12/30/2024

La Ruta a Las Tsagunas 25 La Vatsina Tonante.

Vaguada central de la Vatsina Tonante. Una imagen de ensueño. 26 julio 2.016.

En el año 2.000 cuando regresé a Munietsus como guía realicé decenas de veces esta Ruta. Y de nuevo volví a fijarme en los rebrotes para ver como habían evolucionado. Ya no se veía el carácter rastrero que algunos poseían en sus principios. Todos crecían hacia arriba, con muchas ramas y altas densidades, tantas que algunas ya tapaban y ocultaban a los muertos. 

Buena recuperación de orocantabricos y albares en la ladera izquierda de la Vatsina Tonante. 4 noviembre 2.000.

Yo, de aquella no conocía en persona al roble rosácea, que era como entonces se llamaba al orocantabrico. Se consideraba un mesto, o sea un híbrido y había poca información sobre él, pero los botánicos habían testado su presencia en Munietsus. Dudaba de los rebrotes que se habían iniciado reptando, no me parecían albares ¿pero?...

A día de hoy, tras las últimas visitas y algunas reflexiones, tengo las cosas algo más claras, aunque persisten algunas dudas, derivadas de una falta de estudio en profundidad sobre el asunto.

Lo que sí está claro es que en todo Tonante los orocantabricos están muy presentes. Toda la Vatsina Tseirón de Tonante está ocupada por ellos, colonizando prácticamente todo el tseirón existente. También predominan sobre el teso de La Matona de Tonante, un trozo por encima y otro por debajo de la senda.

En el inicio de la ladera izquierda de la Vatsina Tonante y durante un buen tramo también son muy abundantes y luego los vuelve a a haber por todo el interior de esta vatsina, cuando afloran los cortados verticales de las cuarcitas, realmente espectaculares y preciosos, o los tseirones también muy bonitos. 

Orocantabricos en primer término, detrás albares y al fondo ladera derecha de la Vatsina Tonante. En el inicio de la vatsina. 27 julio 2.018.

Los rebrotes en los que tanto me fijé están en el primer tramo de esta vatsina, tras la pantalla de orocantabricos que aquí gracias a mejores suelos crecen hacia arriba y que casi no se diferencian, a simple vista, de los albares. 

Pantalla de orocantabricos en la entrada misma de la Vatsina Tonante. 26 julio 2.016.

Que los orocantabricos puedan rebrotar de raíz (reproducción vegetativa) es algo que no debería sorprender a nadie. Si el rebotsu sapiego lo puede hacer por qué no ellos que lo hacen una y otra vez desde troncos y ramas que se secan.

Pero creo que algunos rebrotes fueron de albares, que ya convivían con sus primos y esto sí que es una novedad botánica pues se creía que carecían de esta capacidad. Si alguien está interesado en este asunto puede hacer un estudio sobre los rebrotes surgidos, descubriendo la especie a la que pertenecen y que sería la que existía con anterioridad ya que los rebrotes de raíz son siempre fiel copia del árbol quemado. Una buena excusa para visitar Munietsus y hacer la Ruta. 

Un solo incendio no detiene la regeneración natural, solo la retarda. Pero sí altera la calidad del bosque, mostrando sus huellas y sus efectos durante un largo periodo de tiempo. Ya veremos si esos rebrotes originan robles sanos y longevos o si por el contrario crecen con deficiencias, muriendo prematuramente.

Las raíces de las que salen, o al menos algunas, pueden estar deterioradas por el fuego y acabar pasándoles factura. Y luego está el asunto que ya habíamos visto con los rebrotes de los tocones (base del tronco de un árbol talado) de los robles albares.

Aquí el rebrote no surge del troco del árbol, pero sí de muy cerca. Cuando se descomponga el árbol quemado ¿repercutirá de alguna manera sobre el rebrote?. Mucho me temo que sí y que habrá que esperar a una nueva generación, con robles nacidos de bellota, para encontrarnos con ejemplares más sanos.

Y qué decir de los robles tocados por el fuego pero que lograron sobrevivir. Sus efectos se ven por todas partes, solo hay que saber ver. Si eran jóvenes crecerán con esas heridas, que se manifestarán con la aparición de oquedades o protuberancias en el tronco del árbol y que acabarán acelerando su destrucción, muriendo antes de tiempo.

