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Roble espalmado. Primer cauce de Güérgolas. Todo un encanto. 26 julio 2.016. |
Tras el rebrote múltiple continuamos andando, la pista sigue ascendiendo muy suavemente durante una buena recta. Por debajo sigue habiendo muy buenos robles. Pero ¿por qué son tan altos?, ¿por qué tienen pocas o ninguna rama en su tronco?, ¿por qué su copa es un simple penacho de hojas?...La respuesta está en la competencia, en la lucha por la supervivencia: el árbol además de agua y sales minerales, que le proporcionan las raíces (en realidad las raicillas, ya que las raíces lo que hacen es anclarlo al suelo) necesita luz para realizar la fotosíntesis y poder así alimentarse. Al haber más árboles en su entorno se inicia una carrera hacia arriba en busca de esa luz. Cuantos más árboles juntos halla mayor será la competencia y mayor será la altura que los fustes alcancen.
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Recta tras rebrotes. 27 julio 2.018. |
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Tras el rebrote múltiple sigue habiendo preciosos robles centenarios por debajo de la pista. 27 julio 2.018. |
Por ello es fácil observar robles que con un metro de perímetro (a 1´5 m. del suelo por la parte de arriba) se acerquen a los 27-30 m. de altura. Esa loca carrera hacia arriba solo se detiene cuando se aseguran un espacio de luz. Y en esa carrera el que se queda rezagado o sufre un accidente (rotura de la copa por la nieve o el viento) tiene los días contados. Hay muy pocas ramas laterales porque no reciben la suficiente insolación y las copas son muy estrechas por la competencia con otras copas. Es la selección natural.
Hacia la mitad de la recta, del lado de abajo hay un excelente roble digno de que le prestéis algo de atención. También merece la pena fijarse en la ladera del otro lado del regueiro, bastante visible entre los fustes con pocas ramas que tenemos delante. Es la continuación de este trozo de bosque maduro. Un robledal alto y despejado de ramas inferiores, espaciado y con un tramo bastante llano donde se ven los restos de una pista forestal que continuaba hasta un poco por debajo del Teso Los Carboneros. El teso que es muy ancho en su final contra el regueiro es tan pendiente que no permitió su paso.
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Precioso roble en la recta por debajo de la pista. 23 septiembre 2.000. |
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El mismo roble el 27 julio 2.018. |
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Enfrente, del otro lado del regueiro, el robledal sigue siendo excepcional. 26 julio 2.016. |
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Precioso robledal del otro lado del regueiro, bastante llaneado y con los robles espaciados. Foto Ástor. 29 julio 2.017. |
Por encima de la pista también hay buenos trozos de arbolado. Aquí cerca del final de la recta era donde los alumnos que realizaban el Itinerario hacían las actividades que venían en el cuaderno que se les había entregado en Las Tablizas, en el apartado dedicado al robledal. Era llamativo ver a 30 o 50 personas delimitar un espacio, hacer mediciones, moverse de un lado a otro tratando de descifrar especies...Allí, en medio de un bosque que les debía parecer infinito. Puede que algunos de aquellos alumnos-as tengan guardado en su memoria, no los datos de aquellas actividades si no la impresión que les produjo su contacto con un bosque de la envergadura de Muniellos, con un guía-monitor empeñado en que comprendieran las cosas que se iban viendo.
Solo durante el 87 pateamos aquel trozo de terreno, que era pendiente, sin sobresalto alguno. En el 88 y 89 lo suprimí. Nos metíamos hasta aquí pero analizando y comentando esas cosas que íbamos viendo.
Hasta aquí llega la parte llaneada de la pista, fácil de hacer hasta para un cojo. A partir de ahora y hasta la finalización del tramo de pista aguardan varios repechos, alguno de cierta envergadura.
La ascensión comienza con un tseirón de piedra menuda que se ha corrido hacia abajo, sobre la pista. Retirarlo en su totalidad era un trabajo ímprobo y se corría el riesgo de que volviera a anegarlo todo un nuevo corrimiento. Construir allí unos buenos muros de piedra como se hizo en Valmayor, que sujetaran el terreno, no cuadraba con la mentalidad de nuestros gestores del Medio Ambiente que prefieren "no alterar el Medio Natural" y de paso ahorrarse un dinerillo. Otra muestra de ese ecologismo de sillón tan instalado en las poltronas administrativas.
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Tseirón corrido sobre la pista, donde se inicia el primer repecho. 27 julio 2.018. |
Así que se trazó una senda por el mismo corrimiento hasta salir de nuevo a la pista, que está allí mismo, a unos pocos metros. Son frecuentes los corrimientos de los tseirones, más de lo que pensamos pues de muchos de ellos ni nos enteramos. Solo nos enteramos de aquellos que lo hacen sobre la senda pista de la ruta. En el 2.017 o en el año posterior un tseirón de piedras gruesas lo hizo sobre la pista-senda del Ríu, aguas arriba, no muy lejos de Las Tablizas.
