3/28/2021

El Monte y el guía de Munietsus 57

Regueiru Calechu, último prau, aún regado, antes del arbolado. Prau de La Pasada. Fijaros al fondo donde todavía perviven plantaciones de pinos. 31-julio-2020.

 En La Chalga los praus estaban arrinconados por el imponente curtinal, aunque en la actualidad casi todas las parcelas, o "estaxus" como se les llamaba en Mual (de hecho aquí en La Chalga, por encima de la carril o camino, contamos con los topónimos "Lus Estaxus" y "L´Estaxu") están sin trabajar. Ya en mi infancia muchas estaban transformadas en praus de secano que daban una excelente yerba ya que estaban sobre buena tierra, con restos aún de antiguos abonados. Mi familia poseía uno en las partes altas, donde según mi madre se daba un excelente trigo cuando aún se cultivaba.

Los estaxus llegan hasta los bordes mismos de los cortados del desfiladero de El Trabancu y cercanos a los deslindes con el Monte Cruces, de un pueblo cercano pero ya en la vertiente del Ríu Rengos (Narcea).

Todos sabemos que los niños suelen mezclar la realidad con la ficción, en proporciones variables dependiendo de cada cual. Eso es lo que me pasó a mí con Cruces. Siendo yo aún un guaje acompañé a mis padres a este pueblo, a casa de unos conocidos o algo de familia suyos. Mi padre era de El Pueblo de Rengos y mi madre de Mual, y Cruces queda a medio camino de ambos, por lo que las relaciones, fueran del tipo que fueran, eran habituales. Además los tres pueblos citados pertenecían a la misma parroquia por lo que las reuniones, en actividades religiosas o en las más profanas fiestas en La veiga y los otros pueblos, reforzaban esas relaciones.

Para mí la experiencia fue inolvidable, era la primera vez que salía del vatse de Mual e hicimos todo el recorrido a pie, usando el antiguo camino que por La Chalga llevaba a La Venta y a Veiga Rengos y del que había que utilizar un ramal previo.

Los niños no perciben el paisaje y el relieve como lo hacen las personas adultas que de alguna manera ya lo tienen mentalizado. Lo que para unos es un buen paseo, para otros es como la puerta abierta ante un nuevo y grandioso universo. Un paso de mi padre o mi madre me llevaba a mí al menos hasta tres. Todo se agrandaba ante mis ojos, los riscos y cortados del Trabanco, los últimos tramos de la sierra y las inmensas vistas que ofrecían, el simple camino y las piedras y rocas que lo jalonaban y sobre todo los árboles, robles, posiblemente sapiegus, que aparecían en solitario o en pequeños grupos y que íbamos dejando atrás.

Y es ahí donde la realidad se mezclaba con la ficción. ¿Os acordáis de aquella serie televisiva llamada Daniel Boone?, las aventuras de un explorador, trampero y justiciero en un salvaje Oeste norteamericano muy edulcorado en la serie. Por aquel entonces ya teníamos en casa una enorme TV en blanco y negro y todos volábamos con aquellas "realidades ficticias" como las he denominado en otra parte de este blog.

En la presentación de la serie, repetida al inicio de cada capítulo, salía una imagen imborrable, el protagonista lanzaba una pequeña hacha que se clavaba en un árbol, abriéndolo por la mitad. Viendo aquellos rebotsus y aquel paisaje, agreste y nuevo para mí, veía a Daniel Boone lanzándoles hachas a los troncos. Y esa es la imagen que se me quedó grabada de Cruces. Ni la casa a la que fuimos, ni sus ocupantes, ni...solo un hacha volando y clavándose en un árbol.

En el solano del valle de Mual también había buenos vatses y vatsinas secundarias, pero ya dijimos que en ellos los papudos tenían menos terrenos propios, siendo mayoritariamente de Oubachu. En el que más espacio tenía, Valmayor (hasta un poco por encima de la carretera que sube al Counio) no había praus, salvo las Tsamas de las que ya os hablaré más adelante.

Era el Regueiru Calechu el mejor y el más extenso vatse de solano, lo que explica la existencia en él de una pequeña aldea, Rucabo, que dispondría de tierras de cultivo, praus y monte comunal, todo ello heredado por el pueblo de Oubacho, que en 1895 inscribió todo el término como de su propiedad en el Registro de la Propiedad. 

Regueiru Calechu. Visión general. Foto Google.

En su inicio los praus de Panzaleichas y de Prau Nuevo llegan casi hasta su curso, tomando el agua de él. El de El Caruezo (Panzaleichas) tiene una captación ligeramente diferente a la que debió de poseer antes de su última reconversión. En el lecho del regueiro hay construida una perfecta represa, un muro de contención que allanaba el propio curso. Un elemento fijo de lo que podríamos denominar compuerta del regueiro, coronada por un elemento móvil, constituido por dos tablones que se ponían o se quitaban para desviar el agua hacia la presa del prau o para dejarla discurrir por su curso, en donde hay restos de plásticos empleados para impermeabilizar el paso cuando este se cerraba. 

