![]() |
Munietsus en julio de 2018. |
Contaba un guarda de Munietsus que era de Oubachu que una vez andando por el avesíu del Vatse Cabreiru, donde la roca también aflora cada poco, encontró una cueva que no conocía. Estuvo un rato en la entrada y cuando decidió entrar en ella se vio sorprendido por un oso que salía de ella a toda pastilla. No le dio tiempo ni a coger su arma reglamentaria. Quedó paralizado, sin tiempo para reaccionar. Pero el oso no iba por él, debía estar tan sorprendido como el guarda, y lleno de miedo se precipitó por el farallón rocoso que había allí mismo, del que debió de salir más o menos ileso por que el guarda no halló resto alguno cuando inspeccionó el lugar.
Tras el Cutsadietsu la sierra vuelve a ascender. Ahora y hasta su final en La Riela los mapas la llaman Sierra de Pena Ventana o de Bergueda. Pena Ventana sí es un nombre popular y se le aplica al ancho pico que constituye la cota geodésica de la sierra (1374 m.). Tan ancho que cerca de la cota hay una pequeña laguna, La Tsaguna de Brigueda (de ahí Bergueda, evidentemente mal transcrito).
En la suave pendiente que lleva a la tsaguna y a la cota está El Calechu de Pena Ventana, una de las joyas etnográficas de la zona, que aún conserva en la actualidad la totalidad de su perímetro. El calechu era una trampa para atrapar al tsobu, tanto al tsobu normal (canis lupus signatus) como al tsobu cerval (lince boreal. lynx lynx) cuya presencia en la España húmeda está fuera de duda pero que acabó siendo exterminado.
![]() |
En el centro El Calechu de Pena Ventana pegada al camino y antes de la cota geodésica (yendo desde Oubachu). Foto Google |
Viendo El Calechu uno se puede preguntar cuántas horas y cuántas personas fueron necesarias para acumular tanta piedra y levantar ese recinto cuadrangular de aproximadamente 45 X 31 metros, con unas paredes hechas en seco, sin argamasa, en torno al metro de anchura y la altura suficiente para que el tsobu, una vez dentro ya no pudiera salir. Algo que se reforzaba, a modo de corona, con unas tsousas saledizas, como el cortín, solo que en este caso hacia dentro.
Aprovechando la pendiente, la pared superior estaba casi a ras del suelo pero muy alta por dentro y el tsobu era atraído por una cabra atada en una zona central algo elevada para que fuera bien vista y oída, porque el cabrito no cesaba de berrar. No todos los tsobus caían en el engaño porque son animales muy astutos y sospechaban algo. Pero a veces la tentación era tan grande que ¡zas!, ¡adentro!. Nada más "aterrizar" el tsobu se daba cuenta de que estaba atrapado y no cesaba de buscar una vía de escape, pero no había manera. Se olvidaba de la cabra y el instinto de supervivencia podía más que el hambre que pudiera tener. Cuando un lugareño descubría que un tsobu había caído en la trampa avisaba a los pueblos cercanos y acudía mucha gente. A pedradas cuando no había armas de fuego o a tiros cuando las hubo, acababan con el odiado "bicho". Muchas veces el pobre cabrito, utilizado como cebo y que había escapado de las garras del lobo, moría porque su corazón no había aguantado tanta tensión.
Supongo que mucha gente de los pueblos cercanos, Larna, Oubachu, La Veiga´l Tachu, Mual... participaría en levantar la construcción ya que el tsobu, que mataba cabras, ovejas, vacas y caballerías cuando escaseaban los animales silvestres, era enemigo de todos. Me acuerdo, durante mi infancia en Mual, de una vez que llegaron al pueblo dos personas con los restos de un tsobu que habían abatido en el monte. Recorrieron el pueblo, casa por casa, seguidos por un tropel de asombrados nenos, como yo, y en todas ellas eran aplaudidos y recompensados, bien en monetario o bien con algún producto.
