3/31/2025

La Ruta a Las Tsagunas 31 La Vatsina del Corno

Un lugar encantador en el teso entre la Vatsina del Corno y Furmigueiros. Foto Ástor 29 julio 2.017.

 Tras la Vatsina´l Garabeño llegamos a la Vatsina del Corno (Cuerno), que está compuesta por dos vaguadas que se juntan un poco por debajo de la senda por la que andamos.

La primera vaguada, en su ladera izquierda y en el entorno de la senda, presenta un bosque joven, con zonas bastante densas donde los albares van sustituyendo a los orocantabricos, presagiando un buen robledal. 

Ladera izquierda primera vatsina del Corno. 26 julio 2.016.

También hay robles medianos, aunque aún se ven las huellas del dichoso incendio, con delgados fustes quemados y troncos afectados en los de mayor tamaño. Solo los más jóvenes parecen estar totalmente sanos. Entre estos grupetes sigue habiendo bastantes claros, con muchas folgueras y ganzos en pleno proceso de expansión.

Robles medianos en torno a la estrecha senda. 26 julio 2.016.

 

Robles afectados por el incendio y claros. 26 julio 2.016.

Desde aquí no se ve pero un poco por encima ya está la granda. Se ve como el arbolado va menguando pero el ganzal propiamente dicho no.

La ladera derecha de esta primera vatsina es muy corta y en pocos pasos estamos en el tesín con la segunda vaguada. En él aprovechando algunos claros entre la buena arboleda se ven trozos de lo que queda por recorrer del Ríu Las Fayonas: la segunda vaguada del Corno, la vatsina Furmigueiros y Los Tsagozos, recortada por el Cotarrón de La Candanosa. 

Vistas desde el tesín del interior del Corno. 26 julio 2.016. 


Ampliación de las vistas de lo que queda del Ríu Las Fayonas. 1-Segunda vaguada del Corno. 2-Furmigueiros. 3-Los Tsagozos. 4-Cotarrón de la Candanosa. 26 julio 2.016.

Si aguzáis la vista podréis ver la senda llegando al teso entre Furmigueiros y Los Tsagozos. Se nota bien porque ahí hay una granda (un poco por encima de donde nace la línea roja 2 de la foto anterior).

La ladera izquierda de la segunda vatsina es también corta y desde el tesín podemos ver en su ladera derecha como se alza y destaca una faya a la que pronto llegaremos. 

Supongo que todos veréis la faya que se alza al fondo. 26 julio 2.016.

Lo cierto es que que en esta segunda vaguada el robledal es precioso, con ejemplares de todos los tamaños, aunque no los hay tan ancianos como en otras partes. El estrato subarbustivo aún es potente pero seguro que cuando vosotros-as los veáis ya se habrá clareado bastante. 

Precioso el robledal de la segunda vaguada del Corno. 26 julio 2.016.

Pronto llegamos al curso de esta vaguada, mucho más marcado que el de la primera pero que en verano va igualmente seco. 

Vatsina del Corno. Curso de la segunda vaguada del Corno. 26 julio 2.016.

El arbolado aún mejora en la ladera derecha. Destaca un roblón pegado a la senda, del lado de abajo. Un gran quercus petraea que seguramente ya haya pasado la centena de años de edad.

Sobresale el gran albar sobre el resto del arbolado. 28 julio 2.016.

A simple vista parece que su tronco está en perfecto estado. Lo mismo que su gran copa, más grande de lo normal en un bosque maduro, ya que al tronco le salen ramas laterales desde muy abajo. Su corpulencia le permite sobresalir sobre el resto, no teniendo problemas a la hora de captar la necesaria radiación solar 

Roble de la Vatsina del Corno (segunda vaguada, ladera derecha). 4 noviembre 2.000.

En su añoso tronco se pueden apreciar las dos caras que suelen presentar los grandes árboles en función de su orientación. La cara que mira más hacia el Sur, la que más iluminación recibe, es más clara que la otra. Dándole esa albura los pequeños líquenes que han colonizado su rugosa y estriada corteza. Cuando el sol se cuela por entre las ramas y le da de lleno parece refulgir, iluminando todo su entorno 

Las dos caras del tronco y una oquedad en la base, al nivel del suelo. 26 julio 2.016.

Por contra la cara que mira más hacia el Norte es bastante oscura. En ella la sombra es más persistente y la humedad más abundante. Justo lo que necesita el mofo (musgo) para colonizar su corteza.

