11/30/2023

El Monte y el Guía de Munietsus 120 Última visita guiada. La nieve 1

Vatse de Fonculebrera.

 La última visita guiada fue a mediados de noviembre, el día 18, y sirvió para que Munietsus nos mostrara otra de sus múltiples caras.

Aquel año del 2.000 tuvo un verano super seco. Desde finales de junio, todo julio, agosto y parte de septiembre, no cayó ninguna tormenta fuerte. Ya a finales de julio muchos abedules de Penas Negras y otros sitios secos, rocosos y pedregosos otoñaron y perdieron las hojas. En agosto, en esos mismos lugares,  las hojas de los robles se pusieron marrones y algunas llegaron incluso a caerse. En el resto del Monte el bosque seguía manteniéndose verde y lozano.

Luego llegó un otoño muy húmedo. Casi todos los días llovía y algunos diluviaba. Pero en noviembre las cosas volvieron a cambiar, llegaron las primeras y potentes heladas y pronto comenzó a nevar con ganas, aunque al principio solo en zonas altas. Con todo la tardanza de las heladas permitió que las hojas de los árboles permanecieran durante más tiempo en estos.

El día de la visita, en Decutsada, se veían algunas fayas aún con hojas, mientras que los robles seguían con la mayoría de las suyas. Predominaban los ocres en este bello espectáculo, más patentes por el día gris que nos acompañó, con esporádicas lloviznas. Había algo de nublo y en los altos la niebla seguía pegada a las cumbres, algo que incluso era frecuente en pleno verano. 

Último tramo de la pista por el solano, vista desde la senda del avesíu.

Era un grupo de visitantes numeroso, de nueve o diez personas, jóvenes y dispuestos a andar. Así que tras intercambiar opiniones nos pusimos en marcha, iríamos a la primera tsaguna por la senda de Fonculebrera. En Las Tablizas aún no olía a invierno y el día anterior había subido un grupo de gente y este mismo día cinco personas iban por delante de nosotros.

Al principio todo fue de lo más normal, parándonos de vez en cuando a observar el bosque de Decutsada. La ausencia de algunas hojas permitía una vista más penetrante, en donde destacaban aún más los enhiestos mástiles de robles y fayas. Como no hacía sol el andar era más llevadero, sin los sofocones que a menudo provoca el calor del astro rey. 

Última subidina antes de llegar al cruce del Regueiro.

Salvamos el repecho de Fonculebrera a buen ritmo, solo parándonos para admirar el bello espectáculo de su ladera derecha, su avesíu, por encima del gran roblón, donde ya se veía algo de nieve.

En pleno ascenso del repecho de Fonculebrera.


En la ladera derecha de Fonculebrera ya se veía algo de nieve.

 

Por contra la ladera izquierda de Fonculebrera estaba totalmente despejada.

El jaleo comenzó justo debajo de la fonte de Fonculebrera. Un roble o una enorme rama se había caído, desgajando un acebo del acebal que hay tras la fonte. Cortaba totalmente la senda y hubo que bordearlo por debajo, sorteando sus ramas y en donde ya había nieve. Nos conformamos con ver el gran roblón desde la senda y a esa distancia lo cierto es que no destacaba tanto. 

Entorno del roblón de Fonculebrera.


Roblón de Fonculebrera visto desde la senda.


Roblón de Fonculebrera.

A partir de ahí cada poco había ramas caídas, más o menos grandes, dificultando el paso por la senda y en muchas ocasiones había que bordearlos y a ello hay que añadir que empezó a haber mucha nieve. En todo Sagraos y parte de Tonante fue impresionante la gran cantidad de ramas rotas e incluso árboles arrancados con sus raíces, provocando una sangría en la recuperación del bosque. Árboles jóvenes y sanos arrancados, ramas grandes y medianas desgajadas. Cada árbol herido vera muy menguada su esperanza de vida pues pocos serán capaces de cicatrizar sus amputaciones y otros pasarán directamente a mejor vida. 

