9/30/2022

El Monte y el guia de Munietsus 92

A la izda vatse de Ríu Tixeirúa visto desde las Penas de Fonculebrera, a la dcha parte del Ríu La Candanosa. 29 julio 2018.

Las siete Veigas de Munietsus con una vinculación con el río, veigas ribereñas, no se asientan todas ellas en vegas aluviales. A veiga dos Trabóis es la que a más altitud se encuentra, asentada en una hondonada de origen glaciar. Aquí no hay vega aluvial alguna, es zona de erosión fluvial. Su localización responde a varias causas. En Munietsus había muchas brañas y cada una, aparte de la campera, poseía una zona de irradiación por donde el ganáu podía deambular pastando y ramoneando. Alguerdo podía haber establecido, quizás, su braña en otro sitio. Tal vez más cercana a los altos serranos, ya que el pueblo quedaba al otro lado de la sierra. Bajarla hasta donde está servía para delimitar el espacio que utilizaba. De allí para arriba, abarcando todo el valle y sus afluentes, quedaba acotado a ganado de otros pueblos, en especial de Pousada Rengos que tenía su braña en la Veiga´l Tixidal, y para testimoniarlo de una forma clara no había como establecer allí su braña.

Su localización también permitía un acceso más rápido a terrenos más frescos que propician una regeneración acelerada de las plantas susceptibles de aprovechamiento por parte del ganáu. Además Alguerdo tenía su propia braña del otro lado de la sierra (una preciosa braña equinoccial con varias cabañas, barridas en parte por los incendios y un reciente alud de nieve) por lo que los accesos a la zona serrana ya los tenía asegurados. Lo que necesitaba era ampliarlos. Tener dos brañas cercanas era menos lógico que tenerlas más alejadas entre si ya que de este modo podían abarcar más espacio.

Igualmente influye en su localización la existencia en él de una relativa, por cierto muy relativa, planitud y sobre todo el ensanchamiento que presenta el valle de la Candanosa, que permite suelos no tan pendientes, con un buen aireamiento e insolación, en comparación con el resto del entorno.

También tenían poca vega aluvial la Veiga Las Gallegas y la Veiga Bisnuevo, pero ambas se beneficiaban, igual que la de los Trabóis, de un ensanchamiento notorio del valle, al situarse en la confluencia de numerosas vatsinas. Algo que también se daba en la Veiga Cruces y en la Veiga´l Tixidal. La fuerza de los regueiros, propiciada por las grandes pendientes, amainaba algo aquí, creando algo de vega aluvial y un terreno un poco más llaneado. Omente tenía dos brañas en Munietsus y sus paisanos tenían claro las diferencias que existían entre ellas, llamando A Veiga as Galegas a la situada en la ribera, con mucho la mejor y más productiva de las dos, y Braña os Pradallos y Pradallos d´Arriba al rellano y la ladera suavizada cercana a los altos de la sierra.

El Ríu Tixeirúa es el más largo del Monte Munietsus y el que posee más vega aluvial, destacando la rectilínea superficie entre el Teso los Ciervos y el Teso´l Cándanu. Ahí el valle se ensancha mucho más que en cualquier otra zona del Monte. La menor bravura del río y ese ensanchamiento propició una preciosa y larga vega aluvial, eso sí menos ancha por ejemplo que la de Mual, en donde teníamos dos veigas: Veiga la Folgueirosa y Veiga Samartino, con acceso no solo a la vega si no a laderas menos tendidas como es el caso del Ganzal de Samartino. 

En la larga vega aluvial de Tixeirúa, la mejor de todo Munietsus, estaban las dos veigas. Foto Google.


La veiga del Ríu Tixeirúa es completamente recta entre el Teso Los Ciervos y el Teso L´Astaca. Luego con un pequeño giro a la derecha se prolongaba hasta la Vatsina´l Cándanu. Foto Google.

