9/30/2024

La Ruta a Las Tsagunas 19 Teso de La Matona de Tonante. Mirando a Tixeirúa.

Valle del Ríu Tixeirúa, el más grande de toda la Reserva. Foto Ástor. 28 julio 2.017.

 En mis primeras subidas a Las Tsagunas y luego durante mi etapa como Guía-Monitor a finales de los ochenta, llegar al teso de La Matona de Tonante era hacerlo ante un impresionante mirador natural.

En aquel entonces, recorriendo esta senda de la Ruta, tenías infinidad de lugares que ofrecían bonitas y amplias vistas de partes de nuestro Monte. Muchos lugares no tenían arboleda que la tapara y en otros era tan pequeña que solo lograba ocultar las zonas más bajas.

Haciendo una ruta a media ladera como esta, los lugares que ofrecen vistas más amplias están siempre en los tesos, en esos cerros que van dividiendo los vatses y vatsinas.

Si están despejados, como poco podrás ver el vatse o vatsina que acabas de patear y el que viene a continuación. Si el teso es importante por su tamaño y extensión podrás ver aún más: los vatses y vatsinas que progresan valle arriba, y sus fondos coronados por la sierra. Sin olvidarnos de lo que tienes enfrente y de lo situado a sus lados.

El teso en el que ahora estamos no tiene un nombre propio, es la progresión hacia arriba, hasta el Pico La Baxancada (pasando previamente por Chanetos), de La Matona de Tonante. Pero es un teso importante, el mayor entre el Teso Decutsada y el Teso de Sestu Rapáu. Y luego está su localización ya que nace, abajo, muy cerca de la confluencia de los tres grandes Ríus de Munietsus. El teso es poco ancho por donde lo atraviesa la senda y hay un punto en el que los valles de los Rius La Candanosa, Refuexu y Tixeirúa se ofrecen ante el alucinado visitante.

No hay otro lugar durante la Ruta que ofrezca tanta extensión del Monte como la que se puede contemplar desde aquí.

En los años ochenta la borrachera visual y emocional que despertaban las vistas las podías experimentar desde la misma senda, desde el mismo punto, sin moverte ni dar un solo paso, con solo ir girando la cabeza, aunque era recomendable sentarse para no acabar completamente mareado.

En el año 2.000 el lento crecimiento de los orocantabricos ya empezaban a ocultar parte de las vistas y en mis últimas visitas el velo se iba haciendo mayor.

Seguro que cuando vosotros-as lleguéis a este punto el velo se haya hecho mayor y las vistas no sean tan limpios y amplias desde la misma senda. Tengo sentimientos enfrentados sobre la posibilidad de una alternativa en esta cuestión.

Los seres humanos solemos ser muy destructores en nuestra relación con el Medio Ambiente. A veces lo hacemos por ignorancia y otras por no pensarlo detenidamente. Pisoteamos, arrancamos hojas, ramas, flores... sin darle mayor importancia a estas acciones.

Yo mismo me encuentro entre los "pecadores". Os contaré dos historias que lo ilustran perfectamente. Estando visitando el precioso teixidal (tejedal) de Brañarronda en Rioscuro de Tsaciana me dió por intentar descubrir la potencialidad regenerativa de los tejos. Todo el entorno de su mayor agrupación, está poblado por abedules, algún roble y numerosos teixus pequeños y medianos, que atestiguaban esa capacidad. Pero quería averiguar si esa expansión seguía estando vigente.

Entre los centenarios teixus me fui apartando de las sendas que lo recorren y deambulando entre ellos, buscando recién nacidos. Fijándome detenidamente en el suelo no tardé mucho en encontrarlos. Algunos eran tan diminutos que para verlos había que apartar hojas secas y hierbas. 

Diminuto teixu que solo veremos si apartamos la hojarasca que lo cubre. Teixidal de brañarronda (Tsaciana). 21 julio 2.018.

Me alegró mucho constatar que la regeneración por semillas seguía siendo más que excelente en el teixidal. Pero luego me asaltó un sentimiento de culpa. ¿Qué hacía yo allí, pisando unos suelos repletos de crías, pisoteando y quizás truncando su esperanza de vida?. Avergonzado por mi actitud retrocedí con sumo cuidado volviendo a unas sendas que nunca debí haber abandonado. Bastante impacto causábamos en aquel delicado ecosistema recorriendo y pisando las innumerables sendas que lo recorren.

Unos cuantos años antes fue cuando me enteré de la existencia de este teixidal. Busqué toda la información posible y encontré en internet algún vídeo, fotos  y algunos datos sobre él. Una imagen me llamó poderosamente la atención. Aparecía el teixu con mayor perímetro de aquella familia de gigantes (no por su altura si no por su grosor) y en un estado de conservación bastante aceptable. Un grueso tronco que pronto se espalmaba en varios ramales guía.

A unos dos metros del suelo al tronco, un pelín por debajo del espalme, le salía una rama lateral y sobre ella alguien se había fotografiado.