La corteza esta formada por tejido muerto, con una alta concentración de tanino, que inhibe la degradación microbiana, actuando como una barrera que protege el interior del árbol. De ahí que sea tan importante que la corteza siga estando envolviéndolo.

Sobre ese tejido muerto se pueden instalar líquenes y mofo, que viven a sus expensas pero que en principio no suponen ningún problema para que la corteza siga cumpliendo con sus funciones. Que nadie se preocupe al ver troncos, como el de este roble, cubiertos de mofo y líquenes. Si acariciáis esa piel rugosa, aparte de la corteza, también acariciaréis a esos otros seres vivos. Que no os perturbe hacerlo, son inofensivos y a ellos no les molestará que lo hagáis.

Algunos árboles son capaces de reparar por si mismos daños físicos graves en su corteza cuando esta aún está viva, produciendo una especie de soldadura en la zona afectada. Pero el roble a pesar de que lo intenta no es capaz de completarlo y por esa zona descortezada es por donde empiezan los problemas: entrada de patógenos y desarrollo de la degradación.

En la base misma del tronco de este roble parece haber uno de esos puntos débiles y parece haber otro a media altura, debido a la posible rotura de una gran rama  lateral, ya que el tronco adelgaza de golpe en ese punto 

En el tronco de la gran copa hay un estrechamiento sospechoso. 26 julio 2.016.

No lo vemos pero es más que probable que el interior del tronco entre esos dos puntos esté podrido o hueco y que el árbol, pese a su aparente buen aspecto, tenga los días contados. Es algo que no ocurre de un día para otro, excepto en el caso de una rotura del tronco facilitada por esa debilidad, lleva su tiempo.

En el año 2.000 el roble ya llamaba la atención por su corpulencia y se le notaban menos esas deficiencias. Claro que entonces yo no me fijaba tanto en esos detalles y si los veía prefería observar otras partes más pujantes. En mis últimas visitas el roble sigue allí, parecido al de entonces, aunque del lado que mira para la senda la herida en la base ya es más visible.

A pesar de ello el roble sigue siendo pujante y hermoso, sin signos de decrepitud y supongo que si vosotros-as, si no tardáis mucho en acercaros a él , lo encontréis en buen estado.

Tras el gran roble llegamos a los pies de la faya que antes veíamos desde lejos. ¿Una faya en medio de un robledal de solano?, puede que a alguno-a le parezca raro, pero no lo es tanto. 

Tras el gran roble ya se ve la esbelta faya. 26 julio 2.016.

El roble albar y la faya necesitan un gran aporte de humedad durante todo el año, para ser competitivos y asentarse en un lugar concreto. Necesitan cierta altitud, donde las precipitaciones sean más abundantes y la presencia de nieblas los empape durante la época en que se reducen aquellas. La selección natural es la que dicta las leyes y son los robles albares y las fayas, amén de los bedules, los mejor dotados para vivir en sitios como Munietsus.

Ciertamente las fayas necesitan algo más de humedad y esta es la razón por la que en Munietsus predominen más los albares. Pero el solano del Ríu Las Fayonas (solano es por que este ocupa todas las laderas del Ríu Las Fayonas y el Ríu Munietsus, con una orientación más sureña) no lo es tanto. Este valle constituye una gran depresión, surcada por vatsinas estrechas bastante pendientes. Es como un gran embudo cuyo pitorro de salida sería el tramo del Ríu Las Fayonas.

En su interior, en muchas partes, el sol incide algo ladeado y es en esas zonas donde la humedad aumenta donde se han instalado las fayas. Ya lo veíamos en la Vatsina Las Fayonas, la zona de Bisulaz y partes del Teso de Sestu Rapáu y se repiten por las vatsinas que ahora vamos recorriendo.

El robledal no pierde su condición de tal ni tiene ningún problema a la hora de albergar alguna que otra faya ya que a fin de cuentas su presencia es algo típico dentro de su interior.

Aquí mas que grupos, las fayas aparecen sueltas y dispersas entre si, como la que tenemos ahora por encima de la senda. 

Faya de la Vatsina del Corno. 26 julio 2.016

Es una faya adulta que seguramente sea el rebrote de una gran faya talada ya que parece tener dos guías desde su base.

