12/16/2024

La Ruta a Las Tsagunas 24 El Coto de Caza 2.El incendio en Tonante

 

Albares en lo profundo de Vatsina Tonante. ¿Bonitos verdad?. 26 julio 2.016

En cierta ocasión un cazador furtivo, al que le gustaba más la caza en solitario que la que se realizaba en grupo, me comentó que los cazadores conocían algunos trucos para que los corzos, y los rebecos en el caso de que los hubiera, salgan a sitios elegidos por ellos donde poder abatirlos cómodamente.

Según él a estos herbívoros les gusta mucho comer las hierbas y brotes que surgen en lugares previamente quemados, donde el arbolado es raquítico o inexistente. Al año siguiente al de la queimada y los posteriores, acuden asiduamente a dichos lugares.

Estoy convencido de que fue alguien vinculado al Coto de Caza Privado de Oubachu el causante del incendio. Lo prendió en el Monte Oubachu, cerca de los lindes de la Reserva, para que la caza saliera a él, donde les esperarían los miembros de la cuadrilla, apostados con antelación. ¡Caza fácil y segura!.

Lo que no esperaba el pirómano o pirómanos era que el incendio se les fuera de las manos y acabara arrasando una zona tan amplia, pero bueno eso es algo que suele ocurrir cuando se juega con fuego.

Y hasta apostaría a que quien encendió la cerilla era un lugareño. Alguien que conocía el Monte y que deseaba que el coto siguiera gozando de prestigio, teniendo mucha caza, para que los señoritos estuvieran contentos. Defensores del coto no faltaban entre la población de Oubachu.

Los dueños del coto tenían que pagar la Contribución de Bienes Rústicos de los montes integrantes del coto y aportar cerca de millón y medio de pesetas a los fondos del pueblo para obras de mejora. Además los contratados como Guardas Jurados tenían que ser de Oubachu o de La Veiga´l Tachu.

Gracias al coto alguien había adaptado una cabaña de la braña de La Veiga´l Pumar, al lado mismo de la carretera del Counio y del camino que tomaban mayoritariamente los cazadores, convirtiéndola en una tasca, "El Refugio", al servicio de ellos o de alguien que pasara por allí y desease tomar algo. Seguro que allí hasta se celebrarían comilonas con las "piezas" abatidas en el monte del coto. 

La tasca, refugio de los cazadores del Coto de Oubachu, ya con otro uso en 2.018.


Camino utilizado por los cazadores para ir a los apostaderos. 28 julio 2.018.


Senda utilizada por los cazadores camino de los apostaderos.28 julio 2.018.

Todos los vecinos, propietarios del monte, podían participar en las cuadrillas que periódicamente se organizaban. Y así gracias al coto algunos mozos y adultos del pueblo podían salir al monte a pegar tiros de forma totalmente legal, a llenar su cuerpo de adrenalina con la sensación de matar, a desahogar toda la violencia acumulada sobre pobres animales indefensos. ¡Sin duda un gran entretenimiento!.

Incluso había camaradería entre los señoritos, sus invitados, y los lugareños. Matando, igual que muriendo, todos somos iguales. Claro que "la tsevanta" (meter ruido, con la ayuda de perros, en las partes bajas de las vatsinas, algunas dentro de la Reserva, para que los corzos y demás bichos se levanten y huyan monte arriba) siempre la realizaban los lugareños, sobre todo los más jóvenes.

Igual que el traslado de las piezas abatidas. En los apostaderos permanecían los dueños del coto, sus amistades y los lugareños sobrantes de las batidas, esperando cómodamente a que los animales pasaran y se pusieran a tiro.

Poco trabajo tenían que hacer los señoritos; dejarse guiar hasta el lugar en que se apostaban, andar un poco por el Monte utilizando caminos y sendas ya trazadas y cargar con su arma, sus prismáticos y apretar el gatillo. Nada más , del resto se encargaban los serviciales lugareños. El tiempo había pasado pero algunas costumbres y hábitos no. 

Así era la caza en este y en otros cotos de caza privados. Igual a la habida en el Monte Munietsus cuando era propiedad de los "señores" Condes de Toreno o los empresarios maderistas.

Con todo, en Cangas y creo que en el resto del Norte peninsular, los miembros de los cotos de caza no son tan clasistas y exclusivistas como en otros lugares, donde aparte de los insustituibles lugareños (que sirven para todo), el resto de cazadores pertenecen a altas clases sociales.

Aquí los cazadores no son tan elitistas y en los pueblos y la Villa siempre los hubo. Yo conocí, hablé y discutí con el presidente de la Sociedad de Cazadores de Cangas, que en honor a la verdad he de decir que era, y lo seguirá siendo, una persona de lo más normal, inteligente y dialogante.

Pero afortunadamente todo lo referido al Coto de Caza Privado de Oubachu pertenece al pasado. En 1989 el Principado aprueba una nueva ley de caza. Se suprimen los cotos privados de caza, creándose Cotos Regionales de Caza a nivel de Concejos.