Tonante, ladera izquierda sin nieve.

La causa de esta mortandad hay que achacársela a las grandes nevadas caídas los días anteriores, muy copiosas hasta los 1.000 metros de altitud. Mucha de la nieve caída permaneció en el aire, suspendida en las hojas que mayoritariamente aún permanecían en las ramas de los árboles, provocando una tensión que pocos árboles fueron capaces de mantener. Y como siguió cayendo más y más nieve las roturas se fueron multiplicando por aquí y por allá. Fue el peso de la nieve la causante y pudo ser peor pues parece que el viento tuvo poca participación.

Elementos hostiles y devastadores son los que habitan nuestras tierras, haciendo acto de presencia un año sí y otro también. Si lo piensas detenidamente es sorprendente comprobar como la vida, en especial la de los vegetales superiores, es capaz de sobrevivir y multiplicarse. Toda una lección de superación y resistencia, tan bien aprendida igualmente por nuestra fauna autóctona y por quienes nos precedieron. Claro que en los pueblos de todo el entorno las condiciones no eran tan extremas. 

Tonante, ladera derecha con más nieve.

Durante el resto del recorrido volvimos a encontrarnos con más de lo mismo, en unos sitios más y en otros menos. La ausencia de muchas hojas permitía tener buena visibilidad desde la senda, pero la verdad es que no se veía mucho, el nublo impedía ver a lo lejos y la niebla hacía lo mismo con las cimas.

A medida que nos íbamos internando más y más en el Monte, el bosque iba perdiendo densidad. Los árboles ya tenían muchas menos hojas y parecían más pequeños, más jóvenes y más separados entre si.

Asomándonos al Ríu Las Fayonas vimos que la nieve había bajado más que en las zonas que ya habíamos pateado. La senda desde La Matona de Tonante hasta el cruce de Vatsina´l  Piélago solo aumenta un pelín en altitud. Pero en la gran hondonada creada por las vatsinas del Ríu Las Fayonas y sobre todo en las cabeceras del Ríu La Candanosa, la nevada había sido más intensa y bajado hasta menor altura. 


La nieve ya nos llegaba hasta las rodillas y a pesar de que todos llevábamos buenas botas de montaña, ninguno disponía de polainas, imprescindibles cuando se anda sobre nieve blanda como aquella y que impide que la nieve se cuele por encima de las botas y acabe dentro de ellas.

Solo pudimos continuar gracias al caminín dejado entre la nieve por los visitantes del día anterior y por los que iban delante de nosotros este mismo día. Íbamos en fila india y, por supuesto, el guía era quien encabezaba la marcha, inspeccionando y pisando en el surco abierto, a pesar de lo cual había ocasiones en que las botas se hundían más de lo recomendable. 


Ni que decir tiene que el ritmo que llevábamos era muy lento y no recuerdo si llegamos a la primera tsaguna. El nublo dio paso a una niebla tan densa que me impidió seguir haciendo fotos. La vuelta fue otra cosa ya que en poco espacio desciendes a altitudes más bajas. 


Hasta A Veiga dos Trabóis hubo que ir con mucho tiento, claro que la nieve, bajando, acolcha los pasos y las posibles culadas y hace más cómodo y rápido desplazarse sobre ella. Luego, poco a poco, la nieve fue disminuyendo hasta desaparecer por completo. ¡qué reconfortante volvía a ser pisar un suelo que ya no se hundía y en el que se veía su auténtica naturaleza!. 


En fin, la excursión no fue muy gratificante, y pensad que incluso pudo ser peor, que una fuerte nevada nos hubiera sorprendido en medio del Monte. Hay que respetar los ritmos de la naturaleza y ser más precavido y no recomendaría a nadie visitar Muniellos desde noviembre hasta Marzo y en caso de hacerlo limitarse a las zonas bajas y con tiempo despejado.