La larga vega aluvial era toda ella una inmensa pradería, salpicada de cuando en cuando por algún árbol, con mayor presencia en torno al cauce fluvial, que a pesar de ser calmo en época estival, en otras podía ser bravío y circulaba varios metros por debajo del espacio llaneado. En ella había dos espacios que podríamos llamar centrales, en donde estarían la cabana del pastor y el abrevadero para que el ganáu pudiera beber y donde, con preferencia, pudiera pernoctar. Ambos espacios estaban situados en el margen derecho del Ríu Tixeirúa, donde la vega era más ancha, y cercana a dos vatsinas del avesíu, cuyos desagües ensanchaban aún más el espacio llaneado. 

Las dos veigas (vegas aluviales) del Ríu Tixeirúa. Foto Google.


Toponimia partes altas del Ríu Tixeirúa.


Toponimia partes bajas del Ríu Tixeirúa.


Ampliación del mapa anterior para una mejor visión de los topónimos y la forma del vatse. Sin escala.


Fotografía del mapa con la toponimia completa del Ríu Tixeirúa, sin escala.

La más metida en el valle, la Veiga la Folgueirosa, estaba al lado de La Regueirona y poseía una excelente fuente, que se adaptó para que el ganáu, y en menor medida los pastores, pudiera beber limpias aguas. Seguro que la fonte tuvo que ver con la elección de este lugar como espacio central de la veiga. La vega se prolongaba valle arriba, contando también con buenos pastos, con progresiones laterales aprovechando las vatsinas existentes. 

La fonte estaba, más o menos, donde la marca roja. Foto Google.


La segunda parte de la vega aluvial tras el ligero giro por encima de la Veiga la Folgueirosa. Aquí la pradería continuaba hasta la Vatsina´l Cándanu e incluso más arriba. Foto Google.

La Veiga Samartino estaba situada al lado del Regueiro de su mismo nombre, cuyas aguas surtían su abrevadero (como en el caso de A Veiga dos Trabóis) ya que las  del río principal seguramente estuvieran más contaminadas y sucias. Extendía su campo de acción vega abajo, por ambos márgenes, como en el resto de esta, progresando por el Ganzal de Samartino que en sus buenos días poseería buenas zonas de pasto, además del acceso al monte que las circundaba. 

La Veiga Samartino, aún se nota algo de su campera central donde el Teso Fradalicos suaviza en una buena llanada. Foto Google.

Si Munietsus no fuera propiedad de los Toreno desde muy antiguo, no sería descabellado pensar que aquí, en torno a esta excelente vega, pudiera haberse instalado una pequeña aldea. En nuestro concejo las hay en zonas con peores condiciones y menos recursos. Pensad en la Veiga´l Tachu, por no alejarnos de la zona. Aunque las distancias han influido mucho (la Vega de Tixeirúa está muy alejada de otros núcleos habitados), si bien esto también lo encontramos en otros pueblos (Xinestosu, Gillón, Monasteriu d´Ermu...).

El paisaje de las Veigas y su entorno ha cambiado mucho con el paso de los años. Las veigas, como brañas que eran, dejaron de existir en la década de los cincuenta del pasado siglo (1953). La empresa consiguió que la Administración Pública prohibiera el pastoreo dentro del Monte, algo que había perseguido desde el mismo día de su compra. La aceleración en la producción maderera que la empresa iba a poner en marcha desde el inicio de esa década (los primeros permisos de cortas, a la espera del Plan Dasocrático, coinciden con la fecha de la prohibición) no cuadraba con las brañas que había por el Monte, algunas situadas en zonas que se pensaba talar. Los pueblos que las usaban no tenían ningún documento de arrendamiento, ni de otro tipo. Solo la costumbre y un derecho consuetudinario, que entonces no valía un chavo, les había permitido seguir usándolas. Pero la empresa, como legítima propietaria (al menos legalmente) del Monte, hizo valer sus derechos, presionando a la Administración hasta que esta se los reconoció.

