10/31/2022

El Monte y el Guía de Munietsus 94

La primera Tsaguna de La Candanosa, un buen charco de agua. 27 julio 2018.

 La tsaguna o lagúa más popular y utilizada por el ganáu era, no podía ser de otra forma, la de mayor tamaño (la tercera). Los de Alguerdo, que eran sus mayores usuarios, tenían una buena senda desde O Pélago (en la collada del Orriu Valcarcel) hasta ella, con un primer tramo en llano, hasta A Pena das Laguas (el Penón de Las Tsagunas) y otro algo inclinado hasta la lagua. También la senda que iba desde Veiga La Mesa al puerto Rañadoiro pasaba por esta gran tsaguna. Hoy en día la más conocida y divulgada es la primera, entre otras cosas porque pocos de los visitantes se atreven con el duro repecho que conduce a las otras o bien porque desconocen como llegar hasta ellas. Muchos pensarán que con ver esta ya han cumplido. Hasta esta primera tsaguna seguro que llegaba ganáu de La Veiga´l Tixidal del pueblo de Pousada Rengos, usando el teso del mismo nombre, por donde pastaba y ramoneaba. 

Por el tseirón arriba se llegaba a un gran tajo en la roca que daba acceso a la segunda tsaguna. 27 julio 2018.

As Lagúas no tenían nombre propio pero los de Alguerdo para diferenciarlas, algo necesario cuando había que localizar y situar al ganáu, usaban adjetivos relativos a su tamaño: a grande, a mediana y a pequena..

Ya mencionamos en alguna parte lo diferentes que eran entre si los tres grandes valles de Munietsus, dejando de lado el amplio espacio ocupado por el Regueiro Bisnuevo, Decutsada y parte del Ríu Munietsus. El del Ríu Tixeirúa es lineal, aunque su cabecera es muy ancha al estar conformada por varias vatsinas (Riusecu, Boizuna y Cándanu). El del Ríu Refuexu presenta tres cabeceras (Pradallos, Trousín y Refuexu). El que ahora nos ocupa, el del Ríu La Candanosa, para continuar con la variedad, tiene dos: La Regueira Las Tsagunas y las diversas vatsinas que vierten al río principal de La Candanosa (Vatse La Candanosa y las Vatsinas Pielago, Bovia y Bedulín, más las que se le unen valle abajo, dejando de momento su afluente más importante, el del Ríu Las Fayonas. 

Cabecera del Ríu La Candanosa con varios de sus afluentes. Un mundo duro y rocoso no exento de belleza. 27 julio 3018.


Detalle del mapa del Ríu La Candanosa, con los topónimos de la zona, para que no os perdáis. Una aclaración la situación de El Penón de Las Tsagunas no esta bien, habría que desplazarlo hasta debajo de El Pico Las Tsagunas.

Toda la cabecera de La Regueira Las Tsagunas estuvo ocupada por un gran circo glaciar. Su acción erosiva sobre las duras cuarcitas formó un gran anfiteatro (en realidad un teatro ya que tiene forma semicircular) que llega por el Este hasta el Pico´l Serrón del Níu L´Aigla (1.609 m.), por el que desciende hasta un poco más abajo del Pico Carril del Carro, otro picueto rocoso a 1.545 m. de altitud. Desde ahí baja por un teso hasta la altitud de la primera Tsaguna, a la que delimita por abajo con un alargado repecho rocoso. Los altos de la sierra y esta misma constituirían su deslinde por el Sur, mientras que por el Oeste este vendría marcado por El Serrapo, suave teso que divide las partes altas de La Regueira Las Tsagunas del Vatse La Candanosa, y el Miradoiro de Las Tsagunas, impresionante crestón a 1.459 m. de altitud, muy agreste y visible por su parte inferior, con un suave rellano por arriba. Continuando por la parte final del Teso La Veiga´l Tixidal, hasta la altitud de la primera Tsaguna. 

Cabecera de La Regueira Las Tsagunas. Foto Ástor. Julio 2017.


Gran anfiteatro de La Candanosa. Foto Google.


Pico´l Serrón del Níu L´Aigla. 27 julio 2018.


