2/14/2023

El Monte y el Guía de Munietsus 101 El Calcolítico. Asturias. Dataciones mediante carbono 14-

Junto al teixu más anciano de teixidal de Brañarronda (Rioscuro de Tsaciana). 21 julio 2018.

En la Península Ibérica no cabe duda de que el foco central de los cambios se sitúa en el Sureste y Sudoeste y que desde allí va irradiando hacia el resto. De hecho las primeras evidencias, de las que tenemos constancia, de actividad metalúrgica, se remontan al Neolítico Medio, en un poblado al aire libre en Almería, con una datación calibrada en torno a mediados del V milenio BC (4.500 a.C.) lo que la haría ser la más antigua de Occidente.

Las evidencias se repiten durante todo el IV milenio cal. BC. Pero esta metalurgia no supuso una revolución tecnológica que provocara grandes cambios. Su finalidad no era funcional, no se creaba con ella útiles que hicieran más efectivas las labores agroganaderas. Era un objeto más, eso sí de gran valor pues su exotismo y belleza dotaba a sus poseedores de enorme prestigio.

Desde fines del IV milenio cal. BC y principios del III (3.100-2.900 cal. BC) la metalurgia se expande, desarrollándose en esa zona del Sur las paradigmáticas culturas calcolíticas representadas por Los Millares y Vilanova (esta última en el Sur portugués), acompañándole el Centro y Norte portugués, Galicia y La Meseta Norte. El resto del territorio peninsular se acaba incorporando a lo largo de ese III milenio y la metalurgia del cobre pasa a ser una práctica económica habitual, lo que da pie a considerar este tercer cal. BC como el milenio del Calcolítico.

El caso de Asturias es contradictorio. Por un lado la presencia de cobre es abundante, como prueban las modernas minas decimonónicas y de la primera mitad del siglo XX, existentes en la región o las actuales donde la Empresa minera que está saqueando la zona de Belmonte-Salas en busca de oro, también procesa, aparte del oro, este metal.

Se cree que la mayoría de las minas prehistóricas de cobre de la Península Ibérica eran de poca complejidad. Extraían el cobre superficial, mediante trincheras a cielo abierto y poco más. Pero en Asturias hubo, aparte de estas, auténticas minas de interior. En lo alto de la Sierra del Aramo, gracias a los trabajos de De Blas, de la Universidad d´Uviéu, se ha descubierto la mayor mina de cobre prehistórico de toda la Península. Su hallazgo se debe a que la bocamina de una moderna mina se topó con otra mucho más antigua. En la roca caliza hay minados subterráneos de casi un kilómetro de longitud, con una producción de cobre extraído estimada entre sesenta y ochenta toneladas. 

"De la caverna al lugar fortificado. Una mirada a la Edad del Bronce en el territorio Astur-Cántabro. De Blas 2011. 

Gracias a los restos encontrados se ha podido reconstruir el proceso de extracción. Con ayuda del fuego (y seguramente del agua para aprovechar los contrastes térmicos) que harían desagregarse las rocas y utilizando útiles de piedra y de asta de ciervo, perfectamente documentadas, se fueron horadando túneles estrechos que seguían los filones del cobre, construyendo repisas para apoyar los pies cuando los túneles eran verticales y alumbrándose con teas de teixu. En fin, un "trabajo de chinos". Comenzando ahí la figura del "minero", tan emblemática en la historia de nuestra región y tan triste pues el fruto de sus sudores siempre se lo llevaron otros.

Grandes cantidades de madera de teixu fueron utilizadas en el arranque al fuego. Las razones: cercanía a la bocamina en los bosquetes cercanos. Es inodora al quemar pues no posee tóxicas resinas y es un combustible denso con gran poder calorífico. "El laboreo en La Sierra del Aramo...". De Blas 2.014.


Las teas de iluminación eran de teixu, impregnadas en grasa animal o cera para que duraran más y alumbraran mejor. De Blas 2.014.


Sistemas de seguridad. Tanto los pilares como los arcos se hacían labrando la roca madre. De Blas. 2.014.


Utillaje en piedra. De Blas. 2.014.


Utillaje pétreo. Con mazas de hasta 5 kg. de peso. De Blas 2014.


Utillaje en asta de ciervo. De Blas 2.014.


Útil asta de ciervo. De Blas 2.014


Útil de asta de ciervo. De Bas 2.014


También hay algún útil de teixu, madera muy dura y resistente, al tiempo que elástica, tal vez usadas como cuñas encajadas entre las grietas. De Blas. 2.014.

 

Claro que la mina no se creó de una tacada si no que estuvo en explotación durante muchísimo tiempo. Las astas de ciervo sometidas al radiocarbono sugieren una datación circa (alrededor de) 2.500 a.C., para su comienzo y el 1.500 cal. BC para su final, con parones no solo estacionales (a la altitud a la que se encuentra solo se trabajaba en ella cuando el tiempo era benigno, pongamos en verano) si no también durante largos periodos de tiempo.