En este contexto es donde cobran importancia los rebrotes que se dieron tras ser talados los árboles. En el Munietsus original, sin influencia antrópica, la mayoría de los tseirones, hasta medía ladera, estaban no solo asentados si no también colonizados. Los líquenes, mofos, subarbustos, arbustos y finalmente los árboles, habían gozado de mucho tiempo para hacer habitable este suelo tan hostil y parco. Construyendo suelo a partir de ellos mismos, con su propia sustancia y seguirían haciéndolo si el ser humano no hubiera actuado sobre ellos.
No debemos desdeñar el impacto derivado del uso de pastos dentro de Munietsus, siempre acompañados del fuego en busca de terrenos clareados. Pero han sido las talas las que más han incidido en la evolución de los tseirones. Nunca se deberían talar las zonas donde eran dominantes los tseirones, pero las avarientas empresas madereras se pasaron por sus partes esta lógica consideración. Que el Monte se acabara convirtiendo en un auténtico desierto les importaba un comino, lo único que buscaban era el máximo beneficio y además de forma inmediata. El que viniera después ya se las apañaría por su cuenta.
No solo se talaron los tseirones arbolados si no que estos empeoraron con las labores necesarias para la saca de todo lo talado. En esos tseirones pelados y removidos la regeneración natural por bellota o era imposible o llevaría su tiempo. Por fortuna algunos de los tocones rebrotaron pudiendo seguir con su labor de estabilización del suelo y de creación y mejora del suelo, en donde las bellotas pudieran germinar y perpetuar la especie.
Aquí, después de las gravas corridas, el tseirón pasa a ser de piedras mucho más gruesas y curiosamente está colonizado por un excelente robledal. Fijaros algo en él y veréis todavía algún rebrote, que han contribuido muy mucho a que esto sea posible.
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Rebrotes en el tseirón del inicio de la subida que contribuyen a su estabilidad y colonización arbórea. Foto Ástor. 29 julio 2.017. |
Si vais un día luminoso a hacer la senda, quizás os percatéis de algo relacionado con los "ambientes". Desde que entrasteis en el bosque una bóveda de ramas y copas de árboles os ha ido acompañando en vuestra caminata. Solo un par de clarines os han permitido ver el cielo o notar un aumento de la claridad. El tseirón de gravas está, obviamente, desarbolado pues con árboles seguro que no se hubiera corrido. Si seguís caminando ese claro contrasta con la vuelta a una bóveda que ahora parece más oscura. Por encima de la pista el terreno está a mayor altitud y los troncos y hojas de los robles dejan pasar muy poca luz.
Es una sensación pasajera ya que al poco de entrar en la bóveda el ambiente vuelve a clarear. No se ve el cielo pero los blancos líquenes que cubren la corteza de los robles hacen que la claridad que logra entrar se esparza en todas direcciones y si el suelo y la roca están desnudos ese blanco y esa claridad irán en aumento. Esta es una característica del robledal solano de Decutsada. El robledal se hace merecedor de su segundo nombre: albares y aunque no se lo han puesto por este motivo, su blancura y resplandor están ahí, para nuestro disfrute sensorial. En el avesíu la presencia de fayas y el suelo de verdes lúzulas atenúan esa claridad.
Si nosotros podemos percibir ese contraste, ¿qué decir de las plantas?, todo sensibilidad ante cualquier cambio, por mínimo que pueda parecer. Aquí en el umbral del denso robledal solía detenerme, cuando iba solo, a contemplar dos tipos de helechos, diferentes de las abundantes folgueiras y no muy abundantes en Munietsus.
A mí las folgueiras nunca me han atraído excesivamente. Sobre todo cuando me percaté de que cuando andaba mucho entre ellas, me acababa llenando de las molestas y peligrosas garrapatas. El Dryopteris tampoco me atrajo pero el Blechnum spicant si que lo hizo. Su peculiar aspecto bien merecía la pena dedicarle unos minutos de atención. Allí tenían sombra abundante y también la humedad que rezumaba el terreno, condiciones ambas que explicaban su presencia.
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Felechos y otras plantas del faéu. También aparecen en robledales maduros. Cuaderno del Itinerario de la Naturaleza. |
Los tseirones son la carta de presentación de Güérgolas, sin duda la zona más agreste de todo Decutsada, en especial sus medias y altas laderas, muy esquilmadas y en donde le cuesta Dios y ayuda la colonización de nuevos pinos y de los originarios robles, debido a sus malísimos suelos, con roca desnuda, tseirones y terrenos muy pindios. Males incrementados por su orientación de solano que provoca una mayor sequedad. Sin duda que irá poco a poco regenerándose en parte, ahora que los incendios, que antes la asolaban, parecen haber dejado de hacerlo.