Mi relación con la nieve es ciertamente peculiar. Ya he comentado en otra parte que no me entusiasma demasiado porque uniformiza enormemente los paisajes.

Pero no siempre fue así, como a cualquier otro niño yo también disfrutaba cuando caía sobre Mual, cubriéndolo todo de un blanco reluciente, teniendo que suspenderse no pocas actividades. Nosotros correteábamos entre ella, hacíamos montones intentando construir un muñeco o algo que se le pareciese. Apretándola algo la transformábamos en bolas que nos lanzábamos unos a otros, imitando lo que hacían los mayores, los mozos, entre si. Reíamos sin parar, nos mojábamos de arriba a abajo y luego nos secábamos delante de la cocina de carbón.

Nos gustaba la nieve porque era como algo mágico, tan sólida y tan blanca y que de pronto desaparecía convertida en agua y porque con ella todo era diferente al resto del año. Pero había que disfrutarla rápidamente porque no todos los años nos visitaba y cuando lo hacía no solía permanecer durante mucho tiempo.

En Cangas sus visitas eran aún más esporádicas, pero eran también muy celebradas. Con mis amigos realizamos auténticas batallas campales en La Vega, en el campo del Instituto. Las bolas ya estaban más duras y había que procurar que no "estamparan" en plena cara, algo que podía resultar muy doloroso. Lo que nunca me atrajo fue ir a el Puertu (Tseitariegos) y esquiar, independientemente de la imposibilidad económica de poder hacerlo. Ni podía ni me interesaba lo más mínimo. 

Impoluta la nieve en la güerta de Casa Regueras (la de mi mujer). Caguatses d´Abaxu. 31 enero 2.018.

También volví a toparme con ella cuando empecé a salir al monte desde Cangas. Recuerdo haber cogido un ALSA en la villa y subir hasta Pueblo de Rengos. Seguir andando un poco por la carretera e internarme por Regueira Lus Praus, cuya ladera derecha está poblada por un precioso faéu. Estaba empezando a descubrir los bosques y aquel lugar me parecía encantador y además muy a mano. Estabas en Cangas aburrido y sin saber que hacer y en un plis plas te encontrabas allí, inmerso en plena naturaleza y recorriendo un lugar de ensueño.

Era otoño avanzado y el cromatismo era espectacular, ni el mejor Monet (el de los nenúfares), ni el mejor Turner (el de sus últimos cuadros de la marina) podrían competir con él. Junto a las fayas había praus y árboles favorecidos por estos, freinus y zreizales y otros propios del lugar, bedules, capudres...y hasta algún roble. Los colores burbujeaban y disolvían las formas. Todo era color, infinitas manchas de color con insospechadas tonalidades. 

Cromatismo del faéu de Regueira Lus Praus y nieve a mayor altitud que cuando yo realicé esta excursión. 4 noviembre 2.000.

¡Lo qué darían los pintores impresionistas por ver lugares como este!, tan preocupados como estaban por la luz y como esta acaba modelando las formas. Se dice que Turner incluso llego a contactar con físicos que investigaban la luz ultravioleta. Y decían muchos necios, incluido el Rey inglés, que pintaba como lo hacía porque estaba perdiendo la vista. 

También decían eso del genial Monet cuando plasmó sus propias experiencias visuales en el estanque japonés que mando construir en la mansión en que vivía, los famosos nenúfares.

La necedad es contagiosa y hay quienes dicen que las últimas composiciones del gran Beethoven, muy experimentales y alejadas del clasicismo que lo había hecho inmortal, se derivan del hecho de que se había quedado sordo. Sin darse cuenta de que el compositor, cualquier compositor, está oyendo en su interior las partituras que escribe en el papel, sin necesidad de que estas sean reproducidas por los instrumentos.

