1/25/2019

El Monte y el guía de Munietsus 15

Nota inicial: para la parte gráfica he recurrido a fotos de otros, siempre mencionando las fuentes, y a los que les doy las gracias desde aquí.
Existía, y aún existe, una visión peculiar sobre los ecologistas, sobre todo en el medio rural y por parte de personas adultas y mayores. El ecologista era alguien que no se sabía muy bien de donde salía, empeñado siempre en ir contra el progreso; si alguna actividad, fuera del tipo que fuera, creaba puestos de trabajo, era beneficiosa y no entendían que alguien pudiera criticarla y oponerse a ella. A este paso deberíamos salir a matarnos los unos a los otros para aumentar los puestos de trabajo de las funerarias.
Se nos acusaba de cosas peregrinas, como el de soltar ratones desde el aire en nuestros montes para que las "alimañas" tuvieran comida y que además defendían a esas alimañas: osos, lobos, zorros...Otras críticas provenían de sectores muy implicados en las explotaciones de carbón a cielo abierto y que en ocasiones lograron intoxicar al resto de mineros; los ecologistas eramos los causantes de que la minería desapareciese, ¡ahí es nada!.
En realidad los ecologistas éramos como el resto de la gente y, como estos, teníamos que buscarnos la vida como mejor pudiéramos, realizando trabajos variopintos; nadie nos regalaba nada, todo lo contrario, para realizar nuestras actividades frecuentemente teníamos que rascarnos nuestros bolsillos; solo de vez en cuando conseguíamos alguna subvención por campañas específicas donde editábamos folletos o similares y que al menos cubrían parte de los gastos. Lo nuestro si era "Trabajar por amor al arte", en este caso la defensa de la naturaleza.
Pero no siempre encontramos hostilidad o indiferencia en estos sectores: en cierta ocasión llego al Cuelmu la petición de ayuda por parte de los vecinos de Las Tiendas; en esta zona de la cuenca de Carbatsu había varias empresas mineras funcionando y que ante el agotamiento y la carestía de la explotación mediante minería de interior habían decidido extraerlo a cielo abierto. En Las Tiendas la mayoría de los varones adultos eran mineros, pero estaban en contra de esta nueva forma de explotación pues intuían que esta acabaría con las zonas comunales de pasto que aún utilizaba su ganado.
Quique, uno de los fundadores del Cuelmu, y yo nos desplazamos al pueblo en autobús, allí miembros de la Junta Vecinal nos explicaron el problema y en un vehículo nos llevaron a ver los lugares donde se pretendía realizar las excavaciones, finalizando el recorrido arriba en la Sierra del Acebo. Tras prometerles nuestra colaboración, cosa que hicimos con la redacción de las alegaciones contra la explotación, decidimos volver a Cangas andando por la citada sierra, primero hasta el santuario del Acebo, cuyo tramo desconocíamos, disfrutando de las amplias y preciosas vistas que había desde la sierra y meditando que tal vez en un futuro todo aquello podía cambiar. Finalmente, creó que aquellas explotaciones no se llevaron a cabo y las minas de la zona fueron de las primeras en cerrar en el concejo.
Años más tarde; Juan, nuestro añorado "Chana", otro de los fundadores del Cuelmu y que entonces estaba estudiando en León, y yo, ya establecido en el mismo lugar, recibimos la petición de ayuda por parte de un conocido de Cangas que se había ido a vivir a un pueblo de la cuenca del Toreno-Fabero en el Bierzo leonés, donde tenía un taller de motos. Sabía que el Cuelmu había realizado en el pasado numerosos audiovisuales contra las explotaciones a cielo abierto y quería que realizáramos algo parecido en su nuevo pueblo, donde la Junta Vecinal también se oponía a nuevas explotaciones a cielo abierto proyectadas por la empresa minera de la zona y que pretendía realizarlas en las cercanías de la población.
Chana y yo nos pusimos manos a la obra, por fortuna él aún conservaba muchas de las filminas (diapositivas) de la época del Cuelmu; seleccionamos unas cuantas relacionadas con el tema y para la parte hablada no había problemas, la realizaría yo que estaba muy familiarizado con este asunto porque en el Cuelmu era quien las realizaba.
No recuerdo si fue antes o después del acto, miembros de la Junta Vecinal nos llevaron a ver restos de cielo abierto realizadas no hacía mucho y repartidas por un amplio entorno: enormes socavones en un medio majestuoso. Pasando por la carretera general no se ve, pero en los valles laterales había un exuberante y frondoso bosque de encinas (Quercus ilex subespecie ballota o rotundifolia), un paisaje espectacular que en muy pocos lugares se puede ver y que ahora estaba roto aquí y allá por las enormes hondonadas que ni siquiera se han restaurado.
Pero si alguién quiere ver lo más parecido a un paisaje lunar, provocado por estas actividades, debe dirigir sus pasos hacia otro lugar: Tormaleo, en el concejo de Ibias, su única zona minera. En tormaleo, como en Cangas, la explotación a gran escala se inicia en el 64 y ligada a una central termoeléctrica, la de Compostilla en Cubillos del Sil, inaugurada en el 65.
Durante mucho tiempo la producción se trasladaba por un teleférico hasta Páramo del Sil, atravesando Furniella (Fornela), que movilizaba 400 baldes con 800 kg cada uno. Sé, por algunos lugareños de la zona del Sil, que la producción no siempre llegaba completa, en algunas zonas elevadas los baldes se acercaban bastante al suelo, al menos lo suficiente para que algunos "listillos" hurtaran pequeñas cantidades de carbón de dichos baldes, eso si repartiendo la "sisa" entre varios de ellos para que no se notara y siempre con destino al consumo propio, sin duda ese invierno pasarían menos frío. Más tarde la producción se sacaría con camiones por la carretera que comunicaba Degaña con Tormaleo, atravesando el valle cunqueiro, con algunos tramos por desfiladeros rocosos de gran belleza pero que quitan el hipo. De nuevo volvía el frío a la zona de Furniella-Sil.
Antiguo teleférico en Luiña. Del blog "Ibias con la bota y la fardela".

A las primeras bocaminas de interior le sucedieron las de cielo abierto, que culminaron cuando el terrorista social y medioambiental Victorino Alonso (alias "Il Cappo") se hizo con ellas. Este sujeto se hizo con el control de prácticamente toda la minería astur-leonesa occidental, su forma de actuar era sencilla: obtenía subvenciones públicas y una vez cobradas cerraba las bocaminas y aumentaba el cielo abierto. Aquí, en Tormaleo, realizó unos desmontes increíbles. Saqueada la zona se dio en quiebra (él no, la subcontrata que había creado) sin realizar ningún tipo de restauración.
Fondodevilla. Eduardo Fernandez G.
Vista de Tormaleo. Fernando Fernandez Justiniano.

