9/11/2020

El Monte y el guía de Munietsus 44


El paisaje actual de cualquier pueblo difiere mucho del que existía tradicionalmente, con tierras cultivadas por todas partes. En Mual llamábamos "curtinal" a un gran grupo de parcelas de distintos propietarios destinadas al cultivo y que no solían tener una separación física (sebes vegetales o de murias) para poder utilizar toda la tierra disponible, existiendo solo unos mojones, piedras altas hincadas en el suelo, para marcar los deslindes.

Mojón de deslinde entre dos estaxus, para aprovechar al máximo la tierra disponible. Curtinal de Veiconde.

Otro mojón en el mismo curtinal.

 
Sí había altas paredes en los límites exteriores del curtinal y en los praus para evitar que las cabras, las más ágiles y aventureras , pudieran entrar y provocar algún desaguisado.
En Mual había muchos curtinales, en la amplia vega aluvial y en alguna ladera llaneada.
Vamos a analizar a fondo como era el paisaje agrario de la vega de Mual y de paso darnos una vuelta por tan bella zona.
A pesar de estar enclavado geográficamente en lo que se suele llamar media montaña, Mual es un pueblo de vatse, de veiga (valle, vega) pues sus mayores y mejores recursos estaban ahí.
La larga vega aluvial de Mual va desde el inicio del pueblo, en las casas que hay pegadas a la carretera, hasta Burducéu, un poco por encima del cortín de Cadenas, que todo el mundo puede ver cuando visita Munietsus. Son unos dos kilómetros en línea recta, en donde el valle se ensancha de forma notoria, con unos buenos suelos  favorecidos por la sedimentación de arenas y limos arrancados valle arriba, que es lo que ocurre en una vega aluvial.

Cortín de Cadenas. Una imagen repetida una y mil veces por quienes visitan Munietsus. Julio 2020.


Por el centro discurre la vega aluvial de Mual. Foto Google.


Ampliaremos el análisis al resto del Monte Mual para conocer sus potencialidades y sus logros y bailaremos en el tiempo para ir viendo las evoluciones que ha habido.
En esta vega, salvo la zona húmeda regada por el río a través de un complejo sistema de valladas y presas, el resto estaba ocupado, aparte de los caminos, las casas y sus anexos, por güertas y curtinales. Dado que las güertas solían estar al lado mismo de las casas, nos centraremos en los curtinales.
Comenzando por el fondo de la vega iremos bajando por esta en dirección al pueblo.El más alejado del pueblo era el Curtinal de Prau Nuevo, la parte que queda por encima del camino-pista que va a Las Tablizas y que en sus buenos tiempos seguramente se prolongaría hasta las cercanías de la Vatsina Burducéu por un lado y el Regueiru Calechu por el otro. Ocupaba una zona llaneada a un nivel ligeramente más alto que los praus regados de la zona, llegando hasta donde la ladera ya comenzaba a empinarse.

Pista actual a Las Tablizas, separa los praus del curtinal. Prau Nuevo.

Excelentes tierras del curtinal de Prau Nuevo, transformadas en praus de secano. Julio 2020.

Vista parcial del curtinal de Prau Nuevo. Julio 2020


Enfrente, pero del otro lado del río,en su vertiente derecha, y también por encima de la zona regada cercana al curso fluvial estaba el Curtinal de Tachurrosu, al que se accedía por la Ponte Rucabo y el camino que llevaba a Lus Putseirus y Bisnuevo. En su época de mayor pujanza ocupaba las zonas llaneadas o algo pendientes de Tachurrosu, la Vatsina Tachurrosu, Las Fainas, Lus Azores y La Reguera.
Ambos curtinales, dada su lejanía del pueblo, fueron los primeros en ser transformados en praus de secano, que requieren menos cuidados. Todavía durante mi etapa de guía se cultivaban algunos trozos de Prau Nuevo, gracias a la rapidez que proporcionaban los tractores, pero de Tachurroso no tengo esos recuerdos. Aquí algunos praus de secano ya habían evolucionado a "pascones".

Tachurrosu y Prau Nuevo. Las dos pistas, la vieja y la nueva, delimitan los praus (cercanos al río) de los curtinales. foto Google.

El curtinal de Tachurrosu, por encima de los praus cercanos al río, ya es solo un recuerdo, el bosque pugna por recuperar lo que fue suyo. Julio 2020.