Pico Carril del Carro


Pico Carril del Carro y reborde rocoso que delimita la primera tsaguna y el gran teatro glaciar. 

O Miradeiro das Laguas está situado un poco por encima de la confluencia de los tesos de La Veiga´l Tixidal y el de la Vatsina Las Tsagunas. Como su nombre indica es un excelente mirador, no solo sobre las tsagunas si no también sobre toda la zona alta del Ríu La Candanosa, aunque para ello debamos desplazarnos por su borde rocoso. Los pastores de Alguerdo, encargados de vigilar y proteger su ganáu, lo usaban para ver por donde estaba y por donde deambulaba este. En aquel entonces El Miradoiro era,  a su vez, muy visible desde muchos lugares y lo sigue siendo en la actualidad, aunque matizado por los subarbustos que lo cubren y un excelente y denso abedular asentado en su rellano trasero. Aún destaca su pared frontal, un gran farallón con bastante desnivel, y los dos tseirones que lo enmarcan, uno a cada lado. Además el teso de La Vatsina Las Tsagunas está muy pelado y no le resta visibilidad. 

El Miradoiro desde la primera Tsaguna. 27 julio 2018.


El Miradoiro de Las Tsagunas desde Vatsina´l Pielago. 26 julio 2016.

Claro que visto desde arriba, desde los altos de la sierra o desde El Penón de Las Tsagunas, nada de esto se apreciaba, solo se veía un rellano, una especie de cutsáu entre la segunda Tsaguna y el Vatse La Candanosa, una zona de excelentes pastos que ahora ha sido reclamada por sus antiguos moradores, una excelente colonia de bedules, que sirven como base para su expansión por todo el entorno.

Dentro del anfiteatro tenemos una sucesión de varios pisos, a modo de grandiosos escalones. En el primero, más o menos en su centro, está la cubeta en la que se aloja la primera tsaguna. El segundo escalón es mucho más ancho y alargado y en el se asientan las otras tres tsagunas. E incluso habría otro escalón por debajo de El Penón, muy cercano al alto de la Sierra y al Pico Las Tsagunas (1654 m.), más estrecho y menos profundo por lo que no alberga tsaguna alguna, solo algunas pozas que pronto se secan.

Los cortes y desniveles que existen entre los pisos son bastante impresionantes y lo eran mucho más aún años atrás, cuando la zona estaba mucho más pelada. Miraras para donde miraras la roca desnuda afloraba por todos los lados. Era como un desierto de altura, solo roto por las grandes charcas de las tsagunas y alguna pequeña campera. Un paisaje áspero pero no carente de cierta belleza.

Detrás de la primera laguna se elevaba una gran pared rocosa, culminada en el encintado, también rocoso, de la tercera lagua. Detrás de esta volvía a verse otra pared rocosa aún más grandiosa. Por doquier afloraban crestones rocosos de diferentes tamaños, sobresaliendo El Penón de Las Tsagunas, un impresionante y prominente saliente en altura, una gran mole que deslumbra vista desde la primera tsaguna, alzándose sobre las paredes traseras de las tsagunas y recortándose sobre el cielo que no logra difuminarlo, siempre que no haya niebla.

Escalón entre la primera y la tercera tsaguna. 27 julio 2018.

 

Paredes y más paredes rocosas por encima de las tsagunas.


El Penón de Las Tsagunas asomándose por encima de la pared trasera de la tercera tsaguna. 

Aquí ocurre como en El Miradoiro, visto desde arriba, desde el Pico Las Tsagunas, El Penón no destaca tanto, lo que provocaba dos percepciones de la  realidad física bastante diferenciadas. Los de Ibias no veían el mismo paisaje que los del valle de Munietsus y los del Ríu Rengos (Narcea). Solo los de Alguerdo que tenían una braña muy metida en Munietsus, en este mismo valle (a Veiga dos Trabóis), disponían de ambas visiones por lo que llamaban a este crestón A Pena das Laguas, admitiendo así su arisca fisonomía.