En el antaño precioso collado de la Campa de Tormaleo, que comunica el vatse cunqueiro con el de Tormaleo, ha quedado para la posteridad un monumento a la barbarie: una bestial hondonada, un gigantesco hoyo, que se ha inundado de agua y que supone un peligro latente para los pueblos cercanos porque en caso de rotura gran parte de la zona sería arrasada
Campa de Tormaleo.
Campa de Tormaleo. Del blog "cousas mías". 2013.
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Idem anterior.
Cada cual ha de cargar con su parte de culpa: el Ayuntamiento de San Antolín por dar su visto bueno y agilizar la obtención de los permisos que la empresa necesitaba, eso si, a cambio de una indemnización inicial de 357.242 euros y un canon anual de 90.000. La Administración central del Principado, la que dice velar por nuestros intereses, por permitir estos atentados. Los naturales de la zona por vender muchas de sus fincas a la empresa a pesar de la oposición de los más ancianos. Los representantes mineros por su miopía y por ceder a los chantajes de la empresa
Documental-película de Xaime Santos.
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En el Cuelmu siempre defendimos la minería de interior, limitando su impacto sobre el medio , de hecho algunos éramos hijos de mineros, pero siempre nos opusimos frontalmente al cielo abierto, básicamente por su impacto ambiental (destrucción de amplias zonas) y social (creación de muy pocos puestos de trabajo). Contra él realizamos numerosos audiovisuales en Cangas; también planificamos realizarlos en los concejos vecinos: Degaña, Ibias, La Puela (Pola de Allande)...
En Degaña la minería surgió antes que en Cangas, gracias a la cercanía con la cuenca de Vitsablino, la zona más pionera del entorno, que ya desde 1919 contaba con un ferrocarril que transportaba carbón y gente hasta Ponferrada. En 1940 comenzó la explotación continuada en Zarréu (Cerredo), localidad que conoció un crecimiento brutal, superando ampliamente a Degaña, la capital del concejo.
La producción se transportaba por un ferrocarril estrecho a un lavadero situado por encima de Caguatses d´Arriba. Luego, del 57 al 72 se hizo mediante un teleférico y finalmente, a partir del 76, mediante camiones tras la construcción de la pista minera que por el puerto de Valdeprado comunicaba Zarréu con Palacios del Sil. A la térmica de Compostilla se unió la de Anllares, terminada a principios de los ochenta, que absorvían toda la producción. El cielo abierto aquí surgió pronto, en el 75 y subsistía a pequeña escala y con los días contados a finales de 2018.
Zarréu.de Filón Verde.

En Degaña fuimos boicoteados, Habíamos solicitado al Ayuntamiento permiso y un local donde realizar la proyección-charla y debate sobre el tema del cielo abierto y este nos lo había concedido; pusimos en Degaña y Zarréu algunos pasquines anunciándolo y el día señalado en el coche de uno de los miembros del Cuelmu y acompañado de otros tres compañeros llegamos a Degaña, al lugar establecido. Nuestra sorpresa fue mayúscula pues el local estaba cerrado y nadie supo, o quiso, decirnos nada al respecto. Algo huele mal en el precioso valle donde nace el Río Ibias, había muchos intereses creados y la empresa minera contaba con algunos sicarios, tanto entre la población como en los sectores administrativos. Nadie había alzado la voz frente al enorme impacto ambiental sobre el precioso bosque atravesado por la pista minera, alguien avivaba la llama que provocaba numerosos incendios que esquilmaban los suelos y devoraban la vegetación vieja y las incipientes repoblaciones arbóreas que se habían hecho en el avesíu, alguien quería una tierra yerma para que el cielo abierto pudiera campar a sus anchas. Y lo peor es que aún hoy, cuando el tema del carbón es la "cronica de una muerte anunciada" y enterrada, los incendios son cada vez más frecuentes.
¡pobre vatse de Degaña!, un precioso valle glaciar, uno de los más bellos de la Cordillera Cantábrica, tierra de osos, robles, fayas... y muy hermanado con las tierras de Cangas por lazos sociales, culturales y humanos, poco valorado y divulgado porque primaban otros intereses, opuestos a los medioambientales.
El suceso de Degaña nos hizo recular en nuestras pretensiones, renunciamos a intentarlo de nuevo, así como a otro en Ibias, donde según nos comentó un conocido de la zona los ánimos estaban muy caldeados y los ecologistas no eramos muy bien vistos y sería algo imperdonable que llegáramos a las manos con nuestros "hermanos de clase", los mineros, víctimas también, como la naturaleza, de un sistema basado en el pillaje y la explotación.
También participamos en las acampadas que se hicieron en el Puerto de Tseitariegos por los vecinos de Tsaciana, otra tierra hermana, tratando de evitar las explotaciones a cielo abierto que la MSP (Minero siderúrgica de Ponferrada) iba a llevar a cabo y a la que se oponía la mayor parte de la población. Era también un valle minero, pero le tenían un gran cariño a su parte del puerto, donde por aquella época, muchas familias subían a realizar comidas campestres y en donde había lugares habilitados al efecto. Allí al calor de una "foguera" y confraternizando con nuestros vecinos, esperábamos la llegada del nuevo día, de las máquinas y de los antidisturbios.
Desde esa fecha, 1985, el cielo abierto fue en aumento y las minas de interior en disminución, lo que se incremento con la llegada de Victorino.
Tsaciana es un claro ejemplo de la connivencia que había entre las Administraciones Públicas y las empresas mineras. Victorino recibía subvenciones, 130 millones de Euros, por mantener la minería a flote, era amigo del que llegó a ser Presidente de Gobierno de España, Zapatero; contaba además con el apoyo del ERE (Ente Regional de la Energía) de la Junta de Castilla y León y por si fuera poco con el del Ayuntamiento de Villablino, en manos de los llamados partidos de izquierda, (claro que el millón y algo de euros de indemnización inicial más el canon anual que recibía de la empresa lo explican todo).
Victorino hacía y deshacía a su antojo, incluso contaba con numerosos secuaces y sicarios que intoxicaban a los mineros con información manipulada y que amenazaban y agredían a los opositores. Sus cielo abiertos de Fonfría en Caguatses d´Abaxu y de El Feixolín en Ouratso eran ilegales. Algunos vecinos iniciaron pleitos contra él porque no contaba con permisos y al final intervino la Unión Europea que declaró ilegales tales explotaciones, pero haciendo caso omiso el Ayuntamiento y la Junta siguieron permitiendo las cortas.
Fonfría en primer plano, al fondo Feixolín. Del blog "El mineral digital".


Feixolín. Del blog "Alto Sil".
Feixolín . De Filón Verde.
Tsaciana. De Filón Verde.