Dicen que el lobo es el mejor cazador por estos lares, el más experto y hábil y que siempre lo hace en grupo. Yo nunca lo vi en acción, pero sí vi alguno de sus efectos. De excursión, como casi siempre solitaria, por el Vatse Cabreiru, había bajado hasta el pueblo de La Veiga´l Tachu para iniciar desde allí y ascendiendo la visita. Conocía algo de la primera parte de la ruta, donde había localizado un pequeño castro. Iba pensando en el relato del guarda sobre el osu cuando de pronto me encontré con los restos de un xabaril adulto, y digo restos porque el animal no estaba completo, solo tenía un trozo del tronco y las patas de atrás. Pero lo que más me impresionó fue ver como en un radio de diez metros toda la maleza estaba aplastada. Allí había tenido lugar una feroz lucha y pensando en ella noté como se me iban erizando los pelos del cogote. Fue como un repelús instintivo y creo que fue la primera vez, y también la última, que sentí miedo en el monte. No me dejé dominar por el pánico ni pegué la vuelta, observé detenidamente todo el entorno para asegurarme de que estaba solo y lo primero que hice fue aprovisionarme, con ayuda de una navaja que siempre he procurado llevar en las salidas, de un buen palo, que me acompañó durante el resto de la excursión. Había sido una reacción instintiva, algo ajeno a la lógica, ya que esta me decía que el tsobu nunca ataca a las personas, al menos por estas tierras.
En el mismo Munietsus, cerca del Pozu´l Pielago, vi algo parecido. Un precioso roble se había caído y formaba un puente natural sobre el río. No perdí la oportunidad de usarlo para pasar a la otra orilla, rápidamente y sin mojarme. Pronto hallé los restos de un corzo que, como al jabalí, le faltaba la cabeza, las patas delanteras y parte del tronco. Allí no había restos de resistencia, seguramente el lobo lo sorprendió cuando estaba bebiendo agua en el río. Además ¿qué resistencia puede presentar un desvalido corzo cuya única defensa consiste en la huida?. A los pocos días volví al mismo lugar pero ya no quedaba resto alguno.
![]() |
En el árbol caído con Jose un amigo mío. La foto nos la hizo Carmen su mujer, también gran amiga mía, hacia 1986. |
Admirable animal el tsobu que ha sabido sobrevivir a siglos y siglos de persecución. Ni culpo ni critico a los que nos precedieron por haberlo hecho, eran otros tiempos y el tsobu era una amenaza real para su supervivencia, para su ganáu, del que dependían en buena medida. Pero en la actualidad su impacto es mucho menor y los daños que ocasiona deben de ser sufragados con fondos públicos. Como en el caso del osu su conservación no debe recaer sobre las espaldas de los campesinos y ganaderos, es algo que debemos costear entre todos y para eso están los fondos públicos.
Se le persiguió con trampas como El Calechu o similares, con crueles cepos y lazadas o abatido a tiros cuando se cruzaba con un cazador. Aparte de tener que lidiar con los temidos mastines que, protegidos con "carrancas" en torno a su cuello para evitar ser mordidos en esa zona tan delicada, no solo defendían el ganáu si no que se atrevían a perseguirlos durante días y días. En Mual había uno, de Casa Mateo, al que llamábamos "León" y a veces estaba hasta una semana, siete días, persiguiéndolos por el monte. Cuando volvía al pueblo llegaba derrengado y con huellas de feroces batallas. Pero ningún tsobu, solo o en grupo, pudo con él. Murió de viejo y su piel estuvo mucho tiempo secando pegada a un orriu, algo que a los guajes nos dejaba perplejos pues lo teníamos por inmortal, no nos creíamos que pudiera estar muerto, ¡tal era su corpulencia y vigor!.
No hubo piedad con el tsobu y pese a ello ha logrado sobrevivir. Es el superdepredador de nuestra fauna autóctona, como un león en la sabana africana o un tigre en la jungla asiática y debería ser un orgullo para nosotros contar con su presencia por nuestros montes. Es un ejemplo de espíritu indomable, amante de los suyos y de la libertad por encima de todo. Alguien me contó el caso de uno de ellos cuya pata quedó atrapada en un cepo de afiladas puntas. Pugnó y pugnó por escapar de aquella mordedura que lo retenía y cuando se dio cuenta de que era imposible, el mismo, con sus propios dientes, royo su pata por detrás de la parte atrapada. Todo con tal de recuperar su libertad. Por eso lo admiro y aspiro, como otros muchos, a su recuperación y que no sea solo su espíritu el que vague por nuestros montes en completa libertad.
No os negaré que me ha alegrado la reciente decisión del Ministerio para la Transición Ecológica sobre el lobo. Veréis, en España el lobo era considerado como una especie cinegética más a la que se podía cazar de forma legal. Si disponías de 6.000 euros, un millón de las antiguas pesetas, y carecías de escrúpulos, lo podías hacer. Los guardas forestales te guiaban en las diez salidas que, como media, había que realizar para abatir al esquivo cánido.
Primero se prohibió su caza al sur del río Duero, donde su número se había reducido alarmantemente, desapareciendo de muchos lugares. Recientemente este Ministerio ha extendido el veto al resto del territorio peninsular. Solo lo podrá matar la guardería si se considera que su población supera la estimada prudencialmente, lo que pese a ello supone un avance respecto a la situación anterior.