Una de las guías parece tener problemas en su tronco, a unos cuatro o cinco metros del suelo, donde algunas ramas laterales ya se le han secado, quizás debido a la rotura del tronco aunque por encima la copa se ha rehecho, siendo, eso sí, más baja de lo normal.

Las fayas tienen mayor capacidad para soldar sus heridas que los albares. Cuando paséis a su lado echadle un vistazo, espero que alguien me diga como le va a ese ramal, ya que el otro parece estar perfectamente.

Al ser de rebrote la faya hace ya muchísimos años que produce fayucos, sus semillas. Seguro que cuando se alzaba unos pocos metros del suelo ya se engalanaba con ellos. Pero no se ven otras fayas cercanas, lo que se ven son robles, algunos de buenas dimensiones y otros caídos. ¡Buen abono para estos débiles suelos!.

Decían los del ICONA, en base a los censos que poseían de las diferentes especies de árboles, que las fayas continuaban con la expansión iniciada hace unos pocos milenios, y seguramente tenían razón. Pero aquí en Munietsus el roble albar es el que lleva la voz cantante y dudo que la faya, pese al aumento de sus efectivos, sea capaz de desplazarlo.

El albar es más flexible, puede colonizar zonas muy húmedas, casi tanto como la faya y luego tiene la capacidad de hacer lo mismo en solanos, donde la sequedad hace que la faya lo tenga más complicado.

Sea como la naturaleza quiera que sea, la faya nunca desentona. Para mí está al mismo nivel que los robles en lo que a gustos personales se refiere. Tanto monta, monta tanto.

Tras la faya en nada llegamos a uno de mis lugares preferidos de toda la Ruta. Es un lugar pequeño, con poca historia, que solía degustar cuando andaba en solitario.

La senda, casi en llano aunque con una ligera inclinación hacia arriba, apenas perceptible, se acerca al teso que deslinda esta Vatsina´l Corno de Furmigueiros. Para acceder al teso, experimenta de súbito una fuerte subida. Vemos la atrayente figura del deslinde, un poderoso imán que tira y tira de nosotros. 

Deliciosa subidina al teso Corno-Furmigueiros. 26 julio 2.016.

Es la llamada del bosque, ardemos en el deseo de llegar a él y ver que hay a continuación. Aunque no tuviera la intención de continuar me resultaría imposible no hacerlo. Nada podría hacerme cambiar de idea. Eso es lo que me ocurría cuando deambulaba solo por Munietsus. Su agreste fisonomía provoca continuos cambios y el acercarme a verlos y conocerlos es lo que hacía que me internara más y más en él.

Daba igual que lloviera o que hiciera sol. Que el día fuera gélido y gris o luminoso y caluroso. El bosque me llamaba y yo era incapaz de negarme a ese hechizo. Claro que esas sensaciones solo las puedes percibir cuando andas solo. Yendo con gente esa conexión con el bosque se pierde. Por eso me gustaba ir solo. Entonces nada se interponía entre él y yo.

El cerro es muy marcado y muy estrecho por donde va la senda. Se le veía un minùsculo tesín y la senda se dirigía a él para salvarlo por debajo. De pronto la senda giraba bruscamente a la derecha, bordeando el tesín y yendo a parar a la pequeña colladina que lo aislaba del resto del cordal.

Un escalón, conformado por el tronco de un roble vivo que allí crecía de forma horizontal, servia para llegar a la colladina y ver lo que había a continuación. 

Escalón aprovechando la inclinación de este roble para salir a la colladina del teso Corno-Furmigueiros. 27 julio 2.018.

En mis primeras visitas había un atajo que conectaba en recto la senda con la colladina, sin vuelta alguna, sumamente pendiente. Pero la verdad es que era poco lo que se atajaba así que dejó de usarse y de limpiarse y en mis últimas visitas ya ni se notaba.

El pequeño tesín estaba conformado por unas grandes, sueltas y ladeadas rocas, rodeadas de robles. Si disponía de tiempo y estaba solo la tentación era tan grande que cedía a ella y me engaramaba sobre ellas buscando acomodo para sentarme, observar algo más y sobre todo para sentir, notando como el corazón me latía con fuerza por el esfuerzo realizado, ya que subía la cuesta a toda pastilla 

Pequeño tesín rocoso pegado a la senda por su lado de abajo. 27 julio 2.018.