Era un suicidio porque las reservas de carbón tenían menos de diez años de futuro y acarrearían el fin de la minería de interior. Siguió el expolio y volvió a intervenir la UE que multó a España y ordenó la paralización inmediata de las explotaciones y la realización de las restauraciones de los suelos afectados, amenazando a la Junta  con graves multas en caso de no llevarlas a cabo.
En pueblos como Sosas y Robles las Juntas Vecinales ya se habían manifestado en contra de nuevas explotaciones, pero se abrieron o se ampliaron las de Babia, por encima de Carrasconte: Nueva Julia y Salguero-Valdesalgadas.
Carrasconte. De Filón Verde
Carrasconte-La Mora-Nueva Julia. De Filón Verde
Al fondo cortas, en portada una de las joyas botánicas de Babia-Tsaciana: negrillos de Carrasconte. Foto propia. 2018

Pero es en el tema de los avales donde se vio claramente esta connivencia: la empresa tenía que depositar un aval, un dinero, estimado por la Administración Autonómica, para que al acabar la explotación a cielo abierto se pudiera realizar con él la obligatoria restauración. Pues bien, el aval depositado por las cuatro cortas mencionadas, dos en Tsaciana y dos en Babia, ascendió a 2,7 millones de Euros, pero las restauraciones llevadas a cabo, Nueva Julia ha comenzado ahora, ascienden a 35,6 millones de Euros. O sea que somos nosotros, los contribuyentes, los que corremos con los gastos. Además de cornudos, apaleados.
Nos decían que con las restauraciones el Medio Ambiente se recuperaría, lo que no deja de ser una falacia; cierto es que se recuperará, pero a muy largo plazo porque la recuperación del suelo en las escombreras y rellenos es un proceso largo, muy largo. No sirve la delgada capa que se le echa, en ella no puede crecer la vegetación superior, o sea la arbórea, y a lo sumo se desarrolla solo algún arbusto. La elevada pendiente que presentan algunas zonas facilitan una escorrentía muy peligrosa en terrenos sueltos; el agua provoca grietas y arrastra la poca materia orgánica que pueda haber.
La instalación de la vida en estos parajes es un proceso lento, sin los microorganismos necesarios para transformar la materia orgánica en sustancias asimilables por las plantas, estas tardan en instalarse y en contribuir a regenerar el suelo y mientras tanto los agentes atmosféricos pueden producir un gran desaguisado.
Para más bochorno en los bordes de las escombreras, donde empieza a haber algo de suelo, los "repobladores" se empecinan en plantar pinos y especies de crecimiento rápido, dicen que para mejorar el suelo pero viendo las densidades en que lo hacen mas bien se asemejan a las clásicas plantaciones de producción de madera y en caso de que perduren, por mucho que se empeñen, siempre serán una especie invasora y fuera de lugar.
Por supuesto que se pueden hacer restauraciones más completas, pero ello requeriría de altas inversiones. Teniendo en cuenta estos costes las explotaciones nunca fueron rentables, su coste sobrepasaría los beneficios, solo fueron rentables para algunos.
En la actualidad, como en el resto, ya no hay minería del carbón. Se llevaron nuestro carbón y nos dejaron las montañas heridas y a una población con un futuro, a pesar de no haber ya carbón, muy negro. ¿donde está el progreso prometido?. Vitsablino probablemente sea el municipio español con mayor índice de paro, ¿qué futuro hay?, habría que preguntárselo a los que esquilmaron y se llevaron los beneficios, y a todos aquellos que contribuyeron a que fuera posible.
¿Donde están los que defendieron lo que resultó ser "pan para hoy y hambre para mañana"?, ¿los que azuzaron a los mineros contra los ecologistas y opositores?. Al final también ellos fueron utilizados y han pasado a ser unas víctimas más.

Epílogo
Y lo que tenía que llegar llegó. En 2010 una Directiva de la UE, firmada por todos los paises miembros, establecía no solo el fin de las ayudas públicas a las empresas mineras privadas, fijadas para fines de 2018, si no también que aquellas que decidieran continuar con su actividad deberían devolver todo lo recibido en la subvenciones cobradas desde 2011. El gobierno español, a través del Ministerio para la Transición Ecológica, ha decidido seguir escrupulosamente dicha Directiva, en realidad no le quedaba otra, lo que supone la liquidación del carbón nacional y el cierre de las pocas minas ya existentes. En Tsaciana solo una empresa pretende continuar y ha solicitado un modo de poder devolver lo recibido en plazos, no sé en que acabara, pero en cualquier caso será algo residual.
El ministerio también ha sentenciado a las térmicas de carbón, que también habían recibido subvenciones; de las 14 que existen en España, nueve tendrán que cerrar, sumándose a la de Anllares que ya lo estaba, antes de 2020. Las cinco restantes tendrán una duración algo más larga, hasta 2025, ya que cuentan con los procesos de desnitrificación y desulfuración exigidos por la UE (procesos que eliminan del carbón sus gases más contaminantes). En Asturias perdurarán dos centrales, pero la de Souto tendrá que cerrar.
Es posible que algunas térmicas se readapten a térmicas alimentadas con biomasa, que curiosamente también contaminan al quemar esos productos, aunque en menor medida que el carbón o el petróleo, pero que son energías renovables porque proceden de productos renovables.
Las térmicas de gas, que también contaminan, suplirán a las de carbón durante un tiempo y está previsto un desarrollo masivo de fuentes renovables, sobre todo eólica y solar, hasta conseguir que el 100% de la energía provenga de esas fuentes, fijándose el 2050 como fecha probable. Todos sabréis que el parque automovilístico también sufrirá importantes cambios ya que a partir del 2040 se prohibirá la venta de vehículos que utilicen carburante, tendrán que ser todos eléctricos.
Sin duda un plan ambicioso, pero que llega un poco tarde y mientras tanto el cambio climático seguirá haciendo de las suyas y tal vez en esas fechas estas medidas no basten para frenarlo. Además a nivel global, planetario, la emisión de CO2, el principal gas que aumenta el efecto invernadero, no solo no ha disminuido o estancado si no que en los últimos tres años no ha hecho más que aumentar, siendo USA, China e India los causantes de ello.

Y para terminar os dejo unas fotos para combatir la negrura del carbón. Son de los negrillos (Ulmus minor) de Carrasconte que tuve la oportunidad de descubrir en 1916. Son una joya botánica porque están sanos, libres del temido hongo de la grafiosis que los ha diezmado en todos los lugares. Ya os hablaré de ellos algún día.
Entorno de Carrasconte. De Filon Verde

