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La primera Tsaguna de La Candanosa, un buen charco de agua. 27 julio 2018. |
La tsaguna o lagúa más popular y utilizada por el ganáu era, no podía ser de otra forma, la de mayor tamaño (la tercera). Los de Alguerdo, que eran sus mayores usuarios, tenían una buena senda desde O Pélago (en la collada del Orriu Valcarcel) hasta ella, con un primer tramo en llano, hasta A Pena das Laguas (el Penón de Las Tsagunas) y otro algo inclinado hasta la lagua. También la senda que iba desde Veiga La Mesa al puerto Rañadoiro pasaba por esta gran tsaguna. Hoy en día la más conocida y divulgada es la primera, entre otras cosas porque pocos de los visitantes se atreven con el duro repecho que conduce a las otras o bien porque desconocen como llegar hasta ellas. Muchos pensarán que con ver esta ya han cumplido. Hasta esta primera tsaguna seguro que llegaba ganáu de La Veiga´l Tixidal del pueblo de Pousada Rengos, usando el teso del mismo nombre, por donde pastaba y ramoneaba.
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Por el tseirón arriba se llegaba a un gran tajo en la roca que daba acceso a la segunda tsaguna. 27 julio 2018. |
As Lagúas no tenían nombre propio pero los de Alguerdo para diferenciarlas, algo necesario cuando había que localizar y situar al ganáu, usaban adjetivos relativos a su tamaño: a grande, a mediana y a pequena..
Ya mencionamos en alguna parte lo diferentes que eran entre si los tres grandes valles de Munietsus, dejando de lado el amplio espacio ocupado por el Regueiro Bisnuevo, Decutsada y parte del Ríu Munietsus. El del Ríu Tixeirúa es lineal, aunque su cabecera es muy ancha al estar conformada por varias vatsinas (Riusecu, Boizuna y Cándanu). El del Ríu Refuexu presenta tres cabeceras (Pradallos, Trousín y Refuexu). El que ahora nos ocupa, el del Ríu La Candanosa, para continuar con la variedad, tiene dos: La Regueira Las Tsagunas y las diversas vatsinas que vierten al río principal de La Candanosa (Vatse La Candanosa y las Vatsinas Pielago, Bovia y Bedulín, más las que se le unen valle abajo, dejando de momento su afluente más importante, el del Ríu Las Fayonas.
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Cabecera del Ríu La Candanosa con varios de sus afluentes. Un mundo duro y rocoso no exento de belleza. 27 julio 3018. |
Toda la cabecera de La Regueira Las Tsagunas estuvo ocupada por un gran circo glaciar. Su acción erosiva sobre las duras cuarcitas formó un gran anfiteatro (en realidad un teatro ya que tiene forma semicircular) que llega por el Este hasta el Pico´l Serrón del Níu L´Aigla (1.609 m.), por el que desciende hasta un poco más abajo del Pico Carril del Carro, otro picueto rocoso a 1.545 m. de altitud. Desde ahí baja por un teso hasta la altitud de la primera Tsaguna, a la que delimita por abajo con un alargado repecho rocoso. Los altos de la sierra y esta misma constituirían su deslinde por el Sur, mientras que por el Oeste este vendría marcado por El Serrapo, suave teso que divide las partes altas de La Regueira Las Tsagunas del Vatse La Candanosa, y el Miradoiro de Las Tsagunas, impresionante crestón a 1.459 m. de altitud, muy agreste y visible por su parte inferior, con un suave rellano por arriba. Continuando por la parte final del Teso La Veiga´l Tixidal, hasta la altitud de la primera Tsaguna.
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Cabecera de La Regueira Las Tsagunas. Foto Ástor. Julio 2017. |
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Gran anfiteatro de La Candanosa. Foto Google. |
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Pico´l Serrón del Níu L´Aigla. 27 julio 2018. |
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Pico Carril del Carro |
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Pico Carril del Carro y reborde rocoso que delimita la primera tsaguna y el gran teatro glaciar. |
O Miradeiro das Laguas está situado un poco por encima de la confluencia de los tesos de La Veiga´l Tixidal y el de la Vatsina Las Tsagunas. Como su nombre indica es un excelente mirador, no solo sobre las tsagunas si no también sobre toda la zona alta del Ríu La Candanosa, aunque para ello debamos desplazarnos por su borde rocoso. Los pastores de Alguerdo, encargados de vigilar y proteger su ganáu, lo usaban para ver por donde estaba y por donde deambulaba este. En aquel entonces El Miradoiro era, a su vez, muy visible desde muchos lugares y lo sigue siendo en la actualidad, aunque matizado por los subarbustos que lo cubren y un excelente y denso abedular asentado en su rellano trasero. Aún destaca su pared frontal, un gran farallón con bastante desnivel, y los dos tseirones que lo enmarcan, uno a cada lado. Además el teso de La Vatsina Las Tsagunas está muy pelado y no le resta visibilidad.
