12/15/2021

El Monte y el guía de Munietsus 74

"Camín de Munietsus". Con la pista hormigonada antes de ser asfaltada. Noviembre 2.000. 

Creo que ya va siendo hora de retomar el trazado de la senda larga que iba a Las Tsagunas de La Candanosa. La habíamos dejado, hace ya infinidad de capítulos (cap. 22) junto al regueiro Pradallos, en el vatse del medio del Monte (Ríu Refuexu), enfrente de la buena arboleda, un robledal con numerosas fayas, que hay hasta El Serrón Los Pradallos y que se prolonga por la ladera derecha del Regueiro Trousín, mayormente por debajo de la senda. 

Reproducimos la localización de los topónimos del Ríu Las Gallegas y Refuexu. Partes altas.

A partir de aquí la senda se vuelve realmente cansina, con una sucesión de largas bajadas y empinadas subidas, que no se hacen tan alegremente como se había hecho el duro zigzagueo de Penas Negras. Ya llevamos muchos kilómetros sobre nuestras piernas y habrá que tomárselo con más calma.

Atravesamos el primer vatse del Regueiro Trousín (el que baja del Portelín). Valle arriba resalta un inmenso tseirón que llega casi hasta la cima de la sierra y que se desplaza hacia la vatsina doble que precede a la Vatsina La Pena y cuyo nombre, que seguro que lo tiene, me es desconocido. A este fondo de valle, desde El Portelín hasta el Pico´l Serrón del Níu L´Aigla, los de Oumente le llamaban "A Feilía".

Pasamos un poco por encima de la unión de esas dos vatsinas y por un robledal de buena densidad atravesamos la Vatsina La Pena y la vatsina La Braña de Las Gallegas por sus partes más altas y en nada llegamos al Serrón de Las Berzas, el segundo cerro más agreste de todo el Monte Munietsus, una auténtica cresta rocosa, totalmente desnuda en su parte superior, contra la sierra, y en su parte inferior, justo hasta encima de La Veiga Cruces.

Aumente y Aladino de Farruco, los dos guardas forestales que entonces patrullaban la Reserva, fueron los improvisados "capataces" que sobre el terreno encauzaron las labores de la cuadrilla de mozos que abrieron la senda. Esta parte del Monte no era de las que mejor conocían y por si fuera poco recibieron presiones de sus superiores por terminar cuanto antes la dichosa senda. Solo sabían donde estaba parada la senda y el destino final al que tenían que llegar. El trazado desde debajo de La Braña Los Pradallos hasta la primera tsaguna se lo debemos a su pericia, sin apoyo de topógrafos ni técnicos de ningún tipo.

No sé si el trazado de la senda se pudo hacer algo más llana en ese tramo, tal vez sin tantas prisas lo hubiesen podido hacer. Con gran tino hicieron pasar la senda por un trozo arbolado existente en la misma cresta del Serrón de Las Berzas y por una gran llanada existente en el Regueiro Las Berzas, algo que les facilitó enormemente el trabajo a realizar y a nosotros nos permitió descubrir un precioso rincón.

Era una grata sorpresa, tras haber pisado los espacios desarbolados y secos de Pradallos y Trousín, llegar al robledal que precedía y se instalaba sobre El Serrón de Las Berzas. Y tras este la sorpresa se transformaba en admiración: una enorme hondonada que repleta de robles y fayas conformaba un paisaje de ensueño, que justificaba por si sola los esfuerzos realizados y los que aún nos esperaban. Era puro placer volver a ver robles y fayas de buen tamaño coqueteando entre si, entremezclados los unos con las otras, con unas temperaturas más suaves que las del entorno y un ambiente mucho más húmedo y refrescante. Todo un Gusto para los sentidos.

Casi me atrevería a ponerle un nombre a este delicioso lugar y que seguramente sería el real. Veréis, más abajo de La Vatsina La Braña Las Gallegas hay otra vatsina cuyo inicio casi roza la hondonada y que tiene el nombre de Vatsina Chanón de Las Berzas. El Chanón de Las Berzas sería precisamente el nombre de la hondonada. No lo incluyo entre los topónimos reales porque no tengo constancia de ello, siendo solo una suposición mía. 