Negrillos, 15-08-2017

Idem anterior

Negrillos. 07-04-2018

1/18/2019

El Monte y el guía de Munietsus 14

A diferencia del centro de la región asturiana donde el carbón tenía tras de si una larga historia, en Cangas, debido al aislamiento que padecía derivado de unos medios de comunicación absolutamente raquíticos que encarecían notoriamente cualquier cosa que se quisiera "sacar" de la zona, la explotación, iniciada en la década de los cincuenta del pasado siglo, era artesanal y a muy pequeña escala.
La industrialización que estaba teniendo España desde finales de esa década, se incrementó en los sesenta; se multiplicó la producción energética para abastecer ese crecimiento, al que pronto se unió el urbano.
La energía eléctrica cuenta con la ventaja de que se puede utilizar lejos de la zona donde se produce, una vez se haya creado la red eléctrica. Resultaba más barato instalar las "fábricas de luz" en el entorno inmediato de las materias primas, que tener que trasladar a grandes distancias esas materias primas, que en el caso del carbón se acentúan debido al gran volumen que se necesita.
Así se instalaron centrales térmicas en cuencas carboníferas antiguas o más o menos recientes, siempre cercanas al carbón. En 1965 Unión Fenosa inaugura la que aún hay en Soutu la Barca (Soto de la Barca), en la cuenca media del Narcea. fue el pistoletazo de salida para la creación y expansión de numerosas empresas con medios de explotación más modernos, que en Cangas se desarrollaron en dos cuencas, la de Carbatsu (Carballo) y la de Rengos; empresas como "Antracitas de Gillón" llegaron a tener 1150 mineros lo que nos da una idea de su importancia.
Cangas se convirtió en el nuevo "El Dorado", la comarca del oro negro. El impacto fue enorme y provocó un cambio en todos los ámbitos. Las actividades tradicionales, agrícolas y ganaderas, pasaron a ser secundarias y en algunos sitios casi desaparecieron; sectores con tanta personalidad e historia como el vitivinícola estuvieron a un paso de desaparecer.
La villa conoció un crecimiento brutal, muchas familias, como la mía, cambiaron los aires del pueblo por los suyos y vino gente de lugares más alejados.
El sector servicios que la villa poseía, derivado de su papel centralizador de toda la comarca del occidente interior asturiano, conoció un crecimiento espectacular. Había muchisima juventud y muchos mineros lo eran, lo que incremento los lugares de ócio. Yo, por aquella, solía trabajar los fines de semana y durante las vacaciones escolares en algún bar y conozco de primera mano lo que había.
Lo que más consumían los jóvenes mineros eran bebidas alcohólicas, entre el que destacaba el llamado "cuba libre" o "cubata" y que en Cangas tenía una modalidad que no he visto en ningún otro sitio; el más vendido era el de Coca Cola con ginebra, aunque también lo había con ron u otro licor, del que existía la variedad del "medio cubata", que llevaba un pelín menos de licor que él completo y al que se le echaba la mitad del contenido de un botellín de Coca Cola. Y no creaís que la Coca Cola que quedaba en el botellín se estropeaba, no le daba tiempo porque el trajín era continuo.
El medio cubata era el apropiado para aquellos grupos de chicos que en una sola noche podían beber hasta quince o veinte, e incluso más.Entraban en un bar y a los pocos minutos salían y entraban en otro y así toda la noche. Eran jóvenes que aún vivían con sus padres y que de la noche a la mañana se encontraban con altos ingresos, además ¿qué otras alternativas se les ofrecían?, sin duda las había pero la vida entonces caminaba a toda pastilla y la camaradería y compañerismo que siempre ha caracterizado a los mineros les hacía hacer lo que hacían los demás.
El trabajo en la mina era gris, por no decir negro, duro, peligroso, tenso y también monótono; un trabajo embrutecedor que no tenía otro aliciente que la paga a fin de mes; beber ayudaba a evadirse de él. Además estos chicos tenían pocas inquietudes de tipo cultural, no quiero decir que fueran tontos, porque no lo eran, pero habían sido "destetados" demasiado pronto, antes de que estas inquietudes empiecen a manifestarse. Muchos eran de mi edad o algo mayores, algunos habían estudiado conmigo en el Instituto y luego ¡hala, a la cueva!, todavía a medio formar, sin hábitos de lectura...
Pero los primeros mineros eran gente adulta, más o menos marcados por el final de la Guerra Civil y que conocían las penalidades traídas por la autarquía de la primera fase de la dictadura franquista, que aceptaban gustosamente un trabajo que les permitía sacar adelante a sus familias y que se preocuparon, con la inestimable ayuda de sus mujeres, porque sus hijos estudiaran y el día de mañana pudieran optar a algo mejor que el trabajo de minero. ¡y vaya si lo consiguieron! Pertenezco a la generación "más estudiada" que floreció en estos valles. Vaya desde aquí mi reconocimiento y felicitación a todos ellos-as por su abnegado esfuerzo.
Además de a la villa la minería también afectó a casi todo el concejo, una flota de autobuses se encargaba de recoger a los mineros en los diferentes pueblos, y en la villa, y llevarlos al tajo, por lo que no solo había mineros en los pueblos cercanos a las minas sino que estos se repartían por casi todo el concejo.
El progreso enmascaró durante un tiempo los efectos negativos, las empresas mineras hacían y deshacían a su antojo y no gastaban un duro en minimizar el impacto sobre el medio ambiente.
Él más afectado fue el río, sobre el que se vertía en numerosas ocasiones, sobre todo en los inicios de la fiebre minera, directamente el agua con que se lavaba el carbón, provocando su contaminación.  y luego los espacios sobre los que se asentaban las bocaminas, los lugares de los estériles y las numerosas pistas que intercomunicaban estas zonas con los lavaderos y la carretera general y por supuesto el intenso tráfico rodado.
Regulada, un poco al menos, la actividad minera pronto se cernió su versión más destructora, la minería a cielo abierto, que por fortuna en nuestro concejo tuvo un impacto muy reducido.
En el Cuelmu éramos conscientes de que la minería de interior era inevitable y necesaria, pero también lo eramos de que el carbón, como el resto de fuentes de energía y materias primas no renovables, acabaría agotándose ¿y entonces?. Yo me centre en el cielo abierto y en la divulgación de las energías alternativas, realizando numerosos actos en la villa: proyectábamos unas diapositivas que servían para ilustrar un "discurso" previamente elaborado, abriéndose al final un debate con todos los asistentes.
Otros compañeros del Cuelmu participaban en otras campañas, como las realizadas contra los incendios. Incluso se editó una preciosa revista-libro sobre los árboles de la zona "El fuchasqueiru", una joya con numerosos datos y escrita además en bable occidental. Se editó en el 89 y en honor a la verdad he de decir que yo no participé en su elaboración por no estar disponible.
Pero la minería del carbón empezó a entrar en crisis desde la segunda mitad de la década de los ochenta, ligada a las decisiones de reconversión dictadas por la Unión Europea y a que las vetas de carbón mejores y más fáciles y baratas de extraer, se empezaban a agotar.
La crisis del petróleo de principios de los años setenta, que supuso un incremento notable del precio del crudo, provocó un auge de la energía termoeléctrica en toda Europa Occidental, ya que casi todos sus países eran deficitarios en la producción de petróleo. Se crearon muchas centrales térmicas que funcionaban con carbón, y también centrales nucleares, que son asimismo térmicas pero que funcionan con uranio.
El desarrollo de mentalidades algo más ecologistas pronto se manifestaron en un fuerte rechazo social hacía las centrales nucleares, por los peligros y la contaminación radiactiva que provocan. La panacea nuclear dejó de ser tal y en muchos países, entre ellos España, su expansión se detuvo; ello a su vez provocó que las térmicas de carbón se mantuvieran, aunque algunas ya empezaban a utilizar gas en su producción.
Pero las térmicas de carbón también contaminan mucho, provocan lluvias ácidas y contribuyen al efecto invernadero; el problema se solucionó , aunque muy parcialmente, instalando filtros en las chimeneas de las centrales.
La UE impulsó el desarrollo de fuentes de energía renovables, hidráulica, eólica, solar..., la utilización de gas, asegurando su suministro con conexiones a través de gasoductos a los yacimientos de África del Norte y el mantenimiento del uso del petróleo, cuyo mercado se había estabilizado, y de las nucleares existentes.
Con todo las térmicas de carbón se mantuvieron, pero sobre el sector se cernían dos problemas: el primero era que el carbón local es muy caro y en una economía de mercado como es esta en la que vivimos sale más barato importarlo y el segundo es que las centrales térmicas ya no funcionaban a pleno rendimiento pues mucha electricidad ya provenía de otras fuentes.
En resumidas cuentas la demanda de carbón local fue descendiendo de manera muy acusada. En la época de auge minero las minas también exportaban carbón, ¡y menudo carbón!, una antracita de primera calidad, con alto poder calorífico y que apenas producía escorias; se enviaba a zonas como Madrid para su uso en calefacciones, pero esto fue desapareciendo y su única salida acabó siendo la térmica de Soutu.
La cifra de mineros fue descendiendo a medida que muchas empresas fueron cerrando. De los cerca de 2.000 mineros que había en 1986 se pasó a los 312 en 2005, año en el que la otrora poderosa Antracitas de Gillón echó el cierre.
Para evitar un estallido social, la Administración Pública supo mover sus hilos y puso en marcha un programa de prejubilaciones, eran voluntarias pero ante el negro panorama que se veía venir muchos mineros las fueron aceptando. se solucionaba así el problema inmediato de muchos trabajadores que podían quedar en el paro y se descabezó al principal grupo social que podía oponerse al desmantelamiento minero. Las empresas, por su parte, aceptaban que por cada cuatro puestos de trabajo cerrados por prejubilación abrirían uno nuevo, medida que pareció mantenerse al principio pero que luego se fue diluyendo hasta desaparecer, algo que también pasaría con el intento de conseguir que las térmicas siguieran consumiendo el carbón que se producía, aportando el Estado las diferencias económicas con el traído de fuera.
Para Cangas el problema de fondo es el de la perdida de puestos de trabajo; muchas familias subsisten gracias a las pensiones recibidas pero cuando esa generación de personas desaparezca, también desaparecerán esos ingresos y la zona se vera sumida en una profunda crisis porque la pretendida reactivación económica a través de los fondos Miner ha sido un fiasco.
Paralelo al declive minero también se ha producido un declive poblacional, más de un 30% de la población del concejo ha emigrado a otras zonas, sobre todo a ciudades con mejores perspectivas económicas. De un censo en torno a los 20.000 habitantes en 1986, curiosamente similar al de principios del siglo  XX, se ha pasado a los 12.947 de 2017. La mayor parte de esta población se haya concentrada en la villa, que gracias al hospital, los centros educativos, de ocio y de consumo a nivel comarcal, aún sigue siendo el principal núcleo urbano del occidente asturiano pero muy alejado del enorme dinamismo que tuvo en un pasado todavía cercano.
De los cerca de trescientos pueblos que había en el concejo, algunos han pasado a mejor vida, unos por sus dificultades de acceso y otros como Samartino Los Eiros obligados por la actividad minera: los minados del subsuelo acentuaron la inestabilidad del suelo en una zona ya de por si muy sensible a ellos. Las grietas empezaron a aparecer en las casas y al final las empresas mineras compraron el pueblo y este tuvo que ser abandonado.
Ya no podré volver a dormir en este pueblo, como había hecho cuando realizaba las prospecciones arqueológicas para la tesina de la que ya he hablado. Sentado en lo alto de la Pena Moncóu y armado con unos prismáticos había oteado minuciosamente todo el entorno y descubierto grandes desmontes por encima de Samartino, pero los había desechado porque también se veían escombreras de carbón y relacioné entre si ambas huellas. Más adelante inspeccionando el castro Samartino Los Eiros y sus alrededores y hablando con gente del lugar me informaron que los desmontes ya existían antes de la llegada de la minería del carbón; decidí analizarlos a fondo y para no perder tiempo en desplazamientos un amigo del pueblo me ofreció amablemente la casa de sus padres, donde aún vivían, para alojarme durante los dos o tres días de investigación.
Realmente fue el impacto minero el que me impidió prospectar el valle de Gillón. Lo había intentado a raíz de la comprobación de El Teso Los Castros de Vitsar de Pousada, un castro ya catalogado por J. M. Gonzalesz y que prometía nuevos hallazgos, pero el tráfico rodado de camiones era de tal magnitud que hacía casi imposible el desplazarse a pie, cubierto todo el rato por una nube de polvo negro.
Volviendo a los pueblos, muchos aún subsisten pero con poblaciones envejecidas y con pocas alternativas económicas que permitan su rejuvenecimiento por lo que seguramente bastantes se acaben despoblando.
La última empresa minera de la zona, Carbonar, con su mina de interior casi pegada a Veiga de Rengos, en la que precisamente un servidor trabajó dos meses durante las vacaciones de verano, ha suspendido sus actividades a consecuencia de un incendio interior producido en enero de 2018, finalizando así la historia de la minería del carbón en nuestro concejo.

