![]() |
Carril con bellos varales, cerca de la Ponte Rucabo. 29-julio-2020. |
La utilización de madera en las primeras valladas, las originales, nos habla bien a las claras del amplio uso que nuestros antepasados hacían de este producto.
Desde un punto de vista actual todos los útiles y estructuras de madera gozan de un merecido prestigio. La madera es un producto natural, noble, de gran belleza; su roce es cálido y su visión también lo es. Tal vez nuestros abuelos tuvieron esos mismos sentimientos y nos maravilla que supieran apreciar y utilizar sus variadas cualidades.
Ante esta "romántica" visión de la cultura de los nuestros, visión muy abundante y en la que es muy fácil caer, es necesario poner las cosas en su sitio. La valoración estética es algo muy personal y está más desarrollada en aquellas sociedades que tienen aseguradas las necesidades básicas: comer, vestir, descansar y, sobre todo, tener tiempo libre para que la mente se pueda ensanchar con inquietudes intelectuales y culturales y deleitarse con las maravillas que nos rodean, creadas en este caso por nosotros mismos o por los que nos precedieron.
Pero la inmensa mayoría de nuestros "abuelos" nunca dispusieron de ese tiempo libre, bastante tenían con sobrevivir en las duras condiciones que les tocó padecer. Todo lo que hacían, independientemente de su valoración estética, tenía una finalidad práctica.
Cierto es que un orriu o una panera, por poner un ejemplo, tienen en ocasiones bellísimas decoraciones, que nos hablan de ese "gusto humano" por la belleza, pero lo que predominaba era la construcción, habían descubierto algo que les permitía conservar en óptimas condiciones el grano, el pan nuestro de cada día, y otros muchos productos, protegiéndolos de los roedores y de la humedad.
Utilizaban mucho la madera porque era un producto natural que abundaba en su entorno y que podían disponer de él sacándolo de sus montes comunales.
En lugares donde el bosque escaseaba, muchas estructuras eran hechas con otros materiales, piedra, adobe...y muchos utensilios con un "pariente" suyo, la cerámica y los más afortunados con metales.
No les quedaba otra, la ley básica que predominaba en estas sociedades y culturas de mera supervivencia era la adaptación al medio en el que estaban inmersos, utilizando los recursos que la naturaleza les podía ofrecer.
Sociedades, las nuestras, que vivían entre los bosques y que dependían en gran medida de ellos. No defendían el bosque por bellos ideales sobre la naturaleza si no porque su supervivencia estaba ligada a él. Ni sublimación estética ni ecologismo si no adaptación pura y dura al medio y mucho sentido común, no podían destruir aquello que tantas cosas les ofrecía.
Como decimos la madera era muy utilizada, me gustaría, antes de continuar con las valladas y los praus, comentaros algunos usos a los que se les ha prestado poca o ninguna atención.
Todos sabréis lo que es una "carril", palabra derivada de carro. En nuestra zona esta palabra tiene dos significados. Uno hace referencia a un camino por el que puede desplazarse un carro: la Carril de Moncóu, la Carril Lus Chanus (en Burducéu. Mual), la Carrilona del Pando...usándose a veces para hacer referencia a las roderas (surcos) dejadas en el suelo por este básico e imprescindible medio de transporte.
El otro significado es el que ahora nos interesa. Los curtinales, los praus y otras fincas solían estar delimitadas del exterior por paredes de piedra y en ocasiones por sebes vegetales para evitar que el ganáu doméstico penetrara en ellos. Pero necesitaban unas entradas para poder utilizarlas y para que el carro pudiera entrar y salir acarreando diversos productos: abono, aperos, la producción de las parcelas... La carril es esa entrada y estaba formada por dos jambas adosadas a la pared o sebe vegetal y que dejaban entre ellas un espacio abierto, que se cerraba o abría mediante unos varales, mucho más delgados que los de las valladas, dispuestos en horizontal a diferentes alturas, apoyándose en las mencionadas jambas.
Todo un bello mundo el de las carriles. Las jambas podían ser de piedra o de madera. En Mual predominaban estas últimas, aunque creo recordar algunas de piedra. Sin embargo en Caguatses aún se pueden ver bellos ejemplares en roca, cuya labra debió de ser mucho más costosa.
![]() |
Carril con jambas de piedra. Camino del Aveséu, Caguatses d´Abaxu. 24-diciembre-2017. |
![]() |
Espectacular jamba de la carril anterior, sin varales. 15-agosto-2020. |
![]() |
La misma jamba con varales. 24-diciembre-2017. |
![]() |
La otra jamba, con surco lineal, aquí con varales. 24-diciembre-2017. |
![]() |
La misma jamba sin varales. 15-agosto-2020. |
![]() |
Otra carril de piedra en el mismo camino. 24-diciembre-2017. |
Sean del material que sean las jambas son de una sola pieza y están labradas. En una jamba solo se perforaba un hueco, del tamaño suficiente para poder albergar la punta de un varal y sujetarlo.
![]() |
Jamba de la carril cercana a la Ponte Rucabo. 29-julio-2020 |
![]() |
Jamba del prau de Berducéu.29-julio-2020 |
En la jamba de enfrente, si era de madera, había que labrar una especie de siete, sin el rabo de en medio (7) formando un simple ángulo. El varal se deslizaba por la abertura superior, la horizontal y en su final se desplazaba algo hacia abajo de donde no podía salir pues la abertura se acababa enseguida. En las de piedra dada la mayor dificultad de la labra esta solía ser lineal, de arriba a abajo, con asientos para los diferentes varales.
![]() |
Jamba de madera con el ángulo labrado y varales insertados en ellos. Carril prau de Berducéu, 29-julio-2020. |
![]() |
Cerca de la Ponte Rucabo. |
El varal, inexcusablemente de madera, tenía que tener una medición muy precisa para el encaje en ambas jambas. No hacia falta que fueran muy gordos, lo que además dificultaría su movilidad, pero si lo suficiente como para poder resistir una cornada, un empujón o una patada.
![]() |
Carril del prau de debajo de la pista en Berducéu. |
Primero se introducía el varal en el hueco y luego en el siete. Eran relativamente sencillos pero garantizaban que ningún animal los pudiera sacar de su sitio, los podían mover algo hacia arriba pero ninguno de ellos puede combinar dos movimientos de diferente dirección.
![]() |
Carril de un prau del Regueiru Calechu |
Algunas jambas eran simples troncos, sin más labra que los surcos y el hueco. Otros están perfectamente escuadrados y labrados siendo un deleite para la vista, nada que ver con los modernos cierres de materiales prefabricados.
![]() |
Rústica carril en el prau de Cadenas en la entrada de Reiduz, los surcos están hechos con motosierra y cubiertos con chapas para que tardaran más en pudrirse. |
Piedra y madera, dos productos naturales, baratos y abundantes y que además podían durar una barbaridad de años.
![]() |
El tiempo no ha podido aún con esta jamba de piedra de una carril pero esta ya ha perdido la función que tenía. Caguatses d´Arriba. 5-enero-2020. |
También se utilizaba madera para delimitar presas que atravesaban un camino. Presas no muy grandes ya que si lo eran el material utilizado era la piedra, estando en ese caso cubiertas por gruesas tsousas. El continuo roce del agua con la tierra del camino y del tráfico rodado y animal, podía acabar estropeando el camino y para evitarlo se colocaban maderos, escuadrados, en los bordes interiores de la presa, uno a cada lado, encauzando el agua por el espacio existente entre ellos. Estas presinas solían estar al descubierto, sin cubrición alguna.
Creo que ya no quedan ejemplos, pero recuerdo ver alguna durante mi juventud, antes de que el cemento y el hormigón las sustituyesen.
Igualmente se usaba la madera para los propios caminos, en tramos pendientes o muy húmedos donde las ruedas del carro, los animales y las personas pudiesen "derrapar" o atascarse en el tsamazo (fango). Se empotraban troncos de madera en el suelo del camino, en disposición perpendicular a su trazado. Muchos de estos troncos estaban escuadrados.
![]() |
Simples maderos en el suelo para hacerlo más transitable. Partes bajas del Vatse la Cutsada. 31-julio-2020. |
La causa por la que los troncos se escuadraran, en este y en otros casos, era para eliminarles sus primeras capas, capas que pronto se deterioran y pudren al estar ahuecadas por los conductos por los que había circulado la savia.
Así se evitaba tener que empedrar ese tramo, una obra más laboriosa y en donde había que disponer de abundante piedra, que no siempre se tenía "in situ". Además el acarreo de madera era más sencillo gracias a su menor peso.
No sé quién aprendió de quién, aunque lo más lógico es suponer que ambos tenían la lección bien aprendida. Me refiero a las comunidades de la zona, Mual, Oubacho...y a las empresas madereras. Estas últimas también utilizaban madera para "forrar" el suelo en muchos tramos de sus pistas. En los húmedos y empinados suelos de La Infiesta y su entorno, está documentado el empleo de madera durante las sacas de rollas a finales del siglo XVIII con destino a los astilleros del Ferrol.
La contrata encargada de la saca no dudó en arrasar el Faéu Lus Azores para utilizar su madera, que en este caso sería de fayas y sobre la que no poseía ningún derecho, ni el permiso necesario del pueblo al estar en terrenos comunales. Claro que con el visto bueno de los señores condes, dueños de lo propio y de lo ajeno.
El pobre aspecto que presenta aún en la actualidad este faéu viene de aquella y posteriores tropelías con el mismo fin, al menos hasta la construcción de la nueva pista, la actual, que discurre más en llano. Las fayas son muy viejas, con cortos troncos, herencia del desmochado realizado sobre ellas y las posteriores podas realizadas sobre los ramajes rebrotados. Pero están ahí y con su presencia evitan la instalación de arbolado joven y renovado.
![]() |
Las fayas desmochadas y podadas una y otra vez solo emiten mucho ramaje delgado que acapara toda la luz solar y evita el nacimiento de nuevas fayas. Faéu Lus Azores. 29-julio-2018. |
![]() |
Faya del Faeu lus Azores desmochada ya hace mucho tiempo y con tímidos rebrotes en la actualidad. |
Dentro de la Reserva todavía se pueden ver algunos troncos en el suelo, que han logrado sobrevivir durante muchísimo tiempo, lo que demuestra lo acertado de su utilización.
![]() |
La foto está borrosa pero se ve claramente los troncos escuadrados empotrados en el suelo. Partes altas del Ríu La Candanosa. 26-julio-2016. |
Curiosa y novedosa en nuestra tierra era la composición del canal que abastecía la central hidroeléctrica de Las Tablizas, también realizada con madera. En nuestra zona las presas y canales de agua siempre se hacían abriendo el terreno, incluso cuando era rocoso, utilizando piedra para reforzarlas. La madera solo se utilizaría en puntos muy concretos. Pero el canal de Las Tablizas estaba realizado en su totalidad con madera.
Una presa abierta en el terreno tiene muchas pérdidas de agua. Este problema ya lo habían padecido los romanos con los canales utilizados en las cortas auríferas y lo habían solucionado, en parte, utilizando arcilla para impermeabilizarlos, al menos en sus tramos más porosos.
Pero tanto los romanos como nuestros abuelos disponían de mucha agua y perder una poca no era mayor problema. Pero la central necesitaba un flujo regular y constante de agua.
La central suministraba la energía necesaria para el funcionamiento de la serrería, el auténtico corazón de la explotación maderera. La madera de Munietsus ya no salía de Las Tablizas en rollas, con la instalación de la primera y la posterior serrería eso se acabó. Todo lo cortado en el Monte pasaba por ella, con lo cual aparte de producir productos de mayor valor añadido, se podía utilizar rodo lo cortado y también talar todo lo que tuviera madera utilizable.
Según mi padre Sabino, que estuvo trabajando en ella en 1953 y los documentos de la época, en la segunda serrería había seis sierras. Cinco de ellas eran sierras de cinta, de las que cuatro disponían de "carro" y una de "galera", instrumentos ambos donde se colocaban los troncos para acercarlos a la sierra y ser serrados. Su longitud de corte variaba: tres tenían 120 cm., otra 1m. y la última 90 cm. La sexta sierra era de disco, con un corte de 30 cm. de longitud.
Como había rollas enormes, una de las grandes sierras se encargaba en exclusiva de cortarlas, bien a la mitad ("bandealas") o bien en cuatro partes ("cuartealas") para que pudieran entrar en las otras sierras. Muchas rollas eran cortadas en tablones de 5 cm. de grosor, con algunas de 10 cm. y una longitud de 2,50 a 3 metros.
Otras sierras se encargaban de "deshilarlos", o sea quitarles a los tablones lo malo de las esquinas y quitarles los puntos para dejarlos igualados.
