Precioso castaño en los inicios de la floración. San Cristobal de Aliste (Zamora). 15 junio 2019. |
Por el valle del Ríu Mual o Ríu Munietsus los castaños llegaban hasta Burducéu, en torno a los 660 metros de altitud. Más arriba y en Muniellos la ausencia de enclaves habitados, salvo Las Tablizas, y las propias condiciones de la zona no permitieron su expansión. Pero os contaré un secreto, dentro de la Reserva, en el entorno de Las Tablizas, conozco la existencia, al menos, de un castaño adulto. En mis continuos paseos por el Monte, después de finalizada la jornada laboral, un día opté por internarme por una pista que había nada más cruzar el primer puente que hay más arriba de la llanada donde estaba el aserradero, puente hasta el que llega el actual tramo adaptado para minusválidos. La pista descendía por la vertiente izquierda del río, muy cerca de este, en dirección a Las Tablizas. Tenía intención de acabar internándome por el valle del Regueiru Decutsada y recorrer su parte más baja. Una zona que no conocía bien porque la valla que entonces había impedía el acceso desde la pista-senda de Decutsada que va a Las Tsagunas.
Seguí la pista, relativamente transitable por aquel entonces y justo al doblar El Sechón, el tramo final del Teso Decutsada, y avistar Las Tablizas, bueno en realidad no se veían las casas porque lo impedía la vegetación existente, me encontré con un castaño, allí en medio del robledal.
Algún castaño es posible ver en burducéu, más arriba desaparecen. Julio 2020. |
A la izquierda de la imagen, justo antes del puente, había entonces restos de una pista aún transitable. La foto está hecha bajando. 27 julio 2018. |
Tras el puente, bajando, se inicia el tramo adaptado para minusválidos. 27 julio 2018. |
Un castaño es fácil de identificar, su hoja alargada es inconfundible. Ocurre que a veces llevas en la cabeza cosas que te impiden ver, pero en aquel entonces yo siempre que andaba llevaba todos los sentidos alerta y despiertos a todo lo que me rodeaba. Ya era un castaño adulto y creo que era manso, supongo que habría sido plantado e injertado por el antiguo encargado de Las Tablizas, cuando esto era privado, con la idea de poder recoger y comer castañas en el futuro.
En julio del 2020 decidí internarme por Reiduz, un valle del Monte Mual que conocía muy poco y donde deseaba conocer de primera mano el estado de los praus y ver como estaban evolucionando. Pero los caminos que llevaban a Las Poulonas y a otras zonas del avesíu estaban llenas de matorral y desistí de meterme por ellos. En su lugar opté por realizar la Ruta del bosque de Mual por donde discurre una buena pista-senda. Ya desde el principio, en La Pumariega, quedé sorprendido por la exuberancia que presentaban los castañaléus. Hacía mucho tiempo, la friolera de casi cuarenta años, que no volvía a recorrer aquellos lugares tan transitados durante mi infancia y primera juventud. La magnificencia de Munietsus había relegado el Monte Mual a un segundo plano y como durante mi labor como guía podía entrar cuando me apeteciera, era por él por donde acostumbraba a perderme y olvidarme de todo.
Al principio creí que la recuperación de los castañaléus era obra de los propios castaños. Se veían añosos ejemplares, con un grueso tronco hasta varios metros de altura, que habían hecho crecer potentes y altas guías nuevas. Libre de las podas a que eran sometidos cuando se recogía su fruto, el castaño parecía rejuvenecer y crecer de forma totalmente libre, demostrando una capacidad de renovarse asombrosa. El recuerdo que yo tenía de esos mismos castaños era la de ejemplares viejos, al borde de su extinción, con pocas y delgadas ramas, también con pocas hojas. Ahora los troncos siguen estando muy viejos, con partes ya muertas y descomponiéndose lentamente, pero de ellos salen ramales de mucha envergadura. Es seguro que acaben muriendo de forma natural a no tardar mucho, pero pensaba que su rejuvenecimiento había servido para crear una abundante descendencia.
De las raíces de los moribundos y añosos castaños surgen nuevas guías que tratan de sucederlos. todo un ejemplo de regeneración vegetativa que demuestra el castaño. Las Brañuetas. 31 julio 2020. |
Parecía que el castaño se había comportado casi como una especie invasora, multiplicándose exageradamente y ocupando terrenos que pertenecían a otras especies autóctonas. En los viejos castañaléus donde se aprovechaba su fruto, los castaños estaban bastante separados entre si, así cada castaño recibía la suficiente insolación y los nutrientes necesarios para producir abundantes cosechas. De este modo y ayudado por las podas se conseguía que creciese más a lo ancho que hacia lo alto, lo que obviamente también facilitaba el vareixado. Como todos los años se rozaban a fondo los estratos vegetales inferiores, nunca le surgían competidores de otras especies.
Cuando se dejaron de "apañar" castañas y se dejó el terreno a su propia suerte, a esos huecos pronto les salieron pretendientes, robles mayormente y en ambientes más húmedos bedules, freinus...e incluso fayas. Fue entonces cuando el castaño dijo: "¡no!, ¡bajo mi dosel solo crecerán mis congéneres!". El castaño no hablaba por hablar, su rapidez creciendo no admite comparación alguna, le gana la carrera por la luz a cualquiera. Y claro, como crece tan rápido también produce semillas y descendientes con mayor prontitud. Si un roble necesita cuarenta años y una faya hasta sesenta para producir semillas que puedan germinar, el castaño reduce esos años a la mitad, o incluso menos, lo que supone una ventaja a la hora de colonizar nuevos espacios. Además los viejos castaños no cesaban de aportar semillas todos los años y encima una castaña dentro de su arizo, como era el caso de algunas, tiene más facilidades a la hora de germinar, la protege de la luz y de inclemencias meteorológicas y una vez que ha enraizado le suministra nutrientes con su descomposición.
Castaño de castaña y pyrenaica de tsande. Cuál progresará. Debajo del Chanu Bustietsu. 15 agosto 2021. |
Pero no solo copó sus huecos, con unas densidades enormes en algunas partes, si no que se expandió unos cuantos metros por todo su entorno, cuando este no se utilizaba y estaba desarbolado, algo frecuente entonces en los terrenos cercanos al pueblo. Algo parecido parecía haber ocurrido en los terrenos destinados a monte bajo, donde por regeneración o por semillas los castaños habían pervivido y aumentado sus dominios.
Fuera de Mual recordaba haber atravesado valles bajos en dirección a la costa asturiana, a finales del siglo pasado, donde el árbol dominante era el castaño, conformando en ocasiones auténticas masas boscosas. Haced la bajada de La Espina, con alguno de sus ramales y lo comprobaréis por vosotros mismos. Incluso en el entorno de la villa de Cangas, si no fuera por las dichosas plantaciones de pinos, el árbol más abundante sería el castaño.
Castaños y plantaciones de pinos en el entorno de Cangas. 5 agosto 2017. |
Cuando el castaño se engalana con sus racimos florísticos durante el mes de julio (sí, ya sé que parece una fecha muy avanzada pero tened en cuenta que el castaño es de los árboles más tardíos en lo que a floración se refiere) es recomendable desplazarse por los valles de nuestro concejo para disfrutar con las vistas que nos ofrece, algo realmente gozoso y al alcance de cualquiera. Es entonces cuando los castaños más resaltan, con un color blanquecino nuboso sobre toda su copa, diferenciándose claramente del resto de árboles y aunque no todos los castaños florecen al mismo tiempo, seguro que os sorprenderá comprobar lo abundantes y bellos que son.
Eso sí, no los busquéis por encima de los 700 metros de altitud ya que ese es su techo altitudinal en nuestra zona. Por encima puede crecer alguno, pero siempre de manera aislada y excepcional. Sin embargo en zonas como La Meseta los castañaléus superan ampliamente ese límite, estando presentes en toda la Península Ibérica, incluso en zonas donde nunca se dio de forma silvestre y en donde su presencia actual se debe a que fueron traídos de fuera, plantados y cultivados, como sucedió con la pataca o el maíz procedentes de América.
Hoy en día creo que tengo una visión más cercana a la realidad sobre el tema que estamos tratando. Antiguamente todos los castaños, fueran mansos o bravos, tenían propietario, no había ninguno huérfano de poseedor. El que los plantaba en terrenos de su propiedad era, lógicamente, el dueño del árbol. En contra de lo que muchos puedan creer el castaño nunca formó parte del bosque autóctono. Bueno, quizás lo de "nunca" sea algo exagerado pues sin duda sí lo fue en tiempos antiquísimos, pero con la llegada de la neolitización y su posterior expansión las cosas cambiaron. El área de distribución del castaño silvestre acabó quedando dentro de las zonas más antropizadas, lo que provocó su total domesticación, pasando a ser un cultivo más. Se plantaba y se injertaba para aprovechar sus "cosechas" o para utilizar su madera. Con un notable aumento, como ya dijimos, durante la Edad Media.
¿Han cambiado tanto las cosas?, ciertamente muchas sí lo han hecho pero otras solo se han modificado. El colapso del modo de vida tradicional provocó el abandono de numerosas fincas. En los curtinales ya solo se utilizan, en el mejor de los casos, algunas fincas con funciones agrícolas, pero la mayoría se transformaron en praus de secano o simplemente se abandonaron. Además el menguado tamaño de las parcelas y su elevado número han inhibido otras utilizaciones.
Mojón que atestigua el pasado agrícola de este terreno. Curtinal de Veiconde. 29 julio 2020. |
Solo una minúscula parte del Curtinal de Veiconde se sigue cultivando. 29 julio 2020. |
Pero en parcelas agrícolas algo más alejadas y en muchos praus y pascones la gente se decidió a plantar árboles para que cuando crecieran pudieran vender su madera. Era una decisión razonable pues este cultivo no exige tantos esfuerzos como los otros. En su inicio, tras ser plantados y cuando aún son pequeños sí es conveniente rozar sus alrededores para que sin competencia puedan desarrollarse mejor. Pero una vez que han medrado son ellos mismos los que se defienden (al captar ellos la mayor parte de la luz solar, los estratos inferiores de arbustos y subarbustos acaban desapareciendo o teniendo poca importancia) no exigiendo mayores esfuerzos, si acaso algunas podas para conseguir fustes más rectilíneos.
En Mual. en un principio, se optó por plantar lo que recomendaba la Administración (Patrimonio Forestal del Estado y luego el ICONA), que solo tenía en mente árboles de crecimiento rápido que produjeran macha madera, sin tener en cuenta otras consideraciones. Sin embargo en Mual no se desarrolló ningún Consorcio con la Administración para "repoblar" el monte comunal, algo que sí se dio en otros pueblos, como Oubachu sin ir más lejos. En Mual las plantaciones fueron individuales, en terrenos particulares, pero sí se plantaron las mismas especies. Todavía subsisten algunos de aquellos pinos y ocalitos plantados, que debido a su escaso número y espectacular porte son incluso atractivos y dignos de admirar. Que todavía subsistan demuestra que su madera dejó de ser demandada, salía más barato importar madera similar de países como Brasil.
En La Cutsada, al abandonarse muchos praus se plantaron chopos, de difícil salida en el mercado local actual. Ojala escapen de una plaga que los está achicharrando y que llevo observando desde hace cuatro o cinco años, primero en los alrededores de León capital, luego en el valle de Murias de Paredes y recientemente en Tsaciana. Se les secan las ramas y hojas superiores y aunque algunos parecen recuperarse el aumento de árboles afectados no hace si no aumentar con cada año que pasa.
Chopos atacados por la plaga en el polideportivo de Navatejera. 25septiembre 2018. |
Plantación de chopos atacada por alguna plaga. entorno de Villaquilambre. 10 agosto 2018. |
Enorme chopo en Caguatses d´Abaxu atacado por una reciente plaga. 15 julio 2021. |
Creo que los pópulus (álamos que les llaman nuestros paisanos) nunca formaron parte del bosque de ribera autóctono del Ríu Munietsus y de la veiga de Mual. En Las Tablizas había un bonito grupo de populus nigra, que ignoro por qué fueron talados hace poco tiempo. También había y supongo que sigue habiendo, varios chopos canadienses diseminados y ocultos por bedules, robles y pláganus por encima de Las Tablizas, llegando como mínimo hasta la Ponte La Zreizal. Me percaté de su presencia en uno de esos paseos sin prisa que solía realizar, observando detenidamente todo lo que me rodeaba, incluido algo tan menospreciado como es el suelo. Las hojas caídas y depositadas en él, nos informan de la presencia de especies que de otra forma pueden pasar desapercibidas. En el suelo aparecen reflejadas todas las especies del arbolado existente, solo tenemos que detenernos un rato y fijarnos a fondo.