Lo cierto es que Las Tsagunas nunca llegaron a ser uno de mis destinos preferidos del Monte Munietsus, pero que duda cabe que el lugar ha ido adquiriendo un encanto especial con el paso del tiempo. Cada vez que subía allí, veía que algo había cambiado y que además lo hacía a un ritmo acelerado. Me producía un gran placer ver como los bedules empezaban a enseñorearse del terreno. acompañados en ocasiones de acebos y capudres, y donde los árboles aún faltaban, el estrato subarbustivo y muscinal iba cubriendo los suelos, tapizando incluso una parte del roquedo. Todo ha ido a mejor ahora que los incendios forestales han dejado de asolar la zona. De mantenerse esta dinámica es seguro que todo el anfiteatro se llene de abedules, y aunque ni yo ni mi generación lo vea, tal vez lo haga la que nos suceda.

Sentado en el borde rocoso de la primera tsaguna y de espaldas a esta, con la vista dirigida hacia abajo, siempre me ha llamado la atención el gran precipicio que hay allí mismo. Ya me llamaba la atención en mis primeras subidas a Las Tsagunas, años antes de ni etapa como Guía-Monitor. Entonces no buscaba respuestas a lo que mis ojos veían, simplemente disfrutaba de ellas y de las sensaciones que hacían despertarse en mi interior. ¡Todo era nuevo y bello al mismo tiempo!. Ya sabía diferenciar nuestros árboles autóctonos, al menos los más significativos y percibía como los albares se asomaban y superaban el desnivel contra la zona del desagüe de la tsaguna, el vallecillo que este creaba antes de despeñarse y contra el teso, donde hay un precioso picueto que no tiene nombre o yo no pude averiguarlo. Pero siempre lo hacían con ejemplares aislados, sin formar la estampa típica de un robledal. Es posible que los mejores fueran talados y arrastrados hacia abajo y luego la altitud ha jugado en su contra, retardando y haciendo muy difícil su recolonización. 

Desde el borde de la primera tsaguna, Contra la hondonada de La Regueira. 27 julio 2018.


Picueto anónimo en el Teso La Veiga´l Tixidal.


Roble albar en su límite de distribución altitudinal actual.

La hondonada de debajo de la primera tsaguna se debe, en parte, a la acción abrasiva de una lengua glaciar del circo glaciar superior. En la época del máximo glaciar la cota de las nieves perpetuas descendió hasta altitudes muy bajas, entre los 800-1.000  m., llegando a formar un glaciarismo de valle, muy acentuado y visible en los mayores valles de Muniellos, donde se acumuló una enorme cantidad de nieve, incrementada por la que se desplazaba por las laderas circundantes

En el Ríu Tixeirúa ensanchó el valle, propiciando las veigas de las que ya hemos hablado. Aquí en el Ríu La Candanosa donde mejor se aprecia, aparte de La Regueira Las Tsagunas, es en el entorno de la veiga de esta zona, A Veiga dos Trabóis, donde la gran pendiente existente y el velo que supone la vegetación arbórea no logran ocultar el ensanchamiento del valle por el que ahora discurre el curso fluvial. Posteriormente el aumento de las temperaturas, muy suave pero en continuo aumento, hizo que la cota de las nieves perpetuas fuera ascendiendo en altitud de manera progresiva, quedando el glaciar reducido al de la cabecera de los diferentes valles, donde estaban asentados los circos glaciares y que con el tiempo también acabarían diluyéndose.

La fuerza excavadora del hielo en movimiento fue extraordinaria, no solo actuaba la nieve compactada y recristalizada en puro hielo si no también todo lo que arrancaba y arrastraba (incluidas las piedras y peñascas de cuarcita, tan duras como las del subsuelo sobre el que se desplazaba). Pero sus efectos no son iguales en todos los sitios. En Munietsus tuvo que lidiar con las duras cuarcitas y con una inclinación muy acentuada del terreno, algo que limitó en parte dichos efectos. Con todo fue capaz de ensanchar el curso de algunos valles y de crear muchos rellanos y concavidades, llegando a excavar auténticas cubetas como las que tenemos en Las Tsagunas.