Represa y compuertas del inicio de la presa. 

La propia presa tiene otra compuerta, está ya más evidente y moderna. Un muro de gruesas piedras hormigonado, con un orificio donde está instalada una ancha y larga tubería metálica por donde entraba el agua y una compuerta cuadrada, también metálica para cerrar o abrir esa entrada. La compuerta está adosada a un grueso madero escuadrado colocado encima del muro y que haciéndolo rodar sobre uno de sus cuatro lados conseguían subir o bajar dicha compuerta. Tras varios metros la tubería desemboca en la antigua presa, una presa terrera, de las habituales, que lleva el agua al prau, por donde se iba distribuyendo. 

Compuertas vistas desde el regueiro.


Tubería acercándose a la compuerta.


Final de la tubería metálica que deja el agua en la presa que la lleva al prau.
..

Hacia la mitad de la tubería, instalada ella misma sobre la antigua presa, hay los restos de un desaguadero que apunta a la existencia de un desvío más antiguo que el actual. No sabemos si se trataba de una valladina (de madera) o de una represa o murete (de piedra). Tampoco sabemos si tenía o no palenque, menos necesario aquí que en la vega porque el regueiro arrastra menos cosas que el ríu. Lo que es seguro es que la instalación de la tubería se hizo porque la antigua presa perdía agua en ese punto. 

Posible desaguadero de la antigua presa antes de su última transformación.

La captación hacia Prau Nuevo, un poco por encima de la anterior, es en la actualidad mucho más modesta. El prau que riega es más pequeño y el cauce del regueiro es bastante llano. Un simple murete servía para desviar el agua y una pequeña presa la llevaba a su destino.

Una simple paredina servía para desviar agua hacia los praus de la vertiente derecha.

 

Presa conduciendo el agua, vertiente derecha en sus inicios.

Ambos desvíos siguen activos en la actualidad, lo que explica el verde intenso que reflejan los praus que riegan, en contraste con el más apagado de los no regados.

Prau del Caruezu.

 

Prau del inicio del regueiru, pegado a los de Prau Nuevo. Fijaros en su verde yerba, provocado porque aún sigue regándose. 

Había después un alargado y estrecho prau cerca del cauce por su vertiente izquierda, que luego pasa a la derecha donde es más ancho, y más arriba progresa por ambas, con mayor penetración en la izquierda, para continuar solo por la derecha, pegado al curso, en el Prau de La Pasada, el mejor de todos ellos y en donde aparte de su verdor que indica que sigue regándose, destaca un precioso umeiru, al lado mismo del regueiru. 

Prau alargado y estrecho de la vertiente izquierda siendo tomado por los subarbustos.


Últimos praus antes del bosque. El nombre de Prau de La Pasada, tal vez, hace referencia al pontigo y al camino que un poco más abajo pasa de la derecha a la izquierda.


Pequeño pontigo para que los peatones puedan pasar el regato.


Precioso umeiru junto al regueiru en el último prau.

Debajo de la carril de la entrada de este prau se conservan los restos de una valladina, con un corto pero gordo varal, un tronco de umeiro. La valladina está totalmente colmatada y su presa, por la vertiente izquierda, ya está fuera de uso y desfigurada por el camino.

Restos de la valladina.

 

Como se puede comprobar en la foto, la madera usada en la valladina es de umeiru.

En la actualidad hasta ahí (660 m. de altitud) llegan los praus regados, delimitados por un joven pero pujante bosque. Pero antes se prolongaban valle arriba, alternándose uno a cada lado, hasta donde desagua Vatsina Tsonga, donde, sobre los 685 m. de altitud, enlazarían con otros más amplios pertenecientes a Oubachu, que se seguían prolongando por la larga veiguina del Calechu. 

Regueiru Calechu, con el arbolado separando la parte de Mual. Foto Google.

En Vatsina Negra, la primera vatsina del Regueiru Calechu, en sus pies, también había dos buenos praus, uno a cada lado de su cauce, del que seguramente se surtirían de agua, elemento muy mermado por la presencia de las enormes grandas, como Granda Redonda, que bordean la vatsina, herederas de las lejanas cortas de finales del siglo XVIII, en Vatsina Tsonga, de otras posteriores y de los frecuentes incendios que asolaron la zona, al menos desde esa época hasta tiempos recientes. 

Los dos praus de Vatsina Negra.


Vacas pastando en el prau de la izquierda de Vatsina Negra.Ya sin riego y sin ser segada su yerba, se está convirtiendo ya en un pascón


Vatsina Negra con su plantación de ocalitos encima del prau de su vertiente izauierda.

Buen vatse y muy antropizado este Regueiru del Calechu, del que ya hemos hablado en otras partes, con buenos suelos y con una excelente recuperación forestal, de momento solo presente en las partes más húmedas y bajas, pero con una progresión desde esos núcleos por todo el entorno circundante que auguran su aumento.

