6/15/2024

La Ruta a Las Tsagunas 12 Roble orocantabrico. Desde el mirador 1

 

Penas Negras y Pico Tsuis desde el mirador que precede al Tesu´l Retén. 14 octubre 2.000.

Están de suerte los amantes de los árboles que saben diferenciarlos. Quienes se acerquen a Muniellos, al menos a los tramos que hay hasta el Tesu´l Retén, pueden ver y apreciar los grandiosos albares (quercus petraea) que hay por todo Decutsada. Hermosos robles jóvenes y otros ya adultos cuyos grosores y alturas pueden llegar a sobrecogernos y hacer volar nuestra imaginación. Solo por ver estos soberbios ejemplares merece la pena una visita a este monte.

Al principio de su historia protegida, los biólogos creían que estos robles eran carbatsus (quercus robur), pero luego los botánicos han testado que se trata de albares e, igualmente, han constatado que en el Monte Munietsus no existen quercus pyrenaica. los hay en los montes colindantes (Mual, Oubachu, Pueblo de Rengos, La Vilietsa, El Vilar, Oumente, Alguerdo y Valdebóis) pero no dentro de este.

En Mual y todo su entorno a los robles también les llamaban así: robles, sobre todo los varones que habían tenido alguna relación con las cortas de Munietsus. Pero el resto les llamaba rebotsus, diferenciándose dos tipos: el rebotsu albar y el rebotsu sapiego (quercus pyrenaica). Todo el mundo sabía diferenciarlos, debido al amplio uso que se hacia de su madera, de su tsande y de sus hojas.

Si lo que se necesitaba era un roble para las vigas de una casa u otro tipo de construcción, el elegido tenía que ser un albar. Para tseiña (antiguamente solo se aprovechaba la derribada por causas naturales en el monte comunal. La de los particulares solo les incumbía a ellos) valía cualquiera, aunque se usaba más la del rebotsu sapiego porque era el que más abundaba en la cercanía del pueblo y al que más se le podía podar.

La tsande se utilizaba la de las dos especies, si bien se prefería la de los albares ya que al ser árboles más corpulentos (se les podaba mucho menos que a los sapiegos) producían mayor cantidad de frutos, siendo estos además algo más grandes. La hoja más utilizada era la del sapiegu y para ello se les podaba periódicamente para llevarse el ramaje y aprovecharse de sus hojas, que cuando escaseaba la yerba era devorada con fruición por el ganáu.

Pero lo cierto es que en Munietsus hay otro roble, un quercus que va cobrando un mayor protagonismo con el paso del tiempo. Le ha llevado unos años hacerse notar porque durante mucho tiempo estuvo relegado a zonas poco visitadas y porque pese a ser diferente, no es tan fácil de diferenciar. Tan difícil de diferenciar que incluso nuestros antepasados, mucho más apegados al medio natural de lo que estamos nosotros, lo habían hecho, o al menos yo no tengo constancia de ello.

Como el resto de especies arbóreas, el cese de la explotación del Monte y el dejar este a su propia evolución, ha hecho que su presencia se vea ahora incrementada y más al "alcance de la mano". Lo veremos en muchos puntos a lo largo de la ruta. Pero vayamos por partes.

Empecemos con el tramo que hemos visto en el capítulo anterior. Lo cierto es que me ha llevado un tiempo comprender parte de su dinámica forestal, pero el poder observar la vegetación durante bastantes años, aunque fuera con intervalos de tiempo, permitió que me fuera dando cuenta de su evolución.

Cuando vi, las primeras veces, el tramo situado entre el Teso Decutsada y el Tesu´l Retén, achaqué su estado a lo que ya hemos ido viendo: orientación, suelos, exposición y explotación forestal. Lo que se veía entonces era un arbolado menudo y con numerosas heridas: ramas cortadas, secas o incluso ausentes. y lo mismo ocurría en muchos de los troncos principales.

Más tarde, ya de guía-monitor, el estado seguía siendo más o menos el mismo. Yo pensaba entonces que aquella generación de robles no acabaría prosperando y que habría que esperar a una segunda generación para que, aprovechándose de la mejoría del suelo, pudiese crecer con menos deficiencias..