También se construyó un puente-grúa para la manipulación de las rollas ya que algunas de ellas pesaban varias toneladas.
Excepto el cuartón para la duela, hecha en el Monte y a mano por obreros especializados santanderinos y que se seguía haciendo por la gran demanda existente, el resto de la madera pasaba por la serrería y la que lo necesitaba era metida en una secadora donde se aceleraba su secado.
Aparte de los tablones que se podían vender tal cual, con estos y el resto de la madera se obtenían diversos productos.
La de roble, aparte de la duela ya mencionada, se utilizaba para hacer chapa, piezas para los entibos de las minas de carbón, parquet y otros subproductos similares y las obligadas traviesas para la RENFE, exigidas por la Administración a todas las serrerías industriales. Con las rollas de faya y bedul, bastante abundantes, se obtenía chapa.
Los sobrantes de la serrería se vendían, pero los obreros tenían derecho a coger la que quisiesen. Los sobrantes del monte no se utilizaban, excepto la utilizada por los santanderinos para hacer su comida sobre el terreno.
La empresa no podía permitirse un paro en la producción derivado de un problema en la central. Había contratado a dos personas de Mual, que algo tendrían que saber del tema, para que vigilasen día y noche el correcto funcionamiento de la central. se turnaban y para que accedieran cuanto antes a ella incluso se realizó un pontigo de acceso directo desde la pista, sin necesidad de cruzar por el puente de las casas, situado algo más arriba. Claro que también estaba este pontigo para que el que estuviera de turno pudiera pasar a la pista y levantar la barrera manual que permitía el acceso a Las Tablizas.
El canal no podía perder ni una gota de agua, pero eso también se podía conseguir utilizando cemento, pero este solo se usó en el Banzáu del río y en el comienzo del tramo de canal.
Desconozco si el canal original era de otro tipo y si se recurrió a este como medida de urgencia ante una rotura del antiguo canal. Lo cierto es que la empresa tenía los días contados, su fin era el de una muerte anunciada ya desde antes del cese de su actividad.
El canal que yo conocí y que existió durante la fase final de la explotación maderera estaba formado por tablas, unas formaban la base y otras las paredes laterales. Tablas gruesas y planas perfectamente ensambladas entre si utilizando el conocido machihembrado y reforzadas por otras, por el exterior, en los puntos de unión.
A su estabilidad también contribuían unas tarranchas o listones de madera clavadas en la parte superior, de una tabla a la que le queda enfrente y distribuidas cada poco para evitar que estas se abrieran hacia afuera debido a la presión del agua.
Madera escrupulosamente medida y serrada y seguramente de roble, la que menos porosidad presenta. Para garantizar aún más su impermeabilidad las tablas estaban embreadas, o sea cubiertas con una capa de brea, sobre todo la parte interior, la que iba a estar en contacto con el agua que circularía por ellas. La brea extendida en caliente cuando se secaba creaba una capa que impedía que se filtrara "ni una sola gota", al menos durante cierto tiempo.
La mayor parte del canal no tenía cubrición alguna, salvo las mencionadas tarranchas. Solo algunas partes estaban cubiertas, habiendo una subterránea por debajo de la pista antigua que la atravesaba. Ya se utilizaba la pista nueva, la actual, para sacar la producción y acceder a Las Tablizas, pero aún se mantenía en uso la parte de la vieja por la que se llegaba a Bisnuevo que fue una de las últimas zonas en talarse.
En el tramo final, que iba desde la zona subterránea hasta encima de la central, el canal iba encajonado en un surco abierto en el suelo, de tanta anchura y altura como este. Pero valle arriba tenía partes que iban sobre el suelo, incluso con puntos en los que volaba sobre este para salvar las irregularidades del terreno y en donde era imprescindible hacerle al canal una especie de puente, naturalmente también de madera.
![]() |
La presa después del tramo subterráneo. 2.000. |
![]() |
Parte en alzado de la presa de madera. 2.000. |
Una construcción singular que prácticamente ha desaparecido debido a los materiales en que estaba hecha. Nadie se ha preocupado por preservarla, como tampoco se ha hecho con la central y la serrería, que convenientemente reformadas podrían formar parte del patrimonio histórico de la Reserva, muy interesantes para ser visitadas sin alterar el interior de la Reserva y entender, viéndolo, una parte de su historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario