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Las dos caras del tronco del gran roble de la ladera derecha de la segunda vaguada de la Vatsina del Corno. 26 julio 2.016. |
No sabemos cuando se realizaron las primeras cortas madereras en el valle del Ríu Las Fayonas. Es de suponer que las iniciales, en el último tercio del siglo XVIII, no llegaran a este lugar, tan alejado como estaba de Las Tablizas y que al no tener brañas en su interior tampoco dispondría de vías de comunicación, ni buenas ni malas. Quizás alguna sendina utilizada por los animales y los cazadores cuando se desplazaban por la zona.
La fecha más probable para el inicio de las cortas en este Ríu Las Fayonas se remontan a mediados del siglo XIX, a cargo de la empresa Crédito Mobiliario Barcelonés, aunque estas no debieron de ser muy importantes.
Debía de ser entonces una gozada todo este valle, que salvo su parte superior y algunos de sus bordes, albergaría un robledal que casi podríamos decir que era virgen. Un auténtico bosque atlántico que ya no podremos ver y sentir en sitio alguno.
Se necesitarían varias centurias para volver a ser lo que en su día fue y no sé yo si este loco mundo durará tanto.
Mayor calado tuvieron las cortas realizadas por la Bosna Asturiana, Sociedad Anónima con capital francés y gijonés (los Velasco) que compraron a los Condes de Toreno la finca de Muniellos por un millón de pesetas en 1.901.
La Bosna construyó un aserradero en Las Tablizas y una central hidroeléctrica para alimentarla, la actual carretera que une Muniellos con Ventanueva y una importante red de vías de saca por todo el Monte.
Seguramente una de esas vías se introduciría por el Ríu Las Fayonas, aunque desconozco su trazado, si bien el tramo del río hasta la llegada a las vatsinas sería el mismo que posteriormente se usó.
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Zona del Ríu Las Fayonas, que aparece erróneamente con el nombre de Río de La Candanosa, del mapa de la Bosna. |
Mayor impacto aún sufrió el bosque con las cortas de Muniellos S.A. (en manos mayoritariamente de los Velasco) a partir de 1952.
Se creó un gran pabellón industrial en Las Tablizas dotado de potentes sierras, alimentadas de energía con una nueva central hidroeléctrica. Se mejoraron las pistas existentes y se abrieron otras siguiendo los márgenes de los ríos, para que por ellas circularan camiones pesados.
Seguramente la presión sobre el arbolado del Ríu Las Fayonas se viese incrementado, con diferentes cortas desde el inicio de esta nueva etapa. Pero solo tenemos datos sobre la última realizada.
Según informes internos de la empresa Muniellos S.A. en el año forestal 1967-68 se cortaron 58 hectáreas del Tramo II del Cuartel C, con un volumen de 7.748 metros cúbicos de roble y 863 metros cúbicos de abedul. No aparece el número correspondiente a las fayas porque a pesar de que se cortaron las que había, estas debieron ser poco significativas, igual que xardones arbóreos, pláganus y otros árboles maderables.
En las cortas se utilizaron las "cortas a hecho" o cortas a matarrasa, que la empresa usó en los últimos cuatro años, hasta 1970, de su actividad.
Como podéis ver en el Plano de Ordenación del Monte Muniellos, elaborado por la empresa de cara a su explotación, este tramo abarca la totalidad del valle del Ríu Las Fayonas.
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El Ríu Las Fayonas está en el Cuartel C y abarca los Rodales a, b y c del Tramo II, al que habría que añadirle el Rodal a del Tramo I. |
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Valle del Ríu Las Fayonas en el mapa del ICONA. |
Para acercarnos más al área expoliada podemos utilizar el trazado de las pistas existentes en esta zona, que aparecen en el mapa del ICONA de 1979.