Pero no solo los glaciares contribuyeron a modelar el relieve superficial, ese que todos vemos a simple vista. Desde el 38.000 hasta el 11.000 a.c. surgió en Muniellos otro agente erosivo de extraordinaria capacidad. El clima era muy frío pero en verano y gracias a la paulatina retirada de los glaciares, muchas rocas quedaban al desnudo. Por el día el hielo o nieve superior se derretía y el agua se infiltraba por las grietas, por diminutas que fueran, que la roca poseía. Por la noche volvía el intenso frío y esa agua se congelaba, aumentando su volumen, actuando como auténticas cuñas que lograban descamar la roca en detritus de diferentes tamaños. Este proceso repetido durante tantísimo tiempo fue el que creó esas paredes de los circos, totalmente verticales y de tantos metros de altura que algunos llaman glaciares de roca pero que puede llevar a confusiones ya que el glaciar sí que abrió la cubeta pero la labra de sus paredes fue por su parte obra de la erosión periglaciar.

Visitar Las Tsagunas de La Candanosa, aunque solo se llegue a la primera, puede convertirse, durante unos momentos, en una auténtica clase práctica de geomorfología, esa ciencia encargada de explicar las formas que presenta el relieve terrestre, indagando las causas que las han originado. La naturaleza permite muchas formas para abordarla y analizarla, todas perfectamente validas, que tal vez nos permitan avanzar en su comprensión y que nos ayuden a amarla y respetarla y, por supuesto, a disfrutar con ella.

La erosión periglaciar no solo esculpió las paredes traseras de las Tsagunas de La Candanosa, los frentes quebrados y verticales del Miradoiro o del Penón, son también obra suya. En realidad la inmensa mayoría del relieve quebrado, rocoso y vertical (excepto el causado por los cursos fluviales), tan abundante en Munietsus, es obra suya. Si visitáis el Monte, cuando los árboles no tienen hojas, podréis ver tseirones por todas partes. Abundan al pie mismo de las rocas erosionadas, aunque hay casos en que la erosión fue de tal calado que solo quedan las escamas.

Las rocas erosionadas que aún perduran, pueden adquirir formas muy variadas. Pueden presentarse como ingentes farallones de paredes lisas y verticales cuando la erosión periglaciar solo afectó a una de sus caras, pero también pueden aparecer como una sucesión de picuetos cuando la labra afectó todo su contorno, como ocurre en Penas Negras y otros muchos sitios, con aspecto de piedras hincadas en el terreno. Sean como sean siempre aparecen a sus pies y entorno inmediato el resultado de esa descamación, tseirones cuyas escamas son también muy variadas. Unos con bloques cuarcíticos de mayor tamaño y otros con escamas más pequeñas, algunos tanto que ya se confunden con el suelo. Aquí en las cabeceras de La Candanosa abundan las de piedras pequeñas.

Todo esto que os cuento está al alcance de cualquiera, me refiero a su contemplación y comprensión. No hace falta ser un geólogo ni un experto en geomorfología para lograrlo. La "gente menuda", los simples aficionados, podemos no solo deslumbrarnos con la belleza de las "cosas naturales" si no también de encontrar, o al menos intentarlo, las causas que las han originado.   

10/15/2022

El Monte y el guía de Munietsus 93

 

Primera Tsaguna de La Candanosa, sus paredes traseras cierran la tercera. Presidiéndolo todo El Penón de Las Tsagunas. 27 julio 2018.

Gracias al mapa elaborado por el ICONA en 1979 (o sea a un decenio de la época de las talas) conocemos el trazado de las pistas. Estas aún eran perfectamente visibles y se reflejaron en el mapa por si el Instituto las pudiera utilizar en el futuro. 

Foto del mapa del ICONA.

Se mantuvo el paso del río del Teso Fradalicos y se mejoró el ramal que iba a la Veiga La Folgueirosa y parte de La Regueirona, talando zonas menos afectadas por la corta del 53 y cortándolo todo a matarrasa. Desde el mismo paso del río, pero sin cruzarlo, se trazó un ramal que llegaba hasta el Teso´l Cándanu, cortando ahora su parte avesía (contra la Vatsina L´Astaca). 

Detalle del Ríu Tixeirúa, donde no aparece la pista más importante, la que lo recorría por su margen izquierdo.

