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Veiga y vatse de Mual. 31-julio 2021. |
Resultaba curioso ver aquel gran número de ovejas desparramadas por todas las laderas medias y altas del Vatse de Corros y parte del de Cacabietsu. Pastando en camperas, pero también en los más abundantes lugares de monte raso, muy desarbolados y con unos subarbustos escasos y poco desarrollados. Poco les importaba que el terreno estuviera más o menos inclinado, que aflorara o no la roca y que hubiera algunos ganzos más desarrollados. Pastaban, ramoneaban y "rañaban" por aquí y por allá, con gran determinación, como si tuvieran prisa por alimentarse.
Volvería a ver, más tarde, varios rebaños aunque ninguno tan numeroso como este, pero en la carretera, en el pueblo de La Magdalena de León, interrumpiendo el tráfico durante un gran rato. El de Xinestosu fue el único testimonio que vi en tierras de Cangas de una actividad que no hacía muchos años debió de ser muy frecuente.
Pero incluso hay documentada una braña estival por esta zona de Xinestosu, la Braña Lus Corros, reservada para rebaños de cabras y ovejas. Pero, y eso es lo importante, de procedencia local, pues la braña era parroquial, del pueblo. En ella había no menos de trece cabanas circulares de pequeño tamaño y un gran corral comunitario.
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El pueblo de Xinestosu. |
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Un teitu de patsa en Xinestosu. |
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Otro teitu de patsa. |
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La imagen y el texto lo dicen todo. |
Con la leche de las cabras, recordad que nuestras ovejas, como la merinas no producían leche, salvo durante el parto, se elaboraba, tal vez mezclada, un famoso quesu que hoy en día se hace con leche solo de vaca. Que a mí me resultara más fácil encontrar trabajo de "pañador" de yerba en el cordal de la Cordillera Cantábrica, solo significa que en esta área la ganadería bovina era entonces no solo la dominante si no prácticamente la única presente, siendo además donde más logró perdurar. Pero eso solo explica un periodo histórico concreto y no tiene por qué ser valido, al menos en su totalidad, para todos los periodos precedentes. La Historia nunca es la misma.
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En muchos pueblos de nuestro concejo, como en otros como en esta foto de Degaña, cada vecino poseía no menos de seis ovejas y otras tantas cabras, disponiendo cada especie de una corte específica. |
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Oveja en Caguatses d´Abaxu. 10-julio 2020. |
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Cabras en Mual. 31-julio 2021. |
Mi experiencia con la yerba no se redujo a los pueblos cercanos a la Cordillera, también estuve en otros lugares. Ya he mencionado en otra parte mi estancia en El Vatse (de Abanceñas) en casa de unos conocidos. Aquí pude conocer otra forma de aprovechamiento del terreno, con un paisaje agrario diferente al de valle y al de alta montaña y que esquemáticamente podríamos llamar de sierra. Cangas, el concejo, es tan grande que alberga áreas con características muy diferentes entre si.
El Vatse está a media ladera y no tiene vega. Sus recursos provienen de la sierra, una sierra que no pasa de los 1000 metros de altitud y que es muy ancha y llaneada, totalmente antropizada. Aquí, antiguamente, la agricultura predominaría sobre la ganadería. Su ganadería era mayormente estabulada, pues apenas si tenía algo de monte para que pastara.
Por supuesto que había praus en la ladera, aprovechando algún regato y zonas algo tendidas con poca pendiente. Pero los que me llamaron poderosamente la atención fueron los instalados en la propia sierra, sobre terrenos que antiguamente serían agrícolas y que al proliferar las vacas permitían poder abonarlos profusamente y conseguir una producción muy elevada.
Estos praus tenían una yerba tan desarrollada que parecían ser campos intensivos de cereales. La materia orgánica aportada al suelo permitía una mayor retención del agua y la humedad proveniente del cielo. Allí no solo se atascaba la segadora si no hasta la gadaña, teniendo que hacer los "maratsus" (montones alargados de yerba hechos al segar) muy poco anchos. Aquí, como en los praus de riego del valle, había que "arramar" (esparcir) toda la yerba, con un forcáu, y luego darle la vuelta para que secara en su totalidad, labores que en El Puertu y praus de altura no era necesario hacer al ser menos densa la producción.
También descubrí que era mucho más fácil y rápido desplazarse por la propia sierra que por los valles- Las relaciones con las comunidades vecinas, en valles repletos de desfiladeros, se daban precisamente en esos grandes "tsombus", que eso es lo que son en última instancia. De hecho la propia sierra estaba repleta de caminos, unos de corto recorrido que llevaban a fincas particulares y otros más largos que recorrían toda la sierra con ramales a los diferentes pueblos de ambas vertientes.
Esta orientación serrana no solo se daba en El Vatse si no en toda la Sierra de Santana, divisoria de la cuenca Coutu-Narcea de la del Ríu Eirrondu (Arganza), desde La Viña hasta el final de la sierra ya en términos , primero de Atsande y después de Tinéu. Un ejemplo claro lo constituye la Braña de La viña, que cuando la vi por primera vez me llenó de sorpresa, donde junto a las cabanas aparecen orrius (hórreos). lo que demuestra, cuando menos, una utilización mixta agroganadera, pues los hórreos solo podían servir para almacenar la producción cerealícola de la propia sierra.
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Foto sacada del Tous pa tous. |
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Braña de La Viña, fijaros en los cortados que bajan al valle. |
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Braña de La Viña, por encima una rechoncha y llaneada sierra. |
También se da, como ya hemos visto en otro capítulo en la Sierra de Brigueda (Pena Ventana) desde Larna, o incluso desde el Cutsadietsu, hasta su final en La Riela. Lo mismo sucede en la Sierra del Pando, la parte baja de la Sierra de San Tsuáu, la Sierra l´Acebo y en la mayor parte, no podía ser de otra manera, del Partíu de Sierra.
Normalmente la utilización agrícola de la sierra se combinaba con la de laderas poco pendientes o con grandes rellanos y el final de algunas sierras , donde ya entran en contacto con la vega del valle. En estos espacios los pueblos eran básicamente agrarios, pero no pudieron frenar la "moda" del vacuno, iniciada con el cambio de siglo (1900). Con muy poco monte a la ganadería no le quedó otra solución que estar estabulada y la otrora poderosa agricultura de autoconsumo tuvo que reorientarse para poder alimentar al ganáu.
Lo que decimos no debe sorprender a nadie, la moda del vacuno, basada en una mejor comercialización de sus productos, primero la carne y posteriormente la leche, hizo que el vacuno se llegara a desarrollar incluso en zonas de la Meseta Norte donde no existían zonas de pasto y con praus insignificantes o inexistentes. El ganáu permanecía estabulado y se alimentaba con productos cultivados por sus propietarios o provenientes de otros lugares, como el maíz forrajero, almacenado en silos, y otras plantas forrajeras como la alfalfa, por no hablar de los conocidos piensos, empaquetados en sacos de papel, que se podían comprar en cualquier lugar. ¿Sabíais que la alfalfa se podía consumir en seco?, se segaba y se dejaba secar y luego la alpacaban como si fuera yerba, grandes alpacas que no cesaban de traladarse de unos lugares a otros.
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Pequeña plantación de alfalfa al lado de La Ruta verde en Vitsager de tsaciana. 25-julio 2021. |
En Mual, la única zona que se parecía a esos espacios serranos era La Chalga y en las cercanías los pueblos que quedan por encima mismo de la vega de Rengos. Oubachu es serrano pero es distinto porque posee muchísimo monte.
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La Chalga de Mual. 29- julio 2020. |
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Algunos pueblos de la veiga Rengos vistos desde La Chalga de Mual. 31-julio 2021. |
Y hablando de Mual, también trabajé en mi pueblo "apañando" yerba. Aquí, como en El Vatse, de corta duración, sobre una semana, lo que deja claro las diferencias en el número de vacas entre estos sitios y los del alto Naviegu y Cibea. Y en honor a la verdad, tengo que decir que aquí fue donde mejor me encontré y donde el trabajo era más llevadero y entretenido. Todo ello debido a la calidad humana de mi contratante, Segundo Cadenas, que más que el típico patrón se comportaba conmigo como un compañero más. Además era un gran conocedor no solo del Monte Munietsus y del Monte Mual si no también de muchos de la redondada. Ser hijo de un Guarda de Muniellos y su pasión por la caza, le hacían conocer al detalle todos estos montes, saber sus nombres y acordarse de ellos gracias a su gran memoria, siendo mi mejor informante en ese campo. Segundo disfrutaba hablando del monte, no tenía más que preguntarle algo, para estar un buen rato atento a su información. Seguro que describiendo un lugar volvía a revisitarlo mentalmente y experimentaba un gran placer al hacerlo, algo que solo está al alcance de aquellos que aman profundamente la naturaleza y los paisajes que los han visto crecer.
Dudo que muchas de las vacas que subsistían en Mual y pueblos cercanos fueran realmente rentables desde un punto de vista económico. Al principio solo algunos compraron segadoras, alpacadoras y otra maquinaria que facilitaba la recogida de la hierba, y cuando acababan con su yerba, o alternando con ella, alquilaban su servicio y el de la máquina a sus vecinos e incluso a los de pueblos cercanos. De esta forma con el dinero conseguido sí lograban amortizar el alto coste de aquella maquinaria.
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Segadora. Caguatses d´Abaxu. julio 2021. |
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Moderna alpacadora que produce grandes fardos de hierba en forma de rollo. Caguatses d´Abaxu. 17- julio 2021. |
Pero luego todo el mundo quiso tener maquinaria y como tenían ingresos de otras actividades, sobre todo de la mina, empezaron a comprarlas. Los más precavidos lo hacían con otros vecino o familiares y seguían alquilando sus servicios, pero al final casi todo el mundo disponía de ellas.
Fue un error la maquinaria solo era rentable trabajando a pleno rendimiento y aquellas pequeñas explotaciones solo las utilizaban durante un corto periodo, estando la mayor parte del tiempo inactivas. una inversión imposible de amortizar. Más les hubiera valido haberlas comprado de forma asociada, o sea pocas máquinas entre muchos vecinos. Pero esa forma de pensar ya pertenecía a épocas pasadas, lo que predominaba entonces y todavía ahora, era un individualismo mal entendido e ilógico en la mayoría de los casos.
Volviendo al paisaje agrario del Vatse de Mual, solo quedaría por analizar el "mundo" de las brañas, otro de los recursos de los que dispusieron los papudos en el pasado.
Normalmente cuando se habla de "brañas", o "veigas" como también le llaman por aquí, se hace referencia a dos espacios claramente diferenciados: las brañas equinocciales y las brañas estivales.
Las brañas equinocciales son llamadas de esta forma porque el ganado era llevado a ellas a partir de la fecha de aparición de los dos equinoccios que tenemos a lo largo del año. El equinoccio de primavera empieza sobre el 21 de marzo y el de otoño lo hace sobre el 21 de septiembre. Por su parte las brañas estivales ven reducida su actividad a los tres meses de verano, de ahí también su nombre.
Ambas brañas poseen zonas de pasto y su diferencia básica está relacionada con la fecha de aparición de lo que consume el ganáu que los pasta. La hierba, los brotes tiernos y hojas de matorrales de los árboles y de otros vegetales de menor porte, que es lo que se consume, no aparecen al mismo tiempo en todos los lugares. El clima es determinante y la altitud del terreno (elevación sobre el nivel que este posee en Alicante donde está el nivel cero) no lo es menos. A medida que ascendemos se reducen las temperaturas, en torno a una media de un grado por cada cien metros de desnivel, al tiempo que aumentan las precipitaciones..
Estas diferencias de temperaturas y pluviosidad hace que la vegetación, tras el parón obligatorio del frío invierno, comience su actividad vital, primero en las zonas más bajas, para luego ir, poco a poco, ascendiendo hasta culminar en las cimas. Tras el verano el proceso es el mismo, pero a la inversa. Donde primero bajan las temperaturas y aumentan las precipitaciones, algunas ya en forma de nieve, es en las zonas altas, bajando paulatinamente hacia las partes bajas.
Esto hizo que nuestros ancestros tuvieran que adaptarse a esos cambios, utilizando cada zona en el momento propicio, una estrategia que tenía que seguir el ritmo natural.
