4/02/2020

El Monte y el guía de Munietsus 36


Pensad, por ejemplo, en un curso de agua no muy caudaloso en donde el agua discurriera sobre la roca y en donde existieran, sucediéndose unas a otras, una serie de pozas en la misma roca, no muy grandes pero con un hueco muy marcado. Por encima de la primera de ellas, bajando, se iría vertiendo el mineral triturado y el oro iría quedando, por su mayor peso, en el fondo de los hoyos, sin necesidad de tener que usar ningún otro elemento que lo retuviera.
¿Conocéis algún sitio así?, yo conozco varios. Uno de ellos, además, está en las cercanías de una explotación aurífera de época romana y no muy lejos de otras dos. La más cercana está hecha sobre roca y a sus pies aún hay grandes y medianas rocas sueltas, sin duda los estériles de la Corta.
Descubrí las pozas de forma casual, buscando un sitio donde poder bañarme en el caluroso verano de Tsaciana. Aquí los ríos no bajan mucha agua. En el que baja de Caguatses d´Arriba, procedente del vatse de La Veiga´l Palo y del de La Cutsada o Puertu de Zarreu (Cerredo), no hay buenos sitios y encima el agua bajaba muy sucia y contaminada por las minas de carbón y lavaderos que entonces existían.
Mi compi, o novia como entonces se decía, y sus hermanas me hablaron de un sitio: La Sierra, donde el agua bajaba más limpia y donde había algo de pozo, no para nadar mucho, pero al menos si para chapuzarse, justo lo que yo buscaba.
Sabía por mis amigos de Xedré que más abajo de Vitsablino, en los pueblos del Sil, si había buenos pozos, donde se bañaban los lugareños y ellos mismos cuando iban a Vitsablino y el sol cascaba de lo lindo. pero como yo no tenía coche ese sitio me quedaba muy lejos.
Pero es que La Sierra quedaba muy cerca, casi a tiro de piedra. Había que coger en el puente de Caguatses d´Abaxu la carretera que sube al Puertu (Tseitariegos), en dirección a Cangas. Tras unos 500 m. la carretera describe una cerrada curva a la derecha, a la que en su inicio le salía un camino a la izquierda en dirección al río que baja del corto valle de Tseitariegos y del más largo de Valdepila. Unos metros más allá hay un puente y luego La Sierra, un edificio amplio donde en su tiempo habría una serrería hidráulica y luego transformada por la M.S.P. en una central hidroeléctrica.
Construcciones de La Serrería. Enero 2020
Interior de La Serrería totalmente desvalijado. Una pena porque podía haberse utilizado como Museo de nuestra historia reciente. Enero 2020
El carbón con sus pros y sus contras ha modelado la cultura de la actual Tsaciana y este era un buen lugar para dar testimonio de ello. Enero 2020

 Junto a la serrería había una fuente con abrevadero. Por cierto, ¡Que bellas fuentes hay en ambos Caguatses!, todas de la misma Factura.
Fonte cercana a la Capilla del Cristo. Caguatses d´Abaxu. dic. 2019
Fonte de Caguatses d´Abaxu en la esquina entre la Calle Real y la Calle Cano. Dic. 2019
Salida de Caguatses d´Abaxu hacia Vitsablino. Dic. 2019

Para beber las personas., el agua sale en alto por una boca metálica y a sus pies una preciosa piedra con algo de pocillo y un canalillo que conduce el agua a un estanque circular que servía para que el ganáu también saciara su sed. Todo ello hecho con piedra lo que acentúa su encanto. Y luego está el sabor de aquella deliciosa agua fresca.
A la entrada de Caguatses d´Arriba, calle Real, fonte de reciente construcción. Dic 2019
Esquina entre Calleja la República y calle F. Garcia Lorca. Caguatses d´Arriba. dic. 2019
Esquina entre calle La Bolera y calle Real. Caguatses d´Arriba. Dic. 2019
Al lado de la iglesia de San Miguel Arcangel. Caguatses d´Arriba. Dic 2019
Esta de Caguatses d´Arriba, en la carretera, es distinta, ha sido restaurada recientemente con muy buen gusto. Dic. 2019
De reciente construcción es también esta de Caguatses d´Abaxu. Dic. 2019
El agua de las fontes ya no procede de sus antiguos manantiales, las de Caguatses d´Arriba provienen de la vatsina señalada. dic. 2019