Otras grandes minas, como la de El Milagro en el concejo de Onís, datado con las mismas cronologías, prueban el poder de la minería cuprífera asturiana a finales del Calcolítico y durante buena parte del Bronce.

El prehistoriador y arqueólogo J.L. Maya, muy relacionado con Asturias (excavaciones en La Campa Torres...) e incluso con Cangas ya que junto a De Blas y alumnos de la Universidad d´Uviéu, excavaron el Castro de Tsarón, el único analizado a fondo de nuestro extenso concejo, sugería la posibilidad de la existencia en la Península de diferentes focos metalúrgicos, hallándose uno de ellos en el Norte, entre Asturias y León, dada la existencia de buenos yacimientos de cobre. Yacimientos que pese al posterior expolio romano aún fueron explotados en épocas recientes. Su prematura muerte a comienzos de nuestro siglo le privó de ahondar en esta línea de investigación. 

El Castillo de Lara de Tsarón el único castro excavado dentro de nuestro concejo. 29 julio 2020.

A pesar de ello los restos materiales hallados en nuestra región, de esta época calcolítica, son extremadamente parcos, es la otra cara de la moneda. Su papel periférico se comprueba en diferentes ámbitos. El foco original, el Sur, está mucho más desarrollado. Aquí "desarrollado" hay que entenderlo desde el punto de vista histórico, o sea de como fue evolucionando la sociedad. No significa que fuera mejor para sus integrantes pues seguramente en el Norte atrasado había más libertad e igualdad entre sus miembros que en ese Sur más desarrollado donde las diferencias sociales ya estaban mucho más marcadas y las "jefaturas" ya se encaminaban a sistemas estatales o preestatales. Con todo ya en los inicios de la Edad del Bronce (2.200-2.000 a.C.) se aprecia en tumbas y petroglifos una élite que destaca sobre el resto.

Y si hablamos de cultura material, no se pueden comparar los hábitats de ambas zonas. Mientras en el Norte se sigue viviendo mayoritariamente en cuevas o en pequeños poblados, tan endebles que no han dejado vestigio alguno, en el Sur los poblados son todos al aire libre, en altozanos, dotados de potentes sistemas defensivos, con ciclópeas murallas de piedra y cabañas del mismo material. Un protourbanismo que en Asturias no se dará hasta ya iniciado el primer milenio a.C., con la cultura castreña, más de dos milenios más tarde.

Las dataciones obtenidas en La Molina retrotraen la actividad minera unos 500 años, pero no cambian sustancialmente el panorama. Asturias se uniría a Galicia y a La Meseta Norte en iniciar la metalurgia cuprífera en los comienzos del tercer milenio cal. BC y es probable que su mayor época de producción se desarrolle a partir del 2.200 a.C., periodo en el que se inicia la Edad del Bronce. Porque el cobre extraído en Asturias no se manufacturaba en la misma región. Sus lingotes o tostas, tras la reducción del cobre, viajaban a zonas limítrofes (Galicia, La Meseta...) y es posible que quedara vinculado al llamado Bronce Atlántico (fachada atlántica europea) que tenía en la zona galaica de Las Rías Bajas uno de sus puntos más meridionales.

Y precisamente es desde ahí por donde penetra en la Península Ibérica el auténtico bronce, o sea la aleación de cobre y estaño. En el resto peninsular todavía se siguió utilizando durante algún tiempo el cobre, debido a que el arsénico estaba muy presente en los minerales de cobre extraídos, dándole a este cobre una mayor dureza. Algo parecido a lo que ocurrió en la civilización egipcia que nunca utilizó auténtico bronce. Con su cobre rico en arsénico fue con el que se cortaron y labraron los ingentes bloques pétreos con que levantaron sus gigantescas pirámides. Pero todo ello es otra historia, en la que de momento no voy a entrar.

Sobre las dataciones del Sur peninsular aportadas por el equipo que analizó La Molina y que son muy bajas, puede que sean ciertas, pero sus registros son incompletos. Minas de cobre las hay en una extensa cronología y ellos solo han analizado un puñado de ellas. 

Con el teixu más joven del teixidal de Brañarronda. Foto Ástor. 21 julio 2.018.

A continuación, como había prometido, vamos a centrarnos en el tema de las dataciones históricas, en concreto de las obtenidas con carbono 14. Así algunas siglas que ya hemos ido viendo y utilizando quedarán más aclaradas. Antes que nada matizar que el método del carbono 14 solo sirve para datar restos orgánicos, procedentes de seres vivos, tanto de animales como de vegetales (las entidades inertes necesitan otro tipo de técnicas) cuya antigüedad no supere los 60.000 años. Para restos más antiguos se utilizan otros métodos en los que no voy a entrar pese a ser muy parecidos a los del carbono 14.

El carbono es uno de los 92 elementos químicos que existen en la naturaleza terrestre. Como el resto de elementos, el carbono está formado por átomos, pero no todos sus átomos son iguales, ya que varía el número de neutrones que, junto con los protones, forman el núcleo de los átomos. En el carbono atmosférico hay tres tipos de átomos, cada uno con un número diferente de neutrones y se les denomina isótopos y uno de estos isótopos, el carbono 14, es radiactivo (de ahí el nombre de radiocarbónico que también se le aplica a este medio de datación).