In memoriam: aquellos hombres, aquellas mujeres.
Están muy bien los símbolos que nos hagan recordar a los mineros, como los que planean hacer mis hermanos y hermanas en la tumba de Sabino, nuestro padre, a mí me gustaría hacer un homenaje a aquellos hombres y a aquellas mujeres.
Aquellos hombres que desafiaban todos los días al negro peligro. Aquellos que vieron desaparecer los cuerpos de amigos, compañeros, familiares..., sepultados bajo toneladas de escombros. Aquellos que, haciendo de tripas corazón,  se retiraban de la luz del sol para adentrarse en la oscuridad impenetrable de aquellas cuevas, que respiraban y mascaban el acre sabor del carbón. Aquellos que sacrificaron los mejores años de su vida por sacar los suyos adelante. Aquellos que , como el abuelo de Victor Manuel (que quemó su vida arrancando negro carbón), padecieron enfermedades respiratorias que arruinaron y acortaron su vida o fueron mutilados de alguna parte de su cuerpo en alguno de los habituales accidentes mineros.
Aquellas mujeres, siempre las grandes olvidadas, que se levantaban cuando sus maridos y les preparaban la merienda, que en realidad sería su comida y que con un beso se despedían de él con el miedo de que no regresaran y que se pasaban el resto del día atareadas en las labores de la casa, el cuidado de la prole y, en muchos casos las labores de la tierra y el ganado que aún mantenían. Ellas eran también "mineras" aún sin pisar la mina.
Aquellas mujeres que lloviera, nevara, helara o hiciera sol tenían que lavar, en los lavaderos del pueblo si los había y si no en cualquier riachuelo o presa, utilizando la popular "tabla de lavar" contra la que restregar una y otra vez (ayudándose con un jabón de elaboración propia a base de grasa sin salar y sosa cáustica) aquella ropa impregnada de carbón hasta la última fibra y luego tenderla donde buenamente pudieran.
Si el trabajo del minero, esposo, hijo o hermano era peligroso, el suyo les llevaba todo el día y parte de la noche, sin horario laboral y sin ninguna queja. También ellas se dejaron los mejores años de su vida en aquellas tareas que parecían no tener fin, con la única recompensa de ver como su familia salía adelante y que sus hijos e hijas pudieran estudiar y poder escapar de aquella "esclavitud" a la que ellas se veían sometidas. Ellas eran el auténtico sostén de la familia, aunque los mineros después del tajo también participaban en las labores relacionadas con el campo y "apencaban" con lo que fuera y también sin emitir una sola queja.
Aquellas mujeres que para más inri vivían sometidas a un régimen marcadamente machista que las relegaba siempre a un papel secundario; nacidas para ser esposas, parir hijos y con una sexualidad que se limitaba a la de satisfacer a sus maridos, tal y como la religión y las "buenas costumbres" demandaban, y trabajar casi como esclavas. Sin independencia económica, ni siquiera mental, cuyo futuro dependía de la suerte, la suerte de encontrar un compañero con el que, al menos, tomar conjuntamente las decisiones que les afectaban, algo que algunas, afortunadamente, lograron.
Aquellos hombres y aquellas mujeres, con nombre y apellidos, ya que a fin de cuentas, ellos y ellas eran nuestros padres y nuestras madres.
A todos ellos y a todas ellas, con todo mi corazón GRACIAS.