Ríu de Refuexu, el valle del medio de La Reserva, con la localización de el Chanón de Las Berzas. 27-julio 2018.

Supongo que ya habréis intuido el origen de El Chanón de Las Berzas, la base de un pequeño circo glaciar que la vegetación contribuye a enmascarar y que se reproduce a mayor escala en la siguiente vatsina, La Vatsina Refuexu. En esta por encima de la senda hay una zona llaneada, de mayor extensión que el cuenco de Las Berzas, la base de otro circo graciar, cuyas paredes están bastante arriba. Y más arriba tanto de esta vatsina como de Las Berzas vuelve a haber restos de esta erosión glaciar. Todo rodeado por un enorme tseirón, que se prolonga vatse arriba, vatse abajo e incluso por la ladera izquierda. 

Regueiro Las Berzas, arriba cortados circo, abajo cuenco. Foto Google.


Refuexu. Foto Google.


Restos circo Vatsina Refuexu. Foto Google.


Fuexu (circo glaciar) de la Vatsina Fuexu. Foto Google.

Son los fuexus, que tanto debieron impresionar a nuestros antepasados ya que repitieron varias veces este topónimo: Vatsina Refuexu, la que sube hasta la misma sierra, Refuexu, desde la unión de la Vatsina Refuexu con el Regueiro Las Berzas, Entramburríus de Refuexu y Ríu de Refuexu. Fuexu o fuejo su versión castellanizada es un topónimo muy frecuente en toda Asturias y siempre alude a un hueco en el terreno de cierta envergadura. Pero también admite matizaciones, por ejemplo en la zona de Besullo y Las Montañas también llaman fuexu a entrantes en el terreno a modo de pequeñas cuevas, que no dejan de ser pequeños huecos, en este caso verticales.

La vegetación seguía presente en el entorno de la senda hasta el centro de La Vatsina Refuexu, con robles y unas fayas con grandes copas. Arriba, peleando con los tseirones se veían los infatigables bedules con su lenta pero imparable colonización. De repente todo cambia, la ladera izquierda de la Vatsina Refuexu es la que  peor arboleda posee de todo el valle del centro de Munietsus, debido a que está delimitada por El Serrón del Níu L´Aigla, sin duda el cerro más rocoso y agreste de todo Muniellos, más aún que el anterior Serrón, el de Las Berzas. Su situación en pleno solano contribuye a ello y además el sustrato es muy rocoso y aflora continuamente. Aquí la colonización avanza muy lentamente, entre otras cosas porque el abedul no hace acto de presencia. De todas formas la situación del cerro mejora muchísimo en las vatsinas y vatsigatos que posee.

Lógicamente la senda también se ve afectada y continua siendo muy tortuosa, con continuas subidas y bajadas. En tramos de ladera bajaba y cuando atravesaba un vatsigato, aprovechando la presencia de árboles más o menos grandes que amortiguaban los suelos y sobre todo "la calor", ascendía zigzagueando. Y así hasta salir al cerro en un lugar previsto por Aladino y Aumente que conocían la existencia de un profundo tajo en el crestón del cerro, que les ahorraría mucho trabajo.

Pensando en este tajo me gustaría comentaros algo relacionado con la interpretación del paisaje, o al menos de alguno de sus elementos, como venimos y seguiremos haciendo al describir los terrenos por los que discurrimos. 

Mi relación con lo castreño no finalizó con la conclusión de la tesina. Durante un tiempo continué con las prospecciones, a veces de forma fortuita, sin programación previa. Me explico, ya siendo guía realizaba muchas veces el tramo de La Venta (Ventanueva) a Cangas y viceversa. Unas veces bajaba para luego desplazarme a Uviéu o a otros sitios de Asturias por motivos laborales. Otras para ir a León para estar con mi compañera o simplemente para bajar a la villa y estar con la familia y algunos colegas. Y casi siempre mi horario no coincidía con el de los autobuses ALSA, que además habían empezado a reducir sus servicios ante el auge que estaban cobrando los automóviles particulares.