En mi primera visita creo que no di con este gigante. Estaba de cartero trabajando en Tsaciana y aproveché la vuelta de Murias de Paredes para ir a ver donde estaba el teixidal, recorriéndolo rápidamente.

En 2.016 convencí a mi hijo más pequeño para recorrerlo pausadamente. Dimos con el coloso y acordándome de aquella foto le pedí a Miguel que me hiciera a mí una semejante. Agatuñé sin problemas sobre la rugosa piel del venerado teixu y me puse de pie sobre su rama saliente.

Cuando volví al teixidal en 2.018, esta vez con mi amigo Ástor, también nos acercamos a verlo y fue entonces cuando me percaté de lo dañino que había sido subirme a aquella rama saliente. Como yo otros muchos se habían subido a ella y entre todos provocamos que la rama se hubiera desgajado del tronco, quedando ladeada y seguramente acortando su existencia y la del propio teixu. 

Ástor al lado del gigantesco teixu en el que ya se ve la rama saliente bastante desgajada. 21 julio 2.018.

Yo, un acérrimo defensor de la naturaleza, cayendo en un error tan grave. Dice un acertado pasaje de la Biblia: "quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Todos contribuimos a degradar la natura y es necesario aprender a relacionarnos con ella de una forma más saludable para ambos. 

Esta vez ya no trepé sobre la rama saliente para no desgajarla del todo. Me limité a inspeccionar su colosal base. 21 julio 2.018.

Quiso el destino castigarme por mi "pecado" y la mitad de las fotos de aquella excursión, incluida la de la afrenta, se perdieron, algo que a día de hoy no me molesta lo más mínimo. Todo lo material va perdiendo valor a medida que voy cumpliendo primaveras, pero me sigo acordando y me sigue doliendo lo necio de mi actitud.

En este contexto de naturaleza agredida hay unas imágenes que he visto en televisión, en Eurosport, y que se repiten asiduamente pues creo que anuncian el Rally París-Dakar. Pueden parecer inocuas pero creo que no lo son: un vehículo, de Carlos Sainz o de otro piloto, comprometiendo e incluso extirpando la poca vegetación que ha conseguido instalarse allí. Se me eriza el pelo del cogote cada vez que lo veo y la gente aplaude a estos abnegados pilotos, que pasan a ser auténticos héroes para un público sediento de emociones fuertes.

Hasta en pequeños detalles podemos ver como valoramos y como entendemos nuestra relación con el medio que nos rodea: de una forma totalmente agresiva y destructora.

"Fuiste vil Buffalo Bill" cantaba el grupo Asfalto, venido a menos musicalmente hablando pero aún con grandes letras, aludiendo al exterminio de los búfalos en Norteamérica, que entorpecían y servían de alimento a los operarios (meros esclavos de origen asiático) durante la construcción de las líneas ferroviarias que atravesaban el "salvaje Oeste".

La única forma de fijar dunas y evitar que se vayan desplazando, anegándolo todo, o que el viento levante esa arena y la transporte a kilómetros de distancia, es precisamente con esa insignificante vegetación. Necesita mucho tiempo y que la dejemos en paz, para ir lentamente tapizando esos suelos.

El asunto no es tan insignificante como pueda parecer a simple vista. A nivel planetario los desiertos de arena van aumentando de forma alarmante y las tormentas de arena que azotan todo su entorno también nos acaban afectando a nosotros mismos, como demuestra el polvo sahariano que periódicamente nos visita, contaminando el aire que respiramos y cayendo en forma de barro cuando la lluvia lo arrastra hacia el suelo.

En la zona del Golfo Pérsico las tormentas de arena son algo pavoroso. Algunos países, gracias a los "petrodólares", han construido grandes y modernas ciudades, muy atractivas para el turismo de élite y otras muchas actividades. Pero cuando llegan las tormentas de arena, el polvo se cuela por todos los lados y solo con grandes inversiones en tecnología "depuradora" pueden seguir manteniéndose.

Estas economías son la "crónica de una muerte anunciada". Cuando se acabe el petróleo o su demanda se reduzca drásticamente por el uso de otras formas de energía, esas islas en medio de un ambiente tan inhóspito, serán cubiertas por el polvo y abandonadas. Ha ocurrido en el pasado con muchas ciudades califales, en la época de los imperios musulmanes y volverá a ocurrir a no tardar mucho.

Los recientes intentos para fijar esos suelos, recurriendo a la única forma eficiente y permanente, es probable que no lleguen a tiempo. Se trata de las investigaciones para localizar plantas autóctonas capaces de resistir y prosperar en esos ambientes, procediendo a plantaciones masivas. Plantas como las que los pilotos de los rallies extremos siguen impunemente extirpando. Claro que en donde lo hacen no hay "petrodólares".