Veremos en que acaba el tema porque se ha organizado, al Norte del Duero, incluida Asturias, una oposición a esta decisión y están presionando para que se derogue y se vuelva a la situación anterior.
No se ven tan claramente como la tsaguna de Brigueda y el Calechu de Pena Ventana, pegadas al camino-pista que recorre toda la sierra, las grandes explotaciones auríferas de época romana en todo el entorno de Ratu y de Cagatseitu, que inexplicablemente no están recogidas en la carta arqueológica de nuestro concejo y que ya mencionamos nosotros, aunque solo con fotos de Google en el capítulo 33 de este blog. En la tesina yo sí tenía catalogada una (El Cotrión de Ratu- El Cuevo) y apuntaba a otras como posibles. Volando con Google Maps ya no me cabe ninguna duda, sobre todo las de Ratu, y por su gran volumen precisan de una investigación más detallada. Lo mencionamos aquí para que no caigan en el olvido. Estas y las tampoco catalogadas de Eirrondu y San Romanu de Bisuyu (ver fotos en el capítulo 38 de nuestro blog) quedan para nuevos investigadores, amantes del monte y de nuestra tierra.
El collado de Cutsadietsu no es como otros, pongamos el de La Cutsada de Mual-Moncóu como ejemplo, un estrecho paso entre dos elevaciones. Cutsadietsu prolonga su baja altitud durante un rato. Tras un suave y alargado tesín, apenas perceptible, la sierra comienza a elevarse en dirección a Pena Ventana. Tras ascender algo más de 100 m de desnivel nos encontramos con El Caleiru, topónimo que se extiende hacia abajo, dándole también el nombre a un pequeño vallecillo (Regueiru Caleiru) por encima del pueblo de Oubachu.
![]() |
El Cutsadietsu. |
![]() |
Localización de El Caleiru. 31-julio-2020. |
![]() |
Localización esquemática de El Caleiru, no aparecen los hornos pero sí el topónimo en el mapa de 1953. |
![]() |
Mapa del 53 con El Caleiru en detalle. |
Sobre El Caleiru había en Oubachu varias noticias y leyendas conocidas por las personas mayores. La más verosímil es la que dice que en dicho lugar se sacó cal con destino al Monasterio de Courias. Aquí estaría el horno de cocer la piedra, a la vera de un lugar conocido con el nombre de Los Fornos o Pena L´Ancanta, en donde otra leyenda dice que los moros tenían enterradas campanas.
Pero la propia Pena L´Ancanta tiene a su vez otra bonita leyenda que decía que la pena estaba ahuecada y que en ella vivía una mujer encantada, que se pasaba la mayor parte del tiempo "filando", o sea transformando la tsana en filo con el que poder coser y tejer prendas y otros enseres, y a la que se oía cantar todas las mañanas e incluso ver cuando salía a tender, en los praus cercanos, la ropa de su colada.
![]() |
No he podido resistir la tentación de reproducir las fotos y comentarios de Jose Antonio en su blog El Blog de Oballo con fecha 22-junio-2011. |
![]() |
Una pena que Jose Antonio haya dejado de escribir y de enseñarnos cosas de su tierra, una tierra que también sentimos como nuestra. |
![]() |
Ampliación de su foto de Pena L´Ancanta. |
Tengo que decir, en honor a la verdad, que cuando yo analicé El Caleiru pensé que todas las huellas encontradas estaban relacionadas con la minería aurífera romana. Varios motivos me inducían a ello. Por un lado Sánchez Palencia y Valentín Suárez tenían catalogada en esa zona una explotación con el nombre de El Calero. Sánchez Palencia es a día de hoy uno de los mayores especialistas sobre el tema y tuvo la suerte, en sus inicios, de colaborar con el geólogo de la Universidad de Oviedo (Uviéu) Valentín Suárez que lo supo instruir perfectamente. Valentín creo que era de Allande y conocía de primera mano la minería romana del oro. Su trabajo con una empresa dedicada a buscar dónde había oro, perforar con aparatos modernos y evaluar la riqueza aurífera de ese terreno para saber si era rentable explotarlo, le había llevado a conocer muchos sitios donde los ingenieros y técnicos romanos ya habían hecho lo mismo, eso sí con otras técnicas y culminadas en muchos casos con auténticas explotaciones. No lo sé con seguridad, pero es probable que Valentín hubiera perforado en la zona de El Caleiru y conociera la presumible explotación aurífera de época romana.