Decidí utilizar un sistema que había descubierto en Uviéu en mis años de estudiante. Allí cuando querías desplazarte a Xixón, a ver el mar o a lo que fuera, no utilizabas el autobús. Muchos compañeros-as de universidad eran de Xixón y tenían que ir y volver todos los días y raro era, yo por lo menos no conocía ninguno, el que disponía de un coche. Entonces ¿cómo iban y volvían?, pues haciendo autostop, o "haciendo dedo" como decíamos entonces. Ibas al comienzo de la autopista y te colocabas al final de la cola, había veces que delante de ti había quince o veinte personas, extendías el brazo y levantabas el dedo pulgar...Y curiosamente funcionaba y enseguida paraba un coche que te llevaba.

Apliqué este sistema para subir a Ventanueva o bajar a Cangas, algo totalmente novedoso en estos lares. Y también funcionaba, lo que ocurría es que a veces, la mayoría, no conseguías hacer de una tirada todo el recorrido, uno te llevaba hasta La Riela, allí volvías a hacer dedo, otro te llevaba hasta Cibuyo y así. Y si nadie paraba pues andabas un rato sin dejar de hacer dedo cuando pasaba algún coche. A veces me dejaban en algún punto que no conocía a fondo y andando veía cosas que me llamaban la atención y que rápidamente inspeccionaba, llegando a descubrir algún nuevo yacimiento aurífero.

En el Monte Munietsus no tenía nada catalogado en la tesina. Pero había varios topónimos relacionados y por experiencia sabía que estos casi nunca mentían, Así que decidí investigar uno de ellos. En aquel entonces yo aún no conocía todos los topónimos que con el tiempo he logrado reunir, pero este sí lo conocía: la Vatsina Los Castros. Al tratarse de una vatsina pensé que podía tratarse de una explotación aurífera a cielo abierto. Le dediqué no menos de tres excursiones. 

Comenzaba por abajo, por donde intuía que estaba el desagüe de la vatsina, desfigurado y nada marcado en un terreno muy rocoso, y luego iba ascendiendo describiendo zetas que abarcaban toda la vatsina. Entonces el Monte aquí estaba muy desarbolado, e incluso el matorral y los subarbustos estaban poco desarrollados y rara vez se interponían ante ti obligándote a cambiar de rumbo. Pero había que ir con mucha precaución pues el suelo era muy rocoso y muy quebrado y en ocasiones para salvar algún desnivel tenías que dar más de una vuelta. Pero siempre acababa en El Serrón del Níu L´Aigla sin haberme encontrado con algo significativo, así que lo dejé pensando que por primera vez la toponimia mentía.

El desengaño que sufrí me hizo dejar de lado otras prospecciones que tenía previstas. Antes de Penas Negras había otro topónimo interesante: Vatsina Castietsu. No menos interesante eran Los Castros del Serrón, un tesín conformado al final del Serrón del Níu L´Aigla, justo encima de Entramburríus di Murteiru. También deje de lado El Mulín del Moro, situado en la vega del Ríu Tixeirúa, un pelín por debajo de la Vatsina Lachada.

Pena Castietsu muy cerca del Tesu L´Armadina y Vatsina Castietsu, en el borde de Penas Negras. 26-julio 2016.


Una imagen más diáfana de La Pena Castietsu y su vatsina en las partes altas. 29-julio 2017.


Los Castros de El Serrón al final de este crestón, donde abundan los tesos. 27-julio 2018.

 

Los Castros de El Serrón más en detalle. 27-julio 2018.

Otros lugares que en su momento relacioné con posibles explotaciones auríferas, como dos grandes hoyos existentes al lado del Pozu´l Pielago, por encima de este y de la pista u otro que hay en un cerro más abajo, creo que se trata de labores vinculadas con la explotación forestal. No todos los troncos y rollas que se cortaban se almacenaban en el entorno de la serrería de Las Tablizas. La vega aluvial de Las Tablizas es relativamente amplia pero resultaba insuficiente para albergar todo lo que se cortaba en el Monte. Además las cortas se realizaban en momentos puntuales, no a lo largo de todo el año. Por diferentes puntos del Monte existían pequeños almacenes al aire libre donde se almacenaban los troncos, en espera de ser llevados a las sierras. En estos puntos se había allanado, más o menos, el terreno para que cogieran más rollas, tuvieran mayor estabilidad y fuera más fácil su traslado a los camiones, situándose dichos rellanos por encima de la pista. El traslado, a diferencia de las cortas, sí se podía realizar durante casi todo el año.

