10/29/2021

El Monte y el guía de Munietsus 71


La Granda´l Campu y Fontuteiru vistas desde un poco por encima de L´Era Farruco. 27-julio 2018.

La Granda´l Campu posiblemente haya sido quemada en el pasado, aunque yo nunca la vi en ese estado por lo que es de suponer que los incendios fueran muy tempranos, cercanos a la época de su abandono como zona de pastos. Posee, por lo tanto, unos ganzos muy desarrollados y en cuanto llegue la tsande seguro que harán brotar nuevos robles. El abedul participa poco, aunque ya hay una orla en las partes más altas, pero en el corazón de la granda lo tiene más crudo. sus semillas pueden "volar" hasta ahí pero no logran enraizar por la alta insolación existente. Tendrán que esperar a la sombra que les brinden los quercus.

Progresión del bedular en las partes altas de la granda. 29-julio 2018.

 Del desarrollo del ganzal puedo dar testimonio en primera persona. Hace ya muchos años, algunos antes de mi etapa de guía, estábamos mi amigo Manuel (El Montañés) y yo realizando una excursión por la sierra de El Cabrón, disfrutando de sus espléndidas vistas. No se exactamente donde nos pilló una horrorosa tormenta, que aguantamos estoicamente ya que no teníamos un sitio donde refugiarnos. No era verano y el tiempo cambió bruscamente. Se puso realmente frío y muy húmedo, no cesando de lloviznar. No estábamos preparados para aquellas condiciones y decidimos dar por concluida la visita.

Completamente mojados y entumecidos por el frío, iniciamos el regreso. Pensando que acortaríamos terreno en el entorno de Fontuteiru decidí echarnos monte abajo, procurando evitar las peñascas de La Furcadietsa, yendo a dar justamente al inicio de la granda. Éramos jóvenes y grandes amantes del monte mi amigo y yo pero el tramo se nos hizo muy pesado. Desplazarse por entre aquellos grandes ganzos era una labor lenta, muy lenta y cada poco uno de ellos te impregnaba del agua que contenía haciéndote tiritar de frío. La granda parecía no acabarse y chorreábamos agua y sudor por los cuatro costados. 

No recuerdo si llegamos a conectar con la vieja senda que subía a Fontuteiru desde El Pradón Se ve en la foto) que hubiera facilitado el descenso, aunque me temo que no. 27-julio 2018.

Al fin llegamos a la vieja pista maderera de Las Tablizas y acabamos en casa de mi tía Nieves, en torno a la cocina de carbón, agradeciendo el calor que desprendía. Recuerdo que metimos nuestras botas, aquellas botas militares negras que no te aislaban de la humedad y que estaban llenas de agua, en el horno de la cocina para que se secaran algo y usando la barra de la cocina para hacer lo mismo con los calcetines. Una de mis botas debió de quedar cerca de la fuente de calor y se contrajo mucho por un lado. Con gran esfuerzo pude volver a ponérmela pero no la pude volver a utilizar nunca más y lo sentí pues les tenía cariño, tenían un cuero muy flexible y fino que no te hería nunca los pies.

También relacionado con "campo" es la Vatsina Entrambuscampus que por lo que dice está entre dos de ellos. Uno puede ser la granda pero el otro, que debería quedar contra el Faéu Lus Azores, me es totalmente desconocido (a no ser que se refiera a El Pradón, que no deja de ser un gran campo). De cualquier forma "campo" hace referencia, como mínimo, a zonas de buenos pastos. 

Nuevo arbolado que está colonizando la Vatsina Entrambuscampus y la especie de outeiru que posee el tesu y algo más arriba donde el bedul, fijaros que destaca por su color más claro, tiene un gran protagonismo. 28-julio 2018.

Buenos pastos habría también por encima de El Pradón, en la vertiente izquierda del Vatse La Rapiega, donde había dos camperas. La mayor volteaba algo contra el teso que ya accede a Tseira Gruesa. 

La Granda´l Campu y las dos camperas del Vatse La Rapiega. Foto Google.

Igualmente en el Tesu´l Paxaru, tanto por encima como por debajo de las cabanas de la braña, había camperas y luego estarían zonas cercanas de Bisnuevo, donde además de praus podía haber zonas de pasto.

Lo que más dudas me plantea de esta posible braña equinoccial son las cabanas, no solo porque son solo tres si no por sus pequeñas dimensiones, incapaces de albergar yerba o animales. Cada cabana estaba relacionada con un prau, pero este tipo de relación se da en muchos praus normales que nada tienen que ver con una braña y que debido a su alejamiento del pueblo se construyeron para tener un sitio donde poder guardar diferentes aperos. Aunque nunca las hay en grupo, como en este caso, constituyendo un espacio perfectamente diferenciable del resto. La que mantiene aún parte de sus muros, no nos sirve como modelo porque se intento reutilizar, alterando con ello su fisonomía original.

Restos de la cabana que se intentó reconstruir en épocas más recientes. 29-julio 2018.

El pequeño habitáculo, creado sobre los cimientos originales, aconsejaron a su propietario, tras levantar varias hiladas de piedra, construir una nueva. Esta se construyó, y se volvió a rehabilitar más tarde, en el interior de El Pradón, donde un camino, que conectaba con una prolongación de la vieja pista maderera de Las Tablizas por Bisnuevo, la hacía mucho más accesible. Lo que también propició la eliminación del tramo de la pista que atravesaba El Pradón, uniéndola sin más al espacio del prau. Se cortaba así el acceso a la braña y se usurpaba un bien público.

El Pradón de L´Armadina con una cabaña que luego se reformaría y la braña de Mual. Todavía estaba abierta la pista que atravesaba El Pradón. 2000.


Actual cabaña de El Pradón. 29-julio 2018.

La vieja pista maderera se construiría a raíz de la puesta en marcha de las primeras cortas realizadas dentro del espacio ocupado por la actual Reserva, a finales del siglo XVIII y estuvo en funcionamiento hasta la creación de la actual pista a Las Tablizas, activa ya sin dudas durante las grandes cortas iniciadas en la década de los cincuenta del siglo pasado..