En el 2.000, doce años después, lo que más me llamó la atención fue que el arbolado, aparte de haber crecido mucho, no presentaba secuelas de aquellas heridas. Paraba delante de ellos y observaba su tronco desde abajo hasta las copas y hacía lo mismo con sus ramas laterales más gordas, en el caso de que existieran. Ni rastro de las antiguas deficiencias. Me sorprendía tal capacidad regenerativa de los robles albares. Si fueran rebotsus sapiegus tal vez lo asumiera sin más, pero siendo albares...

En el 2.016 los robles presentaban aún mejor aspecto. Cierto es que a medida que me acercaba al Tesu´l Retén los robles empeoraban y volvían a presentar aquella imagen de languidez. También aparecían matas rastreras que habían conseguido levantarse algo del suelo, pero manteniendo su aspecto achaparrado e incluso algunos con buen fuste que enseguida desaparecía. Pero incluso allí, en las vaguadinas que hay se veían preciosos robles que habían crecido como velas. Aún les faltaba un trecho para ser como los de Decutsada pero ya se parecían algo a ellos. 

Robles rastreros y muy debiluchos después de Vatsina´l Banzáu. Detrás ya se ven buenos albares. 27 julio 2.018


Roble con tronco bastante gordo pero muy poco alto y muy achacado tras Vatsina´l Banzáu. 27 julio 2.018.

Fue en el 2.017 cuando descubrí fehacientemente la presencia del ignorado quercus orocantabrica. Una especie de roble que hasta hacía poco se pensaba que era un mesto, un híbrido entre quercus petraea y quercus robur al que los botánicos llamaban quercus x rosacea y que recientemente había pasado a ser considerado como una especie propia, diferente de las otras y con capacidad para reproducirse por si mismo.

La presencia de este roble en Munietsus no era ninguna novedad, ya que había pequeñas manchas de ellos diseminadas por el Monte. Lo que sí era una novedad era su presencia en el Vatse Fonculebrera. Lo descubrí bien se podría decir que por casualidad, al lado mismo de la senda.

Cuando visité el Monte Oubachu de Decutsada y me asomé al balcón de las Penas de Fonculebrera fue cuando pude apreciar lo extendido que se encontraba por las zonas con peores suelos. Gracias a su colorido verde claro se le diferenciaba bien de los albares, que tienen un color verde más oscuro.

En lo del color tuve suerte y me di cuenta de ello porque allí mismo, en el balcón de Fonculebrera, había unos cuantos orocantabricos, instalados sobre el roquedo mismo y como fuera de este, del lado de Decutsada, los había albares, las diferencias saltaban a la vista. 

Quercus orocantabricos instalados en los mismos crestones de las Penas de Fonculebrera. 28 julio 2.018.

En muchos casos ambos robles estaban juntos, aunque en los suelos más ariscos y rocosos o no había ninguno o aparecían los orocantabricos en solitario.

Todo ello me dio mucho que pensar. Seguro que aquellos robles deshilachados y debiluchos que yo había visto en el tramo entre los tesos eran quercus orocantabricos y que los posteriores, ya más pujantes, fueran albares. Primero los orocantabricos y luego, pronto, los albares, que no tardaron en hacerles sombra y sustituirlos. Proceso que aún no ha finalizado o no se ha iniciado todavía y que en algunos lugares, los de suelos malísimos, puede que nunca se dé y solo puedan sobrevivir en ellos nuestros frugales orocantabricos. 

Hojas de quercus orocantabrico. 27 julio 2.018.


Detalle de hojas de quercus orocantabrico un poco antes del mirador. 27 julio 2.018.

Volveremos sobre este tema pronto. Quedémonos de momento con que este roble puede actuar de dos formas. Por un lado puede hacerlo como pionero en la colonización de suelos malos en los solanos, a la espera de que los albares los sustituyan. Por otro es lo máximo a lo que puede aspirar el arbolado en suelos extremadamente parcos, también en solanos.

En las grietas rocosas con lago de suelo fue donde precisamente sobrevivió este antiquísimo roble ante el avance de sus primos los albares. Y desde ahí ha vuelto a expandirse cuando sus parientes fueron perseguidos por quemas y talas humanas.