En las partes superiores, ya del Monte de Oubachu, hubo un Consorcio entre el pueblo y El Patrimonio Forestal (el precedente del ICONA) hacia 1960 y se plantaron, como en Decutsada, pinos. La mayor parte de ellos fueron presa de los incendios, pero aún subsisten algunos, de considerable tamaño, aislados o en pequeños grupos. En mi opinión y pese a ser una especie invasora, habría que respetarlos, con su presencia estimulan la instalación de abedules y sobre todo de rebotsus sapiegus, el primer colonizador de los robles, a la espera del rey de la zona, el quercus petraea o roble albar. Son tan extensas las grandas en estas zonas que cualquier especie de árbol existente aquí es bien recibida. El tiempo dirá si los pinos subsisten cuando el bosque autóctono recupere sus dominios, mientras tanto están muy bien donde están. Pero, por favor, si hay alguna repoblación forestal, digna de tal nombre, no los utilicéis, plantar especies de la zona. 

Pinos en el Regueiru Calechu. Hay más que no se ven en la foto, por su vertiente izquierda.

El destino de los praus de este valle saltan a la vista, en muchos de ellos ya está en marcha el paso de praus de secano a pascones o el previo a este de praus regados a praus de secano. Solo algunos se mantienen, pero están relativamente alejados, tanto de Mual como de Oubacho, y con unas vías de comunicación muy escasas y en continuo deterioro, que las hacen casi impracticables. 

Prau comenzando a convertirse en un pascón.

Como en el resto de casos, su desaparición solo es cuestión de "tiempo" y sospecho que muchos de ellos ya lo han hecho con anterioridad, que muchas de aquellas "praderías escalonadas por todas la vallinas que estriban en Muniellos" que decía el bueno de Mario Gomez, las que mencionamos solo sean una parte de ellas, las que quedaban a finales del siglo XX o como mucho en los años ochenta, que es hasta donde yo puedo abarcar fehacientemente. La crisis ganadera es bastante anterior y con ella el subsiguiente "abandono". En ese lapso de tiempo es más que probable que el monte haya engullido una buena parte de ellos, aquellos más difíciles de mantener y que tantos esfuerzos habían necesitado para su consecución. Nos queda el consuelo, al menos, de que con su desaparición, aumenten nuestros bosques, "menos da una piedra".

En el Regueiru Rudarenas, por debajo de la carretera y de la bifurcación de sus dos vatsinas, también había un buen prau, aprovechando la poca agua que le aportaba este. Ya mencionamos la sorprendente regeneración natural que se esta produciendo en este vallecillo, partiendo de las oquedades formadas por sus dos vatsinas, aunque aún le quedan los solanos de sus bordes, muy secas y soleadas. 

Regueiru Rudarenas con su doble progresión.

Arriba, a 860 metros de altitud y pegado al Tesu´l Cumarón (el que divide Regueiru Calechu del de Rudarenas y Panzaleichas) es donde está el Centro de Interpretación de la Reserva Natural Integral de Muniellos, al que se accede por un ramal de la carretera que sube al Counio. La Pista de Arriba fue hecha en 1982 y comunicaba la carretera con el pueblo de Oubachu para que los vehículos a motor pudieran desplazarse. La pista pasaba por aquí y en la actualidad está perfectamente asfaltada aunque, como todas las carreteras secundarias de la zona, incluida la del Counio, con poca anchura. Excepto el tramo al Centro esta carreterina es muy poco utilizada, desplazada por la más rápida de La Veicietsa. Yo si suelo utilizarla porque es más llana y con mejor visibilidad  que la otra y no me importa hacer algunos kilómetros de más.

El Centro tiene un pequeño y recomendable recorrido peatonal que sale del Centro y vuelve a él, por debajo bordeando la llanada del teso, con un ramal por encima de este. El recorrido está jalonado por dos excepcionales miradores, a los que se les han puesto los desacertados nombres de Mirador del Pico Luis y Mirador de La Candanosa, nombres que no aparecen en ninguno de los topónimos sobre los que se asienta el recorrido si no que parecen referirse a lugares que se ven desde ellos, enclavados dentro de la Reserva. Los nombres son inventados, tomados de otros sitios y pueden inducir a confusiones.

En Google Maps aparece uno de los miradores al que denominan Mirador del Pico San Luis, nombre aún más falso. El único San Tsuis de la redondada es el de la ermita de la que ya hemos hablado en otra pate, situada algo lejos de aquí, en un vallecillo de los "cortados" del desfiladero que hay entre La Pescal y Pousada de Rengos, en la vertiente derecha del Ríu Rengos (Narcea). Desde el mirador ciertamente se ve, descollando entre las grandiosas vistas que hay, el Pico Tsuis, pero este pico no lleva en ningún caso el apelativo de Santo.