Posiblemente utilizó un antiguo camino del pueblo que de alguna forma tenía que poder acceder a El Pradón y a todo su entorno, así como para poder entrar y salir de Las Tablizas, un simple caserío aislado a la entrada del Monte. El camino existente debía de ser muy tosco y llevar el ganáu, y sobre todo sacar la yerba para llevarla al pueblo sería más costoso y mucho más lento. Ello refuerza la idea de que una braña en tal lugar tuviera más sentido, una braña plenamente equinoccial.

El Vatse Lus Putseirus, un valle del Monte Mual en su totalidad, con el Tesu´l Páxaru, a la derecha de la foto, separándolo de Munietsus. 29-julio 2018.

 

El Vatse Lus Putseirus con El Pradón, La Vatsina La Veiga con La Furcadietsa que llega hasta Fontuteiru y la Vatsina Ascamperda. 29-julio 2018.

El viejo camino tuvo que ser ampliado y mejorado para que las grandes rollas pudieran ser sacadas mediante carros. Ello mejoró notablemente el acceso a esta zona por parte de los papudos y sacar la yerba no era ya ningún problema, con lo que la braña equinoccial ya no era tan necesaria.

Sea como fuera, el transito de carros y de vehículos de motor en los últimos años, hizo necesario delimitar físicamente el espacio de la braña para que el ganáu no fuera atropellado o que con su presencia en la pista entorpeciera dicho tránsito. Todavía se notan los restos de paredes de piedra delimitando la pista, tanto por arriba donde estaban las cabanas, como por debajo, en zonas de pastos. Paredes que se ampliaban por los lados, delimitando el espacio de las cabanas, solo abierto por la parte de arriba donde el Tesu´l Páxaru comienza a empinarse y donde, entre fayas y robles, hay un moribundo y  enorme quercus, uno de los abuelos de la floresta de Munietsus, que hace poco ha perdido la mayor parte de su tronco. 

Restos de las paredes de piedra que bordeaban la pista maderera dentro del espacio de la braña. 29-julio 2018.


Aún subsisten paredes muy derruidas, cerrando el espacio de la braña, en este caso de El Pradón. 29-julio 2018.

También entre los restos de las cabanas se ven, igualmente, restos de paredes que parecen aludir a la presencia de corrales anexos donde poder guardar el ganáu, lo que refuerza la función de braña de esta zona.

Restos de una cabana y de su corral. 29-julio 2018.

 

Piedras y más piedras que parecen aludir a paredes de corrales anexos a las cabanas donde alojar al ganáu. 29-julio 2018.

También contribuye a la confusión la actividad maderera que tanto afectó a esta zona y donde muchas grandas tienen su origen. Por ejemplo por debajo de las cabanas, la parte inicial del Tesu´l Páxaru, hay actualmente, junto a claros que aún subsisten, matas de avellanos, arbustos típicos en la primera etapa de recuperación de una zona talada ligada a ambientes húmedos. 

Matas de avellanos en el inicio del Tesu´l Páxaru. 29-julio 2018.



El arbolado ha cubierto todo el espacio de la braña, sepultando muchas de las paredes construidas, fueran de cabanas, corrales o deslindes.

La poca presencia de brañas equinocciales en Mual seguramente debamos relacionarla con la economía propia de un pueblo de valle. Las brañas primaverales sustituirían aquí a las equinocciales. Mual no necesitaba brañas con praus cercados, algo típico en las equinocciales, ya que estos eran abundantes en la vega primaria (Ríu Mual) y en las vegas secundarias (arroyos de vatses y vatsinas). Praus cercados y por tanto cabanas donde poder almacenar esa yerba, si son necesarios en pueblos situados a media ladera sin acceso a las vegas bajas de valle, como sería el caso del vecino Oubachu, que tiene una preciosa braña equinoccial en La Veiga´l Pumar.

La ventaja de poder llevar a la braña a la vaca paridera y a las crías, algo que se da en las equinocciales y que no es posible en las primaverales, sería asumible por una economía con más recursos de cara a la alimentación del ganado, más estabulado, con más yerba, no solo la seca almacenada si no también la "ceba" (hierba fresca) y más tierras cultivables, algunas dedicadas a la alimentación del ganáu. Sin olvidarnos que estas vacas, a las que había que ordeñar, al permanecer en el pueblo evitaban la labor de trasladar la leche de la braña al pueblo.

En realidad son los productos que necesita una vaca, que tiene que pasarse como mínimo tres o cuatro meses en la corte, los que limitaban el volumen del ganáu. De nada servía poseer extensas camperas de yerba de diente capaces de satisfacer a numerosos animales, si luego no se disponía de los recursos necesarios para mantenerlos el tiempo que obligatoriamente tienen que estar estabulados. La búsqueda de ese equilibrio es muy fácil de conseguir cuando la miseria es lo que predomina. A nuestros abuelos no les sobraban ni los pastos ni los productos forrajeros. No sabemos el volumen de su cabaña ganadera pero esta debía de ser más bien reducida.

Agotados los pastos, brotes y hojas accesibles de las brañas primaverales, el ganáu se subía a las brañas más altas, que serían las estivales, en donde sus alimentos ya estarían plenamente desarrollados. La braña estival por antonomasia de Mual se hallaba, como no podía ser de otra manera, en sus montes más altos, en el entorno de El Cabrón, pero no en lo más alto que era de Moncóu.

Alguien me comento en Mual que había habido un pleito entre este pueblo y el mío, sobre quién tenía derecho a la caza en el avesíu del valle. Moncóu defendía que todo el terreno por encima de La Carril de Moncóu (camino carretero que llevaba a La Veiga Moncóu, su braña) y los más altos del resto de la sierra hasta el linde con Munietsus, formaba parte de su Monte. Siendo suyo lo lógico era que los aprovechamientos derivados de él también les pertenecieran.

Según mi informante la justicia fayó a favor de Mual, estipulando que la caza pertenecería a Mual y que los pastos, que es lo que ahora nos interesa, serían compartidos entre ambos pueblos, los pastos de altura, claro. Pero no tengo confirmada esta información.