Nadie dice a día de hoy que los expresionistas abstractos pinten como lo hacen porque se estén quedando ciegos. Son otra forma de representar la materia. Materia que hoy día sabemos que puede ser muy cambiante y que incluso puede resultar invisible a los ojos. Como en el caso de la radioactividad. Decía el Principito de Saint Exupéry que "lo esencial es invisible a los ojos", pero evidentemente ese es otro cantar.

Ascendiendo por aquel faéu que sube a la sierra del Rañadoiro, a media ladera, empezó a aparecer la nieve. Primero aún intercalada entre los fustes del arbolado y luego de una forma más continuada. Nieve bastante blanda en la que se hundían las botas "militares" que llevaba puestas. Pese a que estas pronto dejaron pasar el agua y a la incomodidad de subir por un terreno tan resbaladizo, continué ascendiendo, empapándome no solo de agua si no también de la belleza, de la paz y de la armonía que reinaba en aquel lugar. Hasta que me di cuenta que debía regresar a Pueblo para coger el último ALSA que me devolviera a la villa. 

Nevada primaveral que pronto se deshace. Caguatses d´Arriba. 1 abril 2.018.

Pasado el tiempo de nuevo volví a lugares con nieve, con mucha nieve, nada más ni nada menos que a Picos de Europa. Estando estudiando n´Uviéu recuerdo unas navidades que fuimos a celebrar el solsticio de invierno a Amuesa, en el Macizo Central.

El solsticio de invierno es el instante en el que el sol se encuentra más alejado de la Tierra. No dura mucho tiempo y se sitúa entre el 21 y el 22 de diciembre en el hemisferio Norte, que es donde se encuentra nuestra piel de toro. Ello se traduce en que es el momento en el que la tierra, su hemisferio Norte, recibe menor insolación. A partir de ese momento los días empiezan, poco a poco, a durar más horas, mientras que la noche se va reduciendo.

Numerosas culturas lo celebran ya que supone el nacimiento, mejor sería decir renacimiento, del sol, el Dios natural de nuestros antepasados. El cristianismo se aprovecho de esta costumbre y situó en esa fecha el nacimiento de Cristo, el llamado hijo de Dios. En el calendario Juliano tal día era el 25 de diciembre pero en 1.587 se cambió el calendario para adecuarlo al astronómico, con el calendario Gregoriano, que aún perdura en la actualidad. Pero para no alterar las costumbres se siguió utilizando el 25 como fecha del nacimiento de Cristo. Navidad significa precisamente eso: nacimiento.

También se celebra el solsticio de verano, entre el 20 y el 21 de junio, el día con mayor horas de luz, a partir del cual y también muy lentamente los días van menguando y las noches aumentando. Se celebraba con hogueras y lo seguimos haciendo. La foguera de San Xuan (24 de junio) era como un intento de ayudar al sol para que este fuera decayendo lo más lentamente posible.

A finales de diciembre, en vísperas del invierno, en Picos de Europa hay nieve y si está nevando es mejor que no lo intentes. Pero no nevaba. Éramos tres amigos e iríamos por separado, reuniéndonos en el Refugio de Amuesa. Yo, poco conocedor de la zona, fui con Manuel, "el montañés", con el que perderse era imposible pues conocía Picos como la palma de su mano y llegamos un día antes del señalado. Lo cierto es que el acceso, salvo algún nevero que tuvimos que superar, fue relativamente sencillo. Pero teníamos pensado subir a otro refugio situado a bastante mayor altitud y estuvimos inspeccionando como se encontraba la ruta a seguir, que Manuel conocía de memoria.

Pero a partir de Amuesa, La Peña estaba completamente cubierta de nieve. Había nevado de lo lindo con anterioridad y ahora esa nieve se mantenía totalmente congelada. Lo único positivo es que alguien había hecho el recorrido cuando la nieve estaba blanda y las huellas, con los encetes marcados por las botas, aún permanecían en esta al congelarse.

11/15/2023

El Monte y el Guía de Munietsus 119 El Parque Natural de Las Fuentes del Río Narcea, Degaña e Ibias. Los MUP.

