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Solano del Trrabancu y resto de la entrada del Ríu Mual. Desde la pista de El Paramio |
A pesar de realizar varias veces la ruta mencionada, no llegué al fondo físico que necesitaba. Uno debe ser consciente de sus limitaciones. Desistí de subir a Fontuteiru hasta no conocer la ruta más corta. También tenía en la recamara otras opciones, como subir al caleiru de Oubachu, visitar La Chalga o inspeccionar más a fondo los castañaléus de Mual. El caleiru me quedaría más a mano estando parando en Oubachu así que me decidí por las otras dos opciones.
En La Chalga esperaba volver a sentir las sensaciones que había tenido de pequeño acompañando a mis padres al pueblo de Cruces. Vana ilusión porque cada época tiene sus propias sensaciones, estas se acaban esfumando y nunca vuelven a ser las mismas, ni siquiera parecidas.
Para el que no lo sepa el Camino Real o La Carril de La Chalga comienza en la plaza de La Ponte Fonsu, donde se deja el coche para realizar la Ruta del Bosque de Mual. Cogeremos el camino contrario al de la ruta, valle abajo. ya se ven por encima del camino varios castaños averiados y un camino, el que va al prau de las viespras, que dejaré para otra ocasión. Luego cuando el "camín" empieza a subir se ve abajo , junto al río, La Vallada de Saturno, muy transformada. Ya no queda nada de su pozu y en la moderna construcción aún se ve algo parecido a un palenque, pues seguramente cumple con la misma función. El camino sigue suavemente ascendiendo hasta llegar al borde del desfiladero del Trabancu.
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La Carril de La Chalga. Fijaros en los salientes arrellanados contra El Trabancu. Buenos miradores naturales. |
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La Vallada de Saturno, al lado de la estructura original un murete de hormigón desvía el agua. Ingenioso palenque y compuertas de la presa y del desaguadero. |
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El Saltu L´Augua, preciosa cascada en el quebrado relieve del Regueiro La Fervienza. En la oquedad hay instalado un pequeño bosquete de sapiegus. |
El nombre de Trabancu parece ser que se utilizaba en algunos lugares de Cangas para referirse a unas construcciones hechas en el río donde quedaran retenidos los troncos o "duelas" cortados más arriba ya que no había buenos caminos, utilizando el río como vía de saca. Se esperaba a que este llevara una buena crecida y "¡hala al agua!". tal sistema se utilizó en el Ríu del Coutu, cuando se sacó mucha duela de los montes de Combu y Monesteriu en el primer tercio del siglo XX, pero no he encontrado ninguna mención sobre su utilización en el Ríu Mual donde las cortas más antiguas eran de rollas con destino a la construcción naval, aunque luego también se saco mucha duela, labrada por especialistas santanderinos, que acabaron enseñando su oficio a los lugareños. Aquí el nombre parece referirse al estrechamiento que sufre el valle y por tanto el propio río, aunque ello también favorecería una posible recogida de los troncos cortados más arriba. Los primeros obreros que cortaban y preparaban la madera, así como su transporte, eran los formados por cuadrillas foráneas, algunas incluso del extranjero (croatas, franceses...), traídas por la empresa maderera que tenía arrendado "el vuelo" del Monte a los condes de Toreno, pues los nativos no conocían esas técnicas. Pero no tardaron mucho en aprenderlas.
Ya antes de que mi padre trabajara en Munietsus, mi bisabuelo materno, el padre de Mamina, al que no tuve la ocasión de conocer, hizo lo mismo, lo que no quiere decir que con anterioridad no lo hicieran otros. Manuel Alonso Rodríguez, más conocido como "Lin de Riguilón" (lo de Lin es un ejemplo más de la reducción de los nombres o de las cosas tan frecuentes en la fala de la zona, ya que proviene de Manolín), nacido en 1862 y muerto en 1946 (datos extraídos del árbol genealógico de nuestra familia elaborado por mi hermano Naciu con ayuda de Carlinos), se dedicó durante un tiempo a transportar la madera sacada de Munietsus. Lo hacía con un carro y una pareja de bueis. Cargada la madera en el carro, Lin se colocaba delante de sus bueis, previamente xuncidos a este, e iniciaba la marcha, lanzándoles a los animales exclamaciones de ánimo o de premura. Los dóciles bueis pronto acoplaban su ritmo al mostrado por su conductor. Ni más rápido, ni más lento que el de Lín. Un ritmo sosegado en el que podían desarrollar su enorme "putencia" sin extenuarse. La carga podía ser muy pesada pero el "tiro" de ellos era mayor.
En nuestra familia todos conocemos y nos alegramos con una anécdota protagonizada por Lin. En cierta ocasión un encargado de la empresa maderera, observando el ritmo de trabajo de Lin y sus bueis, se dirigió a él diciéndole: "oiga Manuel ¿no conoce usted otro paso?". Con un "wooo" Lin hizo detenerse a los bueis y mirando al encargado exclamó: "sí señor, si que conozco otro, pero es más lento". La respuesta dejó perplejo al interlocutor de Lin que solo atino a decir: "ah, bueno, pues siga usted con este". El bueno de Lin demostraba el cariño y cuidado que les tenía a sus toros, algo compartido por la mayoría de sus coetáneos que admiraban su mansura y la tremenda energía que podían desarrollar, sin olvidarnos de su función como sementales.
En el borde del desfiladero del Trabancu el camino inicia una fuerte ascensión, siempre cerca de los bordes rocosos para no robar terrenos fértiles al curtinal. Estos bordes rocosos están como alfombrados por una capa de mofo (musgos), carqueixas y brecinas que han logrado desarrollarse gracias a que los papudos han dejado de molestarles. Sorprende ver a estas carqueixas rastreras colonizando un entorno tan hostil, tan seco y falto de suelo, aunque observando el sustrato rocoso vemos que este es una especie de conglomerado que pese a su dureza no es imposible de desagregar.
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Las alfombras del borde de El Trabancu. |
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Sustrato rocoso del Trabancu. |
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Detalle del conglomerado metamórfico con clastos (trozos) de cuarcita, muy duro pero fácilmente disgregable. |
Y tras las carquiexas, en zonas más allanadas, con algo de suelo y donde el agua puede permanecer durante más tiempo, ya empiezan a aparecer rebotsus sapiegos, nuestros árboles más esclavos de solano y terrenos secos, con permiso de los orocantabricos que por aquí no parece haberlos.
El borde presenta entrantes y salientes provocados por las pequeñas vaguadas del quebrado desfiladero. Si salimos del camino y nos acercamos a uno de esos salientes llaneados podremos disfrutar de vistas aún más grandiosas.
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Bordes de La Chalga, con entrantes y salientes llaneados sobre El Trabancu. |
Enfrente de nosotros se despliega el agreste solano del angosto desfiladero, aunque bastante más tendido que lo que tenemos ante nuestros pies. Algunas vatsinas surcan ese espacio rocoso y en ellas se han refugiado nuestros rebotsus, huyendo de "queimadas" no tan lejanas en el tiempo. En una de las de mayor tamaño la regeneración natural del arbolado es sorprendente. El bosque ha colonizado todo su curso y pugna, con cierto éxito, por expandirse fuera de él. Un ejemplo de como la humedad que contiene favorece el crecimiento de nuestros vegetales superiores, incluso sobre suelos tan pétreos. En otros muchos lugares sobre terrenos no tan pindios y con algo de suelo, han rebrotado de sus raíces rebotsus quemados en el pasado. Con las abigarradas y retorcidas formas que presentan estos en sus inicios. Matas de pequeños sapiegos que aún parecen mejorar en dirección a Larna.
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Increíble la regeneración natural del robledal de solano. Aquí el que corta el bacalao es el sapiegu. |
Dentro de mucho tiempo, aunque no tantos viendo lo extendida que está la regeneración natural, el bosque de solano podrá volver a ocupar el lugar que le corresponde, sin necesidad de repoblar nada, pero eso sí, siempre que los incendios sigan respetándolo. Mientras tanto podemos conformarnos con la esperanza que tenemos ante nuestros ojos.
No se ve mucho del terreno que tenemos por debajo de nosotros, el avesíu de la angostadura, pero si lo suficiente para intuir la regeneración también de los subarbustos y algo del arbolado. Las punzantes o rechonchas peñascas peladas que aún hay me hacen recordar los cuentos que Mamina nos contaba, a mí y a todos mis hermanos y hermanas, hechizados ante su cálido narrar, sobre el tsobu y la raposa.
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Los vatsigatos de El Trabancu ya se van tapizando de subarbustos y algún árbol |
En La Chalga, sobre aquellas peñascas el tsobu le preguntaba a la rapiega de qué se trataba y esta le contestaba: "son penas", "¿y l´outru?" preguntaba el tsobu refiriéndose a penas tan cubiertas de mofo que no lo parecían. "¡Ah!, aquetsu son colchones, almuhadones, fundas, cobertores, almuhadas". Y volvió a preguntar el tsobu: "¡oye!, si me pegaras un emburrión ¿nun caería bien?". "¡Home!, ¿cómo nu ibas a caer bien, cayendo encima de los colchones?", contesto ella, ya foi ya diutsilu.. Al caer sobre las penas el tsobu acabó perdiendo la cabeza y por tanto la vida. El cuento estaba tan humanizado que ambos animales hasta tenían nombre, Xuan el tsobu y Maruxa la zorra. En nuestra inocencia celebrábamos lo lista que era Maruxa y lo tonto que había sido Xuan. Cuentos, como todos los populares, impregnados de pedagogía. En este caso hacernos ver a los peques lo peligroso de lugares como El Trabancu y de rehuir cualquier intento de recorrerlos. A ver quien era el guapo que se atrevía a meterse por aquellos farallones, "eres tan tonto como Xuan, ¿no sabes lo que le pasó a este?".
Desde el saliente superior del camino podemos ver los deslindes de Mual por este lado. Tras la vaguada de la vatsina que tenemos delante, la primera que supera los bordes de La Chalga, está Pena Furada, que haciendo honor a tal nombre está atravesada por una pequeña oquedad, presentando otras de menor profundidad, que tal vez sean usadas ocasionalmente por el osu y los rebezus debido a la menor presencia humana actual por esta zona. El deslinde sube por el cerro, desde Pena Furada a la Pena´l Ganzu, donde está instalado el repetidor de la televisión. De ahí a la Pena Moncóu, por cuya cima continúa, aguas vertientes.
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Última vatsina del Monte Mual, superando en altura a La Chalga. Por encima justo de Pena Furada va la pista que es el antiguo Camino Real remodelado. |
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Visión de conjunto de Pena Furada que nos tapa una gran parte de Valderroza. |
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En Pena Furada abundan las oquedades. Una la atraviesa totalmente. |
El terreno quebrado continúa siéndolo más abajo del deslinde y luego mejora algo, también mejorando el arbolado. Ahí está Valderroza, hoy en día un gran castañaléu pero del que se extrajo un gran roble que siempre ha pasado por ser de Munietsus.
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Detrás de Pena Furada está Valderroza y más atrás la veiga del Ríu Rengos con numerosos pueblos. |
En cualquiera de los salientes, si damos media vuelta tendremos una preciosa vista y poco usual de Mual y de su valle y también del curtinal, cortado en dos o más partes por sebes vegetales. A día de hoy el curtinal ya no lo es pues todas las parcelas (estaxus) están dedicadas a praus. Observándolo detenidamente pude localizar una parte del prau que mis padres tenían aquí y regresé fugazmente a aquel tiempo en el que con mis hermanos y hermanas correteábamos por encima de la yerba segada brincando y riendo. Solo por rememorar aquellos dulces días ya merecía la pena la visita a La Chalga.
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Preciosa la vega del Ríu Mual. |
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Una sebe vegetal cortando La Chalga, detrás el prau de mi familia |
También se ven las dos vatsinas que bordean La Chalga contra la Pena Moncóu, el Vatse Cogotsu y el Vatse Xuanbifa, y la nueva pista que atraviesa toda esta zona. Acordándome de las posibles repoblaciones que había intuido visualizando Google Map, decidí comprobarlas sobre el terreno.
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De izquierda a derecha Vatse de Xuanbifa y Vatse Cogotsu, coronado este último por El Pachón de Xuancán en la esquina de la Pena Moncóu. |
El camino llega al Picu La Chalga y allí al borde del cerro se ven restos del antiguo Camino Real, un pelín por debajo del actual, posiblemente a causa de las labores de la pala que abrió la nueva pista, ya que en nada llegamos a esta. En el cruce, la pista (pista es porque por ella bajaba un vehículo 4X4 cuando me acercaba a ella) tiene dos direcciones. La que baja lleva a Cruces y a La Venta y seguro que se hizo sobre el antiguo Camino Real. La que sube se dirige al Paramio, que es la dirección que tomé, con poco esfuerzo porque va prácticamente en llano y con unas vistas espectaculares, con unos paisajes como de película.
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Saliendo a la pista. A la izquierda se baja a Cruces, a la derecha se interna uno hacia El Paramio. |
Pronto se ven las huellas de las repoblaciones. No muy claras porque los subarbustos han vuelto a crecer en las zonas rozadas, habiendo unos punzantes toxus que quitan las ganas de salirse de la pista para buscar los nuevos pies plantados. Una cancilla de madera cerraba la pista para evitar la posible entrada de ganáu que pudiera ramonear lo plantado.
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Restos evidentes de las repoblaciones. |
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Joven castaño saliendo por encima de las folgueiras. |
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Jovencísimo castaño pugnando con ganzos, toxus, rebotsus y bedules que ahogan y retardan su crecimiento. |
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Restos de la valla móvil de madera. |
¿Sabéis con que se ha repoblado esta zona?, pues resulta que con castaños. Lo lógico hubiera sido hacerlo con las dos especies de robles dominantes en nuestra zona, el albar y el sapiegu, ya que son estos dos rebotsus los que originariamente estarían asentados por aquí, como demuestra la regeneración natural que se está dando en el Vatse de Xuanbifa, cuya vertiente derecha ya es un excelente robledal en el que es el sapiegu el único que se ve a simple vista, quedando el albar recluido, de momento, a zonas más húmedas y con mejores suelos. Los suelos aquí son bastante secos y cálidos, con un sustrato calizo, poroso, que pronto absorbe las lluvias y con algún tseirón aflorando por aquí y por allá.
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Ladera derecha del Vatse de Xuan Bifa, colonizado por un excelente robledal. |
Un ejemplo de lo que decimos lo constituyen las "amoras", el fruto de los espinos. Recuerdo una excursión que realicé con Naciu, mi hermano, al Pico Canietsas y la comilona que nos metimos de ellas a la vuelta, en terrenos solanos por encima de Monesteriu D´Ermu, también recuerdo que había sido a finales de septiembre. Cierto es que la altitud influye mucho en la fecha de maduración de este fruto, en Caguatses también hay que esperar a la segunda quincena de este mes para su completa "puesta a punto", pero aquí el 31 de julio, fecha en la que realice esta ruta, también pude degustar unas cuantas "mozadas" (puñados) de maduras amoras.
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Amoras ya maduras, tienen que estar totalmente negras y con un sabor dulce, aparte de la acidez que las caracteriza. |
En suelos secos y cálidos como estos el rebotsu sapiego es más competitivo que el albar. Su amplia presencia en La Meseta peninsular es un ejemplo de ello, estando muy poco presente no solo el albar si no también el otro roble blanco: el quercus robur o carbatsu, sin importar la altitud o teniendo esta no demasiada importancia. Cuando en un climograma las barras de las precipitaciones están por debajo de la línea que describen las temperaturas, se habla de meses secos (cada barra es un mes). Para que el pyrenaica sea competitivo con el petraea necesita al menos un mes seco durante el verano. Si hay más de un mes seco el sapiegu pasa a ser dominante, entrando entonces en competencia con otros quercus como el faginea o la frugal encina.
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A los castaños viejos y nuevos, Cogotsu y Xuan Bifa, se unirán los de las plantaciones. En rojo aún se ven, en rojo, las zonas rozadas. |
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