Con vistas al Plan Dasocrático, que regularía la explotación, la empresa dividió el Monte Muniellos (sobre las 2.695 hectáreas que entonces poseía este) en tres Cuarteles (A, B y C). Cada Cuartel se dividió a su vez en cinco Tramos (I, II, III, IV y V) y cada Tramo en varios Rodales )a, b, c, d...). habiendo un total de 101 Rodales. Para haceros más fácil su comprensión os mostraré unas fotos de una fotocopia del mapa elaborado por la empresa con estas divisiones. Divisiones hechas sobre elementos significativos del relieve, utilizando sobre todo los cursos fluviales de ríos y arroyos y los tesos (cerros) que deslindan estos, fáciles de identificar sin necesidad de conocer a fondo el Monte, con nombres, eso sí, castellanizados y en muchos casos erróneos.

Plano de ordenación del Monte Muniellos.


Cuartel A, separado del resto del Monte por el Ríu Munietsus y el Ríu Refuexu-Regueiro Pradallos, el más grande, con mucho, de los tres existentes.


Cuartel B entre el Ríu Refuexu y el Ríu La Candanosa.

 



Cuartel C ocupando todo el solano del Ríu Munietsus y del Ríu La Candanosa.



Rodal a del Tramo IV del Cuartel C. El solano de Las Tablizas. 


En dicho mapa, en la zona que ahora nos interesa, ya aparece el trazado de las recientes pistas madereras realizadas para la primera tala de Muniellos S.A. en 1953. Aquí sí aparece el trazado de la principal vía de transporte, por la vertiente izquierda del Ríu Tixeirúa. 

Plano de ordenación en el Ríu Tixeirúa.


Trazado de las pistas para la corta de 1953. Corta que solo afectó a la Veiga La Folgueirosa y por encima de ella.

Enfrente de la finalización del llaneado Teso Fradalicos, la pista cruzaba el río en una zona de la vega donde esta y el curso fluvial estaban al mismo nivel. Este paso natural ya sería utilizado por los pastores para acceder al espacio central de las Veigas y por el ganáu para desplazarse por ambos márgenes. Continuaría la pista por ese margen derecho y justo antes de llegar a La Regueirona, el desnivel respecto al cauce del río obligó la construcción de un puente para volver al margen izquierdo y continuar valle arriba, hasta un poco por encima del desagüe de la Vatsina Riusecu, metiéndose un poco por el Regueiro La Boizuna. La pista contaba con varios ramales (pistas de explotación y de saca) que facilitaban la ampliación de la zona explotada. Las talas se realizaron en los Rodales c y d del Tramo III, en torno al cauce de La Regueirona, parte del e, en torno a las partes bajas de la Vatsina La Bovia, y los Rodales a y b del Tramo II, en las partes bajas del solano del Teso´l Cándanu.

Rodales afectados del Tramo II y III del Cuartel A afectados por las talas del 53.

Desconozco el volumen del arbolado saqueado, pero este no debió de ser despreciable. Tened en cuenta que las cortas no solo afectaban al entorno de las pistas, mucho del terreno que se hallaba por encima de ellas también se talaba ya que solo había que empujar hacia abajo, hacia las pistas, las rollas podadas. Mi padre y otros "mozos" que trabajaron en Munietsus me dijeron que aquí no se utilizaron "treitas" (surcos longitudinales por los que se deslizaban los troncos). No me cabe duda que algunas de las calvas de la Vatsina´l Cándanu, por debajo de la "selva de Munietsus", que yo mismo recorrí, sean de esa época. 

Las últimas cortas de las que se tienen noticias se hicieron en 1970, durante el ejercicio 69-70 (cada ejercicio era solo de un año, no de dos como parecen sugerir los dos años puestos. Ocurre como en las temporadas de fútbol o en los cursos educativos). La corta anterior, por tanto la penúltima, fue la del ejercicio 1968-69, que se realizó en los rodales a, b, y c del Tramo III de este Cuartel A, que es precisamente la que más afectó al área de las Veigas. La empresa estimó en 34,8 hectáreas la superficie talada, con una producción de 3.396 metros cúbicos de roble, 1.140 de faya y 1.748 de bedul, que exceden los 4.000 metros cúbicos que Patrimonio permitía para cada ejercicio, limitación que la empresa se pasaba por sus partes.

