2/28/2022

El Monte y el guía de Munietsus 79

Precioso castaño en los inicios de la floración. San Cristobal de Aliste (Zamora). 15 junio 2019.

Por el valle del Ríu Mual o Ríu Munietsus los castaños llegaban hasta Burducéu, en torno a los 660 metros de altitud. Más arriba y en Muniellos la ausencia de enclaves habitados, salvo Las Tablizas, y las propias condiciones de la zona no permitieron su expansión. Pero os contaré un secreto, dentro de la Reserva, en el entorno de Las Tablizas, conozco la existencia, al menos, de un castaño adulto. En mis continuos paseos por el Monte, después de finalizada la jornada laboral, un día opté por internarme por una pista que había nada más cruzar el primer puente que hay más arriba de la llanada donde estaba el aserradero, puente hasta el que llega el actual tramo adaptado para minusválidos. La pista descendía por la vertiente izquierda del río, muy cerca de este, en dirección a Las Tablizas. Tenía intención de acabar internándome por el valle del Regueiru Decutsada y recorrer su parte más baja. Una zona que no conocía bien porque la valla que entonces había impedía el acceso desde la pista-senda de Decutsada que va a Las Tsagunas. Seguí la pista, relativamente transitable por aquel entonces y justo al doblar El Sechón, el tramo final del Teso Decutsada, y avistar Las Tablizas, bueno en realidad no se veían las casas porque lo impedía la vegetación existente, me encontré con un castaño, allí en medio del robledal.

Algún castaño es posible ver en burducéu, más arriba desaparecen. Julio 2020.


A la izquierda de la imagen, justo antes del puente, había entonces restos de una pista aún transitable. La foto está hecha bajando. 27 julio 2018.

 
Tras el puente, bajando, se inicia el tramo adaptado para minusválidos. 27 julio 2018.

Un castaño es fácil de identificar, su hoja alargada es inconfundible. Ocurre que a veces llevas en la cabeza cosas que te impiden ver, pero en aquel entonces yo siempre que andaba llevaba todos los sentidos alerta y despiertos a todo lo que me rodeaba. Ya era un castaño adulto y creo que era manso, supongo que habría sido plantado e injertado por el antiguo encargado de Las Tablizas, cuando esto era privado, con la idea de poder recoger y comer castañas en el futuro.

En julio del 2020 decidí internarme por Reiduz, un valle del Monte Mual que conocía muy poco y donde deseaba conocer de primera mano el estado de los praus y ver como estaban evolucionando. Pero los caminos que llevaban a Las Poulonas y a otras zonas del avesíu estaban llenas de matorral y desistí de meterme por ellos. En su lugar opté por realizar la Ruta del bosque de Mual por donde discurre una buena pista-senda. Ya desde el principio, en La Pumariega, quedé sorprendido por la exuberancia que presentaban los castañaléus. Hacía mucho tiempo, la friolera de casi cuarenta años, que no volvía a recorrer aquellos lugares tan transitados durante mi infancia y primera juventud. La magnificencia de Munietsus había relegado el Monte Mual a un segundo plano y como durante mi labor como guía podía entrar cuando me apeteciera, era por él por donde acostumbraba a perderme y olvidarme de todo. Al principio creí que la recuperación de los castañaléus era obra de los propios castaños. Se veían añosos ejemplares, con un grueso tronco hasta varios metros de altura, que habían hecho crecer potentes y altas guías nuevas. Libre de las podas a que eran sometidos cuando se recogía su fruto, el castaño parecía rejuvenecer y crecer de forma totalmente libre, demostrando una capacidad de renovarse asombrosa. El recuerdo que yo tenía de esos mismos castaños era la de ejemplares viejos, al borde de su extinción, con pocas y delgadas ramas, también con pocas hojas. Ahora los troncos siguen estando muy viejos, con partes ya muertas y descomponiéndose lentamente, pero de ellos salen ramales de mucha envergadura. Es seguro que acaben muriendo de forma natural a no tardar mucho, pero pensaba que su rejuvenecimiento había servido para crear una abundante descendencia.

Anciana castañal en La Pumariega con numerosas y potentes nuevas ramas y guías. 31 julio 2020.

 
De las raíces de los moribundos y añosos castaños surgen nuevas guías que tratan de sucederlos. todo un ejemplo de regeneración vegetativa que demuestra el castaño. Las Brañuetas. 31 julio 2020.