Los tseirones son nuestros desiertos de arena. Cierto es que en ellos la proliferación de animales y plantas es mucho más abundante, pero lo que necesitan para que en ellos se acaben instalando árboles, con la excepción de los formados por tseiras muy gruesas que de momento se niegan a ser colonizados, es que los dejemos en paz, a su propia evolución natural. 

Tseirón del circo de La Baxancada. Monte Oubachu. sus piedras son voluminosas y no se corren al andar sobre ellas. 1987.

Que alguien se desplace por un tseirón no supone mayores problemas. Los animales lo hacen y forma parte de la dinámica natural. El problema surge cuando son muchos los pies que lo hacen de forma continua. Ya lo vimos en el tseirón cercano a la casa del guarda en Las Tablizas, utilizado como el espacio del robledal durante el primer año (1986) del Itinerario de la Naturaleza. Hubo que cambiar de lugar porque el impacto era más que evidente.

El tseirón de piedras finas de debajo del Miradoiro de Las Tsagunas (contra el valle principal) está surcado por numerosas sendinas creadas por los animales. 27 julio 2.018.

 

Tseirón de piedras finas corrido por los escolares del Itinerario. Demasiados pies. Foto Ástor. 29 julio 2.017.

Aquí en el teso de La Matona de Tonante, hay algo de tseirón de piedras medianas por encima de la senda. Subiendo un poco por él, justo hasta donde empiezan a aparecer los orocantabricos superiores, las vistas son aún más espectaculares y amplias que desde la senda. Si todas las personas que realizan esta Ruta subieran por él tseirón para conseguir mejores vistas y fotos, seguro que el impacto acabaría haciéndose visible. Así que mi consejo es que os conforméis con las vistas desde la senda. Y si alguien osa subir por el tseirón, por favor que lo haga con suma delicadeza procurando mover las piedras lo mínimo posible.

Pero ¿qué es lo que se ve y lo que no se ve desde aquí?. De espaldas al teso nos fijaremos primero en las vistas que tenemos a nuestra izquierda. Ante nosotros se abre el gran valle del Ríu Tixeirúa, el más grande de las tres cabeceras del Ríu Munietsus y resulta curioso porque al no verlo completo ya que el Teso Los Ciervos tapa el fondo del valle y muchas de las vatsinas de su vertiente izquierda, la sensación que provoca es la de que se prolonga hasta el infinito, o al menos lejos, muy lejos de donde nos hallamos.

Para los más interesados me he entretenido poniendo los topónimos a una foto de mi amigo Ástor sacada desde aquí. Me ha llevado un buen rato y no ha quedado muy allá así que también os dejo dos mapas, algo más serios, realizados por mí.

Localización con los topónimos de Tixeirúa, desde el teso de La Matona de tonante: 1-Lus Pozus de Tsumbón. 2-La Tseirona. 3-Vatse Tseirón de Las Varas. 4-Regueiro Samartino. 5-Vatsina Fradalicos. 6-Pico del Chanu Alforxacu. 7-La Regueirona. 8-Trescutsaus. 9-Vatsina La Guvía. 10-El Chanón. 11-Vatsina La Bovia. 12-Pico La Guvía. 13-Vatsina Riusecu. 14-Vatsina La Chada. 15-Pico Tixeirúa (Pico Riosecu). 16-Boqueta de Tixeirúa. 17-Vatsina La Piesca. 18-Vatsina La Fonte. 19-El Chanu Sestu Gordu. 20-Pico Sestu Gordu. 21-Cimeira de Sestu Gordu. 22-Teso Los Ciervos.


Ríu Tixeirúa (partes altas)

 

Ríu Tixeirúa (partes bajas).

Supongo que a todos-as os resultará ya familiar el pico que se llama como yo. Al verlo desde abajo, Pico Tsuis nos tapa una parte de la sierra que hay a sus espaldas y hace que las primeras vatsinas de este valle apenas se insinúen al verlas de forma muy ladeada.

Unas manchas tirando a blanquecinas en la misma entrada de Tixeirúa delatan a La Tseirona, una vaguada totalmente copada por un enorme tseirón, cuyas tseiras son las de mayor tamaño  de todas las existentes en este Monte. Ahora que no les afecta la erosión periglaciar que fue la que los creó, su gran tamaño perdurará por los siglos de los siglos y hará muy lenta y acaso imposible la colonización arbórea. Esas grandes planchas cuarcíticas, depositadas unas sobre otras, crean una tupida malla que las raíces no pueden sortear.

Cuando la senda larga estaba abierta era especial el tramo que atravesaba La Tseirona. Podías corretear hacia arriba o hacia abajo de la senda sin temor a que las placas se movieran. Impresionaba su aspecto desértico y si hacía sol el calor era el de una auténtica sauna. Así que a pesar de las magníficas y despejadas vistas que había desde ella, tu cuerpo te pedía salir pitando.

Igualmente vemos una estrechísima banda del Vatse Las Varas, sin duda el más amplio de este valle. La distancia a la que nos encontramos impide ver su magnífico faéu, con unas fayas altas y rectas como mástiles.

Arriba, donde vuelve a aparecer la sierra, parecen insinuarse las hondonadas de Lus Pozus de Tsumbón, hasta donde suben las fayas de Las Varas. 

Preciosa vista del valle de Tixeirúa desde el tseirón de La Matona de Tonante, a unos metros por encima de la senda. 4 noviembre 2.000

Algo más se ve de la vatsina siguiente: Vatse Tseirón, donde también hay instalado un grandioso tseirón. Si en La Tseirona la colonización arbórea se daba en los bordes, aquí sorprendentemente se da en todos los lados, aunque aún hay zonas donde solo hay tseiras.

También era especial atravesar este lugar y parecía un milagro ver salir arbolado del canchal mismo. Un testimonio vivo del poder de la naturaleza, en este caso del bosque, que sin prisas pero sin pausas tiende a coparlo todo y a llenarlo de más vida. Sin efectos humanos seguro que el bosque acabará engullendo al tseirón, tapándolo bajo el nuevo suelo creado, algo que solo la vegetación puede conseguir.

Porque para el que no lo sepa, la vegetación es la que ha ido creando el suelo vivo de todo el planeta, eso sí con la colaboración de millones y millones de microorganismos, que viven a expensas de ella, y que junto a los minerales y otras materias inertes conforman el suelo mismo.

Con el nombre de Las Varas ocurre algo parecido al de Penas Negras o Tonante. No solo se aplican a un vatse, una vatsina o un cerro, si no que se amplía a un conjunto de ellos, abarcando una superficie mayor. Las Varas no solo se aplica al Vatse Las Varas, el nombre completo de Vatse Tseirón es Vatse Tseirón de Las Varas. Quizás eso explique el error que habíamos cometido los del Cuelmo Ecoloxista Pésico y yo mismo cuando elaboramos la toponimia del Monte  Muniellos, que posteriormente publicó la Consejería de Agricultura y Pesca del Principado de Asturias en el mapa del Bosque de Muniellos (el de colores hipsométricos) de 1.985.

En ese mapa al Vatse Tseirón de Las Varas le habíamos puesto el nombre de Regueiro Las Varas, mientras que al Vatse Las Varas le pusimos Vatsina Los Eiros, una vatsina que sí existe pero que en realidad es un afluente del Vatse Las Varas.

Tras la Crespa Samartino y La Crespina vemos la siguiente vatsina: El Regueiro Samartino, del que se ve una amplia superficie que abarca todo su afluente de la Vatsina Fradalicos y parte del cauce principal.

Igualmente se ve mucho de La Regueirona y de su afluente Vatsina La Guvia.

Y si aguzáis la vista veréis hasta donde llegaron las brutales talas a matarrasa de Muniellos S.A. una línea (marcada por las diferentes alturas existentes entre la arboleda que no se taló y la de la nueva generación surgida tras las cortas) que se iniciaba en el Vatse Las Varas y llegaba hasta Vatsina La Bovia y que se nota aún en La Crespa Samartino y en el Teso Fradalicos. 

En esta foto del año 2.000 sacada desde la misma senda, aún se notaba perfectamente la línea con el cambio de la vegetación. 23 septiembre 2.000.


En esta otra, más reciente, ya casi no se nota dicha línea. 29 julio 2.017.

Nada comentaré de las excelentes veigas de La Folgueirosa y Samartino, ya no se ven y además ya he hablado de ellas en otra parte.

El cerro del Teso Los Ciervos nos tapa casi todo el resto del fondo del valle. Solo vemos las partes altas de Vatsina La Bovia y la doble cabecera de la Vatsina Riusecu. Nada vemos de la espléndida Boizuna ni de las esplendorosas Vatsina´l Candanu, Vatsina L´Astaca y Vatsina Los Ciervos. 

En este caso es la niebla la que no nos deja ver nada de esas partes altas. 26 julio 2.016.

La sierra, pese a estar muy marcada, engaña a la vista. Parece más corta de lo que en realidad es. Os diré lo que hay detrás de ella para que os hagáis una idea. Hasta el Pico Del Chano Alforxacu pertenece a Riumulín de Pueblo de Rengos. Tras Trescutsaus, El Chanón, Pico La Guvia (que se diferencia muy bien por la granda que tiene del lado que vemos) y el Pico Riusecu o Pico Tixeirúa (donde deslinda con el Monte El Curralín) está el Monte La Vilietsa. Incluso se ve algo de La Bovia de Riusecu y La Buqueta de Tixeirúa, tras lo que está el Monte de El Vilar de Cendias.

Hermosas y pujantes de arbolado se ven desde aquí las vatsinas de la primera parte de la vertiente izquierda de este gran valle. Destaca la Vatsina La chada, con sus dos afluentes contra el Teso Los Ciervos, donde está instalado el mayor faéu de todo este Monte. Es tan potente este faéu que incluso se instala sobre el mismo teso de Sestu Gordu, volteándolo y ocupando una parte del Ríu Las Gallegas. 