Nueva fue también la pista que cruzando el río, en el paso citado, continuaba valle abajo por ese margen derecho, sin duda la más importante de todas ellas. La pista antes de llegar al cauce del Regueiro Samartino se bifurcaba con un ramal que sin dejar de ascender volvía hasta el Teso Fradalicos, desde donde se encaminaba hacia el Regueiro, internándose algo por la vatsina arriba. La pista principal continuaba valle abajo, casi en llano, para finalizar junto al cauce del Vatse Las Varas, con un tramo final de descenso acentuado. Entre este cauce y la vaguada del Vatse Tseirón otro ramal descendía zigzagueando, pero sin llegar al río, que está muy encajonado en esa zona. 

Detalle de las pistas trazadas en la corta del 69.

Con todo, el mapa también cometió algún error. No se reprodujo el trazado de la pista principal de este valle, algo incomprensible porque era perfectamente visible y transitable y además su comienzo, que si aparece, junto a la Ponte La Zreizal, está mal trazado ya que lo sitúan por el margen derecho del Ríu Tixeirúa, cuando en la realidad la pista lo hacía por la izquierda, continuando por está hasta el cruce de Fradalicos y hasta más arriba como yo mismo pude comprobar las veces que recorrí este gran valle. En fin, pequeños detalles que no afectan a lo esencial. 

Error en el trazado del inicio de la pista del Ríu Tixeirúa.


La Ponte La Zreizal, sobre el Ríu Munietsus. A la izda de la foto el Ríu Tixeirúa uniéndose al principal.

De camino a Las Tsagunas por Fonculebrera siempre me gustaba parar cada poco, no para descansar que entonces no lo necesitaba, si no para empaparme y extasiarme con las imágenes que mis ojos podían abarcar. Elegía aquellos lugares que ofrecían buenas y despejadas vistas, situadas en la misma senda o en su entorno inmediato. Una de mis preferidas, no diré la que más porque todas eran sublimes, era la situada en el Teso de La Matona de Tonante porque desde allí se podían divisar los tres grandes vatses de Munietsus con solo girar un poco la cabeza. Solo había que subir un poco por encima de la senda, utilizando un pequeño tseirón por el que había que transitar con suma delicadeza para no provocar deslizamientos. Enfocando hacía el Ríu Tixeirúa el saliente y prolongado Teso Los Ciervos (el que divide el valle en dos partes muy diferenciables: una primera desde la Ponte La Zreizal hasta él, con continuas dobleces, menores altitudes y más encajonado y una segunda totalmente rectilínea, con mayores altitudes y un valle muy ancho con una excelente vega aluvial) tapaba las veigas pero no lograba ocultar hasta donde habían llegado las cortas. Se veía, hasta casi la media ladera del avesíu (sobre la Cresta Samartino y detrás de ella, más al fondo del valle, sobre el Teso Fradalicos) como la vegetación era claramente más baja que la de más arriba, dibujándose nítidamente una línea divisoria. 

Se aprecia claramente la línea hasta donde llegó la corta en la vega de Tixeirúa. 2.000.

En mis primeras subidas a Las Tsagunas, inicios de los ochenta, el contraste entre ambos espacios era tan evidente que llamaba la atención hasta la de un profano en la materia como era mi caso. La Línea y el contraste ha ido difuminándose y es casi inapreciable a día de hoy. 

Para ojos avezados y conocedores de la evolución del Monte, aún es visible la línea divisoria en 2.017, año de esta foto.

Ya hemos visto dos significados del topónimo "veiga", pero quizás sea el tercero el más desconcertante de todos ellos ya que no tiene relación alguna con el de una vega aluvial. Estas otras veigas se refieren a brañas de altura, camperas (unas grandes, otras más pequeñas) abundantes en pastos para uso del ganado, en zonas alejadas del pueblo, en terrenos más o menos llaneados y con una cabana donde el pastor pudiera pernoctar y refugiarse, aunque también las hay equinocciales, con praus y cabañas. Su parentesco y similitud funcional con las veigas ribereñas es tal que sirven para explicarnos el motivo de la utilización del topónimo veiga para referirse a ellas. veiga como sinónimo de braña, sin importar su localización sobre el terreno.