Otro sitio que vinculé con un pequeño lavado superficial aurífero, al final de la explanada de Las Tablizas, en la parte que da contra la central hidroeléctrica, creo que fue producida por una rotura en el canal de madera que llevaba el agua a la central y que al salir el agua en tromba provocó un relieve similar al de pequeñas excavaciones.

Más recientemente y acordándome de la Vatsina Los Castros pensé lo tonto que había sido, ¿por qué había enfocado toda mi atención sobre minería aurífera?, ¿por qué no podía tratarse de un hábitat castreño?. Lo cierto es que no lo había desechado por la altitud, sin ir más lejos el del Picu Sigueiru, en la Sierra de San Tsuau, sobrepasa los 1.500 m. de altitud y el cercano de Vatsáu, considerado por algunos como un establecimiento militar romano, se acerca a esas cotas. Había desechado esta posibilidad por el hecho de que me parecía imposible que en un medio tan boscoso pudiera haber un hábitat castreño. ¿Qué tipo de comunidad habría osado construir su hábitat en un medio tan hostil y tan lejos de todo?. 

Serrón del Níu L´Aigla con la localizacion del posible castro de la Vatsina Los Castros. 27-julio 2018.

A día de hoy me inclino por esta posibilidad. El citado tajo bien podía tratarse de un foso que aislase la parte inferior de la parte superior del cerro. Además esta parte inferior conformaba un pequeño teso antes de que el cerro cayera en picado, con buenos desniveles por esa parte y por sus lados. Es decir, presenta muchas de las características de un castro. Yo mismo me había subido a su parte más elevada, una explanada rocosa que se prolongaba hacia abajo con algo de inclinación, pero lo había hecho para tener mejores vistas, sin detenerme a mirar si había restos de cabanas o de muros. 

Vatsina Los Castros coronada por un posible castro. 27-julio 2018.


Detalle de la parte superior de la Vatsina Los Castros y del posible hábitat. 27-julio 2018.

Si se trata de un castro, que es por lo que me inclino actualmente, ¿de que época sería?. De época romana me parece muy difícil pues se encuentra lejos de minas y de vías de comunicación importantes, perdiendo así su posible sentido. Más bien cabe pensar que sea de época prerromana. Sería interesante que se prospectara a fondo para poder confirmarlo con más seguridad.

Creo que la relación entre el ser humano y el Monte Munietsus es más antigua de lo que se viene creyendo. Un hecho contribuye a obnuvilarnos la visión histórica. Desde la adscripción del Monte al mayorazgo de la Casa de Toreno, no hay constancia de la existencia dentro del espacio ocupado por el Monte Muniellos de núcleos de población estables. Solo Las Tablizas y el caserío que lo precedió pueden considerarse como tales, encontrándose, además, en su entrada. El resto del Monte siempre se consideró como un lugar deshabitado y boscoso y esta visión se amplió a épocas protohistóricas y prehistóricas. Es la leyenda boscosa de Muniellos, muy agradable y bella pero que es eso: una leyenda. Como ya vimos con las brañas existentes dentro de Munietsus esa visión quedaba muy matizada y ahora tenemos que preguntarnos ¿estuvo Muniellos siempre deshabitado?. No disponemos de pruebas arqueológicas que confirmen su poblamiento y además los gestores del Monte parecen no estar dispuestos a que se realicen prospecciones y excavaciones. Prefieren seguir vendiendo, sobre todo a la UE, la leyenda del bosque primigenio. Pero la verdad es la que es y Muniellos es muy grande y posee buenas vegas y amplios espacios susceptibles de aprovechamiento ganadero por lo que me resulta muy extraño que nuestros ancestros de época castreña, o incluso de antes, no se interesasen por él y se estableciesen aquí.

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