Para la parte gráfica me he tomado la libertad de adjuntar unas fotos del fuchasqueiru y una pintada del Cuelmu Ecoloxista Pésicu que contrastan con la negrura del tema minero.

Pintada cerca de La Mata, valle de Naviegu

Fuchasqueiru, originalmente póster de una campaña contra los incendios.


Portada del Fuchasqueiru.


Fuchasqueiru.

Idem.

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Idem

Idem.

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Idem.

Idem.

Idem.

Idem.

1/06/2019

El Monte y el guía de Munietsus 13

La Pena Moncóu. 2018
El Chanu La Cutsada, Picu los Corrales, por debajo El Montecín. 2018
El Montecín y La Pena Moncóu. 2018
En rocas nubladas La Veiga Vieja, el pico del fondo es El Cimbo d´Asturias. 2018
En la sierra de izda a dcha el Picu Los Corrales-El Cimbo d´Asturias La Veiga Moncóu y El Cabrón. 2018


Otra de las labores realizadas en aquel, ya lejano, año de 1987 fue la proyección de un vídeo, con posterior charla-debate. La Consejería lo ofertó a centros educacionales, colegios, institutos...como introducción a una posible visita para realizar el Itinerario.
El vídeo, obviamente, versaba sobre la Reserva y la verdad no estaba nada mal y servía perfectamente para incentivar el debate entre los asistentes y el monitor, que como ya sabéis era yo. La demanda fue muy reducida, tal vez porque la oferta no contase con una correcta planificación, ya que en principio a cualquier centro le resultaría apetecible; entre otras cosas por la comodidad derivada de realizarla dentro de sus instalaciones, no teniendo que desplazarse a ningún sitio.
Como seguía sin vehículo, lo cierto es que ni me planteaba tal posibilidad, tuve que utilizar el transporte público, de nuevo los ALSA.
Recuerdo tres actividades seguidas en tres sitios diferentes: el 21 de abril en La Felguera, donde realizamos cuatro proyecciones-debate; el 22 me desplacé a Tsuarca donde realizamos dos sesiones, y ese mismo día me desplacé a Castropol donde pernocté y donde al día siguiente realizamos tres visionados. Era otra forma de conocer las Asturias de mis amores y aproveché el viaje para ver e inspeccionar la mina de Salave, de oro y ya laborada en parte por los romanos, que me atraía porque estaba a la vera misma del mar y no conocía ninguna con ese emplazamiento.
Algo más apurado me vi el doce de mayo en que tuve que realizar tres actividades en Xixón y dos en Uviéu, no sólo por la distancia sino por lo que se tardaba en localizar cada centro.
Como la experiencia me pareció muy positiva, decidí por mi cuenta ampliarla, sacarla del ámbito puramente pedagógico y de divulgación de la Reserva y probar con gente adulta. El problema era localizar el sitio adecuado; tenía claro que sólo la podría realizar, por razones de desplazamiento, en el entorno geográfico de la Reserva, y qué mejor sitio para empezar que mi pueblo,Mual. Quería además incidir más en cuestiones relacionadas con la defensa de la naturaleza: la crítica del furtivismo, los peligros de los incendios...
Ya antes de ser un ecologista convencido y comprometido tuve una experiencia con el tema de la caza; era yo muy joven y había ido a Mual para ver a mi abuela, de aquella todavía no había empezado a ir al monte. No sabía que hacer y se me ocurrió coger, en casa de mi primo Pepe Nieves,una escopeta de aire comprimido que disparaba balines, como las que hay en las ferias, y salir a cazar pájaros. En mi casa nunca hubo ningún tipo de arma, ni siquiera de balines; mi padre las odiaba porque había tenido una experiencia muy desagradable con ellas en su infancia, que no viene al caso mentar.
Estuve toda la mañana intentando matar algún pájaro, pensaba llevárselos al gato que tenía mi tía para que se los comiera, pero no había manera. Ya al final cuando estaba empezando a pensar en dejarlo, conseguí darle a uno que cayó allí mismo.
Lo cogí y al posarlo en mi mano la alegría que sentía se esfumó, sentía el calor que su pequeño cuerpo aún despedía pero que poco a poco se iba apagando. Me empecé a sentir mal, ¿quién era yo para quitarle la vida a algo tan bello e indefenso?, un hilillo de sangre le ensució el plumaje y me rozó la mano,¡aquello fue demasiado!, me olvidé del gato, hice un agujero en el suelo y enterré al pobre pájaro. Desde aquel día me repugnó la caza y cualquier forma de tortura hacia los animales y soy incapaz de tocar una escopeta o algo similar; pero sabía que muchos vecinos de Mual eran cazadores y que alguno, además, era furtivo.
La vida en los pueblos es curiosa, en aquellos tiempos la televisión no tenía el poder de convocatoria que posteriormente tendría; era una sociedad muy machista y cuando la jornada laboral finalizaba, fuese del tipo que fuese, los varones jóvenes y adultos solían reunirse en los bares, más que para beber, que también lo hacían, para relacionarse, para comunicarse con los demás. Los bares eran ante todo un lugar de reunión y de socialización; allí los cazadores contaban sus secretos y hazañas; algunos "machos" se jactaban de sus aventuras sexuales, algunos empinaban el codo más de lo debido, algunos...Pero era también un lugar donde se podía entablar una conversación, a múltiples bandas, sobre un tema concreto, todo el mundo participaba.
En Mual había dos bares, uno hacia la mitad del pueblo y otro junto a la carretera. Yo solía ir, de vez en cuando, al primero, por su cercanía; era el lugar idóneo para contrastar dudas que me surgían sobre topónimos y su localización y obtener información sobre aspectos relacionados con el monte.
Pensando en el lugar apropiado para la proyección del vídeo sólo se me ocurría el bar ya que no había ningún centro de tipo cultural donde poder realizarlo. No hubo ningún problema, acordamos una fecha y hora con el propietario y de forma oral hicimos correr la noticia y así el cuatro de mayo realizamos la proyección a la que acudieron 22 personas, seguida de un animado debate. Evidentemente yo no podía actuar como monitor, que era como lo hacía ante escolares; era un debate entre adultos, había pocas preguntas, cada uno exponía su opinión y yo lo hacía desde un punto de vista conservacionista. Como todos nos conocíamos no había malos rollos ni enfrentamientos.
Fue así como me di cuenta de que era imposible cambiar la mentalidad de la gente una vez que esta ya está desarrollada; no era capaz de hacer comprender a un cazador o a un furtivo lo negativo de su actuación. Para ellos la caza no era un deporte, era algo natural que estaba ahí desde tiempo inmemorial; eran incapaces de comprender a gente como yo que salía al monte sin escopeta a disfrutar simplemente de la naturaleza. Como no podía convencer me contentaba con mostrar, al menos, que había otras formas de relacionarse con la naturaleza, lejos de la destrucción y el pillaje.
Racionalmente yo sí les entendía, entendía que en una sociedad tan tradicional y con tan pocas actividades culturales y de ocio, la caza fuera interesante. Una sociedad que desconocía el poder evasivo de la lectura, que permite conocer experiencias y vivencias ajenas y abstraernos de la vida cotidiana; o el poder emotivo de la música, con su doble mensaje, musical y poético; o el goce del arte en sus múltiples manifestaciones y que incluye las naturales, como una puesta de sol o las infinitas variantes que nos ofrece el paisaje; o el puro deleite intelectual que nos provoca el conocimiento; o la camaradería y fraternidad que surge entre las personas empeñadas en cambiar el sistema; o las relaciones, sean del tipo que sean, entre iguales.
Con tan pocas alternativas la caza si constituía una forma de evadirse de la cotidianeidad. Entendía el subidón de adrenalina que podía producirles el matar; la sensación de superioridad sobre todas las cosas y de poder con un arma entre las manos; de la activación de todos los sentidos cuando se desplazaban por el monte; de desatar las pasiones más bajas y destructivas que todas las personas llevamos dentro. Alguien dijo: "nada humano me es ajeno", puedo entenderlo todo, bueno, casi todo, pero ni compartirlo, ni sentirlo, ni aceptarlo. Y en el fondo a la mayoría de estos cazadores el bosque y el monte si les gusta, lo notas cuando te hablan de sitios y lugares, pero son incapaces de separarlo de la caza.