Más abajo y en la vertiente izquierda había un cortinal muy alargado, también por encima del camino, que volvía a separarlo de los praus cercanos al río. Ocupado por El Caruezo, Panzaleitsas y Las Cabuercas y que en aras de una mejor comprensión agruparemos con el nombre de Panzaleitsas.
Si entre Burducéu y Prau Nuevo resaltaba el cortín de Cadenas, en Panzaleichas lo hacen dos, perfectamente visibles desde el camino pero que pasan desapercibidos para los no habituados a este paisaje. Se sitúan en el inicio de la ladera, aprovechando el terreno pindio para la colocación de los "truébanos". Hay otro cortín en Las Cabuercas pero este ya no se ve. Por cierto ahí en Las Cabuercas hay una pequeña explotación aurífera de época romana.

Panzaleitsas, de nuevo la pista separa los praus de los curtinales, en estos últimos los tres cortines. Foto Google

Segundo cortín, bajando y restos de curtinal. 

El primer cortín, bajando, ya está en un estado ruinoso.


No creo, sin embargo, que La Fana sea una explotación aurífera. Está catalogada como tal en el Inventario Arqueológico del Concejo de Cangas del Narcea de 2.011, como "explotación de La Fana", con el número 147 de los bienes catalogados.
La Fana se inicia, valle arriba, donde se junta el camino del pueblo con el desvió de la carretera para acceder a Munietsus y en mi opinión es una fana, un argayu, de origen natural, similar a otras que abundan por la zona.
Hay que tener mucho cuidado a la hora de catalogar todos los socavones existentes en los montes como explotaciones auríferas. Algunas sin suda que lo son, pero la mayoría de ellos son de origen natural, aunque también provocados por la actividad humana, pero en este caso de una forma indirecta.
Veréis, en terrenos pendientes y con buen suelo, al menos en su estructura, es decir suelos terrosos, este se mantiene estable siempre y cuando los árboles y en especial sus enormes raíces estén presentes. Hay quien afirma que en suelos profundos el volumen de las raíces es similar al alcanzado por el tronco y la copa, de ahí su enorme importancia.
Los árboles, primero retienen y amortiguan la caída del agua de lluvia que físicamente son como diminutas "bombas" debido a su fuerte impacto sobre el suelo.. Luego el terreno, poroso y acolchado con materia orgánica, va filtrando y regulando ese flujo líquido, impidiendo al mismo tiempo que el suelo se deslice.
Cuando se tala ese bosque pueden ocurrir dos cosas, que la vegetación natural de la zona inicie un proceso de recuperación o bien que el suelo continúe degradándose debido a los incendios.
La persistencia de los incendios fue endémica en el entorno de Mual hasta no hace muchos años y en otras zonas cercanas lo siguen siendo en la actualidad. Espero que "Pedro Botero" tenga instaladas unas buenas calderas donde puedan achicharrarse, "per saecula saeculorum", todos aquellos que prenden intencionadamente un monte.
Esos suelos desprovistos de vegetación superior, que solo cuentan con algunos ganzos rebrotados tras las quemas, fueron fácil presa de las grandes tormentas. Fijaros en los ríos en esas fechas en que no para de llover o cuando cae una tromba de esas que hasta da miedo salir de casa. Cuando el agua baja turbia es que se ha cebado en suelos desprotegidos.
El agua se va infiltrando en el terreno, pero pronto discurre por encima de él a toda velocidad, arrastrando todo lo que encuentra a su paso y provocando deslizamientos del suelo, empapado y sin nada que lo sujete, desconchándose y desparramándose sobre las zonas inferiores.
En el valle del Ríu Mual o Munietsus, son visibles ejemplos de estas fanas y fueron realmente fanas, porque yo mismo vi la evolución de muchas de ellas. Abundan en el solano, en alguna de las enormes grandas existentes.
En Vatsina Tsonga del Regueiru Calechu, tanto por encima como por debajo de la carretera del Counio, hay varios de esos desmontes, con formas diferentes. Predominan las que han erosionado el curso fluvial provocando anchos y profundos surcos que con el paso del tiempo pueden verse ampliadas con algún lateral cuya fisonomía puede ser la del cuenco de una concha.