Grandioso faéu-bedular de Monesteriu. Google la ha hecho sin que yo se lo pidiera, juntando varias fotos hechas por mí. Tamaños distorsionados. 27 julio 2.017.

Si visitáis Monesteriu deberéis contentaros con ver el faéu desde la carretera, absteniéndoos de penetrar en él. Para quien no lo sepa el Monte de Monesteriu es de propiedad privada, del pueblo, y su inclusión en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, proyectada por la Administración del Principado, está en el aire. El pueblo se ha negado a esa inclusión y los tribunales de justicia le han dado la razón. Así que si queréis recorrer el Monte deberéis contar con el visto bueno de sus propietarios.

Es delicado el asunto del Parque Natural ya que entran en colisión derechos legítimos de muchas partes. En Monesteriu, dicen, quieren ser ellos quienes gestionen el uso de su Monte. Pero no pueden hacer con él lo que les venga en gana, dado el alto valor ecológico de su flora y su fauna.

Por poner un ejemplo, dudo que la Administración concediera un permiso de corta en el faéu y ese permiso es necesario por muy propietario que seas del terreno. La gestión creo que está relacionada con el turismo verde. Tener las manos libres para organizar este, creando rutas y autorizando visitas en un monte que es de su propiedad. 

Foto del faéu de Monesteriu de 1987 donde se aprecia aún la presencia de muchos subarbustos, hoy desalojados por fayas y bedules. 

A la rebeldía de Monesteriu se ha unido la del otro Monasterio, el del Coutu, Combu, Oubachu y seguro que algún otro pueblo. Pero hay gato oculto en todo esto. Quienes más en contra están del Parque y quienes más han movido el cotarro son algunos propietarios de casas rurales y establecimientos de hostelería y restauración, que aspiran a una afluencia masiva abriendo las puertas a todos los que deseen visitar la zona, sin ningún tipo de control medioambiental.

Mal le iría al Medio Ambiente con este tipo de gestores, preocupados solo por la obtención de beneficios y que para más inri solo irían a parar a sus propios bolsillos.

A la larga este tipo de gestión acaba con la gallina que pone los huevos de oro. El monte, sobre todo su fauna, no puede soportar toda la carga que le echemos encima. Abrir todo el faéu a las visitas acabará repercutiendo sobre la fauna que lo habita y muchos de sus integrantes terminarán desplazándose a zonas más tranquilas. Y esto es algo que nos afecta a todos.

Si queremos conseguir la supervivencia de osus, tsobus, (la del urogallo parece ser una quimera) y demás miembros de nuestra fauna autóctona, habrá que respetar sus territorios (ellos son tan propietarios de él, incluso más que nosotros), independientemente de quien sea su propietario humano. El bien común debe prevalecer sobre el bien individual.

Si me dieran a elegir entre un Munietsus gestionado por manos privadas, aunque estas fueran las de los vecinos de Mual, o quienes lo hacen en la actualidad, no tengo ninguna duda que elegiría los segundos. El interés particular y el interés público difieren mucho entre si. El particular no dudaría en abrir las entradas y llenaría Munietsus de sendas y de gente. El Público debe velar por los intereses de la comunidad, por los intereses que nos pertenecen a todos-as.

Los Bienes Públicos, Munietsus lo es, no pertenecen a la Consejería, ni a sus técnicos, ni al Gobierno del Principado, nos pertenecen a todos-as, ellos simplemente los gestionan. Cuando sus miembros se jubilen o los echen, no se los podrán llevar consigo, tendrán que dejarlos y ocuparse de sus propios asuntos. De nosotros-as depende, con nuestra presión y movilización, que la gestión sea la correcta. 