Si los adultos no pueden cambiar, habrá que intentar hacerlo con los niños y niñas cuando están creando sus valores. Decidí dar un paso más y ofertar la actividad, en persona, a Colegios o Escuelas que había hasta la villa de Cangas y en esta misma; en Chanu (Llano), La Riela (La Regla), Auguera (Agüera del Coto), Augüera (Agüera de Castanéu) en sus colegios, se reubían en torno a una media de Treinta escolares, un número elevado porque venían algunos-as de pequeños colegios de pueblos cercanos. En la villa realizamos dos actividades, una en cada Instituto, el de FP y él de Bachillerato, también con numerosos asistentes.
Pude comprobar que los niños y niñas ya no eran como sus padres, tenían otras inquietudes y que el respeto y conservación no les eran del todo ajenas.
Y ocurrió algo que no me esperaba, recibí peticiones de propietarios de bares de pueblos vecinos que se habían enterado de las proyecciones que había realizado, primero, como ya dije, en Mual y luego en La Venta (Ventanueva) y ahí me tenéis a mí en Veiga de Rengos, en Pousada de Rengos, en Xedré, otra vez en La Venta y hasta tres veces más en Mual, siempre dispuesto a compartir y debatir. Siempre se ha dicho que nadie es profeta en su tierra, yo no esperaba serlo si no simplemente mostrar que además de furtivos, osos, bosques, mineros...nuestra tierra también podía producir ecologistas y amantes de la naturaleza y que allí estábamos para testimoniarlo.
A pesar de ser una labor extra, no requerida en el contrato con la Consejería, yo realizaba gustoso estas actividades, en realidad no dejaban de ser una continuación de las que había realizado con el Cuelmu.
En Cangas había razones más que suficientes para la existencia de un grupo ecologista, el desarrollo acelerado de la minería del carbón generó una grave alteración del medio ambiente al que había que hacer frente.
A otros asuntos como la masiva tala maderera de nuestros bosques no habíamos llegado a tiempo. No es una casualidad que la tala más destructiva que sufrió Munietsus se iniciara a principios de los años cincuenta; desde esa fecha y hasta entrados los años setenta nuestros bosques sufrieron la actividad de las sierras, por entonces ya modernizadas con las motosierras. Fueron cortas despiadadas, esquilmadoras, de "rapiña", sin ningún tipo de preocupación por el mañana, se arrasaba con todo sin ordenar un tipo de explotación que pudiera tener un futuro.
Se destruía el bosque no sólo como "paisaje natural" sino que se comprometía también su futuro como productor de madera. Bosques como los de Valdebóis y La Vilietsa, que afortunadamente han vuelto a regenerarse en buena parte, aunque aún son muy jóvenes; o los más sangrantes del Ríu del Coto o los más recientes del Valledor, preciosos robledares desmantelados a matarrasa y que dejaron unos terrenos sin defensas contra los incendios y las inclemencias del tiempo que han hecho perderse mucho suelo haciendo muy dificil la regeneración natural.
A la Administración no parecía importarle estas cosas; el desarrollismo estaba centrado en la plantación de especies foráneas de crecimiento rápido que pudieran abastecer a papeleras y otras actividades, incluidas las mineras. En estas últimas al principio se utilizaron troncos de poco diámetro de roble o castaño, pero luego como mi padre, entibador minero, me decía, se descubrió que la mejor madera para entibar era la de pino o eucalipto; estas tenían menor resistencia a la presión que ejercían las paredes y el techo de la bocamina, pero antes de romperse emitían una señal, un aviso; el roble, por el contrario, no avisaba, aguantaba hasta que ¡zas! se rompía. Esta es la razón por la que la madera de pino o eucalipto fuera la más ampliamente utilizada, siendo además la más fácil de conseguir.
A través de convenios (consorcios) con las autoridades locales que se arrogaban el poder de decidir de toda una comunidad, muchas veces con carácter caciquil y nunca consultando con el pueblo, la Administración, en este caso el ICONA, se comprometía a plantar el nuevo arbolado y gestionarlo hasta su venta,repartiéndose a medías las ganancias, generándose numerosos chanchullos.
Los montes se empezaron a llenar de las nuevas especies; incluso muchos particulares se dejaron engañar y los plantaron en fincas de su propiedad. Recuerdo, siendo yo muy niño, acompañar a mi padre y a Carlos, mi hermano mayor, a una finca que teníamos en La Cutsada a rozar la maleza que salía entre los pinos plantados por mi padre para que crecieran más y evitar que un posible incendio las devorara, algo que finalmente, a pesar de todo, ocurrió.
En la zona de Cangas y todo su entorno la especie más utilizada fue esa, el pino, o mejor dicho los pinos, porque se utilizaron varias especies. El "ocalito" tuvo poca implantación porque son muy sensibles a las heladas que se dan en la zona; sin embargo en toda el área cercana a la costa el ocalito lo invadió todo; desde Galicia al País Vasco hay una plantación de tal calibre que más bien parece que nos encontremos en Australia o Nueva Zelanda, de donde parecen proceder, que en el Cantábrico.
Como era algo que nos afectaba a todos, el Cuelmu colaboró con el resto de grupos ecologistas asturianos en varias campañas contra estos nuevos "caballos de Atila".
Todos los grupos ecologistas de Asturias conocíamos el caso de Ibias; en esta zona el número de incendios era preocupante, figurando a la cabeza de los que se daban en España. La Administración encargó a una empresa la realización de un estudio para averiguar cúal era la causa. Las conclusiones, que implicaban a la Administración, nunca se hicieron públicas; en ellas el origen de todo estaba en la plantación masiva de pinos en los montes.
Estos montes, muy desarbolados desde épocas antiguas, mantenían sin embargo muchas zonas de pastos y estos pastos eran el sustento de la ganadería que permitía la supervivencia de numerosos pueblos; con las plantaciones desaparecieron los pastos y motivó un éxodo rural que se acentuaría posteriormente por el imán que supuso la minería en Tsaciana, Degaña y Cangas. Ibias se vació, excepto Tormaleo, con su propia minería, y la capital del Concejo, San Antolín, por su vinculacíon al sector servicios. Los incendios de los pinares eran la venganza y la única arma que tuvieron los desposeídos.
Algo que nos indignaba profundamente era que además estas plantaciones se vendían, y se siguen vendiendo, a la opinión pública como repoblaciones forestales, algo totalmente alejado de la realidad. Los pinares, los eucaliptares, las choperas...son plantaciones, es como plantar, pongamos por caso, patatas, con la diferencia del tiempo de espera para la cosecha, en la patata unos meses y en los árboles unos años: Cumplido su tiempo todos son cortados, ¿dónde está la repoblación?. Repoblar es otra cosa, es plantar algo para que perdure, él y sus descendientes.
Esta política forestal ha pervertido los paisajes rurales en todos los sitios. La vegetación autóctona sobrevive en núcleos muy reducidos y la innumerable variedad de paisajes que existían antes y que dotaba a cada lugar de unas características propias y diferenciadoras, ha cedido su lugar a un paisaje uniformizado en el que los diferentes lugares se parecen unos a otros. Eso sin tener en cuenta las profundas relaciones y dependencias entre las diferentes comunidades de seres vivos instalados en un determinado sitio y las alteraciones que produce un cambio del paisaje y la introducción de seres ajenos al lugar.
Pinares de la Sierra del Pando, al lado de Cangas. 2017
Un trozo del extenso pinar de Santana cercano a Cangas. 2017