También las laderas umbrías (las derechas, que desde aquí vemos perfectamente) de las Vatsinas La Piesca y La Fonte siguen copadas por este gran faéu, con ejemplares que quitan el hipo.

y ¿qué me decís del teso de Sestu Gordu?, que separa este valle del de el Ríu Refuexu. Es el mayor y mejor arbolado de todos los existentes y yo siempre lo consideré el pulmón de Munietsus, el auténtico corazón de la Reserva. Desde aquí se le ve en toda su extensión, solo habría que añadirle su parte más baja, el espolón de La Queiruela.

Solo habría que matizar que su zona superior, desde el Pico Sestu Gordu hasta la Cimeira Sestu Gordu, está desarbolada ya que fueron sometidas al intenso pastoreo del ganáu de la Braña La Boizuna, la mejor braña (arrendada) del pueblo El Vilar de Cendias. Es una pena que desde aquí no se vea la preciosa tsaguna (A Lagúa) que allí hay y las extensas camperas que la rodeaban. Estas praderas aún se notan a día de hoy pero antiguamente eran mucho mayores.

La braña disponía de dos fuentes, una por encima de la campera (A Fonte´l Charco) y otra por debajo (A Fonte os Pradairos). Curiosamente los de El Vilar no llamaban Boizuna a esta zona, le llamaban Tixeiroa. El nombre de Boizuna era el que utilizaban los que no eran del pueblo, las gentes de los pueblos de la redondada. Estos topónimos los he obtenido recientemente y no aparecen en mis mapas.

Asimismo las partes bajas del ancho teso que ahora se va estrechando también están desarboladas, en este caso debido a las talas madereras. Pero se encuentran en un estado muy acelerado de regeneración natural.

Si la suerte os es esquiva y la niebla, muy frecuente incluso en verano, no se acaba disipando tendréis que ir pensando en hacer una nueva excursión. Una buena excusa para volver a este gran monte.

Tixeirúa con algo de niebla, algo muy frecuente en Munietsus. 27 julio 2.018.

 

Esto es lo que veréis un día con niebla. Habrá que repetir la excursión. 26 julio 2.016.


9/15/2024

La Ruta a Las Tsagunas 18 Del avesíu de Fonculebrera al teso de La Matona de Tonante

Panorámica (tamaños distorsionados). A la derecha contraste entre el solano (penas de Fonculebrera) y el avesíu de este Vatse. Más a la izquierda Pico Tsuis.. 29 julio 2.017.

 Para cualquiera que realice la Ruta le resultará muy evidente el contraste entre el solano y el avesíu, aquí en Fonculebrera. Llamamos solano a la vertiente izquierda de este vatse, la dominada por Las Penas de Fonculebrera y sus progresiones rocosas valle abajo. Y avesíu a la vertiente derecha y su progresión hacia arriba por uno de los dos cauces en que se divide el vatse por encima del roblón (el que da contra Chanetos), que ya forman parte del Monte Oubachu y que están más arbolados y con mejores suelos. 

En el centro Vatse de Fonculebrera. Fijaos en las Penas y su progresión hacia abajo y en las dos vatsinas de su cabecera. A su lado Vatsina Los Sagraos. Foto Google.


Detalle de mi mapa con los topónimos y su localización.

De esa dualidad dan fe las imágenes visuales que vamos teniendo durante la ascensión y los contrastes sensoriales que experimentamos. El solano es caliente y seco, casi achicharrante los días despejados de verano. El avesíu es mucho más húmedo y sombrío y en esos días que mencionábamos hasta se puede sentir frío, más por el contraste térmico entre las dos vertientes que por la temperatura propiamente dicha.

También llama la atención lo poco ancho del avesíu, al menos por donde transita la senda, comparado con el largo solano. 

Pero dejadme que os comente mi opinión. Si no fuera por el roblón y la fonte, el avesíu sería para mí bastante decepcionante.

El Monte Muniellos, desde una perspectiva global, está considerado como un robledal. Un bosque donde este árbol sería el dominante. Pero aún admitiendo esto creó que lo más lógico sería hablar de "los bosques de Munietsus": robledales, faéus, bedulares, bosques de ribera...Y además las variantes se ven aumentadas por el estado en que se encuentra la vegetación arbórea por todo el Monte.

Una cosa es la vegetación potencial que suponemos que posee este Monte y otra cosa es lo que nos encontramos cuando lo recorremos. Las diferencias son enormes y no hay ninguna imagen que sirva para todo el Monte.

Las causas que originan esta variedad, aparte de las naturales, son las relacionadas con la larga historia que ha conocido nuestro Monte. Munietsus no es un bosque virgen, aunque a veces quieran vendernos esa película. Primero fue el largo uso ganadero de prácticamente todo el Monte y luego las talas madereras comenzadas en el último cuarto del siglo XVIII. El impacto de tales actividades fue de tal envergadura que aún hoy, tras 50 años libre de cualquier actividad humana (la visita de 20 personas al día es poco menos que insignificante), son perfectamente visibles por todo el Monte.