Parecía que el castaño se había comportado casi como una especie invasora, multiplicándose exageradamente y ocupando terrenos que pertenecían a otras especies autóctonas. En los viejos castañaléus donde se aprovechaba su fruto, los castaños estaban bastante separados entre si, así cada castaño recibía la suficiente insolación y los nutrientes necesarios para producir abundantes cosechas. De este modo y ayudado por las podas se conseguía que creciese más a lo ancho que hacia lo alto, lo que obviamente también facilitaba el vareixado. Como todos los años se rozaban a fondo los estratos vegetales inferiores, nunca le surgían competidores de otras especies.

Cuando se dejaron de "apañar" castañas y se dejó el terreno a su propia suerte, a esos huecos pronto les salieron pretendientes, robles mayormente y en ambientes más húmedos bedules, freinus...e incluso fayas. Fue entonces cuando el castaño dijo: "¡no!, ¡bajo mi dosel solo crecerán mis congéneres!". El castaño no hablaba por hablar, su rapidez creciendo no admite comparación alguna, le gana la carrera por la luz a cualquiera. Y claro, como crece tan rápido también produce semillas y descendientes con mayor prontitud. Si un roble necesita cuarenta años y una faya hasta sesenta para producir semillas que puedan germinar, el castaño reduce esos años a la mitad, o incluso menos, lo que supone una ventaja a la hora de colonizar nuevos espacios. Además los viejos castaños no cesaban de aportar semillas todos los años y encima una castaña dentro de su arizo, como era el caso de algunas, tiene más facilidades a la hora de germinar, la protege de la luz y de inclemencias meteorológicas y una vez que ha enraizado le suministra nutrientes con su descomposición.
 
Castaño de castaña y pyrenaica de tsande. Cuál progresará. Debajo del Chanu Bustietsu. 15 agosto 2021.


Pero no solo copó sus huecos, con unas densidades enormes en algunas partes, si no que se expandió unos cuantos metros por todo su entorno, cuando este no se utilizaba y estaba desarbolado, algo frecuente entonces en los terrenos cercanos al pueblo. Algo parecido parecía haber ocurrido en los terrenos destinados a monte bajo, donde por regeneración o por semillas los castaños habían pervivido y aumentado sus dominios.

Fuera de Mual recordaba haber atravesado valles bajos en dirección a la costa asturiana, a finales del siglo pasado, donde el árbol dominante era el castaño, conformando en ocasiones auténticas masas boscosas. Haced la bajada de La Espina, con alguno de sus ramales y lo comprobaréis por vosotros mismos. Incluso en el entorno de la villa de Cangas, si no fuera por las dichosas plantaciones de pinos, el árbol más abundante sería el castaño. 
Castaños y plantaciones de pinos en el entorno de Cangas. 5 agosto 2017.


Cuando el castaño se engalana con sus racimos florísticos durante el mes de julio (sí, ya sé que parece una fecha muy avanzada pero tened en cuenta que el castaño es de los árboles más tardíos en lo que a floración se refiere) es recomendable desplazarse por los valles de nuestro concejo para disfrutar con las vistas que nos ofrece, algo realmente gozoso y al alcance de cualquiera. Es entonces cuando los castaños más resaltan, con un color blanquecino nuboso sobre toda su copa, diferenciándose claramente del resto de árboles y aunque no todos los castaños florecen al mismo tiempo, seguro que os sorprenderá comprobar lo abundantes y bellos que son.
 
El color blanquecino de las copas durante la floración de los castaños nos sirve para identificarlos desde grandes distancias y calibrar su extensión, aparte de deleitarnos con estas imágenes. Mual 27 julio 2018.


Eso sí, no los busquéis por encima de los 700 metros de altitud ya que ese es su techo altitudinal en nuestra zona. Por encima puede crecer alguno, pero siempre de manera aislada y excepcional. Sin embargo en zonas como La Meseta los castañaléus superan ampliamente ese límite, estando presentes en toda la Península Ibérica, incluso en zonas donde nunca se dio de forma silvestre y en donde su presencia actual se debe a que fueron traídos de fuera, plantados y cultivados, como sucedió con la pataca o el maíz procedentes de América.