Tampoco se libraron los de mayor tamaño. Las llamas acabaron encontrando algunos de sus puntos débiles. Zonas donde la madera estaba en proceso de descomposición (provocadas por la rotura de grandes ramas o por ramas que se iban secando por la falta de luz. Fenómenos naturales que siempre están presentes) y en donde las llamas pueden emplearse a fondo.

Además los robles grandes que quedaban en esta zona de Tonante solían tener alguna deficiencia. No se cortaron cuando se hicieron las entresacas madereras justamente por eso. En esas deficiencias el fuego tiene el terreno abonado.

En estos casos las llamas del incendio parecen pasar de largo tras la rápida quema de ganzos, toxus... pero muchos de estos grandes robles siguen en combustión durante días y días.

Me comentaba un vecino de La Vilietsa que durante un incendio del avesíu de su Monte, eso es lo que había pasado y que por las noches el espectáculo era aterrador: las luces de las brasas titilaban entre el robledal con un ronco sonido de fondo. Un sonido que cada poco aumentaba su intensidad de manera tormentosa. Enormes crujidos, explosiones... Era como si los árboles gritasen de dolor, sin entender lo que les estaba pasando. Solo les quedaba gritar de rabia y de impotencia.

Pero no creáis que los grandes robles se convierten en ceniza al terminar el incendio, ya que casi nunca se queman del todo. Algunos se secan de punta a rabo, mostrándonos durante un largo tiempo su piel blanquecina. Incluso muertos siguen siendo bellos. Todavía se ve algún que otro por aquí. 

Roble completamente devorado por el incendio. Parece un tizón. 26 julio 2.016.

Es increíble ver como los robles adultos se resisten a morir con los incendios. Claro que todo depende de la intensidad. En Valdebóis he visto, subiendo por las antiguas pistas madereras que iban al Puerto del Counio (a la carretera) una hilera de robles, a modo de consistente vallada, chamuscados pero solo por uno de sus lados, por el de abajo ya que estaban en pendiente.

Alguien del pueblo parece ser que los quería ver calcinados y les arrimaba por ese lado todo lo que pudiese arder para que las llamas del siguiente incendio fuesen más intensas. Pero ni por esas, allí seguían, de pie y vivos, con todas sus ramas repletas de hojas y de tsande.

De todos los grupos que he acompañado haciendo la Ruta, solo una persona, un chico de más o menos mi edad, se percató de que en la Vatsina Tonante había habido un incendio. O al menos fue el único que lo comentó conmigo y con los demás en voz alta.

Lo hizo al lado de un roble que hablaba bien a las claras de lo sucedido. Tenía en su tronco una enorme hendidura a la larga en sentido vertical, o sea de arriba a abajo, con bastante profundidad y anchura. 

Roble con su interior quemado. 26 julio 2.016.

Todo lo que se veía de su hueco interior estaba ennegrecido como consecuencia de las llamas, transformadas en brasas, que se entretuvieron allí, devorando sus entrañas. 

Detalle de la enorme oquedad provocada por el fuego. 26 julio 2.016.

Pero como todos-as sabréis, las entrañas de los árboles son la madera, una parte ya sin vida que solo sirve para mantenerlo erguido y que no es indispensable para que siga vivo, al menos de momento.

Las brasas se extinguieron tras consumir la madera que se hallaba en proceso de descomposición, sin fuerza para seguir haciéndolo con la madera sana. El roble se salvo de la quema y de momento allí sigue.

Pero lo que llama la atención es la imagen que presenta, llena de vigor y lozanía. Todo su tronco está cubierto de ramas vivas y su copa se yergue hacia las alturas. ¡Qué contraste tan sublime!, la muerte que desprende la enorme hendidura, con su color negruzco, y la fuerza que desprende su figura. 

Espléndida copa aún la del roble quemado por dentro. 26 julio 2.016.

 Su muerte definitiva no tardará mucho en hacerse una realidad, tronchado por el peso de la nieve o la arremetida de una ventolera. O tal vez se vaya secando poco a poco a medida que la pudrición siga avanzando.

Pero mientras tanto, este roble seguirá cumpliendo con todas las obligaciones y funciones que la madre naturaleza impone a todos sus integrantes: mantener la vida existente y contribuir a su expansión.

Y ahí es donde radica su verdadera importancia. No en la estética que a nosotros pueda embelesarnos, eso es secundario aunque no despreciable. Seguro que produce una gran cantidad de tsande y esto en la regeneración natural es de suma importancia ya que no habrá que esperar a que los robles nacidos crezcan y maduren hasta producirla. Con fuentes semilleras la regeneración es más rápida y efectiva.