Viéndole las orejas al lobo, los dueños del coto solicitan prorrogarlo por un plazo de 15 años ese mismo año, pero se les deniega y se les da un plazo de dos años para darlo por caducado, pasando a ser terrenos vedados donde la caza está totalmente prohibida.

Parece que poco a poco la Administración fue poniéndose las pilas, o al menos algunas de ellas. Compró el Monte Valdebóis (1.623 ha.) y el Monte La Vilietsa (1.224 ha.), los declaró MUP )Montes de Utilidad Pública) y en 1.988 los unió a la Reserva Biológica de Munietsus.

La unión del Monte Valdebóis hizo más patente la cuña que supone la parte del Monte Oubachu aguas vertientes al valle del Ríu Munietsus, así que la Administración inició contactos con el pueblo para comprárselo.

La superficie de este entrante no es despreciable, unas 500 ha. más o menos, tanto como todo el Monte Mual. Lo que desconozco es si la Administración quería también comprar las partes más altas del Vatse Cabreiru: la zona del circo glaciar de La Baxancada, que linda con Decutsada, y el entorno del Puerto del Counio y el Pico Cabreiru, que linda con Valdebóis.

Mientras tanto la mentalidad de la gente de Oubachu fue evolucionando. Oubachu, como otros muchos pueblos sufrió un fuerte éxodo rural, más acentuado que el de Mual, por su peor accesibilidad. Por Mual, que está abajo en la vega del valle, pasa la carretera general. Pero por Oubachu, que está a media ladera, no. Como en el resto de pueblos su población aumenta en verano, cuando regresan temporalmente algunos de los que tuvieron que buscarse la vida fuera.

Se abrieron dos o tres casas rurales y por lo visto no les fue, ni les va, nada mal. La gente empezó a ver la naturaleza de otra manera y el pueblo se reactivó algo. Hasta se llegó a abrir un amplio restaurante y el pueblo cedió unos terrenos para que se construyera el Centro de Interpretación de la Reserva de Munietsus.

La Reserva y ese centro, eran un buen reclamo para visitar Oubachu, dada su cercanía. Y más cuando en el 2.000 la Reserva fue declarada Reserva de la Biósfera, pasando a llamarse Reserva Natural Integral dos años más tarde.

El pueblo se había negado a vender la parte de su monte que bascula contra Munietsus. Algunos pensaban que tal vez pudieran sacarle mayor partido gestionándolo ellos mismos. Se pidió permiso para extirpar los insulsos pinares que había en sus montes y repoblar con especies autóctonas todo el solano del valle del Ríu Mual, desde los lindes con L´Arna y La Venta (en realidad con Pousada Rengos pues Ventanueva-La Venta nunca fue un pueblo), pero la Administración no se lo concedió ya que tenía otros planes.

En el 2.002 el Principado creó el Parque Natural de Las Fuentes del Río Narcea, Degaña e Ibias, que incluía dentro de sus límites todos los montes de Oubachu-La Veiga´l Tachu y otras partes del Ríu Coutu. Los partidarios de la gestión por ellos mismos de unos montes que eran suyos, se opusieron frontalmente al Parque. El sector hostelero y de la restauración que había en los pueblos cuyos montes quedaban dentro del Parque deseaban tener las manos libres para abrir sus montes a un posible turismo masivo, sin ningún tipo de control medioambiental. 

Los contrarios al Parque pusieron este cartel, testimoniando que el Monte es suyo.28 julio 2.018.

Ya he expresado en otra parte mi opinión sobre este tema y no voy a repetirme. Lo que deseo es que todos estos montes de Oubachu (o de Pueblo Rengos, Monesteriu d´Ermu, Xedrez, Tsarón...) gocen de la necesaria paz que sin duda se merecen. Sin caza, sin talas, sin incendios y también sin procesiones de turistas.

Pero volvamos a donde estábamos, a Tonante. Esta zona no había sido talada durante las últimas cortas de Muniellos S.A., pero sí lo había sido con anterioridad, como atestiguaban los restos de tocones que de vez en cuando se veían en las vaguadas más profundas de la Vatsina Tonante, donde en sus tiempos debieron de crecer buenos robles. 

Restos de un tocón de roble y de arboleda vieja y deteriorada. 26 julio 2.016.

Todo Tonante y su progresión valle arriba hasta las hondonadas del Ríu Las Fayonas es, como otras muchas zonas de Munietsus, extremadamente arisco, seco y con malísimos suelos, donde aflora la roca madre o sus escamas. Lugares como La Vatsina Tseirón de Tonante, La Hozcona, La Hozquina y La Granda de Sestu Rapáu pueden dar fe de ello. Todo ello por debajo de la senda. 

1-La Vatsigata´l Xardón. 2-Granda de Sestu Rapáu. 3-Vatsina Tonante. 4-La Hozcona. 5-La Hozquina. Muy agreste y rocosa toda esta zona. Foto Google.