El Monte estaba consorciado con Patrimonio para su repoblación y el fin de la empresa estaba en ciernes, había que arrasar con todo y sacar el máximo provecho posible, algo que cuadra con el fin último de cualquier empresa privada y que la Administración Publica permitió, pese a paralizar cortas tan sangrantes como la realizada en el ejercicio 67-68 en la zona del Ríu Las Fayonas, donde ya llevaban talado 7.748 metros cúbicos de roble y 868 de bedul. La brigada del Patrimonio Forestal detuvo in extremis ese genocidio del arbolado. El expolio acelerado podría haber continuado pero en 1970 el Director General de Bellas Artes envió un telegrama al Gobernador Civil de Asturias ordenando la paralización de las cortas. Tras la declaración en 1964 del Monte como "paraje pintoresco el Ministerio de Educación Nacional había quedado como encargado de su tutela.

En la vega de Tixeirúa, como en el resto de las últimas cortas realizadas en Munietsus (Ríu Las Fayonas, Bisnuevo y Refuexu) la empresa aplicó las "cortas a hecho" que nosotros preferimos llamar "a matarrasa" porque define mejor esta horrible técnica. Patrimonio recomendaba cortas a hecho en fajas, siguiendo las curvas de nivel para mitigar en parte la erosión y dejando así siempre arbolado que garantizara la regeneración natural. Bien aplicado es una buena técnica que garantiza una mejor conservación de la faja que no se tala (la entresaca siempre provoca roturas y heridas en los árboles que no se cortan, provocadas por los árboles apeados con sus caídas) y si la faja no es excesivamente ancha pronto le llegan semillas que garantizan su repoblación natural. Yo la he visto aplicada en bosques de Sobrefoz (Beleño) o en el inmenso faéu de Irati (Navarra) con excelentes resultados, aprovechando la madera y garantizando su futuro, así como el del bosque.

Pero en el entorno de las veigas la matarrasa fue brutal y despiadada y aplicada a grandes superficies. No solo se cortaron árboles maderables si no que se arrambló con todo. Todo se cortaba, luego en las sierras de Las Tablizas ya se vería lo que  podía aprovecharse. La corta fue además muy rápida, en solo una temporada se arrasaron las 34,8 hectáreas, o puede que más pues también se cortó arbolado en la otra parte del río como demuestra el mapa de vegetación elaborado por los biólogos que hicieron un estudio de la Reserva. Los llamados Avellanares secundarios (para diferenciarlos de los primarios que son los que de forma natural colonizan suelos poco desarrollados, como los cubiertos por tseirones) era entonces el resultado de aquellas talas. 

Avellanares secundarios en el centro de la imagen. Del mapa de vegetación de Jose Antonio Fernández Prieto y Álvaro Bueno Prieto.

Talas que se hicieron además fuera de época, lo que provocó la ausencia de rebrotes en los tocones. Con modernas y potentes motosierras, talar y podar los troncos llevaba poco tiempo y con una gigantesca "oruga", dotada de poderosos "brazos" (con cables más gordos que el brazo de un adulto corpulento), se sacaba hasta las pistas todo lo cortado, incluso de zonas en apariencia inaccesibles, llenando de asombro a los mozos que trabajaban en las cortas. Para redondear la explotación se creó una infraestructura de pistas, acorde a la envergadura de la tares, por el que circularían los pesados camiones de saca y transporte de todo lo talado.

Otro ejemplo del plano de ordenación. Tramo IV del Cuartel A. El Regueiro Bisnuevo.