En todo Tonante (como en la mayor parte de Munietsus) el bosque está herido y esta generación de robles no tardará en desaparecer. Pero las cosechas que se siembran anualmente no tardarán en eclosionar pues de hecho ya lo llevan haciendo desde hace unos cuantos años. Pero , eso sí, conseguir robledales maduros sanos es algo que tardará mucho en conseguirse.

Mientras tanto no despreciemos a esos robles chamuscados pero aún vivos. Puede que no tengan la imagen deseada y que incluso nos parezcan feos, poco atractivos y hasta algo deprimentes. Pero la belleza no depende solo de la imagen.

Haréis bien en presentarles vuestro respeto pues gracias a ellos la belleza y la magia del bosque está asegurada.

El tramo entre el teso de La Matona de Tonante y el teso que precede a la Vatsigata´l Xardón es muy agradable de realizar. Entre otras cosas porque aquí el sol no nos molestará y porque la senda es bastante llana con solo algunas subidas cerca del final.

La entrada en la Vatsina Tonante lo hace por una banda de robles orocantabricos que crecen como sus primos, los albares, es decir hacia arriba, pero a un ritmo muy lento. Tendrán 40 años pero parecen albares de 15 años.

Han conseguido regenerarse, abandonando aquel aspecto desmañado e irregular de sus comienzos. El suelo hasta el centro de la vatsina no es que sea una maravilla pero al menos está libre de tseirones y de roquedo, al menos en el entorno de la senda.

Rápidamente salimos de la llanada existente en el teso de La Matona de Tonante y la ladera se marca más. Toda la zona de encima de la senda era donde se veían perfectamente los rebrotes, ahora más camuflados pues entre los orocantabricos parece que se están desarrollando los albares, por lo que poco a poco el arbolado va mejorando.

Al abandonar la llanada, la senda gira bastante a la derecha camino de las vaguadas centrales, formando una especie de cerrín (cerro muy pequeño). Ahí, junto a dos jóvenes guardianes de la senda (apostados a ambos lados de la senda), había preciosas vistas de la Vatsina Tonante y de la Varsigata´l Xardón y del fondo del valle del Ríu La Candanosa. 

Dos jóvenes guardianes de la senda, antes de entrar en la vaguada más profunda de la Vatsina Tonante. Al fondo farallón. 26 julio 2.016.


Los dos jóvenes dos años más tarde. Sin duda son albares por lo que han crecido. 27 julio 2.018.

Como la Vatsigata es una vaguada corta hasta se ve un trozo del Teso de Sestu Rapáu, donde resalta su arbolado, con una excelente faya, y detrás la cresta de La Pena Candanosa. 

Desde el cerrín de Vatsina Tonante vistas de esta y de la continuación por donde va la Ruta. ¿Veis la preciosa faya del Teso de Sestu Rapáu?. 27 julio 2.018.

La Vatsina Tonante es amplia y en su interior aparte de la vaguada principal, la más profunda, tiene otras que acaban vertiendo sobre esta.

Un pelín antes de la vaguada central, ocupada por un tseirón, hay como un curso fluvial muy poco marcado y que casi nunca lleva agua. Aprovechando esa mayor presencia de humedad mejora la vegetación, desapareciendo los punzantes toxus, tan presentes desde el teso y que desaconsejan salirse de la senda. 

Curso fluvial poco marcado. 26 julio 2.016.

También mejora el arbolado, viéndose grandes ejemplares de albares, como el de la oquedad quemada y otros aún mayores, pero con signos evidentes de decrepitud. 

Robles adultos en medio del tseirón. 26 julio 2.016.

Siempre me ha parecido un lugar encantador este del centro de la vatsina, viendo ancianos robles que se habían atrevido a colonizar el tseirón y zonas donde afloraba la roca madre. El cómo han conseguido sortear la roca para acceder a los nutrientes que necesitan es algo que me llena de maravilla. Ver esas moles vegetales alzándose sobre el roquedo es algo que me reconforta y me llena de energía. 

Anciano roble sorteando la roca madre y sus hijas las tseras. ¡Increíble!. 26 julio 2.016.