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El Miradoiro desde la primera Tsaguna. 27 julio 2018. |
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El Miradoiro de Las Tsagunas desde Vatsina´l Pielago. 26 julio 2016. |
Claro que visto desde arriba, desde los altos de la sierra o desde El Penón de Las Tsagunas, nada de esto se apreciaba, solo se veía un rellano, una especie de cutsáu entre la segunda Tsaguna y el Vatse La Candanosa, una zona de excelentes pastos que ahora ha sido reclamada por sus antiguos moradores, una excelente colonia de bedules, que sirven como base para su expansión por todo el entorno.
Dentro del anfiteatro tenemos una sucesión de varios pisos, a modo de grandiosos escalones. En el primero, más o menos en su centro, está la cubeta en la que se aloja la primera tsaguna. El segundo escalón es mucho más ancho y alargado y en el se asientan las otras tres tsagunas. E incluso habría otro escalón por debajo de El Penón, muy cercano al alto de la Sierra y al Pico Las Tsagunas (1654 m.), más estrecho y menos profundo por lo que no alberga tsaguna alguna, solo algunas pozas que pronto se secan.
Los cortes y desniveles que existen entre los pisos son bastante impresionantes y lo eran mucho más aún años atrás, cuando la zona estaba mucho más pelada. Miraras para donde miraras la roca desnuda afloraba por todos los lados. Era como un desierto de altura, solo roto por las grandes charcas de las tsagunas y alguna pequeña campera. Un paisaje áspero pero no carente de cierta belleza.
Detrás de la primera laguna se elevaba una gran pared rocosa, culminada en el encintado, también rocoso, de la tercera lagua. Detrás de esta volvía a verse otra pared rocosa aún más grandiosa. Por doquier afloraban crestones rocosos de diferentes tamaños, sobresaliendo El Penón de Las Tsagunas, un impresionante y prominente saliente en altura, una gran mole que deslumbra vista desde la primera tsaguna, alzándose sobre las paredes traseras de las tsagunas y recortándose sobre el cielo que no logra difuminarlo, siempre que no haya niebla.
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Escalón entre la primera y la tercera tsaguna. 27 julio 2018. |
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Paredes y más paredes rocosas por encima de las tsagunas. |
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El Penón de Las Tsagunas asomándose por encima de la pared trasera de la tercera tsaguna. |
Aquí ocurre como en El Miradoiro, visto desde arriba, desde el Pico Las Tsagunas, El Penón no destaca tanto, lo que provocaba dos percepciones de la realidad física bastante diferenciadas. Los de Ibias no veían el mismo paisaje que los del valle de Munietsus y los del Ríu Rengos (Narcea). Solo los de Alguerdo que tenían una braña muy metida en Munietsus, en este mismo valle (a Veiga dos Trabóis), disponían de ambas visiones por lo que llamaban a este crestón A Pena das Laguas, admitiendo así su arisca fisonomía.
Lo cierto es que Las Tsagunas nunca llegaron a ser uno de mis destinos preferidos del Monte Munietsus, pero que duda cabe que el lugar ha ido adquiriendo un encanto especial con el paso del tiempo. Cada vez que subía allí, veía que algo había cambiado y que además lo hacía a un ritmo acelerado. Me producía un gran placer ver como los bedules empezaban a enseñorearse del terreno. acompañados en ocasiones de acebos y capudres, y donde los árboles aún faltaban, el estrato subarbustivo y muscinal iba cubriendo los suelos, tapizando incluso una parte del roquedo. Todo ha ido a mejor ahora que los incendios forestales han dejado de asolar la zona. De mantenerse esta dinámica es seguro que todo el anfiteatro se llene de abedules, y aunque ni yo ni mi generación lo vea, tal vez lo haga la que nos suceda.
Sentado en el borde rocoso de la primera tsaguna y de espaldas a esta, con la vista dirigida hacia abajo, siempre me ha llamado la atención el gran precipicio que hay allí mismo. Ya me llamaba la atención en mis primeras subidas a Las Tsagunas, años antes de ni etapa como Guía-Monitor. Entonces no buscaba respuestas a lo que mis ojos veían, simplemente disfrutaba de ellas y de las sensaciones que hacían despertarse en mi interior. ¡Todo era nuevo y bello al mismo tiempo!. Ya sabía diferenciar nuestros árboles autóctonos, al menos los más significativos y percibía como los albares se asomaban y superaban el desnivel contra la zona del desagüe de la tsaguna, el vallecillo que este creaba antes de despeñarse y contra el teso, donde hay un precioso picueto que no tiene nombre o yo no pude averiguarlo. Pero siempre lo hacían con ejemplares aislados, sin formar la estampa típica de un robledal. Es posible que los mejores fueran talados y arrastrados hacia abajo y luego la altitud ha jugado en su contra, retardando y haciendo muy difícil su recolonización.