Hoy en día creo que tengo una visión más cercana a la realidad sobre el tema que estamos tratando. Antiguamente todos los castaños, fueran mansos o bravos, tenían propietario, no había ninguno huérfano de poseedor. El que los plantaba en terrenos de su propiedad era, lógicamente, el dueño del árbol. En contra de lo que muchos puedan creer el castaño nunca formó parte del bosque autóctono. Bueno, quizás lo de "nunca" sea algo exagerado pues sin duda sí lo fue en tiempos antiquísimos, pero con la llegada de la neolitización y su posterior expansión las cosas cambiaron. El área de distribución del castaño silvestre acabó quedando dentro de las zonas más antropizadas, lo que provocó su total domesticación, pasando a ser un cultivo más. Se plantaba y se injertaba para aprovechar sus "cosechas" o para utilizar su madera. Con un notable aumento, como ya dijimos, durante la Edad Media.
¿Han cambiado tanto las cosas?, ciertamente muchas sí lo han hecho pero otras solo se han modificado. El colapso del modo de vida tradicional provocó el abandono de numerosas fincas. En los curtinales ya solo se utilizan, en el mejor de los casos, algunas fincas con funciones agrícolas, pero la mayoría se transformaron en praus de secano o simplemente se abandonaron. Además el menguado tamaño de las parcelas y su elevado número han inhibido otras utilizaciones.
 
Mojón que atestigua el pasado agrícola de este terreno. Curtinal de Veiconde. 29 julio 2020.



Solo una minúscula parte del Curtinal de Veiconde se sigue cultivando. 29 julio 2020.


Pero en parcelas agrícolas algo más alejadas y en muchos praus y pascones la gente se decidió a plantar árboles para que cuando crecieran pudieran vender su madera. Era una decisión razonable pues este cultivo no exige tantos esfuerzos como los otros. En su inicio, tras ser plantados y cuando aún son pequeños sí es conveniente rozar sus alrededores para que sin competencia puedan desarrollarse mejor. Pero una vez que han medrado son ellos mismos los que se defienden (al captar ellos la mayor parte de la luz solar, los estratos inferiores de arbustos y subarbustos acaban desapareciendo o teniendo poca importancia) no exigiendo mayores esfuerzos, si acaso algunas podas para conseguir fustes más rectilíneos. 

En Mual. en un principio, se optó por plantar lo que recomendaba la Administración (Patrimonio Forestal del Estado y luego el ICONA), que solo tenía en mente árboles de crecimiento rápido que produjeran macha madera, sin tener en cuenta otras consideraciones. Sin embargo en Mual no se desarrolló ningún Consorcio con la Administración para "repoblar" el monte comunal, algo que sí se dio en otros pueblos, como Oubachu sin ir más lejos. En Mual las plantaciones fueron individuales, en terrenos particulares, pero sí se plantaron las mismas especies. Todavía subsisten algunos de aquellos pinos y ocalitos plantados, que debido a su escaso número y espectacular porte son incluso atractivos y dignos de admirar. Que todavía subsistan demuestra que su madera dejó de ser demandada, salía más barato importar madera similar de países como Brasil.

En La Cutsada, al abandonarse muchos praus se plantaron chopos, de difícil salida en el mercado local actual. Ojala escapen de una plaga que los está achicharrando y que llevo observando desde hace cuatro o cinco años, primero en los alrededores de León capital, luego en el valle de Murias de Paredes y recientemente en Tsaciana. Se les secan las ramas y hojas superiores y aunque algunos parecen recuperarse el aumento de árboles afectados no hace si no aumentar con cada año que pasa.
Chopos atacados por la plaga en el polideportivo de Navatejera. 25septiembre 2018.


Plantación de chopos atacada por alguna plaga. entorno de Villaquilambre. 10 agosto 2018.


Hilera de chopos afectados por la nueva plaga. Veiga entre Vitsager y Caguatses. 16 julio 2021.

 
Enorme chopo en Caguatses d´Abaxu atacado por una reciente plaga. 15 julio 2021.


Creo que los pópulus (álamos que les llaman nuestros paisanos) nunca formaron parte del bosque de ribera autóctono del Ríu Munietsus y de la veiga de Mual. En Las Tablizas había un bonito grupo de populus nigra, que ignoro por qué fueron talados hace poco tiempo. También había y supongo que sigue habiendo, varios chopos canadienses diseminados y ocultos por bedules, robles y pláganus por encima de Las Tablizas, llegando como mínimo hasta la Ponte La Zreizal. Me percaté de su presencia en uno de esos paseos sin prisa que solía realizar, observando detenidamente todo lo que me rodeaba, incluido algo tan menospreciado como es el suelo. Las hojas caídas y depositadas en él, nos informan de la presencia de especies que de otra forma pueden pasar desapercibidas. En el suelo aparecen reflejadas todas las especies del arbolado existente, solo tenemos que detenernos un rato y fijarnos a fondo. 