Pero el mismo roquedo es aquí espectacular y muy bonito. El tseirón del centro de la vatsina continúa hacia la derecha, por donde sigue la senda, y cuando se hace aún más pronunciado pasamos a los pies de un encantador farallón. Sobresale del suelo, con forma alargada y vertical, viéndosele los estratos ladeados de la cuarcita. 

Vatsina Tonante, farallón que enmarca la entrada de la vaguadina que hay después del cauce principal. Desde la senda en la vaguadina. 4 noviembre 2.000.

No es el único ya que se ven algunos más dentro de la vatsina y son los causantes de las diferentes vaguadinas que hay, al encauzar con su presencia las aguas caídas del cielo. 

Farallones difuminados por el pujante arbolado. 26 julio 2.016.

Su forma grande y alargada, de arriba hacia abajo, es la que dictará a las gotas de agua hacia donde dirigirse: tú hacia este lado y tú hacia el otro. Luego el agua circulando por ahí fue formando, al ahondar el terreno, esas vaguadinas, que como ya dijimos acaban muriendo en la central.

Es probable que en la vaguada central, a la altura de la senda por la que transitamos, hubiera actuado la erosión galciar, ya que su forma lo sugiere.

De lo que no cabe duda es que los farallones son obra de la erosión periglaciar. Las protuberancias rocosas que asomaban sus narices por encima del suelo fueron siendo descamadas por este tipo de erosión. Ya sabéis: cambios bruscos de temperatura, agua de día, hielo de noche...Pero la cuarcita es una roca muy dura y algunas partes resistieron, quedando sobre el terreno para que entre otras cosas, nosotros-as podamos disfrutar con su presencia.

Le dan un toque mágico a esta profunda vatsina, diseminados por aquí y por allá. En medio del espeso bosque que se va reinstalando en ella, ya que se ven muchos robles nuevos. Robles nacidos de tsande que auguran un bosque más saneado.

Antes había algunos clarines desde donde había vistas de mucho de lo que se divisaba desde el teso, por lo que me abstendré de comentarlo. Además seguro que vosotros-as los encontraréis taponados o a punto de estarlo. Es lo que tiene el arbolado, que nunca deja de crecer. 

Precioso roble y regeneración avanzando cerca del teso contra la Vatsigata. 26 julio 2.016.

Tras la vaguadina con farallón la senda comienza a subir y a empeorar al aflorar más la roca madre, con un tramo final bastante pindio que por fortuna no es muy largo. 

Últimos farallones rocosos por encima de la senda. 26 julio 2.016.

Aquí vuelve a haber dos vaguadinas conformadas por farallones por encima de la senda. Dos pequeños farallones, siendo el segundo algo más ancho, justo antes del teso que divide Tonante de la Vatsigata´l Xardón.  

12/16/2024

La Ruta a Las Tsagunas 24 El Coto de Caza 2.El incendio en Tonante

 

Albares en lo profundo de Vatsina Tonante. ¿Bonitos verdad?. 26 julio 2.016

En cierta ocasión un cazador furtivo, al que le gustaba más la caza en solitario que la que se realizaba en grupo, me comentó que los cazadores conocían algunos trucos para que los corzos, y los rebecos en el caso de que los hubiera, salgan a sitios elegidos por ellos donde poder abatirlos cómodamente.

Según él a estos herbívoros les gusta mucho comer las hierbas y brotes que surgen en lugares previamente quemados, donde el arbolado es raquítico o inexistente. Al año siguiente al de la queimada y los posteriores, acuden asiduamente a dichos lugares.

Estoy convencido de que fue alguien vinculado al Coto de Caza Privado de Oubachu el causante del incendio. Lo prendió en el Monte Oubachu, cerca de los lindes de la Reserva, para que la caza saliera a él, donde les esperarían los miembros de la cuadrilla, apostados con antelación. ¡Caza fácil y segura!.

Lo que no esperaba el pirómano o pirómanos era que el incendio se les fuera de las manos y acabara arrasando una zona tan amplia, pero bueno eso es algo que suele ocurrir cuando se juega con fuego.

Y hasta apostaría a que quien encendió la cerilla era un lugareño. Alguien que conocía el Monte y que deseaba que el coto siguiera gozando de prestigio, teniendo mucha caza, para que los señoritos estuvieran contentos. Defensores del coto no faltaban entre la población de Oubachu.