Estaba un buen rato allí, en completo silencio. No lo hacía para descansar, entonces podía estar todo el día andando y no necesitaba parada alguna. Lo hacía para oír el bosque, olerlo como hace l´osu cuando lo husmea, tocarlo rozando las yemas de mis dedos con la fría cuarcita o las cercanas ramas de los robles, notando la tenue pelusilla de los albares o las más coriáceas hojas de los orocantabricos. Mirando por entre el ramaje y las hojas quizás esperando ver algún ser vivo que se moviera...

Sentir el bosque es sumamente reconfortante, nada que ver con los placeres efímeros que nos vende la despreciable sociedad de consumo en la que vivimos. Placeres artificiales que se esfuman tras ser usados, sin dejarnos nada más. Sentir con todos los sentidos activados es algo que te hace sentir muy vivo y en contacto con la madre tierra y esto en los tiempos que corren y que nos ha tocado vivir es algo que no tiene precio. 

Sentir que sientes es un poderoso "chute" natural que te llena de energía y que te permite seguir tirando palante, aguantando los sinsabores que esta vida te va deparando. Una vía de escape cuando lo que te rodea es tan mezquino y tan triste, tan sin sentido. Y está ahí, a nuestro  alcance, sin coste alguno, esperando a que encontremos el camino que nos lleve a ello.

La plenitud es algo quizás inalcanzable para el ser humano, pero momentos como este son, sin duda, los que más se acercan a ello..

Quizás por todo ello es por lo que me gustaba tanto aquel pequeño lugar, que para otros será un sitio como cualquier otro.

Para un amante de los árboles, como es mi caso, es ciertamente decepcionante saber que el caso concreto del gran roble que veíamos antes de la faya es aplicable a un gran número de robles adultos de Munietsus. Casi todos los grandes albares que se pueden ver a lo largo de la Ruta padecen esos defectos.  

Las talas y los incendios son los causantes del desaguisado. Solo llevamos algo más de 50 años libres del hacha y las sierras, que se llevaron por delante los más bellos ejemplares, durante unas explotaciones que duraron unos 200 años.

Y ¿qué decir de los incendios que ha padecido nuestro bosque desde hace tantos y tantos siglos?, abatiéndose sobre ellos cuando comenzaban a regenerarse, hiriéndolos de por vida cuando iniciaban un futuro más prometedor o borrándolos del mapa.

Demasiados años de expolio y fuego devorador como para pretender que Muniellos sea el ejemplo de un originario bosque atlántico. Para llegar a ese punto el bosque necesita mucho más tiempo y ni nosotros ni nuestros hijos llegaremos a verlo. Pero como decía el cantor "habrá que forjarlo para que pueda ser", defendiendo lo que queda de nuestros bosques contra viento y marea.

Viene a cuento esto que os comento porque en el Ríu Las Fayonas, como en el resto de nuestro Monte, se dieron cita los tres rivales del bosque por aquel entonces: el pastoreo ganadero, los incendios y la explotación maderera.  

3/15/2025

La Ruta a Las Tsagunas 30. El tseirón,el Garabeño y las grandas.

Vatsina Las Fayonas (con la gran faya) y una parte de La Candanosa (con el tseirón desnudo) y la silueta del Teso de Sestu Rapáu con el rellano de Bisulaz. Vista hacia atrás desde el tseirón de la Vatsina´l Garabeño. 23 septiembre 2.000.

Debido a la peculiar orientación de esta zona, que está en solano pero con bastante inclinación, hasta el bedul actúa como pionero, viéndose alguno en los bordes o en solitario por el interior del tseirón de La Candanosa.

El abedul es un excelente colonizador de suelos muy pobres, a los que puede llegar desde largas distancias porque sus semillas pesan muy poco y el viento las traslada fácilmente. Puede actuar como pionero, como en este caso, cediendo su lugar a otros árboles cuando ha mejorado el suelo lo suficiente, o como vegetación final de esa zona, algo que ocurre en las mayores altitudes a las que pueden llegar nuestro árboles. 

Resiste las bajas temperaturas como ningún otro, pero tiene un punto débil: es incapaz de desarrollarse a pleno sol y en los solanos solo aparece, y muy escasamente, cuando otros árboles le proporcionan sombra.

Al bedul se le une, como pionero o como árbol final en los suelos más someros, el quercus orocantabrico, el más capacitado para colonizar solanos yermos y pedregosos. Se ven algunos en el entorno de la senda pero su presencia es muy abundante algo más arriba, donde la seca apura.

