sus semillas son, como en el caso de su parentela, de los ganzos y del resto de plantas superiores del género erica, tan pequeñas que es el viento el encargado de dispersarlas por todo su entorno. Ello la ayuda a ser la gran colonizadora de los espacios desarbolados. 

Largas vainas las de la escoba. 27 julio 2022.

Su nombre científico es cytisus scoparius y a diferencia de los ganzos ocupa terrenos con suelos más profundos y con mayor humedad, lo que la lleva a ser el primer "comensal" de praus y terrenos de cultivo abandonados, así como de los claros que por diferentes causas (talas, incendios...) se producen en los bosques.

Cytisus scoparius con sus largas y rectas ramillas.

 Su hermana la escoba blanca (cytisus multiflora) es más acorde con su nombre, al poseer flores de color blanco. Esta siñesta es menos abundante y comparte con la amarilla una gran ventaja en lo referente a su propagación y resistencia en los terrenos que ha colonizado, que es el de su rápido crecimiento. En poco tiempo (hablamos, eso sí, de años) puede superar en altura y tapar a cualquier persona.

Además de las siñestas (género cytisus) también hay por nuestros montes, dispersos o formando grandas, otras especies de leguminosas. Por su escasa presencia del codeso (adenocarpus complicatus susp. lainzii) solo decir que se parece a la siñesta aunque con un aspecto más desaliñado, menos compacto y que su legumbre está cubierta de pelos glandulosos (como bultitos carnosos).

Más abundante es el género genista, conocidos por nuestros paisanos como piornos, siendo la genista florida subsp. polygaliphilla la más frecuente, con flores amarillas, como su hermana la genista obtuserranea, poco frecuente en Munietsus pero muy abundante en el cordal principal de la Cordillera Cantabrica (El Puertu, La Cutsada de Zarréu...) y en Tsaciana. Los piornos ocupan lugares muy diversos pero siempre en lugares elevados. Colonizan suelos más secos, vedados a las siñestas, llegando a asentarse en las grietas y rellanos de los farallones y crestas rocosas en sus lados avesius, ya que el solano y los tseirones solo los puede colonizar el brezo blanco.

Genista o piorno con sus flores amarillas. 2 julio 2022.

 

Flores de piorno más en detalle.

Enorme la labor de piornos y ganzos blancos en esos terrenos casi faltos de suelo. Gracias a ellos quizás con el paso del tiempo pueda anidar algún arbolillo. Con todo en muchas de esas masas rocosas la vegetación potencial (o sea la máxima a la que puede aspirar) no la constituye el bosque. Los árboles, incluso los más austeros, tienen unos requisitos mínimos, que la roca pura y dura no posee. Aquí solo líquenes y musgos pueden representar al mundo vegetal. Pero la roca siempre acaba poseyendo grietas y rellanos donde se puede ir acumulando algo de suelo y a donde pueden llegar semillas de liviano peso, como las de nuestros subarbustos. Ganzos y piornos están dos peldaños por debajo en la escala de los vegetales superiores (árboles-arbustos-subarbustos) y sus exigencias son menores, a lo que se suma su lento crecimiento que provoca una menor necesidad de recursos. Ellos serán la vegetación potencial, de hecho ya lo están siendo, de esas zonas.

Por contra las siñestas, al ocupar suelos profundos, siempre suelen ser un peldaño en la recuperación de la vegetación potencial que como venimos repitiendo, en nuestra zona, la constituye el bosque. Si cerca  existen fuentes de semillas, es decir árboles que ya puedan ofrecer semillas germinativas, el paso es relativamente rápido, incluso muy rápido. Para ilustrar el tema os contaré el caso de la parte inferior de Valmayor. 

Prau de secano o tierra de labor colonizada por escobas, con un pládano que anuncia su colonización arbórea. 27 julio 2022.

Este vatse está lindando con la Reserva y pertenece en su mayor parte a los montes de Mual, excepto las partes altas desde el entorno de la carretera que sube al Counio, que son de Oubachu. Su historia corrió pareja a la de Munietsus en cuanto a su explotación maderera. Con el agravante de estar situado más cerca de la salida del valle del Ríu Munietsus-Mual, algo que facilitaba su explotación. En tiempos del "señor" conde, este lo usaría como si fuera de su propiedad y en tiempos de la BOSNA esta haría lo mismo o como mucho compraría el vuelo (los árboles) al pueblo.

Valmayor había sido un precioso robledal de solano, pero estaba muy degradado pues a la tala masiva se le habían unido frecuentes incendios. Además a diferencia de las vatsinas de Munietsus se encontraba bordeada por amplias grandas. En su interior solo perduraba algo de arboleda en los cursos de sus vaguadas. Por su parte más inferior, cercana al río, transitaba la pista que unía Las Tablizas con Mual y por encima de esta y durante un buen tramo no había ningún árbol. Como poseía un buen suelo se había instalado en él un escobonal que no acababa de prosperar por los continuos incendios. Cuando yo la conocí presentaba ese aspecto y me daba una profunda pena. Bueno, en general  me daba pena ver todo el solano de Mual-Oubachu convertido en una grandiosa granda.

Los incendios empezaron a ir a menos, pero ocurrió en ese año,1987, en que yo ya estaba de guía, que se produjo un corrimiento de tierra en sus partes bajas que sepultó totalmente la pista. Recuerdo que durante toda la primavera había llovido copiosamente y casi de continuo y me acuerdo bien de ello porque me había tenido que comprar unas botas de goma que me llegaban casi hasta las rodillas. No me gustaban mucho, pero para no mojarse eran ideales. Tanta agua fue demasiado para el suelo. Los subarbustos retienen el suelo hasta cierto punto, pues sus raíces alcanzan poca profundidad. Si hubiera habido árboles es muy probable que este corrimiento no se hubiera producido porque las raíces de estos penetran profundamente en el suelo y crean una malla protectora en torno a él, pero como no los había...Se Habilitó un paso peatonal pero el tráfico rodado quedó interrumpido durante unos días. Luego una pala mecánica despejó la pista pero el peligro seguía ahí, había que estabilizar el suelo para evitar nuevos argayos o fanas.

Aún se nota en Valmayor la hondonada creada por el corrimiento de su suelo. 29 julio 2018.

Lo cierto es que se hizo una buena labor. Se construyó un grueso muro con grandes piedras traídas de alguna cantera (supongo que de la del Poleiro de Rengos), dejando un desagüe para que pudiera salir el agua del vatse y no utilizando cemento para dejar que el resto de agua se pudiese filtrar también por las rocas del muro.

Muro de piedras en seco para que el agua pudiera filtrarse por ellas para sujetar los suelos de Valmayor. 27 julio 2018.

El suelo, una vez asentado, permitió una rápida reinstalación de las escobas y de algún piorno y pude comprobar como en años sucesivos fueran creciendo enormemente en altura y anchura. Luego fue como coser y cantar, pronto empezaron a surgir árboles, cuyas semillas le venían principalmente de arriba. En la actualidad está totalmente colonizado y hasta se pueden ver varias jóvenes tsameras (olmos de montaña) en su centro, próximos al muro, favorecidos por la humedad del lugar. 

En la actualidad los robles adultos, capaces de producir tsande germinativa, aseguran un aumento del arbolado en las zonas que aún no lo poseen. 29 julio 2018.


Parte inferior de Valmayor por encima de la pista, con arboleda capaz de sujetar los suelos. 29 julio 2018.


Jóvenes tsameras (ulmus glabra) por encima del muro de Valmayor, aprovechando la humedad del suelo.

Dentro de Muniellos estas grandas no ocupan grandes extensiones, abundan en las zonas más o menos húmedas de umbría donde antaño hubo zonas de pasto y en zonas de buenos suelos. En las zonas bajas ya están colonizadas o lo están siendo por el arbolado. Y en las altas pronto lo estarán, al menos por el abedul, el capudre, el xardón...

Estas leguminosas, como en el caso de los ganzos, también han prestado importantes recursos a nuestras comunidades rurales. La más utilizada ha sido la siñesta y ello por varios motivos. Por un lado estaría la facilidad en su obtención ya que crecía cerca de los pueblos, los lugares más antropizados, donde la alternancia de usos facilitaba su reinstalación. No faltando tampoco en los montes, donde los claros arrebatados al bosque permitían, al menos parcialmente, su presencia. Por otro estarían las características físicas de la propia planta, que posee numerosas ramas largas y rectas dotadas de una gran flexibilidad, lo que permitía una mayor facilidad en su uso.