9/15/2022

El Monte y el guía de Munietsus 91

Robles y fayas conviven entre si sin mayores problemas. Partes altas de Decutsada. 28 julio 2018.

Con la bolsa bandolera ceñida al cuerpo, con ropa y calzado flexible como mis inseparables chirucas, es increíble por donde puedes transitar. Eso sí lo que no puedes tener en estos casos son prisas, y cada poco parar, para escuchar, para ver, para oler, dejar que los sentidos campen a sus anchas y sentir, sintiéndote como una parte más, tan importante o insignificante como cualquier planta o animal de los que hay en el bosque.

Pero a pesar de que lo parezca, ya lo he dicho en otras ocasiones, sentir la naturaleza no es fácil, es algo que lleva su tiempo. Yo me daba perfectamente cuenta de ello pues alternaba periodos de intensa relación y contacto con ella, con otros de alejamiento. Cada vez que iniciaba una nueva campaña, me daba cuenta de que al principio no podía conectar con ella, de que algo nos separaba. Y el problema no es la naturaleza, pues ella siempre está ahí, el problema es nuestro, de los seres humanos. La vida que llevamos en esta absurda sociedad nos hace ser muy recelosos y desconfiados, nos llegamos a esconder tanto de los demás que a veces nos resulta difícil encontrarnos a nosotros mismos. Solo llegamos a sentir aprecio, cariño o amor hacia otra persona cuando el trato y el roce cotidiano nos permite ir abriendo ese caparazón que hemos construido para proteger nuestros sentimientos.

Con la naturaleza no puede ser de otra manera, solo el roce cotidiano te permite avanzar en la relación y así a medida que pasaba el tiempo te ibas abriendo más y más. Una relación muy intensa dada la enorme energía que atesora el bosque. Con el tiempo descubres que todo es más sencillo de lo que parece, solo tienes que dejarte ir, cada recodo del camino te invita a descubrir lo que hay tras él. Te pierdes en el bosque pero también te encuentras a ti. Lejos del bullicio social te descubres a ti mismo y entonces todo es más fácil. Un manantial te invita a que bebas su agua, una flor te muestra sin pudor toda su belleza, un árbol se engalana con toda su majestuosidad ante ti, una roca o un acantilado te muestra toda su crudeza. La naturaleza no se esconde, siempre se muestra tal cual es, solo necesitas abrir tus sentidos para percibirlo y así acabas rompiendo tu caparazón y acabas inmerso en una unidad que abarca mucho más que la de todo tu ser. Surge cierta complicidad entre tu y el bosque. Cada árbol es como un confidente en quien puedes confiar todas tus miserias y todos tus sueños. No necesitas hablar pues sería lago absurdo, solo necesitas sentir y sentir es ahora fácil. 

Hermano roble.


Hermana faya.

El hermano árbol o la hermana flor están ahí, a tu lado, sin necesidad de tocarlos los sientes, pero si los tocas los sientes en lo más profundo de ti. Son hermanos tuyos como también lo son el pájaro que canta una canción o el esquilo que de rama en rama se oculta de tu mirada. Te olvidas de todo y solo sientes que eres una parte más del bosque. Tienes una mente que puede atormentarte o liberarte pero en el fondo no eres más que un animal y como a cualquier animal te gusta explorar el territorio al que perteneces (el territorio no nos pertenece a nosotros, nosotros pertenecemos al territorio) y también puedes analizarlo dado que también posees una mente que puede hacerlo.

Cada zambullida en el bosque me permitía experimentar esa sensación y esta por La Regueira Las Tsagunas no podía ser menos y me permitió conocer unos saltos de agua espectaculares. Supongo que en primavera, tras el deshielo, lo serán aún más, aunque entonces la ruta a seguir tendría que apartarse más del cauce. 

Bestial cortado del curso de La Regueira Las Tsagunas. 27 julio 2018.