También los subarbustos echan una mano y se instalan antes o después de que lo hagan los árboles mencionados. Lo mismo que arbustos como el avellano, especializado en la sustitución de los robles quemados o talados que no han conseguido rebrotar. Muchos de ellos se han lanzado a colonizar el tseirón y ahí están, compartiendo el terreno con el resto.

Incluso aparece el rey de la zona: el roble albar. Tras el tseirón desnudo y parte del tapado, el suelo comienza a mejorar, viéndose por encima de la senda algún que otro gran ejemplar, aunque a punto de convertirse en cándanus. 

Algún coloso sobrevive en el borde del tseirón desnudo. 26 julio 2.016.

Gracias a su perseverancia, aportando tsande, el robledal va regenerándose, observándose buenos grupos de albares, aún jóvenes, cerca del teso con la Vatsina´l Garabeño, en el mismo teso y dentro del Garabeño. Ayudados, eso sí, por la desaparición momentánea del tseirón, pero asentándose también sobre las tseras. 

Al lado del teso contra la Vatsina´l Garabeño el arbolado mejora. 26 julio 2.016.

Me produce un enorme placer ver estos grupos de robles ya que garantizan la restitución del auténtico bosque de Munietsus, en un tiempo récord, sin necesidad de competir con el resto de árboles.

En las partes del tseirón tapado la regeneración del robledal va a ser más lenta, teniendo que convivir durante bastante tiempo con el resto se pioneros.

Alguien podría preguntar por el tiempo que necesitará el arbolado para tapar la totalidad del tseirón. Es seguro que ninguno de los que comparten mi edad lo llegue a ver y los que nos sucedan tarden bastante en poder hacerlo. Pero ¿qué más da?, a mí el tseirón de La Candanosa no me disgusta lo más mínimo. En un buen bosque como Munietsus, que sin duda mejorará con el tiempo, este tseirón no altera para nada el paisaje. Es más creo que hasta lo enriquece, siendo además un buen campo de pruebas para ver como evoluciona, constatando el poder del verde.

La senda, que era ancha, terrosa y circulaba en llano, cambia ya en el tseirón, volviéndose algo más estrecha e irregular, aunque por fortuna sigue siendo llana.

Pronto llegamos al teso entre La Candanosa y la Vatsina´l Garabeño. Por donde lo cruza la senda el suelo es bastante bueno, pero si ascendiéramos por él pronto nos encontraríamos con un farallón rocoso, que vuelve a reproducirse en lo alto de la sierra y con afloramientos que se desplazan sobre la ladera izquierda de la Vatsina´l Garabeño. Son Las Penas del Garabeño, las canteras donde se cebó la erosión periglaciar. 

Ya se ve algún que otro buen roble en el teso entre La Candanosa y la Vatsina´l Garabeño. 26 julio 2.016.


Copa del roble anterior.

La roca desnuda cubriría todo el teso y una parte de la ladera izda del Garabeño. Una parte de ese roquedo resistió mejor los cambios bruscos de temperatura de ese tipo de erosión, constituyendo los farallones y rocas enhiestas actuales.

Otras partes del roquedo fueron despiezados y sus detritus, de mayor o menor dimensión, fueron desplazados hacia el centro de las vaguadas, arrastrados por la ley de la gravedad y los movimientos de la nieve cuando los cubriera.

Y son precisamente esos detritus los componentes de los tseirones, o al menos una parte de ellos ya que otros serían creados y arrastrados por la erosión glaciar.

En el entorno del teso, antes de llegar a él, si nos volviéramos y miráramos hacia el Teso de Sestu Rapáu, veríamos una grandiosa faya, situada en la Vatsina Las Fayonas, que resalta al sobresalir por encima de la copa de los otros árboles. 

Mirando hacia atrás, desde el teso entre La Candanosa y la Vatsina´l Garabeño, grandiosa faya en el entorno del Pradón de Bisulaz. 27 julio 2.018.

Me percaté de su presencia durante mis últimas visitas, cuando no tenía el tiempo necesario para conocerla y presentarle mis respetos y si os digo la verdad solo me di cuenta de ella mirando y remirando las fotos que tenía de Munietsus, así que le hice algunas con más detalle.

¡Claro que me hubiera gustado conocerla!. Cuando estaba de Guía-Monitor y disponía de más tiempo no tenía constancia de su existencia y más cercanamente, haciendo la Ruta, sería una temeridad ir a verla, porque llevaría un tiempo hacerlo y a las siete de la tarde hay que estar de vuelta en Las Tablizas.

Tampoco es que esté muy alejada de la Ruta que estamos haciendo, solo unos 200 o 300 metros por encima de la senda, subiendo por el poco marcado curso de la Vatsina Las Fayonas.

Si sois buenos andarines y os sobra algo de tiempo podéis acercaros a conocerla. Quizás sea una heredera directa de las primeras fayas que se expandieron por la zona, hace la friolera de 2.500 años durante el actual periodo climático Subatlántico. O tal vez más atrás si sus ancestros eran fayas autóctonas surgidas durante el Preboreal, hace unos 11.000 años.

Creo que es la última de aquella estirpe de corpulentas fayas que sorprendieron a nuestros predecesores, tanto que le pusieron su nombre a aquella zona del Monte: La Vatsina Las Fayonas y el Ríu Las Fayonas, algo muy a tener en cuenta a la hora de valorarla.

Y ya puestos sería una pena que no os acercarais hasta la zona de Bisulaz, que está allí, un poco por encima de la fayona, en el Teso de Sestu Rapáu, donde este se allana algo antes de precipitarse hacia abajo. Aunque luego volverá a suavizarse en el entorno de la senda y de la Granda de Sestu Rapáu. 

Desde el Corno vista hacia atrás, donde resalta la gran faya de la Vatsina Las Fayonas y el rellano de Bisulaz. 26 julio 2.017.

En Bisulaz y su entorno hay instalado un precioso y maduro faéu, heredero de las antiguas fayonas, por donde andar es una auténtica delicia.

No es de la Reserva, pero ¿qué más da?, la magia y la belleza no tienen en cuenta las divisiones que hacemos los seres humanos. Simplemente están ahí, para el disfrute de quien sepa apreciarlas. 

Por cierto la fayona está en la zona de deslinde entre los Montes de Oubachu y los de Munietsus, algo que por otra parte tampoco tiene importancia alguna, siempre que toda esta zona siga estando protegida, libre de talas, pastoreo, incendios y visitas masivas.

Tras el tseirón de La Candanosa, en nada se llega al teso que la separa de la Vatsina´l Garabeño. Teso muy suave y poco marcado porque los farallones rocosos quedan por encima de la senda y no se aprecian desde ella.

La Vatsina´l Garabeño es una pequeña vallina, donde primero pasamos por una corta vaguada y a continuación por el cauce principal, mucho más marcado, por el propio surco y por la abundancia de lúzulas, aunque sin una sola gota de agua durante el verano. 

Vatsina´l Garabeño, cauce principal. 26 julio 2.016.

Su ladera izquierda posee una buena densidad arbórea por donde transitamos. Primero con robles jóvenes y luego con otros ya medianos. Aunque siguen siendo visibles los efectos del último incendio, el de mediados de los ochenta del que ya hemos hablado. 

Buena densidad arbórea pero aún muy joven en la ladera izquierda de la Vatsina´l garabeño. 26 julio 2.016.

Aparte de los muchos troncos quemados que aún se mantienen en pie, si nos fijamos en los troncos de los robles adultos, como los que hay junto al cauce, veremos que tienen seca la parte lamida por el fuego, lo que acortará inevitablemente su existencia. 

Restos del incendio, como este roble quemado antes del xardón. 26 julio 2.016.

A partir del cauce la senda tiene una pequeña subidina, en donde es visible parte del gran tseirón que ocupa toda esta vatsina, tapado en su mayor parte por el bosque existente y desde donde , si el día está despejado, podemos disfrutar de bonitas vistas. En la subidina también comienza a aflorar la roca madre, viéndose su progresión hacia arriba. 

Solo se ve una parte del tseirón de la Vatsina´l Garabeño, el resto ya está tapado por la vegetación. 26 julio 2.016.

Atravesamos una vaguadina por donde la senda llanea, aunque sigue siendo estrecha. Para salir al teso contra la Vatsina del Corno hay una corta pero preciosa subidina que tira de uno para llegar al marcado teso y ver lo que hay a continuación. 

Preciosa subidina al teso contra la Vatsina del Corno. 26 julio 2.018.

Acercándonos a este cerro, el bosque denso y de edad mediana se va haciendo más joven y raleado y ya en el teso por encima de la senda desaparece. Desde la senda donde estamos no se ve pero ahí está la probablemente mayor granda de todas las existentes en Munietsus.