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Desde el borde de la primera tsaguna, Contra la hondonada de La Regueira. 27 julio 2018. |
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Picueto anónimo en el Teso La Veiga´l Tixidal. |
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Roble albar en su límite de distribución altitudinal actual. |
La hondonada de debajo de la primera tsaguna se debe, en parte, a la acción abrasiva de una lengua glaciar del circo glaciar superior. En la época del máximo glaciar la cota de las nieves perpetuas descendió hasta altitudes muy bajas, entre los 800-1.000 m., llegando a formar un glaciarismo de valle, muy acentuado y visible en los mayores valles de Muniellos, donde se acumuló una enorme cantidad de nieve, incrementada por la que se desplazaba por las laderas circundantes
En el Ríu Tixeirúa ensanchó el valle, propiciando las veigas de las que ya hemos hablado. Aquí en el Ríu La Candanosa donde mejor se aprecia, aparte de La Regueira Las Tsagunas, es en el entorno de la veiga de esta zona, A Veiga dos Trabóis, donde la gran pendiente existente y el velo que supone la vegetación arbórea no logran ocultar el ensanchamiento del valle por el que ahora discurre el curso fluvial. Posteriormente el aumento de las temperaturas, muy suave pero en continuo aumento, hizo que la cota de las nieves perpetuas fuera ascendiendo en altitud de manera progresiva, quedando el glaciar reducido al de la cabecera de los diferentes valles, donde estaban asentados los circos glaciares y que con el tiempo también acabarían diluyéndose.
La fuerza excavadora del hielo en movimiento fue extraordinaria, no solo actuaba la nieve compactada y recristalizada en puro hielo si no también todo lo que arrancaba y arrastraba (incluidas las piedras y peñascas de cuarcita, tan duras como las del subsuelo sobre el que se desplazaba). Pero sus efectos no son iguales en todos los sitios. En Munietsus tuvo que lidiar con las duras cuarcitas y con una inclinación muy acentuada del terreno, algo que limitó en parte dichos efectos. Con todo fue capaz de ensanchar el curso de algunos valles y de crear muchos rellanos y concavidades, llegando a excavar auténticas cubetas como las que tenemos en Las Tsagunas.
Pero no solo los glaciares contribuyeron a modelar el relieve superficial, ese que todos vemos a simple vista. Desde el 38.000 hasta el 11.000 a.c. surgió en Muniellos otro agente erosivo de extraordinaria capacidad. El clima era muy frío pero en verano y gracias a la paulatina retirada de los glaciares, muchas rocas quedaban al desnudo. Por el día el hielo o nieve superior se derretía y el agua se infiltraba por las grietas, por diminutas que fueran, que la roca poseía. Por la noche volvía el intenso frío y esa agua se congelaba, aumentando su volumen, actuando como auténticas cuñas que lograban descamar la roca en detritus de diferentes tamaños. Este proceso repetido durante tantísimo tiempo fue el que creó esas paredes de los circos, totalmente verticales y de tantos metros de altura que algunos llaman glaciares de roca pero que puede llevar a confusiones ya que el glaciar sí que abrió la cubeta pero la labra de sus paredes fue por su parte obra de la erosión periglaciar.
Visitar Las Tsagunas de La Candanosa, aunque solo se llegue a la primera, puede convertirse, durante unos momentos, en una auténtica clase práctica de geomorfología, esa ciencia encargada de explicar las formas que presenta el relieve terrestre, indagando las causas que las han originado. La naturaleza permite muchas formas para abordarla y analizarla, todas perfectamente validas, que tal vez nos permitan avanzar en su comprensión y que nos ayuden a amarla y respetarla y, por supuesto, a disfrutar con ella.
La erosión periglaciar no solo esculpió las paredes traseras de las Tsagunas de La Candanosa, los frentes quebrados y verticales del Miradoiro o del Penón, son también obra suya. En realidad la inmensa mayoría del relieve quebrado, rocoso y vertical (excepto el causado por los cursos fluviales), tan abundante en Munietsus, es obra suya. Si visitáis el Monte, cuando los árboles no tienen hojas, podréis ver tseirones por todas partes. Abundan al pie mismo de las rocas erosionadas, aunque hay casos en que la erosión fue de tal calado que solo quedan las escamas.
Las rocas erosionadas que aún perduran, pueden adquirir formas muy variadas. Pueden presentarse como ingentes farallones de paredes lisas y verticales cuando la erosión periglaciar solo afectó a una de sus caras, pero también pueden aparecer como una sucesión de picuetos cuando la labra afectó todo su contorno, como ocurre en Penas Negras y otros muchos sitios, con aspecto de piedras hincadas en el terreno. Sean como sean siempre aparecen a sus pies y entorno inmediato el resultado de esa descamación, tseirones cuyas escamas son también muy variadas. Unos con bloques cuarcíticos de mayor tamaño y otros con escamas más pequeñas, algunos tanto que ya se confunden con el suelo. Aquí en las cabeceras de La Candanosa abundan las de piedras pequeñas.
Todo esto que os cuento está al alcance de cualquiera, me refiero a su contemplación y comprensión. No hace falta ser un geólogo ni un experto en geomorfología para lograrlo. La "gente menuda", los simples aficionados, podemos no solo deslumbrarnos con la belleza de las "cosas naturales" si no también de encontrar, o al menos intentarlo, las causas que las han originado.