La Veiga Moncóu era una braña estival situada en un cutsáu (collado) de la sierra, justo antes de la subida a El Cabrón. Utilizaba los aledaños y la cresta serrana anterior a la braña (El Cimbo d´Asturias) y la posterior (El Escanín), basculando algo por las laderas que vierten sobre Riumulín de El Pueblo de Rengos y también el ancho y rechoncho El Cabrón. Pero además utilizaba el fondo de valle de Reiduz, progresando, algo que aún me falta por confirmar pues también podría pertenecer a Mual, por las zonas altas y medias de Tesu Gordu y su ladera desarbolada. Aquí había buenas camperas, como la chanada que hay en la unión de Tesu Gordu con Tesu Tsazaru, a 1300m. de altitud y numerosas camperinas por debajo y por las zonas superiores, mucho más pindias y por donde a las vacas les gustaba "engaramarse". 

En azul y rojo, sobre Tesu Gordu, camperas que antes estarían todas unidas, dependientes de La Veiga Moncóu o del Chanu´l Tsazaru. Foto Google.


La campera del centro se situa en la confluencia de Tesu Gordu con Tesu Tsazaru. ¿De Mual o de Moncóu?. Foto Google.

La Veiga se beneficiaba de una excelente fonte, metida entre el arbolado del valle. Veiga y fonte estaban unidas por un buen camino, tan bueno que hasta aparece su trazado en el mapa de escala 1:50.000 de 1953. La duerna es un curioso topónimo que no abunda por nuestra zona, ni en Mual ni en Munietsus vuelve a aparecer aunque sí lo hace en otros rincones del concejo. Una duerna era una artesa, es decir un receptáculo rectangular en el que sus cuatro lados internos se van estrechando hacia abajo. Estaba hecha en madera o piedra y tenía diversas utilizaciones: dar de comer al ganáu, incluidos los gochos; hacer el pan, recoger vino o sidra, pila para recoger agua o fregar en ella, actividades relacionadas con el samartino... 

En el cutsau del fondo del vatse de Reiduz es donde está La Veiga Moncóu y un poco a la derecha, entre el arbolado, La Duerna. 31-julio 2020.


En el centro La Veiga Moncóu y el camino a La Duerna. Mapa de 1953


Duerna de piedra, expuesta al lado de "la playa" de Cangas. 5-agosto 2017.

En realidad, aquí La Duerna es el nombre que se le da a una gran fuente, derivada seguramente de la forma que se le dio a un abrevadero donde pudiera beber el ganado y del que no sé si subsiste algún resto o si el tiempo lo ha borrado del todo.

Ya hemos hablado de la relación tan estrecha que hay entre el campo base de una braña y el agua, pues el ganáu la consume en grandes cantidades y de forma periódica, ejerciendo también una atracción para que este se congregue de forma natural a su lado. Creo que no hay ninguna braña que no posea una fuente o que al menos esta se halle en su entorno inmediato, como en el caso de La Duerna.

Guardo muy buenos recuerdos de La Veiga Moncóu, donde mi mente aprendió a volar sobre espacios arbolados. Sentado en una esquina despejada de la braña, enfrente de Riumulín y los otros bosques de El Pueblo (Rengos), podía pasar horas y horas oteando aquel increíble paisaje. Suspendido en el tiempo y en el espacio y ajeno a todo, excepto a las sensaciones que se iban despertando en mi interior. Todo era mágico y los robledales y los fayéus se sucedían unos a otros "hasta el infinito y más allá, como diría un personaje de Toy Story. Desde allí no se veían las grandas que también abundan en estos montes, mirara donde mirara todo era una sucesión de bosques y al mirarlos te acababan hipnotizando y atrayendo como un regazo maternal, dulce, cálido, protector... 

10/15/2021

El Monte y el guía de Munietsus 70


Silueta del Tesu La Granda´l Campu con una especie de outeiru en la parte superior. Visto desde Prau Nuevu. Noviembre 2.000.

 Las etapas de la dinámica forestal que mencionábamos en el capítulo anterior pueden verse alteradas por los incendios. Durante mi estancia en Mual, en el segundo o tercer año de guía, surgió un incendio, lo de surgir es un decir porque en realidad los incendios siempre son provocados. Este afectó a la zona del avesíu.

Yo ya había tenido una experiencia con el fuego, de la que había salido un tanto "chamuscáu" y no me refiero a que me hubiese quemado, herido o algo por el estilo, si no al impacto anímico. Los incendios siempre me han deprimido. Sin embargo cuando veo que un monte pelado empieza a resurgir, primero con los subarbustos y luego con algún tímido árbol, se me anima el espíritu.

Un día cuando ya estábamos cerca del pueblo, de vuelta de una actividad con un colegio, vimos los inicios de un incendio por la zona de Muruecos. Como eran personas muy jóvenes desistí de pedirles ayuda. Me despedí rápidamente y cruzando la Ponte La Zreizalina corrí hacia él. Como estaba en sus inicios y muy localizado pensaba que aún podía detenerlo. Me animé cuando vi que un tseirón de piedras muy menudas se interponía entre el fuego y el resto del monte. Corrí en torno  a su perímetro, consiguiendo detenerlo en las zonas por donde más problemas daría su posterior extinción ya que se acercaba a terrenos de matorral.

No recuerdo los medios que utilicé, una rama verde, a patadas...Cuando mis esperanzas aumentaban, el fuego se me escapó por el sitio más inesperado, por el tseirón. No era muy grande y la finura de su composición le permitía tener algunas folgueiras diseminadas por su interior, estando casi todas ellas secas. Fue todo muy rápido, mientras yo corría de un lado para otro afanándome en apagarlo, las llamas llegaron al tseirón y en un abrir y cerrar de ojos fueron pasando de una folgueira a otra, llegando al monte donde la presencia de subarbustos mayores pronto hicieron crecer un incendio de envergadura.

Sofocado y derrotado tuve que volver al camino y con un profundo dolor ver como el incendio devoraba el monte. Estuve varios días deprimido y no paraba de pensar que con la colaboración de otra persona adulta hubiera conseguido detenerlo.