Ya he hablado de ella en otra parte (capítulo 88 de El Monte y el Guía de Munietsus. Editado el 31 julio 2.022) aunque con al menos un error que me gustaría subsanar aquí. En el aparece una foto, que os vuelvo a reproducir (allí aparecía ampliada, ahora os la muestro entera), cuyo pie decía: "Estrecha granda de La Candanosa, pegada al tseirón, por encima de la senda". 

Vatsina´l Garabeño y su teso con la Vatsina del Corno. 27 julio 2.018.

En realidad lo que se ve es la parte calva del tseirón de la Vatsina´l Garabeño y el teso que divide esta vatsina de la del Corno. La foto está hecha desde la Vatsina Las Fayonas, viéndose solo la parte del teso que vierte contra el Garabeño, insinuándose solo la presencia de la granda, ya que esta vierte mayoritariamente contra la Vatsina del Corno y hacia arriba.

También habría que rectificar, en este caso eliminándola, las líneas que preceden a dicha foto, ya que en el teso entre La Candanosa y la Vatsina´l Garabeño no hay granda alguna. Lo que hay es un farallón rocoso. Y puestos a eliminar también habría que hacerlo con la foto del tseirón de La Candanosa, ya que no viene a cuento mostrarla ahí.

El resto de lo redactado en ese capítulo 88 sigue siendo plenamente valido y no voy a repetirlo ahora.

Donde mejor se ve la extensión de esta y del resto de grandas del Ríu Las Fayonas es en las imágenes que cualquiera puede observar en Google Map. siendo además muy fáciles de diferenciar teniendo en cuenta los colores. 

Los colores delatan el tipo de vegetación, siendo el oscuro el de las grandas. Partes altas del Ríu Las Fayonas. Foto Google.

Las grandas siempre aparecen con un color más oscuro, debido a que son los ganzos quienes las ocupan, con algún que otro toxu. El arbolado tiene un color verde y cuando este color se hace más claro y poco nítido lo que hay es un desarbolado con presencia de hierbas y subarbustos en zonas más húmedas.

Y ya puestos os diré que el color blanco representa tseirones desnudos y el roquedo pelado. A veces las fotografías desde el aire presentan diferentes tonalidades (algo más claras o algo más oscuras) que se deben a la superposición de imágenes procedentes de distintas perspectivas y tomas, pero aún así las diferencias que os comento son más que notables. 

Gracias a estas imágenes se puede ver como van evolucionando estas grandas con el paso del tiempo ya que Google las va actualizando cada cierto tiempo.

Las grandas llevan evolucionando, sin interferencia alguna, unos cuarenta años. El incendio de mediados de los ochenta del siglo pasado las arrasó en su totalidad, teniendo que partir casi de cero y además el arbolado más cercano también se vio afectado, retardándolo en su proceso de colonización. 

Puede resultar llamativo y hasta contradictorio lo que os voy a decir: las grandas se asientan en los mejores suelos que hay en esta zona del Ríu Las Fayonas. En zonas libres de tseirones y protuberancias rocosas.

Por su parte el bosque, pese a ocupar buenos suelos en el entorno de Sestu Rapáu, está ocupando los peores suelos. Tapando canchales y zonas de roquedo cuando la cuarcita aflora de manera discontinua.

Es cierto que los canchales están en los cursos fluviales y su entorno inmediato, donde el agua (la madre de la vida) o la abundancia de humedad, posibilitan enormemente la instalación del arbolado.

En realidad las grandas de aquí son la herencia dejada por la actividad ganadera que conoció esta zona. Ya existían desde muchos siglos antes del inicio de las talas madereras. El ganáu de Oubachu pastorearía el entorno del Pico´l Counio y el de Valdebóis el del resto del valle del Ríu Las Fayonas.

En la collada de Furmigueiros estaba una importante braña de Valdebóis. Yo no llegué a conocerla en primera persona pero todos mis informantes decían que en ella había una gran cabaña, mayor que las del resto del Monte.

Valdebóis tenía numerosas brañas repartidas por todo su Monte. Esta era muy importante ya que además de los pastos de la collada y del resto del cordal serrano, era el campo base para que su ganáu se internase en Munietsus.