Los dueños del coto tenían que pagar la Contribución de Bienes Rústicos de los montes integrantes del coto y aportar cerca de millón y medio de pesetas a los fondos del pueblo para obras de mejora. Además los contratados como Guardas Jurados tenían que ser de Oubachu o de La Veiga´l Tachu.

Gracias al coto alguien había adaptado una cabaña de la braña de La Veiga´l Pumar, al lado mismo de la carretera del Counio y del camino que tomaban mayoritariamente los cazadores, convirtiéndola en una tasca, "El Refugio", al servicio de ellos o de alguien que pasara por allí y desease tomar algo. Seguro que allí hasta se celebrarían comilonas con las "piezas" abatidas en el monte del coto. 

La tasca, refugio de los cazadores del Coto de Oubachu, ya con otro uso en 2.018.


Camino utilizado por los cazadores para ir a los apostaderos. 28 julio 2.018.


Senda utilizada por los cazadores camino de los apostaderos.28 julio 2.018.

Todos los vecinos, propietarios del monte, podían participar en las cuadrillas que periódicamente se organizaban. Y así gracias al coto algunos mozos y adultos del pueblo podían salir al monte a pegar tiros de forma totalmente legal, a llenar su cuerpo de adrenalina con la sensación de matar, a desahogar toda la violencia acumulada sobre pobres animales indefensos. ¡Sin duda un gran entretenimiento!.

Incluso había camaradería entre los señoritos, sus invitados, y los lugareños. Matando, igual que muriendo, todos somos iguales. Claro que "la tsevanta" (meter ruido, con la ayuda de perros, en las partes bajas de las vatsinas, algunas dentro de la Reserva, para que los corzos y demás bichos se levanten y huyan monte arriba) siempre la realizaban los lugareños, sobre todo los más jóvenes.

Igual que el traslado de las piezas abatidas. En los apostaderos permanecían los dueños del coto, sus amistades y los lugareños sobrantes de las batidas, esperando cómodamente a que los animales pasaran y se pusieran a tiro.

Poco trabajo tenían que hacer los señoritos; dejarse guiar hasta el lugar en que se apostaban, andar un poco por el Monte utilizando caminos y sendas ya trazadas y cargar con su arma, sus prismáticos y apretar el gatillo. Nada más , del resto se encargaban los serviciales lugareños. El tiempo había pasado pero algunas costumbres y hábitos no. 

Así era la caza en este y en otros cotos de caza privados. Igual a la habida en el Monte Munietsus cuando era propiedad de los "señores" Condes de Toreno o los empresarios maderistas.

Con todo, en Cangas y creo que en el resto del Norte peninsular, los miembros de los cotos de caza no son tan clasistas y exclusivistas como en otros lugares, donde aparte de los insustituibles lugareños (que sirven para todo), el resto de cazadores pertenecen a altas clases sociales.

Aquí los cazadores no son tan elitistas y en los pueblos y la Villa siempre los hubo. Yo conocí, hablé y discutí con el presidente de la Sociedad de Cazadores de Cangas, que en honor a la verdad he de decir que era, y lo seguirá siendo, una persona de lo más normal, inteligente y dialogante.

Pero afortunadamente todo lo referido al Coto de Caza Privado de Oubachu pertenece al pasado. En 1989 el Principado aprueba una nueva ley de caza. Se suprimen los cotos privados de caza, creándose Cotos Regionales de Caza a nivel de Concejos.

Viéndole las orejas al lobo, los dueños del coto solicitan prorrogarlo por un plazo de 15 años ese mismo año, pero se les deniega y se les da un plazo de dos años para darlo por caducado, pasando a ser terrenos vedados donde la caza está totalmente prohibida.

Parece que poco a poco la Administración fue poniéndose las pilas, o al menos algunas de ellas. Compró el Monte Valdebóis (1.623 ha.) y el Monte La Vilietsa (1.224 ha.), los declaró MUP )Montes de Utilidad Pública) y en 1.988 los unió a la Reserva Biológica de Munietsus.

La unión del Monte Valdebóis hizo más patente la cuña que supone la parte del Monte Oubachu aguas vertientes al valle del Ríu Munietsus, así que la Administración inició contactos con el pueblo para comprárselo.

La superficie de este entrante no es despreciable, unas 500 ha. más o menos, tanto como todo el Monte Mual. Lo que desconozco es si la Administración quería también comprar las partes más altas del Vatse Cabreiru: la zona del circo glaciar de La Baxancada, que linda con Decutsada, y el entorno del Puerto del Counio y el Pico Cabreiru, que linda con Valdebóis.