Las había instaladas en cutsaus (colladas) como La Veiga Moncóu, La Veiga´l Pumar (o Veiga La Mesa) de Oubachu, Veiga La Piedra, cercana a la Ermita del Acebo o las tres de la Sierra del Rañadoiro (Veiga La Roza, Veiga Valdovinos d´Aca y Veiga Valdovinos d´Atsa) del Monte La Vilietsa. 

Veiga La Piedra, suave cutsáu entre el Ríu Antrago de Sierra y el Ríu Tsuiña, con una enorme campera con buenas fontes. La cabana del pastor estaría, seguramente, en "La Braña", que posteriormente se convertiría en un caserío. Foto Google.


Veigas de Valdovinos y la Campera de La Chana en la Sierra del Rañadoiro. Las camperas aún resaltan en el paisaje, con un color más claro. La que se ve en el cerro que divide Riumulín de Regueira Lus Praus es Campu Braña donde los fascistas asesinaron a un abuelo mío. Foto Google.

Otras veigas se situaban en rellanos, más o menos pronunciados, de algunos tesos como La Veiga Vieja del Tesu´l Páxaru de Mual, La Veiga Las Rondietsas de La Vilietsa, La Veiga Las Rundietsas de Pueblo de Rengos o La Veiga Los Tsagozos del propio Munietsus. Así como en rellanos de origen glaciar, como La Veiga Riusecu. 

La Veiga Las Rundietsas de Riumulín, pueblo de Rengos. Foto Google..


La Veiga Riusecu (en la izda de la imagen, abajo) en las partes altas de El Regueirón, cuyo cauce deslindaba los Montes de La vilietsa de los de El Curralín. Aprovechando un rellano glaciar y una buena fonte. Los de Vilar de Cendias pagaban un canon al ayuntamiento de Degaña por pastar allí. Tenía la típica cabana. Foto Google.

Y todavía quedarían otras veigas, más dificiles de encasillar, aunque en este mismo contexto de brañas. Estas mezclan características físicas variadas: La Veiga´l Palu de Caguatses d´Arriba, La Veiga La Braña de La Vilietsa, La Veiga Las Cabenas de Samartino...En fin todo un mundo variopinto que nos demuestra la variabilidad de este bonito topónimo y la necesidad que tuvieron los nuestros de adaptarse a las características del "suelo" al que pertenecían.

La Veiga´l Palo, una gigantesca turbera con grandes camperas aún en uso en la actualidad. Lo de "Palo" le viene del latín Palus (charca, laguna) por la laguna, hoy tremedal, de su cabecera, al lado del Cutsáu Alto por donde se pasaba a Monesteriu y que no hay que confundir con El Mosqueiro. Foto Google.


Tsaguna de La Veiga´l Palo. del blog Alto Sil.


Lagunilla artificial cercana a La Cabana de La Vaquera. del blog Alto Sil.


La Veiga Las Cabenas, impresionante hondonada, fruto de las cortas a cielo abierto auríferas de Samartino o de deslizamientos naturales del terreno. Foto Google.


La Veiga Las Cabenas desde El Muntecín de Mual. 31 julio 2020.

Los saltos, precipicios y el relieve quebrado de La Regueira Las Tsagunas se repite por muchos lugares del Monte, propiciado por los grandes desniveles que tienen que salvar las corrientes de agua y por un subsuelo de duras cuarcitas que afloran con bastante frecuencia. A veces es difícil discernir donde desemboca el agua de una vatsina, me refiero al punto concreto donde lo hace. Esto es algo que a mí siempre me ha importado mucho pues los mapas que elaboraba, y aún elaboro, se basan en el trazado hidrográfico. Los mapas, incluso los topográficos, en muchas ocasiones mienten, o mejor sería decir que miente la interpretación que de ellos se hace. La línea azul con la que normalmente se dibujan no coincide en muchos casos con la que existe en la realidad.