Pero es que además los primeros hallazgos que yo mismo encontré apuntaban en esa dirección. Había comenzado la excursión prospectora en La Riela, donde cogí la Sierra de Pena Ventana, siguiendo el camino que la recorre aunque con continuas subidas a las cimas y desplazamientos laterales que mejoraran las espléndidas vistas que surgían ante mis maravillados ojos. Primero me llamó la atención la Tsaguna de Brigueda, situada a una altitud muy elevada, casi tanto como la cota de Pena Ventana, la máxima de la zona. Sospeché que pudiera tratarse de un embalse colector, de la fonte del mismo nombre (la Fonte Brigueda) y del agua de lluvia del entorno, destinada para las posibles cortas de la zona.
Más abajo encontré algo aún más llamativo, un buen rellano en el mismo cerro de la sierra, con forma de cuarto de luna, que por su forma me recordó un bonito embalse en el Monte La Vilietsa vinculado a las grandes cortas de El Curralín. Lo interpreté como un embalse de agua que el tiempo había ido rellenando hasta colmatarlo completamente, un embalse de ataque pues justo a sus pies había una buena excavación que basculaba mayoritariamente hacia Oubachu. El supuesto embalse medía aproximadamente 33 metros de largo por 12 m. en su zona más ancha y hasta tiene nombre propio: L´Era Colás.
Siguiendo una interpretación lógica y uniendo entre si los hallazgos la conclusión parecía evidente: el embalse colector de La Tsaguna Brigueda le llevaría agua al embalse de ataque de L´Era. Las carriles (caminos viejos) de la sierra parecían indicar que el canal que unía los dos embalses lo haría por la ladera de Bustantigo, que vierte al Vatse Cabreiru y en donde se podría surtir de algún arroyuelo más, sirviendo también para la corta de La Fana, la otra explotación aurífera de la zona. También a L´Era Colás le podía llegar agua por la otra vertiente (la del Narcea) pues por ella aún había en épocas recientes, años 80, una presa, la Presa del Parragón, que llevaba agua a los praus que había en dirección al Cutsadietsu y cuyo origen bien podía remontarse a época romana.
La zona excavada había creado una fosa en el mismo cerro, con un pequeño tesín antes de que esta vuelva a descender. Parecía una excavación en primario que basculaba y se prolongaba en dos direcciones, hacia La Veiga´l Tachu y hacia Oubachu. Entre ambas basculaciones tenemos una especie de circo central. abierto en roca pura y con muchos trozos cortados de forma totalmente vertical, algo que me llamo la atención porque parecían cortados en seco, sin utilizar agua, algo novedoso en la minería aurífera de Asturias donde el agua era la energía básica, empleada incluso en las cortas de roca viva, pero no infrecuente en otras zonas donde no abundaba el líquido elemento, como por ejemplo en la zamorana de Pino del Oro.
En este circo central se ven algunas cuevas o túneles en dirección a Oubachu. Una atraviesa totalmente el farallón rocoso que envuelve dicho circo, con una longitud de cinco metros y que seguramente sea La Pena L´Ancanta mencionada antes. Entonces las interpreté como prospecciones o cortas siguiendo determinados filones auríferos.
Lo que llamamos circo central es más bien una especie de rectángulo que basculaba mayoritariamente hacia Oubachu, con una prolongación hacia la derecha que luego dobla, más o menos en ángulo, hacia la izquierda y que ya vierte hacia La Veiga´l Tachu. En esa dirección también bascula otra corta, pequeña, que queda al lado pero ya fuera del hoyo rectangular.
Por su parte la continuación contra el lado de Oubachu (siempre orientándonos desde dentro como en el caso anterior) gira hacia la izquierda y luego algo hacia la derecha y acaba hacia abajo desglosándose en varias cortas, ya en terreno pendiente.
Para hacer más fácil la descripción e interpretación del lugar, reproduzco un tosco esquema que había hecho sobre el terreno, cuando pensaba que era una explotación aurífera. No tiene escala, solo era un boceto y las huellas de las cortas ladera abajo aparecen más pequeñas de lo que en realidad son.
![]() |
Esquema cantera de El Caleiru. |
Las flechas indican las diferentes basculaciones y los puntos dibujados (.) son hoyos circulares de varios metros cada uno cuya función no supe descubrir pero que relacioné con las labores mineras. Algunas de las cortas se asemejan mucho a la forma que tienen los potentes fosos de algunos castros, siendo alargadas y profundas, mientras que otras son más cortas y menos profundas.
Interpretaba que la corta se había iniciado del lado de Oubachu y que había ido ascendiendo hasta llegar al cerro y al comprobar que continuaba habiendo oro se iniciaría la corta del lado de La Veiga´l Tachu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario