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Interior ahuecado de este gran roble. 28 julio 2.018. |
Entonces no conocía aún La Chanadona L´Era Farruco, que ahora tenía justamente a mis pies. El topónimo lo había obtenido un día que estaba charlando, donde antes estuvo instalada la serrería de Las Tablizas, con Aumente y Aladino, los dos guardas que todos los días salían a patrullar el Monte. Teníamos Decutsada y su teso enfrente de nosotros. Yo tenía pocos nombres de la parte del Monte Oubachu de esa zona y como Aumente era de este pueblo, le pregunté por ellos. Me dijo algunos pero todos me eran conocidos. Intervino Aladino: "seguro que este no lo conoces" y señalando con el dedo hacía la parte media-alta del Teso Decutsada dijo: La Chanadona L´Era Farruco". Y tenía razón, ni siquiera Aumente lo conocía.
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L´Era Farruco, iniciando La Chanadona debajo de las Penas de Fonculebrera que yo utilicé como mirador. |
La Chanadona no es realmente una gran llanada, lo realmente llano, L´Era Farruco, es muy poco extenso, el resto es tendido, alomado, claro que contrasta bastante con el resto del teso que tanto por debajo como por encima es bastante pendiente. Aunque más arriba, acercándose al pico La Baxancada, tiene otros grandes rellanos que seguramente pastaban las vacas de Oubachu, procedentes de su braña La Veiga´l Pumar que había sustituido a la Braña Vieja. Yo conocía la zona con el nombre de La Chaná Decutsada (que por cierto en el mapa de colores hipsométricos no está bien situada) ya que así le llamaban mis otros informantes. Aprovecho la ocasión para rectificar un error de mi mapa en su localización: L´Era Farruco está a la vera misma del deslinde Munietsus-Oubachu en el Teso Decutsada (por lo tanto debajo de la cima de El Vatsinón) y La Chanadona se prolongaba hasta la cima del Teso Los Carboneros.
El nombre se le quedó grabado de por vida cuando lo oyó de algún viejo porque no olvidemos que el nombre de su Casa era Casa Farruco y él era Aladino Farruco. Aunque no tenía constancia de un nexo de unión entre L´Era y su Casa.
Por cierto, en bable se le llama "farruco" a una persona que presume de valiente, si bien la palabra parece derivarse de un nombre familiar (Francisco) con un sufijo diminutivo (uco), derivado a su vez de la palabra latina "Francus". Franco, grupo germánico que se acabó instalando en La Galia y que en la Edad Media se le aplicó a los franceses que se instalaron en el Norte Peninsular, tras el inicio de La Reconquista, atraídos por las prebendas y beneficios que la corona asturiana les otorgaba por la necesidad de gente con la que repoblar las tierras. No solo las que les iban arrebatando al "muslim" al sur del Duero, si no también las interiores de las Asturias.
En Mual tenemos dos Casas relacionadas con el nombre de Francos, esta que hemos visto de Farruco y la Casa Francos. Y lo dejo ahí porque no estaría bien que un historiador, con tan parcos indicios, fuese más allá.
Por entre buena arboleda fui lentamente descendiendo, por el mismo y pendiente teso o algo metido contra Decutsada hasta llegar a L´Era Farruco, por donde me entretuve un buen rato. Como ya he hablado de este lugar en el capítulo de los caleiros, no voy a repetirme.
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Roble albar bajando a L´Era Farruco. |
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Faya bajando a L´Era Farruco. |
Cerro abajo y contra Fonculebrera era muy difícil meterse pues los ganzos y los espinos estaban muy desarrollados, así que opté por ir metiéndome contra Decutsada, con alguna subidina y bajadina tratando, como siempre hago, de abarcar el mayor espacio posible, para finalmente ir subiendo lateralmente hasta coger la pista que había utilizado. Esta tardó en aparecer pues los continuos resbalones fueron en aumento a medida que el terreno se empinaba más y más. Cuando llegué a ella me alegré ya que estaba realmente cansado.
Tras esta larga introducción vamos con lo que quería plantear. En la zona de Decutsada que ahora nos ocupa, el arbolado a simple vista parece ser bastante bueno, con predominio de robles albares sobre algunas que otras fayas. Árboles centenarios (100 años) o en torno a esa edad y con buenas densidades, aunque en las zonas muy pindias estos escaseaban. Algo completamente lógico ya que al aumentar la pendiente, aumenta el terreno pero este sigue teniendo el mismo porcentaje de luz solar que tendría si fuera llano.
Me sorprendió que la mayoría de los grandes robles que iba viendo presentaran alguna deficiencia. Desde lejos parecían bellos y lozanos, alzándose con sus enormes fustes, libres de ramas hasta bastante altura. Pero al acercarme a ellos y fijarme más a fondo no tardé en verles la macabra presencia de las heridas.
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Gran roble con herida en la base. |
Decidí analizarlos más en detalle, fijándome como antes os decía en su base y en su copa. Casi todos, por no decir todos, tenían herida la base, con formas muy variadas: redondas, alargadas... y grado de afectación también diferente, con zonas lisas donde aparece la madera desnuda hasta oquedades más o menos profundas.
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Herida cerca de la base del tronco en este albar. |
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Herida en la base de este enorme albar. |
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Gran albar con herida en la base. |
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Herida ya muy profunda que anuncia un fin cercano. |
Las heridas de la base suelen afectar a la copa de una forma más tardía, tardan bastantes años en manifestarse una vez iniciado el proceso de descomposición de la madera interior. Pero había algunas donde el proceso estaba muy avanzado, viéndoseles pocas hojas, e incluso algunas en su periodo final ya sin hojas. Y no se trataba de copas que hubieran sido superadas por otras copas y que estas últimas les hubiesen cerrado el acceso a la luz, provocando su decaimiento y eliminación.
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Copa con ausencia de hojas, síntoma de un fin prematuro. |
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Gigantesco roble con problemas en su copa. |
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Las pocas hojas que posee este árbol se debe a heridas que le restan vitalidad. |
El proceso de selección natural está muy presente en cualquier bosque, el árbol que se retarda en su crecimiento, por ser más joven, pequeño o por cualquier debilidad o accidente sufrido, tiene los días contados. Es lo que ocurre cuando la copa se rompe por culpa del viento o del peso de la nieve. El árbol reacciona transformando en guía una rama alta, o emitiendo una nueva si no la tiene. Pero si hay mucha competencia, el espacio que antes tenía para "tomar" el sol le es arrebatado por sus vecinos.
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Pese a emitir una nueva y sana guía, el fin de este roble está cercano. |
Este proceso de selección natural parecía ser ajeno al estado de la copa ya que muchas de ellas no tenían competencia inmediata o al menos esta no le privaba de acceder a la necesaria radiación solar.
Tampoco el suelo parecía tener relación alguna con ello. Es cierto que sí la tiene en suelos someros donde la roca aflora por doquier y donde abundan los cantos sueltos, muy abundantes en Munietsus, y la sequedad. Como por ejemplo en gran parte del Vatse de Fonculebrera donde orocantábricos y albares pugnan por instalarse y en el que es frecuente verles las copas y algún ramal secos y que a pesar de ello siguen ahí emitiendo nuevos brotes o propiciando herederos que los sustituyan. Ahí sí se ve que las copas marchitas están directamente relacionadas con el estado del suelo, siendo este el causante de su deterioro.
Pero aquí, en Decutsada, los suelos son bastante buenos y además la insolación no es tan marcada pues a pesar de que están en la parte solana del valle de Muniellos, ocupan la vertiente derecha del Regueiro donde abundan los avesíus. Aquí no hay orocantábricos, al menos yo no he visto ninguno, son todos albares y aparecen fayas que testimonian unos suelos más profundos y sobre todo más húmedos.
No, el problema parece proceder del propio árbol, un mal que comparten el resto de los grandes robles, que son los dominantes en este espacio de Decutsada y que se derivan de la existencia de esas heridas. Así las cosas el bosque de Decutsada del Monte Oubachu es un robledal maduro prematuramente envejecido. No hay robles ancianos, con varias centenas de años y con aspecto decrepito, pero los que hay parecen tener los días contados.
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Protuberancia rota y con herida que presagia un fin cercano para este gran albar. |
La debilidad provocada por las heridas les hacen ser muy vulnerables a cualquier ventolera. Se quiebran incluso sin ellas cuando todo su tronco se va secando. Por todos lados se ven robles derribados con signos de haberse secado estando aún de pie.
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Esta faya tronchada también estaba hueca por dentro. |
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Robles secos y muertos que no han podido sujetarse durante más tiempo. |
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El roble más gordo ya ha perdido parte de su copa y uno de los de la izquierda pese a estar en pie ya está completamente seco. |
Por contra la regeneración con nuevos árboles, que ciertamente ya se ha iniciado, va lenta pues todavía abundan los mayores, algunos con aspecto lozano pero que al analizarlos vemos que el mal ya lo tienen dentro y que se irán cayendo o muriendo de pie uno tras otro, aunque este proceso le llevará su tiempo.
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Carcasa de un roble ahuecado por dentro. |
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Lo primero en destruirse del todo fue la copa, luego le siguió el tronco y finalmente hasta la misma raíz. |
¿A qué se debe este prematuro envejecimiento?. Parece que las heridas están en el origen de ello pero cuál ha sido el proceso. Una de las causas gira en torno a la herencia dejada por las talas que afectaron a esta parte del Monte. Aquí las empresas madereras que explotaron Muniellos también cortaron bastante arbolado, a veces aprovechándose de la confusión en torno a los deslindes reales entre ambos montes y las más de las veces comprando al pueblo de Oubachu el vuelo, solo de los árboles y durante un limitado periodo de tiempo, susceptible de su ampliación en el tiempo.
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Rebrote de varios ejemplares, con futuro si consiguen cerrar los puntos de unión con el tocón. |
Asimismo, ya lo he comentado en otra parte, se extraía faya, roble y bedul para fabricar xugos, duela, madreñas... que se labraban en La Brañina y cuyo origen habría que remontarlo mucho más atrás de las últimas de las que tenemos noticias, fechadas a mediados del siglo XX. En esas fechas también Pires extrajo numerosas fayas ya que construyó una pista desde la Vuelta Cimera a La Brañina, cuyo trazado ya aparece en el mapa topográfico del IGN de 1.953. Igualmente es probable que en La Brañina o su entorno se hiciese carbón vegetal desde tiempos antiguos, merced a la demanda que suponemos que existía desde la villa de Cangas y desde Casas nobiliarias, centros religiosos y ferrerías cercanas, antes de la aparición del carbón mineral.
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Rebrote de albar con muchos problemas. |
La misma pista por la que me había internado también parece ser una pista maderera. En todas estas cortas se extraían los árboles con mejor aspecto y se dejaban los que tenían algún defecto, lo que a la larga repercute en la calidad de ese arbolado.
Es muy socorrido atribuirle la culpa de todas las degeneraciones en nuestros vegetales superiores a heridas provocadas por incendios y no cabe duda de que en muchos casos esto es cierto. Pero aquí en Decutsada junto a los incendios parece darse otra causa. Llevo pensando en ello ya hace algunos años porque el mismo caso que se da en el Monte Oubachu también parece estar dándose en la parte de Decutsada perteneciente a La Reserva.
No es tan evidente como en el caso del Monte Oubachu porque la degeneración no afecta a todos los robles, solo se percibe en aquellos ejemplares adultos cercanos a la centena de años, tanto por arriba como por debajo. La homogeneidad (misma edad) de la que ya hemos hablado ya empieza a estar cuarteada. Sigue habiendo bloques homogéneos pero están separados entre si y cada uno de ellos tiene su propia edad. Esto hay que relacionarlo con la propia evolución que ha conocido esta zona.
A principios del siglo XX, los nuevos propietarios de Munietsus explotaron a fondo las áreas cercanas a Las Tablizas por las facilidades ligadas a la extracción de todo lo que se cortaba. Parece ser que utilizaron el método de una peculiar matarrasa, aplicándolo en zonas no muy grandes, separadas entre si y con un intervalo de tiempo entre unas cortas y otras. Estas matarrasas no fueron tan despiadadas como las de los años sesenta, precisamente por eso y además solo se cortaban árboles maderables, los muy jóvenes y los que presentaban algún defecto no fueron tocados, aunque muchos desaparecerían con la caída y la extracción de los otros.
Las fechas de esas talas cuadran perfectamente con las edades de los rebrotes que hay en Decutsada porque estos salieron de las bases (tocones) de los árboles apeados entonces, una centena, año arriba o año abajo.
También es lógico suponer que esa cercanía a los viveros que sabemos que había en Las Tablizas y en la vega del Ríu Muniellos donde antes había habido praus, posibilitara la plantación en las zonas más taladas con robles procedentes de esos viveros. Conseguidos con bellotas de la propia zona. Por no hablar de la propia dinámica natural del arbolado con la desaparición de árboles por factores medioambientales como el viento o el clima y su sustitución por árboles nuevos, mucho más jóvenes que los existentes.
Cuando volví a visitar Munietsus, tras dieciséis años de ausencia, utilicé la ruta que sube a Las Tsagunas por Fonculebrera. El primer año me entretuve demasiado tiempo en Decutsada, sabedor de que era el mejor bosque que iba a ver y recorrer en todo el trayecto. Al llegar a la Vatsina Piélago y tras andar un ratín hacia la primera tsaguna, me di cuenta que el tiempo se me echaba encima. La hora de salida son ahora las siete de la tarde y aunque había quedado con la encargada de las entradas en retrasar algo la salida, ya era muy tarde y tuve que echarme abajo.
Al año siguiente me volvió a pasar lo mismo, demasiado tiempo disfrutando del tramo de Decutsada. Aunque tenía interés en ver como había evolucionado el paisaje del entorno de la tsaguna y disfrutar con buenas vistas, tampoco me importaba el no llegar a ella.
El tercer año tuve que conformarme con ver de reojo mi querida Decutsada y no entretenerme con nada hasta llegar a la Tsaguna.
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