Realizando la Ruta no vemos el amplio terreno que se extiende por las partes altas de Fonculebrera, que si bien no forman parte de la Reserva porque pertenecen al Monte Oubachu, si forman parte del espacio natural de Munietsus. Ahí Fonculebrera esta formada por dos vatsinas que más abajo se unen, un poco por encima del roblón.

En esas partes altas, pese a tener suelos más o menos habitables para el arbolado, aún no se ha desarrollado el bosque y es de preveer que tarde unos cuantos años en hacerlo. De momento son grandas de altura con algún que otro grupo de jóvenes árboles, cuyos orígenes están relacionados con el pastoreo.

Oubachu tenía varias brañas dentro de su Monte de Munietsus. La más importante de todas ellas era El Pradón de Bisulaz, al lado de El Escabón de Bisulaz, justo donde deslindan el Monte Munietsus y el de Oubachu. También cerca del deslinde, aunque como el anterior dentro del Monte Oubachu, estaría La Brañina, en Decutsada.

Más discutible es la localización exacta de la tercera braña de Oubachu: La Braña Los Sagraos, situada en la zona que ahora nos interesa. La primera localización de la braña es la que precisamente se llama así: La Braña Los Sagraos, del lado de arriba mismo de la senda que va a Las Tsagunas, en un rellano del Teso Los Sagraos, a los 1.120 m. de altitud.

Pero resulta que estos terrenos quedaron adscritos al Monte Munietsus tras los litigios entre el Conde de Toreno y los vecinos de Oubachu. La Braña, o al menos parte de ella, tuvo que trasladarse un poco más arriba, al inicio de Chanetos donde estaban fijados los deslindes, a 1.263 m. 

La primera chanada es la de La Braña Los Sagraos, la segunda la de Chanetos. desde el mirador natural de Las Penas de Fonculebrera. 28 julio 2.017.

El Teso Los Sagraos muere justamente ahí ya que Chanetos, que es una larga aunque estrecha llanada, es la prolongación hacia arriba de otro teso, el de La Matona de Tonante, que luego continuará hacia arriba hasta llegar al Pico La Baxancada (Pico La Mesa), la cima de esta zona.

La nueva localización de la braña no supondría mayores problemas ya que tendría acceso a otra fonte, en uno de los dos cursos altos de Fonculebrera.

Fue la braña la que provocó la desaparición del arbolado en las partes altas y el adehesamiento del bosque en el entorno de las camperas de Chanetos y la llanada de más abajo.

Luego llegaron las talas madereras y Fonculebrera al encontrarse muy cerca de la entrada, las padeció desde su inicio.

En altitud las cortas llegarían hasta donde llegaba el bosque, por debajo de las zonas de pasto más desarboladas. No importaba que el arbolado estuviera en el Monte Oubachu o en el Monte Munietsus pues todas las empresas que realizaron grandes cortas en Munietsus también las realizaron en el monte vecino, tras comprar el vuelo del terreno o los derechos de explotación. En el contrato se estipulaba un tiempo concreto de duración, pero este podía renovarse, con un nuevo pago, si a la empresa le interesaba.

Es probable que en la etapa última de las cortas, con Muniellos S A.,se utilizara matarrasa para las partes más bajas de Fonculebrera. Pero lo que caracteriza las talas de este vatse son las entresacas. 

La gran ventaja de las entresacas es que el terreno no queda nunca desnudo de arboleda. Los árboles que quedan, en caso de que no haya rebrote de los cortados, garantizan la regeneración natural con sus deposiciones otoñales de semillas. Tras un tiempo prudencial de varias decenas de años se procede a una nueva entresaca que cortará los árboles adultos que habían quedado en la primera entresaca. Nuevo periodo de espera y vuelta a empezar.

Las entresacas pueden ser un tipo de explotación sostenible, es decir se pueden mantener indefinidamente en el tiempo y nunca se agota: los árboles cortados dejan sitio para que nazcan otros, que tras crecer lo suficiente llegarán a ser maderables. Y mientras crecen los nuevos se irán cortando los adultos que se habían dejado. Son, eso sí, cosechas espaciadas ya que solo se pueden utilizar pasados unos años.

Pero en Munietsus y en todos nuestros montes talados las entresacas fueron muy destructoras. Las empresas que compraban el vuelo (los árboles) a los "señores" condes o a un pueblo, lo hacían por un periodo concreto de tiempo y durante ese tiempo procuraban explotarlo al máximo, sin importarles el estado en que quedaría el terreno tras el tiempo de que disponían. Y lo mismo pasó cuando los que cortaron fueron los propietarios del terreno. A ambos lo único que parecía interesarles era el beneficio inmediato.

No sé cuantas entresacas se realizaron en la zona que estamos analizando (seguramente menos de las que podríamos imaginarnos), pero su repetición con el paso del tiempo es la que ha provocado el actual estado del bosque. 