Seguro que hubo un tiempo en el que todo el Ríu Las Fayonas estuvo poblado por un exuberante robledal. Desde Entramburríus de La Candanosa, en su desagüe en el Ríu La Candanosa, hasta el cordal serrano donde se daría la mano con el bedular altimontano de Valdebóis. Solo algún tseirón o crestón rocoso estarían libres del potente bosque.

Luego, con la domesticación de los animales, la acción antrópica fue haciéndose notar. Nuestros antepasados del Neolítico de la zona, en épocas más recientes al de otras zonas, necesitaron adaptar el Medio Ambiente a sus necesidades, en la medida de sus posibilidades. Necesitaban zonas de pasto para su ganáu y las consiguieron desalojando el bosque de algunos lugares.

Las zonas que mejor pasto podían dar eran las que tenían mejores suelos ya que en los tseirones o en el roquedo este sería insignificante.

Ahí está el origen de las actuales grandas, buenos pastizales en tiempos antiguos. Tiempos en los que su utilización estaría en manos de las comunidades humanas más cercanas a ellos.

No hay constancia de que Valdebóis pagara renta alguna a los Condes de Toreno por la utilización de esas camperas. Los antiguos "Señores" de La Mourietsa (que con el paso del tiempo pasarían a ser los Condes de Toreno) se irían haciendo con la propiedad de todo el Monte Munietsus, robándoselo a quienes lo utilizaban y eran sus antiguos y legítimos propietarios.

Perdida la propiedad poco a poco fue perdiéndose la utilización y los pastizales fueron transformándose en grandas, aunque todavía se seguían pastoreando hasta tiempos no tan lejanos. No oponiéndose a ello ni los "Señores" Condes ni luego sus propietarios burgueses. A fin de cuentas no había allí madera que se pudiese cortar.

Y cuando el bosque empezó a reclamar su antiguo territorio llegaron los incendios, siendo el de mediados de los ochenta el más reciente, devolviéndolo a su estado inicial ya que la granda volvió a regenerarse.

Decíamos que cuarenta años llevan estas grandas evolucionando y lo cierto es que el tiempo no pasa en vano. Me produce un placer especial observar, con la ayuda de Google Map, como el arbolado va iniciando de nuevo su recuperación. La granda, que se iniciaba en el teso entre la Vatsinas del Garabeño y del Corno, iba desde encima de la senda hasta el mismo cordal serrano, con una anchura considerable.

Hoy esta enorme granda se ha partido en dos. Una vaguadina del Corno, que se mete contra el teso, la corta. El agua de lluvia que se encauza en esta vaguada, ha hecho posible la expansión de la poca arboleda que existía en ella. 

La granda ya está partida en dos. Foto Google.

En algunos bordes de la granda con el arbolado, este ya ha comenzado a colonizarla, con ejemplares sueltos, en hiladas o en grupetes. Incluso en el interior de las grandas, alejados de las fuentes semilleras, van surgiendo pequeños grupos. 

En la granda ya empiezan a aparecer los árboles. Foto Google.

El tramo serrano de la Vatsina´l Garabeño está desempeñando un enorme papel en esta colonización, ya que cuenta con arbolado en el mismo cordal. Ha llegado y traspasado el teso con el Corno y es esencial que continúe por dicho cordal para asegurar una repoblación más rápida, pues no me cansaré de repetir que la tsande siempre se propaga mejor hacia abajo que hacia arriba.

Cuarenta años pueden parecer muchos años, sobre todo para nosotros las personas. Pero en el Medio Natural no lo son tanto. Algo más de esa edad es la que necesita un roble, desde que nace, para poder reproducirse sexualmente, o sea con tsande.

Por eso en Munietsus las repoblaciones naturales de las zonas totalmente desarboladas van con tanta lentitud en el caso de los robledales de albares. Habrá que darles el tiempo necesario para que se hagan adultos y rieguen los suelos con sus preciados frutos.

Mientras tanto son los orocantabricos, que muy probablemente necesiten menos años para hacerse fértiles, los que llevan la voz cantante, siendo los auténticos pioneros. Los albares van algo más retrasados, dejando que sus primos les vayan preparando el terreno.

Queda pues un largo camino, primero para la instalación de los orocantabricos y luego para que los albares acaben desplazándolos ya que son estos rebotsus albares los árboles potenciales de la zona. Yo no veré acabada esa primera fase, pero ¿que más da?, los primeros pasos ya se han dado, con eso me conformo y me siento reconfortado. ¡Larga vida al bosque!.

 

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

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