Volviendo a la Ruta, sería una verdadera lástima que no hicierais una parada en el mirador natural que precede al Tesu´l Retén. Es cierto que el lugar no es muy cómodo ya que no es llano, pero en él hay cabida para ocho o nueve personas. Está algo sobrealzado en un claro totalmente despejado que permite tener unas vistas realmente impresionantes. Así que os recomendaría que os pusierais lo más a gusto posible y que disfrutarais con las vistas. 

Panorámica desde el mirador. Tened en cuenta que los tamaños están distorsionados. 29 julio 2.017.

Decía en otra parte que una diferencia entre la parte de la Ruta que transita pegada al río y la que lo hace a media ladera, radica precisamente en que esta última permite unas grandiosas vistas de partes del Monte Munietsus. Esta es la primera con la que nos encontramos y una de las más interesantes y bonitas de todas ellas.

Con todos los visitantes que optaban por realizar un pequeño tramo de la Ruta, centrándonos en el bosque de Decutsada y una posterior incursión río arriba, siempre los llevaba hasta este mirador, para completar una bonita excursión. Allí distribuyéndonos como podíamos, procuraba no atosigarlos con muchos datos. Prefería que cada uno-a contemplara el grandioso paisaje que se desplegaba ante nosotros y que se quedaran con las impresiones que este les producía. Hay momentos en los que sobran la palabras.

Lo que tenemos enfrente es como un grandioso paredón, con forma de triángulo algo achaparrado (acutángulo). Sus lados vendrían definidos por : el Teso L´Armadina, el teso sin nombre situado tras la Vatsina Veladeiru y por último el mismo Ríu Munietsus. Con riesgo de resultar pesado os diré que los tres vértices del triángulo serían: Pico Tsuis, el superior. Las Tablizas , el inferior izquierdo. Y la Ponte La Zreizal, el inferior derecho. 

Para que no os perdáis os reproduzco mi mapa de Penas Negras y su entorno, acompañado de los topónimos correspondientes.

La forma de paredón viene motivada por la presencia del Pico Tsuis, el único pico existente dentro del Monte Munietsus. El resto de picos están en los bordes del Monte, a lo largo de la sierra que lo delimita de forma natural. El Pico Tsuis tiene una altura considerable, 1.339 m. de altitud, y está muy cerca del río principal, el Ríu Munietsus, que no pasa de los 750 m. de altitud. Ese desnivel de casi 600 m. es el que le da la forma de paredón ya que el terreno desciende de forma abrupta y vertiginosa. 

Desde el mirador natural del Tesu´l Retén vista de Penas Negras y Pico Tsuis. de frente Vatsina fonculebrera de Penas Negras. A la Derecha Vatse de Penas Negras. 23 septiembre 2.000.

El paredón no es totalmente vertical, eso queda reservado para relieves de mayor envergadura, como los Picos de Europa, o de otra naturaleza mineral, como La Penona de Xalón (caliza). Incluso hay alguna zona llana o tirando hacia esa forma, como atestigua el topónimo El Chano Penas Negras, debajo mismo del Pico Tsuis en las partes altas del Vatse Penas Negras. De todas formas la inclinación es muy marcada.

A la imagen de paredón también contribuye la poca profundidad que tienen sus vatses y vatsinas, labradas como en un bajo relieve y sin nada que se parezca a una vega, salvo la estrechísima banda junto al río o la algo más ancha de la vega aluvial de Las Tablizas.

Sentados frente al gran paredón, a nuestra izquierda tenemos la salida del valle del Ríu Munietsus y su continuación en el Ríu Mual, viéndose un poco del Ríu Rengos. También se ve una porción de la Pena Moncou y luego un gran tramo del Teso de La Granda´l Campu y el rellano de Fontuteiro, todo ello perteneciente al Monte Mual.

Ya dentro de la Reserva se ve una parte del denso faéu de Las Tablizas. La zona más arbolada de todo este avesíu y con un suelo relativamente profundo.

Salida del valle del Ríu Munietsus con el faéu de Las Tablizas y su continuación en el Ríu Mual. 26 julio 2.016.