Esta zona y la del Paramio, en la falda de La Pena Moncóu, eran zonas desarboladas donde los subarbustos nacientes eran terreno abonado para arder si alguien lo deseaba, y lo cierto es que en aquellos tiempos en muchos pueblos siempre había alguno que debía disfrutar haciéndolo y eso que ya no tenían un fin concreto, como podía ser el tradicional de conseguir un espacio apto para el pastoreo.

Como decía, detesto los incendios, me ponen enfermo. Por eso cuando me percaté del nuevo, lo primero que hice fue salir por el pueblo para ver si la gente reaccionaba y se organizaba un grupo para intentar apagarlo. Pero nadie se daba por aludido. Como era de mañana me dirigí hacia el bar de Casa Abel, donde siempre había gente a aquella hora. Allí me encontré con alguien del Ayuntamiento de Cangas que había llegado en un vehículo y que trataba de conseguir voluntarios para ir a apagarlo. Yo me ofrecí inmediatamente, pero fui el único.

Había varios chavales, algunos más jóvenes que yo y otros algo mayores. Es increíble ver como la gente se desentiende de los problemas. El Monte Mual pertenece a los vecinos del pueblo, pero nadie estaba dispuesto a defender lo que era de todos. Si se estuviera quemando una casa o la finca de alguien es posible que reaccionaran de otra manera, pero el monte como era de todos no era de nadie.

Como sabía que sin la colaboración de varias personas no había nada que hacer pensé en darle otro enfoque a la situación. Le dije a la persona del Ayuntamiento que por qué no nos ofrecía, a los voluntarios, la paga de un jornal, a fin de cuentas las brigadas que lo hacen cobran por ello. Tras pensarlo un rato accedió y entonces, ¡milagrosamente!, surgieron varios voluntarios. Anotó nuestros datos personales y partimos. No recuerdo si en el vehículo había el material necesario, sobre todo "forcones" (rozones) o si los cogimos en las casas de los voluntarios. 

Los forcones, convenientemente armados de un mango largo son muy útiles para desbrozar el matorral y para desmenuzar y alzar la tierra. 9-agosto 2020. Casa Regueras, Caguatses d´Abaxu.

Era un fuego curioso, había entrado en el faéu de Reiduz y tras devorar las grandas de las brañas, avanzaba valle arriba, pero de forma lineal, con un frente poco ancho. El faéu de esta zona era muy joven en aquella época, pero no dejaba de ser un faéu. En él el fuego no provocaba muchas llamaradas, avanzaba por el suelo, por las hojas muertas, emitiendo, eso sí, mucho humo. Era la primera vez que veía un fuego de estas características. Había pasado ya Reiduz, volteando el Tesu Vatsina Outeiru, donde se avivó bastante al encontrar matorral y terreno despejado. Decidimos, sobre la marcha, hacerle frente en el faéu Lus Azores, antes de que llegara a La Granda´l Campu, donde se convertiría ya en un fuego incontrolable. 

El Faéu Lus Azores bordeando por debajo y hacia el Este la Granda´l Campu. 27-julio 2018.

Sospecho que el interés del Ayuntamiento de Cangas en sofocar este fuego radicaba en evitar que entrara en Munietsus, la joya de la corona. Pero que se quemara el Monte Mual era para ellos algo secundario. Si no estuviera Muniellos allí, dudo que hubiera aparecido alguien. Pero para mí que se quemara el monte era un crimen, fuera de Mual, de Munietsus o de San Pedro bendito.

Fuimos en el coche del Ayuntamiento hasta La Ponte Rucabo y luego andando por el camino viejo de Tachurrosu que iba a Bisnuevo y finalmente monte arriba. Cuando llegamos al entorno del fuego nos distribuimos a diferentes alturas para intentar detenerlo y lo cierto es que lo conseguimos. Ninguno de nosotros había recibido un cursillo sobre cómo se puede apagar un incendio. Actuábamos según nos dictaba el sentido común, con gran determinación, sin escatimar esfuerzos. Si alguien gritaba ¡aquí! acudíamos presto los más cercanos.

Antes de que llegara a las zonas donde abundaba el matorral, rozábamos una parte de este para que el fuego no se "cebara" en él y adquiriera mayores dimensiones. Luego ayudándonos con tierra fuimos ahogando las llamas más adelantadas hasta conseguir su total extinción. Se veían aún algunas humaredas pero quedaban un tanto retrasadas. Patrullamos un rato todo el frente del incendio, que por fortuna no era muy ancho y decidimos dar por finalizada nuestra labor.

Cuando llegamos al vehículo, el representante del Ayuntamiento, que se había quedado en él, nos preguntó si estábamos seguros de haber apagado el incendio, pues todavía se veían hilos de humo, y le dijimos que sí. Para cerciorarnos de ello fuimos todos en el vehículo a verlo desde enfrente, en la carretera que sube al Counio, que dispone de buenas vistas, y ¡sorpresa! desde allí vimos que aún quedaban algunos focos que seguían avanzando tras reavivarse. Memorizamos más o menos los lugares y raudos volvimos al Faéu Lus Azores, no sin antes darnos un buen atracón de agua de La Fonte Tachurrosu.

Ahora las piernas ya empezaban a pesar más y el rozón otro tanto y tuvimos que emplearnos a fondo en algunos lugares, hasta que finalmente logramos sofocarlo. Para evitar nuevas sorpresas y después de examinar todo el frente de avance, decidimos esperar a que algunos rescoldos quedasen apagados del todo. En algunos puntos el fuego seguía devorando el interior de árboles viejos y decrépitos que a pesar de ello tardaban en consumirse.

Estaba con otros tres o cuatro chavales del pueblo, sentados pues estábamos muy cansados por la tensión, el "fumo" respirado y el esfuerzo realizado. Pero lo peor era el hambre que sentíamos, no habíamos comido en todo el día después del desayuno, y la tarde se acercaba. Uno de mis compis tuvo una idea, se le ocurrió que podíamos comer fayucos. Era a finales del verano y muchas fayas tenían bastantes. Con algo de escepticismo decidimos probar. 