Preciosos populus nigra en Las Tablizas, cerca del puente de la casa. 2000.

El suelo atesora, fugazmente, todo el cromatismo que antes se balanceaba sobre las ramas de los árboles. En la otoñada las hojas adquieren bellas tonalidades, una explosión de colores antes de desaparecer sumidas en la tierra, su último canto de cisne. Bedules, fayas, freinus, zreizales...nos dejan boquiabiertos con sus postreros suspiros. Pero las de nuestros robles no, su final es sosegado, calmo, sin estridencias ni fuegos artificiales, limitándose a mostrarnos unos ocres poco llamativos. La ventaja, en este caso, es que entre ellas resaltan, más aún, las otras hojas. En concreto las de chopo lo hacen con las variadas gamas de sus amarillos en su acorazonada silueta. No miréis solo hacia lo alto admirando las bellas siluetas de los troncos desnudos. Sed humildes y reposad de vez en cuando vuestra vista y fijaros entonces en el suelo, la madre de todo lo que crece sobre él. Algo bello y aleccionador.

Hoja de chopo canadiense recogida del suelo y puesta sobre su tronco. 1 noviembre 2017.

 
Poco a poco el color se va yendo de las hojas de chopo caídas. 1 noviembre 2017.

Permitidme ahondar en el tema y mostrar algunas reflexiones sobre el asunto ese de las repoblaciones (en realidad plantaciones) y sobre los árboles foráneos. En Muniellos no solo se plantaron especies "extranjeras" como los mencionados chopos. Las talas abusivas y, en opinión de la empresa, la baja rentabilidad del Monte, llevaron al Patrimonio Forestal del Estado a firmar con los propietarios (Muniellos S.A.) un Consorcio para la repoblación de este en 1964. Era una buena iniciativa pues la empresa solo estaba interesada en "explotar" en el presente el monte, desentendiéndose de su futuro. Pero la iniciativa estaba viciada ya que se optaba por la introducción de nuevas especies.

Patrimonio desarrolló un amplio programa, especificando la ubicación, en función de los suelos y de la altitud, de las nuevas y variadas especies: varias variedades de pinus (pinaster, sylvestris, insignnis = radiata = Pino de Monterrey), de abetos (pseudotsuga menziesii, picea excelsa = abeto rojo = abeto de Noruega), el falso cipres de Lawson (chamaecyparis lawsoniano) y el siempre vistoso larix leptiolepsis (alerce del Japón) cuyas aciculas verdes ante de caer durante el otoño adquieren bellas tonalidades que van desde el amarillo al anaranjado

Si alguien quiere hacerse una imagen real de estas plantaciones solo tiene que visitar el vatse Lus Pusadoiros de El Pueblo de Rengos, por donde discurría la antigua carretera que ascendía al puerto del Rañadoiro. Aquí hay pies sueltos y matas de diferentes especies. Si cogéis la senda-camino que nace un poco por debajo del túnel del puerto y que va casi en llano, con algún desnivel, a Campubraña y que luego atravesaba todo el Monte Munietsus hasta salir a la Veiga´l Pumar, desviándose un poco de ella se llegaba a una mata de cipreses, tan densa que desafiaba el sentido común y en la que era prácticamente imposible penetrar. En la misma senda, cada poco, te topabas con algunos abetos desperdigados, que si no se dan prisa en crecer serán engullidos por la reina de nuestros bosques. Las fayas ya han colonizado todos, o casi todos, los huecos del avesíu (los solanos , que en Lus Pusadoiros son dos laderas, son otro cantar). Pero las matas son un terreno vedado incluso para ellas, al menos de momento. A la larga las fayas son más competitivas con las resinosas que los robles o los bedules. Al ir creciendo van creando por debajo de sus copas unos ambientes muy sombríos que impiden el nacimiento de nuevas resinosas.

Vatse Lus Pusadoiros, fayas bedules y especies foráneas. Noviembre 2000

 

El precioso alerce del centro engalana esta imagen de postal. Lus Pusadoiros, noviembre 2000.



2/15/2022

El Monte y el guía de Munietsus 78

Observando el estado de los castaños en Pías (Zamora). Foto Ástor. 24 junio 2018.

 Pero la cosa no quedó ahí, al año siguiente Gonzalo me tenía preparada una sorpresa. Creo que yo le había comentado la posibilidad de vareixar algún castaño para conseguir más arizos, pero la cosa quedó sin definir. Volvimos a pañar castañas al castañaléu de Las Brañuetas y cuando yo pensé que íbamos a coger arizos y hacer como el año anterior Gonzalo me dijo "este año vamos a coger los arizos en otro sitio". Era la segunda pañada del año, tras acabar volvimos a Mual y después de xantar juntó las cestas y dos pañaderas y sacó una vara de vareixar que no sé como consiguió.

Por encima de su casa y hasta la carretera que sube al Counio, en Penafaque donde brotaba una buena fuente, en un terreno pendiente, Gonzalo había conseguido aterrazarlo y llenarlo de árboles frutales. Era un mago en el arte del injerto, conseguía en el monte pies de frutales silvestres, mayormente manzanos, y en esos pies, más resistentes y adaptados al clima de la zona, injertaba ramas de frutales mansos. Tenía una variedad enorme de manzanos, había ablanus mansos y bravos. perales, ciruelos, zreizales...Encima de la carretera tenía otra finca, una alargada franja de terreno. En ella contra una esquina, donde afloraba bastante la roca, tenía unas cuantas colmenas de abeitsas, dispuestas a diferentes alturas y en pleno solano. Eran mayoritariamente truébanos aunque tenía alguna colmena moderna.

Entre El Carreiro (un atajo para subir del camino del pueblo a la carretera o antiguamente al Curtinal D´Espina) y la curva del fondo están los dos terrenos de Gonzalo. 30 julio2020.

 

Esquina del terreno de Gonzalo por encima de la carretera con truébanos pa las abeichas. 30 julio 2020.

En la otra esquina de la franja había un castaño y hacia él nos dirigimos. "Este lo injerté yo hace unos años, es joven pero ya lleva dando castañas algunos años, el año pasado ya daba buenos arizos y este año, ¡fíjate!, parecen mejores aún" y cogiendo la vara me la acercó y dijo "ya puedes empezar a vareixalo, procura no romperle muchas ramas".

La escena podía ser cómica, aunque yo me lo tomaba con la mayor seriedad del mundo. Nunca había vareixado, sabía que había que hacer vibrar la vara, pero una cosa es decirlo y otra bien distinta es hacerlo, pero bueno pronto empezaron a caer arizos, pero también trozos de ramas. "No te pongas nunca debajo de donde menees la vara, vareixa de lado" me decía Gonzalo, y lo decía con razón, pues que te caiga una castaña en la cabeza pasa, pero un arizo o una rama...Luego Gonzalo me turnó, a él la vara le obedecía mejor que a mí, aunque también rompía alguna "cana". Por suerte pudimos vareixar todo el castaño desde el suelo y no nos llevó mucho tiempo.

Tan emocionado estaba con lo que hacíamos, debíamos ser los últimos vareixadores de castaños pues esta práctica hacía ya muchos años que no se realizaba, que no me había dado cuenta de un detalle que entonces me vino a la cabeza: teníamos arizos, pero ¿y la corripa?, allí no había ninguna corripa. Gonzalo me dijo que podíamos improvisar algo que se le pareciera y utilizamos una pequeña hondonada que había en el terreno y que ampliamos algo con ayuda de un azadón. Luego recogimos todos los arizos y alguna castaña suelta y los metimos en el hoyo, tapándolo algo con hojas y ramas.

Al recoger las castañas sueltas pude comprobar que eran diferentes a las del castañaléu de Las Brañuetas. Estas eran de un color cobrizo más claro y parecían ser un pelín más pequeñas. Se lo comente a Gonzalo y él me dijo que unas eran "de paré" (o parede) y otras eran "rapuca", pero no me acuerdo de cuál de las dos eran aquellas. También me dijo que había muchas más clases: "calva", "pagano"...pero que todas sabían muy bien, o por lo menos eso era lo que la gente de antes decía porque a él en particular las castañas no le entusiasmaban mucho.