Pero las brañas no son iguales en todas las zonas, por mucho que se repitan algunas características comunes a todas ellas. Tenían que adaptarse a lo que había, al ecosistema de cada zona y los ecosistemas son variados incluso en áreas tan pequeñas, a escala global, como el concejo de Cangas. Además cada pueblo solo podía acceder a una parte de cada ecosistema, dependiendo de su ubicación y del trozo de monte del que dispusieran.
Las brañas, obviamente, solo existen en lugares donde el relieve provoca elevaciones, en zonas llanas no tienen sentido y no las hay. Pero los enclaves humanos tienen una localización muy variada. Unos están en el valle, como Mual, otros a media ladera, como Oubachu, y los últimos en puertos o cutsaus, Como El Puertu (Tsetariegos), variando los recursos que tienen a su alcance. Las brañas no son iguales y las de Mual son diferentes, incluso de la de algunos pueblos vecinos.
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Mual un pueblo de veiga. 31-julio 2021. |
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Oubachu un pueblo de media ladera. 31-julio 2021. |
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Un pueblo de puerto. 30-julio 2020. |
La mayoría de las brañas equinocciales están conformadas por varios elementos: cabañas de los diferentes vecinos del pueblo, aunque no siempre de todos, de buen tamaño y capaces de albergar yerba e incluso cortes para el ganado y otra parte de uso humano. Cada cabaña tenía en su entorno uno o varios prados, perfectamente delimitados y cuya función era la de producir yerba que se segaba y recogía como la de cualquier otro prau. Una parte de esa yerba se dejaba allí, en el parreiro de la cabaña, para prevenir bruscos cambios en el tiempo que hiciera necesario su uso. El resto se llevaba para el pueblo en carros pues braña y pueblo estaban unidos por un camino carretero. Aunque no siempre era así, El Villar (Villardecendias) tenía una braña equinoccial en el Arroyo de los Molinos que no disponía de camino carretero. Por una sencilla senda (dado lo escabroso del terreno) se sacaba la yerba, bien al hombro o a lomos de un caballo, algo realmente costoso.
El último elemento era el que le daba a la braña su verdadero carácter. Un amplio espacio, bordeando praus y cabañas, de propiedad comunal, en donde el ganáu pastaba en libertad y al que todos los vecinos, tuvieran o no praus y cabañas en la braña, podían llevar su ganado.
Estas brañas solían estar no muy lejos del pueblo, a una distancia de una hora, andando, habiendo algunas algo más alejadas. En nuestro concejo destacan sobremanera, no podía ser de otra forma, las del alto Naviegu-Cibea. La de Vitsar d´Arbas parecía un auténtico pueblo, con cabañas-casas con espacios claramente delimitados, de hasta ochenta metros cuadrados, o como las de la Braña de Tsamera, por poner solo dos ejemplos. En ellas había un gran bullicio, ya bien entrada la primavera, pues parte del núcleo de cada familia (toda no porque había otras actividades como las agrícolas en el entorno de cada pueblo que había que atender) se desplazaba a ellas y en donde hasta había fiestas y mercados.
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Braña de Vitsar d´Arbas. Foto Jose Luis Vega, flickr. |
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Cabaña de Vitsar d´Arbas. foto de jose Luis Vega, flickr. |
A las brañas equinocciales se llevaba la mayor parte del ganáu, incluso las crías, quedando solo en el pueblo la "pareja" de vacas, para las labores de la tierra. En la braña las crías permanecían en las cortes o en corrales cercados anexos a la cabaña y al aire libre y las madres salían a pastar al monte comunal y todas las tardes, por su propia iniciativa, volvían junto a sus crías, para protegerlas y alimentarlas. No hacia falta ir a buscarlas, el instinto maternal, tan desarrollado en el género femenino (incluido el ser humano), era suficiente para que ellas mismas volvieran.
Las brañas equinocciales del entorno de Munietsus en ningún caso son semejantes a las del cordal de la Cordillera. Son parecidas pues comparten los mismos elementos (cabañas, praus y pastos comunales) pero las dimensiones de unas y de otras no son comparables, siendo las de aquí bastante más pequeñas y sin la importancia de aquellas.