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Detalle de la pista del Ríu Las Fayonas. |
La pista de saca se internaba, pegada a su curso como el resto de pistas, por el Ríu Las Fayonas y luego ascendía, también cercana al curso de Los Tsagozos, con un par de vueltas hasta llegar al pie de donde este recibe al curso de Furmigueiros. Allí giraba y se dirigía al curso de la Vatsina del Corno. La atravesaba y ascendía pegada a él, con tres ramales a diferente altitud que se metían hasta el curso de la Vatsina´l Garabeño, donde parecen morir.
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Mapa del Ríu Las Fayonas con sus topónimos reales. |
En la parte final de la pista, esta cumplía con dos funciones. Seguía siendo una pista de saca pero además también era una pista de explotación, ya que en su entorno era donde se aplicaba la matarrasa.
La pista de saca era por donde circulaban los camiones y las carrocetas, "valeiras cuando iban y cargadas de madera cuando volvían a Las Tablizas, donde las sierras darían cuenta de ella, transformándola en productos más elaboradas y de mayor valor añadido.
Las carrocetas se utilizaban en los últimos tramos de la pista, donde esta tendría un firme menos compacto, siendo inviable para los camiones pesados. Transportarían ellas las rollas directamente a Las Tablizas o las trasvasarían a los camiones en puntos a los que estos pudieran llegar.
Es lógico pensar que si en el entorno de la pista de saca hubiera buenos árboles, con mucha madera, estos también serían apeados y sacados, utilizando entonces la entresaca, cortando solo los ejemplares que merecieran la pena y que no debían de ser muchos pues hasta allí ya habían llegado otras cortas que precedieron a esta en el tiempo.
El trazado de las pistas ya se hacía entonces con maquinaria pesada, no a pico y pala como se tuvieron que hacer en el pasado. Asentando un firme por el que circularían los vehículos cargados hasta los topes.
Para acceder al Ríu Las Fayonas no era necesario cruzar el Ríu La Candanosa ya que la pista general desde la segunda Ponte Las Gallegas transitaría por la vertiente izquierda, pegada, eso sí, a su cauce y que curiosamente no aparece reflejada en el mapa del ICONA.
Como tampoco aparece la continuación de la pista valle arriba, seguramente porque en las fotos aéreas de la época ya no se veían, tapadas por una vegetación que la cercanía del curso fluvial había hecho crecer muy rápidamente.
Sí aparecen en el mapa dos pequeñas construcciones, dos "cabanas", del otro lado del río, a las que se accedería por una buena ponte, Ya que por allí continuaría la pista general, de la que ya no quedan restos. Construidas ahí para no entorpecer el tráfico rodado al Ríu Las Fayonas y porque de ese lado había algo más de vega.
Aún se veían perfectamente en mis primeras visitas por la zona y era evidente que estaban directamente relacionadas con las cortas del 68. Estaban hechas con material de construcción y eran, podríamos decir, el último campo base de la explotación.
En ellas se guardaría la vestimenta de los operarios y toda la maquinaria de mano empleada en la corta: motosierras, hachas, palas , azadas... Así como material de repuesto y medios para solventar posibles incidencias y desgastes en la maquinaria utilizada.
Descartando que se pudiera utilizar como lugar de pernocta, ya que los operarios dormirían en Las Tablizas, que tampoco quedaba tan lejos, a algo màs de una hora de caminata y que en muchas ocasiones serían transportados en los vehículos en los que se sacaba la madera. Sobre todo en la ida cuando estos iban vacíos y había espacio más que suficiente para hacerlo. Tened en cuenta que los vehículos dormirían siempre en Las Tablizas, el auténtico centro de operaciones de todo el Monte.
Para apear, podar y trocear las rollas de los árboles se utilizarían modernas motosierras, de largas espadas.
Y para sacarlas de la espesura, acercarlas a las pistas y cargarlas en las carrocetas o camiones, había una gigantesca "oruga", capaz de transitar por lugares inverosímiles, que llenaba de asombro a los mozos de los pueblos cercanos a Munietsus (mayoritariamente de Mual y de la redondada de Rengos, pero también de pueblos de Ibias, como Alguerdo), que trabajaban como peones en las cortas.
Estos lugareños que también trabajaban en la serrería de Las Tablizas, como Sabino mi padre, regresaban todos los días a dormir en sus pueblos, teniendo que recorrer a pata o en bicicleta los menos, tanto en la ida como en la vuelta, largas distancias.
Con medios tan poderosos, las 58 hectáreas taladas a matarrasa se realizaron en solo un año forestal. Y pudieron ser muchas más, pero en 1968 la Brigada del Patrimonio Forestal de Asturias interrumpió las "labores de aprovechamiento", por haber excedido el volumen permitido.
Patrimonio concedía un máximo de 4.000 metros cúbicos de madera para cada año forestal y ya llevaban aprovechado algo más del doble de esa cantidad.
Esta práctica, la de cortar más de lo permitido, era algo que venía siendo habitual y la empresa siempre se había salido con la suya. Los contactos en altos niveles de la Administración por parte de los propietarios y accionistas de la empresa les habían ido guardando las espaldas.
Pero ahora el fin de la empresa era la "crónica de una muerte anunciada" y ya sabéis que los pudientes nunca se alían con el perdedor y más cuando la propia Administración tenía intereses en el Monte.
Para conocer más en detalle esa zona talada, podemos recurrir al Mapa de Vegetación de Muniellos, elaborado por dos botánicos que realizaron un profundo estudio de toda la Reserva (incluyendo Valdebóis y La Vilietsa), que se acabó publicando y que cualquier amante de estas cuestiones debería conocer.
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Mapa y libro de La Reserva Integral de Muniellos. Flora y Vegetación. Jose Antonio Fernández Prieto y Alvaro Bueno Sánchez. 1996. |
Estando yo de Guía-Monitor, supe de sus andanzas por el Monte pero nunca llegue a conocerlos ni a entablar contacto con ellos. El libro con un mapa como anexo se acabó editando en 1996, enterándome yo de su existencia cuando volví como Guía en el año 2.000.
Libro y Mapa son de momento la voz más autorizada que desde el punto de vista botánico existe sobre la Reserva, siendo muy ameno y aleccionador su lectura, pues para ir a las particularidades siempre explican el contexto general. Todo ello con un lenguaje al alcance no solo de los eruditos si no de cualquiera con dos dedos de frente. Algo digno de agradecer por quienes somos simples aficionados
Uno de los botánicos era hijo del eminente filósofo asturiano (nacido en La Rioja) Gustavo Bueno, que por este motivo se prestó a elaborar un prólogo para el libro. Prólogo que como es lógico aparece al principio y que no tiene desperdicio alguno.
Debéis leerlo detenidamente para no perderos y constituye una profunda reflexión sobre el ser humano y sobre la naturaleza y como esta última es percibida por el primero. Muy recomendable.
Pues bien, los botánicos cartografiaron, entre otras muchas cosas, las cuatro zonas donde se aplicó la matarrasa. Y las descubrieron por el tipo de vegetación que presentaban, los llamados avellanares mesofíticos secundarios donde el avellano es dominante.
Hay otros arbustos: xardones, capudres.. y hasta algún arbolito como robles, bedules, fayas...Pero lo que más abundan son los avellanos. Pero ¿por qué?
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En el centro avellanar mesofítico secundario del anterior mapa de los botánicos. |
Veréis, dentro de la dinámica forestal los avellanares fueron una etapa transitoria dentro de la colonización que tuvo lugar tras el fin de la glaciación Wurmiense.
En Munietsus tras una etapa dominada por el bedul, los avellanares conocieron una fuerte expansión, asentándose en zonas húmedas de media y baja ladera. Luego vino el tiempo del robledal, que redujo su presencia pero sin eliminarlos del todo.
Además en esas altitudes se desarrollaron muy bien en los peores suelos, sobre todo en los canchales húmedos, como ya lo habían hecho en los inicios de su expansión.
Las talas a matarrasa lo fueron para robles, fayas y bedules, pero no para los avellanos por la sencilla razón de que no eran maderables. No se cortaban porque no producían madera, solo se hizo sobre aquellos que obstruían el paso de la pista o de la oruga.
Los árboles talados, robles en su mayoría, no rebrotaron. Puede que alguno lo hiciera pero en casos muy aislados. En esas condiciones, como ya hiciera en el pasado, los avellanares volvieron a expandirse y a dominar en esas áreas. Y en esa fase de prevalencia se encontraban cuando los botánicos visitaron la zona, a finales de los ochenta del siglo pasado.
Pero los avellanares mesofíticos secundarios no han dejado de evolucionar desde entonces y poco a poco van cediendo su lugar, una vez más, a los robles, aunque al proceso aún le queda un buen trecho para completarse.
Existen además en esas zonas medias y bajas del Ríu Las Fayonas numerosos clarines donde ni siquiera hay avellanos. Habrá que darles el tiempo necesario a los jóvenes robles del entorno para que lleguen a su fase de madurez y a los suelos para que sean capaces de acoger sus frutos y hacerlos germinar, algo que sin duda está a punto de ocurrir.
En estas áreas el bosque se recupera a pasos agigantados. Recuerdo en mis primeras excursiones por la zona como desde la senda se veían perfectamente los restos de las pistas, al menos las de los tramos superiores, por donde todavía se podía andar sin muchos problemas. El matorral existente, que por lo visto debían ser avellanos, aún no había conseguido taparlas, viendo como surgían por aquí y por allá algún que otro arbolillo.
Hoy ni los árboles del entorno de la senda ni los que se han instalado sobre las pistas y la zona talada nos permiten ver huella alguna, aunque conjuguemos diferentes perspectivas.
El bosque que siempre cubrió estas zonas está volviendo por sus fueros, solo necesita que lo sigamos dejando en paz. Pero seguimos con la duda de la causa de los clarines que hay en el entorno de la senda de la Ruta.
He trazado sobre el mapa del ICONA de 1979 el recorrido real de esta senda, ya que el que viene en él no se ajusta a la realidad.
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Trazado de la senda de la Ruta durante el tramo del Ríu Las Fayonas. |
Si os fijáis en él veréis que la distancia entre las pistas superiores y los clarines en torno a la senda no es excesiva o al menos no lo suficiente como para evitar un aprovechamiento del arbolado allí existente.
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Detalle del trazado de la pista y de la senda. |
Con la gigantesca oruga que podía desplazarse monte a través y aprovechando la pendiente existente no sería complicado acercar a la pista lo que allí se talara.
Lo realmente costoso había sido construir la pista. ¿Por qué desaprovechar la arboleda cercana?. De no ser porque la Brigada ordenó la paralización de la corta, creo que incluso pasarían a la Vatsina Las Fayonas.
Además solo se talarían los robles que merecieran la pena, los que dieran buena madera, aplicando lo que nosotros llamamos "entresacas en grupo", que habrían provocado la existencia de los actuales claros.
Claro que esos claros, valga la redundancia, también se pudieron producir por entresacas anteriores en el tiempo a las cortas del 68.
Pero al mismo tiempo los claros están también muy cerca de las camperas que había por encima de la actual senda y bien podían ser zonas adehesadas como complemento de los pastos de la Braña Furmigueiros.
O sea que seguimos con la duda y el que no veamos tocones o sus restos (si los hubiera significaría que las cortas fueran recientes, del 68 o poco antes) no nos sirve de ayuda ya que lo que se abarca visualmente desde la senda no es mucho y puede que si los haya.
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Un lugar con encanto. Teso entre la Vatsina del Corno y Furmigueiros. 27 julio 2.018. |