Hace poco tiempo se puso en contacto conmigo mi hermano Naciu preguntándome si en Munietsus había algún lugar que se llamara Mirador del Pico Tsuis, y Mirador de La Candanosa. Alguien de la Consejería le había llamado para preguntárselo a él, para la realización de un itinerario o algo parecido. La pregunta me dejó sorprendido porque aún no conocía los nombres dados a los miradores del Centro de Interpretación. Le dije que en los topónimos de Munietsus sí aparece Pico Tsuis, mientras que La Candanosa lo hace asociada a otras palabras: Ríu, Tsagunas, Cutarrón, Vatse..., pero que en ningún caso lo hacía asociada a Mirador. El único mirador que aparece en la topónimia de Munietsus es el Miradoiro de las Tsagunas (Miradeiro das lagúas en ibiense).

En el Pico Tsuis, en los primeros años de existencia de la Reserva, sí se barajó la posibilidad de construir un mirador, haciéndose incluso y ex profeso una senda hacia su entonces despejada cima, desde donde las vistas de Munietsus eran realmente espectaculares e impresionantes, avistándose además mucha de su superficie. Pero, como ya he comentado en otra parte, la presencia de cantaderos de urogallo en sus cercanías y una mentalidad más conservacionista en sectores de la Administración, propició el abandono de esta idea. ¡Impredecibles las decisiones de nuestros gestores!, aunque en este caso "rectificar es de sabios".

Debería de tenerse más cuidado a la hora de ponerle nombres a las cosas o a los lugares, por muy bonitos e interesantes que estos resulten. Para eso están los topónimos tradicionales a los que se debe respetar escrupulosamente. Si el nombre fuera "Mirador al Pico Tsuis" y "Mirador a La Candanosa", o mejor aún "Mirador del Tesu´l Cumarón" que sería el más acertado, no habría ninguna objeción, los otros además de ser inventados tienen elementos que siendo reales están desubicados de su verdadera localización que pueden inducir a confusiones.

Que si merece la pena visitar el Centro de Interpretación es algo que solo se puede evaluar tras haberlo hecho. Es como un museo, con todas las ventajas e inconvenientes que estos presentan, siempre interesantes o muy interesantes pero quizás faltos de dinamismo, algo que en un medio rural puede restarle atractivo. Debería abrirse a otras actividades culturales, con charlas, debates, proyecciones nuevas y variadas e incluso a pequeñas actuaciones musicales y otras relacionadas directa o indirectamente con Munietsus, donde pudieran participar las "gentes" del entorno.

En general no está nada mal y hasta tiene un rincón con abundantes libros sobre Munietsus, de los que en mi visita no me percate y que sí me gustaría poder hojear, algunos seguramente a fondo. Lo menos bueno del Centro creo que es su localización y no porque tenga algo en contra del lugar. Es más, con su instalación en La Mina, el topónimo moderno del sitio (el tradicional sería el Chanu´l Cumarón) se borró la cantera que existía en el lugar y que afeaba el entorno. El lugar queda muy a desmano de todo e incluso los de Oubachu han dejado de utilizar la pista como ya hemos comentado, salvo cuando la nieve y el hielo hacen impracticable la pista hormigonada, húmeda y muy pendiente de La Veicietsa. En aras de una mayor afluencia, el centro debería haberse instalado abajo, en la vega. Pero el Principado no quería gastarse un duro comprando los terrenos y los papudos creo que pedían bastante, y en eso Oubachu ofertó el lugar sin coste alguno, aunque a día de hoy no está claro del todo si el lugar está en terrenos de Mual o en los de Oubacho, algo que a fin de cuentas no tiene mayor importancia. 

Centro de Interpretación, de la web Turismo Asturias.

                          

3/15/2021

El Monte y el guía de Munietsus 56

 

La Pena Moncóu, muy desarbolada.


El Vatse La Cutsada y el Regueiru Funtanón desde la carretera. Julio-2020.

Continuaban los praus, estrechos y pegados al cauce, por el vatse (La Cutsada) arriba, hasta Lus Cantarinus, en donde se ensanchaban y penetraban algo por su vatsina, La Vatsina Las Fayas. Precioso y poético el topónimo, también aplicado a una fonte, (La Fonte lus Cantarinus, un poco por debajo de La Carril de Moncóu) y a unas fanas, que hace referencia al sonido provocado por sus aguas que, debido a su escaso caudal, más que meter ruido lo que hacían era cantar. ¡Ahí es nada la delicadeza de los nuestros!, para que luego digan que la gente de pueblo es ruda y bruta. Luego Las Fanas Lus Cantarinus, con su quebrado y accidentado relieve, impedían la existencia de praus y favorecían la presencia del faéu.

Un pelín antes de Lus Cantarinus, pero en la otra vertiente del vatse, la derecha, mi familia tenía otra parcela. No era ni un prau ni una tierra trabajada, aunque es probable que lo fuera porque tenía restos de aterrazamientos, pero todo con bastante antigüedad. Más que un pascón era casi un "bardal", pegado a las partes bajas de Carcaladráu, una pequeña y encajonada vatsina que llevaba agua cuando llovía y poco más.