Buena cosecha la de esta faya en 2020.

No nos fue difícil conseguir unas cuantas vainas de las ramas más bajas de fayas rebrotadas ya que las nacidas de semilla tardan muchos años en dar frutos. Los fayucos están dentro de unas vainas redondeadas que tienen como gruesos pelos bastante duros. Cuando están maduros del todo esta capsula se abre para liberar los dos fayucos que contiene, pero estas aún no lo estaban. Con la ayuda de las imprescindibles navajas, creo que todos teníamos una, fuimos abriéndolas y luego retirando la piel que envuelve el fruto, porque les comenté que esa cutícula podía contener sustancias tóxicas, las fuimos degustando. No recuerdo el sabor de los pequeños fayucos, pero no debía ser malo porque estuvimos un gran rato ocupados en esta tarea, siendo necesario aprovisionarnos de más frutos. 

Rama de faya, nacida de semilla, preñada de fayucos. 31-julio 2020.


A este fayuco, a finales de julio, aún le faltan varios meses de crecimiento. 31 julio 2020.

Tras enterrar los últimos rescoldos y comprobar que todo estaba apagado iniciamos el descenso. Esa noche dormí como un lirón, satisfecho con el resultado de la jornada. Por cierto ni yo ni ninguno de los voluntarios vimos una peseta del jornal prometido, pero personalmente a mí no me importo lo más mínimo pues el mayor pago había sido conseguir que el bosque pudiera seguir vivo, alegrándome la vista cada mañana.

Esa fue la única vez que vi arder los fayéus de Reiduz, pero la persistencia de las grandas tal vez debamos relacionarla con ellos. La de la vertiente derecha que da contra El Muntecín, La Granda La Rebotsa, es seguro que ardería muchas veces ya que los incendios de La Cutsada y del Estitseiru acabarían volteando contra esa granda.

Los incendios en los montes y más cuando son repetitivos pueden hacer "tabla rasa" de su pasado. Los terrenos pierden la fase en la que estaban y vuelven a la fase inicial, a la más degradada. Con todo no es infrecuente que de las viejas raíces rebroten nuevas guías y la regeneración sea mucho más rápida. Así una granda donde ya se han establecido algunos árboles, aunque se queme, siempre volverá mucho antes a su fase de semiarbolado. Si la granda es solo de subarbustos, tras el incendio tampoco volverá a la fase "cero" pues de las cepas de los ganzos (nuestro subarbusto más frecuente) pronto rebrotaran nuevas ramas, por lo que los incendios, más que detener el proceso lo que suelen hacer es retardarlo. Solo su repetición periódica puede provocar situaciones irreversibles, como puede ser la pérdida del propio suelo.

A las brañas primaverales de Mual que hemos descrito se subiría el ganáu hacia mediados de abril. Al disponer cada una de ellas de un amplio espacio, su utilización sería por fases. Un día el ganáu se dirigiría hacia una zona, al siguiente a otra y así hasta completar todo el espacio. Es probable que las dos brañas funcionaran de forma rotatoria. Primero en una y luego en la otra, pudiendo volver a la primera y luego a la segunda en caso necesario. Todo dependía de los recursos que cada braña poseyera antes de usar las brañas estivales.

Durante el verano y gracias a la ausencia del ganáu los pastos se irían recuperando, volviendo a un estado óptimo con las lluvias otoñales, siendo lógico que de nuevo fueran pastoreadas al bajar las vacas de las brañas de altura, pasando a ser brañas otoñales. Finalizando el ciclo cuando la nieve, que ya había cubierto las cimas hacía ya un tiempo, primero amenazaba y luego se cernía sobre estas zonas. 

La única braña típicamente equinocial de Mual era la de Lus Putseirus, pero tengo alguna duda. Prados cercados sí los había: El Pradón y aledaños, a los que habría que sumar los establecidos en Bisnuevo, dentro de la actual Reserva. Zonas de pastos comunales, también, destacando La Granda´l Campu, que en su día pudo ser una gran campera, más extensa que la actual granda porque muchos de sus bordes ya han sido colonizados por el arbolado. Su topónimo "campu" parece referirse más a un campo que a un nombre de persona (aunque en el pueblo hay una Casa con este nombre, tal vez derivado de su cercanía a Lus Pradones, que no dejan de ser grandes campos, en este caso praus al estar regados) y ello coincide además con su lenta recuperación dentro de la dinámica forestal.

Desde Las Tablizas se ve esta granda y  a veces charlando con Benjamín, el guarda, persona seria y hasta casi huraña pero que también tenía su corazoncito, me confesaba que ya tenía ganas de jubilarse y que estaba cansado de contemplar siempre el mismo paisaje y señalando a la granda concluía: "desde que vine a vivir aquí siempre la he visto así, esta como el primer día". y Benjamín llevaba muchos años en Las Tablizas.

La tardanza en la regeneración de esta granda tiene, de todas formas, varias explicaciones. Una es que debido a su gran tamaño y a que estaba totalmente desarbolada, las fuentes de semillas quedaban muy lejos de su centro y solo podían acceder a sus bordes, siendo su avance muy lento ya que los nuevos árboles tardan muchos años en producir semillas.

Otra explicación está relacionada con su localización sobre el terreno. La granda, primero bordea por encima de su teso (Tesu de La Granda´l Campu) y luego se instala sobre la continuación del mismo. Un teso bastante alomado en esa zona, con un gran espacio llaneado o muy poco tendido sobre la ladera. Esta disposición le hace ser un espacio muy soleado (otro solano dentro del avesíu) y relativamente seco. 

La Granda´l Campu, a ambos lados del tesu del mismo nombre (marcado en rojo). 28-julio 2018.

La Granda´l Campu contrasta con su entorno. Por encima de ella, hasta el Picu La Reguera y Lus Xardunzones, la ladera se empina pronunciadamente y se vuelve más avesía, permitiendo un bosque bastante desarrollado. El Faéu Lus Azores la bordea por debajo y por el Este. Un faéu joven pero como todos ellos, bastante húmedo. Por debajo está la Vatsina Entrambuscampus que yo conocí totalmente desarbolada pero que en la actualidad ya está muy colonizada por el arbolado. También ha mejorado mucho su borde contra Lus Putseirus donde el bosque, eso sí poco a poco, va ocupando los huecos aún existentes. 