Juntando varias ramas, con sus numerosísimas ramillas, y atándolas a un palo, en torno a él, ya se tenía una escoba. En Mual a las más rudimentarias y de menor tamaño le llamaban "bascachu". Servían no solo para barrer los suelos si no también para quitar telarañas y demás suciedades de techos y paredes y barrer el forno del pan, donde la quema para calentarlo dejaba acumulado restos no quemados y ceniza, sobre todo esta última porque lo gordo se quitaba con otro utensilio específico (una especie de cepillo que en vez de hebras posee un saliente de madera).

También se utilizaba como "roza", que en otros lugares de Asturias llaman "rozu", aunque este puede ser de toxo o de folgueiras. Se rozan, de ahí el nombre, terrenos donde se han instalado siñestas, facilitando al mismo tiempo el crecimiento de la yerba para que el ganáu pueda pastarla. Se lleva en carrus pal pueblo y se seccionan en trozos, con ayuda de una pequeña "bruesa" (hacha), las partes más delgadas, que una vez secas sirven para "mutsir" las cortes, incrementando la producción de cuitu y manteniendo secos los lugares sobre los que se tiende el ganáu. Tal vez el topónimo Valderroza del vecino pueblo de La Venta (en realidad de Pousada Rengos pues La Venta no era ningún pueblo) aluda a la utilización de roza proveniente de dicho lugar. Las partes más gruesas se utilizaban directamente como combustible y el rozo, en ocasiones, podía servir para iniciar un fuego ya que prende con mucha facilidad.

La gran flexibilidad de las siñestas permitía su utilización como sustituto de las cuerdas y sogas de cañamo, en épocas y lugares en las que estas eran escasas o inexistentes. Servían para atar muchas cosas, cargas de leña o de otros productos para permitir un traslado más cómodo, cierres de fincas...Pero quizás sea su función como "teitu" el más desconocido y a la vez importante en nuestra zona. 

La escoba se puede doblar sin romperse. 5 agosto 2022.


La gran flexibilidad de la escoba le permitía ser un buen sustituto de las cuerdas. 27 julio 2022.

No solo existían teitus de escoba en el vecino Somiéu o en Los Ancares leoneses. Su utilización abarcaba más espacio, utilizándose en todos aquellos lugares en los que hubiera brañas. Antes de la pizarra y la teja, todos los tejados eran de teitu, o sea de tejado vegetal, bien de patsa o bien de escoba, existiendo algún caso de piezas de madera (imitando tsousas y tejas), casos más bien excepcionales y ligados a cabanas de brañas. 

Cartel informativo sobre las corralas. 15 junio 2019.


Servidor delante de los restos de una corrala. Las corralas no dejaban de ser una braña, en la sierra, lejos del pueblo, sobre todo para las ovejas. Foto Ástor.


Postes de madera e incluso de piedra sujetaban la techumbre.


Postes y vigas de madera sujetando el ramaje donde también abundaba el ganzo.


Detalle interior de la cubierta.

La dualidad patsa-escoba tiene una muy lógica motivación. Desde la aparición de la agricultura cerealícola, los poblados estables dispusieron de la materia prima necesaria para teitar con patsa. En nuestra zona se utilizaban los tallos del centeno, centeno que se cultivaba en los bordes de los centenales y que no se "matsaba" para que la paja mantuviera en perfecto estado sus cualidades aislantes, con aire en su interior ahuecado. Pero hasta la implantación de este modelo de producción agrícola y desde el establecimiento de poblados estables o semiestables, lo lógico es suponer que las chozas fueran teitadas con escobas, que a pesar de no contar con huecos en el interior de las ramas, la gran densidad del ramaje compuesto por multitud de ramillas y una colocación en capas superpuestas permitía trenzar un buen aislante frente al agua, buscando unos tejados con mayor inclinación para que el agua se deslizara mejor sobre él.

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