En los días que escribí el borrador de este capítulo, se estaba produciendo una gran polvareda a raíz de la declaración oficial y su publicación en el BOE por parte del Ministerio para la Transición Ecológica de España, de considerar especie exótica invasora a tres especies de pinos y el debate sobre los eucaliptos. Una especie exótica invasora es aquella que se trae de otro lugar y que por su facilidad de adaptación y de reproducción es capaz de competir y de desplazar a las especies propias de cada zona, provocando así una alteración grave en todos los ecosistemas.
Pronto han surgido voces de protesta, que proceden básicamente de técnicos y de profesionales  del sector forestal. Está bien que cada cual defienda su puesto de trabajo, lo que no es admisible es hacerlo mediante bulos y patrañas; ingenieros y catedráticos del sector, todos ellos sesudos científicos, tratan de convencernos, antes simplemente nos imponían, que los pinos son autóctonos, que son beneficiosos y que además crean muchos puestos de trabajo.
Pero la naturaleza, que es la más sabia en este campo, nos enseña que la vegetación autóctona de un lugar es aquella que mejor ha sabido adaptarse a las condiciones que este presenta. En toda la cornisa cantábrica no son una especie autóctona y argüir que en algún momento lo fueron no es suficiente para su defensa. Parece ser que durante el Tardiglaciar (14.000-8.000 a.C.) sí los había porque se adaptaban bien a las condiciones climatológicas imperantes y a los suelos poco desarrollados dejados por una actividad glaciar ya en retroceso. Pero en el Holoceno, periodo en el que aún nos encontramos, las cosas cambiaron mucho; desde el 8.000 a.C. las temperaturas y la humedad comenzaron a subir y acabaron provocando la expansión e instalación de la vegetación caducifolia. Los pinos no pudieron competir con ella y se extinguieron, reapareciendo no hace mucho tiempo pero ya debido a la mano humana que los ha plantado.
Uno de los tres pinos, el pinaster, mal llamado pino gallego y que en esa zona es considerado, erróneamente, como un "pino del país", fue ampliamente plantado en nuestra zona y sin duda fue el culpable de la alergia que me provocó esta especie durante mi juventud, plantado además en unas densidades exageradas que acababan con todo y esquilmaban el suelo. Aún subsisten algunos ejemplares dentro de Munietsus, en la entrada a Decutsada, aunque algunos, no sé todavía la causa, se están secando y manchas más significativas, también en Decutsada pero mayormente dentro del Monte de Oubachu, entremezclados con masas de pinos silvestres y de rebotsos y abedules que pugnan por instalarse y desplazarlos.
Pinaster, algunos secándose, rodeados de robles en decutsada (Reserva). 2018
Petraea contra pinaster, Decutsada (Reserva). 2018
Pinares en Decutsada (Reserva y Monte Oubachu). 2018
Pinos pinaster y sylvestris en decutsada (Monte Oubachu)
Pinares en Decutsada (Monte Oubachu). 2018
Pinus sylvestris en la Veiga´l Pumar. 2018

A esos gestores y defensores de esta especie solo decirles que ya figuraba, el pinaster, desde el 2.000, en la lista de las cien especies exóticas invasoras más dañinas elaborada por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).
Sobre los eucaliptos ¿que decir?, el comité asesor del Ministerio aconsejó su inclusión en este tipo de especies. De nuevo polvareda y al final el Ministerio no lo incluyó. Por cierto el Gobierno del Principado se planteaba llevar el asunto a los tribunales en caso de su inclusión; ese Gobierno que esgrime eslóganes como "Asturias paraíso natural" ¡cuánta hipocresía! ¡cuántos intereses!

La Ruta a Las Tsagunas 39 Estrés hídrico. Vistas desde el final del Ríu Las Fayonas.

  Vistas desde granda en teso Furmigueiros-Los Tsagozos, desde la senda. 23 septiembre 2.000. La estación meteorológica de Las Tablizas está...