Mientras tanto la mentalidad de la gente de Oubachu fue evolucionando. Oubachu, como otros muchos pueblos sufrió un fuerte éxodo rural, más acentuado que el de Mual, por su peor accesibilidad. Por Mual, que está abajo en la vega del valle, pasa la carretera general. Pero por Oubachu, que está a media ladera, no. Como en el resto de pueblos su población aumenta en verano, cuando regresan temporalmente algunos de los que tuvieron que buscarse la vida fuera.

Se abrieron dos o tres casas rurales y por lo visto no les fue, ni les va, nada mal. La gente empezó a ver la naturaleza de otra manera y el pueblo se reactivó algo. Hasta se llegó a abrir un amplio restaurante y el pueblo cedió unos terrenos para que se construyera el Centro de Interpretación de la Reserva de Munietsus.

La Reserva y ese centro, eran un buen reclamo para visitar Oubachu, dada su cercanía. Y más cuando en el 2.000 la Reserva fue declarada Reserva de la Biósfera, pasando a llamarse Reserva Natural Integral dos años más tarde.

El pueblo se había negado a vender la parte de su monte que bascula contra Munietsus. Algunos pensaban que tal vez pudieran sacarle mayor partido gestionándolo ellos mismos. Se pidió permiso para extirpar los insulsos pinares que había en sus montes y repoblar con especies autóctonas todo el solano del valle del Ríu Mual, desde los lindes con L´Arna y La Venta (en realidad con Pousada Rengos pues Ventanueva-La Venta nunca fue un pueblo), pero la Administración no se lo concedió ya que tenía otros planes.

En el 2.002 el Principado creó el Parque Natural de Las Fuentes del Río Narcea, Degaña e Ibias, que incluía dentro de sus límites todos los montes de Oubachu-La Veiga´l Tachu y otras partes del Ríu Coutu. Los partidarios de la gestión por ellos mismos de unos montes que eran suyos, se opusieron frontalmente al Parque. El sector hostelero y de la restauración que había en los pueblos cuyos montes quedaban dentro del Parque deseaban tener las manos libres para abrir sus montes a un posible turismo masivo, sin ningún tipo de control medioambiental. 

Los contrarios al Parque pusieron este cartel, testimoniando que el Monte es suyo.28 julio 2.018.

Ya he expresado en otra parte mi opinión sobre este tema y no voy a repetirme. Lo que deseo es que todos estos montes de Oubachu (o de Pueblo Rengos, Monesteriu d´Ermu, Xedrez, Tsarón...) gocen de la necesaria paz que sin duda se merecen. Sin caza, sin talas, sin incendios y también sin procesiones de turistas.

Pero volvamos a donde estábamos, a Tonante. Esta zona no había sido talada durante las últimas cortas de Muniellos S.A., pero sí lo había sido con anterioridad, como atestiguaban los restos de tocones que de vez en cuando se veían en las vaguadas más profundas de la Vatsina Tonante, donde en sus tiempos debieron de crecer buenos robles. 

Restos de un tocón de roble y de arboleda vieja y deteriorada. 26 julio 2.016.

Todo Tonante y su progresión valle arriba hasta las hondonadas del Ríu Las Fayonas es, como otras muchas zonas de Munietsus, extremadamente arisco, seco y con malísimos suelos, donde aflora la roca madre o sus escamas. Lugares como La Vatsina Tseirón de Tonante, La Hozcona, La Hozquina y La Granda de Sestu Rapáu pueden dar fe de ello. Todo ello por debajo de la senda. 

1-La Vatsigata´l Xardón. 2-Granda de Sestu Rapáu. 3-Vatsina Tonante. 4-La Hozcona. 5-La Hozquina. Muy agreste y rocosa toda esta zona. Foto Google.


Mapa de Tonante hasta el Teso de Sestu Rapáu.


Mapa de Tonante.

 Antes del incendio del que ya hemos hablado, se estaba desarrollando una prometedora regeneración del robledal. Y lo estaba haciendo con las dos especies de robles que hay en Munietsus.

Es probable que antes de las primeras talas en esta zona los albares fueran el roble predominante ya que ellos, con el largo tiempo que habían tenido desde el inicio de su expansión, también habían conseguido colonizar algunos tseirones y zonas de roquedo. En aquel lejano tiempo los orocantabricos estarían relegados a las peores zonas.