Pero que nadie se alarme porque no es perjudicial para la salud. Es más, todos los seres vivos contienen carbono, que absorben de la atmósfera y de otros seres vivos. Cuando un ser vivo nace (incluso antes, durante todo el proceso de gestación) tiene un número determinado de átomos de carbono 14, que se mantienen en esa proporción mientras siga tomando nuevo carbono 14 y que son los mismos que hay en la atmósfera en ese momento. Se toman como base los que existían en 1950 pues a partir de esa fecha hubo numerosas detonaciones atómicas (explosiones nucleares) que alteraron la proporción de esos isótopos, llegando incluso a duplicarse.

La muerte del ser vivo no significa que desaparezcan los isótopos, siguen estando ahí, entre los restos orgánicos. Pero al no seguir absorbiendo nuevo carbono 14 comienzan a decaer. Por eso se utiliza el carbono 14, porque una de sus características, derivada de su radiactividad, es que pasado un tiempo determinado desde la muerte del ser que lo portaba, la mitad de sus átomos ya se han desintegrado (periodo de semidesintegración), estimado en 5.730 +- (más menos) 40 años. Aunque creo que se sigue utilizando la de Libby con 5.568 años, para no alterar las fechas obtenidas con anterioridad.

La velocidad de desintegración siempre es constante y pasado otra vez ese tiempo ya se han desintegrado la mitad de los átomos radiactivos que le quedaban. Lo anterior no significa que todos los isótopos de C 14 desintegrados lo hagan pasado ese tiempo. La radiactividad que emiten provoca que muchos isótopos se desintegren (en realidad se transforman) con anterioridad. La velocidad constante de desintegración va lo mismo hacia delante que hacia atrás. Si se desintegraran la mitad de sus átomos, todos ellos, pasados esos 5.568 años, no se podrían datar restos con menor cronología y ya sabemos que lo pueden hacer hasta 1950, el año cero de esta cronología. O sea que pasados 2.784 años (la mitad del periodo de semidesintegración) ya se han desintegrado el 25% de sus isótopos. Y así sucesivamente. Conociendo estos intervalos de tiempo y el número de isótopos de carbono 14 que había cuando se origino la muerte del ser vivo (el patrón de 1950), es sencillísimo hacer una tabla de dataciones. Solo tenemos que contar el número de isótopos de C 14 que hay en el resto que analizamos.

Pero claro, los átomos no se ven a simple vista, y menos los isótopos de C 14, cuya proporción respecto a los otros dos isótopos del carbono es bajísima. Hay que recurrir, en laboratorio, a técnicas analíticas muy complejas y sofisticadas. Lo que en el fondo hacen la Espectometría de centelleo líquido (LSC), más antigua, o la Espectometría de acelerador de partículas (A,M.S) es contar el número de átomos de C 14 que hay en la muestra (en realidad lo que se cuenta es la proporción de C 14, que irá variando de unas muestras a otras, respecto a la del carbono 12, otro isótopo del carbono, que se mantendrá fija porque este isótopo es inalterable).

La A.M.S. (Accelerator Mass Spectometry) es la más moderna, de momento, y permite obtener datos cronológicos con muestras más pequeñas (de 1 a 5 miligramos) que permiten datar restos muy pequeños, como las pinturas rupestres por poner un ejemplo, que con anterioridad no se podían datar  pues se necesitaba un mayor volumen de los restos a analizar. Además reducen el riesgo de contaminación de esos restos, asegurando una mayor fiabilidad en la datación. Los laboratorios de datación proporcionan una desviación estándar de sus mediciones. En 2.008 ya se podía datar una muestra de menos de 10.000 años con una precisión de más (+) o menos(-) 40 años. La datación obtenida, en años, siempre va seguida de las siglas B.P.

En la historiografía occidental,  la más evolucionada del mundo se suele utilizar una cronología basada en el nacimiento de Cristo (calendario Gregoriano) que sería el año 1. Todo el tiempo anterior es a.C (antes de Cristo) o BC (siglas en ingles. Y todo lo posterior d.C (después de Cristo) o AD (siglas en ingles), aunque en este último caso no se le suelen poner las siglas (si escribimos 2.023, sin más, ya entendemos que es después de Cristo).

Como decimos, las fechas radiocarbónicas irán seguidas de las siglas B.P. que en inglés significa Before Present (Antes del Presente) (en castellano se pueden utilizar las siglas A.P.), con una aclaración, el término Presente aquí se refiere a 1.950, por lo que ya hemos comentado líneas atrás. El patrón de referencia para saber el porcentaje (el número) de átomos de radiocarbóno en esa fecha son las reservas de ácido oxálico almacenadas en el National Institute of Standards de Estados Unidos, cuyo contenido de radiocarbóno se considera igual al de una muestra de madera de 1.950 y que sería idéntica a la del carbono atmosférico de la misma fecha.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...