Vatsina Entrambuscampus, con una regeneración del arbolado que no hace si no aumentar. 29- julio 2018.


Preciosas piedras hincadas en la Vatsina Entrambuscampus rodeadas ya de vegetación arbórea. 29- julio 2018.


Los bordes de la Granda´l Campu ya llevan unos cuantos años repoblándose de forma totalmente natural. 28-julio 2018.

  

10/01/2021

El Monte y el guía de Munietsus 69

 

Aún me quedan algunos flecos por hilvanar en el tema de las brañas de Reiduz. El más importante sería la localización exacta del Chanu´l Tsazaru, un campo base del ganáu que cobró un gran protagonismo en la fase final de la evolución de las brañas de Mual y en donde Marcelino (Francos) levantó dos cabanas, una para las personas y otra para el ganado.

En Reiduz había dos brañas de primavera. La primera de ellas estaba al inicio de este valle y la agruparemos en torno a El Chanón de La Solana, en donde estaba el campo base de la braña, con la particularidad de que la zona utilizada estaría mayoritariamente por debajo de su altitud y valle adentro. Como su nombre indica, El Chanón es un saliente muy soleado y algo llaneado, provocado por la confluencia del Tesu Vatsina Outeiru con el Tesu La Valladina, con una altitud entre 1.020-1.050 metros. Justo del lado del Chanón contra Vatsina Outeiru tenemos el significativo topónimo de La Brañina, que habla por si sola, como lo hace otro topónimo, El Cabanín, aunque este ya del Tesu Vatsina Outeiru contra Las Azoreras. 

Tesu La Valladina ( rojo), Tesu Vatsina Outeiru (en azul). Donde se unen está El Chanón de La Solana y a sus pies (un uno en negro) La Brañina en las partes más altas de Vatsina Outeiru. En verde el Tesu Tsazaru. 27 julio 2017.


Los "Tsombus" de Reiduz con el outeiru de El Chanón de La Solana (en rojo) y Braña Fundera en El Tesu Braña (en verde). Foto Google.

El Chanón de La Solana es el nombre propio de un outeiru, por algo en su entorno directo están los topónimos Vatsina Outeiru y Tesu Vatsina Outeiru, y como nos va a salir en otra braña conviene matizar su significado. En una zona llana un otero, su equivalente en castellano, hace referencia a una pequeña elevación, un cerro testigo que por poseer capas superficiales de rocas duras ha resistido la erosión que ha barrido todo su entorno. Todos sus alrededores están a menor altitud y resalta mucho en el paisaje desde cualquier punto que se le mire. Pero en Cangas outeiru no es exactamente eso. Los nombres populares aplicados a los accidentes topográficos o geográficos dependen básicamente de la percepción directa que las personas tienen de ellos. Ya lo hemos visto con cogotsu y en otras muchas partes de este blog.

Los dos outeirus del cerro que deslinda Reiduz, El Chanón de La Solana (en rojo) y Fontuteiru (en azul). Foto Google.

No se si conocéis un pueblo de Naviegu, situado junto a la carretera, en el saliente de un teso que luego baja muy pendiente hacia el río. L´Outeiru es su nombre. El pueblo y el teso están muy remarcados por los lados, en donde finalizan (aunque en realidad fue donde comenzaron) unas explotaciones auríferas romanas, que al encauzar las aguas y las fuentes hacia sus hondonadas, acabaron conformando dos vatsinas, una a cada lado del teso.

Cuando prospecté "a pata" (y con los ALSA, claro) el valle del Naviegu, me tocó una vez subir desde la parte baja a L´Outeiru, utilizando un camino que subía cerro arriba. Cuando miraba hacia L´Outeiru me parecía ver un picueto, resaltando sobre el entorno, pero cuando llegué al pueblo el picueto se había esfumado, estando en su lugar el saliente del teso, llaneado o incluso ligeramente inclinado.

En Mual ocurre lo mismo. Desde abajo El Chanón de La Solana se recorta nítidamente sobre el cielo, ocultando la continuación del cerro. Visto desde el camino de Reiduz y sobre todo del que lleva a Las Tablizas, que era el punto de vista más utilizado por los papudos, se podría jurar que allí hay un picueto. De ahí el nombre de outeiru.

El Chanón de La Solana visto desde el camino de Reiduz desde donde parece resaltar sobre todo su entorno. 31 julio 2020.


El outeiru de El Chanón de La Solana visto desde Muruecos, con su forma de picueto. 29 julio 2020.


El Chanón de La Solana visto desde el Regueiru Calecho con el aspecto de un outeiru. 29 julio 2020.


El Chanón de La Solana visto desde Prau Nuevu, encima de la Vatsina Tachurrosu. 29 julio 2020.


El Chanón de La Solana visto desde el camino del pueblo, debajo de La Fana. 29 julio 2020.

En una interpretación del paisaje actual de la zona aún se pueden apreciar huellas, a veces muy notorias, de la actividad ganadera. En los tesos existentes todavía perduran algunos claros entre el paisaje arbolado, que remiten a una época en que estos eran más abundantes y en donde los árboles presentes estarían aislados o formando pequeños grupos. Incluso en la vertiente izquierda del Vatse La Tsousera. desde el cauce hasta el Tesu La Valladina, hay en la actualidad una alargada granda que en su época sería una gran zona de pastos, en donde los subarbustos y matorrales presentes y recientes brillarían por su ausencia o poca presencia.

El Tesu La Valladina un ejemplo palmario de los tsombus de Reiduz y de su pasado ganadero. Desde aquí El Chanón de La Solana (señalado en rojo) ya no parece un picueto. 31 julio 2020.


En el Tesu La Valladina todavía perduran zonas desarboladas que remiten a su pasado ganadero, a la derecha la zona de La Brañina coronada por el outeiru de El Chanón. 31 julio 2020.