Subiendo a La Sierra, al poco del puente, hay una preciosa de la que he bebido en incontables ocasiones, mucho más bonita que la de La Sierra, además esta última es más reciente y hecha con ladrillo y cemento. Pero también se agradece esta para echar algún trago entre chapuzón y chapuzón pues el agua sabe muy bien.
Fonte cercana al puente de Caguatses d´Abaxu
Fonte de La Sierra, a pesar de su aspecto el agua tiene muy buen sabor.Diciembre 2019

¡Ah, cuántas horas de mi niñez y de mi juventud he pasado a la vera de un río!. Antes que nada he de confesar que siempre he preferido el agua corriente del río al agua, más o menos mansa, del mar.
Cuando bajamos a vivir a Cangas, el Ríu Narcea aún presentaba un aspecto bastante saludable. Recuerdo a mi padre decir que por las noches, frecuentemente, oía los sonidos que emitían las Tsóndrigas (nutrias) ya que vivíamos en la Cuesta La Vega, cerca del río. Todos sabemos que estos mustélidos solo viven en ríos limpios y con poca contaminación.
Pronto, acompañado de mis hermanos-as, empezamos a frecuentar el Pozu del Curral. Allí el río, favorecido por un remanso y una vallada de piedras que todos los veranos entre todos los asistentes conseguíamos restaurar, había un buen pozu. Pasaba por encima de él un pontigo metálico, un puente estrecho y alargado, solo para uso peatonal. Nada más cruzarlo el camino se bifurcaba, un ramal río abajo llevaba a Oubanca, y otro, río arriba a unos praus.
Junto al pozu había un arenal y una zona rocosa donde también había una especie de cuencos, más o menos grandes, donde nos sentábamos antes y después de bañarnos, pero sin relación alguna con la minería aurífera que yo sepa.
Fue en este pozu donde aprendí a nadar, aunque más que nadar lo que yo hacía era mantenerme a flote. Yo no tuve a nadie que me enseñara así que desarrollé la forma instintiva que cualquier animal posee para flotar y desplazarse por el agua y que vulgarmente conocemos como "estilo perro", con la cabeza siempre fuera del agua y moviendo sin parar los brazos y piernas, justamente como hacen los perros.
En Mual ya había ido alguna vez al río, pero allí había que andarse con mucho cuidado pues si te pillaba un mozo te tiraba al medio del pozu, supieras o no nadar, y solo cuando veían que no te defendías del todo iban y te sacaban, pero pasabas un trago, nunca mejor dicho, bastante angustioso. Así que lo normal es que vieras como se bañaban los mayores siempre a una prudente distancia, contentándote tú con chapotear en alguna pequeña poza. Se iba entonces al Pozu Saturno, debajo de la vallada del mismo nombre, a la que íbamos por la Ponte Fonsu en dirección a La Chalga y antes de iniciar la ascensión a esta. Los que vivían en El Cascarín cruzaban el ríu por un puente que había junto a Casa Abel (donde se celebraron durante unos años las verbenas de San Xuliano) y luego bordeando el prau que había, en nada llegaban a él.Pero recuerdo oír hablar de que antes se iba a un pozu en el Trabanco, en el desfiladero o estrechamiento del valle entre Mual y La Venta y que movido por la curiosidad fui a ver un par de veces y que probablemente se dejó de utilizar por encontrarse un poco alejado del pueblo.
De todas formas era normal que los pozus fueran cambiando de lugar porque estos ríos de montaña tienen una gran fuerza erosiva, sobre todo en invierno y dejan inservible uno o crean otro nuevo en muy poco tiempo. Por eso se solían utilizar los pozus que se creaban debajo de las valladas. Las valladas, que en otros sitios llaman banzáus o estacadas eran unas barreras (en realidad habría que hablar más bien de elevaciones) que se hacían en el lecho del río para desviar parte de su caudal y regar los praus cercanos. Aquí en Mual había alguna vallada espectacular, como la del Palenque, con una pared de madera de más de siete  metros de altura, y digo había porque el ríu la ha roto. Algún día os explicare más a fondo el tema de las valladas.
Luego en Cangas se empezaron a poner de moda dos pozus en Chanu (LLano): El Pozón, que está debajo del puente romano y el que estaba en el Arenal, muy cerca del anterior. A solo dos kilómetros de la Villa, Narcea arriba, se convirtieron en la "playa" de esta.
Eran dos pozus grandes pero tenían el inconveniente de estar muy frecuentados y mis amigos y yo solíamos ir por las tardes cuando la afluencia menguaba y tomarnos una cerveza con casera, ambas de litro, si juntando el dinero que tenía cada uno llegaba para ello, algo que solo ocurría de vez en cuando.
Pronto encontramos una alternativa mucho más entretenida que estar sentados al sol, ver algún cuerpo bonito de chica, ver a algún "valiente" tirarse desde la ponte o darnos esporádicos chapuzones.
El Pozón estaba aumentado por La Estacada, un banzáu de hormigón que actualmente, como el de Munietsus, está roto por la virulencia del río. De la Estacada salía un canal de agua que iba a alimentar a una pequeña central hidroeléctrica cercana a los dos puentes del Cascarín de Cangas. Tenía la anchura y profundidad suficiente para nadar en él, eso sí en fila de a uno y a favor de la corriente. De 1,5 km. de longitud tenía algunos tramos cubiertos de espinos y otros totalmente despejados.
Empezamos realizando algunos tramos sueltos y acabamos realizando todo el trayecto, hasta un poco antes de su final. Subíamos andando a la vera del propio canal o por la carretera hasta Chano, cogíamos el inicio del canal y ¡al agua patos!, bajando relativamente rápido. En los sitios donde había espinos solíamos salir del canal y sortearlos andando, aunque también se podían evitar buceando por debajo de ellos, pero había que calcular el tiempo de la inmersión. Recuerdo una vez que saqué la cabeza antes de tiempo y que los espinos me la sujetaron, acabando con las piernas canal abajo, en una situación realmente comprometida y ciertamente dolorosa de la que salí volviendo a sumergirme y buceando un buen rato hasta que creí superado el obstáculo. Como recuerdo tuve durante unos días unos arañazos en la cara, especialmente en las narices. Hubo días en que no satisfechos con hacer una vez el recorrido, volvíamos a subir otra vez a realizarlo una segunda vez.
Era un ejercicio físico estupendo y muy entretenido y que a mí, personalmente, me sirvió para sobrevivir a un accidente que tuve más adelante.
Dicen que la mejor manera de enfrentarse a los demonios interiores que nos carcomen es sacarlos fuera y exponerlos a la luz para que esta los acabe disolviendo. Con esa finalidad os contaré lo ocurrido.
Había subido a Mual un fin de semana con mi padre a arreglar las presas de un prau que teníamos en La Cutsada. Para volver a Cangas yo lo hice con un primo mío, Milio, que hacía poco se había comprado un coche y con tres primas más. Como no había más sitio en el coche , mi padre tuvo que volver en autobús teniendo que bajar andando hasta La Venta a cogerlo.
Debía de ser invierno, yo llevaba puesto una gruesa zamarra y el Narcea llevaba un caudal impresionante y muy turbio pues llevaba varios días lloviendo a mares. Bajábamos charlando animadamente. Mi prima Pacita estaba estudiando en el Instituto de Cangas y paraba en mi casa. Su hermana mayor, Clarina, vivía en Mual y bajaba a Cangas a salir por la villa, creo que era domingo o sábado, no recuerdo bien , y mi prima Marujina, estaba parando con mi familia y aprendiendo a coser con mi madre.