Las fanas de Vatsina Tsonga aún tienen zonas desnudas que resaltan por su color blanco, como se aprecia en las de encima de la carretera, pero las de abajo ya están más colonizadas


Formas las de estas cárcabas naturales muy parecidas a las dejadas por la minería a cielo abierto romana. la única diferencia es que estas, las fanas, suelen afectar solo a terrenos sedimentarios. Es muy raro que afecten a la roca, aunque si esta es deleznable la erosión sí puede acabar haciendo que se desplome o vaya desagregándose.
Cuando persisten dudas la única forma de poder resolverlas es acudir al resto de huellas dejadas por las minas, en especial los canales y embalses de agua. También los topónimos ayudan mucho, así como las leyendas populares sobre esos lugares.
A la ausencia de todas esas huellas y leyendas, en el caso de La Fana se une otra, esta no está vaciada de su contenido, como ocurriría si su terreno fuera lavado para extraerle el oro. El terreno está corrido, deslizado, pero sigue estando ahí, aunque el que llegó al río fue llevado por este en épocas de crecida.

Se aprecia como en La Fana el suelo no ha desaparecido, simplemente se ha corrido. Julio 2020.


Curiosamente es en esos lugares erosionados donde primero surge la vegetación, incluso la arbórea. Recuerdo ver las fanas de Vatsina Tsonga, desde la carretera, que es un excelente y despejado camino, poco transitado y con espléndidas vistas, cuando aún se estaban formando, con el suelo desnudo y que con cada fuerte tormenta iba perdiendo, poco a poco o de golpe, parte de su contenido, sepultando tierras de Oubachu y contaminando el curso fluvial del Regueiro Calechu. Hoy esos huecos ya están colonizados por árboles y matorrales, si bien aún perduran trozos muy pindios pelados con el típico color de la tierra desnuda.
Solía aprovechar cuando venían a Munietsus colegios o centros educativos procedentes de Galicia, que hacían la ida y la vuelta por el Puerto del Counio. Subía con ellos en su autobús, cuyo conductor las pasaba canutas para trazar algunas curvas por su estrechez y luego me bajaba en el puerto o en La Veiga´l Pumar.
Para bajar lo hacía alguna vez por Decutsada, monte e través o por la pista de Pires y otras por la carretera, tranquilamente pues hacia abajo se avanza rápidamente y parando cada poco, absorto en el avesíu del valle y el entorno que iba atravesando. La ausencia de vehículos hacía que te olvidaras de que estabas andando por una carretera asfaltada y desde ella veías cosas nuevas o perspectivas diferentes a las habituales.
Observando detenidamente las laderas solanas de las grandas es frecuente ver que cuando el relieve deja de ser homogéneo y surgen desniveles, huecos, zanjas...es ahí donde primero se instala la vegetación superior, aunque estén relativamente alejadas las fuentes de semillas. Ello debemos relacionarlo con dos factores.
Por un lado esas formas encauzan las aguas de lluvia y escorrentía hacia ellas mismas, manteniendo el terreno más húmedo durante más tiempo, algo vital en ambientes tan secos. por otro lado esos quiebros del terreno provocan diferentes orientaciones que consiguen que en ellas el poder calcinante de la insolación sea menor, propiciando también la presencia de algo de humedad.
Si queremos que en el solano del valle vuelva a haber exuberantes robledales, su vegetación potencial, tenemos que preocuparnos por mantener en el mejor estado posible la base sobre la que este va a desarrollarse: el suelo. La erosión sin freno, aparte de las fanas acaba provocando suelos muy débiles y pobres donde el arbolado tiene más complicada su instalación.
Duele ver como desaparecen los mejores suelos y su sustitución por otros pedregosos, rocosos, abarrancados...porque en esta ladera aún perduran buenos suelos. La Granda Espina y todo el Regueiru Calechu, con todas sus vatsinas, lo son. Si queréis verlos solo tenéis que desplazaros hasta el Centro de Interpretación de la Reserva y otear desde los diferentes "balcones" que hay en su entorno.
Desde uno de estos miradores, mirando valle abajo, hacia el Regueiru Rudarenas se ve como progresa la colonización natural, con una ladera cuajada de robles y otra con un potente ganzal que los preludia.