Y sobre terrenos particulares de especial relevancia, como el Monte de Monesteriu y los demás incluidos dentro del Parque, es preferible que la gestión del Medio Ambiente recaiga en manos públicas. Y digo gestión, es decir ordenación, gestión y uso del Medio Ambiente, ya que la propiedad no se le puede denegar al pueblo o pueblos implicados, siempre que lo puedan demostrar.

Dentro del territorio del Parque hay pueblos que no son propietarios de todos los montes que les rodean. Hablamos de los Montes de Utilidad Pública (MUP), cuya titularidad está en manos de la Administración, bien sea la de la Comunidad Autónoma (Gobierno del Principado) o bien la de los Gobiernos Locales (Ayuntamientos). 

MUP de Asturias en 1.020.

No se trata de terrenos expropiados a sus propietarios (con o sin indemnización) por razones medioambientales, si no que son producto de otras causas. Nos centraremos en los de nuestro Concejo. 

MUP de Cangas.

Algunos proceden de compras, mayormente realizadas por el ICONA, a sus propietarios legales. Son propiedad patrimonial del Principado de Asturias. Los casos más conocidos son los de Muniellos (MUP 339), La Vilietsa (MUP 349) y Valdebóis y Valía d´Abraedo (MUP 345). 

Otros son menos conocidos, como la Braña de los Vatses (MUP 346) de 315 ha. de extensión, situado entre Sorrodiles y Xinestosu, en el avesíu del valle. Y otros de nuestro Concejo pero situados fuera del Parque: Pumar de Las Montañas (MUP 381) de 486 ha. comprado a Explotaciones PUMAR SA en 2.009 y situado encima de la finca de la empresa de explotaciones forestales, de 511 ha. y situada en torno al pueblo. Este MUP forma parte de la Zona Especial de Conservación "Sierra de Los Lagos". También es patrimonial Caleyo, Armitan, Montalgan y Pantravieso (MUP 344) de 630 ha. con sus bonitos faéus y muy cercana al Parque en la zona de Sierra.

Otros MUP pertenecen al Ayuntamiento de Cangas, a cuyas manos han llegado por avatares diversos y por carecer dichos montes de propietarios particulares, bien de personas individuales o bien de pueblos. Es el caso de los dos MUP de las cabeceras del Río Cibea: el Genestosa y el LLamera.

El Genestosa (MUP 136) de 1.313 ha. Ocupa la cabecera y todo el entorno de Xinestosu, llegando río abajo hasta la braña Los Vatses. Una vasta extensión cubierta básicamente de camperas y matorral.

Llamera (MUP 137), ocupa la cabecera del otro valle, el del Arroyo de la Serrantina. Era también muy grande pero se le excluyeron 520 ha. pertenecientes a las brañas del Tsobornal y Las Tsindes que resultaron ser privadas. Aún así sigue siendo grande, 976 ha. A pesar de ser del Ayuntamiento el aprovechamiento del monte corresponde exclusivamente al pueblo de Tsamera. Junto a los matorrales de ericas y leguminosas destaca el arbolado de fayas y robles del Monte´l Sil, aunque una parte importante queda fuera del MUP.

Otros MUP pertenecen a los pueblos pero la titularidad al Ayuntamiento de Cangas, que es quien regula su aprovechamiento. Nos referimos a Cengadera y a Valdecuélabre, El Gato y Sierra de Sobrebrañas.

Cengadera (MUP 134), enfrente de Xedré, pueblo al que pertenece, en el avesíu, subiendo por esa ladera hasta el deslinde con el Monte de Monesteriu. Con el Ríu Narcea marcando el otro límite. 403 ha. con un buen bosque, en regeneración, de fayas y algún que otro roble. En él hubo numerosas minas de carbón. Para cualquiera que no conozca a fondo la zona parece formar parte del faéu de Monesteriu. 

Panorámica de Xedré y de Cengadera. Tamaños distorsionados.


MUP 137, Cengadera, precioso faéu-robledal de Xedré. 28-julio-2.017.