Preciosos populus nigra en Las Tablizas, cerca del puente de la casa. 2000. |
El suelo atesora, fugazmente, todo el cromatismo que antes se balanceaba sobre las ramas de los árboles. En la otoñada las hojas adquieren bellas tonalidades, una explosión de colores antes de desaparecer sumidas en la tierra, su último canto de cisne. Bedules, fayas, freinus, zreizales...nos dejan boquiabiertos con sus postreros suspiros. Pero las de nuestros robles no, su final es sosegado, calmo, sin estridencias ni fuegos artificiales, limitándose a mostrarnos unos ocres poco llamativos. La ventaja, en este caso, es que entre ellas resaltan, más aún, las otras hojas. En concreto las de chopo lo hacen con las variadas gamas de sus amarillos en su acorazonada silueta. No miréis solo hacia lo alto admirando las bellas siluetas de los troncos desnudos. Sed humildes y reposad de vez en cuando vuestra vista y fijaros entonces en el suelo, la madre de todo lo que crece sobre él. Algo bello y aleccionador.
Poco a poco el color se va yendo de las hojas de chopo caídas. 1 noviembre 2017. |
Permitidme ahondar en el tema y mostrar algunas reflexiones sobre el asunto ese de las repoblaciones (en realidad plantaciones) y sobre los árboles foráneos. En Muniellos no solo se plantaron especies "extranjeras" como los mencionados chopos. Las talas abusivas y, en opinión de la empresa, la baja rentabilidad del Monte, llevaron al Patrimonio Forestal del Estado a firmar con los propietarios (Muniellos S.A.) un Consorcio para la repoblación de este en 1964. Era una buena iniciativa pues la empresa solo estaba interesada en "explotar" en el presente el monte, desentendiéndose de su futuro. Pero la iniciativa estaba viciada ya que se optaba por la introducción de nuevas especies.
Patrimonio desarrolló un amplio programa, especificando la ubicación, en función de los suelos y de la altitud, de las nuevas y variadas especies: varias variedades de pinus (pinaster, sylvestris, insignnis = radiata = Pino de Monterrey), de abetos (pseudotsuga menziesii, picea excelsa = abeto rojo = abeto de Noruega), el falso cipres de Lawson (chamaecyparis lawsoniano) y el siempre vistoso larix leptiolepsis (alerce del Japón) cuyas aciculas verdes ante de caer durante el otoño adquieren bellas tonalidades que van desde el amarillo al anaranjado
Si alguien quiere hacerse una imagen real de estas plantaciones solo tiene que visitar el vatse Lus Pusadoiros de El Pueblo de Rengos, por donde discurría la antigua carretera que ascendía al puerto del Rañadoiro. Aquí hay pies sueltos y matas de diferentes especies. Si cogéis la senda-camino que nace un poco por debajo del túnel del puerto y que va casi en llano, con algún desnivel, a Campubraña y que luego atravesaba todo el Monte Munietsus hasta salir a la Veiga´l Pumar, desviándose un poco de ella se llegaba a una mata de cipreses, tan densa que desafiaba el sentido común y en la que era prácticamente imposible penetrar. En la misma senda, cada poco, te topabas con algunos abetos desperdigados, que si no se dan prisa en crecer serán engullidos por la reina de nuestros bosques. Las fayas ya han colonizado todos, o casi todos, los huecos del avesíu (los solanos , que en Lus Pusadoiros son dos laderas, son otro cantar). Pero las matas son un terreno vedado incluso para ellas, al menos de momento. A la larga las fayas son más competitivas con las resinosas que los robles o los bedules. Al ir creciendo van creando por debajo de sus copas unos ambientes muy sombríos que impiden el nacimiento de nuevas resinosas.
El precioso alerce del centro engalana esta imagen de postal. Lus Pusadoiros, noviembre 2000. |
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