Pero las partes bajas, por donde asciende la pista, son otra historia. Los suelos siguen siendo los mismos, aunque algo rellenados con la tierra arrancada de las partes superiores, pero la mayor humedad de la zona siempre le ha permitido una mayor presencia del arbolado.
Si sois asturianos, supongo que a todos os sonará familiar la palabra "gurgüelo", que equivale a garganta en la fala castellana. O sea el estrechamiento que desde la boca conduce al interior de nuestro organismo, siempre en pendiente máxima para facilitar el tránsito. Güérgola es un topónimo, como otros muchos que ya hemos visto, comparativo, de semejanza, metafórico, que se aplicaba a terrenos con surcos estrechos, pendientes y rocosos. También garganta se utilizaba en castellano para decir más o menos lo mismo. Pensad por ejemplo en "la garganta del Cares", el estrecho, pendiente y rocoso conducto por el que circula este río, aguas abajo de Valdeón.
En Munietsus solo nos encontramos con este topónimo aquí en Decutsada y en el vecino Porciles, y siempre en plural: Vatsina Güérgolas, Penón de Güérgolas y Pena de Las Güérgolas de Porciles.
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Mapa con los topónimos y el trazado de la pista-senda desde Las Tablizas hasta el Teso Decutsada. |
La bóveda del denso robledal de encima de la pista dura poco. En un par de minutos llegamos a un falso llano provocado por el primer cauce (un simple surco) de Güérgolas, que no recuerdo haberlo visto con agua pero que sin duda la tiene en alguna época del año, como testimonia la grava y arenilla arrastrada hasta encima de la pista y su discurrir por un tramo de ella antes de verterse hacia el regueiro, pero sin llegar a escarbarla.
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Antes del primer cauce de solano. 23 septiembre 2.000. |
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Tramo final del espeso robledal justo antes del primer cauce de Güérgolas. 27 julio 2.018. |
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El mismo tramo el 23 de septiembre del 2.000, con un grupo de visitantes. |
Ya se que no estáis cansados pero el rellano bien merece una pequeña parada para empaparos del entorno. Resalta un bello albar por encima de la pista, otro ejemplo de rebrote, con dos guías de diferente grosor. Son adultos pero creo que aún les faltan unos años para ser centenarios y parecen estar en plena forma física, sin deterioros visibles ni en la base ni en sus copas (aunque con matices), con unos espléndidos fustes, muy rectilíneos. Si no os parecen preciosos quizás sea mejor que deis la vuelta y os olvidéis de Munietsus, no hay por qué avergonzarse, cada uno es como es y nadie es mejor que nadie, de todo tiene que haber en la viña del Señor.
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Falso rellano en el primer cauce de Güérgolas. 26 julio 2.016. |
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Rebrote primer cauce Güérgolas. 27 julio 2.018. |
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Detalle de las copas del roble palmeado. 14 octubre 2.000. |
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Mismas copas (la de la izda es una intrusa) asegurándose su ración de luz. 26 julio 2.016. |
Pero para los que amamos el arbolado es como encontrarse sumidos en un bello sueño. Para cualquier lugar que miremos vemos fustes libres de ramas hasta muy arriba, más o menos brillantes en función de la luz que reciban. Abarcarlos todos es una quimera y además acabaríamos como emborrachados. Será mejor fijarse a fondo solo en algunos.
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Fijaos como brilla el rebrote más pequeño al ser iluminado por el sol. 29 septiembre 2.000. |
Hacedlo con uno que hay por debajo de la pista, con un fuste realmente espectacular, que mantiene un buen grosor, libre de ramas, hasta bastante arriba y que luego antes de la copa emite varias ramas contra el regueiro, aprovechando el hueco que este origina.
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Buen ejemplar de albar debajo de la pista en el primer cauce de Güérgolas. 29 julio 2.017. |
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El fuste de este roble sería un perfecto mástil. 27 julio 2.018. |
Los árboles no tienen la capacidad de decidir hacia que lugar crecer o emitir sus ramas, pero son muy sensibles a la luz solar. Crecen hacia arriba en su búsqueda y pueden emitir yemas de crecimiento (las posteriores ramas) en cualquier punto de su tronco, sobre todo en las partes en las que la luz solar incida, siendo esta (la Luz) un estímulo para su aparición. Las que surgen en otras partes no prosperan o desaparecen cuando la competencia les cierra el paso. Es un ejemplo de la selección natural pero también lo es de la comunidad que supone el bosque, preocupada más por el bien común que por el particular de cada miembro. Deberíamos aprender de ella y aplicarnos el cuento en la nuestra.