Mapa de Tonante hasta el Teso de Sestu Rapáu.


Mapa de Tonante.

 Antes del incendio del que ya hemos hablado, se estaba desarrollando una prometedora regeneración del robledal. Y lo estaba haciendo con las dos especies de robles que hay en Munietsus.

Es probable que antes de las primeras talas en esta zona los albares fueran el roble predominante ya que ellos, con el largo tiempo que habían tenido desde el inicio de su expansión, también habían conseguido colonizar algunos tseirones y zonas de roquedo. En aquel lejano tiempo los orocantabricos estarían relegados a las peores zonas.

Las talas y algunos incendios que seguramente hubo cambiaron las proporciones. Los albares, que eran los que se cortaban, fueron viendo como su número disminuía. Por contra los orocantabricos, como no se cortaban porque no aportaban buena madera, mantuvieron sus poblaciones adultas capaces de producir tsande. Y así, dado que los suelos habían empeorado aún más (por efecto de las talas, los arrastres y vías de saca, los incendios...), fueron más competitivos que sus primos y comenzaron a prosperar. 

Orocantabricos colonizando el tseirón de la Matona de Tonante. 26 julio 2.016.

Luego, pasado un tiempo sin cortas, los albares, refugiados en lo profundo de las vaguadas, donde había más humedad, volvieron a expandirse y a recuperar terreno, mezclándose en muchos lugares con los orocantabricos, esperando a superarlos y desplazarlos en el futuro.. 

Roble albar adulto con secuelas (oquedad en la base) del incendio. Centro de la Vatsina Tonante. 26 julio 2.016.


Vatsina Tonante tras las hojas de los orocantabricos. 26 julio 2.016,

Esta es la dinámica forestal que se estaba dando en todo Tonante cuando se produjo el incendio de mediados de los ochenta.

No todos los incendios son iguales, ni afectan de la misma manera, dada la variedad de los terrenos incendiados. No afecta de la misma manera un incendio de abajo hacia arriba que uno que lo hace a la inversa o que otro que lo hace de forma lateral.

Aquí, en Tonante, el incendio vino de arriba y fue bajando. Este tipo de incendio suele ser bastante destructivo porque avanza relativamente despacio.

En las zonas donde el arbolado era joven o inexistente, con muchos subarbustos, el incendio avanzó rápidamente (mucho calor pero de corta duración). Mientras que donde el arbolado era mayor, aunque con subarbustos surgidos tras las entresacas, su progresión fue más lenta, cebándose en robles que ya tenían algún defecto (que no se habían cortado precisamente por eso). Las llamas penetraron por las oquedades, quemando la madera más descompuesta, devorándolos a veces por completo. Otros, la mayoría, lograron sobrevivir, aunque con un futuro incierto a corto y largo plazo. 

Recuerdo haber pasado por aquí al poco del incendio, el corazón se me encogió viendo sus huellas. Desde el pelado teso de La Matona hasta cerca del curso de laVatsina Tonante se veía casi todo el arbolado arrasado. Jóvenes robles de acaso 20 años. El fuego los había quemado, pero muchos de ellos permanecían de pie, dándole al lugar un aspecto aún más tétrico, blancos mástiles en medio de un suelo ennegrecido.

Poco después, ya como Guía-Monitor, frecuenté más estos lugares haciendo la Ruta de Las Tsagunas y fue cuando me llevé una agradable sorpresa. En la base de los robles quemados se estaba produciendo un poderoso rebrote.

El rebrote provenía de las raíces, de aquellas que el fuego no había logrado calcinar. No provenían de la base del tronco del roble quemado, porque el fuego había arrasado con todo lo que había por encima del suelo. Provenían de raíces del mismo roble, al lado mismo del nacimiento del tronco quemado, protegidas por el suelo. 

Rebrotes por encima de la senda. Fijaos como salen al lado mismo de los troncos quemados, de la misma raíz. 26 julio 2.016.

Esta capacidad de rebrote desde la raíz está muy verificado en el caso del quercus pyrenaica, nuestro rebotsu sapiegu, que puede emitirlos desde bastante lejos del tronco principal, siendo muy poco frecuentes, casi desconocidos, en el caso del roble albar. 

Foto ampliada. Roble quemado y rebrote de su misma raíz. Detrás de ellos se repite lo mismo. 26 julio 2.016.

Eran ciertamente curiosos aquellos rebrotes. Muchos de ellos salían enmarañados, totalmente desordenados y en unas densidades muy elevadas y además en vez de crecer hacia arriba, lo hacían reptando sobre el suelo.

¡Robles de carácter rastrero!, aquello si que era algo novedoso para mí. Pero claro tampoco disponía del tiempo necesario para analizarlo a fondo. Había que seguir andando con el grupo que iba a Las Tsagunas. Me conformaba con observarlos cada vez que pasaba por allí, sobre todo después del teso, por encima de la senda, en los inicios de la Vatsina Tonante.

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