Resulta chocante que el topónimo o termino "veiga", en nuestra zona (y en otras muchas más) aluda a realidades físicas (geográficas) y económicas diferentes entre si. La Veiga y Veiconde de Mual o Veiga Rengos se refieren a vegas aluviales, muy llanas y cercanas al río. Lo mismo que en La Villa, La Veiguitina, margen derecho del Ríu Narcea desde donde desemboca el Ríu Tsuiña hasta el farallón de la Plaza La Oliva, enfrente de Los Nogales. O La Veiga (yo siempre he oído su versión castellanizada: La Vega) desde el farallón hasta El Corral. La estrechez del terreno llano explica el uso del diminutivo en el primer caso, pero La Vega era una gran llanada repleta de güertas donde posteriormente se instaló el cuartel de la Guardia Civil, la Casa de Socorro y el Instituto, donde yo y otros de mi edad, estudiamos Bachillerato y COU, y donde se celebraban las antiguas ferias a ambos lados de la carretera.

La Veiga Mual, importante curtinal de los papudos por sus fértiles suelos y por estar en medio del pueblo. 29 julio 2020.


Veiconde (La Vega del Conde). el curtinal se ha ido convirtiendo, con el paso del tiempo, en una zona de praus, con unos minúsculos estaxus cultivados. 29 julio 2020.

 

La Veiguitina, a la izquierda de la imagen.

Ferias llenas de colorido en donde se vendía y compraba ganáu y en donde  se hacía lo mismo con numerosos aperos , utensilios y otros productos. Recuerdo a un paisano, ya mayor, del pueblo de Oubachu, que vendía largas varas de vareixar y al que mis amigos y yo le teníamos algo más que respeto porque se decía de él que bajaba pa la feria de Cangas y con el dinero que obtenía estaba seis o siete días sin aparecer por casa, obnubilado en una continua borrachera. Pero lo que más nos impresionaba era que, por lo visto, dormía tirado en cualquier sitio, sobre el duro y frío suelo, sin importarle lo más mínimo hacerlo sin utilizar, aparte de la ropa que llevaba puesta, nada para taparse. También había en Mual otro paisano, Mero de Casín, que hacía lo mismo, solo que por los montes de Mual y cercanías.

A mí que ya por entonces me atraía poderosamente el monte, me maravillaba que alguien pudiera hacer eso, admirando semejante capacidad. Dormir en el monte, sin más techo que las miles de estrellas que refulgen en el firmamento, recortadas por un dosel de ramas y hojas, era como ser un animal más, libre y sin obligaciones ni prejuicio alguno, solo abierto a las sensaciones. Esa posibilidad de sentir la naturaleza ya me atraía más que el simple hecho de verla y las personas capaces de hacerlo me parecían distintas y dotadas de algo mágico que el resto había perdido, una puerta abierta a una sensibilidad y a una forma de ver las cosas de otra manera.

Contaban en Mual que Mero, de corto entendimiento pero con un gran corpachón y persona muy dócil y sin maldad alguna, era utilizado como animal de carga cuando los "señoritos" del Monte Munietsus, los Velasco y sus amigotes, iban de caza. Lo mismo cargaba con las piezas abatidas que, usando sus hercúleos brazos, trasladaba a sus distinguidos patronos cuando había que atravesar un curso fluvial o una zona escabrosa, no fuera a ser que se mojaran o se lastimaran. Escenas de un tiempo, por fortuna, ya superado, aunque no olvidado. 

Durmiendo bajo una faya pocas son las estrellas que se pueden ver, su denso follaje apenas deja rendijas, claro que también te evitan el rocío. 28 julio 2018.

Estas veigas se utilizaban de dos maneras. En ellas había tierras de labrantío con un curtinal y güertas, que no se regaban pues la capa freática estaba casi a flor del suelo, y praus. Estos últimos sí se regaban para aumentar la producción de yerba, que constituía el principal forraje del ganáu durante el largo invierno o cuando permanecía estabulado en las cortes. 