En Mual llamamos bardal a un matorral donde predominan los espinos, las zarzas (Rubus ulmifolius). Los espinos tienen un tallo estrecho que no puede mantenerlos mucho en pie por lo que se desarrollan como las plantas trepadoras. Crecen sobre el suelo y aprovechan paredes, arbustos e incluso arbolillos o ramas bajas de árboles para apoyarse en ellos y seguir creciendo. Dos son sus características más destacables. Por un lado sus punzantes espinos y por otro sus sabrosos frutos, las moras, que en Mual llamamos "amoras", conservándose un topónimo con este nombre: Las Amoras en la zona inicial de Las Brañuetas de Reiduz.

A nuestra abuela, Mamina, le gustaba mucho gastarnos bromas, dulces bromas. Nos juntaba a todos y nos decía: "los espinos no tienen frutos" y nosotros le decíamos "¡no!", que sí los tenían. "Cuáles" preguntaba ella y nosotros, contentos por saber la respuesta, le decíamos: "las amoras" y entonces ella nos miraba a todos como si estuviera "enfurruñada" (enojada) y exclamaba "¡pa jodete a ti a toas horas!". Nos reíamos todos durante un buen rato y luego la comíamos a besos y caricias

En aquel bardal, donde todavía había algún castaño (Castanea sativa) a nuestro padre no se le ocurrió otra cosa que plantar pinos pues no le daba utilización alguna y podía suponer un dinero extra si llegaban a crecer. Por culpa de los pinos llegaron a desaparecer de allí y de otros sitios preciosas "castañales", bravos o mansos, que antaño habían ayudado a paliar la "fame" de personas y de gochos y que entonces ya no se utilizaban. Fueron cortados y vendidos como madera y ya no volvieron a crecer porque en su sitio se habían instalado pinos. ¡Malditos pinos!, les he acabado cogiendo verdadero odio pues siempre están en los sitios que pertenecen a otras especies.

Superado el obstáculo de Las Fanas Lus Cantarinus estaba el último gran prau del vatse: El Campón, sin problemas de agua porque a pesar de ser esta escasa o inexistente en el cauce del valle, tenía su propia fuente: La Fonte´l Campón.

Llegaba este prau hasta los 785 metros de altitud, no muy lejos del Chanu La Cutsada, el collado de la sierra entre La Pena Moncóu (1.081 m.) y el Picu Lus Currales (1.221 m.) y es precisamente este collado el que da nombre a este vallecillo: El Vatse La Cutsada (el Valle de La Collada) por el que pasar del Ríu Mual al Ríu Rengos (Narcea) era cuestión de minutos, teniendo en el pueblo de Moncóu la primera parada.

A pesar de su cercanía al pueblo, el Vatse La Cutsada está muy abandonado en la actualidad. El Prau del Campón ya solo es un recuerdo y está totalmente copado por el matorral. En los buenos suelos de los praus habidos al pie de La Vatsina Las Fayas y Lus Cantarinus se han plantado chopos que han crecido enormemente, siendo ya árboles "hechos y derechos", viéndose algunos ejemplares más exóticos (cipreses...) por el entorno. Los castaños pululan por doquier, con su asombrosa recuperación y en las zonas húmedas lo hacen las omnipresentes fulgueiras.

El prau El Campón ya es un pascón muy evolucionado.


Árboles exóticos, un ciprés.


Tras la carril ya no hay praus ni tierras cultivadas. Zonas medias del Vatse La Cutsada.

Pero en las partes medias y altas del vatse por su vertiente derecha, la que da contra La Pena Moncóu, el terreno sigue totalmente desarbolado y en un proceso muy atrasado de regeneración natural. Aquí solo crece matorral espinoso y este solo en las cercanías del cauce, en competencia con las mencionadas fulgueiras. Sus suelos son débiles, muy delgados cuando los hay y sobre todo excesivamente secos, algo que tiene que ver con su orientación algo más sureña, su naturaleza caliza y la menor altitud de su cima.

Fulgueiras y matorral espinoso pugnan en las partes altas de la vertiente derecha cercanas al cauce.

Todo ello es muy visible comparando las dos vertientes. Dada la importancia del Chanu La Cutsada como vía de paso entre dos vatses, tomamos su cauce como eje vertebrador del valle, conformando una cuenca muy disimétrica en donde la vertiente izquierda es mucho más amplia que la derecha, con varias vatsinas que en algunos casos tienen más longitud que la que llega al Chanu, como la de La Fonte La Fana o La Vatsina Las Fayas.

Vatse La Cutsada, ya a simple vista se ve el contraste entre las dos vertientes. Foto Google.

La Pena Moncóu, además de ser muy rocosa, no es excesivamente alta, pero la sierra que continua tras la collada lo hace elevándose rápidamente, con suelos más gordos en donde la caliza pronto desaparece de su sustrato, siendo La Pena´l Caleiru uno de sus últimos enclaves. Al ser más alta y menos porosa, la vertiente izquierda recoge más agua de lluvia y la retiene mejor ayudada por los bosquetes de faya que posee, al tiempo que su orientación más norteña le hace ser mucho más húmeda.

El Vatse La Cutsada. Los praus pegados al regueiro y los faéus en plena recuperación. Foto Google. 


Vertiente izquierda


Denso faéu en la vertiente derecha de la Vatsina de la Fonte las Fanas, con una orientación más norteña.


Partes altas de la Vatsina Las Fayas cercanas al Picu Lus Currales con un esplendido faéu en su vertiente derecha.


Vertiente izquierda, más alta y humeda que la derecha.

Esta mayor presencia de agua (augua que decía mi abuela Mamina) explica por qué su primera traída al pueblo para repartirla por todas las casas, fuera a buscarla a Lus Cantarinus, con una conducción que la llevaba al depósito situado por encima de la plaza de La Ponte Fonsu. La obra la realizaron los propios lugareños y no penséis que fue peccata minuta, yo era aún muy crío pero recuerdo haber ido a ver el canal que los "mozus" y los "omes" de Mual estaban abriendo y de dar un par de "piconadas", pero el picón pesaba tanto que no pude continuar.

Perduran los praus que había en las partes de más abajo de la Vatsina Las Fayas, pero están dejados de "la mano de Dios", con sus presas arruinadas y sin posibilidad de ser regados. Solo sirven para pastar y pronto pasarán a ser pascones.

El prau que más adentrado queda del vatse es este, un poco por encima de la Fonte Elcano.

Los siguientes vatses del avesíu son simples vatsinas y casi ni eso. Son muy pequeños y pendientes y se recuestan sobre La Pena Moncóu y algo de su continuación.

Vatsinas contra la Pena Moncóu. de derecha a izquierda Regueiru Funtanón, Vatse Cogotsu y vatse de Xuan Bifa. Foto Google.

En las partes medianas del Regueiro Funtanón había algunos praus, cercanos e incluso pegados a El Chanu´l Paramio, herederos de las cavadas de borrones (rozas) para semar centeno y que luego fueron repartidos entre algunos vecinos. Son de secano y solo se podían beneficiar de fuentinas cercanas. Por encima y en general por todo El Paramio la sequedad de la caliza impone su ley, con una ausencia total de vegetación arbórea aunque con algo de yerba muy apetecible para el ganáu.

De derecha a izquierda Carcaladráu y Regueiru Funtanón debajo de la alargada cima de la Pena Moncóu. Entre ambas vatsinas el Tesu La Purida, coronado por el Chanu´l Paramio.


El Chanu´l Paramio, por encima del camino nuevo, donde había praus de secano, precedidos de cavadas de borrón.


El Paramio.

Hoy el arbolado se ha desarrollado bastante en las partes bajas, unos cuantos metros por debajo del Chanu´l Paramio, progresando por sus lados, en especial la parte por encima de la plaza de la Ponte Fonsu. Predominan los castaños pero no faltan algunos pinos e incluso algún ocalito, con uno altísimo, que por su reducida presencia, más que un problema, resultan llamativos y exóticos.

Aquí se aprecia claramente el Chanu´l Paramio y el progreso de la vegetación arbórea por encima de la plaza de La Ponte Fonsu y el Funtanón. Si os fijáis veréis el alto ocalito.

Es asombrosa la recuperación de los castaños. Yo recuerdo cuando desde La Pumariega, un topónimo que remite a un tiempo pasado en el que aquí hubiera manzanos (malus sbp.) ya que a este se le llamaba pumar, y también manzaneiru y que posiblemente más atrás en el tiempo fueran centenales, se veía sin dificultad el pueblo y el suelo estaba muy despejado. Había castaños pero casi todos muy adultos y decrépitos y ya casi se había abandonado la recolección de sus frutos. Hoy La Pumariega está totalmente colonizada por castaños. Los viejos no murieron y engordaron enormemente y ha surgido una nueva generación, ya bravos porque no han sido injertados, con buenos ejemplares. El crecimiento del castaño no tiene nada que ver con el del roble, la faya e incluso el abedul. En pocos años puede crecer de una forma realmente descomunal.

La Pumariega,


La Pumariega y el camino que antes llevaba al Paramio, hoy un exuberante castañoléu.

 

En la actualidad todavía no se puede andar, al menos cómodamente, por debajo de los castañoléus, habiendo bardales y muchas fulgueiras, pero su ritmo de crecimiento y el consiguiente aumento de su copa y su ramaje no tardará en despejar sus suelos, eso si las plagas o manos humanas no los cercenan.

Imposible entrar en este tramo de La Pumariega, habrá que esperar a que los castaños sigan creciendo y despejen el suelo.