Sin incendios la colonización arbórea es sorprendente. Una de las vatsinas del Regueiru Rudarenas. Julio 2020


Es asombroso ver como progresa la recolonización en las partes bajas del valle. Cuando volví a Munietsus, tras varios años de ausencia, quedé sorprendido.Antes la pista, que tantas veces recorrí, desde Burducéu a Las Tablizas estaba muy despejada y se veía el inicio de ambas laderas con muy poca vegetación. Ahora no se ve nada, el bosque de ribera lo tapa todo y el inicio de las laderas igual.
Aquí más que los buenos suelos lo que benefició esta expansión es la presencia de una mayor humedad. Pero en las zonas medias y altas la ausencia de esta hace que el camino sea más lento, aunque ya se ven los típicos rebrotes, enmarañados, de rebotsus sapiegos quemados años atrás.
Los buenos suelos descritos no son suelos desarrollados, ni poseen variados horizontes, ni una potente capa de materia orgánica donde bulla la vida, pero al menos son suelos terrosos, muy aptos para el desarrollo arbóreo.
También es buena la zona al pie de La Veiga´l Pumar y las zonas de Decutsada donde se plantaron pinos y muchas zonas por aquí y por allá.
Pero también hay malos suelos, algunos ya colonizados o en proceso de estarlo, con tseirones y afloramientos rocosos, como en Güergolas, Porciles, zonas altas...Muchos afloramientos de roca son como grandes lascas, rocas planas y verticales que parecen estar clavados en el suelo y algunos se utilizaron para deslindar los Montes de Munietsus de los de Oubachu, a raíz del pleito entre La Bosna, propietaria de Muniellos, y los vecinos de Oubacho, entre 1.924-27 y favorable para el pueblo.

Curiosas formas del roquedo. Julio 2018


El Penón de Güergolas y la Pena de Güergolas de Porciles son ejemplo de ello. Estos y el resto de mojones clavados en el suelo se pintaron de encarnado (rojo) y se les escribió la palabra Muniellos de un lado y la de Oballo del otro.

En penones como este se pintaron los deslindes. Julio 2018


Volviendo a los curtinales, Ya pegados al pueblo están en la vertiente izquierda, los de La Varagaña y el de Valdepila, muy afectados, en realidad casi sepultados, por fanas provocadas por la deforestación de Espina, el regueiro Valdepila y una pista que se hizo para subir a Oubacho y que encauzó el agua de fuertes tormentas hacia esa zona. La pista se abandonó, haciéndose otra a mayor altitud, que pasa por el actual Centro de Interpretación de Muniellos, y otra, encementada, que sube muy pendiente por la Veicietsa, que es la más usada porque es muy corta.

Curtinales del entorno de Mual. 1-Veiconde. 2-Muruecos. 3-La Baragaña. 4-Valdepila.


Ambos curtinales tuvieron que despejarse varias veces de esos corrimientos, pero la calidad del terreno se resintió y son bastante pedregosos. Estas fanas están al lado de La Fana de la que ya hablamos y refuerzan el carácter natural de esta última.

Curtinales de Valdepila y La Baragaña. En primer término un prau de Veiconde. Si os fijáis un poco se ve la forma cóncava creada por las continuas fanas. Julio 2020 


En la vertiente derecha, a la que se accede por la Ponte la Zreizalina, está el que seguramente sea el mayor curtinal del pueblo, que empieza en Muruecos y culmina en Veiconde, histórico nombre este último: vega del conde y sugestivo el primero por la abundancia de murias y es que aquí la vega aluvial se amplió por un lavado aurífero en el deposito de ladera.

Veiconde, praus y curtinal al pie del Montecín. Julio 2018.

Veiconde en julio de 2020


Del lavado romano queda, aún muy visible, aunque tapado por un potente castañaléu, un embalse de agua de buenas dimensiones: El Chano Bustietsu, alimentado con el agua de la Fonte´l Cano y el regueiru de La Cutsada. Debajo de él está una parte del lavado del que no se conserva su forma original por el corrimiento del suelo, quedando solo un terraplén de bastantes metros de desnivel y que en la parte más cercana a La Cutsada posee el significativo topónimo de El Castietso.

Aún se aprecia el borde inferior del embalse, el resto está desfigurado al instalarse en toda la zona un pujante castañaléu. Julio 2020.


En la mitad del Curtinal de Veiconde hay montones de piedras y allí apareció una cazoleta pequeña, conservada por un vecino de Mual y que pude ver, pero de la que no me queda ningún recuerdo, ni siquiera el de su poseedor, pero sí que era pequeña, más propia de un molino de mano que de un mortero de triturar mineral, algo innecesario en un yacimiento secundario.
En los años ochenta, un arado, con reja mucho más profunda que los antiguos, arrastró una gran tsousa y debajo de ella apareció un hueco circular con paredes de piedra bordeándolo y según me contaron con una especie de repisa superior con algo colocado en ella, pero que ante el temor de que alguien cayera dentro fue rellenado con piedras y tierra, no pudiendo precisar de que se trataba.
También dicen en el pueblo que aquí apareció una cadena metálica que según ellos era una pergachera o perganza, la cadena que sujetaba en alto el Pote donde se cocinaba, no hace mucho tiempo, en la tsariega. Pote que según mi madre, gran cocinera, hacía una comida "bárbara" en el sentido de excelente y en el que no se pegaba nada. Por tal motivo algunos papudos (gentilicio de los nacidos en Mual, entre los que también estaría yo) creen que allí había antiguamente un pueblo.
Vega arriba está La Cárcaba, entrante en la ladera y llena de piedras y luego Muruecos, zona con muchas hondonadas y piedras pero eliminadas a fuerza de arar y trabajar la tierra, a lo que se unió la acción de palas mecánicas modernas para transformarlo en praus cuando la agricultura perdió peso.
No dudamos que Muruecos fuera un continuación del lavado de Veiconde.
Curtinal de Muruecos, transformado en praus. Julio 2020.


También está situado sobre un posible lavado superficial aurífero el Curtinal d´Espina, no muy profundo pero bastante ancho. Por debajo, en su base, justo encima de un conjunto de truébanos y colmenas de mi tío Gonzalo, posee otro significativo topónimo: El Castietso de Farruco, cerca de la carretera que sube al Counio. La carretera aprovechó en su trazado un rellano con repecho por su parte inferior, situado entre las colmenas y El Carreiro, sin duda vinculado a la explotación.
El Curtinal d´Espina. Julio 2020.


En el curtinal abunda y ello es casi una novedad en nuestro concejo, la tierra de color rojizo (rubefación) tan ligado a la minería aurífera en zonas de Ibias y de León.

Parte de la zona superior del Curtinal d´Espina donde se aprecia el frente de corta final de la explotación aurífera. Julio 2020.


En el medio del pueblo está otro de los curtinales emblemático de Mual: La Veiga, constituido, como el resto, por multitud de pequeñas parcelas. Esta deslindado por los praus pegados al Regueiru San Xuliano, el camino del pueblo, La Gurticona y el camino del Cementerio, pegado ya a la falda de la ladera.

Parte del Curtinal de La Veiga. Julio 2020.


Vayamos por partes. El Regueiru San Xuliano es el tramo final de La Veicietsa, desde la carretera en el desvío que sube a Oubacho hasta el Ríu Mual. Recibe este nombre, muy desconocido por los propios papudos, porque en el Cementerio estuvo instalado, en otros tiempos, la ermita del patrono del pueblo: San Xuliano.

El Regueiru San Xulianu. Julio 2020.


En el Cementerio también tenemos la constancia de la existencia de un auténtico cementerio de época medieval, gracias a una pequeña excavación realizada por Marga cuando mi hermano Carlos compró dicho lugar para usarlo como base de la panera de casa Santiago, que sus propietarios le habían regalado y que gracias a una subvención logró rehabilitar en su totalidad y de la que luego, lamentablemente, tuvo que desprenderse.

La panera de Casa Santiago en El Cementerio, muy cambiada desde que Carlos la vendió. Julio 2020


El cementerio era un lugar enigmático para todos los nenos del pueblo. Tenía gruesas y altas paredes de piedra separándolo de La Veiga y el camino y todos le teníamos, seguramente por su nombre, respeto, por no decir miedo, cuando pasábamos a su vera.Recuerdo ver pegado a sus muros restos de  parras, que tal vez aludan a la existencia en épocas anteriores de grandes parras y el aprovechamiento de su fruto para elaborar vino. Práctica que se refuerza con otro topónimo La Viña, donde mi familia tenía una tierra, a media ladera, en el solano que deslinda con Oubacho.

El Cementerio en la actualidad, julio 2020, tras varias transformaciones



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