Numerosos pueblos del Concejo llevan este termino aludiendo a su situación en una vega aluvial: Veigairréi y Veigaimiedru en la Parroquia se San Xulianu d´Arbas. La Veiga´l Tachu, Veigad´orru (yo diría Veigadorriu), Veigatsagar (no es ningún pueblo concreto, es el nombre de una Parroquia cuya iglesia. La Madalena, esta precisamente en una veiga) y Veiga (Vegaperpera), las cuatro en el Ríu del Coutu. Veigapope y La Veiga de Pinchés (o Robledor, pueblo desaparecido donde se ha instalado la Panadería-Cafetería Penlés), uno antes y otro después de La Riela. La veiguiella (será Veiguietsa), al lado de Onón en el Partíu de Sierra. Otros como Veigalcastro se sitúan en una vega aluvial secundaria, sobre el Regueiro La Chousa.

También relacionadas con la vega aluvial o, al menos con el río, están otro tipo de veigas. Tened en cuenta que las vegas aluviales de nuestra zona poco tienen que ver con las existentes en zonas más llanas. Nuestro relieve es montañoso y los regueiros y ríos son muy fieros provocando valles bastante estrechos que tienen vegas también estrechas, nada que ver con las anchas vegas de ríos más calmos y caudalosos. Aquí en León estas vegas tienen cientos de metros de anchura y en Asturias, aguas abajo de los grandes ríos también las hay. Cada uno llama a las cosas según lo que ve, de lo que tiene delante de sus ojos, y más en comunidades como las nuestras, aisladas o poco comunicadas que no tienen otros elementos de referencia con los que poder compararlos.

Estas otras veigas son de uso exclusivamente ganadero, sin posible uso agrícola debido a que están muy metidas en el monte. Son poco frecuentes pero abundan dentro de Munietsus donde hay, al menos, siete. La causa de su abundancia debemos buscarla en lo largos que son sus cursos fluviales y la inexistencia de núcleos habitados que demandaran otro usos. Vega y braña son aquí sinónimos y se llamaban así tanto en bable occidental como en gallego. Hay quien piensa, me refiero a personas que viven en el área central asturiana, que el bable occidental está muy galleguizado.

Os contaré una anécdota que ilustra la auténtica realidad de esta cuestión. Yo oí las dos versiones de ello. Una me la contaron en Mual y me la repitió mi padre, la otra me la contaron en Valdebóis. Cuando se construyó la carretera del Counio había dos cuadrillas, reclutadas entre mozos y paisanos de los pueblos cercanos, que a pico y pala iban abriendo la caja de la carretera y construyendo los muros sustentadores que esta necesitaba. Una cuadrilla provenía de Ibias y se iba acercando, poco a poco, al puerto. La otra provenía de Mual y del Ríu Rengos (Narcea), que tras superar La Veiga La Mesa, también se acercaba al puerto. Cuando ambas cuadrillas llegaron a verse o sentirse, y ello ocurrió durante bastantes días antes de conectar, uno de la cuadrilla del Narcea decía a sus compañeros: "atsí vienen lus gatsegos", mientras que otro de la cuadrilla de Ibias lo que decía a los suyos era "allí vienen los asturianos" (o como se diga en ibiense, a mí me lo contaron así). 

La carretera del Counio (Couño para los de Valdebóis) en 2018.

No había ningún matiz peyorativo en el uso de "gatsegos" y "asturianos" en quienes lo decían o los que lo oían, simplemente reflejaban dos realidades lingüísticas distintas. Nadie era más bueno, guapo, alto o mejor por falar gatsego o asturiano. Que ambas falas compartan algunas palabras no debe sorprender a nadie, al fin y al cabo las dos proceden del Latín vulgar, del hablado, y la cercanía geográfica haría el resto.