Entre El Funtanón y el Vatse Cogotsu no hay ninguna vatsina, ni grande ni pequena. Por aquí está La Vera´l Mulín, donde como su nombre indica hubo un mulín de moler grano y que luego pasó a llamarse La Bolera, porque la antigua bolera de la Plaza Silvestre, cuando los caminos del pueblo se empezaron a arreglar, tuvo que cambiarse de sitio, escogiéndose este, muy cercano al pueblo y al mismo tiempo algo apartado y también porque bolos y bolas, cuando no se xuega, hay que meterlos en agua, utilizándose la presa de la cercana vallada o La Fonte´l Sapo, un pequeño afloramiento de agua en el inicio del camino de La Cutsada, donde se hizo un pequeño pozo para albergarlos.

Para xugar a los bolos se requería fuerza y maña. Los bolos, alineados, se colocaban sobre una tsousa, pero no de pizarra si no de una roca que no se desmenuzase con los golpes, siendo la de piedra ferreal (granito) la más apropiada. Desde una distancia prudencial se tiraba la bola, de madera, que debía impactar en los bolos, también de madera, y alejarlos y alejarse ella misma lo máximo posible pues cada uno puntuaba en función de las distancias conseguidas. Si no se le daba a ninguno o la bola no pasaba de una distancia mínima se decía "queimó" y creo que yo queimé muchas veces.

Más tarde esta zona se amplió y hormigonó y es donde se celebran las verbenas de San Xuliano y San Xulianín, patronos de los papudos. También es aquí donde comienza la Ruta del bosque de Mual, tras cruzar la Ponte Fonsu y donde se puede aparcar el coche, uno de los pocos sitios donde se puede hacer gracias a su amplio espacio.

Espacio entre el Regueiru Funtanón y el Vatse´l  Cogotsu con la plaza de la Ponte Fonsu. Aquí también se ve el altísimo ocalito.

Un poco más abajo pero alejado del ríu y solo regado por fontiquinas, había un extenso prau, cortado en dos por un camino, en un terreno bastante pendiente y del que me acuerdo muy bien porque fue allí donde conocí a las "biespras" (Vespula vulgaris), ya sabéis la pariente silvestre de nuestras "abechas" (Apis melifera). No tuve otra ocurrencia que meter la paja de una yerba en un agujero, no recuerdo si estaba en el suelo o en el tronco de un árbol, donde había visto que se metía una de ellas. Y claro, esto las incomodó, salieron varias y una me picó en el pescuezo, en la zona del cogote. Al sentir aquel fuego entrar en mi cuerpo, eche a correr por el prau, tratando e escapar de ellas y del dolor que me invadía.

Prau de las biespras cortado en dos por un camino. Ya no se siega pero se debe de pastorear por que aún se mantiene bien, incluso tiene algún borde rozado.

Este prau y muchos de los de secano, también se segaban, aunque daban mucha menos yerba que los regados, eso sí de mejor calidad. Había que segarlos unas semanas antes que los de vega, los regados, porque la yerba maduraba antes y si se la dejaba, cuando se segaba parecía que la "gadaña" resbalara sobre ella, sin cortarla. La yerba tenía que secar una vez cortada, no secar estando aún plantada porque así perdía nutrientes y era muy difícil de segar. 

Luego muchos de estos praus de secano se fueron abandonando, se dejaron de segar y se transformaron en pascones, con arbustos y árboles pero también con buen pasto, adonde se llevaba a pastar el ganáu, el del dueño del pascón claro, en primavera tras acabar el duro invierno y en otras épocas del año.

El proceso del aumento del pastoreo de los praus, no solo de los de secano y los pascones si no incluso de los regados durante los periodos en que ello no comprometiera su producción de yerba (principios de primavera y en otoño cuando se dejó de segar, secar y recolectar la otoñada), hay que relacionarlo con el paulatino abandono de los pastos de altura, primero de las brañas de verano y más tarde de los de media altura que estaban alejados del pueblo. Para las vacas era más saludable salir a pastar durante unas horas que permanecer todo el tiempo recluidas en las cortes y para el "paisanu" también era más cómodo pues solo necesitaba el tiempo imprescindible para llevarlas y luego recogerlas. El aumento de la estabulación del ganáu hay que relacionarlo,  a su vez, con el aumento de la producción lechera y, en menor medida, con el relacionado con el mercáu cárnico.

El prau de las biespras llega justo hasta el borde del surco marcado por el Vatse Cogotsu. Vatse pendiente que se prolonga hasta la esquina de la alargada cima de La Pena Moncóu donde está El Pachón de Xuancán, un marcado entrante en la roca y el terreno.

Vatses Cogotsu y Xuan Bifa. El primero coronado por El Pachón de Xuancán y un penacho de fayas aprovechando la esquina quebrada de La Pena Moncóu.

En los pies del Vatse Cogotsu, beneficiándose de su mayor humedad, había algunos praus por encima y por debajo del camino que va a La Chalga y que se prolongan a los pies y subiendo algo por el curso del Vatse de Xuan Bifa, que en sus partes bajas conectan con los praus que había encima del Prau Saturno, que como ya vimos mediante pozos recogía los menguados regatos de este pequeño vatse.