Un poco más abajo de La Riela (La Regla), cerca de Cangas, mi primo fue a cambiar de cara la cinta de música que sonaba en un radiocassette manual y se despisto un rato de la conducción. Yo vi que el coche se acercaba al borde de la carretera, pero cuando grité ¡cuidado! ya era tarde, recuerdo como una roca rozando los bajos del coche y luego un rato de confusión total. un golpe que recibí en la cabeza hizo que de forma instintiva me enroscara como un ovillo, en posición fetal.
Cuando recobré la conciencia me encontré dentro del coche, en medio del río, rodeado de agua por todos los lados. El agua había entrado en el coche pero no se veía nada, con las manos tanteando encontré la manivela de la ventanilla. Como en una dirección estaba dura le di en la otra hasta que se volvió a poner dura, asomé la cabeza por el hueco y la fuerza de la corriente me sacó del coche.
Dicen algunos que cuando estás al borde de la muerte desfilan por tu mente, rápidamente, escenas de tu vida, ¡patrañas!, durante todo ese rato solo paso por mi mente el recuerdo de alguien que había caído al río y que había conseguido salir del coche dando cabezadas contra los cristales hasta romperlos y también recuerdo haber succionado voluntariamente algo de agua pero sin saber por qué.
Seguía sin ver absolutamente nada y hubo un instante en que me dejé ir, dejé de patalear y de moverme y me sentí invadido por una gran paz y un gran relax. pero fue solo un momento porque al instante el instinto de supervivencia se puso de nuevo en movimiento.
Como no acababa de salir a flote me quité la zamarra que aún llevaba puesta e incluso intenté quitarme el pantalón, pero intuyendo que no me daría tiempo volví a patalear con todas mis fuerzas y entonces salí a flote.
Fue como una violenta explosión de luz y sonido, la sensación más fuerte que he tenido en toda mi vida, como un nuevo nacimiento, pero sintiéndolo con pleno conocimiento. Dentro del agua no había luz ni sonidos, no había ni abajo ni arriba, ni derecha ni izquierda, ni... Ahora el sonido era aterrador y la luz y los colores eran casi dolorosos.
Habíamos caído en el margen izquierdo del río, pero yo estaba más cerca de la otra orilla. Mantenerme a flote no era un problema pero tenía que salir cuanto antes. Acercándome más a la orilla fui agarrándome a todo lo que podía, me aferraría hasta a un clavo ardiente y no lo soltaría aunque se me achicharraran las manos.
Las primeras ramas se rompieron pero al final hubo una que resistió, me así a ella y me impulsé hacia afuera del agua, había algo de rampa y para subir por ella utilicé mis manos como zarpas, no las sentía y las enterraba en el suelo una y otra vez hasta salir a un camino.
Cuando llegué arriba estaba del todo desconcertado, sin saber que hacer. Desde el otro lado del río varias personas me hicieron señas para que tirara río arriba en dirección al pueblo y así hice. No pensaba en nada, solo sentía un profundo miedo al río, del que me alejaba todo lo posible. En la primera casa de La Riela vi que alguien se metía en una corte, pensé que se había asustado al verme, entré detrás de él y le pedí que me ayudara porque me había caído al río. y vaya si lo hicieron, al calor de la cocina me quitaron la ropa que tenía puesta y que no cesaba de pingar y me pusieron otra.
El resto fue una paulatina vuelta a una dolorosa y atroz realidad. A mi primo Milio lo habían sacado del río varias personas que venían detrás de nosotros y que habían presenciado el accidente. Pero ninguna de mis primas sobrevivió, incluso el cuerpo de una de ellas tardamos varios días en recuperarlo.