Granda ganadera en la ladera izquierda del Vatse La Chousera llegando y prolongándose por el Tesu La Valladina. 31 julio 2020.


La granda del Tesu La Valladina. Desde esta altura del outeiru de El Chanón ya no queda nada, si acaso un rellano algo tendido. 31 julio 2020.

También es probable que las zonas altas de Vatsina Outeiru, El Rudetsón y La Valladina, tuvieran claros, aunque aquí la presencia del bosque está más marcada. Igualmente podría depender de esta braña un rellano existente en el Tesu´l Tsázaru (¿Chanu´l Tsázaru?) al poco de iniciarse este y situado en torno a los 1.000 m. de altitud, lo que ocurre es que aquí el bosque también está más desarrollado y no resulta tan claro como en las zonas anteriores.

Rellano en el Tesu Tsazaru. 31 julio 2020.


En el centro el Tesu Tsazaru con el Vatse Esbarradoirus a su derecha y el cerro que asciende hasta El Cabrón donde se ve el Vatse La Veiga coronada por el rellano de La Veiga de Fontuteiru. 31 julio 2020.

La segunda braña primaveral de Reiduz está, como indica su propio nombre, más metida en el valle, casi en su fondo. Braña Fundera no llega al fondo del vatse, que aquí sufre un profundo giro hacia el Oeste, si no que lo hace contra el tramo de la sierra más cercano, situado entre Lus Currales y el Cimbo d´Asturias. 

En el centro El Tesu Braña, corazón de Braña Fundera. Subiendo por él se llega a Lus Currales y El Cimbo d´Asturias. En la collada de la derecha está La Veiga Moncóu. 31 julio 2020,

No está clara la ubicación de su campo base. Un buen lugar sería la llanada de El Chanu Carceiros, situado en el Tesu Braña, en torno a los 1.000 m. de altitud. Como en la otra braña su área de acción se extendía hacia abajo, hasta encima del último prau de la veiguina de Reiduz. Braña Fundera completaba su zona de pastos con dos lugares cercanos. Una era la de El Muntecín y la Granda La Rebotsa, la enorme y aún actual granda de la que ya hemos hablado en otra parte. 

La Granda La Rebotsa, de origen probablemente ganadero y posiblemente lugar de extracción de las primeras rollas de robles de Muniellos. 31 julio 2020.

 Su segunda progresión la hacía desde el curso del vatse principal, por encima de su giro al oeste, hasta Tesu Gordu. En toda esta ladera de solano había hace veinte o veinticinco años una, también enorme y muy visible, granda que afortunadamente hoy en día se encuentra difuminada por la colonización arbórea, pero que remiten a un pasado eminentemente ganadero. De la antigua granda solo pertenecerían a la braña primaveral sus partes bajas, ya que las medianas y altas seguramente dependieran de la braña estival de Moncóu (La Veiga Moncóu), aunque también podrían ser de la braña de Chanu´l Tsazaru, cuyo campo base podría estar en la confluencia del Tesu Tsazaru con el Tesu Gordu. De cualquier manera estos pastos serían ya de altura, fuera del campo de acción de la braña primaveral de Braña Fundera, estando sobre los 1.150 m. de altitud el imaginario deslinde. 

Esta ladera del fondo de Reiduz delimitada por Tesu Gordu estaba a granda ha 25 años por su pasado ganadero. Sorprende el avance de la colonización arbórea. 31 julio 2020.

En Braña Fundera había una cabana, cuyos restos aún son visibles en la actualidad. Una modesta cabana sin divisiones interiores dado su reducido tamaño, con paredes de piedra y cuya cubrición probablemente fuera de tablones o escobas, forrados con tapines. En esencia una cabana similar a las que existirían en las brañas de Muniellos pero que en este caso no tenía relación alguna con la actividad ganadera. La Había construido y era utilizada por Castañón, el viejo, que creo que se llamaba Manuel y padre de Rafael (que tuvo un chigre junto a su casa, en el medio del pueblo), Balbino, Telvina y Mercedes. Manuel, o Lulo como supongo que le llamaran, no era de Mual pero al casarse con una papuda pasó a ser un vecino más. 

Restos de la cabana de Braña Fundera. 31 julio 2020.

Castañón era madreñeiru, un hábil artesano que surtía de excelentes madreñas a todos los vecinos del pueblo y que recibía numerosos encargos de personas de pueblos cercanos a Mual ya que en la redondada, a excepción de los que había en la zona cunqueira y los más famosos de El Curralín, no era esta una actividad muy habitual. Castañón no hacía lo que los madreñeirus del Curralín solían hacer: desplazarse por los pueblos y a cambio de la manutención y un pequeño salario, elaborar madreñas para sus hospedantes. Él las hacía en su casa, o mejor dicho en su cabana de Braña Fundera, a donde se desplazaba durante "temporadas" y en donde buscaba y seleccionaba troncos de Bedul (betula celtiberica) que luego seccionaba en tamaños adecuados de los que extraer una o varias madreñas. El abedul era la madera preferida por estos artesanos. Su fácil labra, liviano peso y dureza al secarse la hacía ser la más apropiada para confeccionar estos aislantes "zuecos" donde los pies permanecían secos y "calentitos". Tras una tosca primera labra los acarreaba al pueblo y en su casa finalizaba la labor y les añadía unas ingeniosas pinturas que hacían la delicia de su clientela. La cabana le servía a Manuel como almacén y como habitáculo donde refugiarse y pernoctar durante cada temporada. 

De la cabana de Castañón ya solo quedan cuatro piedras. 31 julio 2020.