Las talas y algunos incendios que seguramente hubo cambiaron las proporciones. Los albares, que eran los que se cortaban, fueron viendo como su número disminuía. Por contra los orocantabricos, como no se cortaban porque no aportaban buena madera, mantuvieron sus poblaciones adultas capaces de producir tsande. Y así, dado que los suelos habían empeorado aún más (por efecto de las talas, los arrastres y vías de saca, los incendios...), fueron más competitivos que sus primos y comenzaron a prosperar. 

Orocantabricos colonizando el tseirón de la Matona de Tonante. 26 julio 2.016.

Luego, pasado un tiempo sin cortas, los albares, refugiados en lo profundo de las vaguadas, donde había más humedad, volvieron a expandirse y a recuperar terreno, mezclándose en muchos lugares con los orocantabricos, esperando a superarlos y desplazarlos en el futuro.. 

Roble albar adulto con secuelas (oquedad en la base) del incendio. Centro de la Vatsina Tonante. 26 julio 2.016.


Vatsina Tonante tras las hojas de los orocantabricos. 26 julio 2.016,

Esta es la dinámica forestal que se estaba dando en todo Tonante cuando se produjo el incendio de mediados de los ochenta.

No todos los incendios son iguales, ni afectan de la misma manera, dada la variedad de los terrenos incendiados. No afecta de la misma manera un incendio de abajo hacia arriba que uno que lo hace a la inversa o que otro que lo hace de forma lateral.

Aquí, en Tonante, el incendio vino de arriba y fue bajando. Este tipo de incendio suele ser bastante destructivo porque avanza relativamente despacio.

En las zonas donde el arbolado era joven o inexistente, con muchos subarbustos, el incendio avanzó rápidamente (mucho calor pero de corta duración). Mientras que donde el arbolado era mayor, aunque con subarbustos surgidos tras las entresacas, su progresión fue más lenta, cebándose en robles que ya tenían algún defecto (que no se habían cortado precisamente por eso). Las llamas penetraron por las oquedades, quemando la madera más descompuesta, devorándolos a veces por completo. Otros, la mayoría, lograron sobrevivir, aunque con un futuro incierto a corto y largo plazo. 

Recuerdo haber pasado por aquí al poco del incendio, el corazón se me encogió viendo sus huellas. Desde el pelado teso de La Matona hasta cerca del curso de laVatsina Tonante se veía casi todo el arbolado arrasado. Jóvenes robles de acaso 20 años. El fuego los había quemado, pero muchos de ellos permanecían de pie, dándole al lugar un aspecto aún más tétrico, blancos mástiles en medio de un suelo ennegrecido.

Poco después, ya como Guía-Monitor, frecuenté más estos lugares haciendo la Ruta de Las Tsagunas y fue cuando me llevé una agradable sorpresa. En la base de los robles quemados se estaba produciendo un poderoso rebrote.

El rebrote provenía de las raíces, de aquellas que el fuego no había logrado calcinar. No provenían de la base del tronco del roble quemado, porque el fuego había arrasado con todo lo que había por encima del suelo. Provenían de raíces del mismo roble, al lado mismo del nacimiento del tronco quemado, protegidas por el suelo. 

Rebrotes por encima de la senda. Fijaos como salen al lado mismo de los troncos quemados, de la misma raíz. 26 julio 2.016.

Esta capacidad de rebrote desde la raíz está muy verificado en el caso del quercus pyrenaica, nuestro rebotsu sapiegu, que puede emitirlos desde bastante lejos del tronco principal, siendo muy poco frecuentes, casi desconocidos, en el caso del roble albar. 

Foto ampliada. Roble quemado y rebrote de su misma raíz. Detrás de ellos se repite lo mismo. 26 julio 2.016.

Eran ciertamente curiosos aquellos rebrotes. Muchos de ellos salían enmarañados, totalmente desordenados y en unas densidades muy elevadas y además en vez de crecer hacia arriba, lo hacían reptando sobre el suelo.

¡Robles de carácter rastrero!, aquello si que era algo novedoso para mí. Pero claro tampoco disponía del tiempo necesario para analizarlo a fondo. Había que seguir andando con el grupo que iba a Las Tsagunas. Me conformaba con observarlos cada vez que pasaba por allí, sobre todo después del teso, por encima de la senda, en los inicios de la Vatsina Tonante.

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...