Las desolladuras de mis dedos tardaron varios días en curar pero el impacto emocional tardó más en amainar y creo que me marcó de por vida. Experimentaba, además, un sentimiento de culpa por estar vivo, yo vivo y mis primas muertas.
Durante un tiempo sentí un profundo odio por el río, rehuyendo cualquier contacto con él, pero yo era muy joven y el tiempo, dicen, que lo cura todo, tal vez sea cierto. "con el tiempo , ya , todo se va" canta Amancio Prada, unos versos del anarquista francés Leo Ferré.
Ninguna de mis primas sabía nadar, yo sí y además aquellas largas travesías por la presa de Chanu me habían familiarizado con el agua y me habían dotado de una gran resistencia.
Más tarde acabé volviendo al río, pero ya no al Narcea porque estaba muy contaminado. Muchas minas no tenían balsas de decantación donde se sedimentaran los posos de carbón y el agua de los lavaderos se vertía directamente al río. Era un dolor ver los ríos de Cangas y en general de toda Asturias, convertidos en "cloacas" en movimiento. Luego por imposición de la U.E. (Unión Europea) cualquier población con más de 2.000 habitantes, o su equivalente si existían industrias, tenía que poseer una planta depuradora de agua y las cosas mejoraron poco a poco.
Entretanto mis amigos y yo nos desplazábamos, con alguno que poseyera coche, al Ríu del Couto, donde no existían minas de carbón. Recuerdo ir varias veces a un pozu  que había por debajo de la pista que iba a Combu. No era un gran pozu pero valía para chapuzarse y el agua estaba muy limpia.
En Mual tampoco había minas, pero el sitio para bañarse había cambiado. Se iba al Pozu´l Pinche en Panzaleitsas, en dirección a Munietsus, a poco más de 1 Km. del pueblo, junto a unos praus donde tomábamos el sol y jugábamos partidos de fútbol.
En Cangas tras la utilización de un pozu por debajo del antiguo matadero, favorecido por una mejora en la calidad de las aguas del Narcea, y al que fui un par de veces, se ha readaptado la Presa del Práu´l Mulín (que antiguamente abasteció a un mulín y posteriormente a una central hidroeléctrica, que es desde donde disparan  las máquinas los voladores de la célebre descarga del Carmen. Es como una piscina fluvial, al llenarse la presa con agua del Ríu Tsuiña, cerca de su unión con el Narcea y al lado del puente romano, llamado así pero que en realidad es de factura medieval, pero precioso y en el que se puede pasar por debajo de alguno de sus "ojos".
Más recientemente se están mejorando los accesos al "Pozón" de Chanu, donde se van a poner mesas y bancos, al tiempo que se ha hormigonado ya el camino que une Chanu con Santolaya y que luego continúa hasta Ambasaguas, lo que sin duda revitalizara la "playa" de Chanu.
Volviendo a los hoyos o pozas de La Sierra de Caguatses d´Abaxu, estos son realmente espectaculares. En una de ellas si te sientas el agua te llega muy arriba. Están como lijadas por el agua, con una superficie totalmente lisa.
Afea su estampa un muro adosado por el lado occidental que serviría para que el agua no se saliera por ese lado y es posible que tal vez los romanos poseyeran uno similar para regular el caudal del lavadero, porque en invierno y primavera este río baja bastante caudal, que también era aprovechado por un mulín existente por debajo del puente del pueblo, abandonado cuando el bum minero y recientemente restaurado y abierto a las visitas, al igual que la mantequería de Sousas de Tsaciana, como ejemplos de actividades tradicionales que no deberíamos olvidar.
Pared pegada a las hoyas. Dic. 2019
Zona de los hoyos, invisibles por la gran crecida de diciembre de 2019