Al estar tan cerca de su casa, Gonzalo iba todos los días por allí y les echaba un vistazo a los arizos, de paso que iba a ver los truébanos de las abeitsas, ya que estas últimas sí que constituían su verdadera pasión y no escatimaba esfuerzos por velar por su seguridad. Recuerdo acompañarlo varias veces, aquí o al cortín que llevaba en La Rebotsa de Reiduz, en la época de los "enxames" (cuando una reina nueva sale con todo su séquito para constituir un nuevo grupo). En ocasiones el "enxame" (enjambre) volaba lejos y se perdía. Para conseguir que se posara allí, Gonzalo llevaba a cabo una especie de ritual que a mí me sorprendía y que admiraba al mismo tiempo. A intervalos regulares hacía entrechocar dos piedras planas colocadas en sus manos al tiempo que recitaba como un canto: "pousa pousa pousa milana pousa", repitiéndolo una y cien veces. Y lo cierto es que funcionaba y muchos enxames se "pousaban" allí. Entonces Gonzalo les colocaba a la vera un truébano vacío, alzándolo de un lado para facilitar la entrada y volviendo a entrechocar las piedras les repetía  "casa nueva, casa nueva" hasta conseguir que el enxame entrara. Otras veces Gonzalo, con gran mimo, las recogía en una falsa colmena y las trasladaba a su nueva casa. Nunca vi a Gonzalo utilizar ninguna protección contra las abeitsas, andaba entre los truébanos y las colmenas con una total seguridad y que yo sepa nunca le picaron.

Recuerdo cuando pisamos los arizos pero no recuerdo el volumen de esta cosecha, pero sé que volví a comer castañas asadas durante otra temporadina, y fueran rapucas o de paré estaban... dejémoslo en riquísimas. 

Gonzalo también me contó algo sobre las castañas que a mi padre se le había olvidado. El acceso del campesinado a las castañas no quedaba solamente adscrito a los propietarios de castañaléus. Finalizadas las tareas de recogida de todo lo vareixado, cualquier persona podía entrar en el castañaléu y recoger las castañas que hubieran podido quedar. Se iniciaba "el rebusco". La presencia de numerosas hojas en el suelo hacía posible que bastantes castañas estuvieran ocultas, y rebuscando a fondo se podía obtener una cantidad relativamente apreciable. Esta práctica que se hacía extensiva a muchas tierras de labranza una vez extraído el fruto, es según mi opinión la herencia que queda de una época en que todo el terreno era comunal y en donde no existía la propiedad privada.

Pero además de por su fruto, los castaños también se cultivaban por su madera, y para esto no hacía falta injertarlos ya que el bravo era incluso más apreciado y producía rollas más rectilíneas. El castaño es ,probablemente, el mejor ejemplo de lo que se llama "monte bajo", monte en el que los árboles nacidos de semilla, que son el "monte alto", son talados pero que rebrotan de su tronco o de su raíz. Es la reproducción vegetativa que poseen numerosos árboles. Al talar un castaño, de su pie surgen un montón de nuevas guías, muchas de ellas dejándolas crecer un tiempo podían servir para hacer tiras para los cestos y dejándolas crecer más tiempo para postear en las minas, antes que el pino y el eucalipto las suplantaran. Pero lo más utilizado desde antiguo era seleccionar una guía y eliminar el resto, esta acababa creciendo hasta constituir un árbol que volvería a ser talado y así sucesivamente. El castaño también se reproduce por "estaquilla" que consiste en plantar ramas que aún no estén lignificadas, para que echen raíces y originen así un nuevo árbol, aunque en realidad y al igual que los injertados son clones, idénticos a los progenitores de los que proceden.

Tradicionalmente se ha venido considerando que fueron los romanos los que introdujeron y expandieron el cultivo del castaño por la Península Ibérica y que estos a su vez los habían tomado de los refugios de Asia Menor donde habían sobrevivido a la última glaciación. Hoy sin embargo sabemos que hubo más refugios en la Europa Meridional, entre otros tres en Italia y el que mencionábamos de la cornisa cantábrica, y en esos refugios sobrevivió el castaño, por lo que su origen es anterior al inicio del Holoceno también en el Occidente como demuestran los restos polínicos y fosilizados hallados.

En el Holoceno, como el resto de árboles, iniciaría su recolonización. Pero no debía ser muy abundante a juzgar por los restos encontrados. Hay incluso quien cree que los castaños de la Europa Occidental son nativos del Noroeste de la Península Ibérica. Como quiera que fuera lo que sí es claro es que su expansión se produjo en épocas relativamente recientes, con un considerable aumento en la Edad Media, abarcando los siglos XI al XVI, épocas en las que los restos polínicos encontrados aumentaron de forma notoria, y lo hizo mediante injerto, para aprovechar su fruto, o mediante monte bajo, para aprovechar su madera.

En la actualidad, en la cornisa cantábrica, que es, con mucho, la zona donde es más abundante, la desaparición del aprovechamiento de la castaña, y por tanto del injerto, ha originado un asilvestramiento  de sus poblaciones y una degradación, por abandono, de los castañaléus mansos, condenados a una pronta extinción, hecho agravado por la extensión de tres plagas que ponen en peligro la supervivencia de este árbol.

Hace ya unos cuantos años, de excursión con mis hijos, que entonces eran muy pequeños, y mi mujer, por Cantabria, justo por debajo del fayéu de Saja, nos internamos por un bonito valle hasta que llegamos a un pueblo que dominaba toda la cabecera. Sé que había algo especial en aquel pueblo pero no recuerdo de que se trataba. Lo que realmente atrajo mi atención fue el estado de la vegetación del monte. El monte estaba casi en su totalidad arbolado pero debido a la distancia me resultaba difícil saber cual era la especie dominante. Pero lo más llamativo era la existencia de un buen número de árboles secos, muy evidentes porque no tenían corteza y su blancura los hacía resaltar. Decidí acercarme más a ellos para ver de que se trataba. Fuera del pueblo y de los lindes de una finca los tuve a  la vera, eran castaños, algunos de buenas dimensiones. Unos estaban totalmente pelados, sin corteza y sin hojas, muertos pero aún en pie. Otros todavía conservaban parte de su tronco cubierto y algunas ramas con hojas y en otros el proceso se estaba iniciando y ya presentaban algunas ramas secas, pero predominaban los que aparentemente estaban sanos, sin ningún síntoma de decadencia. ¿qué estaba pasando allí?. Enseguida deseché la posibilidad de un incendio, no había manchas negras por ninguna parte y el suelo estaba aparentemente normal, además algunos, como uno que tenía delante, estaban situados en sitios donde ningún incendio hubiera podido llegar, al borde de muros y caminos sin restos de vegetación que hubieran permitido un fuego.

Más tarde me enteré que había varias plagas causantes de esta mortandad: el chancro y la tinta del castaño, a las que se ha unido una de aparición más reciente, la avispilla del castaño. Las dos primeras están causadas por hongos y la tercera por un insecto.

El chancro ataca las partes aéreas del árbol. Aprovecha heridas o picaduras de insectos para atravesar la corteza e instalarse en el tronco o en algunas ramas. Pronto aparece una zona de color pardo amarillento, se resquebraja la corteza y aparecen como pústulas de color amarillo anaranjado. El hongo corta los vasos conductores de savia cuando se instala en todo el contorno, la parte superior se seca y muere. Parece haber un remedio biológico contra este mal, eso sí solo en nuevos árboles. Consiste en inocular otras cepas del mismo hongo, que no destruyen el árbol y, por el contrario, sí destruyen el chancro. Algunos castaños, ya injertados, que se compran en la actualidad, ya vienen con esta inoculación, tardando unos años en salir el hongo "bueno" que evitara la instalación del "malo". Se recomienda, como medida preventiva para evitar su expansión, la desinfección de las herramientas que se utilizan para tareas contra la poda, poda que debe ser además muy cuidadosa porque a través de los cortes se pueden introducir esporas del chancro. 

Castaños enfermos en Aliste, seguramente afectados por el chancro ya que algunos intentan rebrotar de la parte inferior del tronco. 15 junio 2019.


Castaños enfermos, Aliste 15 junio 2019.


Castaños atacados por el chancro, entre un nuevo viñedo que ha utilizado estacas de castaño para elevar las uvas del suelo mediante alambres. Entorno de Cangas. Foto Ástor. 30 julio 2017.

Por su parte la tinta está provocada por hongos ficomicetos que se encuentran entre la materia orgánica del suelo y que atacan las raíces del árbol. Las raíces absorventes se ennegrecen y se secan. Como las raíces no se ven hay que estar atento a sus efectos en la parte aérea del árbol: puntas de las ramas que se secan, amarillecimiento y caída prematura de las hojas, aborto de frutos...Si la infección continúa y ataca el cuello de la raíz, sus efectos serán visibles porque en la base del tronco, la corteza se agrieta y se cae fácilmente, viéndose una sustancia de color negro característico (tinta). Esta plaga no tiene remedio.

La avispilla del castaño es una avispa de origen asiático que introduce sus larvas en las yemas del árbol. Al desarrollarse dichas larvas provocan un gran daño en el interior y acaban provocando la muerte del árbol. La proliferación de agallas (esas bolas con las que el árbol trata de defenderse y en donde encierra a la larva para aislarse de ella) es su característica principal. Contra la avispilla hay un remedio biológico pues tiene un depredador natural animal, pero la Administración no autoriza su suelta masiva porque no está segura de que no provoque daños colaterales. 

Agalla en una hoja de roble. Las agallas tratan de aislar al intruso para minimizar sus daños. Julio 2021.

No entraremos en otras muchas plagas que afectan a las castañas porque en principio no suponen una amenaza para la supervivencia de la especie.

Enorme castaño con ramas secas, pero tal vez debido a su edad. Pías.


Castaño frito por las plagas. Flechas (Aliste). Foto Ástor. 15septiembre 2018.


No es Tsaciana tierra de castaños por su altitud, pero hay algunos. Este de Caguatses D´Abaxu aún estaba sano y hermoso en julio de 2020.


Mismo castaño en julio del 21 con las plagas haciendo de las suyas.

En Mual, como en otros muchos pueblos, había buenos castañaléus mansos. Unos estaban a la vera misma del pueblo y otros algo más alejados. Predominaban en el avesíu, más que nada porque el solano siempre estuvo más utilizado por los papudos, aunque también los había, eso sí en pies sueltos, bordeando algunas fincas. En este solano, aprovechando las vatsinas existentes ocupaban las partes más húmedas, destacando el de La Veicietsa, aunque aquí la mayor parte pertenecían a Oubachu, que casi llegaban hasta la media ladera en altura de la vertiente derecha. Se ve muy bien este castañaléu subiendo por la recientemente mejorada pista que sube a Oubachu. Igualmente los había en el Regueiru Calechu, También en su vertiente derecha, en zonas no ocupadas por los praus, llegando incluso algunos ejemplares sueltos hasta Burducéu. 

La ladera derecha de la Veicietsa posee un buen castañaléu. 30 julio 2021


Impresionante castaño en la Carril D´Espina. 29 julio 2020.


Detalle del castaño de La Carril D´Espina. 

Castaños entre la arboleda autóctona del Regueiro Calecho. Julio 2020.


Últimos castaños junto al célebre cortín de Cadenas. Julio 2017.

Pero era en el avesíu del valle donde estaban los mejores, ocupando una alargada franja, separada un tanto el río porque al castaño no le gustan las xeladas, que va desde los bordes del curtinal de La Chalga hasta un poco más arriba de Tachurrosu. Quizás el de La Pumariega-El Funtanón fuera uno de los mayores y de los mejores, como demuestran las enormes corripas cuyos restos aún se pueden ver. Pese a estar casi a tiro de piedra del pueblo, los arizos con su preciado contenido iban todos a la corripa pues ¿dónde iban a estar mejor?. También los había en el vatse de La Cutsada, por debajo de Carcaladráu y diseminados por otras muchas partes.

En los bordes de La Chalga contra las partes bajas del Vatse Cogotsu también había castaños. 29 julio 2020.


Castañaléu sobre la plaza.


El Funtanón. 29 julio 2020.

 Grande y bueno era el instalado en el Chanu Bustietsu y la llanada que hay a sus pies y que se prolongaba por encima del Curtinal de Veiconde. Y, ¡cómo no! el de Las Brañuetas, donde el que llevaba Gonzalo solo era una pequeña parte y que también se prolongaba hasta Tachurrosu, con algún ejemplar suelto hasta más arriba. 

Castañaléu sobre el Chanu Bustietsu y la Vatsina L´Estitseiru. 29 julio 2020.

Algo a tener en cuenta de estos castañaléus es que estaban en fincas particulares y que casi todos los vecinos disponían de alguno. Lo que demuestra lo útiles que fueron durante tanto tiempo.

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...