Aquí se aprecia lo raleado del avesíu en el entorno del roblón, por encima y por debajo. Desde el mirador natural de Las Penas de Fonculebrera. 27 julio 2.017.

En cada entresaca, excepto en la primera, se cortarían todos los árboles sanos maderables, dejando en pie los más ancianos y los adultos que tenían defectos y que en ambos casos no servían (cuando lo que se buscaba eran rollas) o tendrían poca madera sana (cuando se llevaban a las sierras). También quedarían en pie árboles jóvenes, algunos con secuelas derivadas de la caída de los cortados, o que  no interesaran, como bedules y xardones con poco grosor.

En todo el entorno de la senda que recorremos, todos los robles que se ven están en un estado de total decrepitud y apenas si se ven robles jóvenes y pujantes. Las cortas aumentaron las distancias entre los árboles. Algunos abedules aprovecharon esos huecos para instalarse en ellos o para desarrollar amplias copas ante la falta de competencia, inhibiendo el desarrollo de nuevos robles. 

Avesíu de Fonculebrera hasta el Teso Los Sagraos. Con dos tesirones y mucho espacio sin arbolado. 26 julio 2.016.

 Siempre me ocurría lo mismo: vista desde lejos la ladera del avesíu tenía una preciosa estampa. Incluso parecía estar ocupada por un bosque maduro y bien desarrollado. Resaltaba frente a un solano rocoso y con un arbolado disperso y raquítico, aunque no exento de belleza. Pero al recorrer su corta anchura las sensaciones que experimentaba no apuntaban en esa dirección. 

Avesíu de fonculebrera con un detalle de lo raleado del  arbolado. 26 julio 2.016.

Ciertamente se agradecía el frescor y el encanto de su fonte, tras el fatigoso y seco solano. Y el roblón era todo un espectáculo, capaz de sumirte en profundas reflexiones y despertando las emociones más profundas que todos llevamos dentro. Pero el resto era diferente.

Robles bastante adultos pero cercanos a la muerte, demasiada separación entre el arbolado, abedules adultos pero muy desmadejados, con muchas ramas pero ausentes de fustes gordos y pujantes. El bosque por dentro no era lo que parecía viéndolo desde fuera y eso para mí no dejaba de ser una decepción. Nada que ver con la energía que desprendía Decutsada.

Se necesitarán muchos años para que desaparezcan esos árboles que ocupan tanto y son tan poco y que jóvenes robles ocupen los huecos que aún existen.

Las zonas bajas de Fonculebrera poseen una densidad arbórea mucho más elevada, con un bosque más joven pero más pujante, debido sobre todo a la mayor humedad ambiental y de sus suelos. En estos valles tan profundos y verticales las partes cercanas al río son las que se regeneran con mayor rapidez y facilidad.

Es la zona intermedia del bosque del avesíu, hasta un poco por encima de la senda de la Ruta, la que tiene que rejuvenecerse. Al tiempo que por encima de Chanetos lo que se está dando ya es un aumento del arbolado, que poco a poco lo irá cubriendo todo.

Pero también aquí te puedes llevar gratas sorpresas. Un día, creo que fue cuando estaba de Guía-Monitor que era cuando tenía más tiempo libre, tras "dialogar" un buen rato con el roblón me dio por inspeccionar el entorno superior a él. Estaba solo y lo hice sin un fin premeditado, solo por el placer de andar por un sitio por el que nunca lo había hecho. Aunque quizás deseaba saber si el roblón tenía algún hermano escondido por allí. Pero me encontré con algo diferente.

A medida que iba ascendiendo empezaron a aparecer fayas, que a diferencia de los robles tenían un magnífico aspecto y que aumentaban en número mientras continuaba subiendo, hasta constituir lo que bien podríamos denominar como un faéu. ¡Que sorpresa tan agradable, allí en un decrepito robledal!. Estaban debajo mismo del avesíu de Chanetos, continuando hasta este e incluso volteando un poco este llaneado teso. ¡Asombroso!. 

Tras Las Penas de Fonculebrera y antes de la sierra del fondo, la llanada de Chanetos con un bonito faéu. 28 julio 2.018.

Y el asombro se transformó en gozo cuando pude admirar un grandioso ejemplar. Mentiría si dijese que era la faya más grande que había visto en mi vida. En Decutsada, Sestu Gordu o en Monesteriu d´Ermu las había visto bastante mayores, pero era tan bella. Completamente recta y alta, muy alta. Con un robusto tronco que por su grosor se acercaría a los 200 años de vida. 

Allí el bosque seguía estando raleado, lo que testimoniaba un pasado ganadero y seguramente alguna que otra entresaca maderera. Pero ambas actividades parecían ser bastante antiguas y el bosque se estaba regenerando maravillosamente. En los deslindes entre el Monte Munietsus y el Monte Oubachu. Una pena que algo más arriba el bosque aún estuviera en sus inicios. Pero bueno, dejémoslo en paz, el tiempo lo cura todo. 