 Castañón, dicen, era muy buena persona, siendo muy apreciado en el pueblo por todos los vecinos, pero tenía un defecto, muy común entonces entre los humildes y siempre perseguido por los detentadores del poder, tanto en el ámbito político como en el económico. Era de izquierdas, algo que hoy día tal vez tenga poco sentido porque los que dicen serlo solo defienden al capital y al sistema establecido, pero que entonces sí que lo tenía. Era partidario del bien común, de la comunidad, en contra de los que solo buscan sus propios intereses, de los que detentan unos privilegios que les permiten explotar y vivir del sudor ajeno y de todos los lacayos que se arriman a ese poder y lo defienden para obtener prebendas y beneficios. En contra de los que, haciendo caso omiso de un Mandamiento de la religión que decían defender ("No matarás"), asesinaban a sangre fría y sin juicio previo a quienes habían osado simpatizar con la Republica. Ya hemos hablado en otra parte del temprano triunfo del levantamiento militar contra la Republica en nuestra tierra y de la feroz represión que se desató. El tiro en la nuca, en el paredón o en una simple cuneta, acabó con las mentes más lúcidas y "justas" de nuestro pueblo, dejando sin referentes y defensores de la justicia social nuestra tierra durante largo tiempo.

Mal caldo de cultivo el que tuvieron que "tragar" nuestros ancestro más cercanos, viendo como "la morralla" de la sociedad copaba las instancias del poder y se erigían en nuestros jueces. Seres sin conciencia, sin moral, sin ética, que no dudaban en apretar el gatillo contra quien fuera. Unos auténticos monstruos del averno que institucionalizaron la barbarie.

Manuel Castañón tuvo que refugiarse en su querida cabana, donde durante su quehacer cotidiano le había permitido ser libre y soñar con un mundo de iguales, pero atenazado ahora por una angustia insufrible que le hacía desconfiar de cada nueva mañana. Sobrevivió porque nadie le delató y porque en el pueblo familiares y vecinos evitaron que se muriera de hambre, llevándole provisiones cada cierto tiempo. 

Restos a día de hoy de la cabana de Braña Fundera. 31 julio 2020.

Pilar, mi madre, recuerda que siendo ella muy nena, con siete u ocho años, acudió como invitada a la boda de un pariente suyo, Marcelino Francos, con Encarna Alonso. La ceremonia se celebró en Veiga y la comida en Mual, en casa Alonso de donde procedía la novia. Pilar iba muy contenta porque llevaba calzadas unas madreñas, hechas y pintadas por Castañón, una preciosidad según recuerda ella, pero pasó mucha vergüenza porque era la única que las llevaba. El resto de la concurrencia iba muy bien vestida, calzando lustrosos zapatos, reservados para ocasiones como aquella.

La presencia de bosque en Braña Fundera y el diferente estado de la ladera de Tesu Gordu respecto a la de La Valladina nos está indicando diferentes cronologías en el abandono de las brañas. Braña Fundera sería abandonada antes que la del Chanón, por eso en la actualidad su desarrollo con la regeneración natural es bastante mayor.

Ya vimos la dinámica forestal experimentada por los praus de riego abandonados, mediante fases. Esas etapas también se dan en los terrenos ocupados y usados por las brañas cuando en estas se abandonó la actividad ganadera. Aquí las camperas y claros no son tan compactos como en el caso de los praus, habiendo zonas que se saltan la etapa subarbustiva y pasan directamente a la arbórea. pero cuando el terreno pastado era muy amplio y muy usado la etapa subarbustiva es imprescindible. En este caso los subarbustos que primero se instalan y desarrollan son los ganzos o brezos (género erica y otros afines), pudiendo haber también toxos (tojo, ulex cantabrico) y carqueixas (genistella tridentata). Todos ellos especializados en colonizar suelos bastante secos. 

Carqueixas y ganzos una pareja muy frecuente en nuestras grandas. Granda La Rebotsa. 31 julio 2020.

Durante mis primeras visitas a Munietsus, cogiendo el camino de Decutsada, se veían, por encima de la antigua pista. Grandes matas de carqueixa (precioso el nombre ¿no?). Entonces mucho del solano de este regueiro estaba en esa fase subarbustiva de regeneración natural, tras un pasado de utilización pastoril (Prau Decutsada y braña de La Brañina) y de talas madereras. Cada año que pasaba la carqueixa se desmelenaba más, con ejemplares que daba gusto mirar. A mí por lo menos me atraía mucho y siempre me paraba un rato a observarla y admirarla, con sus flores amarillas y su peculiar disposición, que me recordaba al de una alga marina. En mis últimas visitas he intentado localizar aquellas bellas imágenes, pero ya no hay carqueixas. Mucho del terreno que había colonizado ya está en otra fase, donde el arbolado va desalojando a la flora de menor tamaño. 

Carqueixa que ya supera el metro de altura, puede crecer mucho más, sobre todo si crece de forma ladeada apoyándose sobre el suelo o descolgándose por una zona muy pendiente. Granda La Rebotsa. 31 julio 2020.

No sé si fue mi madre o mi abuela la que me informó de que la carqueixa se utilizaba como el estropajo de su época para fregar los cacharros, gracias a su rugosidad y resistencia. Una palabra parecida "carqueixu" era utilizada por algunas personas, mujeres en concreto, para referirse al bello púbico y al órgano sexual femenino, al menos en Mual.

Y que decir del toxo, ese subarbusto tan incómodo si tienes que atravesar un lugar donde abunde mucho. Siempre me llamó la atención el uso que se hacía de él en algunas zonas. Em muchas sierras bajas del concejo de Cangas, donde a veces ocupa grandes extensiones, a pesar de que pincha mucho, se utilizaba para "mutsir" las cortes de las vacas. Pero para que ello fuera posible había que trocearlo concienzudamente, con un pequeño "hachu", un machete o algo similar. Seco y troceado el toxo ya no pincha. Se llevaban grandes "carraús" de toxos y se cortaban en picaderos especiales, un tronco colocado verticalmente y luego se almacenaba en un lugar cercano a las cuadras. Así es como yo lo vi hacer en muchos pueblos de la Sierra del Acebo o de la de Santana. 

Punzantes toxos cuando aún es una ramilla. Granda La Rebotsa, Mual. 31 julio 2021.


Toxos de mediano tamaño (flores amarillas) que ya obstruyen el paso. Vatse Cogotsu. 31 julio 2021.

Tras la etapa subarbustiva y la mejora del suelo le sigue la de los arbustos y árboles pioneros, finalizando en los definitivos de la vegetación clímax.  

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