Falar de forma distinta tampoco suponía un obstáculo a la hora de las relaciones y los intercambios. Numerosos matrimonios y emparejamientos eran mixtos y funcionaban tan bien o tan mal como cualquier otro. Además entre ellos se entendían. Un asturiano podía seguir una fala entre dos gatsegos y viceversa y en un diálogo entre ambos, cada uno se expresaba a su modo y el otro, salvo algún giro inusual, lo entendía sin necesidad de traductor alguno. Mi abuela Mamina sabía refranes y cuentos tanto en gatsego como en asturiano, aunque lógicamente estos últimos eran mayoritarios, (también los sabía en castellano) y los recitaba tal y como los había oído, entendiendo perfectamente lo que decían.

Incluso yo, que si me hicieran un examen de bable occidental no pasaría del muy deficiente, podía seguir el significado general de una fala entre gatsegos. Cuando visité la comuna de O Foxo-Vilar, en la vecina Lugo, en una Semana Santa de principios de los ochenta y pasé conviviendo con ellos-as los días que esta duraba (eran vacaciones en la universidad), fue cuando me percaté de este detalle. En Vilar había personas de muy distinta procedencia pero abundaban los que venían de Galicia. También había un chico joven del pueblo de enfrente, Negueira de Muñiz, que vivía allí como un comunero más. Estaba enrollado con una chica de Madrid y estando yo allí la vino a visitar un hermano para saber como se encontraba. A la tarde en torno a un gratificante fuego estuvimos de cháchara, algo que se repetía todos los días, juntándose en una casa la mayoría de quienes vivían en el pueblo. Ya caldeado el ambiente los gallegos se empezaron a soltar y a falar en gallego.

No ocurre con los gallegos lo que pasa con la mayoría de los asturianos que no conocemos nuestra tsingua, todos falan gallego porque este se mantuvo como una lengua viva, utilizándose no solo en los pueblos si no también en las ciudades, logrando expresarse mejor y de forma más natural cuando la usan. El chico de Negueira no tenía ningún problema en seguir la conversación y participar en ella. su gallego no era igual al del resto de los gallegos pues ya sabréis que hay cuatro o cinco variedades dialectales y la de Negueira de Muñiz, como la ibiense, enclavada en la fala del Eo-Navia, es solo una de ellas, lo que no le impide compartir con el resto de gallegos unas características comunes o semejantes. Yo conseguía seguir el hilo de la conversación y palabras o giros que no conocía los deducía por el contexto en que se decían, pero el chico de Madrid se perdió. Todos nos acabamos dando cuenta de ello y entonces, ya en castellano estuvimos hablando de ello. Palabras que a mí me resultaban conocidas o familiares, a el le resultaban extrañas y al no entenderlas, pronto se perdía y todo le sonaba a chino.

Gatsegos de Ibias y asturianos del Ríu Rengos eran vecinos y respetuosos los unos con los otros y los enfrentamientos eran los derivados de la típica rivalidad que siempre hubo entre los pueblos, fueran estos pueblos de Ibias, pueblos del Narcea o de ambos. El habla, no servía para separar ya que en el resto de cosas eran similares. Ambos vivían en zonas parecidas, tenían vacas, cabras, ovejas, gochos, tierras de cultivo en las que se semaba lo mismo, cortines o curtios para la miel, corripas pa las castañas...e incluso vides y parras como las que en su tiempo hubo en el Alto Narcea y que debido a la climatología (y seguramente a alguna plaga) no perduraron en el tiempo. Vivían de la misma forma y de las mismas cosas y dado que la cultura (costumbres, ritos, tradiciones...)se deriva de las cosas materiales, las dos comunidades compartían una misma cultura, con la salvedad del apartado lingüístico. 

Parra en Veiga Rengos, en recuerdo de las antiguas existentes. 28 julio 2017.

  

 

La Ruta a Las Tsagunas 36 El bosque mixto 2. Los Tsagozos.

Ladera derecha de Los Tsagozos, un bosque mixto en donde hasta parece que hay alguna faya. 27 julio 2.018. Nos preguntábamos en el capítulo ...