El nombre del primer vatse se deriva de cogotsu, el nombre que se le daba aquí a una pequeña loma. Un lugar sobrealzado sobre su entorno, al menos visto desde abajo, desde el pueblo (El Cascarín), que era desde donde más lo veían los papudos. El cogotsu está en el cerro que divide las dos vatsinas (llamadas vatses pero que no lo son, siendo como mucho pequeñas vatsinas) más cerca del camino de La Chalga que del actual camino que atraviesa todo El Paramio y su entorno desde el curso de La Cutsada hasta encima de La Chalga.

El Cogotsu, tesín que da nombre al vatse (Vatse´l Cogotsu). Un poco por encima del camino de La Chalga. La exuberante vegetación arbórea que posee impide una visión más clara.

Sobre este topónimo (cogotsu) en Cangas mismo estaba La Cogolla (ya castellanizado), un altozano pequeño donde en la actualidad está el barrio de Santa Barbara, hecho por una cooperativa de mineros de Carbonar, en donde vive mi familia de Cangas. Yo conocí La Cogolla al poco de bajar de Mual para la villa y allí había una gran mesa redonda en una elevación que por la parte de arriba poseía un marcado foso que le permitía alzarse incluso sobre esa zona..

Con mis nuevos amigos de Cangas solía ir muchas veces, adonde la mesa mencionada y a otra mesa, porque estaban algo alejadas de la villa y además abandonadas. Les llamábamos el merendero de la mesa cuadrada y el merendero de la mesa redonda y se los pusimos porque en ellos había una mesa y sus correspondientes bancos para sentarse a su alrededor, todo hecho de material de construcción. Una mesa era rectangular y la otra redonda y estaban en medio de dos grandes viñedos, abandonados a su suerte, propiedad de la pequeña burguesía canguesa. Rodeados de árboles exóticos que le aportaban frescor y en donde suponíamos que se harían comilonas y meriendas por los señoritos de Cangas.

Siempre consideré La Cogolla como un pequeño asentamiento de la época castreña y durante la realización de la tesina investigué a fondo la parte que le quedaba por encima de unas casas anexas y la carretera, entonces pista, que sube al Acebo, buscando una posible ampliación del pequeño recinto, pero lo que encontré no cubría mis expectativas.

Por eso decidí también investigar el cogotsu de Mual. No está en sobrealzado sobre todo su entorno, es más bien como un rellano, aunque visto desde el pueblo, como ya dijimos, si parece sobresalir algo. No encontré nada y además ya era difícil de prospectar porque el bosquete de rebotsus sapiegus ya lo había colonizado. Seguramente habría sido, tiempo atrás, una tierra cultivada, bien de forma permanente o bien ocasional (sistema de rozas)

Es aquí y casi hasta el nuevo camino del Paramio, y por las dos vatsinas, donde el bosque se está recuperando mejor, beneficiándose de un relieve mas accidentado y con mayor humedad. También presenta buen aspecto la ancha ladera que va desde el curso de Xuan Bifa hasta el teso que da contra El Trabanco y La Venta. A pesar de tener alguna granda parece estar recuperándose de los efectos de uno de los últimos incendios, que a diferencia de otros que tiraban contra La Cutsada, lo hizo valle abajo, haciendo mucho daño por el desfiladero y por encima de La Chalga. En la actualidad presenta una amplia superficie arbolada.

La Chalga y el Vatse de Xuan Bifa.

En el teso y la vatsina del Vatse Cogotsu, algo por encima y por debajo del nuevo camino, parece que se están llevando a cabo lo que llaman "repoblaciones forestales", y lo digo sin saberlo a a ciencia cierta pero que observando detenidamente las imágenes que nos ofrece Google map, se ven las líneas rozadas (de varios metros de anchura) que se hacen en estas labores. El monte a repoblar no se roza en su totalidad, solo se hace esto en una serie de líneas paralelas entre si y separadas por otras líneas sin rozar. En las rozadas es donde se van a plantar los nuevos árboles y se rozan para evitarles la competencia que los subarbustos les puedan ofrecer, al tiempo que los tramos no rozados consiguen que la erosión se vea mitigada. No es mal sistema pero sería mejor que las líneas se trazaran en horizontal siguiendo las curvas de nivel, y no en vertical como se han hecho, lo que garantizaría un mayor freno a la erosión ya que el terreno está en pendiente.

Se aprecian claramente la líneas rozadas en el teso y el Vatse´l Cogotsu. Foto Google.

Igualmente desconozco las especies empleadas. Las labores, creo haberlo leído en alguna parte cuando era un proyecto sobre 50 hectáreas, las realiza la Administración y conociendo la política que esta utiliza en este terreno induce, cuando menos, a la desconfianza. Sería una risotada del averno que aquí se plantaran pinos u otras especies alóctonas. La vegetación potencial de la zona es la del robledal, mezclando sapiegos con albares pero con predominio de estos últimos, sin olvidarnos de la presencia de masas de faya en las partes más húmedas y menos soleadas.

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...