Por encima de los hoyos el agua también discurre sobre roca madre pero lo hace por una especie de canal, que el denso matorral existente impide analizar.
Zona por encima de los hoyos. Dic. 2019

Los romanos ya se encontrarían con estas formas naturales y ¡listos ellos!, decidieron utilizarlos como lavaderos pues solo tendrían que triturar y tostar el mineral en el entorno mismo de la corta y luego transportarlo al lavadero natural que está muy cerca y en donde solo habría que agitar lo depositado para que solo se quedara en ellos el oro.
Altu del recietsu, hasta donde ascienden las cortas, vista general, ladera de Ferrera. Caguatses d´Abaxu.  foto Google
Cortas en primario cuyo mineral sería lavado en los hoyos de La Sierra. Foto Google
Ídem anterior
Ídem. Dic. 2019

Mas dudoso es que otra corta situada algo más arriba y otra situada más abajo, el Couso de Las Trapietsas, tuvieran relación con este lavadero pues en ellas parece ser que se lavó terrenos más sedimentarios.
Última corta de Ferrera, sobre yacimiento secundario. Foto Googe.
El Couso de Las Trapietsas. Caguatses d´Abaxu, yacimiento secundario. Enero 2020

Casos de bateo manual se han documentado en Pino del Oro, Zamora, que tenía pensado visitar este otoño del 2019 pero que problemas de salud me lo han impedido. Allí se ha excavado (arqueológicamente) y puesto al descubierto muchas cosas y se ha creado una ruta para visitarlo.
La imposibilidad de utilizar en Pino del Oro el agua como fuente de energía fundamental hizo que las cosas fueran diferentes. Mediante trincheras se cortaba la roca que contenía filones de oro, a puro pico y pala como se suele decir. Se troceaba y tostaba el mineral y luego sobre cazoletas abiertas en roca madre se trituraba el mineral utilizando molinos manuales de piedra, pero no a golpes si no haciéndolos rodar sobre el mineral hasta convertirlo en puro polvo. Es sorprendente el elevado número de cazoletas que se han puesto al descubierto ya que tras ser utilizadas una y otra vez acababan por quedar inservibles.
El mineral triturado era luego bateado a mano, utilizando agua de un regato cercano. esta técnica era la ideal para cortas pequeñas y muy ricas en oro y puede que para zonas también muy ricas pero con mayor volumen de mineral se llegaran a construir lavaderos de piedra, con sucesivos estanques con forma de hoyos que fueran reteniendo el oro.
En la tesina mencionaba El Castro de Chanu como un lavadero de este tipo con al menos dos encintados de estanques en torno a la parte de un teso. Están en una zona pendiente y los estanques son circulares, con una altura conservada, entonces, de varios metros por su parte de abajo, mientras que por arriba están a nivel con la ladera. y una anchura de tres metros, e incluso más, todo construido con una gran perfección. Cada encintado tenía los estanques unidos por una especie de muro no muy ancho.
Por encima de ellos en el foso del teso, un castro dormitorio donde se recogerían los útiles necesarios, hay como embalses con muretes y canales de distribución del agua. El agua le vendría del regueiro cercano al teso y de un embalse "la Plaza los Moros", situada en una chanada por encima y más contra La Riela. El mineral vendría del "Ganzalón", donde hay restos de minería de interior, y de una larga bocamina que no pude localizar, todo en roca pura.
El buen estado de los supuestos estanques hay que relacionarlo con el bosquete de castaños que hay sobre él y que a pesar de ser talados no cesan de rebrotar, sujetando con sus raíces el suelo. Ello contrasta con el resto del entorno en donde , hacia ya unos años, un grupo de vecinos instigados por una mujer (medio bruja según algunos) estuvieron escarbando en busca de un tesoro, llegando a utilizar hasta dinamita y destrozando muchos restos que había en el regueiro. Hay incluso un estanque de la zona inferior reutilizado como una "corripa", construcciones populares de las que ya os hablaré en otro momento.


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