Ello me ha ocasionado más de un quebradero de cabeza y he tenido que ir reelaborando continuamente los trazados y no podría afirmar que lo haya conseguido al cien por cien. Pueden parecer pequeños detalles, sin mayor importancia, pero para mí no lo eran en absoluto y lo grave es que en algunos casos el problema era poco menos que irresoluble. Pongamos un ejemplo como el de La Vatsina Los Castros, vatsina de la que ya hemos hablado en otra parte.

En el mapa que yo utilizo como base de los míos (el que regalábamos a los escolares) la cosa no está clara, incluso parece que hay, por la forma que dibujan las curvas de nivel, dos vatsinas paralelas. En el del ICONA, con mucho más detalle, solo se ve una que luego se bifurca en dos. Viéndola en directo, sobre el terreno, desde la granda que hay tras pasar el Cotarrón de La Candanosa, la realidad parece acercarse más a la segunda versión, la del ICONA, que es por la que he optado en mi mapa. Este mismo método, contrastar ambos mapas y también con la realidad visual cuando ello era posible, me ha permitido cambiar bastantes trazados que venían mal en el de colores hipsométricos.

De todas formas el desagüe de la Vatsina Los Castros sigue siendo difícil de localizar. En mis repetidas visitas a esta vatsina nunca lo hice por su desagüe, sencillamente porque lo desconocía y porque la zona presenta fuertes escarpes por los que a veces era imposible transitar. Subía por donde podía y luego iba ascendiendo trazando grandes zigzags, tratando de abarcar todo el ancho de la vaguada. El relieve es muy quebrado, la vegetación arbórea estaba en un proceso de colonización muy incipiente y yo avanzaba lentamente, teniendo que bordear como buenamente podía los roquedos que cada poco salían a mi encuentro. Traté de descubrir la conexión entre la vatsina y el Ríu La Candanosa por abajo, utilizando la senda que sube a Las Tsagunas, pero esta en este tramo va por el otro lado del río. Siempre que pasaba por allí, si disponía de tiempo, y monte a través, trataba de encontrarla. Al fin en una zona con un fuerte escarpe hallé su posible localización. Allí el agua pingaba desde lo alto y había un hilillo de ella deslizándose en la roca, era verano supongo que en invierno fuera más visible.

No es necesario decir que necesitaría varias vidas para inspeccionar a fondo todas las conexiones hídricas del Monte, hacía lo que podía y haciéndolo, cada vez, me hermanaba más con esa tierra a la que tanto amaba y a la que pertenecía. Pequeñas búsquedas, sin grandes recompensas pero con un roce intenso con la madre tierra, con las ásperas rocas, con las frías aguas, los cálidos robles, las bellas fayas. Respirar, oler, tocar, degustar, ver...sentir como lo hacen todos los animales y encima con un objetivo con el que entretener la mente, ¿se puede pedir algo más?.

Pero volvamos arriba, al fondo del valle de La Regueira Las Tsagunas, donde existió un gran circo glaciar que dejó como resultado, tras un lento retroceso hacía mayores altitudes, las cubetas donde están asentadas Las Tsagunas. En ellas resaltan las paredes que enmarcan la parte trasera de la primera y la tercera. La verdad es que desde el 2.000 el entorno de las lagunas ha mejorado notablemente. Los bedules han continuado su crecimiento y colonizado nuevas zonas, tamizando un tanto el aspecto tan mesetario y rocoso que presentaba, aunque aún les queda mucho por hacer, sobre todo por encima de la tercera laguna, donde solo existen ejemplares aislados o pequeños grupetes. 

Las Tsagunas coronan su Regueira. Fijaros como la primera tiene varios afloramientos en su interior. Foto Google.

Algunos se sorprenderán de que nombre las tsagunas de forma numérica, la primera, la tercera...En relación a la altitud en que se encuentran, siendo la primera la más baja y la cuarta la más alta. Pero es que no puedo hacerlo de otra manera ya que carecen de nombre propio, son Las Tsagunas (as Laguas) o más concretamente Las Tsagunas de La Candanosa. A veces leo blogs de algunos visitantes de Muniellos para saber la impresión que les ha producido la visita y me he encontrado, en más de uno, que a la primera la llaman "La Isla", a la segunda "La Honda" o algo parecido, a la tercera "La Grande" y a la cuarta "La Pena", aunque a esta última son pocos los que la conocen. Incluso en Google Map si pinchas sobre las lagunas van apareciendo estos dichosos nombres.