Valdecuélabre, El Gato y Sierra de Sobrebrañas (MUP 153) . Pertenece a los pueblos de Trescastru, Brañas d´Arriba, Brañas d´Abaxu y "El puerto de la entidad menor de Leitariegos". Curiosamente el pueblo de Corros ni pincha ni corta nada en este Monte. Se subdivide en dos parcelas.

Parcela Sierra de Sobrebrañas, que baja hasta la braña de Trescastru y la carretera, subiendo por el deslinde de aguas con el Arroyo de la Serrantina, llegando al puerto bordeando sus fincas particulares y la provincia de León. Tiene 471 ha. de extensión.

Parcela Valdecuélabre y El Gato. Bordeando las fincas particulares de Villar d´Arbás sube al puerto por su regueiro. El Ríu de Corros y el de Naviegu, así como la sierra de la Cordillera Cantábrica constituyen sus otras lindes, aunque cerca del Ríu Naviegu desciende hasta las fincas de Trescastru. La totalidad del exuberante bosque de El Gato, no solo el frontal si no también sus progresiones hasta los cursos de agua de Valdecuélabre y de Corros, pertenecen a este Monte. El Ayuntamiento de Cangas establece el cupo de cabezas de ganado que pueden pastar en los ricos pastos de las camperas de Valdecuélabre. 

Monte´l Gato, delimitado por los regueiros de Valdecuélabre y de Corros. 31-agosto-2.023.

Por último estarían los MUP que han dejado de serlo. Los intentos de marcar claramente los límites de los MUP por parte de la Administración y las reclamaciones de algunos pueblos, aportando documentación fehaciente de su pertenencia a las comunidades de vecinos de dichos pueblos, ha provocado su exclusión del Catálogo del MUP (todos los MUP tienen que estar inscritos en el citado Catálogo) y su devolución a sus verdaderos propietarios.

Un caso tiene mucho que ver con lo que decíamos del Parque. En 2.002 el MUP 139 Peña del Cuervo fue excluido del Catálogo. Ocupaba una buena parte del avesíu donde se asienta el faéu de Monesteriu d´Ermu, lindando valle abajo con el MUP 134, el de Cengadera, y devuelto como monte comunitario al pueblo de Monesteriu. En ese mismo año se publicó la creación del Parque Natural de Las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Envalentonados por la devolución de Peña del Cuervo, algunos particulares empezaron a mover el cotarro, consiguiendo que el pueblo se opusiera a su inclusión dentro del Parque y que los tribunales fallaran a su favor. Monesteriu es, bien se podría decir, uno de los corazones del Parque y así las cosas el asunto del Parque está paralizado. 

También interesante es el caso de otro MUP, el de Reguera de los Prados, que abarca las tres cabeceras que conforman el Ríu de Pueblo de Rengos (Lus Pousadoiros, Regueira Lus Praus y Riumulín) con 1.200 ha.de extensión. El Monte era de titularidad municipal, del Ayuntamiento de Cangas. El 2 de octubre de 2.018 el Boletín Oficial del Principado de Asturias, nº 229, publica el reconocimiento de que "no existe el Monte Reguera de Los Prados, debido a que los terrenos investigados que supuestamente formaban el citado Monte fueron reclamados por los vecinos presentando estos documentos que a día de hoy les acreditan como legítimos propietarios", "Proceder a su descatalogación".

O dicho de otra manera: "La finca rústica conocida como "lugar y términos del pueblo de Rengos" y que conforma la finca registral num. 17.273 del Registro de La Propiedad de Cangas del Narcea es una finca particular indivisa por cuotas ideales". No se si se ha producido ya su exclusión del Catálogo o si sigue en trámite de exclusión, pero el cambio es más que evidente, volviendo a manos de sus legítimos propietarios.