Que nadie se alarme lo que parece humo no es tal, es niebla. Vista de las partes bajas de Bisnuevo y Penas Negras. 14 octubre 2.000.

 

Inicio de Penas Negras. 26 julio 2.016.

Pronto aparecen algunos de los elementos que más caracterizan esta zona. Nos referimos a los afloramientos de grandes peñascas (Pena Castietso), que en ocasiones tienen un peculiar aspecto, a modo de gigantescos menhires hincados en el suelo (Pena La Lata). Mientras que en las vaguadas y otros puntos afloran los tseirones. 

Inicio de Penas Negras con Pena Castietso y pena La Lata. 27 julio 2.018.

Es el inicio de Penas Negras, que continúa hasta el inicio del Ríu Tixeirúa. El nombre no solo abarca al Vatse Penas Negras si no que se extiende a toda la zona del paredón donde predomina la roca.

Es un nombre llamativo, porque como todos sabréis la cuarcita tiene un color blanco como la nieve y la cuarcita es la roca no solo de Penas Negras si no también de todo el Monte Munietsus. Pero resulta que la cuarcita de Penas Negras se encuentra en una ladera de avesíu y además su inclinación le permite recibir poca insolación, incluso en verano. La gran humedad imperante es la que le ha permitido regenerarse en un tiempo muy corto.

Cuando yo conocí Munietsus por primera vez, el paredón estaba muy desarbolado y ya en aquella época las rocas no eran blancas. La humedad y la sombra son las grandes aliadas del mofu (musgo), que en una labor de milenios, desde el final de la glaciación Wurm, ha ido creando suelo en las grietas y resquicios de la roca y entre las piedras de los tseirones. Y allí se fueron instalando subarbustos y finalmente árboles.

Seguramente se sacaron muchos robles de Penas Negras durante las talas que padeció nuestro Monte y es probable que aumentara la erosión, la gran amenaza en zonas como esta. Pero muchos robles rebrotaron y retuvieron un suelo habitable para sus congéneres o sus vecinos los bedules, las fayas... 

En días claros aún se ve algo del blanco original de la cuarcita, pero la mayor parte de esta está velada por la vegetación existente, desde los humildes mofus hasta los desarrollados albares. 

El color blanquecino delata la presencia de parte del roquedo. Foto Ästor. 29 julio 2.017.

Si miráis desde el mirador cuando los árboles han perdido la hoja quizás os daréis cuenta que la mayoría de los árboles no salen de la roca misma, como puede parecer cuando si la tienen. Aquí no hay orocantabricos que pueden hacerlo en sus resquicios. Incluso los bedules, muy esclavos ellos, necesitan un mínimo de suelo y no digamos los albares que lo necesitan aún más. Lo encuentran debajo de los cantos de muchos tseirones, introduciendo sus raíces por los huecos existentes entre las piedras sueltas.

Pero los árboles, al ir creciendo, acaban tapando con sus ramas cubiertas de hojas las rocas y las paredes no muy elevadas, dando la impresión de nacer de la roca misma.

Nuestros antepasados no eran tan tontos como algunos piensan que eran. Seguro que no sabían que la roca de Munietsus era la cuarcita. Lo que sí sabían era que la roca que predominaba en el Monte era de color blanquecino y precisamente por ese contraste y haciendo una comparación llamaban Penas Negras a toda esta zona.

Justo enfrente del mirador está la Vatsina Fonculebrera de Penas Negras. Más a la derecha los despeñaderos de la Pena de Cuelgaloscuras, auténticas paredes verticales. 

En el centro Vatsina Fonculebrera de Penas Negras, la segunda más importante de toda la zona. Foto Ástor. 29 julio 2.017.


Cortados verticales de la Pena Cuelgaloscuras. 27 julio 2.018.

Luego está el Vatse Penas Negras del que desde aquí poco es lo que se ve y ya cerca del final del triángulo otras paredes verticales, las del Veladeiru. 

Desde el mirador solo se ve un trozo del Vatse de Penas Negras, el más importante del lugar. 26 julio 2.016.

Os he dejado algunas fotos y un mapa para que cuando miréis sepáis lo que estáis viendo.

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