Siempre he procurado mantener un gran respeto por los topónimos pues creo que forman parte de uno de los legados más importantes de la cultura tradicional popular y hete aquí que me encuentro con nombres inventados y que mucha gente creerá que son ciertos. Y lo repito las lagunas de Muniellos no tienen nombre, ni Isla, ni Honda, ni leches. Nunca me he encontrado con paisano alguno, de la zona, que las llamara así. Ciertamente la primera tiene como una isla, aunque desde hace un par de años parece que está aflorando alguna islita más. También es cierto que la segunda es la más honda y oscura de todas, que la tercera sea la más grande y que la cuarta posea una pena cerrándola por un lado y parte del otro. Pero eso no da derecho a ponerle esos nombres. Nombres inventados que lo único que hacen es desvirtuar a los que existen realmente. 

En la primera Tsaguna de La Candanosa ya no hay una sola isla, si no dos como mínimo. 27 julio 2018.

Tsaguna La Isla, ¡por favor!, ¿alguien se ha parado a pensar que el concepto de isla era algo totalmente ajeno a los usuarios y creadores de la cultura tradicional oral?. Nuestros paisanos y paisanas nada sabían del significado de tal palabreja por la sencilla razón de que este concepto no tenía una representación real y física en el espacio en el que ellos y ellas se movían y vivían. Se nombraba y se entendía lo que tenían al alcance de la mano, lo que podían ver o como mucho compararlos con otros, reales o imaginarios, de los que intuían su significado. Os pondré un ejemplo.

Nadie sabe realmente como es el infierno, un concepto religioso que todo el mundo, incluidos nuestros ancestros desde la expansión del cristianismo, ha oído hablar en innumerables ocasiones. Pero todo nos lo imaginamos como algo muy malo, inhóspito y con ese mismo significado aparece cuando forma parte de un topónimo popular. En Munietsus abundan los relieves quebrados y rocosos, pero solo a uno se le aplica este concepto, el Vatse L´Infierno en el Regueiro Bisnuevo. Posiblemente se le puso este nombre para resaltar lo peligroso que podía ser esta vatsina para el ganáu, en una zona con un intenso uso ganadero.

Dada la cercanía del valle de Bisnuevo a Mual es, de todos los existentes en el Monte, el que posee mayor superficie de praus y zonas de pastoreo. Por debajo del Vatse L´Infierno y pegado a él está el Vatse´l Prau Santisgo y el Campo Counio. Más abajo, por ambas vertientes sigue habiendo praus y lugares de pasto: Pradín Nuevo, Vatsina La Vaca, Prau Pichón y Prau La Vega. 

La toponimia del Regueiro Bisnuevo, en sus partes bajas, atestigua su intenso uso ganadero.

Este último es un curioso topónimo ya que está castellanizado. Yo lo respeto tal cual porque personas que usaban el topónimo veiga en todos los otros casos, aquí utilizaban el de vega, lo que me lleva a pensar que tanto su uso como su nombre se produjeron en tiempos recientes ya más influidos por el castellano. Todos estos praus culminaban un pelín más abajo con El Pradón de L´Armadina y la braña que hay a su lado. Pero es que además por encima estaba La Veiga Bisnuevo y en los altos La Veiga Vieja del Tesu´l Páxaru, dos brañas con sus inevitables progresiones por el monte cercano.

El ganáu es muy atrevido, y más el de aquellos tiempos, y no rehuye los terrenos quebrados, así que los pastores tenían que apartarlos de este tortuoso vallecillo, donde entrar podía significar el no poder salir.

Hoy la vegetación enmascara este infierno rocoso. Es increíble como el arbolado lo ha colonizado casi todo, solo algún crestón rocoso, de grandes dimensiones, se ve libre de él. Un milagro más, como Penas Negras, de su capacidad regenerativa y colonizadora cuando los incendios dejan de chamuscarlos y las hachas de sangrarlos. 

Vatse L´Infierno en la actualidad. Foto Google.


La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...