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Otra toma del buen mástil, iluminado por el sol. Fijaos como la ladera de enfrente, el avesíu, ya es muy pendiente. Foto Ástor. 29 julio 2.017. |
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Parte superior y copa del buen mástil. 27 julio 2.018. |
Desde que iniciamos este tramo de ascensión, el valle Decutsada se va estrechando. La ladera del otro lado del regueiro está allí mismo, a tiro de piedra y lo hace de una forma muy pindia. Esta estrechez y pendiente la provoca el Teso Los Carboneros, muy rechoncho, ancho y vertical contra el regueiro. Lo que también explica que la pista y el camino más antiguo sobre el que se instaló esta, se trazaran por esta ladera izquierda.
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Tras el primer cauce de Güérgolas el robledal de encima de la pista sigue siendo excepcional, aunque se intuye que por encima de él aparecerá la granda. 27 julio 2.018. |
Continuamos ascendiendo y en nada llegamos a un trozo llano donde la pista ha desaparecido. Unos metros más arriba se abre el surco más importante de Güérgolas, lo que le vale el apelativo puesto por los lugareños de Vatsina Güérgolas. La vatsina baja seca durante la mayor parte del año, pero cuando llueve copiosamente sirve como válvula de escape y encauzamiento del agua caída por encima. Pero la vatsina no desagua directamente sobre el regueiru ya que la pista la atravesaba cerca de su final. La empresa repararía periódicamente la pista y en ese lugar es de suponer que hubiera un surco en ella, seguramente paredada por madera, por donde pudiera continuar el agua sin escarbarlo.
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Vatsina Güérgolas. Es una alegría ver como el robledal va colonizando estos suelos tan malos. 27 julio 2.018. |
La compra del Monte por el ICONA provocó, durante mucho tiempo, un abandono total de la infraestructura viaria, dejándola sola frente al impacto de los elementos climatológicos. Aquí la pista, como en otros muchos sitios, acabó convirtiéndose en el cauce del agua de la vatsina durante unos metros y luego volteando la pista se abrió camino hasta el regueiro. La erosión del agua no solo abrió un desagüe si no que provocó un desconchamiento del terreno superior, que curiosamente en esta zona es de material terroso. Posteriormente el agua abrió otro desagüe y hasta un tercero, ambos por encima del primero y que también provocaron otro desconchamiento del terreno superior.
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Borde de la erosión el 13 de octubre del 2.000. |
Y pudo ser peor y acabar creando un gran socavón en el terreno. Menos mal que el terreno estaba arbolado y sus raíces retuvieron mucha tierra que sin ellas se hubiera ido valle abajo. Los surcos de los desagües están marcados en el suelo, pero entre ellos los jóvenes robles sujetaron el terreno. Lo mismo ocurrió en los bordes exteriores, en donde los robles ya eran mayores y que a duras penas lograron sujetarlo, quedando algunas raíces al descubierto con el riesgo subsiguiente de su desplome.
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Un desagüe ya no usado de Vatsina Güérgolas. Los jóvenes robles fueron capaces de sujetar el suelo. 26 julio 2.016. |
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Borde exterior del desagüe. Foto Ástor. 29 julio 2.017. |
La respuesta de nuestros gestores medioambientales fue tibio, por no decir indiferente ante esta situación. Se limitaron a salvar el desagüe superior que era el que estaba en activo. Con unos simples troncos a la larga, a modo de puentín para salvar el tajo y una senda sobre el resto. Yo siempre lo conocí así y había que tener cuidado porque los troncos cuando se descortezaron eran muy resbaladizos cuando estaban húmedos.
Posteriormente y cuando yo ya no estaba allí para verlo, se hizo una mejor obra. Se encauzó el agua mediante algo de cuneta y se la hizo salir por el desagüe del medio, para evitar el desplome que amenazaba a los robles del borde superior, y se construyó un puente con buena sujeción que abarca los dos desagües superiores. La reinstalación de nuevo arbolado y el crecimiento del que ya existía, parece que han logrado estabilizar esta herida y es de suponer que se acabe cerrando con el paso del tiempo. Eso sí, habrá que limpiar la cuneta periódicamente para que no se tapone y provoque un nuevo desaguisado, algo previsible ya que es un simple surco en el suelo, sin ningún elemento de protección.
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Se ha encauzado el agua de la vatsina para hacerla salir por el desagüe del medio, por debajo del puente. 26 julio 2.016. |
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Puente sobre el actual desagüe, con buena sustentación para evitar más desaguisados. 26 julio 2.016. |
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Vista hacia abajo del desagüe. Fijaros hasta donde llegaba el desconchamiento por arriba. Foto Ástor. 29 julio 2.017. |