En primer término inicio de Chanetos, donde el bosque mejora notablemente. 28 julio 2.018.

Dejamos Fonculebrera cuando la senda voltea el Tesu Los Sagraos, un pelín por debajo de la chanada de la Braña Los Sagraos. Hace años, ya desde el teso y durante todo el tramo de la Vatsina Los Sagraos, por entre las ramas de los robles se empezaban a tener buenas vistas de los valles de los ríus Tixeirúa y Refuexu. Ahora es seguro que vosotros-as  las veréis más tamizadas por lo que dejaremos su comentario para más adelante, cuando las vistas sean más claras. 

Vista del valle del Ríu Tixeirúa desde la zona de Los Sagraos. 23 septiembre 2.000.

Desde este teso hasta el siguiente hay un corto tramo y la senda salva poco desnivel, llegando a los 1.100 m. de altitud. Pero sobre el terreno primero llanea, luego sube algo y sigue con una corta bajada , para finalizar llaneando. La senda de todas formas es bastante escarpada e irregular y bastante estrecha. A lo que hay que sumar lo pendiente que es la ladera por la que discurre. Estamos atravesando la Vatsina Los Sagraos por su parte más alta, motivo por el que apenas se aprecia dicha vatsina. No se nota su cauce central, como mucho se nota algo de vaguada.

A los que le interesen las rocas les diré que en la senda se pueden ver bandas de pizarras, algo llamativo en un monte donde lo que predomina es la cuarcita. Al resto les diré que ¡ojo!, si alguien padece vértigo debe realizar este tramo con sumo cuidado y procurando no fijarse en los fuertes desniveles que hay hacia abajo. 

Partes altas de la Vatsina Los Sagraos. Fijaos lo pendiente del terreno. 26 julio 2.016.

Había aquí un buen robledal de solano, con buenos ejemplares. Pero están en su mayoría heridos por incendios en la base del tronco y ya sabemos lo que eso acarreará. Entre los subarbustos predominan las escobas. Todo ello en el entorno de la senda.

Enseguida llegamos a un tseirón que atravesamos por sus partes más altas, en donde alternan suelos pedregosos con otros mejor dotados. El tseirón se prolonga un poco por encima de la senda, pero sobre todo hacia abajo, desparramándose sobre el significativo topónimo de Vatsina Tseirón de Tonante, un tseirón que lo ocupa prácticamente todo, llegando hasta el mismo curso del río principal, el Ríu Munietsus. 

Orocantabricos, algún abedul y ganzos van colonizando el tseiron. 26 julio 2.016.

La senda, por terrenos ya más llanos, se estrecha bastante entre el tseiróm y las matas nuevas de robles. Pegado a ella, por su parte de arriba, había una tosca construcción, levantada por los guardas para protegerse durante las tormentas y el frío invierno. 

Cabanina construida por los guardas viejos para protegerse del mal tiempo. 26 julio 2.016.

Con planta más o menos cuadrada tenía altos muros de piedra en tres de sus lados. El lado frontal, que mira a la senda, estaba abierto. el espacio interior era reducido y estaba cubierta con gruesos troncos, inclinados algo hacia el lado que mira contra Tonante, que era por donde venían las tormentas y seguramente recubierta con escobas (para que no pasara ni una gota de agua), muy abundantes en el entorno. Allí no se mojarían y hasta podrían encender una foguerina donde poder calentarse. 

La cabanina ya se la veía muy abandonada en 2.018 y más lo estará cuando paséis a su lado. Es muy probable que ni siquiera la lleguéis a ver pues llevaréis la vista pegada al suelo, procurando no tropezar con las piedras que os saldrán al paso.

El tseirón se prolonga hasta el mismo teso, corto por donde va la senda pero pronunciado, por donde vuelve a bajar hasta el Ríu Munietsus. 

Detalle del mapa coloreado por Víctor con los tseirones. Este es el de La Matona de Tonante- Vatsina Tseirón de Tonante. La senda va realmente algo más abajo de lo aquí representado.

Aquí tenéis otra oportunidad para ver y tocar quercus orocantabricos, que ya llevan unos cuantos años colonizándo los bordes del tseirón. Prestadles algo de atención, se lo merecen. Es increíble verlos salir entre las tseiras, compitiendo con ganzos y bedules por ver quien se instala antes. Es cierto que no son tan monumentales como los albares pero su tesón y vitalidad también elevan el espíritu de quien los contempla.

Estrategia del orocantabrico, primero se instala de forma rastrera y luego crece hacia arriba, aunque el tseirón se resiste a ser colonizado. 26 julio 2.016.


Orocantabricos saliendo, con ramas desde los ganzos y jóvenes de entre las Tseiras del tseirón. 26 julio 2.016.

 

Acordaos de lo que decíamos de los ensayos de tsande del orocantabrico. 27 julio 2.018.


La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...