El resto de terrenos incluidos en el Parque, que constituyen la mayoría, son y seguirán siendo de propiedad particular, bien individuales o bien colectivos. Los Montes Comunales son propiedad del pueblo, pero puede haber vecinos actuales que no participan de esa propiedad ya que solo son propietarios los que dispongan de porciones (cuotas o varas) de dicho Monte y no todos ellos tienen las mismas cantidades. En el de Monesteriu dos varas aún están en manos de los descendientes de los Condes de Toreno.

Al Cesar lo que es del Cesar, pero las diferentes formas de propiedad no pueden servir de excusa para permanecer al margen de normas medioambientales destinadas a una mayor protección de este. Con el Parque no se cambia la propiedad de nadie, ni tampoco el uso que siempre se ha hecho del terreno.

El Monte Munietsus, el Monte Valdebóis y la Valía Abraedo y el Monte La Vilietsa, son ahora una Reserva Natural Integral que mantiene el nombre de Muniellos. Está dentro del Parque pero mantiene una gestión independiente y sigue siendo la joya de la corona.

Dentro del Parque se ha creado otra Reserva: la Reserva Natural Parcial del Cuetu d¨Arbás, de 2.593 ha. de extensión. Aquí a la parcela de Valdecuélabre y El Gato del MUP 153, se le ha unido el Cuetu d´Arbás y los terrenos de Corros y Trescastru y algún otro pueblo ya que los lindes corren por el Ríu Naviegu y Rimolín, terrenos que siguen perteneciendo a sus propietarios legítimos pero sometidos a una regulación medioambiental.

Cuetu d´Arbas y Valdecuélabre de la futura Reserva Natural Parcial. 31-agosto-2.023.


Las partes altas de la futura Reserva Natural Parcial, un tesoro de lagunas, turberas y praderas subalpinas.

 

Panel del mirador del oso de Brañas d´Arriba.

La creación del Parque es un acierto y seguro que saldrá adelante. Lo que si es criticable son sus límites. 

Mapa del Parque Natural de Las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Sacado de Fuentes del Narcea, información turística.

Es una auténtica pena que no abarque las cabeceras del Ríu Irrondu (Arganza) en la zona de Las Montañas, zona de alto valor ecológico, histórico y etnográfico. 

Acertada la inclusión del Ríu Coutu, pero falta su vecino de Las Montañas.

Y que decir de las laderas que vierten al Río Ibias y que bordean el Monte Munietsus, terrenos de El Vilar, Oumente y Alguerdo, dejados incomprensiblemente fuera del Parque. 

Acertada la inclusión del Curralín pero muy desacertado no incluir El Vilar, Oumente y Alguerdo.

Por el Ríu Rengos (Narcea) el Parque debería bajar, al menos, hasta La Pescal y por el Ríu Naviegu hasta Bimeda. En el Coutu debería englobar hasta Pena Ventana y los cantiles de Peneo María...

Lo que si me parece un acierto es la inclusión de las cabeceras del Antrago y del Onón, aunque sospecho que lo están por su cercanía al Parque Natural de Somiedu. 

Muy acertada la inclusión de las zonas altas de Sierra.

Los gestores del Medio Ambiente deben abandonar la política del embudo que tan  a menudo utilizan y ser mucho más diplomáticos y dialogantes con los pueblos y estos tratar de conseguir algún beneficio y aprovechar la publicidad que el Parque les otorgue, algo que repercutirá también positivamente entre los que ahora se oponen al Parque. Un ejemplo, el pueblo de Oubachu, dialogando, ha conseguido que el Ayuntamiento y la Consejería corran con los gastos del ensanchamiento de su pista de La Veicietsa, facilitando los accesos a su pueblo, tanto para los nativos y usuarios de la zona como para cualquier visitante que quiera alojarse y consumir algo en él.

La Ruta a Las Tsagunas 39 Estrés hídrico. Vistas desde el final del Ríu Las Fayonas.

  Vistas desde granda en teso Furmigueiros-Los Tsagozos, desde la senda. 23 septiembre 2.000. La estación meteorológica de Las Tablizas está...